La ciudad industrial - Karla Fernández Pizarro

De Casiopea



TítuloEnsayo 1-2ºS 2020
AsignaturaPresentación de las Vanguardias a la Contemporaneidad
Del CursoPresentación de las Vanguardias a la Contemporaneidad 2020 - Andrés Garcés
CarrerasArquitectura
1
Alumno(s)Karla Fernández Pizarro

La ciudad industrial.

Una mirada a la sociedad desde la arquitectura del siglo XIX

Introducción:

Barrio o slum industrial en inglaterra. Fuente: http://socialsciences-alltheway.blogspot.com /2012/10/industrial-revolution-glossary.html

El desarrollo industrial del siglo XIX significó la utilización de nuevas tecnologías y la introducción de nuevas fuentes de energía, esto dio paso a la mecanización, a la eficiencia y, en consecuencia, a una importante proliferación económica.

En medio de este progreso la vida urbana estuvo llena de contrastes, con una segregación tanto social como espacial de las clases sociales: con la aparición de una riqueza exuberante patrocinadora de los adelantos, que intentaba ocultar ocultar de alguna manera la pobreza del proletariado. La fábrica se extendió creando un nuevo paisaje urbano, contaminado, con la presencia del humo y el ruido como protagonistas.

De esta manera, las problemáticas de la modernización presentan las bases para una respuesta urbana. El objetivo de este escrito es dar cuenta de cómo era la vida de las distintas ciudades anteriores a las vanguardias, sostenido en la transformación arquitectónica y urbana.


Desarrollo:

Dibujo de la gran emigración europea siglo XIX. Fuente:https://www.documentalium.com/2015/09/la-gran-emigracion-europea-durante-el.html

Industrialización y nuevas tecnologías

El desarrollo de la ciencia moderna no solamente supone un cambio de métodos y finalidades (asumir las creencias erróneas sobre el universo, para comenzar a dominarlo) sino que propone como rasgos fundamentales la utilidad y la eficacia. De esta forma, el siglo XVIII se encuentra no solamente con las condiciones científico-técnicas para impulsar la Revolución Industrial, sino que los ingenieros se encuentran respaldados por un nuevo culto a la eficiencia y la utilidad en donde la esperanza de progreso reside en la tecnología.

Ya durante el siglo XIX se produce un gran estallido de la tecnología y el capitalismo, en el cual ambos procesos se intensifican y se retroalimentan mutuamente. La tecnología, es sin duda, el corazón mismo de la industrialización, la cual es fomentada y aprovechada por los grandes poseedores de recursos financieros.

A su vez, los nuevos medios de transporte a vapor transformaron la concepción del tiempo y la visión del mundo, haciéndolo abarcable. Esto generó masivas inmigraciones que vieron nacer nuevas grandes ciudades y la expansión de otras ya consolidadas. Alrededor del mundo la industrialización alteró el balance del poder. La ciudad del siglo XIX viene a revelar una nueva estética proveniente de la introducción de nuevos materiales producidos en masa y las nuevas técnicas y tipologías constructivas.


Estados Unidos, La ciudad nueva.

Ceremonia del «Golden Spike» (Clavo de Oro) en Promontory (Utah), el 10 de mayo de 1869, símbolo de la finalización de las obras de construcción de la primera vía férrea transcontinental de los Estados Unidos.

La fuerte llegada de inmigrantes de todo el mundo junto a la abundancia de recursos naturales, en el marco de la industrialización, fueron los motores para la economía de Estados Unidos, en esta época se consolidaron enormes fortunas gracias a los bajos impuestos y costos laborales. Hacia mediados del siglo XIX, su industria siderúrgica aún no competía con la Europea pero esto no impidió el desarrollo de largas ferrovías y desde la segunda mitad del siglo, rascacielos y edificios comerciales con fachadas de hierro fundido.

St. Louis: Un ejemplo es St. Louis, ubicado a orillas del Misisipi, fue punto crucial de las migraciones de la fiebre del oro. Reconstruida después de un devastador incendio de 1849, fue un lienzo en blancol para la instalación de edificios de estructura de fundición. Esta enorme actividad constructora es precursora a la arquitectura norteamericana que se desarrolla a partir de la Escuela de Chicago en las décadas siguientes. Posterior a la guerra civil, con el desarrollo de la red ferroviaria y el consecuente decaimiento del tráfico fluvial, St. Louis fue perdiendo su protagonismo, lugar que fue ocupado por Chicago.

- Chicago: El desarrollo de la red ferroviaria y la posición estratégica de Chicago en el mapa, lo convierte en el gran nodo de conectividad y en un gran mercado del medio oeste norteamericano. El desarrollo vertiginoso de Chicago presiona sobre los valores del suelo y demanda cada vez más terrenos, por lo que las construcciones demandan cada vez mayor altura. Sin embargo no es hasta el gran incendio que en 1871 destruyó casi toda la ciudad, que Chicago se ve avasallado por la construcción en acero protegidas ante el fuego.

- Escuela de Chicago: La escuela de Chicago encierra la actividad desarrollada por dos generaciones de arquitectos que marcan un punto de inflexión en la historia de la arquitectura norteamericana, siendo William Le Baron Jenney su fundador: Con pilares de fachada en ladrillo y grandes ventanas y estructura con columnas de fundición en el interior, el First Leiter Building se ajusta aún a la concepción habitual de la época, pero eliminando en gran medida la superposición decorativa, anticipando el carácter de la obra de Jenney que se revelará en sus proyectos siguientes. El primer edificio de Jenney que constituye un nuevo tipo, especialmente por la altura de 11 pisos que alcanza, fue el Home Insurance Building, construido en 1885 que conserva, sin embargo aún algunas funciones portantes en los muros de la fachada. En 1891 Jenney levanta el Fair Building llevando su concepto de estructuración a una forma más radical y definitiva: la estructura del esqueleto es la expresión de la arquitectura, reduciendo la fachada a una pantalla sostenida por un entramado metálico.

También se destaca Louis Sullivan (1856-1924) quien concebía el rascacielos como una composición tripartita, inspirada en los elementos del lenguaje clásico: basamento, fuste y coronación. Sullivan aparece con el reconocido edificio Carson: la retícula estructural del edificio de plantas diáfanas, ya se proyecta en la fachada. La exposición de su estructura le otorga un equilibrio neutro ante artesanía. Una estética muy utilizada fue la bóveda romana en conjunto con grandes vanos vidriados. De hecho los primeros rascacielos también tienen una apariencia neoclásica neogótica, por lo que la mezcla de estilos es muy característica de la primera fase de la ciudad industrial, en donde un edificio estructuralmente joven, levantado con las nuevas tecnologías, se viste de viejo para hacerse legítimo ante la sociedad contemporánea. La transición de las fachadas de muros de albañilerías a columnas de hierro fue un método replicado ampliamente en el período, siendo la base de la construcción industrial, de bodegas y oficinas. El uso de la nueva maquinaria originó nuevas tipologías, por lo que el edificio modelo de la época se construye sin las tabiquerías interiores, bajo el concepto de planta libre. También destaca la búsqueda de soluciones que permitieran la iluminación natural de todos los espacios interiores. Entre las tipologías destacan los depósitos, las fábricas como talleres para el sector trabajador, las galerías dedicadas al comercio para una burguesía industrial ávida de productos y las ferias internacionales, que fueron un sello de la revolución industrial.

-La Exposición Universal de 1893: En 1893 Chicago fue sede de una de las más importantes exposiciones universales. Estos encuentros venían desarrollándose desde mediados del siglo XIX. Las distintas naciones mostraban sus avances en materia de industria, bellas artes y tecnología, en pabellones que funcionaban como escaparates desmontables. Estos significaron un culto a la tecnología moderna y al poder tecnológico, a la vez que una muestra de poder del capitalismo y de la propia sociedad en que se alza. Las primeras naciones industrializadas dominaban al resto y la ciudad norteamericana, con sus soluciones simples y eficientes es quien viene a sentar una nueva orden replicable más tardíamente en Europa.

Londres, arquetipo de la ciudad Europea.

Boulevard Montmartre, de Camille Pissarro, pintor impresionista. Fuente:https://www.reprodart.com/kunst/camille_pissarro_59/boulevard-montmartre-bei-nacht.jpg

En el siglo XIX Londres era el centro financiero del mundo, un puerto fluvial de actividad intensa y el principal núcleo industrial del país. Además centralizaba la red nacional de carreteras y ferrocarriles, como revelaban sus grandes estaciones, y era, también, la capital del comercio de consumo con grandes almacenes. Sin embargo, una tercera parte de la población londinense vivía en la pobreza. La antigua convivencia de clases sociales en los viejos cascos urbanos dio paso a una diferenciación por barrios, de manera que las grandes ciudades se convirtieron, en grandes centros fabriles, comerciales, administrativos, bancarios y de servicios, priorizando la funcionalidad por sobre la habitabilidad: esto generó una fuerte segregación social entre sus barrios. Así, los muelles y grandes zonas del sur de Londres constituían barriadas degradadas y hacinadas, de calles y casas insalubres, marcadas por la prostitución y el crimen. El West End, por el contrario, incorporaba los barrios elegantes de los magníficos edificios de estilo clásico de la aristocracia y las clases acomodadas, ideales para la vida social. Las facilidades de comunicación que proporcionaron ferrocarriles, tranvías, autobuses y bicicletas, permitieron la instalación de factorías y fábricas en las periferias, apareciendo cinturones industriales y barriadas obreras, además de población que, por trabajo, se desplazaba diariamente desde localidades aledañas.

La expansión espacial de Madrid.

Segregación . social y espacial Tres sectores se delimitan en la nueva fisonomía de la ciudad: el Interior, el Ensanche y el Extrarradio:

El interior es un núcleo central que constituye el centro administrativo y comercial de la ciudad, en él confluyen las diversas actividades de la población: gran concentración de población flotante y lugar de tránsito entre los diferentes barrios de la ciudad. Al Sur se instala durante esta época fundamentalmente la pequeña industria. También en este sector se encuentran las casas de vecindad, muchas de ellas de dudosa salubridad, ocupadas por artesanos, empleados y comerciantes.

Las zonas adyacentes a la Gran Vía, dan cabida a los comercios de lujo, a sociedades particulares, hoteles y salas de espectáculos.La burguesía y las clases acomodadas se orientan fundamentalmente en el Ensanche.

El cinturón del Extrarradio que rodea la ciudad se forma a partir de los pequeños núcleos de casas que de forma anárquica se construyen a lo largo de las vías de tráfico. Fuera del extrarradio la población está constituida por núcleos de empleados y obreros que se trasladan a diario a Madrid para ocupar puestos de trabajo en el Sector Servicios o en la industria, estos núcleos carecen de los servicios públicos.

La ausencia de ordenanzas, la falta absoluta de instalaciones sanitarias y de comunicaciones constituyen el rasgo común de estas aglomeraciones urbanas.


El Cotidiano de la ciudad

Huelgas obreras década del 80 del siglo XIX, pertenecientes a la cuestión social. Fuente: http://www.periodicodesdeboedo.com.ar/wp-content/uploads/2016/01/huelga-1.jpg

En esas grandes ciudades se modificó radicalmente la vida colectiva, adquiriendo un carácter impersonal y anónimo, donde la ascendencia tradicional de las familias se encerraba cada vez más en sus propios círculos y ámbitos, volcada cada vez menos a lo religioso. La presencia en las calles de grandes masas y la aparición de nuevas formas de cultura colectiva (como el "music-hall", la prensa, los espectáculos deportivos y el cinematógrafo) daban cuenta de este cambio. La clase obrera industrial, adquirió en la última etapa del siglo XIX, estabilidad y conciencia de su identidad como clase, por lo que los países europeos experimentaron la aparición de grandes sindicatos, huelgas y conflictos laborales.


Urbanismo

Plan Cerdá en Barcelona. Fuente: https://www.wikiwand.com/es/Plan_Cerdá

En medio de crecientes problemas demográficos ocasionados por la disminución de la mortalidad y el incremento productivo, las ciudades industriales tendieron a acaparar la mayor parte de la población, lo que hace plantearse la necesidad de construir nuevas viviendas a gran escala y a precio reducido. Dentro del cuadro de la separación formal de barrios, cada vez es más importante las vías de comunicación interna, pues ya no interesa tanto el edificio como la calle, en función del tráfico; también es necesario tener en cuenta las zonas verdes y la concentración de fábricas. La ciudad del siglo XIX es, por tanto, una expresión fiel de la estructura social, donde el trazado de las ciudades respondía a razones de producción. La ciudad preindustrial experimenta un proceso de degradación que la convierte en un espacio que hay que renovar. Como respuesta al hacinamiento y degradación urbana surgen las quejas de reformadores sociales e higienistas que llaman la atención sobre los problemas de las clases más humildes. Ya a finales del siglo XIX los gobiernos actúan en la ciudad mediante la construcción de obras públicas, el derribo de las murallas que estrangulaba el crecimiento de las ciudades, el establecimiento de normas higiénicas mínimas e incluso con la expropiación forzosa de edificios, o favoreciendo la realización de planes para agrandar avenidas y grandes vías de comunicación. La sencillez, racionalidad y sentido de la previsión del plan cuadriculado de Nueva york en 1811 le convierten en modelo de plano ortogonal para los ensanches de muchas ciudades en Europa. En Madrid, el español Arturo Soria ideó la Ciudad Lineal, una ciudad de viviendas unifamiliares alineadas en torno a un gran eje central de comunicaciones. La idea era hacer frente, mediante la descentralización y la planificación urbana, al alarmante desarrollo que habían alcanzado ya grandes ciudades y conurbaciones. En Barcelona se sigue el plan de Ildefonso Cerda, este estuvo guiado por las ideas del movimiento y comunicabilidad, trazando amplias diagonales. Se trataría de manzanas de casas cuadradas achaflanadas en las esquinas, de trazado ortogonal. Cada manzana está ocupada por dos edificios que dejan entre sí espacio para jardines, y no cierra el cuadrado por los lados. Por otra parte la estructura cuadriculada se rompe por líneas oblicuas que son grandes ejes viarios.


Transición al nuevo siglo

Para la arquitectura, el cambio de periodo histórico no se produjo en 1900, sino con la Primera Guerra Mundial. Inseparable de la fase final del movimiento Arts and Crafts es la lucha por la transformación de la ciudad. El siglo XIX fecundo en utopías sociales y urbanas, se cerró con una propuesta trascendental para el futuro: la "Ciudad Jardín" publicada en 1898, Ebenezer Howard proponía un nuevo modelo de ciudad con la que buscaba mejorar las condiciones de vida y de trabajo del proletariado industrial: un círculo urbano de unas 400 hectáreas para 32.000 habitantes, rodeado por terrenos agrícolas de superficie cinco veces superior; con un gran parque como centro y circundado por un ramal del ferrocarril que sostenía un anillo de instalaciones industriales. Donde más claramente se manifestó la voluntad de renovación estética de la última década del siglo XIX fue en el denominado art nouveau. La arquitectura art nouveau puede considerarse en ciertos aspectos como el comienzo de una nueva era, pero también simplemente como el final de un período histórico ya agotado. Por ello, una parte importante de su desarrollo se ha expuesto ya en relación con la arquitectura del siglo XIX. Las dos primeras décadas del siglo xx fueron para la arquitectura una etapa de transición. Los últimos residuos de la estética decimonónica y el decorativismo del art nouveau se fueron abandonando progresivamente en favor de una mayor simplicidad formal y una mayor raciopalidad constructiva. En Europa, un arquitecto que contribuyó a la transición hacia una nueva arquitectura fue Otto Wagner, en 1894 fue nombrado consejero superior de construcciones y profesor de arquitectura de la Academia de Bellas Artes. Su cargo municipal le permitió construir las estaciones del metro vienés, en las que su estilo se apartó del historicismo y se aproximó a las corrientes renovadoras que ya circulaban por Europa. Wagner tenía de la ciudad del futuro una visión grandiosa que plasmó en numerosos proyectos urbanísticos y en algunos edificios residenciales, donde se aprecia su predilección por las fachadas lisas, las líneas rectas, la regularidad de las ventanas, la potencia de la cornisa, y la autonomía de la decoración Durante el siglo XIX, la tecnología del hierro había tenido un importante desarrollo; no así la del hormigón, que se había utilizado únicamente para construcciones utilitarias. Hacia 1870, a las masas de cemento y arena se les empezaron a añadir barras de acero que permitían aumentar la resistencia a flexión; asimismo, se empezó a moldear el nuevo material, ahora "hormigón armado", en forma de pilares, vigas y losas, constituyendo así un sistema muy adecuado para las instalaciones fabriles, que demandaban economía, diafanidad y resistencia al fuego. A principios de los años veinte, los experimentos de las vanguardias pictóricas empezaron a aplicarse a los edificios, y al poco tiempo ya se estaban construyendo algunas obras maestras del siglo XX . En los años treinta, el llamado "estilo internacional" se difundió por todo el mundo, al tiempo que los regímenes nazi y estalinista condenaban la abstracción moderna y propugnaban una arquitectura monumental e historicista.


CONCLUSIÓN

El siglo XIX es un siglo burgués donde el culto al trabajo, la medición del tiempo y la industrialización intentan imitar en el ser humano la eficiencia y precisión de una máquina. Se ve marcado por grandes contrastes, con un estallido económico y tecnológico importante, pero con un desarrollo social ineficiente. A modo de conclusión podemos decir que el siglo precedente a las vanguardias, venía ya con una mirada puesta en el futuro, dejando atrás con la rápida explosión de la ciudad industrial, su carácter ornamental. Esta evolución, se refleja en cómo las soluciones primero planteadas por la ciudad del nuevo continente inciden en las reformas Europeas a finales del siglo.

Esta explosión (hacia la ciudad rápida, caótica y segregada) hizo patente el desequilibrio espacial de las clases, cuestión que desencadenó movimientos sociales a finales del siglo XIX, gracias a los cuales venían proliferando proyectos de carácter social y urbanístico, que asentaban las bases y generaban esperanza en el cambio de siglo.


BIBLIOGRAFÍA

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