Diferencia entre revisiones de «Valentina Villegas Tarea 4 – Módulo Investigación T4 2015»

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'''Palabras clave: Patrimonio alimentario, identidad local, cultura, herencia.'''
'''Palabras clave: Patrimonio alimentario, identidad local, cultura, herencia alimentaria.'''





Revisión del 08:41 25 nov 2015




TítuloValentina Villegas Tarea 4 – Módulo Investigación T3 2015
Del CursoMódulo Investigación T3 2015
CarrerasDiseño Industrial"Diseño Industrial" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property.
4
Alumno(s)Valentina Villegas.



·Nombre: Valentina Villegas

·Carrera: Diseño Industrial

·Profesores: Ricardo Lang / Alfred Thiers


Abstract

La comida ha sido comparada con el lenguaje y como el, la cocina también es portadora de valores simbólicos, ya que expresa la cultura de quien la practica, y es contenedora de la tradición y la identidad de un grupo. Pero ella no sólo es instrumento de una identidad cultural sino el primer modo de entrar en contacto con los otros.

Más que la palabra, la comida se presta a mediar entre culturas diferentes, y los sistemas de cocina (y cómo se come), se abren a toda suerte de elementos de invención, cruces e influencias. Estos elementos hablan de una herencia cultural y de un territorio que son característicos dependiendo de las condiciones en las cuales se habita. Ésta herencia cultural es un patrimonio intangible ya que se encuentra directamente relacionada con tradiciones, ritos y costumbres que forman parte de actos de transmisión de conocimientos del acto de comer.

A partir de eso nace la pregunta ¿Cual es la relación entre patrimonio cultural y comida?, ¿Cómo se vinculan?


Palabras clave: Patrimonio alimentario, identidad local, cultura, herencia alimentaria.


Patrimonio alimentario: Identidad de una cultura a través de la comida

“Al sentarnos a comer, no advertimos que en ese acto cotidiano se agazapa la historia entera de la humanidad. Cada detalle constituye una escena en la que convergen actitudes, sentires, posturas, gestos, rituales. Los muebles, la mesa, las sillas, los utensilios, manteles, platos, la comida misma; ese conjunto dispara olores y sabores que culminan en el comer. Descubrimos que en esos hábitos colectivos espontáneos se juega toda nuestra condición de "homínidos", definida desde el inicio como social y cultural. Comemos en grupo y abandonando la postura erguida; no comemos comida, comemos emblemas.“ (Lucía Rossi, 2013) [1].

Uno de los elementos más representativos de una cultura es su comida, La comida forma parte de las tradiciones, de los rituales, de las creencias, de la memoria colectiva y de la cotidianeidad de un pueblo. A su vez, forma parte del individuo de manera única y muy personal, al ser conducto de sensaciones que remiten a emociones, a recuerdos, a vivencias propias.

La cultura de la comida envuelve áreas muy amplias que no sólo incluyen el acto de comer o los ingredientes y recetas usados en cocina, sino que también comprende los procesos de producción, venta y consumo de los alimentos, los espacios donde se come, se prepara la comida o se desecha, las formas y las normas o modales a la hora de sentarse a la mesa. Estamos acostumbrados a que la comida nos reúna en torno a una mesa. Que haya un particular ambiente que envuelva esta ceremonia y que este hábito tan común se relacione con el disfrutar y el compartir.

La cocina y lo que transcurre en la intimidad del acto de comer es un reflejo de como por medio de ella se comparte, se agradece, se recuerda, se festeja y se llora. Está tan impregnada de cultura, que los pueblos la han transformado en un acto donde intervienen gustos, estéticas, prohibiciones, maneras de mesa y una cantidad de otros elementos que desplazan el aspecto biológico de la alimentación a un modesto segundo plano.


“En esta medida, la alimentación constituye un «signo» de la actividad, del trabajo, del deporte, del esfuerzo, del ocio, de la fiesta, de cada circunstancia social. Cada situación tiene, pues, su propia expresión alimentaria. La importancia concedida a todo lo relativo a la alimentación es tal que no sorprende en absoluto que el alimento sea uno de los elementos preponderantes de cohesión dentro de una sociedad. Si comemos no es sólo para alimentarnos, sino también, en una buena medida, por razones ceremoniales y sociales."(Jesús Contreras, 1995) [2].


La manera como se come, lo que se come, dónde se come y cómo se siente quien come con relación a la comida, son todos elementos relacionados con la identidad cultural. Las restricciones y prohibiciones alimenticias de los diferentes pueblos son detalles característicos de cada cultura, de hecho no se cuestiona qué hace un alimento en nuestra vida cotidiana, sólo lo ingerimos, pues hemos heredado los hábitos de nuestros padres y, probablemente, nuestros hijos los heredarán de nosotros. Eso habla de este patrimonio alimentario que se traspasa de generación en generación y no sólo el alimento en sí, sino también el modo de consumirlo.

“Para ser compartidos con otras personas, las maneras como nunca serían utilizados... Todo ello expresa los modos mediante los cuales los individuos de diferentes sociedades proyectan sus identidades. Diversas preferencias en las formas de preparación de la comida, así como diferentes prioridades y aversiones sobre determinados alimentos, proporcionan una identidad, no sólo en el sentido de expresar la pertenencia a un grupo, sino también en el de reclamar atención en variadas circunstancias.“‎(Jesús Contreras, 1995) [3].


Para Woortmann (2004) en la medida en que diferentes grupos, étnicos o regionales, discriminan entre lo que es comido por "nosotros" y lo que es comido por los "otros", los hábitos alimenticios alimentan identidades, pero resulta interesante también observar que el fenómeno de la globalización no sólo se refleja en la caída de las fronteras económicas, sino que también en que las barreras culturales son menos claras, apareciendo una internacionalización de los gustos, los sabores y olores, situación que ha sido señalada como una parte de la transculturización de los pueblos que afecta directamente al ámbito alimenticio.


“De esta manera, es común percibir que, viviendo al sur del mundo, comamos las hamburguesas del norte y la aliñada comida china. Por ello, podemos afirmar que en el sistema alimentario, la clasificación de lo que es o no es comestible está cambiando el origen territorial de los sabores. Sin embargo, la globalización no sólo se refleja en una homogeneización alimenticia, sino que también nos otorga la oportunidad de "elegir" lo que comemos y nos da la posibilidad de acceder a información nutricional cada vez más sofisticada.“‎(Mario C. M. Porto, 2005) [4].

En esta identidad Chilena no sólo un exquisito reservorio de olores, colores y texturas para nuestras mesas, sino que también parte importante de nuestra identidad cultural y de la diversidad étnica de nuestro país. Existe una gastronomía étnica, muy sana y sabrosa, al alcance de cualquier persona que desee acercarse a ella, que es producto de la sabiduría milenaria de los pueblos indígenas de nuestro territorio.


Se reconoce en la quinta región la existencia de una riqueza agrícola, frutícola, ganadera y marítima de la localidad, condensada en sus productos alimenticios emblemáticos y tras ellos la existencia de un paisaje que hace posible su crecimiento y su reproducción en el tiempo.

“Especies ya cultivadas en el período prehispánico como el maíz y de recolección como el maqui, el chagual y el boldo, junto a productos adoptados desde la época colonial como el trigo, las uvas, y las diversas especies de animales y peces, configuran un semblante del patrimonio culinario que conjuga técnicas y alimentos para producir una identidad regional y local.“ ‎(Mario C. M. Porto, 2005) [5].


La mirada a la alimentación del pasado tiene y tendrá una fuerte influencia en la definición del patrimonio alimentario, el desarrollo apuntando al rescate de saberes ancestrales de producción, y el creciente desarrollo de comunidades locales y globales, que son víctimas y beneficiarias del proceso de la globalización alimentaria que vivimos hoy en día.

Es por esto que se puede concluír que efectivamente hay un patrimonio alimentario que conversar y costumbres que realzar. No tan solo la preservación del ingrediente sino que el acto y la fiesta que se produce al entrar en este mundo sensitivo de olores, sabores y recuerdos.

‘’Hoy, ¿compartimos?, ¿nos encontramos? Siempre celebrando, festejando, brindando, agasajando al otro en el cocinar, en el degustar. Momento en que se degusta, se recuerda, se ríe, se charla, se discute, se traga, se mastican cuestiones humanas, se tejen acuerdos.’’(Lucía Rossi, 2013) [6].






  1. Historia del comer. Lazo social y tradición cultural. Lucia Rossi, Buenos Aires, 2011. Pag.15
  2. Alimentación y cultura: necesidades, gustos y costumbres. Jesús Contreras, Edicions Universitat Barcelona (Editor). Barcelona, 1995. Pag.15
  3. Alimentación y cultura: necesidades, gustos y costumbres. Jesús Contreras, Edicions Universitat Barcelona (Editor). Barcelona, 1995. Pag.11
  4. Cultura y alimentación indígena de Chile. Marcio C. M. Porto, FAO (Editor). Santiago, 2005. Pag.4
  5. Cultura y alimentación indígena de Chile. Marcio C. M. Porto, FAO (Editor). Santiago, 2005. Pag.4
  6. Historia del comer. Lazo social y tradición cultural. Lucia Rossi, Buenos Aires, 2011. Pag.15

Bibliografía