Sebastian Merino Morgado

De Casiopea

Fuga de límites y juego de perspectivas como construcción de profundidad (Ensayo 1)

Introducción

Al entender el Renacimiento como un periodo de apertura cosmovisual e intelectual comienzan a establecerse relaciones hacia lo reprimido o desconocido por el pensamiento de la Edad Media, y el hombre emprende curiosidad por su entorno, por el sentido de paisaje y por contemplar lo que acontece mas allá del dominio que se tiene. Con el pasar del tiempo, la vinculación de proximidad y lejanía se torna un desafío, en tanto las formas y modos de relacionarse, de convivir y construir ciudad encuentran en la arquitectura un modo de expresar y atrapar las invenciones que implementan los anhelos a veces inmensurables del hombre.

La intensa búsqueda del goce como principio de creación, encuentran en las proporciones aquella perfección de las partes en una armonía tal que manifieste esplendor, el cual se aferra a un ideal de belleza propia del hombre por aproximarse a lo medido. Así su visión de mundo y frente al teocentrismo medieval, el Renacimiento, sin olvidar a Dios, convierte al hombre en el centro de sus intereses, al centrarse en la vida misma de él, en su condición terrenal y su relación de cuerpo con la arquitectura en función de los tamaños, medidas y proporciones en el interior habitable de las obras del periodo.

Argumento

Al estudiar el modo de vivir y su evolución, encontramos en la ¨Villa¨ un modelo que recoge la tradición de predio aislado como casa habitación pero poco a poco comienza a vincularse con su contexto lo que queda de manifiesto en la adecuación o aclimatación del lugar como una extensión del interior; comienza a ordenarse el área verde o como hoy se conoce el jardín y emerge así un concepto tal vez no establecido pero que en su lenguaje y su forma se evidencia como antesala.

A modo de evidencia y como caso referencial podemos ver en la Villa Madama construida en 1519 por Rafael Sanzino, a principios del cinquecento, que la lógica de antesala comienza a aparecer; emerge un modo de acceder, un paso a paso, como si de un ritual se tratase. Tomando en cuenta que esta villa esta pensada como una de recreación por su jardín aterrazado en 2 niveles, el modo de recorrerlo es atravesando el eje del edificio, siendo recibido por una fachada en semicírculo acompañada por una columnata que hace aumentar en tamaño las proporciones abrazando con su impronta y privilegiando el acceder al lugar.

Otro caso es el de la Villa Piovene, construida en 1540 por Palladio en la cual la abstracción de planos con el fin de acotar distancias queda de manifiesto en la escenográfica escalinata de acceso contenida en 4 niveles de jardines, que al ir en ascenso suprime esta longitud a partir de la perspectiva que se crea en donde el edificio se enmarca en asomo como un elemento de celebración en el punto culmine, aclimatándose la vertical con la horizontal y quedando así todo el devenir en un mismo plano.

Tomando en cuenta edificios públicos, que si bien es anterior, la Basílica de San Lorenzo construida a partir de 1422 por Filippo Brunelleshi, crea una perspectiva directa guiada por líneas que convergen en un punto de fuga, en donde toda la construcción se basa en la unión de cuerpos geométricos básicos, es decir, la modulación de la forma va otorgando habitabilidad, donde el altar en este caso es el protagonista. De esta forma la belleza comienza a recaer en la proporción al momento de proyectar, que al otorgar un gesto, le da sentido a la obra en si. El arquitecto pasa de ser un artífice levantador a ser quien vislumbra el sentido de innovación. Tal como lo dice L.B. Alberti “Pero antes de proseguir creo que habría de explicar lo que debe entenderse por arquitecto. En efecto, no voy a compararlo con un carpintero, sino con los más cualificados exponentes de las otras disciplinas, pues el trabajo del carpintero es solo instrumental para el arquitecto. Yo voy a considerar arquitecto a aquel que con método y procedimiento seguro y perfecto sepa proyectar racionalmente y realizar en la práctica, mediante el desplazamiento de las cargas y la acumulación y conjunción de los cuerpos, obras que se acomoden perfectamente a las más importantes necesidades humanas. A tal fin, requiere el conocimiento de las mejores y más altas disciplinas. Así deberá ser el arquitecto”(L.B. Alberti, De re aedificatoria)

Volviendo a otro ejemplo, podemos entender en el Teatro Olímpico, construido en 1580 también por Palladio y complementado por Scamozzi, como su cávea o gradería en semicírculo propone un sentido de lograr profundidad para todo el público que se vuelca al escenario y se encuentra sumergido en la inmensidad que se despliega por la escenografía, donde el uso de pendiente en las calles (20%) logra una perspectiva forzada provocando una concepción irreal de limite de fondo. Así las 7 calles se vinculan con los distintos sectores de la cávea. La fuga de límites complementada por la puesta en escena de fachadas de edificios genera que el observador se encuentre sumergido en una inmensidad, encontrándose con una ciudad bajo techo lo que produce un estar fuera pero dentro a la vez.

Funcionalidad interiorizada con sentido de recorrido (Ensayo 2)

El sentido de distribución del espacio comenzaba a materializarse en la concepción de proporcionalidad que cada recinto como tal adquiría, en donde distintas relaciones contribuían a la implementación de ejes primordiales que conducían el habitar, pasando de un exterior ya aclimatado con el planteamiento de antesala antes mencionado, hasta llegar a un interior ya mas consolidado con un ordenamiento y una propuesta que no solo queda en la forma material sino que plantea un vacío construido.

De este modo, cada obra como tal proponía un recorrido único y particular que la diferenciaba del resto, prevaleciendo una intención que resguardaba la funcionalidad y debelaba la originalidad de como se daba a conocer cada espacio. Este recorrido trajo consigo por consecuencia la partición de cada interior, lo que le otorgaba distintas medidas y por tanto la existencia de diversos hitos dentro de un total o en otras palabras la jerarquización del espacio. Este comenzó a desplegarse por recintos donde cada uno era medido de a cuerdo a su función, lo que en planta proponía en si lo que hoy se conoce como “programa”.

Al contraponer esta implementación con alguna obra, observamos en la Villa Cornaro, construida entre 1553 y 1588 por Andrea Palladio y finalizada por Vicenzo Scamozzi, como el proyecto de una villa domestica de residencia ya comienza a implementar una propuesta de programa; la planta posee una simetría tanto en su distribución como en su modulación. Sus dos pórticos o logias en cada extremo hacen que no tenga una fachada preferencial y la reiteración del cuadrado envolvente o exterior con el cuadrado central interior, hacen que en prestancia el edificio no tenga revés ni derecho, puesto que se da un énfasis tanto exterior como interiormente pero en distinta escala. Ya sea por lleno o por vacío el cuerpo lo percibe de la misa manera.

Tomado en consideración la fachada, otra obra mas tardía, cambiara la manera de afrontar la vertical, se trata de San Carlo alle Cuatro Fontane construida entre 1666 y 1668 por Francesco Bramante, la cual compone un eje vertical donde la forma en sus muros, dentro de una complejidad armoniosa en sus proporciones, proyectan la mirada elevándola a partir del dinamismo de sus curvas cóncavas y convexas, generando un alto que posiciona a la obra en un total. En este sentido se construye un espesor que da cabida al edificio como una profundidad de alberga los distintos momentos que dentro de el de despliegan. Así, ya desde el exterior se nos presenta un recorrido, en cuanto desde al suelo hasta la cornisa mas alta prevalece un discurso que comunica una jerarquía.

Otro caso de estudio anterior a este, donde la proposición de recorrido le otorga el valor a la obra es el Templete de San Pietro en Montorio, construido en 1502 por Donato Bramante, en el cual su planta circular, que alberga al monumento conmemorativo del martirio de San pedro, concibe una cella que proporciona una habitabilidad redundante donde se predispone un recorrido que abraza al templo otorgando una armonía en la experiencia de recorrerlo. A primera vista destaca por su imponencia vertical, ya que al ser circular y al observarla siempre de escorzo, sus dimensiones se exacerban.

Tal como diría Palladio “Los templos se hacen redondos, cuadrangulares, de seis, ocho o más ángulos – los cuales ángulos estén dentro de un círculo-, las cuales siempre que estén hechas con bellas y convenientes proporciones…. merecen ser alabadas….. Todavía nosotros, que no tenemos dioses falsos, para guardar el decoro con respecto a la forma de los templos, erigiremos la más perfecta y excelente: y visto que tal es la redonda- porque entre todas las figuras es la única simple, uniforme, igual, fuerte y capaz-, hare los templo redondos. Lo cual es conveniente máximamente, porque, estando todo encerrado en un solo límite, en el que no se puede encontrar ni principio ni fin.” (Andrea Palladio, Libro cuarto, capitulo II) En el caso el Templete este posee tres horizontes: la cripta romana, que representa la iglesia primitiva, la capilla como la iglesia militante y la cúpula que simboliza la iglesia triunfante, los cuales son visibles en todo momento al ir rodeándolos, y sin tener uno mas protagonismo que otro, estos quedan equivalentes, sin tener un principio ni fin.

Conclusión

En definitiva, la implementación de cuerpos geométricos y relaciones proporcionales van contribuyendo a la adecuación del espacio otorgándole cualidades quizás antes impensadas y que van en estrecha relación al sentido que el hombre o en este caso el arquitecto quería lograr; es dibujar una continuidad y un equilibrio visual que puede en el caso de estos ejemplos antes mencionados acortar distancias o bien otorgarles mayor profundidad. El espacio como tal ya no era un límite, el límite lo ponía el hombre y el desafío era entender esta interrogante.


Bibliografía

L.B. Alberti, De re aedificatoria

Andrea Palladio, Libro cuarto, Capitulo II


Imagen conducente vinculado al texto del ensayo.