Maximiliano Olea EAD 4210-01. Tarea 1

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TítuloMaximiliano Olea EAD 4210-01. Tarea 1
AsignaturaSeminario de América
Del CursoSeminario de América 2020 2S
CarrerasArquitectura, Diseño, Magíster
1
Alumno(s)Maximiliano Olea

La obra que revela desde la observación: ¿Un modo aún vigente de abordar lo desconocido?

Reflexión de la obra arquitectónica a partir de algunos textos fundamentales de la escuela de arquitectura y diseño e[ad]

A partir de la clase dictada en 1982 por el poeta y profesor Godofredo Iommi, titulada “Hay que ser Absolutamente Moderno”[1] , abro una primera reflexión en torno a lo que el poeta plantea sobre el “ser moderno”. Al comienzo de este texto, Godofredo expone que este modo de ser implica un acto que inaugura hacia lo desconocido: “una vuelta de llave que al mismo tiempo cierra y abre un campo. Un campo distinto al que estaba vigente” (Iommi, G. 1982). Esta premisa lleva a preguntarnos por el partido que la obra de arquitectura toma en esta relación: ¿Cómo reconocer cuando la obra está abriendo un nuevo campo distinto a lo ya conocido? ¿Puede la observación plantearse como un modo de revelar desconocido y hacer obra aún vigente hoy en día?

Para intentar responder a ello, parece pertinente mencionar dos modos de acceder a una obra arquitectónica. Un primer momento en la que se responde desde lo conocido para luego presentar un modo que revela a partir de la “Observación” [2].


I La obra desde lo conocido: La arquitectura que da respuesta en funcionalidad y armonía

En el oficio de la arquitectura, es usual plantearse la obra como una resultante material que el arquitecto lleva a cabo desde un proyecto. En otros términos, la materialización del edificar. Hablamos de aquella edificación que responde a la formulación de un encargo: una demanda o necesidad que el proyecto establece de antemano en un determinado lugar, tiempo, presupuesto, materiales, etc. Esta dimensión de la obra plantea un primer objetivo que busca solucionar y dar respuesta a la problemática planteada desde su funcionalidad. Es cuando la obra de arquitectura se pregunta acerca de su “para qué”. Todo ello puede parecer en un primer momento correcto, eficiente y práctico.

Luego, podemos sumar una segunda determinante: la estética. Una estética que, junto a resolver su primer objetivo funcional, le otorga a esta obra una esperable cualidad de belleza y armonía. En su clase, Godofredo hace referencia a lo dicho por el arquitecto L. B. Alberti en su tratado de arquitectura De re Ædificatoria [3] : “Definiremos la belleza como armonía, la armonía de todas las partes entre sí” (Iommi, G. 1982). De esta manera, tenemos una armonía que refleje el cuidado que el oficio guarda por la materia y sus proporciones. Así, la obra arquitectónica aparece tanto desde la respuesta funcional al encargo solicitado, al tiempo que busca conformarse en cierta armonía y belleza establecida desde cánones, estilos y proporciones armónicas.

Tenemos entonces, una obra que da respuesta a la necesidad y que es armónica. Podríamos decir que hasta este punto, la obra ha atendido a todo aquello que se le ha requerido desde lo externo. Por tanto, la obra se formula desde todo aquello que conoce o que le es posible develar de antemano. Es una obra que aparece y se apoya en lo conocido, en factores preestablecidos: encargo del cliente, soluciones constructivas, cánones de belleza.


II Cuestionando el aparecer de la obra desde lo ya conocido

Ahora bien, presentemos a la obra arquitectónica en un paso sobre lo ya conocido, un tercer momento, donde se cuestionan las dos dimensiones anteriormente expuestas.

En un primer momento, cuestionar la obra desde su funcionalidad, implica preguntarse sobre su “para qué”, ¿a qué le está dando respuesta la obra? Este cuestionamiento permite a la arquitectura poner en juego a sus elementos ya conocidos, o como propone el arquitecto y profesor Alberto Cruz: una obra que “pone en disputa todos sus parámetros y que no se cierra, ni privilegia uno” (Iommi, G. 1982). De este modo, la dimensión de lo desconocido de la obra aparece desde la acción de poner los elementos a disposición de la pregunta y ya no sólo desde la respuesta. Por ejemplo, en el ámbito de la vivienda, ya no se trata sólo de dar respuesta a un déficit habitacional a partir del manejo de datos o siguiendo un determinado modelo exitoso - factores ya conocidos -, sino además preguntarse por cómo es ese habitar, cuál es el modo en que el habitar va ser inaugurado por la obra más allá de su función. ¿Es un nuevo habitar? Esta pregunta permite abrir hacia otros campos, originado en algún aspecto desconocido para encaminar hacia un fundamento propio.

En un segundo momento, podría cuestionarse la obra desde su armonía, no para evitar o abandonar dicha dimensión, sino para preguntarse por la forma en cuanto a lo pre-establecido. ¿Cuál es la forma en que la obra se va a materializar? ¿Es una forma ya conocida, o una particular que surge a partir del cuestionamiento que la origina? Este desconocido por la forma, proporción y belleza de la obra pone en duda la concepción de su estética tradicional. Ya no se trata de la obra comandada por los estilos o cánones, sino que dicha dimensión estética se formula desde la pregunta por su forma. Obtenemos así, una obra nacida como original: ninguna obra será igual a otra, pues cada una se concibe a partir de una forma o incluso un detalle particular que la distinguirá de otra.

III La observación: Puntapié inicial que abre campo, revela obra y da paso a lo desconocido

Pero ¿Cómo damos orden a esta serie de cuestionamientos sobre lo desconocido? Es en este punto donde la observación aparece como un primer modo de acceder a ello, de acercarnos más a las preguntas que a las respuestas. En palabras del profesor y arquitecto Fabio Cruz, la Observación es entendida como “esa actividad del espíritu (y del cuerpo) que nos permite acceder, una y otra vez, a una nueva, inédita, visión de la realidad.” (Cruz, Fabio. 2003). En su clase “Sobre la Observación” [4] , Fabio continúa exponiendo que este modo de atrapar y contemplar algo de la realidad se realiza por medio del croquis, unidad que se apoya del dibujo y la palabra.

Parece pertinente entonces, traer a presencia algo de lo dicho sobre la Observación por Alberto Cruz en su ponencia dictada durante la Primera Conferencia de Facultades Latinoamericanas de Arquitectura en 1959.

“Esta ciudad está llena de necesidades; algunas particulares, algunas generales, algunas ingenuas; de cualquier índole. Cada alumno descubre algo que falta en la ciudad. De esa observación, de ese revelar, surge un caso arquitectónico que él mismo se formula, que él mismo se lo plantea, del cual él mismo da cuenta. Y la forma que tienen que alcanzar, es aquélla que revela todo esto. Los alumnos entonces, persiguen esa forma, no cualquiera forma. Hay tantas formas; hemos heredado un patrimonio tan grande de formas, tan superior a nosotros.”

- Alberto Cruz C., 1959 [5]

Desde este extracto, podemos notar como Alberto pone en valor la capacidad de observación, como una facultad mayor que cada arquitecto y estudiante tiene para acceder a aquella obra de la cual, no se sabe aún, qué forma tendrá. Así, la observación conforma aún uno de los modos más originales de abordar la pregunta por un desconocido, pues inaugura y luego revela una o bien múltiples posibilidades de aparecer. Al mismo tiempo, establece un fundamento original que involucra la experiencia indisoluble del observador -o autor- con el fenómeno de la realidad presente. Esta experiencia es retenida en el croquis por la mano que dibuja y la palabra que nombra.

Ahora bien, la pregunta por dar paso a un “desconocido” pudiese parecer ambiciosa o en otros términos demasiado amplia y ambigua. Del mismo modo, no siempre la obra de arquitectura va a iniciarse necesariamente desde esa premisa y no por no hacerlo, va a ser entendida con mayor o menor valor. Parece importante señalar que el acto de observación no persigue una determinada meta, un fin último e inabarcable. Más bien, va a permitir abordar y abrir preguntas para que otras posibilidades, sean éstas menores o mayores, aparezcan y se hagan presentes. Es desde aquella contemplación y reflexión, que luego la obra tomará forma. Ya no la funcionalidad y la estética comandando el proceso creativo. El ejercicio del observar, recoge y se hace cargo de estas primeras dimensiones, las ordena y guía, al tiempo que es capaz de sacarlas de su factor predeterminante, para que éstas acompañen el proceso creativo de la obra.

Un ejemplo de esta relación de observación y forma, es la obra arquitectónica Galería La Puntilla [6] , construida y proyectada por la ronda de arquitectos de la ciudad abierta. Esta obra destaca por el anhelo de concebir y construir el interior habitable de la galería como un “órgano luminoso”. En este sentido, se propone construir estas dimensiones luminosas particulares no desde el estudio técnico y medible de la luz, sino más bien, a partir de un conjunto de observaciones de estudio colectivas. Es de ahí que se da pie a pensar la forma. Esta actividad permite aproximarse a la pregunta desconocida por dicha luz particular, para tratar de dilucidar colectivamente el aparecer de la obra y su interrogante.

“Se ha tratado de la luz en diferentes situaciones y cualidades, una luz natural cualificada por las condiciones atmosféricas y geográficas de la costa poniente (...) Todo ello se ha tratado solamente desde la luz en su presencia sensible, lo captado por la vista. No en una presencia térmica, calórica.”

- Fabio Cruz, Miguel Eyquem. (Ronda de arquitectos y diseñadores de la ciudad abierta, 1998) [7]



Se trata ahora de una obra que va más allá de su armonía y que existe más allá de su dar respuesta. Se cuestiona íntegramente su “ser obra” a partir de la observación. Aparece aquí una relación entre obra y poiesis que emerge al final de la clase de Godofredo, a propósito de lo enunciado por Platón en el libro X de la República: la obra que testimonia el paso de un “no ser a un ser” (Iommi, G. 1982). De esta manera, la obra aparece en el acto de observar, desde donde emerge y se comienza a conformar. Una obra que revela y que inaugura hacia un nuevo modo de habitar.

Tomando en cuenta la premisa del comienzo, podríamos decir que esta idea de “modernidad” planteada por Godo se nos aparece a partir de la observación, un modo que inaugura hacia un desconocido y desde el cual se puede “ser absolutamente moderno” desde el ámbito de la arquitectura, el diseño u otras artes y oficios creativos. A partir de la observación es que podemos ser capaces de abrir nuevos campos, de inaugurar otros modos de entender ese acto de creación que conlleva el oficio arquitectónico. Ese campo, aunque pudiese comenzar y traducirse en algo muy menor, un detalle incluso, plantea desde ya un sentido que orienta la obra y da una dirección la cual perseguir. Luego, otras dimensiones implícitas del oficio se sumarán al proceso (funcionalidad, forma, estructura, material, programa, etc).

Por tanto, la observación plantea una manera de trabajar con el desconocido, o por lo menos, de aproximarse a este. Este sentido, conlleva en su esencia un modo original e inagotable de plantearse el origen de la obra, no ya desde la referencia, sino desde una palabra propia. Una palabra desde la cual cada arquitecto se pregunta originalmente y abre hacia alguna dimensión, hasta ese momento, desconocida del habitar.


Referencias

  1. Iommi, G. (1982). Hay que ser absolutamente moderno. Edición anotada. In 4 Talleres de América
  2. Cruz, Fabio (2003) Sobre la Observación Recuperado de https://wiki.ead.pucv.cl/Sobre_la_Observaci%C3%B3n . Para poner al lector en contexto, nos referiremos a la Observación Arquitectónica. Para ello nos apoyaremos en la clase “Sobre la Observación” del profesor y arquitecto Fabio Cruz.
  3. Alberti, L. B. (1991). De Re Aedificatoria. In Fuentes de arte.
  4. Cruz, Fabio. (2003) Sobre la Observación Recuperado de https://wiki.ead.pucv.cl/Sobre_la_Observaci%C3%B3n
  5. Cruz, Alberto. (1959) Improvisación del Señor Alberto Cruz p.6. Recuperado de https://wiki.ead.pucv.cl/images/8/87/OFI_1959_Improvisacion_Alberto.pdf Primera Conferencia de Facultades Latinoamericanas de Arquitectura. Actas / Doc. 27. Universidad Católica de Chile
  6. Obra Galería de la Puntilla 1995. Sobre esta obra visitar: https://wiki.ead.pucv.cl/Galer%C3%ADa_de_la_Puntilla
  7. Ronda de arquitectos y diseñadores de la ciudad abierta. (1998). Cubículo en Ritoque. Anexo Hospedería. Revista CA, N°89, pp. 68-73