Juan Hernández: ensayo Taller de amereida VII

De Casiopea
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TítuloLa Obra y su Contexto
AsignaturaTaller Amereida, Taller Amereida VII, Taller de Amereida 2014, Taller de Amereida
Del CursoTaller Amereida, Taller Amereida VII, Taller de Amereida 2014, Taller de Amereida
CarrerasArquitectura
Alumno(s)Juan Alejandro Hernández

La obra y su Contexto

Una buena obra de arquitectura no es simple e inmediata, sino que implica un exhaustivo estudio de todos los factores que la afectará: ambientales, sociales e incluso históricos. Al tener todos estos puntos claros, la obra que se edificará existirá en armonía con su entorno y quien la mire o quien la habite, eventualmente, no se sentirá extrañado por su presencia en ese preciso espacio, porque lo complementará. El trabajo del arquitecto es, a mi parecer, el trabajo de un purista, que piensa y analiza cada factor que se relacione con su creación, sin pasar por alto absolutamente nada, y tener presente a cada momento el factor humano, del habitante, y diseñar para y por la gente.

Pero existe la otra parte de la historia, la construcción sin fundamento, cuando una obra se edifica en un sitio que no le pertenece, y al verla, el usuario inmediatamente se percata que algo no está bien, que algo se salió de contexto y no calza. Esto ocurre con el apuro y la poca planificación, o por la necesidad de edificar solo por hacerlo, sin ningún trasfondo ni consenso previo. Citando a Alvar Aalto "...Una solución arquitectónica debe tener siempre una motivación humana basada en el análisis, pero esa motivación se ha de materializar en la construcción, la cual es probablemente el resultado de circunstancias extrañas..." que hace referencia en su libro "Una arquitectura dialógica", al concepto moderno de arquitectura y su falta de contexto y análisis previo.

Esto en pocas palabras, fue lo que ocurrió en ciudad abierta durante el Taller de Obra, es decir, un encuentro de situaciones fuera de lugar que llevaron a una obra sin un previo estudio del lugar y solo por la necesidad de construir.

Todo empezó con un encuentro de culturas y de lenguas que deberían convivir y ponerse de acuerdo en la construcción de un techo. Este techo fue inspirado en la Woodland Chapel, diseñada por el arquitecto Gunnar Asplund ubicada en Suecia. Aquí ya tenemos algo extraño y que es fácil de descifrar con solo ver los planos del proyecto. La elevación del techo responde a un diseño, como ya mencione anteriormente, derivado en la observación de un entorno y sus factores, o sea, su altura responde claramente a las necesidades de un ambiente en donde seguramente cae mucha nieve y también a factores estéticos Europeos. Esta duda surgió en mí, y se la presenté a uno de los profesores suizos, él me dijo "...lo que intentamos hacer aquí es traer nuestra arquitectura Europea a ciudad abierta, y no basarnos en el trabajo que ustedes hacen aquí, sería como venir y hacer más de lo mismo...", y mi duda se trasformó en inquietud, una inquietud entendible, puesto que mi educación se ha basado en la observación y el análisis, y aquí se pasaría por alto todo esto, casi como un capricho impuesto.

Con los días empezaron las pruebas de diseño del entramado del techo. Aquí se presentaron dos propuestas, una más interesante que la otra: La primera consistía en una grilla de madera cuyos extremos se intercalaban para formar un largo entramado de tablas, la segunda era una serie de tablas sobrepuestas por compresión, que a simple vista era el más atractivo de todos, pero era el que presentaba más problemas estructurales y más puntos de quiebre.

Así las faenas de dividieron en dos grupos, cada uno encargado de un modelo, esto duro cuatro días, en los que se discutió cada diseño, se observaron sus falencias y sus puntos a favor hasta que nos decidimos a probar su verdadera eficiencia. Aquí quiero detenerme, puesto que estoy entrando en un plano descriptivo más que en un análisis conceptual de los hechos. Si el núcleo de la tarea arquitectónica reside en el "acto de construir" podría entenderse también que la esencia de la misma reside en la "potencia de pensar la arquitectura". En esta línea escolástica, la "potencia" reside en un acto previo. Entonces, el núcleo de la arquitectura sería la tarea de "artificiar" (conversión de "artificial" en verbo) lo natural según nuestras necesidades colectivas donde todo lo construido es arquitectura. Pensamiento opuesto al enfoque y las ideas que fundaron nuestra escuela, donde la esencia es el "habitar". Sin pensar en la real magnitud de las cosas, un modelo nunca llegará a funcionar, y fue precisamente lo que aquí ocurrió. Los modelos no pudieron cumplir con lo que necesitábamos, el primero era muy complejo y pesado, el segundo inconsistente con la forma, así que entramos en otro proceso proyectivo, que consistió en analizar ambos modelos, observar sus falencias y virtudes y llevarlo a una escala constructiva, tomando, al fin, en cuenta la esencia constructiva del habitar, conjugando el proyectar con el enfoque humano, y así, y luego de largas deliberaciones, se llegó a un diseño concreto, que contenía las cualidades de ambos modelos. Este diseño final era un sistema de cerchas que trabajaban a compresiones, en una altura final de unos 7 metros, sobrepuesto en unos pilares de dos metros. Ahora la cuestión era el montaje, que a simple vista iba a requerir finesa y mucho trabajo manual, pero la inquietud fue aún más allá, cuando los tiempos no coincidían con el trabajo, entonces, la planificación no fue consistente con la complejidad de la obra. Y así, la construcción quedó incompleta, y en nuestras manos la labor de terminarla, es decir, de terminar un trabajo que desde un comienzo estuvo incompleto, con material ambiguo y sin contexto alguno.

Aquí, en el final, quiero concluir mi análisis con lo postulado desde un principio; una obra arquitectónica no es inmediata ni simple, sino que requiere de análisis previos y un estudio exhaustivo, completo y complejo de todos los factores que lo influyan. Es por eso que no se debe tomar a la ligera algo como esto, es importante la información previa, más aun si quien va a diseñar, no sabe absolutamente nada del lugar donde emplazara su obra. La arquitectura más que un oficio es un arte, el trabajo de un purista, de alguien que, más que buscar trascendencia, busca entregar algo armónico, bello y funcional al habitante y al ambiente, y no crear por crear, sin trasfondo, más que mal, somos los constructores del habitar del mundo.