Patricio Rodríguez - Latinoamérica Colérica

De Casiopea
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Arte en le Siglo XX. Cuando nombramos “Arte” y “Siglo XX” surge un periodo “revelador” en la historia del hombre. Una época marcada por el surgimiento de ideas que nos llevaron a momento coyunturales desde varias dimensiones. Desde el ámbito artístico surge la consolidación de colectivos artísticos, agrupaciones que trabajan en torno a ideas/ideales que rozan con lo plástico, la enseñanza o incluso lo político. Muchos de estos movimientos es proclamaron como “vanguardias”.

Son vanguardias las que se reconocen o son reconocidas como una “avanzada de un grupo o movimiento ideológico, político, literario, artístico, etc.” . Surgen a principios de siglo los “ismos”, tales como el Surrealismo (Breton), Dadá (Tzara) entre otros.

Ámerica (nuestra Ámerica) es escenario, continente, del trabajo de varios de estos colectivos. Alrededor de los años cuarenta, surgen agrupaciones de carácter artístico e intelectual, consecuentes o contrarios a sus “anteriores” (para algunos referentes, para otros inapropiados) , aquellas que se declaran como “vanguardias”.

Es aquí entonces cuando surge una primera idea: Latinoamérica es continente de colectivos que se enfrentan o responden a los primeros movimientos del viejo mundo.

Surgen agrupaciones de intelectuales quienes contemplan una visión del arte, de Latinoamérica y el mundo, tales como el constructivismo de Joaquín Torres García, quien define su arte como “una síntesis… primero la estructura, después la geometría, luego el signo, finalmente el espíritu, y siempre la geometría”; geometría y abstracción, donde radica la universalidad del espíritu, y la hace intuir la existencia de un mundo más allá del real, de un mundo espiritual intangible . En el arte de Torres García aparecen símbolos de la alquimia, la masonería, del cristianismo primitivo, de las culturas indoamericanas entre otros. Emergen a su vez colectivos que se resuelven en una especie de enfrentamiento a una “falsa autoridad”. Es el caso de los “Cuatro Jóvenes”, quienes se manifiestan no sólo en contra de una élite vanguardista, sino también en contra de los “señores de la “panza moral”, del centímetro y del Haber… de la orientación artística que pretenden imponer estos señores al consagrarse ellos mismos” .

Y están los que apuntan hacia algo concreto. Es el caso de los invencionistas, quienes se plantean un arte “concreto”, donde lo abstracto exalta al ser, y rodea al hombre de cosas reales y no de “fantasmas” de una ilusión representativa. “No hay nada esotérico en el arte… NI BUSCAR NI ENCONTRAR: INVENTAR” .

Surgen desde la creación de publicaciones diversas, enfocadas a las artes y letras. Publicaciones tales como el periódico Contrapunto y la revista Arturo (1944) sirvieron como plataformas para fundar las bases de lo que mas tarde se conocería como el movimiento invencionista, involucrando en el trabajo editorial y colaborativo a figuras tales como Raúl Lozza, Edgar Bayley, Arden Quin, Tomás Maldonado, Ernesto Sábato, entre otros.

En noviembre de 1945 la Asociación de Arte Concreto-Invensión, donde editan un único número, presentando a sus integrantes. Aquí la asociación critica el término “concreto” que se venía utilizando desde los años 30 en Europa, planteando que todos ellos practicaban el arte abstracto. Como respuesta ellos propusieron evitar todo ilusionismo, tal como queda en “manifiesto” en lo escrito en la página 8 de la revista: el Manifiesto Invencionista.

Edgar Bayley publica a comienzos de 1946 un artículo en la revista Orientación en el que explica los fundamentos y ubicación de arte concreto en el contexto histórico. En éste explica que el fin de la Segunda Guerra Mundial marca el momento de la reconstrucción y del socialismo, y que el arte concreto tiene conciencia de mundo y de los medios para su transformación. Muestra su capacidad inventiva, exaltando el dominio sobre la realidad inmediata al resistirse a copiarla y, en lugar de ello, crear objetos nuevos.

Y, tal como los “Cuatro Jóvenes”, dan cuenta en su manifiesto su oposición a esa idea de “falsa autoridad”: “Matar la óptica, han dicho los surrealistas, los últimos mohicanos de la representación. EXALTAR LA ÓPTICA, decimos nosotros”. Para los invencionistas, lucha es en contra de quienes se adueñaron de la abstracción, de quienes la llevaron a una representación ilusoria. “Creían que yo era surrealista, pero no lo era. Nunca pinté mis sueños. Pinté mi propia realidad”, dice Frida Kahlo; y los invencionistas dicen “La obra no sirve para justificar una renuncia a la acción, al contrario, contribuye a colocar al hombre en el mundo”; y colocándolo en lo real, sustancial, concreto, desde la física de la belleza. El arte concreto es el arte que llega al objeto, a la utilidad, a lo funcional (y no a lo ilusorio).

Latinoamérica es entonces el continente de la cólera ante los “antiguos” preceptos del arte, un arte que no logra hacerse caber dentro de “nuestra América”.