Macarena Rivera: Taller Amereida X

De Casiopea
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Ensayo Amereida X etapa.

Macarena Rivera

Para ser creativos, volver a ser niños.

Hoy en día a los niños se les niega la posibilidad a imaginar. A creer, a crear. Se les entrega todo listo, terminado. Los niños de hoy en día no se esfuerzan por inventar juegos. Los juegos se han vuelto mercado de los adultos, y los niños sueñan con obtener cosas materiales que a veces son hasta inalcanzables para sus padres, juguetes que además de caros no los estimulan, sino que todo lo contrario, reprimen a su cerebro desarrollarse. El juego es el desarrollo de la creatividad de los niños, si este proceso se les niega, o se les reemplaza, es una etapa perdida. Y el niño será un adulto con poca capacidad de creación. La imaginación es uno de los grandes tesoros de la infancia. Promover el desarrollo de la creatividad de los niños es esencial para ellos, ya que esta capacidad tan significativa que relacionamos con niños les ayuda a expresarse por sí mismos, a desarrollar su pensamiento abstracto y, también, será primordial a la hora de resolver problemas y de relacionarse mejor con los demás a lo largo de toda su vida. Las antiguas generaciones de niños se esmeraban por encontrar formas de diversión, el juego fue parte del origen americano. Crear una forma de distensión con lo que se tiene a mano. Sin embargo hoy en día, los niños dejan que otros le resuelvan su "problema" de no tener con qué entretenerse. El juego se compra y el hecho de no poder poseerlo hasta puede ser una razón de descontento. Lo más importante es jugar. A través del juego, la imaginación y las emociones de los más pequeños pueden fluir y salir hacia fuera, de formas tan bonitas como pintar un dibujo en el que piratas, hadas y gigantes cobran vida. Existen lugares para "el juego" (sin nombrar empresas específicas) en las que a los niños se les ofrece un juego de rol. Me explico, el niño para jugar a ser panadero, ya no usa barro, imaginándose que es masa para pan, y eligiendo sus propias formas excéntricas para el pan que "comerán". Los niños que juegan a ser pilotos, ya no arman un juego de sillas en el comedor de su casa fingiendo un avión. Ni guardan boletos de las micros para luego jugar al autobús y poder cobrarlo. Lo que hacen es ir a estos centros de "juego" dónde acceden a perfectas copias de lo real. Hasta con nombres de empresas conocidas. Se usa a los niños como parte del mercado. Lo que sucede es, que el niño en su cerebro programa "tal empresa" como la destinada para cada oficio. Y es algo que llevará hasta que sea grande. Cuando requiera el servicio de panadería, su cerebro recordará en su inconsciente la marca de la panadería en la que jugó en su infancia, y lógicamente esa será la que elegirá. Es difícil en una sociedad de masas intentar cambiar algo que ya parece definido. Pero algo hay que hacer. No podemos permitir que se pierda la esencia de la infancia. El vivir libre. Sin preocupaciones, desear y aspirar cosas, pero tener sólo el deseo, que esté ahí presente, quizás vivir para él, pero no lamentarnos porque no llega o porque no lo vemos. Ser consciente del presente nos permite disfrutar desde ya el futuro. Los niños ya han dejado de ser niños para imitar a los adultos. Que tampoco están viviendo... Debería ser todo lo contrario. Los adultos deberíamos intentar volver a ser niños. Expandir nuestra mente, abrirnos a nuevas ideas, conocer, viajar, DESCUBRIR. Los adultos más creativos son aquellos cuyas familias, cuando eran niños, les permitían manifestaciones infantiles propias de su edad. Debemos animarles a improvisar, a encontrar finales diferentes para los cuentos e historias de siempre. Qué es lo que sucede que a medida que vamos creciendo perdemos nuestra capacidad (y valentía) a descubrir. Los niños nacen sin pre-conceptos. Todo lo que ellos sepan, o sean, cuando grandes, será reflejo de lo que reciban en su infancia. Desde el día en que nacen. Hay que permitirles caer y levantarse, que de eso se trata la vida. Resiliencia. Es algo así como la moraleja de la mariposa que se le ayudó a salir de su capullo. Al abrir su capullo la mariposa no hizo el esfuerzo necesario para que se fortalecieran sus alas, entonces luego no tenía la fuerza suficiente para volar. Permitamos que la mente de nuestros niños (y luego adultos) pueda volar, ayudémoslos, pero no les hagamos el trabajo completo. Que ellos se sientan amados, seguros de sí mismos, y sobretodo que se sientan capaces. Capaces de lograr cualquier cosa. Permitámosles que amen la vida desde el día que nacen, sea cual sea la vida que les tocó. Que tengan ganas de vivir, de lograr cosas nuevas, de tener objetivos, de vivir por alguna razón, no vivir por vivir, vivir con ganas y con pasión por lo que se hace. Pero no hay quién sea exitoso por sus propios medios, sin haber caído antes más de una vez. Y al permitir a nuestros hijos equivocarse, estamos ayudándolos a tener una mayor tolerancia a la frustración. Si lo logran, si logran hacerse inmunes a la frustración pueden lograr grandes cosas, cosas que como adultos hasta podríamos considerar imposibles. Si les negamos a los niños que su cerebro se desarrolle, crezca. Nuestra sociedad sólo irá en decadencia. Un cerebro que no trabaja, es un cerebro que muere. Y los niños son nuestro futuro. El futuro de América, el futuro de nuestro planeta. Hay que enseñarles a trabajar con amor, a disfrutar el proceso creativo, a saber escuchar opiniones, a tener amigos, trabajar en equipo, potenciarse mutuamente. Amar a la humanidad con sus virtudes y defectos, amar la naturaleza y todo lo que nos entrega. Amar la creación. Y volver a tener esa sensación de las primeras veces. Del descubrimiento. De que las cosas ocurren sin ser consciente de ello, sencillamente ocurren; para saborearlas efímeras y dulces como cuando el tiempo nunca importaba, tan sólo el placer de vivirlas. Debemos dejar de vivir en torno al dinero y lo mundano sin sentido, apreciemos lo maravilloso de la vida y todo lo que a diario nos regala... Como se dijo en el principito: - ¿Y de qué te sirve poseer las estrellas? - Me sirve para ser rico. - ¿Y de qué te sirve ser rico? - Me sirve para comprar más estrellas. Escuchemos a nuestro corazón y sepamos si estamos en el camino correcto para no defraudar al niño que se esconde en nosotros. ¿Estamos siguiendo nuestra vocación? ¿Hemos cumplido nuestros sueños o los hemos aparcado, abandonado? ¿Sabemos lo que buscamos? Realmente queremos ser arquitectos, diseñadores, de un futuro mejor, de aportar con un grano de arena a hacer más bello este mundo? "Únicamente los niños saben lo que buscan. Pierden el tiempo con una muñeca de trapo que viene a ser lo más importante para ellos y si se la quitan, lloran..." Volvamos a ser niños, volvamos a tener ilusiones, regresemos, aunque sea sólo por un instante navideño a nuestra infancia cuando los sueños estaban intactos y preguntémonos si aquello a lo que nos queríamos dedicar cuando éramos pequeños, es a lo que nos estamos dedicando ahora. Y si realmente lo estamos haciendo, ¿Lo estamos disfrutando? Un corazón que late, que siente. Que desea y espera; que a veces necesita solamente que volvamos por un momento a ser lo que fuimos… para no olvidarlo. Volver al origen. A la esencia. A nosotros mismos y nuestros sueños. Para sentir que la vida es un regalo, cada día. EL PRESENTE.