Tour

De Casiopea






TítuloTour
AutorJosé Vial Armstrong
Páginas4
CiudadValparaíso
Fecha1969/08/22
Año1969
ColecciónAHJVA Vida Universitaria
PDFArchivo:DOC tou 69 - Tour. José Vial A..pdf
Código
IV. Vida Universitaria. Documentos DOC. DOC tou 69 - Tour. José Vial A.
Palabras Claveavenida del mar, vía elevada, urbanismo, valparaíso, doc
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Tour

"Desde Barón a Viña del Mar el camino no es propiamente un ferrocarril, es una calzada i por esto formará con los años, una especie de agradable e higiénico paseo entre las dos ciudades, o más bien, entre los dos barrios más pintorescos del futuro Valparaíso: el Almendral y Viña del Mar". Vicuña Mackenna, "Episodios de viaje", pág. 18, I Edición 1877.

Se puede decir que "tour", en francés, quiere decir "vuelta", un circuito que cierra su término en el mismo punto de partida. El Turismo, ha montado a partir de esta característica, una actividad comercial que desde un punto de vista económico, muchos la comparan con una industria: "la industria sin chimeneas".

Los medios de circulación, por efectos de la técnica, han logrado independizarse gradualmente de los medios de propulsión "naturales, que antes implicaban un buen grado de incertidumbre en cuanto a la duración de los viajes. Un buen ejemplo es la navegación a vapor, que al sustituir a la vela, no dependió más de las alternativas del viento, y abrió por primera vez a los viajes transcontinentales, la certeza de un "itinerario" fijo. Si a esto se agregan los sucesivos esfuerzos de la técnica contemporánea para alcanzar la conquista de la velocidad y la seguridad en el transporte, veremos reunidos los factores fundamentales que aseguran hoy la posibilidad de "darse una vuelta" —a un plazo fijo, velozmente y con seguridad— por el mundo.

¿Qué potencia es la que mueve a los hombres de hoy a emprender esta "vuelta"? Es difícil responder a esta pregunta. Es un hecho, sin embargo, que hoy, toda ciudad y toda región, por remota que sea, está expuesta a la eventualidad de que su existencia sea convulsionada por esta imprevista visita. Pero todo tiende hoy a que esa visita no constituya una eventualidad imprevista. Muy por el contrario.

Una fabulosa organización de grandes empresas, dedican hoy millones de dólares a provocar el viaje, a crear los incentivos y a "descubrir" los lugares que motiven el desplazamiento de grandes masas hacia el "Tour", el cual devuelve generosamente las inversiones y acrecienta poderosamente las economías de naciones aún productivamente fuertes. La magnitud del fenómeno del turismo es tal, que naciones como Francia, Suiza, España, Méjico, dependen decisivamente de los aportes de esta nueva industria. Así las cosas, no es extraño constatar que se ha desencadenado una encarnizada competencia entre los países beneficiados, para obtener los favores de esta corriente de inmigrantes transitorios. Es natura que para nosotros, alejados desde siempre de estas posibilidades, no apreciemos la intensidad de esta lucha, y perdamos las proporciones de nuestros propias reservas y potencialidades. Sin embargo, ante nuestros propios ojos se hace presente la versatilidad de esta importante competencia económica, en un momento en que nuestros vecinos se aprestan velozmente a crear focos de atracción que amenazan con dejarnos fuera del camino.

Basta echar una mirada a los planos de volumen de tránsito desde Lima y desde Santiago, para comprender que si no media un esfuerzo inteligentemente coordinado, dirigido a la explotación de nuestras posibilidades, quedaremos fuera de órbita del gran turismo internacional, el cual, según los p`lanes de desarrollo debe encontrar su centro básico en Valparaíso.

Sin embargo, parece que nosotros, en vez de concentrar nuestro esfuerzo en esta coordinación, desecháramos nuestras propias experiencias nacionales y nos abocáramos al esfuerzo contrario, la devastación. La ley creando el Casino de Invierno y los Consejos Regionales de Turismo, coincide con la ejecución de un proyecto de camino que a la par que nos trae el flujo turístico argentino, demuele prácticamente el 100% de nuestros balnearios y ciega las posibilidades futuras. Y esto ocurre cuando —según testimonio de la prensa— 300.000 visitantes en dos meses de verano, nos están indicando que el gran flujo de turismo internacional hace sus primeros aprontes para ocupar nuestra ciudad.

¿Vamos a limitarnos sólo a eso? ¿O intentaremos un salto de significación nacional que acoja una actividad económica en gran escala y de inmensas posibilidades? Si todas nuestras esperanzas quedan centradas en el Casino, querrá decir que hemos perdido toda perspectiva. Debemos recapitular que en 1969 estamos disfrutando aún de un Viña del Mar planeado en 1874 y del impulso constructor surgido de la llegada de casi 50.000 habitantes que emigraban del terremoto de 1906 desde Valparaíso. Las crónicas de 1913 revelan un plan preciso, exactamente aquel del cual hoy disfrutamos: "Ya veréis cómo llegan el Teatro Municipal, la Casa Consistorial, el gran balneario con su paseo de un quilómetro de longitud, El Casino que imitará a Montecarlo". Pero el tiempo ha pasado y una nueva realidad de grandes magnitudes se está ofreciendo a nuestra iniciativa. ¿Qué hemos hecho desde entonces?

El gran sueño de Vicuña Mackenna, de que Valparaíso y Viña del Mar lleguen a ser una sola gran ciudad, se cumple, pero el trazado ferroviario burla las expectativas y su "agradable e higiénico paseo entre dos barrios" se constituye en un frente de ruinas de antiguas industrias, de instalaciones en desuso, y un camino —la avenida España— en un callejón que invita al olvido de esa gran intuición.

¿Quién imaginaría que esa gran playa que prevé para Viña del Mar, y su propio balneario —"Miramar"— serían definitiva e implacablemente eliminados? Sin quererlo, y experimentando aquellas contradicciones que trae aparejado todo proceso de crecimiento, hemos demolido valores insustituibles. Los pocos que hemos conservado, abriéndolos al uso, como Caleta Abarca, nos devuelven el ciento por uno en beneficios.

El Casino, hoy, debe ser visto como uno de tantos factores para la ciudad; la ley de Turismo, persigue un fin mucho más amplio que el simple juego: la ciudad debe defender sus bienes naturales y sus reservas de terrenos.

La tarea, hoy, es más grande que la de antes: acoger la competencia en el circuito internacional de turismo, acoger el turismo nacional, y abrir los bienes naturales a la propia vida de la ciudad. No debemos olvidar que, a principios de siglo, se habilitó una ciudad completa a la recepción de la recreación.

Frente a la nueva tarea, no debemos olvidar que el urbanismo, la construcción de la ciudad, será lo que abrirá la puerta a las nuevas posibilidades.

Por eso, a nadie debe extrañarle que el Turismo sea uno de los aspectos más importantes de la polémica que sostiene la "Avenida del Mar" contra la "Vía Elevada".

José Vial A. DIRECTOR

VIÑA DEL MAR, Agosto 22 de 1969.

Colofón

Este documento forma parte de Declaraciones proyecto Avenida del Mar, 1969. Está compuesto por los archivos DOC mar 69 - 08-22 - "Tour" (J. Vial) - 187 - 188 - 189 y 190.tif.

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