María Josefina Morales Tarea 3 - Módulo investigación T2 2015

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TítuloMaría Josefina Morales Tarea 3 - Módulo investigación T2 2015
AsignaturaPresentación 4, Módulo Investigación T2 2015
Del CursoMódulo Investigación T2 2015
CarrerasArquitectura, Formación y Oficio"Formación y Oficio" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property.
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Alumno(s)María Josefina Morales


Ficha de Lectura Nº1

Ando, Tadao / Auping, Michael

Conversaciones con Michael Auping

Editorial Gustavo Gili

Barcelona, España, 2002

Libro que habla por sobre todo de la arquitectura: son siete entrevistas realizadas a Tadao Ando a lo largo de cuatro años, donde aparecen ideas generales sobre su obra y pensamiento. Se tratan temas tales como la infancia, la arquitectura tradicional japonesa, la influencia de la arquitectura occidental, la armonía, el equilibrio o la transparencia, la luz y la sombra, las diferentes tonalidades del hormigón, etc.

“La buena arquitectura no solo trata de funciones primarias. También se deben considerar funciones secundarias y terciarias, y aún más allá. Un espacio nunca trata de una única cosa; es un lugar que da cabida a muchos sentidos: vista, sonido, tacto y las innumerables cosas que ocurren entre ellos."


Ficha de Lectura Nº2

Heidegger, Martin

Construir, Habitar, Pensar

Harper Colophon Books

Nueva York, Estados Unidos, 1971

Lectura reflexiva del filósofo alemán, donde expone los diferentes puntos de vista sobre el habitar, el enfrentarse a la obra construida y el pensar siendo parte de ella. Es una reflexión sobre la pertenencia y el vínculo entre el construir y el habitar: la relación entre lo construido y lo habitado/habitable.

..."construir no es solo medio y camino para el habitar, el construir es en sí mismo ya el habitar.”



HABITAR LA ARQUITECTURA: ESPACIOS VIVOS

María Josefina Morales, Arquitectura, Profesores David Luza, David Jolly, Claudia Wesser, Paul Baumann

Abstract

En estos tiempos en los que la arquitectura moderna muchas veces cumple el mero rol de suplir necesidades básicas, es que uno llega a cuestionarse el verdadero cometido del arquitecto. ¿Estamos supuestos a dar cabida a la complejidad del habitar o únicamente a diseñar un resguardo al cuerpo? ¿Es efectivamente el arquitecto el que tiene que tener una sensibilidad superior ante los lugares?

El arquitecto observa y nombra, y es el encargado de interpretar y dar forma al modo de habitar. Se pretende abordar la relación del oficio y la vida, lo que hacemos y lo que somos, y que haya una consecuencia entre esos dos factores. Es ahí donde entra el cuestionamiento entre la espiritualidad y el oficio, el afán por plasmar el goce del alma y la realización del habitar en una obra.

Dentro del mercado, la demanda y la alta velocidad de las urbes es que el oficio se ve empañado por la industrialización y la masificación de las construcciones, y hay que preguntarse si es efectivamente esa urgencia la que queremos que gobierne al habitar. Si construimos desde la esencia misma del habitar, entonces ¿en qué medida pertenece el habitar al construir? ¿En que nos basamos cuando construimos para habitar?


Palabras Clave

ELOGIO AL LUGAR - HABITAR - ACTO ARQUITECTONICO


Habitar la Arquitectura: Espacios Vivos


Habitar, vivir, morar. Son palabras que creemos comprender a la perfección sin dar demasiadas vueltas ni hacernos suficientes cuestionamientos. Nosotros vivimos, nosotros habitamos, nosotros moramos. ¿Pero cuál es la forma en la que lo hacemos? ¿Hemos hecho una pausa para reflexionar la manera en la que vivimos el día a día?


Habitamos todas las construcciones pero vivimos solo en algunas. Se supone que el construir es el medio para el fin de habitar, sin embargo ya habitamos desde antes de construir. “Porque construir no es solo medio y camino para el habitar, el construir es en sí mismo ya el habitar.”¹ El fin de construir va en el cuidado de la permanencia, de la pertenencia, ya que el ser habita, el ser se protege y se cuida. El verdadero cuidar acontece cuando de antemano dejamos algo en su esencia, lo rodeamos de una protección. Si bien el hombre cree tener control y ser el dueño del lenguaje, es el lenguaje el que es forjador del hombre: etimológicamente, si tomamos en cuenta orígenes germánicos, anglosajones y latinos, “construir” significa “habitar”, y tiene estrecha relación con “ser” (estar en la tierra como mortal), ser de algún lugar, la permanencia y la pertenencia. Tiene que ver con el cuidado y con la edificación: con el dar cabida a lo habitual y a la cotidianidad. La edificación no viene a estar en un lugar, sino que gracias a ella es que surge un lugar: es casi un servicio para ejercer el habitar.

En este momento nos cuestionamos, ¿son realmente las construcciones hoy en día un reflejo del habitar? ¿O son simplemente una solución básica a una necesidad de cobijo y resguardo de las inclemencias del mundo? En estos tiempos en los que la arquitectura moderna muchas veces cumple el mero rol de suplir necesidades básicas, es que uno llega a cuestionarse el verdadero cometido del arquitecto. ¿Estamos supuestos a dar cabida a la complejidad del habitar o únicamente a diseñar un resguardo al cuerpo? Dentro del mercado, la demanda y la alta velocidad de las urbes es que el oficio se ve empañado por la industrialización y la masificación de las construcciones, y hay que preguntarse si es efectivamente esa urgencia la que queremos que gobierne al habitar. “La buena arquitectura no solo trata de funciones primarias. También se deben considerar funciones secundarias y terciarias, y aún más allá. Un espacio nunca trata de una única cosa; es un lugar que da cabida a muchos sentidos: vista, sonido, tacto y las innumerables cosas que ocurren entre ellos.”… “...el espacio no solo es accesible mediante la contención, sino por la expresión.” ²


La única forma de responder ante la necesidad de despliegue de la vida humana en la cotidianidad es a través de la buena arquitectura: a través de un vínculo estrecho entre el lugar y el habitante. El arquitecto tiene que tener una sensibilidad superior ante los lugares, y tiene que tener la capacidad de comprender el quehacer y comportamiento humano, para darle forma a los lugares que estarán llenos de vida. La forma de esa cotidianidad retratada está representada por el acto arquitectónico, el que enuncia y pone en evidencia el actuar humano. El arquitecto observa y nombra, y es el encargado de “registrar lo inefable, ya que luego esas invenciones verbales tendrán el poder de cambiar la vida”.³ A través de este acto nombrado es que viene la forma y se crean lugares, espacios llenos de vida que responden al actuar cotidiano.


El espacio construido no debería ser una respuesta a las necesidades básicas, sino que más bien debería ser la respuesta a la complejidad del actuar y relacionarse del ser humano. Un creador de actos, de encuentros y permanencias con un sentido: el lugar propicio para el despliegue del habitar en plenitud. La arquitectura debería pretender abordar la relación del oficio y la vida, lo que hacemos y lo que somos, y que haya una consecuencia entre esos dos factores, ya que “el mundo no es más que un cierto cumplimiento de la pura posibilidad que es el hombre.” ⁴ Es por esto que la prioridad de diseño debería radicar indiscutiblemente en el acto arquitectónico, que es el que da cabida al quehacer cotidiano; el que permite cuidarse y protegerse de lo exterior, pero a la vez aporta una medida, una holgura y amplitud características del acto que se esté abordando. Lo que se tiene que lograr es el construir pensado desde la esencia del habitar. Elogiar los lugares para poder habitar en ellos en plenitud. Sacar provecho de las virtudes del lugar, mostrar la relevancia de lo sagrado del acto que se vive en ese lugar. Un lugar con holgura correspondiente y que de cabida a un acto en específico tiene incluso la capacidad de inspirar y dignificar a sus habitantes. La buena arquitectura se esmera por crear espacios vivos y participativos, ya que “el elemento humano es la clave que lo une todo. Un gran edificio solo cobra vida cuando alguien entra en él.” ⁵



¹ (Heidegger, Martin. 1951. Construir, Habitar, Pensar)

² (Ando, Tadao. 2002. Conversaciones con Michael Auping)

³ (Rimbaud, Arthur.1871. Cartas del Vidente)

⁴ (Iommi, Godofredo.1976. Carta del Errante)

⁵ (Ando, Tadao. 2002. Conversaciones con Michael Auping)



Bibliografía

Ando, T. / Auping, M. (2002). Conversaciones con Michael Auping. Editorial Gustavo Gili, Barcelona, España. [Comentarios y opiniones sobre lo que se requiere en la arquitectura en medio del caos de la ciudad]

Baudelaire, C. (1977). Las Flores del Mal. Editorial Efece, Buenos Aires, Argentina. [Muestra diversas formas de salvación, liberación, y huída del mundo]

Breton, A. (1965). Primer Manifiesto del Surrealismo. Editorial Argonauta, Buenos Aires, Argentina. [Muestra de los primeros cuestionamientos en cuanto a la obra y el rol del artista]

Eliade, M. (1981). Lo Sagrado y lo Profano. Editorial Guadarrama / Punto Omega, Madrid, España. [Se examina el problema que existe en la actualidad en cuanto a lo religioso en el mundo de hoy]

Heidegger, M. (1971). Construir, Habitar, Pensar. Harper Colophon Books, Nueva York, Estados Unidos. [Reflexiones sobre la real vivencia de la arquitectura]

Iommi, G. (1976). Carta del Errante. Escuela de Arquitectura UCV, Valparaíso, Chile. [Aceptación de la libre expresión y escritura, se rompen los esquemas]

Le Corbusier / de Pierrefeu, F. (2008). La Casa del Hombre. Editorial Apóstrofe, Barcelona, España. [Se propone la medida precisa para el habitar]

Rimbaud, A. (2014). Cartas del Vidente. Edición digital de Ramón Buenaventura, Argentina. [Se critican los tópicos tradicionales y se defiende el surgimiento de una nueva razón poética]

Verlaine, P. (2011) Los Poetas Malditos. Editorial digital Anagma, México. [Clasificación y encausamiento de un algo en común: la corriente surrealista como un hecho]

Zevi, B. (1978). Saber ver la Arquitectura. Editorial Poseidón, Barcelona, España. [Propone al espacio como la principal característica de la arquitectura]