Diferencia entre revisiones de «Travesía Hermenegildo»
(New page: Umbral de las dos orillas<br> Vivimos al borde<br> frente a cuanto<br> no cobra transparencia de realidad<br> en nuestras propias existencias<br> y oscuro y amenazante es<br> aquello cuyo ...) |
Sin resumen de edición |
||
Línea 1: | Línea 1: | ||
Umbral de las dos orillas | ===Umbral de las dos orillas=== | ||
Vivimos al borde<br> | Vivimos al borde<br> | ||
frente a cuanto<br> | frente a cuanto<br> | ||
Línea 5: | Línea 6: | ||
en nuestras propias existencias<br> | en nuestras propias existencias<br> | ||
y oscuro y amenazante es<br> | y oscuro y amenazante es<br> | ||
aquello cuyo don no percibimos.< | aquello cuyo don no percibimos. <ref>[[Amereida Pg. 18]]</ref> | ||
Sylvia Arriagada, Ricardo Lang | Sylvia Arriagada, Ricardo Lang |
Revisión del 21:35 23 ago 2007
Umbral de las dos orillas
Vivimos al borde
frente a cuanto
no cobra transparencia de realidad
en nuestras propias existencias
y oscuro y amenazante es
aquello cuyo don no percibimos. [1]
Sylvia Arriagada, Ricardo Lang
Reunimos nuestros talleres de Diseño Gráfico y de Objetos desde lo común de sus fundamentos para realizar una travesía por América. Partimos con las premisas del oficio y de la poesía: la primera nos viene de la observación de la luz, del horizonte natural y construido por el hombre en la bahía de Valparaíso; la segunda nos la dice Amereida, cuando nombra al Atlántico Luz y al Pacífico Aventura. [2] Vamos, así, en busca de esa luz que nos llevará al otro borde del continente.
“¿Dónde un nombre o nacimiento?” [3] En Hermenegildo, 33° latitud Sur, en lo semejante de un borde y en lo equivalente de un paralelo; allí donde la luz amanece, nosotros llevaremos la luz atardecida.
La aventura es reunir la luminosidad observada aquí en la costa Pacífico y la encontrada allá en el borde Atlántico, y construir el calce de la manifestación de este transcurso temporal de la luz, de modo que se le haga presente al que –paso a paso y día a día– accede a ese mar Atlántico. Se trata de una faena luminosa y rítmica, para que lo sucesivo y móvil se dé en un umbral elevado por quien lo atraviese.
Para hacer manifiesta dicha luz no sólo debe retenérsele, sino también modificar su textura entre los pliegues y repliegues de las superficies pulidas. Ellas la reciben y reflejan en una vecindad con las caras de los marcos sucesivos en que se posa lo luminoso. Los fragmentos móviles en cada una de ellas acentúan los destellos, y las grafías de colores unifican su lectura y valorizan los planos entramándolos.
Tal obrar en el que vamos requiere de un pueblo que lo reciba como un regalo y revelación de la secreta magnitud del continente americano señalado por la poesía.
Notas
- ↑ Amereida Pg. 18
- ↑ Refiérase al mapa de América con la imagen de la Cruz del Sur. (Amereida Pg. 35)
- ↑ Amereida Pg. 128