Nico Zaccarelli- Taller de Amereida VIII

De Casiopea
Revisión del 23:17 5 sep 2014 de Moris (discusión | contribs.)
(difs.) ← Revisión anterior | Revisión actual (difs.) | Revisión siguiente → (difs.)




TítuloNico Zaccarelli- Taller de Amereida VIII
AsignaturaTaller Amereida 2014, Taller Amereida VIII
Del CursoTaller de Amereida 2014
Alumno(s)Nico Zaccarelli

“La duda es la clave del conocimiento” (proverbio persa). ¿En qué medida es esto cierto?

'Todo ser contiene un < otro desconocido> algo único que conforma su belleza y que esconde en la primera mirada.'

Ejemplo del pájaro, que vuela sobre nosotros, cundo y cuantas veces nos hemos preguntado y detenido a observarlo, entender que existe un mundo detrás de cada ser.

(parafraseando, Clase de Amereida, Carlos Covarrubias)




¿Qué formas de adquirir conocimiento conocemos, tenemos? ¿Qué es el conocimiento en sí? ¿Cuánto se ha preguntado en la historia? Encontramos tendencias filosóficas, dentro de los cuales destacan los empiristas y los racionalistas. Lo que lleva a la persona a conocer algo, es una de las principales interrogantes que han surgido y que han llevado a las personas a plantear diferentes teorías. Evidentemente, la duda que posee el individuo es uno de las principales razones por la que la persona adquiere, luego, cierto conocimiento, impulsándolo a investigar y buscar respuestas a sus preguntas, llevando a aventurarse, siendo la fuente de impulso, para los grandes hechos en nuestra historia.

Cómo Cristobal Colón, en el afán de encontrarse con lo desconocido, tras sus propios cuestionamientos, provocando el encuentro del imperio español con los lugareños de esta extensión que luego encontró el nombre de américa, un raro encuentro, un encuentro entre desconocidos y un traspaso de conocimiento, de una realidad que existe pero no se vé, ese <otro desconocido>



  El plantearse una interrogante es clave en el proceso del conocer. 


Seguro, que la duda y el interrogarse no está sólo en este campo. Se encuentra la casualidad, de manera, forma involuntaria y repentina, sin que la persona haya buscado algún grado de conocimiento. Cuando se habla del conocimiento, se refiere a la información o hechos que adquiere la persona durante su vida a través de diferentes procesos.


Que el hombre no se cuestione constantemente acerca de las diferentes cosas que le rodean, es similar a que no tenga interés alguno en adquirir conocimiento, ya que la duda y la curiosidad de la persona son el motor que llevan al individuo a buscar respuestas y ampliar su conocimiento. En las ciencias empíricas, la base de la sabiduría es la experiencia. Si el investigador/ observador no siente la necesidad de responder alguna incógnita o de darle algún tipo de respuesta a su curiosidad, no tiene sentido el realizar una experiencia, porque la interrogante que persigue el investigador es la que finalmente lo lleva a querer conocer la respuesta a sus preguntas.



«El lenguaje de la experiencia es más autorizado que cualquier otro razonamiento: los hechos pueden destruir nuestros raciocinios pero no viceversa». Alessandro Volta (18 de febrero de 1745 – 5 de marzo de 1827), físico italiano.


Así la experiencia es el conocimiento más fidedigno, no se puede negar y discutir una observación. La observación es realidad que une a la persona con el otro, lo invita adentrarse en el otro de la naturaleza, el otro desconocido.

«Hay tres principales medios de adquirir conocimiento: la observación de la naturaleza, la reflexión y la experimentación. La observación recoge datos, la reflexión los combina; la experimentación verifica el resultado de esa combinación». Denis Diderot (1713-1784), escritor y filósofo francés.


Es por esto que muchas veces se afirma que nunca se termina de conocer las cosas, en el indagar sobre ellas, surgen nuevas dudas respecto a las mismas y con esto la necesidad de investigar para encontrar respuestas. La curiosidad de la personas siempre ha sido la que ha llevado a la humanidad a descubrir nuevas cosas o crear nuevos adelantos, preguntándose constantemente si existe una manera mejor o más fácil de hacer algo o qué pasaría si existiera tal elemento.

Si un biólogo desea saber el efecto que produce cierta sustancia sobre un ser vivo, puede que plantee una hipótesis al respecto, pero no tendrá un conocimiento certero de la respuesta hasta que lleve a cabo una experiencia que pueda eventualmente corroborar lo que ha planteado como hipótesis o que también pueda desecharla. La duda es fundamental al momento del conocimiento, ya que si no respondemos de manera apropiada a nuestras interrogantes, la duda persistirá hasta adquirir el conocimiento apropiado. La mayoría de los conocimientos que poseemos se debe al indagar, e insistir para descubrir, como el ejemplo de la biología.

Estos conocimientos en materia biológica, se deben al cuestionamiento de científicos que se han planteado preguntas, como funciona nuestro cuerpo o cuál es la unidad básica de la materia. Mientras más dudas tenga la persona, se puede considerar que está acumulando potencial conocimiento, necesitando un proceso de investigación que permita obtenerlo. De hecho el primer paso de un método científico es aclarar la problemática a estudiar y cuál será el camino utilizado para responderla. Finalmente al elaborar las conclusiones, lo principal es responder a las dudas que surgieron en un principio y además plantear posibles nuevas problemáticas para experiencias posteriores, lo que afirma que la duda es fundamental para alcanzar el conocimiento. En materia más personalizada, como en el caso de arquitectura, todo se parte de un cuestionamiento, de una observación o virtud del espacio, que requiere ser descubierta, del habitar, para una futura proyección. Esta duda lleva a un observación concreta, que posteriormente, mediante elementos constructivos, se da cabida a la particularidad.

Puede que algunas personas piensen que la experiencia no es la única forma de alcanzar el conocimiento, lo cual es cierto, ya que, como decía la cita de Diderot, se puede recurrir al razonamiento, pero aún así la intención de utilizar una de estas vías es en base a la curiosidad de la persona, que genera dudas que desea responder, ya que ambos caminos buscan que el hombre satisfaga sus ansias de conocimientos, reflejadas en su constante cuestionamiento acerca del mundo que le rodea, incluyendo lo tangible y lo que no es tangible.

Las ciencias empíricas basan sus conocimientos en las interrogantes que plantean diversos científicos, ya sea en las ciencias físicas, químicas o astronómicas, donde lo que varía es el enfoque que tienen las preguntas, o sea a que área específica de las ciencias apuntan, pero esto no significa que una de estas áreas deje de lado la curiosidad del investigador al momento de conocer, ya que en todos los casos la pregunta es la fundación del investigar, ésta i indicará que es lo que busca.

No sólo en las ciencias empíricas, la duda forma parte esencial del proceso que finalmente lleva al conocimiento, sino también en otras áreas del conocimiento, como se hizo mención, se encuentra la historia. El historiador es otro personaje que basa su conocimiento en el preguntarse constantemente acerca de diferentes asuntos y el buscar información para poder dar respuesta a estas preguntas. En comparación la arquitectura, el historiador no se interesa en el presente, el acontecer del día a día, como fuente de observación, pero aún así posee un método de investigación que le permite llegar a conclusiones al igual que en la arquitectura, con los proyectos, y que la ciencia con las investigaciones. Un historiador también basa su investigación en el análisis de fuentes o de datos existentes, de los cuales realiza una interpretación personal, por lo que es posible encontrar diferentes posturas en cuanto a un hecho, planteadas por dos historiadores diferentes, pero que sin embargo nacieron a partir de la misma duda. De hecho los mismos ensayos que muchos historiadores realizan se basan en el generarse una pregunta, de la cual plantean una respuesta a través de una tesis que durante todo el ensayo deben defender, a través de argumentos que le permitan finalmente elaborar una conclusión. Esto muestra que la duda que poseen muchos historiadores relacionada con el cómo se desencadeno cierto hito histórico, cuales eran las tradiciones de ciertas culturas u otros, permiten a los mismos el investigar acerca de estas interrogantes para finalmente tener una contestación. Sin embargo el conocimiento no siempre es adquirido por medio de la duda. Aunque el individuo adquiera la mayoría de sus conocimientos interrogándose constantemente y por tanto buscando las respuestas a estas preguntas, no significa que el conocimiento pueda alcanzarse solamente después de haberse planteado una interrogante. Aunque esta duda es completamente útil, no significa que sea imprescindible, ya que el conocimiento se puede producir sin el planteamiento de una pregunta, de manera involuntaria e inesperada. Un ejemplo,

Cuando alguien ingiere cierta sustancia y al rato se da cuenta de que le produce alergia. En este caso, la persona no ingirió la sustancia buscando la respuesta a alguna pregunta, sino que sin desearlo esta acción le llevo al conocimiento de que es alérgico a tal sustancia. Este ejemplo muestra que la duda no es siempre la base del conocimiento, ya que es posible llegar a él sin preguntarse algo. Tanto en el caso de las ciencias empíricas, como en el de la historia, cuando se llega al conocimiento de algo, por ejemplo durante una experimentación o una investigación, sin ser lo que se buscaba, se adquiere un conocimiento sin haber sido consecuencia de la pregunta que el investigador se plantea, pero esto no sería correcto ya que este conocimiento lo adquirió gracias a que de todas formas buscaba la respuesta a otra interrogante que, si no se hubiera planteado, nunca hubiera adquirido el conocimiento mencionado.


La duda juega un papel fundamental en la persona al momento de adquirir un conocimiento, ya que es un motor que mueve al individuo a querer responder a las interrogantes que nacen y con esto llegar al conocimiento esperado. Esta curiosidad que posee la persona es lo que finalmente desencadena un proceso de investigación que pueda responder a las interrogantes planteadas, como se puede observar en las ciencias empíricas o en la historia, ambas áreas del conocimiento. Considerar que también es posible conocer algo sin ser consecuencia de una duda que haya surgido en la persona, sino que de manera imprevista e inesperada.

Este encuentro de dimensiones, duda-inesperado es el génesis de la condición poética que envuelve a la escuela. El observar, constantemente, partiendo del principio, de cero, como las arenas en ritoque, renaciendo día tras día día borrando una huella anterior. El no saber, para sorprenderse de la gratuidad y experiencia que entrega el habitar.


«La primera afirmación que quisiera hacer es que la Observación, tal como la entendemos aquí y en su sentido más radical, es posible porque “la condición humana es poética, y por ella el hombre vive libremente en la vigilia de hacer un mundo” (Expo Escuela 1972) 1.El hombre está irremediablemente llamado y obligado a hacer y rehacer el mundo. Vale decir a re-inventarlo una y otra vez (nótese que etimológicamente la palabra invento tiene que ver con “ventura”, y consecuentemente con “aventura”). Y esta urgencia y obligación, puede cumplirla porque tiene la posibilidad de ver el mundo, su mundo, siempre de nuevo, de verlo como por primera vez (“Ver está tomado en sentido amplio; tal vez podría hablarse de “percibir”). Tenemos entonces que este medio que nos envuelve, y donde trascurre nuestra vida, aparentemente tan concreto y objetivo, no es tal. Depende de nuestra “mirada” y de nuestro”punto de vista”, para mostrarse y revelarse según rasgos y connotaciones profundamente diferentes. “Observar” sería entonces esa actividad del espíritu (y del cuerpo) que nos permite acceder, una y otra vez, a una nueva, inédita, visión de la realidad. Observar, en el sentido que lo estamos considerando, se convierte en una verdadera abertura. Se trata de algo profundamente artístico y por ende poético.».' Fabio Cruz, clase de amereida, 23 de Septiembre de 1993