Juan Pablo Buvinic: Taller Amereida XII

De Casiopea

Clase I

El Coraje


Sobre el coraje para atreverse a lo admirable, a lo asombroso, a lo que no es conocido, es quello que no tiene fin; alejar- se de la cotidianeidad y lo habitual, para abrirse a algo más. Construir un algo más que llame a lo infinito, trascender en lo cotidiano con una fuerza de voluntad y con una habili- dad, para poder ver más allá. Parece ser que el trascender de lo cotidiano tiene algo que ver con el filosofar, es así como busco dentro de registros anteriores fragmentos del texto “las virtudes fundamentales “ de Josef Pieper y rescato lo siguiente. Piensa que filosofar no es una cuestión previa a la filosofía, sino eminentemente filosófica. La esencia de la filosofía y del filosofar es algo sobre la esencia del hombre, ya que es un territorio central de la filosofía misma. No se puede obtener la respuesta como si tuviésemos en las manos un elemento material. Filosofar es la forma más pura de la teoría y del espíritu, de la mirada puramente receptiva de la realidad en donde la forma de las cosas sea lo único que da la medida y que el alma sea exclusivamente lo que es medido por ellas. Puede decirse, que filosofar es un acto en el que trasciende el mundo del trabajo; definiendo a este como el mundo del día de labor, mundo de la utilización, resultado o producto, de las necesidades y del rendimiento, del hambre y su satisfacción. Su único objetivo es la utilidad común, como sinónimo de acción útil. El mundo del trabajo se apodera cada vez más de la existencia humana en su totalidad, siendo más excluyente y totalitaria. Si él afirma que filosofar significa trascender el mundo de trabajo y que es esencial al acto filosófico no pertenecer a ese mundo de utilidades. La filosofía reviste entonces el carácter de lo extraño, del mero lujo intelectual, intolerable e injustificable, mientras más excluyentemente se mete al hombre en las exigencias del mundo del trabajo. Estos fenóme- nos se presentan en la vida actual en todo el mundo. El acto filosófico no es la única forma de dar este “paso más allá”. Podemos trascender este mundo con otras formas de expresión como la verdadera creación literaria, la poesía, la pintura, la contemplación artística, la oración, entendi- das como artes no disponibles para fines materiales concretos, es ahí cuando el oficio se hace presente, una forma de expresarnos sin limitaciones ni prejuicios, donde cada uno se convierte en creador . “Nos parece que la condición humana es poética, vale decir, que por ella el hombre vive libremente y sin cesar en la vigilia y coraje de hacer un mundo...”

Clase II

El Asombro


La ciencia; Conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente es- tructurados y de los que se deducen principios y leyes generales. El Arte ; Virtud, disposición y habilidad para hacer algo; Manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros. La poesía; Manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o en prosa. A raiz de que la ciencia y el arte comparten en común el Asombro, es como traigo a la fecha lo siguiente. “Pero entonces yo digo que ciencia y poesía sí tienen algo en común. Ambas son rumbos hacia lo desconocido. Ambas pretenden estar yendo hacia la maravilla. Un modo de ser y hacer el mundo. Ya no pueden ignorarse ciencia y poesía, y hay una instancia en la que se van a reunir para construir el mundo. Esa instancia es la obra. El oficio se hace oyendo. Nosotros creemos que se hace oyendo la llamada de la palabra poética y ejerciendo las labores de la verdad. La llama- da, la voz de la poesía, dura un fulgor, un esplendente rayo en la memoria. La labor del oficio, en cambio, sucede en la demora. La obra –la obra de arte y cualquier obra– es acaso el testimonio de esa relación, entre el fulgor efímero que colma, y el ejercicio paciente y dedicado de cualquier quehacer material. Esa relación entre poesía y oficio esplende especialmente en la obra.” Jaime Reyes, 20 de Marzo 2013 Es así, como la capacidad de asombro, de maravillarse, conlleva la inocencia y la curiosidad, la capacidad de ver con ojos libres, sin juicios, y llegar a conclusiones mayores de lo que la gente normalmente ve. La realidad es que no se pue- de comprender algo maravilloso como la vida, si antes no te asombra el hecho de que estés vivo, debe de maravillarte la razón por la que estas aquí, para de esa manera lograr un desarrollo filosófico de las razones. Platón decía que el asombro es el origen de la filosofía. Nuestros ojos nos “hacen ser partícipes del espectáculo de las estrellas, del sol y de la bóveda celeste”. Este espectáculo nos ha “dado el impulso de investigar el universo. De aquí brotó para nosotros la filosofía, el mayor de los bienes deparados por los dioses a la raza de los mortales”. Y Aristóteles: “Pues la admiración es lo que im pulsa a los hombres a filosofar: empezando por admirarse de lo que les sorprendía por extraño, avanzaron poca a poco y se preguntaron por las vicisitudes de la luna y del sol, de los astros y por el ori- gen del un universo.” El admirarse impele a conocer. En la admiración cobro conciencia de no saber. Busco el saber, pero el saber mismo, no “para satisfacer ninguna necesidad común”.

Clase III

La Palabra y el Nombrar


La palabra y el nombrar, condicionados por el hombre quien tiene originariamente la necesidad de expre- sar. Éste expresar por medio de la palabra y la escritura, y donde se le otorga valor a dos cualidades, El “ahora” y el “tiempo”. Me da la sensacion, que el nombrar tiene relacion con un trasecender en el tiempo y traspasar generacio- nes. Que las cosas tengan una identidad y poder tener el poder del designar. “La lengua escrita está condicionada a la oral, aunque cada una de ellas cubre diferentes objetivos, pues la lengua hablada es por excelencia el mejor instrumento creado por el hombre para realizar su comunica- ción y la escrita es la forma mediante la cual el hombre conserva su pensamiento por medio de las letras o grafías, a través del tiempo y del espacio, lo cual nos lleva a considerar un rasgo fundamental de la palabra hablada, ser momentánea.” La palabra es el momento, la escrita es el tiempo. “La primera actitud del hombre ante el lenguaje fue la confianza: El signo y el objeto representado eran lo mismo”[1], cita Octavio Paz, y comparto su afirmación, pues históricamente, el hombre fue capaz de hablar cuando, a partir del momento iluminado en que discriminó los sonidos, los aplicó, primero, a de- terminados objetos que formaban parte de su entorno y, posteriormente, a ideas cada vez más subjetivas y abstractas que emanaban de sentimientos y vivencias que formaban el bagaje de experiencias de que era objeto y sujeto. Esto ocurrió dentro del contexto social en el que interactuaba, ya que como ente social no puede vivir aislado.

Clase IV

La Aventura


El inicio de la aventura, habla de la poesia La poesia se liberó de los significados, cuando se juzga un poema no se podra juzgar jamás por el significado, hay poetas que escriben con significados, pero la poesia moderna no es con significados. Cayeron los significados Cayeron los significados y al caer éstos, cae el sentido del mundo. Cuando cae el sentido del mundo, nos adentra- mos a la aventura, a ese inconmensurable volver al no saber. No esperar nada y a la vez esperarlo todo. Recuperar el territorio, recuperar la aventura, recorrer. La poesia lo ha vivido desde dentro, ha fracaso cuando confundió el cambiar la vida con cambiar el mundo. El cambiar la vida es nuestra responsabilidad por medio de los oficios, nuestra propuesta como arquitectos y diseña- dores de adentrarnos en una entrega de conocimientos, compartiendo y otorgandole valor a las cosas. El aventurarse por medio de las travesias al descubrir América.

Clase V

América y lo Abisal


Entonces aparece lo abisal, cuando lo abisal, cuando el pais de los ojos lo vigente por visible se separa abruptamente, de lo que asientan los pasos y el paisaje. America es abisal , surge como un monstruo para nosotros y un impedimien- to para el paisaje. abisal. abismal, hondo, profundo, insondable El abismo es el espesor de los hombres, la travesia es una de las respuestas al abismo de America. Quedar al frente del desconocido, y es ese-como dice Jaime-volver al no saber. “Así nosotros quisiéramos atender a la palabra de la poesía para poder aproximarnos a la obra. Cada oficio posee un secreto propio y cuando alguien se acerca a ese enigma del oficio, se asoma al abismo de la libertad. Por eso hacemos el taller con los pies en las arenas, para habérnoslas con el destello fulgurante del abismo de la libertad. Este es el ries- go que quisiéramos acometer; internarnos en la relación de la poesía con el oficio para estar yendo a lo desconocido. Seremos buscadores de desconocido, pero nunca lo hallaremos, nunca lo tendremos completo y desvelado. Se trata de permanecer yendo hacia el desconocido, es un horizonte, una voluntad. En el fondo se trata de un modo de vida; nos aproximamos a la obra no tanto en cuanto un modo de hacer, sino en cuanto a un modo de ser.” Jaime Reyes, 6de marzo 2013

Clase VI

La Gratuidad


Sobre el camino no es el camino, puedo decir que es éste el motivo por el cual nos adentramos a la gratuidad, donde en cada travesía, en cada obra, nos dejamos sorprender por el lugar, la gente y lo que se nos es regalado y presentado ante nuestros ojos. Es así como hago recuerdo de lo siguiente:

“Comenzamos. Es el momento del nosotros, cada quince días. Hacemos memoria de lo dicho hace quince días. De la educación superior, de lo superior. De aspirar a lo superior, de ser un aspirante a lo superior que se da cuenta de ello. Porque se dan cuenta en su aspirar a lo superior, es que ahora hablamos de la gratitud. La gratitud por lo que ustedes reciben. Todos ustedes, en gratitud, por lo que reciben. ¿Y cómo van a constituirse en gratitud? mediante lo gratuito, una gratitud gratuita, no obligada. ¿Qué puede, cada cual de ustedes, hacer como gratitud gratuita? Puede comenzar a pensar en una obra, cada cual, en una obra, ¿en qué obra? En la obra de la senda en que se viene aquí y la senda en que se va. La obra dirá si es una sola obra la que le da forma al venir y al volverse, o si son dos formas o si se da una tercera forma; la del permanecer aquí. Cada cual para sí mismo, con sí mismo, por sí mismo, pero sabiendo que son muchos los que lo hacen al mismo tiempo. El que sean muchos que lo hacen al mismo tiempo ampara el hacer, es un hacer am- parado, no es un hacer desamparado. Amparados en una obra que sea de gratitud gratuita, y que la van a pensar a lo largo de los años de estudios, cada cual dentro de sí. Y después cuando se salga de la Escuela, como ex-alumno pueden volver aquí a continuarla, a agregarle o discurrirle, que se yo, y pueden venir con otros ex-alumnos, etc. Es decir, no tiene un tiempo determinado, sino que un tiempo indeterminado. Una gratitud de tiempo indeterminado en su decirse; eso es lo que todos ustedes pueden hacer y deben hacer si aspiran a estar en lo superior.

Y como es gratuito no hay aquí ningún momento en que se va a decir: ahora veamos qué están haciendo. Como si lleváramos un control. No. No, el control de ustedes es el amparar de todos. Todos se amparan a ustedes mismos. ¿Cuánto después de haber salido de la universidad se requiere de ser amparado? Cuánto, cuánto, cuánto. Encontrarse con un ex-alumno es oírle previamente como habla de su desamparo, y como lucha heroicamente. Pero aquí, lo nuestro no es en un tiempo de lucha heroica, sino que está regalado el amparado. El regalado amparado. El poeta... cuando se abrió la Ciudad Abierta; las arenas estériles; en las arenas estériles están los que se amparan.

Cabe pensarlo, con todas estas cosas adentro. Para ustedes, con ustedes; pensarán en la obra de venida o de ida o de estancia.

"Como así mismo yo cada vez tengo que pensar en este hablarle a ustedes, que las arenas estériles me hacen gritar y de- cir las cosas tres veces. Casi lo que hago es decir y remarcar las cosas tres veces. Pero esto de decir las cosas tres veces, hay que llevarlo a lo siguiente: que en las travesías, y en las travesías a la ciudad de Sao Paulo, la ciudad de los millones de habitantes, para que la ciudad de Sao Paulo viera y oyera lo que se dice, se hicieron unas láminas, que en lugar de ser planas como es una lámina, tenían profundidad. Hablen, cada cual, con los que fueron a esa travesía.” Alberto Cruz, 20 de marzo 2013

Clase VII

Clase VIII