Diferencia entre revisiones de «Isadora Aubel EAD 4210-01. Tarea 1»

De Casiopea
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La razón y voluntad quedan atrás, la mano que piensa se mueve, escribe las palabras o traza lo que le dicta la divinidad. Por lo que no hay reglas, no hay instrucciones que seguir, cada obra es una nueva construcción. Construcción que revela a medida que se obra.
La razón y voluntad quedan atrás, la mano que piensa se mueve, escribe las palabras o traza lo que le dicta la divinidad. Por lo que no hay reglas, no hay instrucciones que seguir, cada obra es una nueva construcción. Construcción que revela a medida que se obra.
Es quizá el amor a la obra, la sed de lo desconocido, y un elogio.
Es quizá el amor a la obra, la sed de lo desconocido, y un elogio.
Como el escultor que con amor crea una escultura, a la que los dioses le dan vida. Galatea <ref> Nombre de la escultura en el mito de Pigmalión, escultor cuya historia es narrada en ''Las metamorfosis'' del poeta romano Ovido >/ref> que nace de la contemplación y el elogio, es así como la obra y poema existe desde el elogio y el reconocimiento.
Como el escultor que con amor crea una escultura, a la que los dioses le dan vida. Galatea <ref> Nombre de la escultura en el mito de Pigmalión, escultor cuya historia es narrada en ''Las metamorfosis'' del poeta romano Ovido </ref> que nace de la contemplación y el elogio, es así como la obra y poema existe desde el elogio y el reconocimiento.
Y es ahí donde están las musas.
Y es ahí donde están las musas.




==== Referencias ====
==== Referencias ====

Revisión del 18:21 7 sep 2020



TítuloIsadora Aubel EAD 4210-01. Tarea 1
AsignaturaSeminario de América
Del CursoSeminario de América 2020 2S
CarrerasArquitectura, Diseño, Magíster
1
Alumno(s)Isadora Aubel

¿dónde están las musas ahora?

Reflexiones desde "Hay que ser absolutamente moderno"[1]

La situación mundial nos ha hecho poner en valor la presencia, que se contrapone a la virtualidad que vivimos actualmente, donde nuestros sentidos están “distorsionados” a la hora de asistir y comprender una clase, todos escuchamos lo mismo, pero no necesariamente al mismo tiempo, no sintiendo el mismo suelo bajo los pies y ni nos envuelven los mismos olores. Lo virtual hace que renunciemos entonces a lo común de los cinco sentidos a la hora de estar. Manteniendo solo la vista y el oído común, mientras que los otros tres sentidos se mantienen en la individualidad. Espacios distintos pero con una misma materia. Y es esta misma materia la que los vincula, es decir suma estos espacios fragmentados, convirtiéndolos en espacios divergentes que conforman una unidad mayor con la riquezas de lo individual desde una misma materia. Y es esta misma materia la que los vincula, es decir suma estos espacios fragmentados, convirtiéndolos en espacios divergentes que conforman una unidad mayor con la riquezas de lo individual desde una misma materia.

El relato: dimensión leída y escuchado

Al escuchar la clase histórica de Godofredo Iommi, en lugar de leerla, se puede “percibir” la clase con las pausas y entonaciones, abriendo dimensiones a las cuales no se logra llegar cuando únicamente se lee el texto de la clase. La mayor diferencia, hablando desde la memoria, es que al leer, las pausas son los párrafos, párrafos con ideas, y en eso se enfocó muchas veces la lectura, en comprender y reflexionar sobre párrafos, mientras que al escuchar completamente esta clase, la narración fue más fluida y las ideas se conectan con otras con mayor claridad, cómo se escucha una conversación, un diálogo o una reflexión. Como un total, más que un conjunto de párrafos era un relato completo. Pues la voz tiene tiempo y espacio que la lectura carece. Podemos leer en distintos ritmos, pero todos escuchamos al unísono las mismas palabras, y las mismas pausas.

Esto me lleva pensar levemente sobre la tradición oral, el traspaso de conocimiento a través de la palabra dicha, lo que se dice, lo que no se dice, el valor de la palabra y lo que logra pasar al otro. Y con esto percibir cuando es el elogio y el re-conocimiento. ¿Cuál sería la relación entre la palabra dicha y el cómo se dice esta? El papel de la expresión que contienen las palabras y reflexionar entonces en esta relación (la palabra y como esta dicha) tan antigua como las historias que se contaban hace tantos años en la antiguas civilizaciones, ¿cuánto ha cambiado la condición humana a lo largo de estos cientos de años? Quizá la palabra poética se ha pulido, al igual que la forma de expresar estas palabras, y así como las palabras de elogio se originaron con las musas, nos damos cuenta en la modernidad que la poesía va más allá, que escapa de la verdad y de la falsía, que es este ir tras lo desconocido, en un constante develar.

El elogio

La musas invistieron las palabras en los hombres, transformándolos en poetas desde el mundo griego. Trayendo consigo las palabras de elogio, donde el reconocimiento de las virtudes llevan a este mundo recién creado a la perfección, Pues sin re-conocimiento, no sería perfecto. Este elogio provoca gozo en quien lo pronuncia, quien es pronunciado y quien escucha. Por que es gozo, el regalo. Nos preguntamos entonces, ¿todo lo elogiado es perfecto?

En El Elogio de la sombra [2], Junichiro Tanizaki le da reconocimiento a la sombra, a lo imperfecto y es así como ensalza la relación de esta sombra con la luz y como es parte de la belleza de las cosas. ¿Emite Tanizaki entonces un juicio? ¿o es puramente contemplación? No se habla de la verdad, ni se busca lo falso, Tanizaki narra como se comprende el mundo, su mundo, como lo contempla y su belleza. Realza la belleza a través de sus palabras, palabras que van desde la descripción física hasta lo que está más allá de lo que se percibe a plena vista. Nos habla de la belleza de las sombras, de lo imperfecto, hasta de la importancia de las pausas en el arte de la oratoria.

Regresamos entonces a lo dicho clase: la palabra es anterior a cualquier juicio, y lo anterior al juicio es contemplación [3], pero ¿cómo diferenciamos un juicio de la contemplación?

La poesía que no emite juicio, la poesía es la búsqueda de lo desconocido, la sed que nos lleva a él, pues sin esta sed, no comprenderíamos la poesía. Es ese amor invisible que sintió Ariadna en Creta, y es eso lo que nos trae a la poesía moderna, a diferencia de las musas. La armonía y la belleza mantienen lo desconocido. No hay poesía si no hay desconocido. Y entonces con este elogio y estas palabras nos preguntamos ¿dónde están las musas ahora?

El jardín de las musas

¿Es este un lugar al que van a buscarlas, o son ellas las que se acercan al poeta a investir la palabra?

Homero las llama en el primer verso de la Ilíada [4], mientras que Hesíodo [5] se transforma de pastor a poeta luego de que las musas lo visiten e investan en él la palabra poética. Las musas de los tiempos griegos han cambiado, no son las mismas que convivieron con los poetas antiguos. Pues en su origen, tal y como se planteó anteriormente las musas nacen para cantar la verdad y la falsía, mientras que en la modernidad la poesía no tiene fin didáctico. No busca emitir juicio ante lo que es verdadero y separarlo de lo falso. La poesía es la trayectoria que busca el desconocido, y al ser así, es el poeta quien está en esta constante búsqueda de lo desconocido, la sed y volver al no saber. Develando y sacando la razón.

La Musa –la divinidad– se manifiesta en el poeta como posesión o delirio (lo sin mente a-mente o de-mente). Y le sobreviene al poeta cuando literalmente abandona o calza su pie en armonía y cadencia. Así fue el arte griego, de allí nace su pie o medida o mesura. (Iommi, 1986)[6]

La razón y voluntad quedan atrás, la mano que piensa se mueve, escribe las palabras o traza lo que le dicta la divinidad. Por lo que no hay reglas, no hay instrucciones que seguir, cada obra es una nueva construcción. Construcción que revela a medida que se obra. Es quizá el amor a la obra, la sed de lo desconocido, y un elogio. Como el escultor que con amor crea una escultura, a la que los dioses le dan vida. Galatea [7] que nace de la contemplación y el elogio, es así como la obra y poema existe desde el elogio y el reconocimiento. Y es ahí donde están las musas.


Referencias

  1. Clase dictada por Godofredo Iommi en la Escuela de Arquitectura de la PUCV - Chile durante el Taller de América de 1979.
  2. Tanizaki, J (1933) El elogio de la sombra
  3. Iommi, G. (1979). Hay que ser absolutamente moderno. Recuperado de https://soundcloud.com/archivo-jose-vial-a/sets/hay-que-ser-absolutamente
  4. Epopeya griega que canta la cólera de Aquiles, es atribuida a Homero.
  5. Poeta y filósofo griego, (750 – 600 a.C.)
  6. Iommi, G. (1986). ¿Por qué, cómo y cuándo hay arte? Ediciones Universitarias, 19, 8–13. https://wiki.ead.pucv.cl/¿Por_Qué,_Cómo_y_Cuándo_Existe_Arte%3F
  7. Nombre de la escultura en el mito de Pigmalión, escultor cuya historia es narrada en Las metamorfosis del poeta romano Ovido