Diferencia entre revisiones de «Rosario Muñoz Araya EAD 4210-01. Tarea 1»

De Casiopea
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El momento en el que se descubre América, es un choque entre dos mundos, América no fue descubierta, América los descubrió a ellos, y es esto que pone en juego la identidad de Europa frente a toda esta conversación.  Según  J. H. Elliot, "al descubrir América, Europa se descubrió a sí misma", ya que puso en jaque todo lo que conocían y en todo lo que creían, el juego de las culturas y el ver con ojos ajenos a aquellos en los que no logran reflejarse siendo similares.
El momento en el que se descubre América, es un choque entre dos mundos, América no fue descubierta, América los descubrió a ellos, y es esto que pone en juego la identidad de Europa frente a toda esta conversación.  Según  J. H. Elliot, "al descubrir América, Europa se descubrió a sí misma", ya que puso en jaque todo lo que conocían y en todo lo que creían, el juego de las culturas y el ver con ojos ajenos a aquellos en los que no logran reflejarse siendo similares.
<blockquote>De esta manera, afirma Todorov, Colón descubrió América, pero no a los americanos. Su percepción etnocéntrica del otro, proveniente de la convicción de superioridad que el europeo tenía, aniquiló toda intención de conocimiento etnográfico real del otro, y sentó las bases para la justificación del esclavismo y de la asimilación de los indígenas. Para Colón los nativos no eran más que parte del paisaje natural del Nuevo Mundo, seres raros tales como pájaros, plantas, animales diversos que no tienen derechos ni voluntad, y que constituyen especímenes dignos de cualquier colección para ser mostrada en Europa. De estos nativos no hay nada que aprender, ni su lengua, ni sus costumbres, mucho menos las diferencias que tienen entre sí. Así, para Colón no hacía falta conocer a los indígenas; era suficiente con inventarlos desde la perspectiva de sus preconcepciones religiosas o novelísticas, como nobles salvajes, como los mejores seres en el mundo, o como los más crueles, hostiles y cobardes, cuya esclavitud se justificaba por sus criminales prácticas caníbales. Por eso había que transformarlos, que asimilarlos. De hecho, como para Colón lo diferente era sinónimo de ausencia, en el Nuevo Mundo no existía nada, sino que todo estaba por fundar: nuevos nombres, nuevas creencias religiosas, nuevas costumbres. Y ésa es precisamente la misión que Colón descubre para sí: la asimilación de los indígenas y la edificación del otro sobre los cimientos de sus preconcepciones.<ref>Todorov T. (2007) http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-11912010000200008 </ref></blockquote>


La tendencia de ver a otro como un ser diferente, es lo que separa lo que ellos conocen y desconocen. caen en la cuenta de que pueden ser únicos y a la vez múltiples, que todo lo que defienden, no significa lo mismo para otros. que las creencias cambian.  
La tendencia de ver a otro como un ser diferente, es lo que separa lo que ellos conocen y desconocen. caen en la cuenta de que pueden ser únicos y a la vez múltiples, que todo lo que defienden, no significa lo mismo para otros. que las creencias cambian.  

Revisión del 21:19 13 sep 2020



TítuloRosario Muñoz EAD 4210-01. Tarea 1
AsignaturaSeminario de América
Del CursoSeminario de América 2020 2S
CarrerasArquitectura, Diseño, Magíster
1
Alumno(s)Rosario Muñoz Araya

¿Cuál es la absoluta modernidad de lo desconocido?

En búsqueda de lo desconocido

Tengo yo ahora en torno mío hasta dos docenas de robles graves y de fresnos gentiles. ¿Es esto un bosque? Ciertamente que no: éstos son los árboles que veo de un bosque. El bosque verdadero se compone de los árboles que no veo. El bosque es una naturaleza invisible por eso en todos los idiomas conserva su nombre un halo de misterio. (Ortega y Gasset, J.,1914)[1]

Hay que ser absolutamente moderno, una de las frases con las que comienza Godofredo Iommi en una clase de 1979 [2] para reflexionar sobre la palabra poética y el rol de los oficios en ella. Si bien pensando a futuro, en lo moderno, para las generaciones venideras, Godo dice que debemos dar paso a una metamorfosis, luchar constantemente con lo que se conoce, para dar paso a lo desconocido, sólo así se abrirá la modernidad. De ser así ¿cuál es la absoluta modernidad que inundan los espacios que no conocemos? ¿será lo desconocido algo que consideremos tan maravilloso como moderno? Si bien nos encontramos en la búsqueda constante de experiencias que nos encanten, con la modernidad que se encuentra en nuestras manos, seguimos con ansias de más, pero hemos dejado de lado el pasado, por no verlo como algo que contenga lo novedoso. Este pasado, es el que contiene los secretos de la modernidad y en cómo juega para asombrarnos con detalles invisibles. Hay que entrar al fondo para arrebatar su cuota de desconocido.

La cita de El bosque, refleja fielmente que en ocasiones, podemos asombrarnos con aquello que no conocemos y que estamos por descubrir. La naturaleza, como habla Iommi, puede contener todos los puntos de una obra, debe contemplarse en todos sus sentidos, posee una multiplicidad de aristas y reflejos, siempre cambiantes, contienen la belleza y la armonía. ¿No es acaso la naturaleza la obra divina de la creación? Se debe elogiar por cada novedad que diariamente intercambia, su cuota de conocido por nuevas perspectivas, ya que sin elogio no hay reconocimiento.

Pero, ¿Qué es la creación? ¿Es una concepción humana? ¿es algo inherente a la existencia? ¿La naturaleza es parte de ello? ¿De un todo?

¿No saben que el fuego es amo de todo? (Amereida II, 1986)[3]

En “la Guerra del fuego” de Jean-Jacques Annaud, se puede contemplar el como una creación puede ser inexistente para algunos hasta el punto en que te encuentras con ella. Cuando es desconocida, no se tiene la noción de su esencia. Mantener vivo aquello esencial pero desconocido en su forma, es lo que da forma a las intenciones que como seres proponemos. El fuego, que les brinda calor y alimento, no fue algo conocido hasta que se produjo su comprensión y su creación, todo en un punto pasa de un espacio desconocido, para ser la esencia de una existencia. Cuando estos hombres de las cavernas pierden su fuego y salen en búsqueda de otro, son conscientes de que existe, pero aún así no lo conocen hasta cuando son capaces de crearlo, cuando manejan su esencia. Sartre escribe que en el ser humano «la existencia precede a la esencia».

¿Qué quiere decir esto? Sartre da un famoso ejemplo: si un artesano quiere realizar una obra, primero «la» piensa, la construye en su cabeza: esa prefiguración será la esencia de lo que se construirá, que luego tendrá existencia.

Es una especie de metamorfosis por la que las concepciones atraviesan. Todo en un punto es desconocido y conocido, pero no es hasta que lo concebimos en nuestra mente que existe para nosotros. La naturaleza podemos conocer, pero aún así es infinitamente desconocida, cada uno le da una definición propia y es definida según la percepción de nuestra esencia, aquello que nos define, es lo que construye nuestra mente y justifica lo visto.

Si bien el fuego dejó de ser ajeno, este abrió
infinitas puertas que resultaron en más
desconocidos, ¿es acaso, lo desconocido una
puerta para descubrir diferentes caminos
hacia nuevas existencias?

En este Tiempo, el hombre sólo puede
vivir en tránsito, es decir, en la indiferencia
del pasado, del presente y del porvenir
con solamente la posibilidad amenazadora de la
ruptura de esa indiferencia.

¿Qué es lo que debe tener un lugar para que un
tal encuentro sea posible?

La esencia del lugar depende de la
esencia del encuentro: y hay una historia del lugar.
El fin de la historia del lugar es cuando el lugar
ya no es más que encuentro de sí mismo (Amereida II, 1986)[4]

Y si se considera que el camino a lo desconocido es un espacio divino que se transforma a medida que lo vamos construyendo, si el sentido mismo de lo conocido toma esencia de las experiencias vividas, el fuego, la naturaleza, los elementos dejan de ser ajenos cuando se conectan con nosotros, cuando interactuamos a través de ellos, ¿Y sí el transitar es un encuentro con nosotros, y da paso a este porvenir, cruzando por el presente y dejando el pasado?

Si el nombre de camino no es más que una metáfora ¿Cuál es entonces su sentido propio? Creo que se concederá en reconocer como camino la traza visible de un modo de existencia completamente específico al ser humano; ponerse a hacer la experiencia de lo que sea. Partir a la búsqueda. Tratar de ver. (Fédier, 1995) [5]

El sentido de América y el ser americano

El salir en búsqueda de nuevos mundos para abrir nuevos mercados, era el afán de Europa, juntar riquezas, explotación colonial o incluso el servicio a dios. Colón buscaba en sus travesías descubrir nuevas miradas, nueva naturaleza y nuevas historias para contar, pero sabiendo que aunque no fuera a ganar nada, sólo el hecho de emprender el viaje le era suficiente, avanzar en lo desconocido.

Colón inspirado en las anécdotas de su predecesor, Marco Polo, tenía este afán por lo humano y la naturaleza, de ver con sus propios ojos lo que relataban en las historias llenas de magia y diversidad. Pero él no va al encuentro de este desconocido, sino al encuentro de sus pre-concepciones. Nunca supo realmente a donde llegó cegado por las maravillas y la desesperación de pisar tierra tras un dificultoso viaje, cegaron su visión y sentido y no observó con ojos de desconocido.

El momento en el que se descubre América, es un choque entre dos mundos, América no fue descubierta, América los descubrió a ellos, y es esto que pone en juego la identidad de Europa frente a toda esta conversación. Según J. H. Elliot, "al descubrir América, Europa se descubrió a sí misma", ya que puso en jaque todo lo que conocían y en todo lo que creían, el juego de las culturas y el ver con ojos ajenos a aquellos en los que no logran reflejarse siendo similares.

De esta manera, afirma Todorov, Colón descubrió América, pero no a los americanos. Su percepción etnocéntrica del otro, proveniente de la convicción de superioridad que el europeo tenía, aniquiló toda intención de conocimiento etnográfico real del otro, y sentó las bases para la justificación del esclavismo y de la asimilación de los indígenas. Para Colón los nativos no eran más que parte del paisaje natural del Nuevo Mundo, seres raros tales como pájaros, plantas, animales diversos que no tienen derechos ni voluntad, y que constituyen especímenes dignos de cualquier colección para ser mostrada en Europa. De estos nativos no hay nada que aprender, ni su lengua, ni sus costumbres, mucho menos las diferencias que tienen entre sí. Así, para Colón no hacía falta conocer a los indígenas; era suficiente con inventarlos desde la perspectiva de sus preconcepciones religiosas o novelísticas, como nobles salvajes, como los mejores seres en el mundo, o como los más crueles, hostiles y cobardes, cuya esclavitud se justificaba por sus criminales prácticas caníbales. Por eso había que transformarlos, que asimilarlos. De hecho, como para Colón lo diferente era sinónimo de ausencia, en el Nuevo Mundo no existía nada, sino que todo estaba por fundar: nuevos nombres, nuevas creencias religiosas, nuevas costumbres. Y ésa es precisamente la misión que Colón descubre para sí: la asimilación de los indígenas y la edificación del otro sobre los cimientos de sus preconcepciones.[6]

La tendencia de ver a otro como un ser diferente, es lo que separa lo que ellos conocen y desconocen. caen en la cuenta de que pueden ser únicos y a la vez múltiples, que todo lo que defienden, no significa lo mismo para otros. que las creencias cambian.

Luego Europa, contaba historias del nuevo mundo, de ellos y de sus actos, su naturaleza y sus dioses, como si fueran criaturas mágicas, desconocidas. Ser americano es pertenecer a esta cuota de desconocido, pero que no deja de conocerse por quienes los habitan y recorren a quienes salen a su encuentro. Americano, es aquel que comparte junto a otros la tierra desconocida para algunos, pero hogar de otros.

Con el tiempo, nuestro territorio americano ha sabido desprenderse de las comparativas y restos de Europa, dejando un continente único, que es conformado por todos, diverso y contenedores de sus propias historias, hemos sabido rescatar la cultura que conformó las creencias de nuestros ancestros. Tenemos nuestros propios relatos. América es en sí una historia para contar, llena de magia, batallas, valentía y lucha de cada uno de sus habitantes.

América es ser descubridores de nosotros.

Bibliografía