Diferencia entre revisiones de «Técnica y Poética»

De Casiopea
Sin resumen de edición
Línea 4: Línea 4:
|Autor=Jaime Reyes,
|Autor=Jaime Reyes,
|Tipo de Publicación=Ensayo, Inédito
|Tipo de Publicación=Ensayo, Inédito
|Colección=Amereida
|Palabras Clave=poética, técnica, amereida
|Palabras Clave=poética, técnica, amereida
|Línea de Investigación=Formación y Oficio
|Línea de Investigación=Formación y Oficio
|Carreras Relacionadas=Arquitectura, Diseño Gráfico, Diseño Industrial, Náutico y Marítimo, Ciudad y Territorio
|Carreras Relacionadas=Arquitectura, Diseño Gráfico, Diseño Industrial, Náutico y Marítimo, Ciudad y Territorio
}}
}}
=Técnica y Poética, las preguntas de amereida <ref> El contenido de este artículo corresponde a las materias tratadas durante el curso de “Presentación al Diseño”, para todos los alumnos de las carreras de Diseño de la Escuela de Arquitectura y Diseño.
=El Pueblo de las Mesas. 
La Hospitalidad en la Ciudad Abierta=
Amereida es un poema épico escrito por varios autores -poetas, pintores, escultores, arquitectos- y publicado en 1965. Amereida es la reunión de las palabras América y Eneida; este poema es la eneida de América. Canta el regalo que es nuestro continente, su permanente posibilidad de ser original, su presente, pasado y destino propios. Un poema que es una visión acerca de lo que es en verdad América, de lo que significa, para todos nuestros oficios, ser americanos.
A la luz de este poema se realizó, también en 1965, la primera Travesía de Amereida. Un viaje poético entre Tierra del Fuego y Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia. En este viaje, que recorrió el continente celebrando actos y construyendo pequeñas obras, participaron poetas, diseñadores, escultores, filósofos, pintores y arquitectos americanos y europeos. </ref>=
==Resumen==
==Resumen==
Se trata de la relación que existe entre la técnica y la poesía, dilucidada desde los horizontes abiertos por una fábula que aparece en un poema épico escrito hace ya casi cincuenta años: [[Amereida]]. Dicha relación viene a iluminar particularmente las debatidas interrogantes que plantea un mundo unificado por las comunicaciones y las tecnologías de toda laya, especialmente la información digitalizada.
La Ciudad Abierta de Amereida fue fundada en 1970 a través de una serie de actos poéticos, conocidos como la apertura de los terrenos. En dichos actos están cifradas las bases originarias de esta fundación poética, con el cual se ha intentado construir y habitar desde entonces esta Ciudad Abierta.


La fábula está acompañada de preguntas fundamentales provocadas por el desconocido portentoso que plantea el hecho exacto de América ante sí misma, ante los americanos y ante el total del mundo. Preguntas que permanecen hoy lúcidas y necesarias especialmente frente a complejidades propias del proceso de globalización. Dichas preguntas, al provenir de un poema, no pueden resolverse con la simple lógica del lenguaje corriente. Pero no se trata, para descifrarlas, de la elaboración de sofisticados argumentos académicos. Tampoco es un acercamiento literario a esta relación entre la técnica  y la poesía. Se trata de proponer una visión desde la cual emprender la construcción de un mundo.
La Ciudad Abierta de Amereida es un tiempo-lugar laboratorio donde se desarrolla una propuesta original, que se manifiesta principalmente en su arquitectura, el diseño y las artes; una propuesta de reunir vida, trabajo y estudio que ha sido llevada a cabo durante estas décadas. La poesía juega allí un rol esencial.
La proposición poética esencial para el habitar en la Ciudad Abierta, desde su primer momento, es la hospitalidad.


==Abstract==
Es importante comprender el origen y la actualidad de la concepción poética de hospitalidad, consignada hasta ahora en los fundamentos de la Ciudad Abierta. Desde esa comprensión es posible abrir la realidad a nuevas fuentes para los oficios.
This Article is about the relationship that exists between technique and poetry; explained from the opened horizons by means of a fable that appears in an epic poem written fifty years ago: [[Amereida]].


The fable is accompanied by several fundamental questions caused by the unknown of poetry, it outlines the fact of America facing itself, and in front of the americans themselves. Questions that still remain lucid and necessary nowadays. The above mentioned questions, coming from a poem, cannot be solved by the simple logic of the ordinary, common language. But it is not about trying to decipher them with the elaboration of sophisticated academic arguments, nor  getting a literary approximation to this relation between technology and poetry. It is about proposing a point of view from which it is possible to undertake the construction of a world.
A la luz de los hechos: qué es lo que verdaderamente ha sucedido; cuál ha sido la relación entre las voces poéticas que cantan la hospitalidad y las obras de los oficios que la construyen.


==Introducción==
La hospitalidad no es una idea inicial de esta comunidad de artistas, académicos y poetas, no está en el origen del grupo ni aparece en textos de los primeros años (1952). No se menciona ni una sola vez en en el poema Amereida. La hospitalidad es un concepto surgido de la poesía casi en el momento mismo del nacimiento de la Ciudad Abierta, en los inicios de la década del setenta, casi veinte años después de la refundación de la Escuela de Arquitectura. Ciudad Abierta y hospitalidad surgen al unísono y se deben una a la otra. La Ciudad Abierta requiere, para ser lo que es, que la hospitalidad sea su fundamento, y la realización concreta y actual existencia de la Ciudad Abierta es manifestación de la hospitalidad.
Intentaré acercarme a la relación que existe entre la técnica y la poesía desde los horizontes vislumbrados y extendidos por un poema escrito hace ya casi cincuenta años. Existe, en el volumen segundo de Amereida, una fábula, de cuya lectura intentaremos escindir una experiencia. La fábula está acompañada de una serie de preguntas fundamentales que podrían ser aptas para comenzar en esta extraña relación. Preguntas que fueron enunciadas por los requerimientos internos y propios de un poema, pero que además surgen provocadas por el desconocido portentoso que plantea el hecho exacto de América ante sí misma, ante los americanos y finalmente ante el la totalidad de un mundo. Preguntas que no sólo permanecen enteramente vigentes –después de 50 años– sino que son hoy más lúcidas y necesarias.  


Las cuestiones que provienen directamente de un poema son siempre cifradas y no pueden resolverse con la simple lógica del lenguaje corriente. Pero no se trata, para descifrarlas, de la elaboración sofisticada de argumentos académicos ni de producir conceptos intelectuales. Tampoco es esto un acercamiento literario a esta relación entre la técnica y la poesía. Podría pensarse que antes de continuar siquiera un paso, se hace necesario definir lo que aquí se entiende tanto por técnica como por poesía. Pero como definiciones para ambos términos existen muchísimas, y ninguna de ellas definitiva, escogemos dos insinuaciones planteadas por Heidegger, sólo como indicaciones para comenzar:
Un modo concreto de construcción de hospitalidad es el habitar en hospederías, sin propiedad privada. Y dentro de estas hospederías se da la celebración del encuentro entre huéspedes a través de la mesa.


<blockquote>La palabra “técnica” deriva del griego technikón. Y technikón significa lo perteneciente a la téchne. Esta palabra significa ya en la lengua griega temprana lo mismo que epistéme, es decir, estar al frente de algo, gobernarlo, manejarlo, entenderlo. Téchne significa: entenderse en algo, tener práctica en algo y, por cierto, en la fabricación de algo” (Heidegger 1962)<ref> “Pero para entender cabalmente la téchne tal como los griegos la piensan, lo mismo que para entender adecuadamente la técnica posterior y la técnica moderna, todo depende de que pensemos la palabra griega en su sentido griego y evitemos introducir en ellas ideas posteriores y actuales. Téchne: el entenderse en, el arreglárselas en, el tener práctica en el fabricar. Este entenderse-en, tener-práctica-en, es una especie de conocimiento, de estar-en-algo y de saber. El rasgo fundamental del conocimiento radica según la experiencia griega, en el abrir trayendo algo a luz, en el hacer manifiesto aquello que está presente ahí-delante. E igualmente, el fabricar y el producir, entendido como lo entendían los griegos, no significa tanto poner a punto, manipular y operar, sino lo que nuestra palabra alemana “herstellen” y el término latino “producere”, literalmente dicen: pro-ducere,  es decir, sacar y traer a luz algo que antes no estaba ahí como presente.
Palabras Clave: hospitalidad, ciudad abierta, poesía, mesa
Dicho de forma breve y sumaria: téchne no es un concepto concerniente al hacer, sino un concepto concerniente al saber. Téchne y, por tanto, técnica significan propiamente: que algo es traído a lo manifiesto, a lo accesible, y al ámbito de lo disponible, dejándolo en pie en cuanto presente en el sitio que le toca. Pero en cuanto que en la técnica domina como rasgo básico el saber, la técnica ofrece por sí misma la posibilidad de (y la invitación a) que ese saber que le es propio cobre una configuración y desarrollo asimismo propios, tan pronto como se desarrolla y ofrece la ciencia que le es correspondiente. Esto sucede, y en el decurso de toda la historia humana sólo sucede, dentro de la historia del occidente europeo, al principio, o mejor dicho, como principio de aquella época que llamamos Edad Moderna.”
Heidegger, M. (1962). Lenguaje tradicional y lenguaje técnico. A. Comburg. Comburg, Alemania. </ref>.
La poesía no es un adorno que acompaña la existencia humana, ni sólo una pasajera exaltación ni acaloramiento y diversión. La poesía es el fundamento que soporta la historia, y por ello no es tampoco una manifestación de la cultura (Heidegger 1988) Pág. 139).</blockquote>


Luego, la pretensión es aún más ambiciosa. Se trata escuchar una indicación para seguir impulsado por la sospecha de que, al ir así indicado, será posible obtener una visión desde la cual emprender la construcción de un mundo. Se trata, por cierto, de una visión original que implica necesariamente entonces un mundo elaborado a partir de un paradigma propio y peculiar. Pero las preguntas poéticas –aún las dirigidas al corazón de los oficios– no se plantean exigiendo una respuesta que las resuelva, sino se cantan para que sus cuestionamientos permanezcan como tales, siempre lanzados hacia las aberturas desconocidas por donde intentar llegar a los campos nuevos para el hombre.
==The People of the Tables. Hospitality in the Open City.==
===Abstract===
The Open City was founded in 1970 by a series of poetic acts, known acts as the “opening of the land”. These kind of acts encrypt the original bases of poetic founding, which has attempted to build and inhabit the Open City since then.


==La Fábula==
The Open City is a time-place lab where an original proposal is developed, which is mainly manifested in the architecture, design and the arts, but it is also a proposal to gather everyday life, work and study and has been carried out during these decades, where poetry plays an essential role.
La técnica, según Ortega y Gasset es “lo contrario de la adaptación del sujeto al medio, puesto que es la adaptación del medio al sujeto” (Ortega y Gasset 1939-1961) Pág. 10). Hoy día la humanidad entiende esta afirmación como el llevar a cabo la sumisión total de la naturaleza –la Tierra– a las empresas humanas. Desde aquí continuamos con la fábula:
<pre>
<nowiki>
Pero había una vez un pueblo de montañas que ha-  
bía adquirido por larga práctica una maestría ca-
si entera sobre todo lo que tenía que ver con el
fuego.  Alimentaban en sus cavernas braseros in-
mensos a los que sacrificaban hasta niños chicos
    La altura de las llamas era tan grande que de-
voraban todo
Los amos del fuego hasta vertían, por burla, gran-
des cantidades de agua sobre las llamas y se reían
al ver cómo desaparecía, en un momento, todo en
vapor.
Ahora bien, un día vinieron de la llanura unos men-
sajeros para pedir socorro.    Anunciaron que el Di-
luvio había comenzado    y que el mar invadía sus
tierras.
Los amos del fuego respondieron:  ¿Por qué tienen
miedo?  ¿No saben que el Fuego es amo de todo?
Les
ordenaron a los extranjeros que construyeran  unos
carros enormes para que en ellos se pusiera  el
fuego para bajarlo a la llanura.  - “Allí -  agre-
garon - opondremos nuestro fuego al mar  y el agua
será reducida a vapor”.
Pronto estuvieron prestos los carros.     Se pusieron
en camino
Mientras tanto      Noé trabajaba en el Arca


(Amereida II Pág. 79)
The essential poetic proposition for living in the open city, from its outset, is hospitality.
</nowiki>
</pre>
Esta fábula, tiene como todas, su moraleja. Pensemos ahora en lo que esa moraleja tenga en relación con la técnica. ¿Cuál es la diferencia, desde el punto de vista de la técnica, entre el Arca y los carros del fuego? El Arca aprovecha las fuerzas de la naturaleza. Los carros del fuego combaten contra la naturaleza.


Como el Arca, toda embarcación es eminentemente un objeto técnico, los carros de fuego también. Sin embargo entre ambos existe una diferencia bastante simple y esencial. Los carros de fuego son el uso de la fuerza bruta contra la fuerza bruta; son el intento de dominar, por la fuerza, a los poderes de la naturaleza; el intento de someter a la Tierra, mediante el ejercicio de la guerra, a las empresas humanas. Esto es lo mismo que sucede hoy día con las más sofisticadas naves espaciales, que deben vencer a la fuerza de la gravedad con carros de fuego: toneladas de combustible que se queman para que estos cohetes puedan abandonar la atmósfera.  
Is important to understand the origin and topicality of the poetic conception of hospitality, recorded so far in the fundamentals of Open City. From this understanding it is possible open the reality to new matters for the ‘trades’. In light of the facts: what has really happened. Which has been the relation between the voices of poetry whom sing the hospitality and the works of the trades who build it.


En cambio un barco existe de otra manera, porque en éste no está el afán de vencer a la naturaleza sino de traducirla creativamente. La flotabilidad es un ingenio para que la presión, que es la fuerza residente en los mares, no tenga que ser derrotada sino al contrario, sea precisamente aquello que hace flotar al barco. Un barco, en cuanto objeto técnico, es la práctica de la imaginación de suerte que la interacción entre la empresa humana y la naturaleza resulta ser una relación de mutua maravilla.  
Hospitality is not an initial idea of this community of artists, scholars and poets, is not at the origin of the group and did not appears in texts from the early years (1952). It is not mentioned even once in the poem Amereida. Hospitality is a poetic concept poetry and emerged almost at birth of the Open City, in the early seventies, almost twenty years after the foundation of the School of Architecture. Open City and hospitality arise in unison and are due to the other. The Open City, to be what it is, to be what it is, requires to be what hospitality as its fundament, and concrete and actual implementation existence of the Open City is a manifestation of hospitality.


Un planeador opera de la misma forma. Todos los intentos por volar moviendo las alas como los pájaros fueron un fracaso, que es como si intentáramos que un barco, para flotar y navegar, tuviese que impulsarse con aletas igual que un pez. El hombre para volar no se construye las alas con plumas como las de los pájaros, sino que traduce las fuerzas que operan en el vuelo (la presión por ejemplo) y desarrolla la hélice o alas fijas con una geometría específica que le permiten aprovechar –jamás vencer– la presión de los fluidos.
A concrete method of construction hospitality is living in hospederías, without private property. And within these hospederías the celebration of the meeting between hosts occurs through the table.


Las diferencias entre ambos métodos técnicos no están solamente en que una invención obtenga mejores resultados que otra, es decir no se trata de que un tal intento tuvo menos fortuna que tal otro, o que resultó poco avanzado para solucionar el tal problema. La diferencia está en el fundamento mismo de la pregunta que nace desde un anhelo interior y anterior. Si el anhelo es volar podemos hacernos la pregunta ¿cómo volar? O como en el caso de la fábula ¿cómo sobrevivir al diluvio? Pero estas preguntas, si se intentan responder con una mera solución práctica, probablemente tendremos producciones técnicas como los carros del fuego o aparatos voladores que baten alas. La verdadera cuestión es la admiración profunda por el vuelo o por la navegación. Es decir, la construcción de un real elogio a las fuerzas de la naturaleza y no su sometimiento. La diferencia está en un universo elogiado en lugar de un universo vencido. Esta diferencia está en la esencia de la verdadera innovación.
Keywords: hospitality, Open City, poetry, table.


==Tecnología y Producción==
Decíamos que casi toda la tecnología actual tiende hacia la tarea de la sumisión total de la Tierra a las tareas o empresas humanas:


<blockquote>El progreso tecnológico (única manifestación real del progreso) es el nombre del mito con que la sociedad se representa y legitima éticamente su proceso evolutivo desde una perspectiva teleológica, o sea de tipo religioso. Con “progreso” se hace referencia a un crecimiento del dominio sobre la naturaleza; crecimiento que va creando nuevos sistemas de valores ideológicos y culturales en los cuales la cuota de disfunción se mantiene estable (Chaves 2001) Pág. 126).</blockquote>
==La capacidad de oír al otro==
La Ciudad Abierta nació para dar curso a la hospitalidad y ella está en el origen de todas sus obras. Pero no es un mandato formal, (las formas en libertad obedecen al cada vez, no a una fórmula) sino el acto principal que pretende ordenar la reunión del trabajo, la vida y el estudio.


Nuestro mundo es gobernado y orientado a nivel filosófico por los amos del fuego. No hablo solamente de la elaboración de máquinas, sino de una sociedad cuyos ámbitos son predominados con una idea del conocimiento y de la verdad que comenzó a germinar hace unos 500 años y que remata durante la revolución industrial. “Además, la educación debía disciplinar a la fuerza laboral para el cumplimiento preciso de las tareas que conforman la base de la producción industrial. No es la creatividad o iniciativa personal lo que se premia en la línea de producción, sino el exacto ejercicio de las actividades propias del puesto de trabajo” (Brunner 2003) Pág. 36). Las sociedades post industriales del siglo XXI mantienen y extreman la idea. Dicha idea consiste básicamente en que la realidad está construida como una inmensa maquinaria compuesta por casi infinitas partes, que agrupadas o sumadas constituyen un todo. Esta concepción mecánica posibilita un pensamiento que ordena factores lógicamente, sin contradicción, separándolos según fórmulas y procedimientos para reagruparlos continuamente. Es el mundo de la causalidad, en donde interesan los fenómenos en cuanto sus mediciones y cálculos, no ya en cuanto a su esencia. Los fenómenos y las relaciones entre estos se miden y se calculan mediante procesos matemáticos racionales, y no cuentan aquí aquellas clases de relaciones imponderables o probables. Sólo es útil aquello que conduce a la producción, a la obtención de recursos, al manejo de las energías. De ahí que estas sociedades no puedan comprender ni incorporar el rol de las artes o de los artistas, porque el ocio se considera improductivo. El arte hoy está fuera de la realidad y quienes lo ejercen están ubicados en los márgenes inútiles e indeseables de lo establecido como lo normal, lo anhelable, lo que conduce a la producción de bienes o la acumulación de capital.
La primera explicación se halla en las palabras de Alberto Cruz C. que recogió Godofredo Iommi como definición para una hospitalidad poética: “¿Cuál es la hospitalidad poética? Una frase en boca de Alberto Cruz, hace muchos años, es la siguiente: “La capacidad de oír.” (Iommi 1984). Luego el poeta agrega que para que exista esa clase de hospitalidad se requiere oír con inocencia. Es la inocencia “en tanto que oír no es escuchar estando ya decidido, sino dejar que el otro se entrometa en el propio discurso con decisión o escisión” (Iommi and Cruz 1983). Pero el extremo de la hospitalidad poética va más lejos, no es suficiente permitir la intervención en el propio discurso, sino abrir la posibilidad de que lo otro sea junto con lo propio. Abrirse a una transformación. Por otra parte “es esta una hospitalidad frágil y gratuita pues por esencia es incoaccionable, se abre solamente ante el libre consentimiento mutuo. Débil e indefensa, siempre al filo de aparecer y desaparecer.” (Ibíd).
¿Qué es, realmente, oír al otro?, ¿cómo se ejerce esa capacidad?


La mayoría de los padres de familia, en la cultura occidental, considera hoy un desperdicio, si es que no un desastre, la vocación artística de algunos de sus hijos o hijas. A la sociedad sólo alcanza a interesarle el arte cuando alguna de sus obras se convierten en inversiones rentables dentro del mercado. Y el mercado invierte en el arte no por un afán de mecenazgo ni por puro altruismo, sino por intereses creados en la publicidad, la imagen pública o propaganda, la rebaja de impuestos, etc.
Uno de los hilos a seguir para hallar el origen de esta idea poética proviene del poeta alemán Friedrich Hölderlin, cuyos poemas fueron leídos en los actos de apertura; dice Hölderlin, en el segundo esbozo, en verso, de su poema Fiesta de la Paz: "Mucho ha experimentado el hombre. A muchos celestes ha nombrado, desde que somos un diálogo
y podemos oír unos de otros." (Onetto, 2005).


==La Planificación==
Heidegger, interpretando estos mismos versos propone que “el ser del hombre se funda en el habla; pero ésta acontece primero en el diálogo”, donde el diálogo es “hablar unos con otros de algo.” (Heidegger 1988). El habla no es sólo un conjunto simple de palabras ordenadas por las reglas de la sintaxis. Se entiende el habla como lo hacía Hölderlin, es decir, como una conversación. Pero una conversación es algo más que hablar unos a otros acerca de algo. Una conversación, además de hablarnos, debe sostener y realizar el oírnos; oír unos de otros, oír al otro, a lo otro. Sólo al oírse mutuamente es posible llegar el uno al otro. El hecho de oír al otro, si se lo hace a conciencia y con verdadera entrega, trae consigo la transformación de quien oye. De hecho las palabras conversar y convertir tienen la misma raíz. El oír sincero es aquel que recibe lo que se oye para incorporarlo en lo propio, y así continuar, después de la conversación, con algo demás, con algo que antes no se tenía. Con-versar podría ser ubicar lo oído como palabra esencial, es dedicar el habla al hallazgo de las intimidades de las personas. Por eso Hölderlin sostuvo que toda nuestra existencia es portada en la conversación. Somos una conversación; que es cuando la palabra –la palabra esencial– relaciona lo uno con lo otro, a él con ella, a ella conmigo, a nosotros con ellos y con el mundo: “la unidad de este diálogo consiste en que cada vez está manifiesto en la palabra esencial el uno y el mismo por el que nos reunimos, en razón de lo cual somos uno y propiamente nosotros mismos” (Ibíd). Por eso lo que se propone hacer con la poesía, poetas y oficiantes, es oírla. En esa relación de conversación o diálogo sucede la posibilidad de disputar (“sin esta relación es también justamente imposible disputar” (Ibíd), y, según Iommi “debatir es permanecer abiertos” (cita requerida). En cuanto toda disputa tenga y contenga la posibilidad de transformar a quienes disputan. Para disputar es menester reunirse con lo otro, los otros, eso que Octavio Paz llamara la ‘otredad’.
El modo en que una sociedad así se sostiene y se perpetúa es a través de la perfección del cálculo; lo que hoy se llama la planificación. No existe ninguna empresa que pueda darse el simple lujo de prescindir de la planificación. Incluso los matrimonios deben calcular la cantidad y el momento de llegada de los hijos a través de la planificación familiar. La educación se planifica a largos años plazo; desde que los niños entran en los jardines infantiles las familias y la sociedad les apuesta todo al futuro: En el colegio deben estudiar para llegar a la universidad; allí deben estudiar para ser profesionales y tener una buena situación; luego deben trabajar para mantener una familia. Recién cuando jubilan pueden dedicarse al presente, a hacer lo que quieren (aunque hoy día la sociedad del conocimiento considera la educación como un continuo inacabable). Es decir, la planificación se ha extendido incluso hasta una zona cuya esencia es ser precisamente lo incalculable: El futuro. Y al mismo tiempo se deja en el futuro, que es de suyo lo imprevisto, justo la posibilidad de trastornar la planificación presente. Esto significa que Occidente siente y considera al futuro como una amenaza. Nuestro tiempo actual se descompone en dos momentos o formas: a) Una realidad determinada por cálculos universales y globales y b) Una amenaza para esta realidad. Y es espantoso vivir pendiente de una amenaza. Vivimos en un mero tránsito; por un lado indiferentes al pasado, al presente y al futuro y por otro lado aterrados ante la amenaza que podría romper esa indiferencia.


Para modificar este orden actual de la vida se requiere romper esta doble mutilación del tiempo. ¿Cómo se hace esto?
Por otra parte, el arquitecto y profesor Patricio Cáraves otorga a la hospitalidad la posibilidad de ser “aquel acto que el hombre realiza a partir de un encuentro. Así como
lo primero de un encuentro entre dos personas, es saludarse, cruce de palabra y gesto que crea lugar.” (Cáraves, 2007)


==Las Preguntas Esenciales==
==El pueblo de las mesas==
Tenemos a la técnica por un lado y a la poesía del otro. La tradición actual tiende a considerar que ambos conceptos son opuestos en cuanto a su utilidad a la hora de construir el mundo. Nadie se atrevería a decir hoy día que una nación productiva –en vías de desarrollo como la nuestra, por ejemplo– requiere tanto de técnicos como de poetas o artistas. Probablemente esto sea razonable desde ciertos afanes específicos y por cierto necesarios, pero una nación llena de técnicos o tecnólogos no tiene en absoluto asegurada la creación o desarrollo de más o mejor verdadera técnica.  
Godofredo Iommi consideraba a los ciudadanos abiertos (y a una comunidad poética en general) como “un pueblo de palomas”, en referencia dos citas: el verso de Rimbaud ''“L'Aube exaltée ainsi qu'un peuple de colombes”'' (del Alba exaltada como un pueblo de palomas) (Rimbaud and Jové 2003) y citando a Nietzsche en el sentido que “es a paso de paloma que se acercan los pensamientos que gobiernan el mundo” (Iommi 1984). Alberto Cruz C. y el propio Iommi, en sus clases, también se referían a este ‘pueblo’ comparándolo, como hiciera Lautreamont con la poesía, con una bandada de estorninos:
<blockquote>
Es el vuelo de una bandada de pájaros, que no vuela en ‘V’, por ejemplo, ni cómo muchos pájaros; como suelen pasar los patos que pasan por aquí unos tras otro, sino que vuelan dentro de una esfera. Dentro de la esfera los pájaros la cruzan, en todos sus diámetros, continuamente, al punto que uno mirando un pájaro pudiera pensar que la esfera no avanza. Y sin embargo, dentro de esta multiplicidad de movimientos la esfera se desplaza. Esta complejidad la frase aún no la ha conquistado</blockquote>.


La relación de la técnica con la poesía es una cuestión de la mayor importancia porque, de hecho, todos los oficios tienen un mismo nivel de intimidad con la técnica, a pesar de todas las apariencias y definitivamente la poesía se encuentra en el origen de las posibilidades de cualquier oficio de ser lo que es. “El lenguaje poético cobra en manos de Heidegger una primacía antes insospechada: es nada menos que fundación del ser, Stiftung des Seins” (Barceló 2009). Más aún, así como “poéticamente habita el hombre sobre esta tierra” según Hölderlin, donde “habitar poéticamente significa estar en la presencia de los dioses y ser tocado por la esencia cercana de las cosas” (Heidegger 1988) Pág. 139) es también parte de la esencia del hombre su relación con la técnica y es fundamental que tal relación sea enunciada apropiadamente para la comprensión de nuestros propios proyectos en la construcción de nuestra actualidad, de nuestras vidas. En suma, del mundo.  
En un acto poético de la Ciudad Abierta, el poeta Carlos Covarrubias dijo que los ciudadanos abiertos eran “el pueblo de las mesas”. Esta imagen se ajusta a mejor a cómo se pretende ejercer la hospitalidad en la Ciudad Abierta; de hecho es un reflejo de cómo esta comunidad la ha puesto en práctica desde sus inicios.
La hospitalidad nace con las rutas como una virtud que se ejercita con los peregrinos, los viajeros, acogiéndolos y prestándoles debida asistencia en sus necesidades. Ya en los antiguos caminos de Persia y luego en todos los que conducen a Roma debían existir lugares, distanciados por la duración de una jornada de viaje, que recibieran a los peregrinos. Por ejemplo La Caupona, de baja estofa frecuentada por vagabundos, prostitutas y viajeros pobres (Smith and Anthon 1870). La Tabernae, más parecidas a un hostal moderno (Ibíd). Las antiquísimas Locanda, también posadas y albergues de peregrinos, que conservan este nombre y función hasta hoy. Finalmente existieron las Mansio. Literalmente mansio, deriva de manere (que significa “lugar donde pasar la noche durante un viaje”) y eran paradas oficiales en una calzada romana, mantenida por el gobierno central para el uso de oficiales y hombres de negocios a lo largo de sus viajes por el imperio. Las mansiones estaban bajo la gerencia y supervisión de un oficial denominado mansionarius (Ibíd), de ahí al que se conoce como mesonero; el que tiene a su cargo un mesón. Este es el elemento que tenían todos estos lugares en común: el mesón. Lo primero de la hospitalidad es la existencia de un mesón, cuya principal característica es que además de servir como la mesa, sirve a la reunión de extraños reunidos en una ruta. No sólo se ocupa en la comida y la bebida, sino que provoca el encuentro de los huéspedes. La forma de ese encuentro no es otra que la conversación. En idioma español el huésped es al mismo tiempo el que es acogido y el que acoge; el que es recibido en la casa ajena como el dueño de casa. Se llama huésped al que hospeda y al hospedado.


Heidegger insiste en que algo, en este caso la técnica, no es lo mismo que su esencia. Pero comenzaré respetando el método elegido para dar forma a este excurso, es decir preguntando y respondiendo lo más simplemente que sea posible: ¿Qué es la técnica? ¿Cuándo comienza la técnica? En definiciones corrientes, recogidas del uso cotidiano he oído: “Es un método de trabajo; son las invenciones; es una manera de hacer algo; de hacer algo distinto; hacer que algo sea más fácil… para tener más tiempo; comenzó con el hombre mismo…”
La poesía propone así que todos son huéspedes en la Ciudad Abierta, por eso los residentes permanentes habitan en hospederías y no en casas (fig. 1). El modo de habitar las hospederías nace en esa misma clase de encuentro, por eso lo primero de ellas es una mesa: “La Hospedería es “un espacio abierto a recibir al otro, el que pasa a ser un huésped y, para oírlo se lo recibe en la mesa blanca, que es el sitio donde todos los ahí sentados, están por igual” (Cáraves, 2007). El poeta Carlos Covarrubias una vez llamó a los ciudadanos abiertos “el pueblo de las mesas”. El primer edificio construido en la Ciudad Abierta, a comienzos de los años setenta fue la ‘Sala de Música’, recinto que subsiste hasta hoy en pleno uso (fig. 2). Por definición este edificio fue construido para la música, y la ha albergado en incontables oportunidades. Sin embargo, después de casi cincuenta años, el elemento principal que allí destaca no son ni instrumentos ni la posibilidad que tiene la sala de afinarse mediante sus paneles móviles: son sus mesas blancas. La ‘Sala de Música’ existe y se sostiene desde el inicio no porque allí se haya cuidado la música, no obstante la belleza, frecuencia o importancia de los intérpretes y los conciertos allí realizados, sino porque allí han sido dispuestas las mesas. Y en un número y disposición tales que puedan ser mesón. Allí los ciudadanos abiertos hacen de mesoneros (incluso con turnos establecidos, una vez a la semana, durante todo el año, desde hace décadas) y en ella son acogidos ellos mismos y los otros. Aunque no debe ser coincidencia que una sala de música se preste para dar cabida a la conversación, puesto que esa musa pide, primeramente, la capacidad de oír; ser, antes que nada, auditorio. Aunque hay un más bello nombre para aquellos que prestan su oído libre y desinteresadamente a algo, sin esperar ni reconocimiento ni crédito por ello: Oyentes.


Dicho por personas cualesquiera, que la técnica es un hacer. Un hacer de los hombres que se inicia cuando estos aparecen sobre la tierra. Es decir, que la técnica reside en el hombre y es su habilidad inherente o esencial. Primeramente el hombre se procuró ciertas invenciones para hacer de su habitar una realidad más cómoda de lo que ésta se le presentaba en estado natural, esto es configurar una situación que le permitiese estar en la naturaleza con una cierta holgura. “El hombre dispara un nuevo tipo de hacer que consiste en producir lo que no estaba ahí en la naturaleza, sea que en absoluto no esté, sea que no está cuando hace falta” (Ortega y Gasset 1939-1961) Pág. 10). Se llama aquí invenciones a la domesticación de los animales, al uso del fuego o al aprovechamiento de la agricultura. No es menor el hecho de que estas ‘invenciones’ suelen también ser llamadas ‘descubrimientos’. Esto porque el desarrollo de la técnica no responde exclusivamente al uso concertado de las habilidades intelectuales o físicas de uno o más individuos, sino también al azar, a una vigilia en la observación y el aprovechamiento de los regalos que la naturaleza ofrece. Tampoco responde la técnica exclusivamente a la necesidad de salvar los problemas básicos de la vida como la alimentación, el refugio, etc., porque al principio también existió la música, la pintura, los rituales religiosos, la fiesta poética o artística, que son todos quehaceres técnicos. De hecho las necesidades básicas son transformadas constantemente y varían a tal punto que ciertos enormes progresos técnicos de algunas civilizaciones y culturas fueron abandonados y desaparecieron no porque fuesen de escaso valor, sino porque ya no tenían interés. Y me refiero no al interés práctico sino al interés del espíritu.  
He aquí además la severa implicancia de la no propiedad; al igual que el mesonero, cada habitante de la Ciudad Abierta no es dueño de la hospedería que ocupa, sino que es huésped en ella. Cada habitante está en la misma condición que aque- llos que son recibidos al paso. Y cada habitante pretende dedicar su habitar a que en su mesa se produzca la conversación: “Vivir en hospederías ejerciendo la hospitalidad, ha llevado a concebir la mesa como espacio arquitectónico, es decir pensar – proyectar el vacío de la estancia desde la mesa.” (Cáraves, 2007)(fig. 3).


La vida humana, entonces, es una gran invención y no una mera respuesta a las condiciones externas o estímulos del ambiente. Y el fondo mismo de esa invención es que se trata de una respuesta ‘no natural’. Como ya vimos, la técnica es “lo contrario de la adaptación del sujeto al medio, puesto que es la adaptación del medio al sujeto”. Esto supone que los quehaceres técnicos humanos no pueden definir ni establecer los programas u horizontes de su propia materia. El fin último que pretende toda técnica no puede ser fijada por ella misma, sino por algo anterior y definitivamente más profundo en la esencia del hombre. Pensar que lo que la técnica pretende hacer es dejarnos más tiempo es con toda exactitud cierto, pero también sabemos que todas las fantásticas invenciones que permiten ahorro de tiempo derivan finalmente en que ese tiempo sobrante no se usa en otra cosa que más quehaceres técnicos y menos tiempo libre. Sucede así porque la gran invención humana de lo humano mismo es consecuencia de lo que Ortega y Gasset llama “el deseo original”. “Hay pues, una invención pre-técnica, la invención por excelencia, que es el deseo original” (Ortega y Gasset 1939-1961) Pág. 47). Los hombres tienden a ser humanos, se inclinan hacia el ser esencial que hay en cada uno de ellos y cuando ese anhelo se confunde o no sabe de qué se trata, la técnica se extravía sin saber a quien servir. En una sociedad en que los hombres no pueden, en palabras del filósofo español, “inventar el argumento de sus propias vidas”(Pág. 49), la técnica pierde su orientación. Puesto que la técnica por sí misma no sabe discernir, entre la infinita gama de posibilidades, cuáles son las cosas que conviene inventar. “De puro llena de posibilidades, la técnica es mera forma hueca –como la lógica más formalista–; es incapaz de determinar el contenido de la vida” (Ortega y Gasset 1939-1961) Pág. 84). Sólo en una sociedad en que la inteligencia sirve a la imaginación creadora, puede constituirse adecuadamente la capacidad técnica. Este es un punto fundamental, sobre todo a la hora de pensar los paradigmas de nuestros sistemas de educación (especialmente aquellos sistemas y parámetros que pretenden acreditar la calidad de nuestra educación). Ni qué decir respecto de que estas cuestiones fueron planteadas por Ortega y Gasset hace más de sesenta años, cuando aún no intervenía la computación o el ser digital.
Así comienza lo abierto. Sin embargo, esto es precisamente sólo el comienzo.


Están entonces esas otras preguntas, las del poema, que conviene volver a traer sobre la discusión. Preguntas planteadas hace ya casi cincuenta años y que a pesar de todo ese tiempo, me parece, mantienen vigente la hondura de sus interrogantes. Son un ejemplo de cómo los cuestionamientos que apuntan a los principios esenciales de las cosas no sólo no envejecen sino que se van haciendo cada vez más actuales y presentes. Estas preguntas aparecen en el volumen segundo de amereida entre las páginas 77 y 89.  
La conversación que acontece en las mesas es el encuentro de los huéspedes no sólo en la fraternidad o en el saludo, sino también en los oficios. Ese encuentro ha sido llamado Ronda. Esta es muy distinta del trabajo en equipo, pues este último es una organización en la que cada componente tiene una función específica y acotada, en la que se actúa coordinadamente para un fin predeterminado; ya sea la obtención del triunfo deportivo o la conquista de un logro. Una ronda, en cambio, tiene el aire festivo y libre de los juegos, donde los seres son enlazados por el mismo pan y el mismo sueño (imágenes).
La fiesta ‘ronda’ allí:


¿Puede ser fundadora la técnica? ¿Qué cosas son susceptibles de ser fundadas? Podríamos responder: Una ciudad, un movimiento político o artístico, etc. Quedémonos por un momento con la posibilidad de la ciudad, entregándole a la palabra fundar una connotación urbanística. ¿Qué ejemplos de ciudades, en Chile, fundadas por un origen técnico conocemos?: Sewell, Lota, Humberstone, Calama, etc.
<poem>
donde
    – ya sin pertenecernos    ni vínculos    aún pocos seremos
multitud  descompuestos  descarados –
  ronda la fiesta (varios autores 1967)</poem>


Es cierto que éstas y tantas otras ciudades han existido a partir de requerimientos de empresas de carácter técnico, como es la explotación minera, por lo que podríamos afirmar, en primera instancia, que puede el habitar de los hombres ser determinado u originado por la técnica.  
Habiendo dejado de pertenecerse es el grupo convertido, conversación mediante, en algo diferente que la sola suma de individualidades. Y no importa si el grupo está compuesto por muchos o por pocos. El rostro de cada cual ya no es la expresión exclusiva de la individualidad (fig. 4). En esta Ronda de los oficios los participantes han de estar disponibles y dispuestos para asumir y abocarse a cualquier tarea o labor, sin distinción de rango, para mantener abierta la vigilia y compartir la guardia del nacimiento del tiempo de lo abierto; la que cuida el debate de los oficios, lejos de su especialización. En la Ronda cada cual es centinela del goce de la obra hecha por todos.
Pero pensemos bien en los enclaves como el petrolero de Cerro Sombrero mencionado en Amereida, o la ciudad salitrera de Humberstone o la minera de Sewell que acabamos de nombrar. Todos estos lugares nacieron por y para mantener alguna empresa de explotación, empresas de naturaleza técnica. De antemano sabemos que todos estos lugares que pretenden ser ciudades, desaparecen y se convierten en pueblos fantasmas en cuanto el yacimiento se agota. Es decir, asentamientos humanos que dependen del yacimiento y de la empresa que lo explota. Allí todos los oficios, todas las actividades, el bienestar o el perjuicio, la salud y la recreación dependen de una sola empresa. Son asentamientos en los que no existe el ocio, sólo el negocio. No hay una multiplicidad de oficios sino una sola dedicación. Esto en el ámbito del habitar del hombre se llama campamento y no ciudad. Luego, podríamos cambiar nuestra primera aseveración al respecto y responder ahora que, desde este punto de vista, la técnica no puede generar el habitar de los hombres, al menos no el habitar con plenitud. También podríamos transpolar esta conclusión hasta la posibilidad de toda creación, es decir, concluir que no puede la técnica, por sí misma, ser creadora. Quisiera sostener como verdadera esta hipótesis aún cuando su demostración nos lleve por un largo camino.
Pareciera que debemos aclarar antes ¿Qué es exactamente fundar? Supongamos por un momento una indicación poética al respecto: Fundar es confundirse con la tierra. Luego debemos preguntarnos ¿qué es confundirse? ¿quién se confunde con qué, es decir, la tierra se confunde con uno o es uno que se convierte en aquello con lo que se va a confundir? Tal vez estas fáciles preguntas sean más difíciles de responder que otra aparentemente más complicada: ¿Qué es la Tierra? Un planeta, un espacio, un lugar. La Tierra es un ‘lugar’. Pero entonces es obligatorio preguntar ¿Qué es un Lugar?


==El Lugar==
La hospitalidad puede suceder en cualquier ruta o lugar. ¿Cuándo y dónde ha lugar la hospitalidad? El propio Hölderlin lo dice en su poema Der Gang aufs Land, que fue leído en los actos de apertura de los terrenos de la Ciudad Abierta, en 1971:
Los antiguos emigraban religiosamente; el descubrimiento de los lugares para habitar era siempre divino (Eneas saliendo de Troya y llegando al Lazio; los sacerdotes aztecas viendo al águila y la serpiente para fundar Tenochtitlán, Moisés vagando en los desiertos hacia la Tierra Prometida, etc.). Pero hoy se emigra técnicamente: todo el mundo puede irse a trabajar a cualquier parte del globo. Son las cuestiones económicas las que, al interior de los mercados de trabajo (donde las humanos ya no son personas sino recursos) las que determinan los movimientos de población de un lugar que ya no ofrece condiciones hacia otro que pueda ofrecerlas (como las grandes masas de gentes que huyen de la pobreza de los países del llamado tercer mundo hacia las naciones desarrolladas convirtiendo las fronteras en zonas de permanente conflicto). Pero ¿es bueno o es malo que podamos irnos a trabajar a cualquier parte?  O mejor preguntar ¿qué es o cuál es la esencia de un lugar? Normalmente respondemos: Su gente, su naturaleza, sus productos típicos, su historia, su cultura. Todo esto es cierto, pero voy a preguntarlo de otra forma ¿cuándo se genera un lugar? Y no pensemos sólo en las partes, pensemos en algo que está más allá de la mera composición espacial. Se genera un lugar cuando yo establezco lazos afectivos,  y ¿cuál es el primer lazo afectivo posible? La amistad es ya un segundo paso. El saludo, esto es: ¿Qué sucede cuando hay un saludo? Hay un encuentro. Allí donde hay saludo hay encuentro y así hay Lugar; LUGAR DE ENCUENTRO. ¿Encuentro de qué? Aunque sea cifradamente voy ir hacia una definición, que ya aclararemos mejor más adelante. Pareciera que en la medida en que la técnica no encuentra nada más que un objeto-técnico, es decir la Tierra en tanto que explotable, surge el fin de todo lugar, o dicho de otro modo, encontrando a la Tierra como objeto de explotación la técnica transforma todo encuentro en un solo tipo de encuentro y así toda la variedad de lugares en un solo lugar.


Nosotros en cambio definimos la esencia de un Lugar cuando él ya no es más que encuentro de sí mismo, cuando el lugar ya no es más que encuentro… del Lugar.
<poem>
Venimos a consagrar con palabras plenas de sentido
este suelo elevado, donde un sagaz mesonero
construye una casa para que sus huéspedes
puedan contemplar y saborear, como el más bello
de los espectáculos, el panorama de esta rica comarca. (Hölderlin 1995)</poem>


==El Tiempo como Fruto==
''Der Gang aufs Land'' no es una excursión al campo, ni una ‘salida a terreno’. Es la Tierra abierta y disponible al obrar de los oficios, pero a su vez augurando sus advertencias. La humanidad es apenas un soplo minúsculo en la vasta historia de la naturaleza y sean cuales sean nuestras acciones ella seguirá su curso. Con o sin la humanidad. Así ha sucedido desde la noche de los tiempos y así continuará allende la eternidad. Tal humildad ajusta los proyectos humanos y propone una Tierra lábil con cuyas transformaciones es posible unirse en un acuerdo breve, lúcido y potente. En ese acuerdo la humanidad acepta que todos sus esmeros convertirán a la Tierra en jardín sólo si se deja que todos vengan a él.
En “Ciencia y Técnica” el filósofo alemán Martin Heidegger concluye, entre otras cosas y después de su larga meditación, que la esencia de la técnica es ambigua y que observar esa esencia desde cerca puede conducirnos a la verdad. Pero Heidegger ve también que el modo actual en que nos relacionamos con la técnica presenta un peligro para lo humano. Y un peligro mayor, de esos que pueden llegar a destruirnos enteramente. Recoge entonces y justo en este momento a la poesía. Específicamente los versos de Hölderlin “donde está el peligro nace también lo salvador” y “poéticamente habita el hombre sobre esta tierra” (Heidegger 1977) Pág. 20). Sucede que “la esencia de la técnica no es nada técnico. La reflexión sobre la técnica y la contraposición decisiva con ella, tiene que tener lugar en un ámbito que, de un lado, está emparentado con la esencia de la técnica y que, de otro, es sin embargo fundamentalmente distinto. Tal ámbito es el arte” (Heidegger 1984) Págs 106-107). Es decir, le entrega la solución final de toda la problemática a la palabra poética y desde ella al arte. Pero no dice más, no explica, al menos no en este texto, el paso práctico por el cual podríamos comprender, o alguna suerte de procedimiento o tal vez alguna explicación, para seguir comprendiendo. ¿Por qué hace esto?, ¿qué pueden hacer los poetas o la poesía  o los artistas frente a esta amenaza?


Hubo movimientos artísticos a comienzos del S. XX que pretendieron cambiar el mundo a través de la política; los surrealistas se hicieron comunistas, los futuristas ingresaron al fascismo, etc. No dio resultado. Nunca ha dado resultado –si por resultado comprendemos consecuencias directas, de fondo y de largo plazo– la poesía comprometida. El relato de los mitos, concedido a los poetas por las musas griegas tiende hacia otra cosa que el compromiso. No importa si el mito es verdadero o falso porque está lanzado hacia la fuente original de la realidad, hacia el fundamento del mundo y por lo tanto hacia su devenir. La poesía opera sobre el destino, pero no en la forma que quisiera la política o la guerra o la economía. Vuelvo a las preguntas esenciales del poema, entre las páginas 77 y 89. ¿Cuál es la condición para que la Tierra pueda encontrarnos como tal Lugar? ¿Qué es lo que debe tener-lugar para que un tal encuentro sea posible? Romper la doble mutilación del tiempo. La primera: La planificación transforma en presente anticipado todo lo que puede en él calcularse. La segunda: No dejando al futuro más que su que su parte de imprevisto, imprevisibilidad, en pocas palabras; la amenaza que él presenta contra toda previsión. Así el hombre sólo puede vivir en tránsito, es decir, en la indiferencia del pasado, del presente y del porvenir con solamente la posibilidad amenazadora de la ruptura de esa indiferencia. Romper esta doble mutilación es la condición previa a toda modificación de la vida. El tiempo ha de aprehenderse como fruto.
==La mesa y la fiesta==
El arquitecto P. Cáraves ha postulado “proyectar el vacío de la estancia desde la mesa” en la Ciudad Abierta. Luego este elemento, más propio del diseño, también ha sido construido a través de una abertura original. Lo primero es decir, aunque sea obvio, que una mesa no es simplemente un “mueble, por lo común de madera, que se compone de una o de varias tablas lisas sostenidas por uno o varios pies, y que sirve para comer, escribir, jugar u otros usos” (RAE 2015). El diseñador industrial Ricardo Lang V. ha propuesto que una mesa es la construcción de un acto de celebración. Esta celebración es “el ritmo que pulsa la pura posibilidad de hacer visible esa ocasión y no otra de los hombres allí convocados. A eso hemos llamado Acto.” (Lang, ).  


Y ahora yo pregunto ¿Qué es un fruto? un alimento, proteínas y vitaminas, un producto, una cosa natural. Está bien un fruto es todo esto, pero más simplemente aún ¿qué es un fruto? Una ‘manzana’. Esto es; una manzana, ¿qué hacemos con ella? La comemos. Y en este comer está involucrado el gusto, el olfato, el tacto, la vista, el oído y muchos otros sentidos que no son físicos. Pero hablemos de los sentidos; comerse una buena manzana es una experiencia sensorial, es decir sensual y erótica. Nosotros no comemos nada intelectualmente sino con todas las posibilidades de nuestros cuerpos, mentes y espíritus. Pues bien, así mismo ha de ser el proceso de aprehensión de la realidad. Los niños aprenden la realidad llevándose todo a la boca porque sabor es saber, porque literalmente se la comen y así son transformados. Lo que comemos nos transforma efectivamente a través de un proceso orgánico y la realidad viene a constituirse exactamente igual. No es cierto que la verdad se descubra a través de un proceso intelectivo mediante el cual separamos objeto y sujeto u observador y observado. Nuestro conocimiento se inicia con la actividad de los sentidos, con la representación de imágenes de origen sensorial. Aquello que observamos es transformado en el proceso de la observación y no puede existir así una verdad del todo objetiva. “La cultura occidental, proyectando la filosofía aristotélica, ha tratado la realidad sensorial como si fuese algo externo e independiente del ser vivo”, pero “lo que un humano conoce por realidad sensorial no es algo objetivo que esté definido exteriormente” (Ruiz (Ruiz Barría 2008) Pág. 199-214).
Para que aquello ocurra es preciso concebir cada celebración como un ‘cada vez’, es decir, construyendo objetos “efímeros, leves, para ser usados una sola vez”, “objetos que son aparecimiento y no solución” (Ibíd) (fig. 5). La celebración así concebida es una obrar, y se desarrolla en Ronda, junto a maestros, estudiantes y huéspedes. “Docencia y trabajo estrechamente ligados a las dimensiones del oficio, el arte y la poética de lo abierto” (Ibíd). Una mesa es ocasión de crear no sólo el objeto mismo y su acontecer cada vez con una nueva propuesta y nuevas formas, sino el ejercicio directo de la hospitalidad a través de dar existencia a la verdadera fiesta de la condición humana.


Un tiempo aprehendido como fruto es un tiempo que no se fuga hacia la muerte, como lo explica Baudelaire:
==Conclusiones==
<blockquote>Comprende bien esto… El tiempo presente se reduce a un punto matemático, y este punto matemático perece mil veces antes de que hayamos podido afirmar su nacimiento. En el presente todo es finito, y ese mismo finito es infinito en la velocidad de su huída hacia la muerte. Pero en Dios noy hay nada finito; en Dios no hay nada transitorio; en Dios noy hay nada que tienda hacia la muerte (Baudelaire 1998).</blockquote>
El cuento del gigante egoísta es una metáfora potente para quienes anhelan fundar ciudades abiertas; la Tierra no sólo niega sus dones a quien no es capaz de ofrecerla en plena hospitalidad, sino que lo castiga con su esterilidad y con la fuerza desgarradora de lo inhóspito. ¿Son entonces, los terrenos y el ámbito de la Ciudad Abierta, ese jardín posible? ¿Ha sido abierta enteramente al juego de todos, a la llegada de los otros?
Un presente que se parezca a la eternidad, pues en ella nada tiende hacia la muerte, como nos lo cuenta magníficamente C.S. Lewis en la carta XV de sus “Cartas del diablo a su sobrino”: “Los humanos viven en el tiempo, pero nuestro Enemigo les destina a la Eternidad. Él quiere, por tanto, creo yo, que atiendan principalmente a dos cosas: a la eternidad misma y a ese punto del tiempo que llaman el presente. Porque el presente es el punto en el que el tiempo coincide con la eternidad”<ref> “Del momento presente, y sólo de él, los humanos tienen una experiencia análoga a la que nuestro Enemigo tiene de la realidad como un todo; sólo en el presente la libertad y la realidad les son ofrecidas……Nuestra tarea consiste en alejarles de lo eterno y del presente. Con. esto en mente, a veces tentamos a un humano (pongamos una viuda o un erudito) a vivir en el pasado. Pero esto tiene un valor limitado, porque poseen algunos conocimientos reales sobre el pasado, y porque el pasado tiene una naturaleza determinada, y, en eso, se parece a la eternidad. Es mucho mejor hacerles vivir en el futuro. La necesidad biológica hace que todas sus pasiones apunten ya en esa dirección, así que pensar en el futuro enciende la esperanza y el temor. Además, les es desconocido, de forma que al hacerles pensar en el futuro les hacemos pensar en cosas irreales. En una palabra, el futuro es, de todas las cosas, la menos parecida a la eternidad.”
Lewis, C. S. (1993). Cartas del diablo a su sobrino. Santiago, Andrés Bello.</ref> (Lewis 1993). Es decir un tiempo en donde el futuro no se presenta como amenaza. Y es más, un fruto –incluso etimológicamente– esplende como tal cuando sirve más para el regalo que como alimento. Un tiempo regalado, como la semilla que es un signo viviente que guarda y cuida en secreto la maravilla de la creación, porque a través de una maduración y un florecimiento ya no perece. Un tiempo como un hijo –fruto del amor- que encarna el renacimiento y la resurrección atravesando la muerte para que recomience el ciclo de la vida.
<blockquote> El tiempo del mito, como el de la fiesta religiosa, o el de los cuentos infantiles, no tiene fechas: “hubo una vez…”, “En la época en que los animales hablaban…”, “en el principio…” Y ese Principio –que no es el año tal ni el día tal- contiene todos los principios y nos introduce en el tiempo vivo, en donde de veras todo principia todos los instantes. Por virtud del rito, que realiza y reproduce el relato mítico, de la poesía y del cuento de hadas, el hombre accede a un mundo en donde los contrarios se funden (Paz 1993) Pág. 229).</blockquote>
Nosotros no sólo llevamos inexorablemente esta condición –porque somos hombres y mujeres- sino que debemos manifestarla, hacerla presente, convertirla en regalo. Y esto es la creación de un mundo.
 
==Conclusión==
Hoy día se exige que países como el nuestro comiencen a gastar un mayor porcentaje de su PIB en investigación, como único camino posible hacia la meta del desarrollo, cuyo modelo son las naciones desarrolladas del hemisferio norte. Se copia también entonces un paradigma de investigación para la ciencia y la tecnología. Este es el mismo sostenido por Occidente desde hace más de 500 años, y que a estas alturas se muestra decididamente incompleto, si es que no equivocado. Este paradigma ubica primero a la ciencia -en la partida- y después a la tecnología en el siguiente paso hacia el desarrollo industrial, económico, material e incluso humano. Se exige así que tanto los académicos como sus universidades recorran este camino por el cual supuestamente alcanzaremos a vencer a la naturaleza. La investigación científica se comporta con la arrogancia de los amos del fuego. Si un universitario es preparado en conocimientos de última tecnología estará irremisiblemente perdido mucho más temprano que tarde. Le mienten a los jóvenes quienes les prometen una carrera exitosa basada en la utilización y aprendizaje de las últimas herramientas de la tecnología. De hecho mienten quienes ofrecen una ‘carrera’ en lugar de una vida de oficio. En un primer momento de la educación es preferible aprender los fundamentos esenciales de la técnica que la tecnología; los principios de la naturaleza que el procedimiento científico experimental. En suma, debemos enseñar a los niños y jóvenes a admirarse de la realidad, de la naturaleza. Enseñarles a hacerse preguntas, no a responderlas. Todo esto para que un pueblo pueda efectivamente generar verdadera técnica y desde allí nueva tecnología. Las artes están no sólo esencialmente preparadas para llevar a cabo esta clase de enseñanza sino que su esencia las faculta para generar precisamente esas preguntas esenciales, no importa dirigidas a quien o quienes. Se trata de que cada profesión tenga una formación ‘artística’, entendiendo esta como la capacidad de crear, de hacer aparecer, de traer la novedad desde allí donde no había nada. Esto es una formación que les va a permitir a los jóvenes y futuros oficiantes ser consecuentes con sus propios intereses, los que irán cambiando con el tiempo. La poesía no es ni una disciplina ni un arte, sino más bien el rumbo primero desde el cual comenzar a abrir el mundo. La palabra poética se ubica justamente en un punto de la realidad desde donde es posible comenzar no sólo a comprenderla sino incluso a crearla. La experiencia épica de la poesía le indica al hombre, cualquiera sea su oficio, un modo de relacionarse con la técnica. Modo enteramente creativo y eficaz, incluso práctico y útil. La relación entre la técnica y la poesía no está basada en ideas románticas o superfluas, sino que dicha relación es profundamente fructífera y hasta productiva. En términos de resultados, serán mejores nuestros trabajos técnicos sólo en la medida en que sepamos escuchar el canto poético que nos llama hacia la creación de un mundo.


==Bibliografía==
==Bibliografía==
 
*Caráves, P. (2007). La Ciudad Abierta de Amereida. Arquitectura desde la Hospitalidad. Tesis Doctoral, Departamento de Proyectos Arquitectónicos Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, Universidad Politécnica de Cataluña.
*Autores, V. (1986). Amereida volumen II. Valparaíso, Taller de Investigaciones Gráficas, Escuela de Arquitectura y Diseño, PUCV.
*Barceló, J. (2009). "LENGUAJE POÉTICO Y METÁFORA EN LA OBRA DE ERNESTO GRASSI." Revista de filosofía 65: 143-159.
*Baudelaire, C. (1998). Pequeños poemas en prosa / paraísos artificiales. Madrid, Cátedra.
*Brunner, J. J. (2003). Educación e Internet ¿la próxima revolución? Santiago, Fondo de Cultura Económica.
*Chaves, N. (2001). El oficio de diseñar, propuesta a la conciencia crítica de los que comienzan. Barcelona, Gustavo Gili.
*Heidegger, M. (1962). Lenguaje tradicional y lenguaje técnico. A. Comburg. Comburg, Alemania.
*Heidegger, M. (1977). "Poéticamente Habita el Hombre." Humboldt 62.
*Heidegger, M. (1984). Ciencia y Técnica. Santiago, Universitaria.
*Heidegger, M. (1988). Arte y Poesía. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
*Heidegger, M. (1988). Arte y Poesía. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
*Lewis, C. S. (1993). Cartas del diablo a su sobrino. Santiago, Andrés Bello.
*Hölderlin, F. (1995). Hölderlin, Poesía Completa (edición bilingüe). Barcelona, Ediciones 29.
*Ortega y Gasset, J. (1939-1961). Meditación de la Técnica. Revista de Occidente. Madrid, Fundación José Ortega y Gasset.
*Iommi, G. (1984). El Pacífico es un Mar Erótico. Dos Conversaciones. Viña del Mar, Taller de Investigaciones Gráficas, Escuela de Arquitecturay Diseño, PUCV.
*Paz, O. (1993). El Laberinto de la Soledad / Postdata / Vuelta a el laberinto de la soledad. Ciudad de México, Fondo de Cultura Económica.
**(1984). Hay que Ser Absolutamente Moderno. Cuatro Talleres de América en 1979. Hay que ser absolutamente moderno. Viña del Mar, Taller de Investigaciones Gráficas, Escuela de Arquitectura y Diseño, PUCV.
*Ruiz Barría, G. (2008). "Reflexiones y definiciones desde la teoría del conocimiento: Aprendizaje y competencia en la universidad actual." Estududios pedagógicos 34.
*Iommi, G. and A. Cruz (1983). De la Utopía al Espejismo. REVISTA Universitaria nº9. Santiago, Pontificia Universidad Católica de Chile: 17-25.
*Lang V., R. (2008). Diseño y Celebración. Valparaíso. Ediciones Universitarias de Valparaíso.
*Rimbaud, A. and J. F. V. Jové (2003). Poesía completa. Ediciones 29.
*Smith, W. and C. Anthon (1870). A Dictionary of Greek and Roman Antiquities, Harper.
*varios autores (1967). Amereida. Santiago, Editorial Cooperativa Lambda.
*Onetto, B. 2005. Friedensfeier Fiesta de la Paz F. Hölderlin (Esbozo en prosa del poema). Documentos Lingüísticos y Literarios 28: 66-71.
*Lautréamont, d. and A. Pellegrini (1964). Obras completas: Los cantos de Maldoror, poesías, cartas. Ediciones Boa.
==Índice de Imágenes==


==Notas==
*Fig 1: Clase de Alberto Cruz C. en la ‘Cubícula Locanda’, Ciudad Abierta, 2010. Archivo Histórico José Vial Armstrong. Código: CAO loc 10 - Cubícula Locanda (Taller de Amereida) - 074.
<references />
*Fig 2: Almuerzo en la ‘Sala de Música’. Ciudad Abierta, 2013. Archivo Histórico José Vial Armstrong. Código: CAV-MI mie 13 - almuerzo sala de música (24 abril) - 24.
*Fig 3: Mesa en la Hospedería Pie de Cruz, Ciudad Abierta, 1985. Archivo Histórico José Vial Armstrong. Código: CAO pie 85 - Hospedería Pie de Cruz - 06.
*Fig 4: Acto poético en el ‘Ágora del Fuego’, Ciudad Abierta, 1990. Archivo Histórico José Vial Armstrong. Código: CAA cen 90 - Cenotafio de Verónica Ross - 33.
*Fig 5: “Mesa” diseñada por Ricardo Lang y sus Alumnos para un brindis. Ciudad Abierta, 2009. Archivo Histórico José Vial Armstrong. Código: CAV mat 09 - Matrimonio De Larraechea & Jolly - 084.Bibliografía

Revisión del 08:22 22 mar 2016







TítuloTécnica y Poética, las preguntas de amereida
Año2004
AutorJaime Reyes
Tipo de PublicaciónEnsayo, Inédito
ColecciónAmereida
Palabras Clavepoética, técnica, amereida
LíneaFormación y Oficio
Carreras RelacionadasArquitectura, Diseño Gráfico"Diseño Gráfico" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property., Diseño Industrial"Diseño Industrial" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property., Náutico y Marítimo"Náutico y Marítimo" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property., Ciudad y Territorio"Ciudad y Territorio" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property.

El Pueblo de las Mesas. 
La Hospitalidad en la Ciudad Abierta

Resumen

La Ciudad Abierta de Amereida fue fundada en 1970 a través de una serie de actos poéticos, conocidos como la apertura de los terrenos. En dichos actos están cifradas las bases originarias de esta fundación poética, con el cual se ha intentado construir y habitar desde entonces esta Ciudad Abierta.

La Ciudad Abierta de Amereida es un tiempo-lugar laboratorio donde se desarrolla una propuesta original, que se manifiesta principalmente en su arquitectura, el diseño y las artes; una propuesta de reunir vida, trabajo y estudio que ha sido llevada a cabo durante estas décadas. La poesía juega allí un rol esencial. La proposición poética esencial para el habitar en la Ciudad Abierta, desde su primer momento, es la hospitalidad.

Es importante comprender el origen y la actualidad de la concepción poética de hospitalidad, consignada hasta ahora en los fundamentos de la Ciudad Abierta. Desde esa comprensión es posible abrir la realidad a nuevas fuentes para los oficios.

A la luz de los hechos: qué es lo que verdaderamente ha sucedido; cuál ha sido la relación entre las voces poéticas que cantan la hospitalidad y las obras de los oficios que la construyen.

La hospitalidad no es una idea inicial de esta comunidad de artistas, académicos y poetas, no está en el origen del grupo ni aparece en textos de los primeros años (1952). No se menciona ni una sola vez en en el poema Amereida. La hospitalidad es un concepto surgido de la poesía casi en el momento mismo del nacimiento de la Ciudad Abierta, en los inicios de la década del setenta, casi veinte años después de la refundación de la Escuela de Arquitectura. Ciudad Abierta y hospitalidad surgen al unísono y se deben una a la otra. La Ciudad Abierta requiere, para ser lo que es, que la hospitalidad sea su fundamento, y la realización concreta y actual existencia de la Ciudad Abierta es manifestación de la hospitalidad.

Un modo concreto de construcción de hospitalidad es el habitar en hospederías, sin propiedad privada. Y dentro de estas hospederías se da la celebración del encuentro entre huéspedes a través de la mesa.

Palabras Clave: hospitalidad, ciudad abierta, poesía, mesa

The People of the Tables. Hospitality in the Open City.

Abstract

The Open City was founded in 1970 by a series of poetic acts, known acts as the “opening of the land”. These kind of acts encrypt the original bases of poetic founding, which has attempted to build and inhabit the Open City since then.

The Open City is a time-place lab where an original proposal is developed, which is mainly manifested in the architecture, design and the arts, but it is also a proposal to gather everyday life, work and study and has been carried out during these decades, where poetry plays an essential role.

The essential poetic proposition for living in the open city, from its outset, is hospitality.

Is important to understand the origin and topicality of the poetic conception of hospitality, recorded so far in the fundamentals of Open City. From this understanding it is possible open the reality to new matters for the ‘trades’. In light of the facts: what has really happened. Which has been the relation between the voices of poetry whom sing the hospitality and the works of the trades who build it.

Hospitality is not an initial idea of this community of artists, scholars and poets, is not at the origin of the group and did not appears in texts from the early years (1952). It is not mentioned even once in the poem Amereida. Hospitality is a poetic concept poetry and emerged almost at birth of the Open City, in the early seventies, almost twenty years after the foundation of the School of Architecture. Open City and hospitality arise in unison and are due to the other. The Open City, to be what it is, to be what it is, requires to be what hospitality as its fundament, and concrete and actual implementation existence of the Open City is a manifestation of hospitality.

A concrete method of construction hospitality is living in hospederías, without private property. And within these hospederías the celebration of the meeting between hosts occurs through the table.

Keywords: hospitality, Open City, poetry, table.


La capacidad de oír al otro

La Ciudad Abierta nació para dar curso a la hospitalidad y ella está en el origen de todas sus obras. Pero no es un mandato formal, (las formas en libertad obedecen al cada vez, no a una fórmula) sino el acto principal que pretende ordenar la reunión del trabajo, la vida y el estudio.

La primera explicación se halla en las palabras de Alberto Cruz C. que recogió Godofredo Iommi como definición para una hospitalidad poética: “¿Cuál es la hospitalidad poética? Una frase en boca de Alberto Cruz, hace muchos años, es la siguiente: “La capacidad de oír.” (Iommi 1984). Luego el poeta agrega que para que exista esa clase de hospitalidad se requiere oír con inocencia. Es la inocencia “en tanto que oír no es escuchar estando ya decidido, sino dejar que el otro se entrometa en el propio discurso con decisión o escisión” (Iommi and Cruz 1983). Pero el extremo de la hospitalidad poética va más lejos, no es suficiente permitir la intervención en el propio discurso, sino abrir la posibilidad de que lo otro sea junto con lo propio. Abrirse a una transformación. Por otra parte “es esta una hospitalidad frágil y gratuita pues por esencia es incoaccionable, se abre solamente ante el libre consentimiento mutuo. Débil e indefensa, siempre al filo de aparecer y desaparecer.” (Ibíd).
¿Qué es, realmente, oír al otro?, ¿cómo se ejerce esa capacidad?

Uno de los hilos a seguir para hallar el origen de esta idea poética proviene del poeta alemán Friedrich Hölderlin, cuyos poemas fueron leídos en los actos de apertura; dice Hölderlin, en el segundo esbozo, en verso, de su poema Fiesta de la Paz: "Mucho ha experimentado el hombre. A muchos celestes ha nombrado, desde que somos un diálogo
y podemos oír unos de otros." (Onetto, 2005).

Heidegger, interpretando estos mismos versos propone que “el ser del hombre se funda en el habla; pero ésta acontece primero en el diálogo”, donde el diálogo es “hablar unos con otros de algo.” (Heidegger 1988). El habla no es sólo un conjunto simple de palabras ordenadas por las reglas de la sintaxis. Se entiende el habla como lo hacía Hölderlin, es decir, como una conversación. Pero una conversación es algo más que hablar unos a otros acerca de algo. Una conversación, además de hablarnos, debe sostener y realizar el oírnos; oír unos de otros, oír al otro, a lo otro. Sólo al oírse mutuamente es posible llegar el uno al otro. El hecho de oír al otro, si se lo hace a conciencia y con verdadera entrega, trae consigo la transformación de quien oye. De hecho las palabras conversar y convertir tienen la misma raíz. El oír sincero es aquel que recibe lo que se oye para incorporarlo en lo propio, y así continuar, después de la conversación, con algo demás, con algo que antes no se tenía. Con-versar podría ser ubicar lo oído como palabra esencial, es dedicar el habla al hallazgo de las intimidades de las personas. Por eso Hölderlin sostuvo que toda nuestra existencia es portada en la conversación. Somos una conversación; que es cuando la palabra –la palabra esencial– relaciona lo uno con lo otro, a él con ella, a ella conmigo, a nosotros con ellos y con el mundo: “la unidad de este diálogo consiste en que cada vez está manifiesto en la palabra esencial el uno y el mismo por el que nos reunimos, en razón de lo cual somos uno y propiamente nosotros mismos” (Ibíd). Por eso lo que se propone hacer con la poesía, poetas y oficiantes, es oírla. En esa relación de conversación o diálogo sucede la posibilidad de disputar (“sin esta relación es también justamente imposible disputar” (Ibíd), y, según Iommi “debatir es permanecer abiertos” (cita requerida). En cuanto toda disputa tenga y contenga la posibilidad de transformar a quienes disputan. Para disputar es menester reunirse con lo otro, los otros, eso que Octavio Paz llamara la ‘otredad’.

Por otra parte, el arquitecto y profesor Patricio Cáraves otorga a la hospitalidad la posibilidad de ser “aquel acto que el hombre realiza a partir de un encuentro. Así como
lo primero de un encuentro entre dos personas, es saludarse, cruce de palabra y gesto que crea lugar.” (Cáraves, 2007)

El pueblo de las mesas

Godofredo Iommi consideraba a los ciudadanos abiertos (y a una comunidad poética en general) como “un pueblo de palomas”, en referencia dos citas: el verso de Rimbaud “L'Aube exaltée ainsi qu'un peuple de colombes” (del Alba exaltada como un pueblo de palomas) (Rimbaud and Jové 2003) y citando a Nietzsche en el sentido que “es a paso de paloma que se acercan los pensamientos que gobiernan el mundo” (Iommi 1984). Alberto Cruz C. y el propio Iommi, en sus clases, también se referían a este ‘pueblo’ comparándolo, como hiciera Lautreamont con la poesía, con una bandada de estorninos:

Es el vuelo de una bandada de pájaros, que no vuela en ‘V’, por ejemplo, ni cómo muchos pájaros; como suelen pasar los patos que pasan por aquí unos tras otro, sino que vuelan dentro de una esfera. Dentro de la esfera los pájaros la cruzan, en todos sus diámetros, continuamente, al punto que uno mirando un pájaro pudiera pensar que la esfera no avanza. Y sin embargo, dentro de esta multiplicidad de movimientos la esfera se desplaza. Esta complejidad la frase aún no la ha conquistado

.

En un acto poético de la Ciudad Abierta, el poeta Carlos Covarrubias dijo que los ciudadanos abiertos eran “el pueblo de las mesas”. Esta imagen se ajusta a mejor a cómo se pretende ejercer la hospitalidad en la Ciudad Abierta; de hecho es un reflejo de cómo esta comunidad la ha puesto en práctica desde sus inicios. La hospitalidad nace con las rutas como una virtud que se ejercita con los peregrinos, los viajeros, acogiéndolos y prestándoles debida asistencia en sus necesidades. Ya en los antiguos caminos de Persia y luego en todos los que conducen a Roma debían existir lugares, distanciados por la duración de una jornada de viaje, que recibieran a los peregrinos. Por ejemplo La Caupona, de baja estofa frecuentada por vagabundos, prostitutas y viajeros pobres (Smith and Anthon 1870). La Tabernae, más parecidas a un hostal moderno (Ibíd). Las antiquísimas Locanda, también posadas y albergues de peregrinos, que conservan este nombre y función hasta hoy. Finalmente existieron las Mansio. Literalmente mansio, deriva de manere (que significa “lugar donde pasar la noche durante un viaje”) y eran paradas oficiales en una calzada romana, mantenida por el gobierno central para el uso de oficiales y hombres de negocios a lo largo de sus viajes por el imperio. Las mansiones estaban bajo la gerencia y supervisión de un oficial denominado mansionarius (Ibíd), de ahí al que se conoce como mesonero; el que tiene a su cargo un mesón. Este es el elemento que tenían todos estos lugares en común: el mesón. Lo primero de la hospitalidad es la existencia de un mesón, cuya principal característica es que además de servir como la mesa, sirve a la reunión de extraños reunidos en una ruta. No sólo se ocupa en la comida y la bebida, sino que provoca el encuentro de los huéspedes. La forma de ese encuentro no es otra que la conversación. En idioma español el huésped es al mismo tiempo el que es acogido y el que acoge; el que es recibido en la casa ajena como el dueño de casa. Se llama huésped al que hospeda y al hospedado.

La poesía propone así que todos son huéspedes en la Ciudad Abierta, por eso los residentes permanentes habitan en hospederías y no en casas (fig. 1). El modo de habitar las hospederías nace en esa misma clase de encuentro, por eso lo primero de ellas es una mesa: “La Hospedería es “un espacio abierto a recibir al otro, el que pasa a ser un huésped y, para oírlo se lo recibe en la mesa blanca, que es el sitio donde todos los ahí sentados, están por igual” (Cáraves, 2007). El poeta Carlos Covarrubias una vez llamó a los ciudadanos abiertos “el pueblo de las mesas”. El primer edificio construido en la Ciudad Abierta, a comienzos de los años setenta fue la ‘Sala de Música’, recinto que subsiste hasta hoy en pleno uso (fig. 2). Por definición este edificio fue construido para la música, y la ha albergado en incontables oportunidades. Sin embargo, después de casi cincuenta años, el elemento principal que allí destaca no son ni instrumentos ni la posibilidad que tiene la sala de afinarse mediante sus paneles móviles: son sus mesas blancas. La ‘Sala de Música’ existe y se sostiene desde el inicio no porque allí se haya cuidado la música, no obstante la belleza, frecuencia o importancia de los intérpretes y los conciertos allí realizados, sino porque allí han sido dispuestas las mesas. Y en un número y disposición tales que puedan ser mesón. Allí los ciudadanos abiertos hacen de mesoneros (incluso con turnos establecidos, una vez a la semana, durante todo el año, desde hace décadas) y en ella son acogidos ellos mismos y los otros. Aunque no debe ser coincidencia que una sala de música se preste para dar cabida a la conversación, puesto que esa musa pide, primeramente, la capacidad de oír; ser, antes que nada, auditorio. Aunque hay un más bello nombre para aquellos que prestan su oído libre y desinteresadamente a algo, sin esperar ni reconocimiento ni crédito por ello: Oyentes.

He aquí además la severa implicancia de la no propiedad; al igual que el mesonero, cada habitante de la Ciudad Abierta no es dueño de la hospedería que ocupa, sino que es huésped en ella. Cada habitante está en la misma condición que aque- llos que son recibidos al paso. Y cada habitante pretende dedicar su habitar a que en su mesa se produzca la conversación: “Vivir en hospederías ejerciendo la hospitalidad, ha llevado a concebir la mesa como espacio arquitectónico, es decir pensar – proyectar el vacío de la estancia desde la mesa.” (Cáraves, 2007)(fig. 3).

Así comienza lo abierto. Sin embargo, esto es precisamente sólo el comienzo.

La conversación que acontece en las mesas es el encuentro de los huéspedes no sólo en la fraternidad o en el saludo, sino también en los oficios. Ese encuentro ha sido llamado Ronda. Esta es muy distinta del trabajo en equipo, pues este último es una organización en la que cada componente tiene una función específica y acotada, en la que se actúa coordinadamente para un fin predeterminado; ya sea la obtención del triunfo deportivo o la conquista de un logro. Una ronda, en cambio, tiene el aire festivo y libre de los juegos, donde los seres son enlazados por el mismo pan y el mismo sueño (imágenes). La fiesta ‘ronda’ allí:

donde
 – ya sin pertenecernos ni vínculos aún pocos seremos
multitud descompuestos descarados –
    ronda la fiesta (varios autores 1967)

Habiendo dejado de pertenecerse es el grupo convertido, conversación mediante, en algo diferente que la sola suma de individualidades. Y no importa si el grupo está compuesto por muchos o por pocos. El rostro de cada cual ya no es la expresión exclusiva de la individualidad (fig. 4). En esta Ronda de los oficios los participantes han de estar disponibles y dispuestos para asumir y abocarse a cualquier tarea o labor, sin distinción de rango, para mantener abierta la vigilia y compartir la guardia del nacimiento del tiempo de lo abierto; la que cuida el debate de los oficios, lejos de su especialización. En la Ronda cada cual es centinela del goce de la obra hecha por todos.

La hospitalidad puede suceder en cualquier ruta o lugar. ¿Cuándo y dónde ha lugar la hospitalidad? El propio Hölderlin lo dice en su poema Der Gang aufs Land, que fue leído en los actos de apertura de los terrenos de la Ciudad Abierta, en 1971:

Venimos a consagrar con palabras plenas de sentido
este suelo elevado, donde un sagaz mesonero
construye una casa para que sus huéspedes
puedan contemplar y saborear, como el más bello
de los espectáculos, el panorama de esta rica comarca. (Hölderlin 1995)

Der Gang aufs Land no es una excursión al campo, ni una ‘salida a terreno’. Es la Tierra abierta y disponible al obrar de los oficios, pero a su vez augurando sus advertencias. La humanidad es apenas un soplo minúsculo en la vasta historia de la naturaleza y sean cuales sean nuestras acciones ella seguirá su curso. Con o sin la humanidad. Así ha sucedido desde la noche de los tiempos y así continuará allende la eternidad. Tal humildad ajusta los proyectos humanos y propone una Tierra lábil con cuyas transformaciones es posible unirse en un acuerdo breve, lúcido y potente. En ese acuerdo la humanidad acepta que todos sus esmeros convertirán a la Tierra en jardín sólo si se deja que todos vengan a él.

La mesa y la fiesta

El arquitecto P. Cáraves ha postulado “proyectar el vacío de la estancia desde la mesa” en la Ciudad Abierta. Luego este elemento, más propio del diseño, también ha sido construido a través de una abertura original. Lo primero es decir, aunque sea obvio, que una mesa no es simplemente un “mueble, por lo común de madera, que se compone de una o de varias tablas lisas sostenidas por uno o varios pies, y que sirve para comer, escribir, jugar u otros usos” (RAE 2015). El diseñador industrial Ricardo Lang V. ha propuesto que una mesa es la construcción de un acto de celebración. Esta celebración es “el ritmo que pulsa la pura posibilidad de hacer visible esa ocasión y no otra de los hombres allí convocados. A eso hemos llamado Acto.” (Lang, ).

Para que aquello ocurra es preciso concebir cada celebración como un ‘cada vez’, es decir, construyendo objetos “efímeros, leves, para ser usados una sola vez”, “objetos que son aparecimiento y no solución” (Ibíd) (fig. 5). La celebración así concebida es una obrar, y se desarrolla en Ronda, junto a maestros, estudiantes y huéspedes. “Docencia y trabajo estrechamente ligados a las dimensiones del oficio, el arte y la poética de lo abierto” (Ibíd). Una mesa es ocasión de crear no sólo el objeto mismo y su acontecer cada vez con una nueva propuesta y nuevas formas, sino el ejercicio directo de la hospitalidad a través de dar existencia a la verdadera fiesta de la condición humana.

Conclusiones

El cuento del gigante egoísta es una metáfora potente para quienes anhelan fundar ciudades abiertas; la Tierra no sólo niega sus dones a quien no es capaz de ofrecerla en plena hospitalidad, sino que lo castiga con su esterilidad y con la fuerza desgarradora de lo inhóspito. ¿Son entonces, los terrenos y el ámbito de la Ciudad Abierta, ese jardín posible? ¿Ha sido abierta enteramente al juego de todos, a la llegada de los otros?

Bibliografía

  • Caráves, P. (2007). La Ciudad Abierta de Amereida. Arquitectura desde la Hospitalidad. Tesis Doctoral, Departamento de Proyectos Arquitectónicos Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, Universidad Politécnica de Cataluña.
  • Heidegger, M. (1988). Arte y Poesía. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
  • Hölderlin, F. (1995). Hölderlin, Poesía Completa (edición bilingüe). Barcelona, Ediciones 29.
  • Iommi, G. (1984). El Pacífico es un Mar Erótico. Dos Conversaciones. Viña del Mar, Taller de Investigaciones Gráficas, Escuela de Arquitecturay Diseño, PUCV.
    • (1984). Hay que Ser Absolutamente Moderno. Cuatro Talleres de América en 1979. Hay que ser absolutamente moderno. Viña del Mar, Taller de Investigaciones Gráficas, Escuela de Arquitectura y Diseño, PUCV.
  • Iommi, G. and A. Cruz (1983). De la Utopía al Espejismo. REVISTA Universitaria nº9. Santiago, Pontificia Universidad Católica de Chile: 17-25.
  • Lang V., R. (2008). Diseño y Celebración. Valparaíso. Ediciones Universitarias de Valparaíso.
  • Rimbaud, A. and J. F. V. Jové (2003). Poesía completa. Ediciones 29.
  • Smith, W. and C. Anthon (1870). A Dictionary of Greek and Roman Antiquities, Harper.
  • varios autores (1967). Amereida. Santiago, Editorial Cooperativa Lambda.
  • Onetto, B. 2005. Friedensfeier Fiesta de la Paz F. Hölderlin (Esbozo en prosa del poema). Documentos Lingüísticos y Literarios 28: 66-71.
  • Lautréamont, d. and A. Pellegrini (1964). Obras completas: Los cantos de Maldoror, poesías, cartas. Ediciones Boa.

Índice de Imágenes

  • Fig 1: Clase de Alberto Cruz C. en la ‘Cubícula Locanda’, Ciudad Abierta, 2010. Archivo Histórico José Vial Armstrong. Código: CAO loc 10 - Cubícula Locanda (Taller de Amereida) - 074.
  • Fig 2: Almuerzo en la ‘Sala de Música’. Ciudad Abierta, 2013. Archivo Histórico José Vial Armstrong. Código: CAV-MI mie 13 - almuerzo sala de música (24 abril) - 24.
  • Fig 3: Mesa en la Hospedería Pie de Cruz, Ciudad Abierta, 1985. Archivo Histórico José Vial Armstrong. Código: CAO pie 85 - Hospedería Pie de Cruz - 06.
  • Fig 4: Acto poético en el ‘Ágora del Fuego’, Ciudad Abierta, 1990. Archivo Histórico José Vial Armstrong. Código: CAA cen 90 - Cenotafio de Verónica Ross - 33.
  • Fig 5: “Mesa” diseñada por Ricardo Lang y sus Alumnos para un brindis. Ciudad Abierta, 2009. Archivo Histórico José Vial Armstrong. Código: CAV mat 09 - Matrimonio De Larraechea & Jolly - 084.Bibliografía