Diferencia entre revisiones de «Paula Andrea Olmedo Latoja EAD 4210-01. Tarea 1»

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"Y un juego que juegue con lo propio de cualquiera. ¿Qué es lo propio de cualquiera? El cuerpo, la voz, el ademán, la pausa, la palabra, la situación real, concreta e inmediata de lo que se da “allí y ahora” donde se abre el juego a lo que ya se sabe y a lo que no se sabe(...)cualquiera aparece".(Iommi, 1984)<ref>Iommi, G. (1984) ''Segunda Carta sobre la Phalène''. Recuperado de https://www.ead.pucv.cl/1984/segunda-carta-sobre-la-phalene/</ref>  
"Y un juego que juegue con lo propio de cualquiera. ¿Qué es lo propio de cualquiera? El cuerpo, la voz, el ademán, la pausa, la palabra, la situación real, concreta e inmediata de lo que se da “allí y ahora” donde se abre el juego a lo que ya se sabe y a lo que no se sabe(...)cualquiera aparece".(Iommi, 1984)<ref>Iommi, G. (1984) ''Segunda Carta sobre la Phalène''. Recuperado de https://www.ead.pucv.cl/1984/segunda-carta-sobre-la-phalene/</ref>  
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===Figura y fondo===


Dentro de los principios fundamentales y docentes de la Escuela, el papel que juega la palabra poética es sustancial, entendiéndose como acción articuladora, el acto poético, un acto en el que la poesía aparece y desaparece, en un lugar determinado y siempre en contacto con otro. Digamos que se trata de una palabra poética dentro de una experiencia tanto corporal como espacial, en que la palabra sucede a un previo encuentro con otro. La cuestión de la práctica espacial mediante el cuerpo es uno de los pilares de esta escuela, que se desarrolla a través de los actos poéticos, como encuentro del cuerpo colectivo; las travesías, en tanto se configuran como instancias que potencian la presencia de los cuerpos y la arquitectura como modificadores del paisaje; y también como un hábito palpable semana a semana, con el curso de Cultura del Cuerpo.  
Dentro de los principios fundamentales y docentes de la Escuela, el papel que juega la palabra poética es sustancial, entendiéndose como acción articuladora, el acto poético, un acto en el que la poesía aparece y desaparece, en un lugar determinado y siempre en contacto con otro. Digamos que se trata de una palabra poética dentro de una experiencia tanto corporal como espacial, en que la palabra sucede a un previo encuentro con otro. La cuestión de la práctica espacial mediante el cuerpo es uno de los pilares de esta escuela, que se desarrolla a través de los actos poéticos, como encuentro del cuerpo colectivo; las travesías, en tanto se configuran como instancias que potencian la presencia de los cuerpos y la arquitectura como modificadores del paisaje; y también como un hábito palpable semana a semana, con el curso de Cultura del Cuerpo.  

Revisión del 08:24 8 sep 2020



TítuloPaula Andrea Olmedo Latoja EAD 4210-01. Tarea 1
AsignaturaSeminario de América
Del CursoSeminario de América 2020 2S
CarrerasMagíster
1
Alumno(s)Paula Andrea Olmedo Latoja

Cultura del Cuerpo: La experiencia lúdica colectiva como aprendizaje disciplinar

El texto es una urdimbre de significados, y por tal razón otorga la posibilidad a quien llega a su encuentro de re-crear ideas y conceptos, los cuales muy posiblemente hagan parte de sus vivencias y experiencias; y es así, como surge una conversación entre texto y sujeto, posibilitando reflexionar, y en algunos casos crear otro.

Podemos insinuar que éste es nuestro caso, pues a partir de la lectura de "Hay que ser absolutamente moderno" (Iommi, 1979)[1] , hoy podemos jugar y recrear nuestro discurso, realizar unos pliegues y repliegues en relación a la práctica pedagógica y la experiencia lúdica colectiva como modo de aprendizaje arquitectónico en la Escuela de Arquitectura y Diseño PUCV.

"Y un juego que juegue con lo propio de cualquiera. ¿Qué es lo propio de cualquiera? El cuerpo, la voz, el ademán, la pausa, la palabra, la situación real, concreta e inmediata de lo que se da “allí y ahora” donde se abre el juego a lo que ya se sabe y a lo que no se sabe(...)cualquiera aparece".(Iommi, 1984)[2]

Figura y fondo

Dentro de los principios fundamentales y docentes de la Escuela, el papel que juega la palabra poética es sustancial, entendiéndose como acción articuladora, el acto poético, un acto en el que la poesía aparece y desaparece, en un lugar determinado y siempre en contacto con otro. Digamos que se trata de una palabra poética dentro de una experiencia tanto corporal como espacial, en que la palabra sucede a un previo encuentro con otro. La cuestión de la práctica espacial mediante el cuerpo es uno de los pilares de esta escuela, que se desarrolla a través de los actos poéticos, como encuentro del cuerpo colectivo; las travesías, en tanto se configuran como instancias que potencian la presencia de los cuerpos y la arquitectura como modificadores del paisaje; y también como un hábito palpable semana a semana, con el curso de Cultura del Cuerpo.

En relación a éste último y en palabras del arquitecto Manuel Casanueva: "La actividad deportiva existía en la escuela como gimnasia y esgrima, pero Godo la formalizó dándole figura y fondo. La figura es el Curso de Cultura del Cuerpo (CCC); y el fondo, una suerte de metalenguaje que permitió revisar los juegos y replantearlos en términos modernos, es decir, posibilitó tantear lo desconocido." (Casanueva, 2009)[3]

Si bien, se trata de un curso obligatorio que se imparte durante todos los años de la carrera, desde la experiencia, constatamos que actualmente, sin tener una razón a la vista, se entiende más como una tradición dentro de la orgánica de la escuela y como un espacio para el encuentro, el esparcimiento y la práctica de una actividad deportiva; que como una dimensión que influyera directamente en la formación disciplinar como diseñadores y arquitectos, tomando como referencia los planteamientos iniciales de Casanueva para este curso, que problematizaba el juego, pudiendo transformar ese proceso crítico, en instancia creativa.[4]

La pedagogía del juego

En la sociedad, las prácticas corpóreo-espaciales y los juegos, en general, son vistas como acciones poco utilitarias y pertenecientes a un ámbito extraordinario de la festividad y el descanso. En este sentido y con motivo de la revisión del Libro de Torneos, nos resulta potente el pensamiento de Casanueva y su reflexión acerca de la importancia del juego, entendido como una forma de investigación y conocimiento, que nos permite estrechar el límite entre cuerpo y espacio, ya no solamente a nivel meramente físico, sino también emocional y subjetivo. En el sentido de generación de una consciencia corporal, que se potencia como una ampliación de las posibilidades del cuerpo en su relación con el espacio, la arquitectura, el paisaje, la ciudad y los otros.

En el juego, los cuerpos y los objetos son liberados de su significado inmediato. El presente del juego es siempre originario, no en un sentido arquetípico situado por encima de las cosas, sino por entrelazar constantemente una supervivencia del pasado con el futuro de lo nuevo, de lo que está por emerger, por actualizarse. Otra característica fundamental del juego es que si bien es cierto, éste reposa sobre un espacio y un tiempo definidos, es igualmente capaz de crear una realidad paralela a aquella en la que en principio se fundamentó. Es decir, nuevamente el juego, tal como lo hace la imaginación, es capaz de romper la realidad, por ello Huizinga asegura: “El juego es una acción y ocupación libre [...] que va acompañado de un sentimiento de tensión y de alegría y de la conciencia de ‘ser de otro modo’ que en la vida corriente”. (Huizinga, 2007)[5]

Cuando se entra en un espacio del juego, se accede a un presente que se configura desde un distanciamiento de la realidad porque se trata de momentos o espacios en los que las normas que rigen lo cotidiano quedan temporalmente suspendidas. En este sentido, juego y creatividad se tornan sinónimos porque ambos implican la creación del orden a través del caos. Un simple círculo dibujado en el suelo crea inmediatamente un escenario horizontal que delimita y simboliza un espacio de participación y relación con unas reglas de juego por inventar a cada momento, ya que el espacio imaginario emerge y desaparece con el juego y se transforma mediante las relaciones creadas entre los jugadores, o por las conexiones que se establecen con los objetos en un espacio virtual. Pero el concepto espacio es indisoluble al concepto tiempo, transmitiendo la sensación de estar “aquí y ahora”, conteniendo y preservando la propia acción de jugar. Por lo tanto el tiempo es un factor importante del juego y lleva implícita la idea de circularidad, lo que quiere decir que el concepto de tiempo en el juego no es lineal. El tiempo está en todas las cosas y en todos los acontecimientos, pero cada elemento tiene su propio movimiento, su propia cadencia, su personal ritmo y su particular modo de desenvolverse en el espacio.

La pedagogía del juego

Para concluir y recoger conceptos a este respecto, podríamos asegurar que el juego, es una acción libre y desinteresada, que colocada dentro de los límites de la vida cotidiana, tiene la propiedad de ser sentida fuera de ella. Es por ello que, como afirma nuevamente Huizinga, ese juego "está lleno de orden, tensión, movimiento, solemnidad y entusiasmo. Sólo en una fase posterior se adhiere a este juego la idea de que en él se expresa algo: una idea de la vida”. (Huizinga, 2007)[6]

Y resulta importante recoger y remirar la visión de la escuela respecto del juego, y en términos más amplios, de las prácticas corporales, donde éstas se realizan en varios niveles, y poder reflexionar posteriormente de forma particular, acerca del presente de la Cultura del Cuerpo.

  1. Iommi, G. Poética I, Hay que ser absolutamente moderno. Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso, 2016.
  2. Iommi, G. (1984) Segunda Carta sobre la Phalène. Recuperado de https://www.ead.pucv.cl/1984/segunda-carta-sobre-la-phalene/
  3. Casanueva, M. (2009). Libro de Torneos (p.25)
  4. Pérez de Arce, R. (2009). Libro de Torneos (p.18)
  5. Huizinga, J. (2007). Homo ludens (p.45)
  6. Huizinga, J. (2007). Homo ludens (p.56)