Diferencia entre revisiones de «Paula Andrea Olmedo Latoja EAD 4210-01. Tarea 1»

De Casiopea
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Posiblemente mi falta de conceptos y lecturas acerca de la poética, me lleva a cerrar los ojos por un largo rato y mi mente se llena de relampagueantes inquietudes que surgen a partir de la lectura del texto. Vislumbro un punto que creo podrá servir para guiar esta breve reflexión y cuestionarme acerca de la palabra poética, como hecho poiético en su condición de juego creador.
==La cultura del cuerpo==


''"Por cierto que toda palabra trae consigo un orden, una emisión o escritura, y una significación. Pero la palabra poética es la que con todo ello y más nos revela la posibilidad misma de decir. En este sentido la palabra poética se las ha de haber con el ser propio del lenguaje."'' <ref>Iommi, G. (2016). Poetica I Hay que ser absolutamente moderno (p.96)</ref>
===El cuerpo como único anclaje a la existencia y el partícipe constante de nuestras vidas.===


Recojo a partir de ello y de lo comentado en el encuentro recién pasado, que la noción de poiesis, desde la palabra poética, es el acto que permite el paso del no-ser a la presencia y ubica en el centro de esta acción a la misma creación de esta presencia. Y tomando dos momentos que señala Godo en relación a esta palabra, la armonía y el momento de lo desconocido, es que me lleva a pensar que esa relación, esa tensión, es la que puede dar comienzo a un acto lúdico y vinculante con un acto estético.  
''...Y un juego que juegue con lo propio de cualquiera. ¿Que es lo propio de cualquiera? El cuerpo, la voz, el ademán, la pausa, la palabra, la situación real, concreta e inmediata de lo que se da “allí y ahora” donde se abre el juego a lo que ya se sabe y a lo que no se sabe...cualquiera aparece. ''


Podría entonces comenzar a recoger conceptos, que permitan entender a la palabra poética, como un acto producto de una dinámica que participa como tal de un juego. Retornando al texto de Godo y su planteamiento acerca del origen de la palabra poética, ligada al desarrollo de la especie humana, y a ésta como fundadora de la cultura; se podría vincular con el pensamiento de Johan Huizinga, acerca del juego como parte fundamental en la construcción del ser humano, como ser inmerso dentro de esa cultura. Esta última, es la que constituye precisamente el espacio que impone las reglas para dicho juego, pero es él, en sí mismo, en su esencia, el que logra la ritualización y la libertad, generadas de su proceso lúdico. Y es precisamente en su final liberador, donde para Huizinga, debiese estar enfocado el verdadero objetivo del juego.  
Dentro de los principios fundamentales y docentes de nuestra escuela, el papel que juega la palabra poética es sustancial, entendiéndose como acción articuladora, el acto poético, un acto en el que la poesía surge en un lugar determinado y siempre en contacto con otro. Digamos que se trata de una palabra poética dentro de una experiencia tanto corporal como espacial, en que la palabra sucede a un previo encuentro con otro. La cuestión de la práctica espacial mediante el cuerpo es uno de los pilares de esta escuela, que se desarrolla a través de los actos poéticos, como encuentro del cuerpo colectivo; las travesías, en tanto se configuran como instancias que potencian la presencia de los cuerpos y la arquitectura como modificadores del paisaje; y también como un hábito palpable semana a semana, con el curso de Cultura del Cuerpo.
 
En relación a éste último y en palabras de Manuel Casanueva: ''La actividad deportiva existía en la escuela como gimnasia y esgrima, pero Godo la formalizó dándole figura y fondo. La figura es el Curso de Cultura del Cuerpo (CCC); y el fondo, una suerte de metalenguaje que permitió revisar los juegos y replantearlos en términos modernos, es decir, posibilitó tantear lo desconocido.''
 
Si bien, se trata  de un curso obligatorio que se imparte durante todos los años de la carrera, desde mi experiencia, constato que actualmente, sin tener una razón a la vista, se entiende más como una tradición dentro de la orgánica de la escuela y como un espacio para el encuentro y el esparcimiento; que como una dimensión que influyera directamente en la formación como diseñadores y arquitectos.
 
En la sociedad, las prácticas corpóreo-espaciales y los juegos, en general, son vistas como acciones poco utilitarias y pertenecientes a un ámbito extraordinario de la festividad y el descanso. En este sentido y con motivo de la revisión del Libro de Torneos, me resulta potente el pensamiento de Manuel Casanueva y su reflexión acerca de la importancia del juego, entendido como una forma de investigación y conocimiento, que nos permite estrechar el límite entre cuerpo y espacio, ya no solamente a nivel meramente físico, sino también emocional y subjetivo. En el sentido de generación de una consciencia corporal, que se potencia como una ampliación de las posibilidades del cuerpo en su relación con el espacio, la arquitectura, el paisaje, la ciudad y los otros.  


Otra característica fundamental del juego es que si bien es cierto, éste reposa sobre un espacio y un tiempo definidos, es igualmente capaz de crear una realidad paralela a aquella en la que en principio se fundamentó. Es decir, nuevamente el juego, tal como lo hace la imaginación, es capaz de romper la realidad, por ello Huizinga asegura: ''“El juego es una acción y ocupación libre [...] que va acompañado de un sentimiento de tensión y de alegría y de la conciencia de ‘ser de otro modo’ que en la vida corriente”''<ref>Huizinga, J. (2007). Homo ludens (p.45)</ref>  
Otra característica fundamental del juego es que si bien es cierto, éste reposa sobre un espacio y un tiempo definidos, es igualmente capaz de crear una realidad paralela a aquella en la que en principio se fundamentó. Es decir, nuevamente el juego, tal como lo hace la imaginación, es capaz de romper la realidad, por ello Huizinga asegura: ''“El juego es una acción y ocupación libre [...] que va acompañado de un sentimiento de tensión y de alegría y de la conciencia de ‘ser de otro modo’ que en la vida corriente”''<ref>Huizinga, J. (2007). Homo ludens (p.45)</ref>  


Con esto brevemente expuesto, se podría ir comprendiendo entonces, que la palabra poética vinculada al juego y la imaginación, sostienen un devenir que dilata lo que se es, en la posibilidad de lo que puede llegar a ser, permitiéndonos como seres humanos, considerar la posibilidad de creación de una realidad liberadora, novedosa y restauradora.
Cuando se entra en un espacio del juego, se accede a un presente que se configura desde un distanciamiento de la realidad porque se trata de momentos o espacios en los que las normas que rigen lo cotidiano quedan temporalmente suspendidas. En este sentido, juego y creatividad se tornan sinónimos porque ambos implican la creación del orden a través del caos. Un simple círculo dibujado en el suelo crea inmediatamente un escenario horizontal que delimita y simboliza un espacio de participación y relación con unas reglas de juego por inventar a cada momento, ya que el espacio imaginario emerge y desaparece con el juego y se transforma mediante las relaciones creadas entre los jugadores, o por las conexiones que se establecen con los objetos en un espacio virtual. Pero el concepto espacio es indisoluble al concepto tiempo, transmitiendo la sensación de estar ''“aquí y ahora”'', conteniendo y preservando la propia acción de jugar. Por lo tanto el tiempo es un factor importante del juego y lleva implícita la idea de circularidad, lo que quiere decir que el concepto de tiempo en el juego no es lineal. El tiempo está en todas las cosas y en todos los acontecimientos, pero cada elemento tiene su propio movimiento, su propia cadencia, su personal ritmo y su particular modo de desenvolverse en el espacio.
 
Para concluir y recoger conceptos a este respecto, podríamos asegurar que el juego, es una acción libre y desinteresada, que colocada dentro de los límites de la vida cotidiana, tiene la propiedad de ser sentida fuera de ella. Es por ello que, como afirma nuevamente Huizinga, ese juego ''"está lleno de orden, tensión, movimiento, solemnidad y entusiasmo. Sólo en una fase posterior se adhiere a este juego la idea de que en él se expresa algo: una idea de la vida”'<ref>Huizinga, J. (2007). Homo ludens (p.56)</ref>

Revisión del 07:00 1 sep 2020



TítuloPaula Andrea Olmedo Latoja EAD 4210-01. Tarea 1
AsignaturaSeminario de América
Del CursoSeminario de América 2020 2S
CarrerasMagíster
1
Alumno(s)Paula Andrea Olmedo Latoja

La cultura del cuerpo

El cuerpo como único anclaje a la existencia y el partícipe constante de nuestras vidas.

...Y un juego que juegue con lo propio de cualquiera. ¿Que es lo propio de cualquiera? El cuerpo, la voz, el ademán, la pausa, la palabra, la situación real, concreta e inmediata de lo que se da “allí y ahora” donde se abre el juego a lo que ya se sabe y a lo que no se sabe...cualquiera aparece.

Dentro de los principios fundamentales y docentes de nuestra escuela, el papel que juega la palabra poética es sustancial, entendiéndose como acción articuladora, el acto poético, un acto en el que la poesía surge en un lugar determinado y siempre en contacto con otro. Digamos que se trata de una palabra poética dentro de una experiencia tanto corporal como espacial, en que la palabra sucede a un previo encuentro con otro. La cuestión de la práctica espacial mediante el cuerpo es uno de los pilares de esta escuela, que se desarrolla a través de los actos poéticos, como encuentro del cuerpo colectivo; las travesías, en tanto se configuran como instancias que potencian la presencia de los cuerpos y la arquitectura como modificadores del paisaje; y también como un hábito palpable semana a semana, con el curso de Cultura del Cuerpo.

En relación a éste último y en palabras de Manuel Casanueva: La actividad deportiva existía en la escuela como gimnasia y esgrima, pero Godo la formalizó dándole figura y fondo. La figura es el Curso de Cultura del Cuerpo (CCC); y el fondo, una suerte de metalenguaje que permitió revisar los juegos y replantearlos en términos modernos, es decir, posibilitó tantear lo desconocido.

Si bien, se trata de un curso obligatorio que se imparte durante todos los años de la carrera, desde mi experiencia, constato que actualmente, sin tener una razón a la vista, se entiende más como una tradición dentro de la orgánica de la escuela y como un espacio para el encuentro y el esparcimiento; que como una dimensión que influyera directamente en la formación como diseñadores y arquitectos.

En la sociedad, las prácticas corpóreo-espaciales y los juegos, en general, son vistas como acciones poco utilitarias y pertenecientes a un ámbito extraordinario de la festividad y el descanso. En este sentido y con motivo de la revisión del Libro de Torneos, me resulta potente el pensamiento de Manuel Casanueva y su reflexión acerca de la importancia del juego, entendido como una forma de investigación y conocimiento, que nos permite estrechar el límite entre cuerpo y espacio, ya no solamente a nivel meramente físico, sino también emocional y subjetivo. En el sentido de generación de una consciencia corporal, que se potencia como una ampliación de las posibilidades del cuerpo en su relación con el espacio, la arquitectura, el paisaje, la ciudad y los otros.

Otra característica fundamental del juego es que si bien es cierto, éste reposa sobre un espacio y un tiempo definidos, es igualmente capaz de crear una realidad paralela a aquella en la que en principio se fundamentó. Es decir, nuevamente el juego, tal como lo hace la imaginación, es capaz de romper la realidad, por ello Huizinga asegura: “El juego es una acción y ocupación libre [...] que va acompañado de un sentimiento de tensión y de alegría y de la conciencia de ‘ser de otro modo’ que en la vida corriente”[1]

Cuando se entra en un espacio del juego, se accede a un presente que se configura desde un distanciamiento de la realidad porque se trata de momentos o espacios en los que las normas que rigen lo cotidiano quedan temporalmente suspendidas. En este sentido, juego y creatividad se tornan sinónimos porque ambos implican la creación del orden a través del caos. Un simple círculo dibujado en el suelo crea inmediatamente un escenario horizontal que delimita y simboliza un espacio de participación y relación con unas reglas de juego por inventar a cada momento, ya que el espacio imaginario emerge y desaparece con el juego y se transforma mediante las relaciones creadas entre los jugadores, o por las conexiones que se establecen con los objetos en un espacio virtual. Pero el concepto espacio es indisoluble al concepto tiempo, transmitiendo la sensación de estar “aquí y ahora”, conteniendo y preservando la propia acción de jugar. Por lo tanto el tiempo es un factor importante del juego y lleva implícita la idea de circularidad, lo que quiere decir que el concepto de tiempo en el juego no es lineal. El tiempo está en todas las cosas y en todos los acontecimientos, pero cada elemento tiene su propio movimiento, su propia cadencia, su personal ritmo y su particular modo de desenvolverse en el espacio.

Para concluir y recoger conceptos a este respecto, podríamos asegurar que el juego, es una acción libre y desinteresada, que colocada dentro de los límites de la vida cotidiana, tiene la propiedad de ser sentida fuera de ella. Es por ello que, como afirma nuevamente Huizinga, ese juego "está lleno de orden, tensión, movimiento, solemnidad y entusiasmo. Sólo en una fase posterior se adhiere a este juego la idea de que en él se expresa algo: una idea de la vida”'[2]

  1. Huizinga, J. (2007). Homo ludens (p.45)
  2. Huizinga, J. (2007). Homo ludens (p.56)