Oriel Badillo - Entrega Final Etapa VIII - Amereida
Título | Oriel Badillo - Entrega Final Etapa VIII - Amereida |
---|---|
Asignatura | Taller Amereida |
Del Curso | Taller Amereida |
Carreras | Arquitectura |
La ambición del hallazgo.
El buscar redescubrir América conlleva una nueva orientación a un propósito poético en
busca de lo abisal donde el encuentro lleva al hallazgo, como una proposición poética del
descubrimiento con el otro.
Desde que América es América que la ambición de ser famoso y cosechar una gran
fortuna mueven al mundo, partiendo desde un punto de vista colonizador y de conquistar
más allá de las tierras y las riquezas que llevan estas.
Una visión burocrática de lo que es el descubrimiento, apoderarse de lo que es
socialmente ajeno, y autóctono de un pueblo, la cultura, no solo apoderarse de ella como
si esta fuera un bien de mercado, sino, un bien desechable que si no coincide con sus
dogmas no pertenece a lo que implica ser moralmente correcto. Definiendo al resto como
inferiores sin importar lo rico y abundante que podría llegar a ser su conocimiento, el
pueblo americano, es uno de los mejores ejemplos de este abuso. El redescubrimiento
de América es opuesto al descubrimiento ya que no es colonizador sino más bien
inclusivo con lo ajeno.
El accidente que implica el descubrimiento de América, es un claro ejemplo del abuso
del pensamiento “si no corresponde a mi dogma, no es civilizado” derrocamiento de
civilizaciones completas como los incas, o por una delimitación inventada por el papa de
la época lleva a Pedro Álvarez Cabral a descubrir Brasil y usarlo posteriormente como un
puerto de tráfico de esclavos. Lo que trasformo a Brasil en un pueblo multicultural que es
ahora. Una mezcla de cultura que enriquece una construcción de la sociedad, donde los
símbolos culturales representativos llevan la concepción de la ciudad. La nueva riqueza
de América está en la inclusión interna aun por descubrir, lejos las costas.
Esta ciudad como área urbana donde predomina una organización política cuyo equilibrio
jerárquico construye la forma de está y donde las ganas de ser ciudadano mueven al
individuo para construir una sociedad donde todos se sientan identificados.
De la misma forma que los descubrimientos y las conquistas arrasaron culturas,
así mismo crearon unas nuevas, las ganas de intervenir culturalmente logran una
admiración del individuo no solo en lo que la fama y fortuna representan, sino también
en el legado que este deja, no solo para sí, y su familia sino para el rasgo en el que este
intervino.
Actualmente la mejor forma de intervenir culturalmente, es a través del arte, en el
renacimiento fueron hombres como Leonardo, o Miguel Ángel los artistas más importantes
de la época, quienes hasta el día de hoy son referentes. Artistas que se inspiraron en
ellos para hacer de movimientos sociales, políticos y de crítica algo que se mantiene en
el tiempo, es por eso que la mejor forma de reconocer culturalmente a una sociedad es a
través del arte, arte en el que nosotros estamos invitados a intervenir.
Relación del arte / cultura.
En el libro sobre la ornamentación, Alberti propone una importancia del placer estético
y de la belleza que nacen a partir de la hermosura de la ornamentación, postulando
que ante cualquier estructura que carece de esta, provoca tajantemente una repulsión
por su grado de indecoro. Esto abordaba más allá de un punto de vista estructural,
abarcando las instituciones públicas, como el estado, el ejército y las instituciones
religiosas que mostraban cierto ímpetu hacia los patrones de belleza donde el ornamento
la impulsa acercándolo hacia lo divino, lejos del ciudadano promedio. Entendiendo que
algo es bello cuando el conjunto en sí de todas sus partes son armoniosas, en una forma
fluida donde todo tiene su lugar, siendo esta una característica innata que es secundada
por el ornamento.
Es propio de una obra estar pensada para actuar bajo un criterio predestinado en busca
de la aprobación, en el caso de la iglesias es lograr construir este confort interior donde
todo es simbólico y da pie a realizar todo lo que conlleva una misa. La ostentosidad iba
directamente relacionada con la admiración y el confort de la obra, una correspondencia
entre los elementos. Estos elementos bellos que buscan dotar de sutileza armoniosa
a la obra, “la selección, la ordenación, la disposición” (León Battista Alberti, 1600) son
leídos como un entendimiento intelectual del ornamento que ayuda a entender la
dignificación en el habitar. Esto debe aplicarse pensando en la FORMA envolvente de un
vacío único.
El ornamento es en parte un movimiento lineal de la obra, una continuidad de elementos
acordes entre si, diseñados en función decorativa propulsora del gesto en el interior.
Así estos ornamentos que parecen netamente decorativos, dan un paso para volverse
simbólicos y no solo en el ámbito político y religioso, sino también construyendo una
abstracción, mediante la forma de estos, en el caso de la LUZ, volviéndola un ornamento
en abstracción y en literalidad un elemento que secunda a la ornamentación. La luz es un
elemento connatural a la forma que sin ser habitable vuelve a lugar habitable, y remarca
la belleza de la forma.
El ornamento en este caso se vuelve una especie de mobiliaria que es connatural a la
forma, siendo tan importante como los elementos constructivos tales como los pilares o la
cúpula que encierras un secreto por seguir descubriendo de la obra.
Mediante pasa el tiempo, la ornamentación y la forma van tomando rumbos distintos sin
siquiera llegar a complementarse. Se toma la postura de que la forma es suficientemente
bella por si sola “buscar la belleza únicamente en la forma y no hacerla depender
de ornamento es la meta a la que aspira la humanidad” (Adolf Loos, 1908) haciendo
referencia que el ornamentar con objetos es algo primitivo, propio de los indios.
La sutileza y limpieza en la forma trae consigo un crecimiento en la sociedad. “la
evolución cultural equivale a la eliminación del ornamento del objeto usual” (Adolf Loos,
1908). Postula que el ornamento nace a partir de necesidad que tiene el hombre para
despojarse de los excesos, con una connotación erótica y degenerada para los tiempos
actuales, algo propio de los pueblos incivilizados. Al no ser propio de nuestra civilización
conlleva un gasto físico de trabajo y salud desperdiciada.
¿Qué significa el mar para cada uno de nosotros?
Al ser las ciudades dinámicas, se desenvuelven dentro de sus elementos,
comunas, sectores y ciudadanos, pero lo que gira y orienta a las ciudades como Viña del
Mar y Valparaíso, es sin dudar a dudas el MAR. Esta extensión intangible marca un
presente dentro de la ciudad, las une, abarcando la ciudad como un total y sigue el trazo
proyectado entre estas y el horizonte.
El mar como símbolo de la ciudad, existe en la cultura colectiva como una imagen
predispuesta de esta misma, como lo es para los visitantes y para los turistas, el mar
define a Viña del Mar como una ciudad balneario, y en su contraparte la continuidad de la
ciudad vecina se concreta como puerto ante la majestuosidad del mar.
El anfiteatro de la ciudad se cierra en el mar, desde el cerro hacia el mar, no hay
postal de viña del mar o Valparaíso sin mar. Este la define, la identifica, y así mismo, logra
ser único en el mundo, no basta con tener una salida al mar para lograr esta relación,
dentro del mismo país se logra ver distintos momentos de mar. Personalmente como
hijo de marino, me ha tocado vivir en muchas ciudades con directa salida al mar, me
toco estar rodeado de mar en puerto Williams, me tocó ver el sol salir en mar como en
punta arenas, y una conexión única de la ciudad con el horizonte a través de este manto
unificador que pierde la dimensión de tamaño en su magnitud, como lo es en Valparaíso.
Para los habitantes el mar es más que un negocio, más que un borde, se
trasforma en una parte de la ciudad, tal vez no tangible durante todo el año pero si una
referencia corporal de la ciudad, en cuanto a la orientación se logra una mentalidad
urbana que se refiere a este como un eje.
A pesar de que la ciudad se fragmenta en momentos habitables que le da
cada individuo, como el simple hecho de ir de la casa al trabajo y viceversa, sin cruzar
completamente la ciudad, se logra atravesar ante la vista, una totalidad de ciudad unida
por el mar, que se abre de punta a punta. El mar es único en Valparaíso.
La disyuntiva que nos propone el mar ante el desconocido porque el mismo mar
es un desconocido, que a la vista ni siquiera se alcanza a divisar la superficie. El mar
es único y debemos entenderlo como una inmensidad renovable de flujo continuo que
logra unir dimensiones intangibles dadas por la lejanía, asi mismo debemos entender a
América.
ASOMBRO
Reconocer la realidad cayendo en la cuenta de donde se está. Para poder Reconocer, es
necesario conocer dos veces, o mejor dicho ver dos veces, enfrentando esta dualidad de
lo real que es construida ante nosotros. Bajo este contexto lo abisal es lo que está por ser
descubierto, lo que se muestra ante una segunda vista que es más rupturista ante esta
insaciable cualidad humana del querer conocer más. Al re-ver lo que está ante nosotros
muestra un esplendor nuevo y magnificente que puede cambiar esa realidad plástica
que se pone ante nosotros y encontrarle una realidad conducente que se pierde en la
existencia predominada por lo social. El pensar que para mí un cigarro se fuma, mientras
que para niño un cigarro puede ser lo que él quiera, sumergir una realidad nueva a partir
de algo que el ser humano desconoce. Hay que ser absolutamente moderno. Ya no es
la armonía el objeto de la vida, hoy es la búsqueda de lo desconocido. Lo desconocido
que se encierra desde el asombro como una admiración en el ánimo de alguien, causada
por algo inesperado. Esa sed de asombro entonces, viene a conformar una cierta actitud
de estar abierto ante el misterio, no salir como decía godo del pozo de la pregunta por el
desconocido, y dejar que la belleza de lo que se oculta nos impregne los ojos, que sea la
renovación que da pie al comenzar del día a día.