Quebrada Primigenia - Carlos Sandoval Aran

De Casiopea
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QUEBRADA PRIMIGENIA

UBICACIÓN

Con el fin de restituir corredores ecológicos, se estudia el caso de una quebrada primigenia, ubicada en Sector Granizo del Parque Nacional La Campana (ver fig. 01), para inferir su funcionamiento biológico original. Cabe destacar, que las condiciones ambientales que mantienen el ecosistema del parque, están determinadas por su ubicación geográfica (Cordillera de la Costa). De esta manera, se configura un biombo climático, asociado al fenómeno de vaguada costera (ver fig. 02), es decir, centros de baja presión, que otorgan altos índices de humedad a los sectores de Granizo y Cajón Grande, particularmente. En ese sentido, si bien, la quebrada primigenia, se encuentra retirada del litoral, la influencia climática, es homóloga, a una quebrada costera, propia de Valparaíso (ver fig. 03).

fig. 01 Esq. que ilustra la ubicación geográfica del Parque Nacional La Campana (fuente : Parque Nacional La Campana : Mapa de Trekking, Corporación Nacional Forestal, Ministerio de Agricultura, Gobierno de Chile)
fig. 02 Fot. que ilustra la vaguada costera en el Portezuelo de Ocoa entre Cajón Grande y Palmas de Ocoa (fuente : Parque Nacional La Campana : Mapa de Trekking, Corporación Nacional Forestal, Ministerio de Agricultura, Gobierno de Chile)
fig. 03 Fot. que ilustra la vaguada costera en el Puerto de Valparaíso (fuente : elaboración propia)

VEGETACIÓN ENDÉMICA

BOSQUE HIGRÓFILO E HIDRÓFILO

Una de las condiciones primordiales, de esta quebrada en particular, es la presencia de un curso de agua estacional (ver fig. 04) , que , a la vez, determina la existencia de un bosque higrófilo e hidrófilo, es decir, uno aquel, cuyas especies vegetales, poseen afinidad por el ambiente húmedo y, en particular por este recurso. De esta manera, sus elementos constituyentes son : 1 Canelo (Drymis winteri) (ver fig. 05). 2 Patagua (Crinadendron patagua) (ver fig. 06). 3 Lingue (Persea lingue) (ver fig. 07). 4 Belloto (Beilschmiedia miersii ) (ver fig. 08). Cabe destacar que si bien el agua, es el recurso vital para el desarrollo del bosque hidrófilo de fondo de quebrada, lo es también para la comunidad aledaña. En ese sentido, estos torrentes, permiten la irrigación de cultivos dispuestos en la parte baja , por lo que se esboza un acuerdo , aunque implícito, y desde una compresión del territorio, del cuidado de los cursos de agua. De esta manera, la condición pública del espacio, está sujeta al uso de este bien primordial. Es desde allí, que también se concibe el concepto de reserva.

fig. 04 Fot. que ilustra la atmósfera de la quebrada primigenia (fuente : elaboración propia)


BOSQUE ESCLERÓFILO

Corresponde a la formación vegetal, propia del clima mediterráneo y sujeta principalmente a las laderas, compuesta por especies tales como : 1 Litre (Beilschmiedia berteroana) (ver fig. 09). 2 Boldo (Peumus boldus ) (ver fig. 10). 3 Molle (Schinus latifolius) (ver fig. 11). 4 Peumo (Cryptocarya alba) (ver fig. 12). Las hojas de este tipo de vegetación, están recubiertas por una gruesa capa llamada cutícula, la cual impide la perdida del agua durante la época de sequedad. Junto a esto, se destaca cierto grado de pirofilia (atracción al fuego) que presentan estas especies, concibiéndose, esta, como una propiedad, que insta a su renovación. Es por ello que, y de acuerdo a lo que plantea Sergio Elórtegui, Biólogo y Profesor de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, cuando señala que, “en las quebradas, los incendios son la norma, no la excepción”.


ESTRUCTURA DE LA QUEBRADA

La geomorfología del territorio se conforma por un mosaico de convexidades y concavidades que, a su vez, determinan la biodiversidad de la flora. En particular, la formación vegetal de una quebrada costera, está sujeta, en una primera instancia, al clima , que contando con cuatro estaciones, determina la periodicidad de las aguas lluvias. La orientación, es decir, la ubicación respecto al norte (ver fig.13), particularmente la incidencia del sol sobre el relieve, determina el tipo de vegetación de las laderas de las quebradas. En ese sentido, la umbría (zonas de sombra orográfica), desarrolla una vegetación frondosa y tupida, mientras que su antagónico, solana, presenta, más bien, especies desérticas (ver fig. 14 y 15). De esta forma, considerando el asoleamiento y la presencia de agua, como condiciones primordiales, la estructura de la quebrada construye sus propias variantes, que determina las posibilidades de diversificación de la vegetación. En ese sentido se destaca, el grado de inclinación de las laderas, ya que cuando estas determinan un ángulo agudo o cerrado, y por ende construyen umbría y humedad, facultan una formación vegetal más bien higrófila (ver fig. 16) y, de igual manera, un eje de fondo de quebrada pronunciado, aumenta la velocidad del escurrimiento de agua (ver fig.17), disminuyendo su apozamiento.

fig. 14 Esq. que ilustra la orientación de una quebrada (fuente : Google Earth de edición propia)
fig. 14 Fot. que ilustra la ladera de vegetación desértica y frondosa de una quebrada del Parque Nacional La Campana (fuente : elaboración propia)
fig. 15 Croq. realizado en el Parque Nacional La Campana. La frondosidad , está sujeta a la sombra (fuente : elaboración propia )
fig. 16 Esq. que ilustra el grado de inclinación de las laderas de la quebrada (fuente : Google Earth de edición propia)
fig. 17 Esq. que ilustra el grado de inclinación del fondo de quebrada (fuente : Google Earth de edición propia)

CONCLUSIONES

A la hora de recuperar una quebrada urbana degradada biológicamente, se debe considerar también el factor antropológico. En ese sentido, el proyecto debe contemplar, desde su proceso de diseño, un cambio de conciencia acerca de cómo se concibe la flora y fauna, en virtud de la restitución del ecosistema, que, idealmente, se traducirá en un cuidado sostenido en el tiempo, por parte de la colectividad pertinente, del bosque propio de una quebrada costera de la zona central del país. Al mismo tiempo cabe preguntarse cómo se comprende el equipamiento desde la componente medio ambiental, ya que, de esa forma, plazas y jardines, se entienden como zonas de buffer o amortiguación, construyendo un límite difuso de la condición silvestre, que insta a la continuidad del corredor biológico. Junto a esto, se debe considerar, como parte del proyecto, la pirofilia propia de la vegetación endémica de la zona, ya que un incendio, sería una eventualidad recurrente, con la salvedad, de que este, no alcanzaría la temperatura y tamaño como en el caso del eucaliptus (ver fig.18 y 19).

fig. 18 Fot. que ilustra la escala de la vegetación la endémica en el Parque Nacional La Campana (fuente: elaboración propia)
fig. 19 Fot. que ilustra la escala de un eucaliptus en el Parque Nacional La Campana (fuente: elaboración propia)