La Idea de Europa

De Casiopea
Revisión del 17:51 21 jun 2016 de Dsalgado (discusión | contribs.)
(difs.) ← Revisión anterior | Revisión actual (difs.) | Revisión siguiente → (difs.)




TítuloLa idea de Europa
Año2015
AutorGeorge Steiner
Tipo de PublicaciónLibro
EditorialEdiciones Siruela
URLhttp://www.siruela.com/catalogo.php?id libro=819
Carrera(s)Arquitectura, Diseño
Asignaturas RelacionadasPresentación del Oficio y su Visión de Mundo
Cursos RelacionadosPresentación 1

«¿Es posible resumir en un puñado de instituciones, ideas, tradiciones y costumbres lo que es Europa? George Steiner piensa que sí y ha intentado este resumen en un texto ingenioso y provocador […]. Según él, Europa es ante todo un café repleto de gentes y palabras, donde se escribe poesía, conspira, filosofa […], ese café […] es inseparable de las grandes empresas culturales, artísticas y políticas del Occidente. […] la segunda seña de identidad europea es compartida por todos los países europeos […]: el paisaje caminable, la geografía hecha a la medida de los pies. El tercer rasgo […] es el de poner a las calles y a las plazas el nombre de los grandes estadistas, científicos, artistas y escritores del pasado, algo inconcebible en América […]. La cuarta credencial […] es descender simultáneamente de Atenas y Jerusalén, es decir, de la razón y de la fe, de la tradición que […] hizo posible la coexistencia social, desembocó en la democracia y la sociedad laica, y la que produjo los místicos, la espiritualidad […] y, también, la censura y el dogma. […] La quinta seña de identidad europea es la más inquietante de todas. Europa […] siempre ha creído que perecerá […]. A Steiner lo atormenta la supervivencia, en nuestros días, de […] los odios étnicos, el chovinismo nacionalista, […] y la resurrección […] del antisemitismo. Pero […], sobre todo, la uniformización cultural por lo bajo a consecuencia de la globalización […]: “No es la censura política lo que mata [la cultura]: es el despotismo del mercado y los acicates del estrellato comercializado”». Extractos del prólogo de Mario Vargas Llosa