Diferencia entre revisiones de «Taller de Amereida 2013»

De Casiopea
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=Primer Trimestre=
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==Registros==
 
===Audios===
==Audios==
[https://soundcloud.com/archivo-jose-vial-a/sets/2013-1er-trimestre Audios del primer trimestre]
[https://soundcloud.com/archivo-jose-vial-a/sets/2013-1er-trimestre Audios del primer trimestre]
==Transcripción de las Clases==
Estas transcripciones se convirtieron en un cuaderno especialmente editado e impreso por el Taller de Investigaciones Gráficas de la Escuela. El cuaderno contenía la transcripción de todas las clases, se entregó a todos los alumnos para que completaran unos apuntes y unas ilustraciones. Esta tarea es su entrega final de la asignatura.
===Novena Clase===
miércoles 15 de mayo en la Ciudad Abierta. Última clase del primer trimestre, con ágape a cargo del taller de diseño de objetos de Ricardo Lang.
====Jaime Reyes G.====
'''Introducción'''
Es esta la última clase del primer trimestre.
Quisiera finalizar compartiendo una lección que recibí hace muchos años atrás y que hace muy poco volvió a encenderse. La recibí de un astrónomo hoy fallecido, que se llamaba Carl Sagan.
Voy a contarles  una historia, breve, antigua, cuyos alcances me parece que esclarecen los temas que hemos estado tratando en este Taller y nuestro presente. Es una historia que recibí de un astrónomo, ya fallecido. Es un pequeño atajo para intentar no sólo comprender la importancia de la obra, aquí y ahora, entre nosotros, en esta Escuela, en esta Ciudad Abierta, en Chile y en América. Pero no se trata de comprender la repercusión que la obra pueda tener en la formación de arquitectos y diseñadores; lo que quiero es sostener la tesis de que la obra es el fundamento de la construcción de la realidad, y por ende concerniente a todos los oficios.
'''La naturaleza misteriosa'''
Desde que nuestra raza comenzó sobre el planeta, hace ya unos 6 millones de años, hemos intentado explicarnos la naturaleza. Durante toda la existencia los pueblos de la tierra hemos sido asombrados por las maravillas que el mundo siempre ofrece y hemos debido arreglarnos para la supervivencia. Hemos hecho muchas veces las mismas preguntas acerca de las fuerzas que provocan los fenómenos naturales; los mortíferos y los benéficos.
Algunos pueblos antiguos consiguieron elaborar elegantes ideas y bellas metáforas que les explicaban los movimientos celestes, las variaciones climáticas o la conducta de las plantas.
Sin embargo la casi todas esas ideas fueron prontamente sustituidas, en la mayoría de las culturas humanas, por otra idea: los seres poderosos del cielo fueron promovidos a la categoría de dioses. Desde entonces hubo un dios para cada preocupación humana. Si los dioses eran felices habría cosechas abundantes, pero el más leve desaire de un hombre o de una mujer bastaría para enojarlos y desatar su furia catastrófica sobre la superficie terrenal; sequías, erupciones, cataclismos. Los dioses eran veleidosos y volubles, nadie podía estar seguro de lo que irían a hacer. El universo actuaba como una marioneta de las deidades y los pueblos vivían bajo la opresión de la oscuridad. La naturaleza era un misterio; no se podía conocer el mundo.
'''El florecimiento de Jonia'''
Así fueron las edades del mundo, desde que la evolción biológica nos separó de los chimpancés hace unos 6 millones de años. Pero todo cambió de pronto, en el 600 AC, en la isla de Samos, en Jonia, muy cerca de las costas de la actual Turquía.
Allí aparecieron personas que creyeron que todo estaba hecho de átomos, que los seres humanos y los demás animales procedíamos de formas más simples, que las enfermedades no eran maldiciones causadas por demonios ni por dioses, que la Tierra no era más que un pequeño planeta girando alrededor del Sol y que las estrellas estaban muy lejos de nosotros.
Entonces, aboliendo el Caos, nació el Cosmos. Ahora el universo se podía conocer, porque encontraron un orden interno y regularidades  que revelaban los secretos de la naturaleza; hallaron reglas que incluso ella debía obedecer.
Hay varias explicaciones de por qué estas ideas no surgieron también en otras civilizaciones fabulosas: mayas y aztecas, el antiguo Egipto, en las milenarias India y China. Por cuestiones de tiempo escogeré una.
Jonia tuvo una ventaja. Es un archipiélago. El aislamiento generó diversidad; fue una multitud de islas con gran variedad de sistemas políticos y de panteones. La imposibilidad de concentrar el poder político o religioso en un sólo lugar consiguió que no pudiera imponerse una hegemonía social e intelectual en todas las islas. Esto hace posible y provoca el libre examen y la aparición de la razón crítica.
Se juntaron allí los dioses de todos, en la multitud de lenguas y costumbres. Si tu dios es igual al mío, entonces son el mismo, o bien no hay ninguno. El poder político estaba en manos de los mercaderes, que promovieron activamente las tecnologías que creaban la prosperidad.
Excurso: Igual ha de suceder con todas las culturas marítimas o fluviales que tienen en la navegación una fuente inagotable de libertad. Cuánto sentido tiene entonces el lamento poético de Ignacio Balcells, cuando preguntaba ¿cuándo se dará cuenta Chile que es un archipiélago? Esa cuenta es la que intentamos elucidar en nuestro magister náutico y marítimo.
'''La mano'''
Una de las claves de esta revolución fue la mano. Sí, la mano.
Muchos de los mejores pensadores jonios fueron hijos de marineros, campesinos, artesanos, tejedores. Al contrario de los clérigos y escribas de otras naciones criados en el lujo y que no estaban dispuestos a ensuciarse las manos. Pero la ciencia requiere el trabajo de las manos. No importa si Tales de Mileto, uno de los primeros pensadores jonios, dio las respuestas correctas, sino el método que utilizó para intentar esas respuestas: el mundo fue hecho por fuerzas materiales en interacción dentro de la naturaleza.
Los jonios realizaron obras hidráulicas mayores, puentes, canales. Inventaron herramientas  de construcción como la llave mecánica, la regla, la escuadra, el nivel, el plomo, la fundición del bronce. Hipócrates inició la medicina basada en el entendimiento y no en la superstición; el método experimental se expandió a Grecia, Italia, Sicilia. Personajes como Empédocles, Arquímides o Demócrito observaron, midieron, calcularon y construyeron modelos. Experimentaron. Los teóricos y los prácticos eran los mismos.
'''Los genios de la filosofía'''
Luego aparecen en el firmamento de los genios nombres como los de Sócrates, Platón, Aristóteles, Pitágoras. No me voy a referir a los grandes aportes que sus talentos hicieron a la conciencia de la humanidad, sino a la lamentable herencia que nos dejaron y que nos pesa incluso hasta el día de hoy.
Sabios como Pitágoras enseñaron que las leyes de la naturaleza podían deducirse con el puro pensamiento; místicos convencidos que practicaron una rigidez ortodoxa que les impedía confrontar ideas libremente. Promovieron un desdén por lo práctico que inundó el mundo antiguo. Platón pidió a los astrónomos que pensaran en los cielos, pero sin perder el tiempo observándolos. Plutarco y Jenofonte despreciaron la mano que obraba en las artes mecánicas porque esas manos, en aquella época, eran las manos de los esclavos. Estas artes mecánicas fueron deshonradas en las ciudades griegas y el método experimental de los jonios fue abandonado durante 2.000 años. 20 siglos debieron transcurrir hasta que otro hombre volviese a ponerlo en práctica: Galileo Galiei. Ahora sabemos que sin experimentación no hay ciencia que avance.
'''El trabajo manual'''
La misma tradición mercantil que provocó la ciencia jónica desembocó en una economía de esclavos. La posesión de esclavos conducía a la riqueza y al poder. La Atenas de Pericles, Aristóteles, Platón, tenía una vasta población de esclavos. La democracia era sólo para los privilegiados (cualquier parecido con la contingencia nacional actual es pura coincidencia).
La tarea característica de los esclavos es el trabajo manual. Pero la experimentación científica es trabajo manual. Los propietarios de esclavos prefieren alejarse del trabajo manual, pero acaso son los únicos que tienen tiempo libre y disponen del ocio necesario para dedicarse a la ciencia. Aumenta así la rigidez de las elites, de modo que las personas educadas se sienten menos inclinadas a sentir curiosidad por las técnicas, y menos dispuestas a valorar a la ciencia como una actividad digna.
Las clases educadas tienden a ser los hijos de los más ricos, interesados en mantener el status quo, o bien no acostumbrados a trabajar con sus manos. Por esto no tenemos ni ciencia ni arte. ¿Qué vamos a hacer en un país como este, con huestes inmensas de profesionales universitarios que nunca han participado de un trabajo manual?
El arte también es trabajo manual y en la sociedad actual su prestigio, como modo de hacer una vida digna, es aún menor que el de la ciencia. Pero nosotros, en esta Escuela, proponemos que la arquitectura y el diseño son un arte. Y sabemos desde hace mucho que los buscadores de  lo desconocido no sólo están en la poesía, sino que también abundan en el ámbito de las ciencias.
'''Manos a la obra'''
Hay algo que reúne a la ciencia con el arte, a la técnica con la filosofía, a la palabra con el oficio. Eso es la obra. La reunión de la praxis con el fundamento en una construcción material y concreta. Y puede reunir todo esto porque también la obra es trabajo manual. Nuestras travesías y nuestra Ciudad Abierta, la aparición de los diseños en la Escuela, han sido el testimonio de esa reunión. Para que con mayor y mejor dedicación comparezca el trabajo de las manos. Ya nos lo advirtió Baudelaire: “Vale lo mismo la mano que ara que la mano que escribe” y esa premisa de igualdad intrínseca de todos los oficios nos ha guiado por largos años.
Porque nuestras sociedades actuales también promueven que unos oficios valen más que otros. Muy especialmente el mundo actual, gobernado por la mercantilización de las relaciones, desdeña el trabajo manual. Por eso nadie quiere ser carpintero y todos quieren ser abogados, ingenieros, arquitectos. Querer ser un artesano equivale a condenarse social y financieramente.
Pero nosotros sabemos que más allá del sueño no se despierta nunca y que la construcción del mundo se realiza, es decir cobra su realidad, cuando el oficio acomete una obra, cualquier oficio y toda clase de obra.
Por eso quisiera quedarme con una indicación que contiene todo el sentido y arroja, en dos palabras, toda la poética que hemos intentado ofrecer en este Taller. Es un dicho que como todas las cuestiones profundamente poéticas, no se puede traducir literalmente a otras lenguas, y tenemos la suerte de poder oírla en castellano. La trajo Carlos hace algunas semanas; se dice ¡manos a la obra!, ¡manos a la obra!

Revisión del 18:19 15 may 2013



Asignatura(s)Taller de Amereida
Año2013
Tipo de CursoOtro
TalleresARQ 2º, ARQ 3º, ARQ 4º, DG 2º, DG 3º, DO 2º, DO 3º
ProfesoresCarlos Covarrubias, Jaime Reyes, Alberto Cruz
Palabras Clavepoética, poesía, ciudad abierta
Carreras RelacionadasArquitectura, Diseño Gráfico"Diseño Gráfico" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property., Diseño Industrial"Diseño Industrial" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property., Náutico y Marítimo"Náutico y Marítimo" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property., Ciudad y Territorio"Ciudad y Territorio" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property., Formación y Oficio"Formación y Oficio" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property., Interacción"Interacción" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property., Doctorado en A&D"Doctorado en A&D" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property.

Estudiantes

Primer Trimestre

Audios

Audios del primer trimestre

Transcripción de las Clases

Estas transcripciones se convirtieron en un cuaderno especialmente editado e impreso por el Taller de Investigaciones Gráficas de la Escuela. El cuaderno contenía la transcripción de todas las clases, se entregó a todos los alumnos para que completaran unos apuntes y unas ilustraciones. Esta tarea es su entrega final de la asignatura.

Novena Clase

miércoles 15 de mayo en la Ciudad Abierta. Última clase del primer trimestre, con ágape a cargo del taller de diseño de objetos de Ricardo Lang.

Jaime Reyes G.

Introducción

Es esta la última clase del primer trimestre.

Quisiera finalizar compartiendo una lección que recibí hace muchos años atrás y que hace muy poco volvió a encenderse. La recibí de un astrónomo hoy fallecido, que se llamaba Carl Sagan.

Voy a contarles una historia, breve, antigua, cuyos alcances me parece que esclarecen los temas que hemos estado tratando en este Taller y nuestro presente. Es una historia que recibí de un astrónomo, ya fallecido. Es un pequeño atajo para intentar no sólo comprender la importancia de la obra, aquí y ahora, entre nosotros, en esta Escuela, en esta Ciudad Abierta, en Chile y en América. Pero no se trata de comprender la repercusión que la obra pueda tener en la formación de arquitectos y diseñadores; lo que quiero es sostener la tesis de que la obra es el fundamento de la construcción de la realidad, y por ende concerniente a todos los oficios.

La naturaleza misteriosa

Desde que nuestra raza comenzó sobre el planeta, hace ya unos 6 millones de años, hemos intentado explicarnos la naturaleza. Durante toda la existencia los pueblos de la tierra hemos sido asombrados por las maravillas que el mundo siempre ofrece y hemos debido arreglarnos para la supervivencia. Hemos hecho muchas veces las mismas preguntas acerca de las fuerzas que provocan los fenómenos naturales; los mortíferos y los benéficos.

Algunos pueblos antiguos consiguieron elaborar elegantes ideas y bellas metáforas que les explicaban los movimientos celestes, las variaciones climáticas o la conducta de las plantas.

Sin embargo la casi todas esas ideas fueron prontamente sustituidas, en la mayoría de las culturas humanas, por otra idea: los seres poderosos del cielo fueron promovidos a la categoría de dioses. Desde entonces hubo un dios para cada preocupación humana. Si los dioses eran felices habría cosechas abundantes, pero el más leve desaire de un hombre o de una mujer bastaría para enojarlos y desatar su furia catastrófica sobre la superficie terrenal; sequías, erupciones, cataclismos. Los dioses eran veleidosos y volubles, nadie podía estar seguro de lo que irían a hacer. El universo actuaba como una marioneta de las deidades y los pueblos vivían bajo la opresión de la oscuridad. La naturaleza era un misterio; no se podía conocer el mundo.

El florecimiento de Jonia

Así fueron las edades del mundo, desde que la evolción biológica nos separó de los chimpancés hace unos 6 millones de años. Pero todo cambió de pronto, en el 600 AC, en la isla de Samos, en Jonia, muy cerca de las costas de la actual Turquía. Allí aparecieron personas que creyeron que todo estaba hecho de átomos, que los seres humanos y los demás animales procedíamos de formas más simples, que las enfermedades no eran maldiciones causadas por demonios ni por dioses, que la Tierra no era más que un pequeño planeta girando alrededor del Sol y que las estrellas estaban muy lejos de nosotros.

Entonces, aboliendo el Caos, nació el Cosmos. Ahora el universo se podía conocer, porque encontraron un orden interno y regularidades que revelaban los secretos de la naturaleza; hallaron reglas que incluso ella debía obedecer.

Hay varias explicaciones de por qué estas ideas no surgieron también en otras civilizaciones fabulosas: mayas y aztecas, el antiguo Egipto, en las milenarias India y China. Por cuestiones de tiempo escogeré una.

Jonia tuvo una ventaja. Es un archipiélago. El aislamiento generó diversidad; fue una multitud de islas con gran variedad de sistemas políticos y de panteones. La imposibilidad de concentrar el poder político o religioso en un sólo lugar consiguió que no pudiera imponerse una hegemonía social e intelectual en todas las islas. Esto hace posible y provoca el libre examen y la aparición de la razón crítica.

Se juntaron allí los dioses de todos, en la multitud de lenguas y costumbres. Si tu dios es igual al mío, entonces son el mismo, o bien no hay ninguno. El poder político estaba en manos de los mercaderes, que promovieron activamente las tecnologías que creaban la prosperidad.

Excurso: Igual ha de suceder con todas las culturas marítimas o fluviales que tienen en la navegación una fuente inagotable de libertad. Cuánto sentido tiene entonces el lamento poético de Ignacio Balcells, cuando preguntaba ¿cuándo se dará cuenta Chile que es un archipiélago? Esa cuenta es la que intentamos elucidar en nuestro magister náutico y marítimo.

La mano

Una de las claves de esta revolución fue la mano. Sí, la mano. Muchos de los mejores pensadores jonios fueron hijos de marineros, campesinos, artesanos, tejedores. Al contrario de los clérigos y escribas de otras naciones criados en el lujo y que no estaban dispuestos a ensuciarse las manos. Pero la ciencia requiere el trabajo de las manos. No importa si Tales de Mileto, uno de los primeros pensadores jonios, dio las respuestas correctas, sino el método que utilizó para intentar esas respuestas: el mundo fue hecho por fuerzas materiales en interacción dentro de la naturaleza.

Los jonios realizaron obras hidráulicas mayores, puentes, canales. Inventaron herramientas de construcción como la llave mecánica, la regla, la escuadra, el nivel, el plomo, la fundición del bronce. Hipócrates inició la medicina basada en el entendimiento y no en la superstición; el método experimental se expandió a Grecia, Italia, Sicilia. Personajes como Empédocles, Arquímides o Demócrito observaron, midieron, calcularon y construyeron modelos. Experimentaron. Los teóricos y los prácticos eran los mismos.

Los genios de la filosofía

Luego aparecen en el firmamento de los genios nombres como los de Sócrates, Platón, Aristóteles, Pitágoras. No me voy a referir a los grandes aportes que sus talentos hicieron a la conciencia de la humanidad, sino a la lamentable herencia que nos dejaron y que nos pesa incluso hasta el día de hoy.

Sabios como Pitágoras enseñaron que las leyes de la naturaleza podían deducirse con el puro pensamiento; místicos convencidos que practicaron una rigidez ortodoxa que les impedía confrontar ideas libremente. Promovieron un desdén por lo práctico que inundó el mundo antiguo. Platón pidió a los astrónomos que pensaran en los cielos, pero sin perder el tiempo observándolos. Plutarco y Jenofonte despreciaron la mano que obraba en las artes mecánicas porque esas manos, en aquella época, eran las manos de los esclavos. Estas artes mecánicas fueron deshonradas en las ciudades griegas y el método experimental de los jonios fue abandonado durante 2.000 años. 20 siglos debieron transcurrir hasta que otro hombre volviese a ponerlo en práctica: Galileo Galiei. Ahora sabemos que sin experimentación no hay ciencia que avance.

El trabajo manual

La misma tradición mercantil que provocó la ciencia jónica desembocó en una economía de esclavos. La posesión de esclavos conducía a la riqueza y al poder. La Atenas de Pericles, Aristóteles, Platón, tenía una vasta población de esclavos. La democracia era sólo para los privilegiados (cualquier parecido con la contingencia nacional actual es pura coincidencia).

La tarea característica de los esclavos es el trabajo manual. Pero la experimentación científica es trabajo manual. Los propietarios de esclavos prefieren alejarse del trabajo manual, pero acaso son los únicos que tienen tiempo libre y disponen del ocio necesario para dedicarse a la ciencia. Aumenta así la rigidez de las elites, de modo que las personas educadas se sienten menos inclinadas a sentir curiosidad por las técnicas, y menos dispuestas a valorar a la ciencia como una actividad digna.

Las clases educadas tienden a ser los hijos de los más ricos, interesados en mantener el status quo, o bien no acostumbrados a trabajar con sus manos. Por esto no tenemos ni ciencia ni arte. ¿Qué vamos a hacer en un país como este, con huestes inmensas de profesionales universitarios que nunca han participado de un trabajo manual?

El arte también es trabajo manual y en la sociedad actual su prestigio, como modo de hacer una vida digna, es aún menor que el de la ciencia. Pero nosotros, en esta Escuela, proponemos que la arquitectura y el diseño son un arte. Y sabemos desde hace mucho que los buscadores de lo desconocido no sólo están en la poesía, sino que también abundan en el ámbito de las ciencias.

Manos a la obra

Hay algo que reúne a la ciencia con el arte, a la técnica con la filosofía, a la palabra con el oficio. Eso es la obra. La reunión de la praxis con el fundamento en una construcción material y concreta. Y puede reunir todo esto porque también la obra es trabajo manual. Nuestras travesías y nuestra Ciudad Abierta, la aparición de los diseños en la Escuela, han sido el testimonio de esa reunión. Para que con mayor y mejor dedicación comparezca el trabajo de las manos. Ya nos lo advirtió Baudelaire: “Vale lo mismo la mano que ara que la mano que escribe” y esa premisa de igualdad intrínseca de todos los oficios nos ha guiado por largos años.

Porque nuestras sociedades actuales también promueven que unos oficios valen más que otros. Muy especialmente el mundo actual, gobernado por la mercantilización de las relaciones, desdeña el trabajo manual. Por eso nadie quiere ser carpintero y todos quieren ser abogados, ingenieros, arquitectos. Querer ser un artesano equivale a condenarse social y financieramente.

Pero nosotros sabemos que más allá del sueño no se despierta nunca y que la construcción del mundo se realiza, es decir cobra su realidad, cuando el oficio acomete una obra, cualquier oficio y toda clase de obra.

Por eso quisiera quedarme con una indicación que contiene todo el sentido y arroja, en dos palabras, toda la poética que hemos intentado ofrecer en este Taller. Es un dicho que como todas las cuestiones profundamente poéticas, no se puede traducir literalmente a otras lenguas, y tenemos la suerte de poder oírla en castellano. La trajo Carlos hace algunas semanas; se dice ¡manos a la obra!, ¡manos a la obra!