Diferencia entre revisiones de «La Poesía y el origen, El cuento de los gatos»

De Casiopea
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Ana y Adriana como siempre en sus tardes de té se relajaban con extensas conversaciones sobre sus pensamientos, aflicciones, y sueños futuros. Este tiempo del día era el que más disfrutaban, en el por fin podían explayarse y ser quien realmente era, o más bien a lo que realmente podrían llegar a ser y seguir siendo. Como todas las tardes ambas disfrutaban de ver el exterior por la ventana, donde todos los días, Luna y Mocachino, unos gatos que gustaban de aparecerse por su patio a realizar una sería de anecdóticas y curiosas hazañas, las hermanas los habían nombrado así porque el espectáculo de estos felinos se  había vuelto cotidiano, y aunque no fuesen sus propios gatos, las niñas sentían como si lo fuesen. Luna acostumbraba a mirar el horizonte lejano que se hallaba arriba en el cielo, donde había una luna que aún no aparecía pero que iba a aparecer, o al menos eso decía Ana; Adriana por su parte le puso Mocachino a su gato debido a los extraños movimientos y deslices que acostumbraba a hacer cuando realizaba sus excéntricas hazañas, Adriana decía que era como los movimientos del mocachino que tomaba por las tardes, unas ondulaciones propias del desliz del vapor del té de amaretto que tomaba, que si bien no era mocachino a ella le gustaba fingir que si lo era.
Ana y Adriana como siempre en sus tardes de té se relajaban con extensas conversaciones sobre sus pensamientos, aflicciones, y sueños futuros. Este tiempo del día era el que más disfrutaban, en el por fin podían explayarse y ser quien realmente era, o más bien a lo que realmente podrían llegar a ser y seguir siendo. Como todas las tardes ambas disfrutaban de ver el exterior por la ventana, donde todos los días, Luna y Mocachino, unos gatos que gustaban de aparecerse por su patio a realizar una sería de anecdóticas y curiosas hazañas, las hermanas los habían nombrado así porque el espectáculo de estos felinos se  había vuelto cotidiano, y aunque no fuesen sus propios gatos, las niñas sentían como si lo fuesen. Luna acostumbraba a mirar el horizonte lejano que se hallaba arriba en el cielo, donde había una luna que aún no aparecía pero que iba a aparecer, o al menos eso decía Ana; Adriana por su parte le puso Mocachino a su gato debido a los extraños movimientos y deslices que acostumbraba a hacer cuando realizaba sus excéntricas hazañas, Adriana decía que era como los movimientos del mocachino que tomaba por las tardes, unas ondulaciones propias del desliz del vapor del té de amaretto que tomaba, que si bien no era mocachino a ella le gustaba fingir que si lo era.


Los carismáticos gatos eran todo un espectáculo visual, aparecían durante todas las cálidas tardes de las hermanas a hacer todo tipo de piruetas y revoloteos esporádicos por todo el patio, siempre en las tardes nunca en otro horario. Un día aburridas y estresadas de sus clases, llegaron a su casa por su afanado té a discutir sobre sus pesares, se encontraban hartas de tanto aprendizaje ya descubierto, debatían sobre las causas de saber algo que ya saben, de la insistencia por seguir el camino que otro siguió, del plagio de tomar rutas ya tomadas, ¿por qué debían hacer lo que otro hizo? Acaso no fueron estos mismos de los que tanto aprenden los que tomaron una iniciativa propia para crear lo nuevo, lo orinal, lo que fue moldeado por ellos mismos para tráelo a la realidad actual. Ana y Adriana querían crear sus propias piezas musicales, su propios cuadros, hacer los viajes de los libros no leer de como otros los hicieron, inventar nuevos problemas, nuevas hazañas, como cada día sus gatos lo hacían, presentándose con el misterio, eso a lo que se le llama nuevo, que era propio de los felinos y cada día manufacturaban para presentárselos a las chicas. Esa tarde los gatos aparecieron algo bastante peculiar, como siempre haciendo algo novedoso y extraño, pero lo que estaban presenciando en ese instante era de una intriga digna de cuestionamientos y estudios científicos, por la excentricidad y antinaturalidad de los actos de los gatos. Los animales se dispusieron en el suelo con cerca de unos lienzos de papel que habían pintado las hermanas en su clase, contenían unas hermosas obras copiadas de un artista vanguardista del siglo, los gatos de a poco se acercaban más y más, hasta llegar al punto en que se dispusieron a intervenir en el papel, el papel que ya contenía lo impuesto, y a través de este dicho impuesto se prepararon a crear algo nuevo, con sus tiernas patitas felinas comenzaron a rasguñar las bellísimas piezas que las talentosas hermanas habían pintado, luego prosiguieron a doblar el lienzo en distintas formas geométricas creando novedosos y coloridos motivos  artísticos nunca antes vistos. Las niñas impactadas por lo que estaban presenciando  vieron como sus lienzos se plegaban de a poco levantándose en 3 dimensiones, era algo que nunca  habían visto, por lo que no hicieron mayor esfuerzo por detener a los gatunos y admiraron con esplendor el nuevo descubrimiento grafico que estaban presenciando.
Los carismáticos gatos eran todo un espectáculo visual, aparecían durante todas las cálidas tardes de las hermanas a hacer todo tipo de piruetas y revoloteos esporádicos por todo el patio, siempre en las tardes nunca en otro horario. Un día aburridas y estresadas de sus clases, llegaron a su casa por su afanado té a discutir sobre sus pesares, se encontraban hartas de tanto aprendizaje ya descubierto, debatían sobre las causas de saber algo que ya saben, de la insistencia por seguir el camino que otro siguió, del plagio de tomar rutas ya tomadas, ¿por qué debían hacer lo que otro hizo? Acaso no fueron estos mismos de los que tanto aprenden los que tomaron una iniciativa propia para crear lo nuevo, lo orinal, lo que fue moldeado por ellos mismos para tráelo a la realidad actual. Ana y Adriana querían crear sus propias piezas musicales, su propios cuadros, hacer los viajes de los libros no leer de como otros los hicieron, inventar nuevos problemas, nuevas hazañas, como cada día sus gatos lo hacían, presentándose con el misterio, eso a lo que se le llama nuevo, que era propio de los felinos y cada día manufacturaban para presentárselos a las chicas. Esa tarde los gatos aparecieron algo bastante peculiar, como siempre haciendo algo novedoso y extraño, pero lo que estaban presenciando en ese instante era de una intriga digna de cuestionamientos y estudios científicos, por la excentricidad y antinaturalidad de los actos de los gatos. Los animales se dispusieron en el suelo con cerca de unos lienzos de papel que habían pintado las hermanas en su clase, contenían unas hermosas obras copiadas de un artista vanguardista del siglo, los gatos de a poco se acercaban más y más, hasta llegar al punto en que se dispusieron a intervenir en el papel, el papel que ya contenía lo impuesto, y a través de este dicho impuesto se prepararon a crear algo nuevo, con sus tiernas patitas felinas comenzaron a rasguñar las bellísimas piezas que las talentosas hermanas habían pintado, luego prosiguieron a doblar el lienzo en distintas formas geométricas creando novedosos y coloridos motivos  artísticos nunca antes vistos. Las niñas impactadas por lo que estaban presenciando  vieron como sus lienzos se plegaban de a poco levantándose en 3 dimensiones, era algo que nunca  habían visto, por lo que no hicieron mayor esfuerzo por detener a los gatunos y admiraron con esplendor el nuevo descubrimiento gráfico que estaban presenciando.
A la mañana siguiente las hermanas presentaron sus trabajos en la clase, todo el curso quedo expectante, estupefacto, anonadado y enceguecidos por los esplendorosos lienzos de las niñas,  de hecho no solo fue el curso el que presenció este anecdótico misterio, si no que toda la escuela de las muchachas salió de sus salones corriendo a presenciar el nuevo descubrimiento visual que las niñas habían hecho. Algunos se mantenían conformes y alababan la nueva obra hecha, otros la repudiaban o desprestigiaban, mientras otras simplemente se mantenían indiferentes, pero nadie, absolutamente nadie, se quedó en la sala de clases perdiéndose la oportunidad de apreciar tal magnificencia de exposición. Las niñas fueron de alguna manera regañadas como también fueron premiadas y alagadas, pero cualquiera que fuese la forma en que se refirieron a ellas, se sintieron bastante bien y conformes con su trabajo, al que llamaron el pliegue de los gatos. Ana y Adriana hablaron con su profesora sobre lo acontecido, diciendo que ellas no habían sido las artificies de este peculiar lienzo doblado, sino que eran sus gatos los que habían manufacturado esta original pieza, a lo que su profesora respondió: ¿Cuáles gatos, según su información de ingreso a esta escuela uds, no poseen ningún animal en su familia? , las niñas respondieron que evidentemente como ella decía no tenían gatos, o más bien que no tenían formalmente gatos en su familia, si no que eran los gatos que venían a ella todas las tardes a su patio a mostrarles un espectáculo digno de cuestionamientos, debido a su extraña e imposible procedencia. La profesora asintió diciéndoles irónicamente, que si bien los gatos arruinaron el trabajo original, habían mostrado un descubrimiento pictórico nunca antes visto que era digno de expectación, pero le hacía falta, cierta calidez interna, como si tuviera una conciencia de haberse concretado pero no era una completa realidad de las alumnas de la profesora.
A la mañana siguiente las hermanas presentaron sus trabajos en la clase, todo el curso quedo expectante, estupefacto, anonadado y enceguecidos por los esplendorosos lienzos de las niñas,  de hecho no solo fue el curso el que presenció este anecdótico misterio, si no que toda la escuela de las muchachas salió de sus salones corriendo a presenciar el nuevo descubrimiento visual que las niñas habían hecho. Algunos se mantenían conformes y alababan la nueva obra hecha, otros la repudiaban o desprestigiaban, mientras otras simplemente se mantenían indiferentes, pero nadie, absolutamente nadie, se quedó en la sala de clases perdiéndose la oportunidad de apreciar tal magnificencia de exposición. Las niñas fueron de alguna manera regañadas como también fueron premiadas y alagadas, pero cualquiera que fuese la forma en que se refirieron a ellas, se sintieron bastante bien y conformes con su trabajo, al que llamaron el pliegue de los gatos. Ana y Adriana hablaron con su profesora sobre lo acontecido, diciendo que ellas no habían sido las artificies de este peculiar lienzo doblado, sino que eran sus gatos los que habían manufacturado esta original pieza, a lo que su profesora respondió: ¿Cuáles gatos, según su información de ingreso a esta escuela uds, no poseen ningún animal en su familia? , las niñas respondieron que evidentemente como ella decía no tenían gatos, o más bien que no tenían formalmente gatos en su familia, si no que eran los gatos que venían a ella todas las tardes a su patio a mostrarles un espectáculo digno de cuestionamientos, debido a su extraña e imposible procedencia. La profesora asintió diciéndoles irónicamente, que si bien los gatos arruinaron el trabajo original, habían mostrado un descubrimiento pictórico nunca antes visto que era digno de expectación, pero le hacía falta, cierta calidez interna, como si tuviera una conciencia de haberse concretado pero no era una completa realidad de las alumnas de la profesora.
Las hermanas regresaron a su casa con un colosal conglomerado de preguntas y cuestionamientos sobre lo que su profesora les había hablado, nunca alguien les había hablado ni dirigido a ellas de tal manera, nuca las habían sacado de la estructuración de su aprendizaje basado en lo que otros habían hecho, la educadora les hablo de ellas mismas, de sus gatos, de lo que habían llevado a exponer, como si se tratase de abordar como tema de aprendizaje lo que era nuevo y traído por sí mismas, para ser tratado redundantemente sobre ellas mismas y su descubrimiento.
Las hermanas regresaron a su casa con un colosal conglomerado de preguntas y cuestionamientos sobre lo que su profesora les había hablado, nunca alguien les había hablado ni dirigido a ellas de tal manera, nuca las habían sacado de la estructuración de su aprendizaje basado en lo que otros habían hecho, la educadora les hablo de ellas mismas, de sus gatos, de lo que habían llevado a exponer, como si se tratase de abordar como tema de aprendizaje lo que era nuevo y traído por sí mismas, para ser tratado redundantemente sobre ellas mismas y su descubrimiento.
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Las niñas se llenaron de la calidez que ellas mismas después de mucho pudieron llegar a alcanzar, en una búsqueda que fue buscada sin buscarse, pero descubierta desde el misterio que se les vino a presentar.
Las niñas se llenaron de la calidez que ellas mismas después de mucho pudieron llegar a alcanzar, en una búsqueda que fue buscada sin buscarse, pero descubierta desde el misterio que se les vino a presentar.


  El cuento inventado nos trató de mostrar como la poesía que es el original que las niñas buscaban sin saber buscar, fue configurado por ellas hasta mostrarse a ellas como la calidez, que es la poesía misma que las ayudo a configurar el camino que querían alcanzar, aludidas como las luces concretadas. De mas esta aclarar que eran los gatos, pero para dejarlo libre a interpretaciones y reflexiones futuras y propias se dejará el escrito hasta aquí…
  ''El cuento inventado nos trató de mostrar como la poesía que es el original que
las niñas buscaban sin saber buscar, fue configurado por ellas hasta mostrarse a
ellas como la calidez, que es la poesía misma que las ayudo a configurar el camino
que querían alcanzar, aludidas como las luces concretadas. De mas esta aclarar que
eran los gatos, pero para dejarlo libre a interpretaciones y reflexiones futuras y
propias se dejará el escrito hasta aquí…''

Revisión del 01:41 4 sep 2014



TítuloLa Poesía y el origen, El cuento de los gatos
AsignaturaTaller de Amereida 2014
Del CursoTaller de Amereida 2014
CarrerasArquitectura
Alumno(s)Juan Farias

La poesía en el origen

La poesía habla del origen, de la belleza, del miedo. Habla de lo que no puede ser expresado, pero que de alguna forma, se las ingenia para hacer aparecer por medio de la palabra escrita. La poesía habla cruda y sinceramente acerca del ser humano.

La poesía proviene del latín poiesis, que a su vez proviene de un vocablo griego utilizado en la antigüedad para referirse a cómo los artesanos moldeaban el barro para convertirlo en vasijas; así es como la poesía proviene también del moldaje de las palabras. Es sencillo encontrar el origen de la poesía, ya que es único y exacto, y sin embargo no es sencillo encontrar la poesía en el origen, en el ser humano en general, en la génesis de la vida.

Toda la poesía llega al ser humano, y se mete de lleno en sus raíces, no solo genealógicas sino que espirituales. La palabra hablada se adentra en el espíritu, escudriña el alma, y abandona a flor de labios el cuerpo con un trozo robado de la esencia de cada persona. Y así como millones de personas; hay millones de pequeños orígenes de la poesía. La germinación no es repetitiva, ya que se forma a partir de la interioridad y unicidad del individuo.

A continuación se relatara un cuento basado en la búsqueda de un origen prominente del individuo propio, que se haya en la ausencia vacia de un camino sin formar, porque a partir de el origen, del punto cero se empieza a abrir el camino del descubrimiento de la poesía, de la esencia misma del ser humano que se adentra en lo desconocido para ultrajar el espacio virgen, el que aún no encuentra su original individual, que no ha emprendido el viaje nacido en sí mismo, buscando una propiedad que moldee como los antiguos artesanos, lo desconocido, lo que viene a presentársele como un misterio ficticio e infinito de posibles respuestas que llegaran a definir tangiblemente el original propio que busca y busca sin parar, tal como amereida busca constantemente encontrar el original de América

Tal como el trimestre pasado, se enunciara el cuento a partir de un tema sacado del juego del azar, preguntándole a personas próximas a mi cercanía un tema o palabra, luego se observará lo aledaño y se irá formando un título junto con un tema a abordar que de a poco se irá desenvolviendo con lo primeramente hablado: de la poesía, el origen, el desconocido, el descubrir, el original, sobre amereida vista desde otro punto.

Los Gatos, de los pliegues luminosos de la calidez que busca salir afuera.

Ana y andriana están en su casa como acostumbran tomando un té por las tardes, esperando que llegue la hora de ir clases de piano por las tardes, porque su madre les había previamente establecido dichas clases, como también les habían establecido otras más para su formación intelectual, su madre era una mujer muy estricta y bien formada, preocupa por que sus hijas, aprendan lo visto y descubierto ya por otros, a los que llamamos sabios e intelectuales, que hicieron fantásticos descubrimientos, que obviamente, Ana y Adriana debían aprender porque es lo que ya hace mucho tiempo se estableció como algo nuevo y genial.

Ana y Adriana como siempre en sus tardes de té se relajaban con extensas conversaciones sobre sus pensamientos, aflicciones, y sueños futuros. Este tiempo del día era el que más disfrutaban, en el por fin podían explayarse y ser quien realmente era, o más bien a lo que realmente podrían llegar a ser y seguir siendo. Como todas las tardes ambas disfrutaban de ver el exterior por la ventana, donde todos los días, Luna y Mocachino, unos gatos que gustaban de aparecerse por su patio a realizar una sería de anecdóticas y curiosas hazañas, las hermanas los habían nombrado así porque el espectáculo de estos felinos se había vuelto cotidiano, y aunque no fuesen sus propios gatos, las niñas sentían como si lo fuesen. Luna acostumbraba a mirar el horizonte lejano que se hallaba arriba en el cielo, donde había una luna que aún no aparecía pero que iba a aparecer, o al menos eso decía Ana; Adriana por su parte le puso Mocachino a su gato debido a los extraños movimientos y deslices que acostumbraba a hacer cuando realizaba sus excéntricas hazañas, Adriana decía que era como los movimientos del mocachino que tomaba por las tardes, unas ondulaciones propias del desliz del vapor del té de amaretto que tomaba, que si bien no era mocachino a ella le gustaba fingir que si lo era.

Los carismáticos gatos eran todo un espectáculo visual, aparecían durante todas las cálidas tardes de las hermanas a hacer todo tipo de piruetas y revoloteos esporádicos por todo el patio, siempre en las tardes nunca en otro horario. Un día aburridas y estresadas de sus clases, llegaron a su casa por su afanado té a discutir sobre sus pesares, se encontraban hartas de tanto aprendizaje ya descubierto, debatían sobre las causas de saber algo que ya saben, de la insistencia por seguir el camino que otro siguió, del plagio de tomar rutas ya tomadas, ¿por qué debían hacer lo que otro hizo? Acaso no fueron estos mismos de los que tanto aprenden los que tomaron una iniciativa propia para crear lo nuevo, lo orinal, lo que fue moldeado por ellos mismos para tráelo a la realidad actual. Ana y Adriana querían crear sus propias piezas musicales, su propios cuadros, hacer los viajes de los libros no leer de como otros los hicieron, inventar nuevos problemas, nuevas hazañas, como cada día sus gatos lo hacían, presentándose con el misterio, eso a lo que se le llama nuevo, que era propio de los felinos y cada día manufacturaban para presentárselos a las chicas. Esa tarde los gatos aparecieron algo bastante peculiar, como siempre haciendo algo novedoso y extraño, pero lo que estaban presenciando en ese instante era de una intriga digna de cuestionamientos y estudios científicos, por la excentricidad y antinaturalidad de los actos de los gatos. Los animales se dispusieron en el suelo con cerca de unos lienzos de papel que habían pintado las hermanas en su clase, contenían unas hermosas obras copiadas de un artista vanguardista del siglo, los gatos de a poco se acercaban más y más, hasta llegar al punto en que se dispusieron a intervenir en el papel, el papel que ya contenía lo impuesto, y a través de este dicho impuesto se prepararon a crear algo nuevo, con sus tiernas patitas felinas comenzaron a rasguñar las bellísimas piezas que las talentosas hermanas habían pintado, luego prosiguieron a doblar el lienzo en distintas formas geométricas creando novedosos y coloridos motivos artísticos nunca antes vistos. Las niñas impactadas por lo que estaban presenciando vieron como sus lienzos se plegaban de a poco levantándose en 3 dimensiones, era algo que nunca habían visto, por lo que no hicieron mayor esfuerzo por detener a los gatunos y admiraron con esplendor el nuevo descubrimiento gráfico que estaban presenciando. A la mañana siguiente las hermanas presentaron sus trabajos en la clase, todo el curso quedo expectante, estupefacto, anonadado y enceguecidos por los esplendorosos lienzos de las niñas, de hecho no solo fue el curso el que presenció este anecdótico misterio, si no que toda la escuela de las muchachas salió de sus salones corriendo a presenciar el nuevo descubrimiento visual que las niñas habían hecho. Algunos se mantenían conformes y alababan la nueva obra hecha, otros la repudiaban o desprestigiaban, mientras otras simplemente se mantenían indiferentes, pero nadie, absolutamente nadie, se quedó en la sala de clases perdiéndose la oportunidad de apreciar tal magnificencia de exposición. Las niñas fueron de alguna manera regañadas como también fueron premiadas y alagadas, pero cualquiera que fuese la forma en que se refirieron a ellas, se sintieron bastante bien y conformes con su trabajo, al que llamaron el pliegue de los gatos. Ana y Adriana hablaron con su profesora sobre lo acontecido, diciendo que ellas no habían sido las artificies de este peculiar lienzo doblado, sino que eran sus gatos los que habían manufacturado esta original pieza, a lo que su profesora respondió: ¿Cuáles gatos, según su información de ingreso a esta escuela uds, no poseen ningún animal en su familia? , las niñas respondieron que evidentemente como ella decía no tenían gatos, o más bien que no tenían formalmente gatos en su familia, si no que eran los gatos que venían a ella todas las tardes a su patio a mostrarles un espectáculo digno de cuestionamientos, debido a su extraña e imposible procedencia. La profesora asintió diciéndoles irónicamente, que si bien los gatos arruinaron el trabajo original, habían mostrado un descubrimiento pictórico nunca antes visto que era digno de expectación, pero le hacía falta, cierta calidez interna, como si tuviera una conciencia de haberse concretado pero no era una completa realidad de las alumnas de la profesora. Las hermanas regresaron a su casa con un colosal conglomerado de preguntas y cuestionamientos sobre lo que su profesora les había hablado, nunca alguien les había hablado ni dirigido a ellas de tal manera, nuca las habían sacado de la estructuración de su aprendizaje basado en lo que otros habían hecho, la educadora les hablo de ellas mismas, de sus gatos, de lo que habían llevado a exponer, como si se tratase de abordar como tema de aprendizaje lo que era nuevo y traído por sí mismas, para ser tratado redundantemente sobre ellas mismas y su descubrimiento. Al llegar a la casa las niñas se prepararon para tomar su esperado y siempre anhelado té, dispusieron sus obras en el patio y comenzaron a observarlas desde el interior de su casa, Ana vio que lo que Luna había concretado era un pliegue característico por un alcance lejano, una obra que trataba de salir a un afuera, que buscaba la lejanía, tal como Luna la gata que buscaba el astro de su nombre en el cielo claro que se negaba aun en mostrarse hasta que cayera la noche. Adriana vio el pliegue de Mocachino y lo que vio fue una figura, bastante peculiar ya que vislumbraba ser algo que enrealidad no era, era una abstracción de algo que como su nombre quería ser, pero no se lograba ver concretamente, ya que era el gata de un café nombrado a través de un té. Entonces luego de observar por un tiempo las niñas se llenaron de una felicidad, la de encontrar una respuesta propia a sus cuestionamientos sintiendo una calidez que las lleno por primera vez por dentro, habían por fin manufacturado su propia respuesta. En el atrevimiento de su pensar se dispusieron a salir al patio a salir de su tarde té a mirar sus obras, y pues en ese mismo instante ambas muchachas, después de mucho terminaron por primera vez de descubrir, porque realmente la primera vez que lo hicieron, manufacturaron nuevamente sus obras y interviniendo realmente en lo que habían hecho, Ana logro alcanzar una luz con sus pliegues que se desplegaba de tal manera al exterior viéndose un espesor y color en su obra que mostraba el ir a un espacio, pretendiendo siempre ir a buscar algo. Mientras que Adriana configuro una luminosidad calcada en colores de tonalidades luminosas que hacían juego con los pliegues ya formados mostrando una luz que fue capturada y atrapada por sí misma definiéndose uniforme, mostrándose realmente como era y no como pretendía ser mostrada.

Las niñas se llenaron de la calidez que ellas mismas después de mucho pudieron llegar a alcanzar, en una búsqueda que fue buscada sin buscarse, pero descubierta desde el misterio que se les vino a presentar.

El cuento inventado nos trató de mostrar como la poesía que es el original que

las niñas buscaban sin saber buscar, fue configurado por ellas hasta mostrarse a ellas como la calidez, que es la poesía misma que las ayudo a configurar el camino que querían alcanzar, aludidas como las luces concretadas. De mas esta aclarar que eran los gatos, pero para dejarlo libre a interpretaciones y reflexiones futuras y propias se dejará el escrito hasta aquí…