La expansión del espacio a través de la irrupción
Con la invitación de Godofredo a encontrarse con lo desconocido es que nos sumergimos en la luminosidad de la ciudad. El salir a observar los distintos efectos que se producen a base de las imágenes especulares. El pasar de lo cotidiano a lo inhabitual y acercarse a ese “encuentro fortuito de un paraguas y de una máquina de coser sobre una mesa de operaciones” del que habla Lautréamont, donde nuestra mesa, la región desconocida a ser revelada, será el espacio que logra expandirse a través de la discontinuidad de los elementos.
Montajes cromáticos creados mediante las imágenes especulares
Nuestro primer encuentro será otorgado por el color. A primera vista será éste el factor que cambia, quien irrumpe, creando un caos ordenado. Se sigue el principio de la yuxtaposición, ya que no es que un color tiña completamente al otro, sino que van cambiando dependiendo del grado de luz que incida en ellos. Se trabaja en el juego entre el aparecer y desaparecer de las imágenes, ya que de un momento a otro el fondo cambia, se van intercalando. Mediante la observación del color es que se traspasa al fenómeno de los montajes en general, y con esto a la expansión del espacio con el que se está trabajando.
La presencia de la imitación a través de la apertura del espacio
Ya no solo se requerirá de un cristal o algún vidrio para observar la composición de montajes, sino que será necesaria una luminosidad incidente para recibir una respuesta espacial, y esta respuesta no solo afectará a las tonalidades de los colores, se comienzan a vislumbrar las distintas tramas que se van generando por la superposición de los perfiles.
Tomando las palabras de García Bacca en su Introducción a la poética al referirse al efecto de la imitación “que, al pie de la letra, no copia nada, será un objeto original y nunca visto, o nunca oído, como una sinfonía o una sonata” la llevamos a los reflejos. Hasta cierto punto la imagen especular imita a la original en cuanto a forma, es un vivo espejo de la realidad, pero como todo espejo mantiene su particular deformidad. Esta deformidad será su rasgo presencial, ya que quebranta el espacio habitado. Será la irrupción de un espacio dentro de otro produciendo un quiebre en la continuidad del lugar donde se quebrantará su geometría logrando expandirla. Es la creación de una nueva imagen sobre otra, generando una abertura del espacio, un plano dentro de otro. Las formas se mantienen fieles en cuanto a lo reflejado, lo cual quiebra la continuidad de los perfiles, descoloca la mirada. Mientras el color funciona como elemento unificador, ya que los distintos planos se van superponiendo unos con otros logrando la yuxtaposición cromática, crea una cierta similitud en cuanto a tonos, será el elemento de adherencia. Será la coexistencia perfecta entre contraste y similitud de la que habla Stravinsky, donde “el contraste está por doquiera: basta con señalarlo. La similitud está, en cambio, escondida; hay que descubrirla”.
Discontinuidad a través del color
La irrupción del espacio no solo se verá en casos en donde será necesario encontrar un vidrio que proporcione el reflejo, sino que será necesario una luminosidad incidente para recibir una respuesta espacial.
A diferencia del caso anterior en que el color se manifiesta como el elemento de cohesión de planos, ahora adquirirá la propiedad de los trazos, creando una discontinuidad en lo continuo de la imagen. Esto se logra retratar en casos como el de las flores, donde los reflejos pasan a ser más bien brillos, los cuales tiñen ciertas zonas de la superficie de otro color. El espacio visual se expande, ya que realza aún más la geometría de las flores al crear distintos tonos en su superficie, elimina la uniformidad cromática, realzando ciertos sectores y produciendo mayores contrastes entre lo iluminado y las sombras.
Chillida emplea este mismo quiebre en la superficie logrando una expansión espacial en sus obras. Utiliza los límites para lograr hacer luz donde estaba oscuro, como es en el caso de las gravitaciones, las distintas sombras que se generan por la superposición de papeles producen distintas tonalidades en la base las cuales son acompañadas por los trazos hechos en tinta negra que van generando nuevas geometrías. Lo mismo para el caso de las esculturas, donde intensifica la luz mediante surcos y cortes, será el generar “una luz para ver como no veo”.
Existirá una ubicación en los elementos que componen cada montaje depen-
diendo de la luminosidad del entorno. El color funciona junto con los perfiles para determinar cuál será aquel que generará el contraste, donde, a falta de las líneas que limitan, será la función cromática quien dibuje sectores. Aun así, la irrupción del espacio siempre será afectada por la luz que incide en él. Se crearán distintos planos uno dentro de otro, perdiendo el orden jerárquico de las cosas, el transito perpetuo de Chillida “entre el ya no y el todavía no”.
En síntesis, tal como lo expone Stravinsky “el contraste es un elemento de variedad, pero dispersa la atención. La similitud nace de una tendencia a la unidad (...) Su coexistencia, por otra parte, esta requerida constantemente”, y será la coexistencia entre el color junto con las tramas quienes generen el campo luminoso por descubrir. El ritmo de lectura ofrecido por las tramas junto con la luminosidad generada por el color, juntos se vinculan para determinar el ritmo de lectura. A grandes rasgos el color como elemento de continuidad mientras que los perfiles como elementos limitantes.
