Francisca Guiñez Tarea 4 Módulo de investigación T2 2015

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TítuloEl rol de la poesía en la arquitectura
AsignaturaModulo de investigación
Del CursoMódulo Investigación T2 2015
CarrerasArquitectura
4
Alumno(s)Francisca Guiñez



Abstract

A partir de las lecturas de la carta del errante y el primer manifiesto surrealista escritos por Godofredo Iommi y André Bretón respectivamente, surge la discusión en torno a la obra de arquitectura que abordará el siguiente ensayo. Primero cabe señalar que cuando nos referimos a la obra de arquitectura hablamos de las edificaciones (aunque leves, dispongan de una estructura) situadas en el espacio, pensadas y diseñadas por arquitectos/as para el uso cotidiano de nuestras tareas.

Y en cuanto a la temática que concierne a este escrito las ideas se desarrollarán en torno a la obra de arquitectura y a la dimensión poética que atraviesa a este oficio, refiriéndose al origen fundacional de la obra, es decir, la decisión de la forma desde su fundamento, y el proceso mediante el cual este llega a concretarse materialmente en el terreno a partir de un acto de fundación.

La/el arquitecta/o tendrá que revelar ciertos fénomenos de la ciudad para realizar dicha conquista, y en lo que involucra el aprendizaje de un método para asumir este proceso, la escuela de arquitectura y diseño de la PUCV recogió ciertos valores del surrealismo para enfatizar sobre aspectos inmateriales del habitar humano. Es asi como en nuestra formación hemos deambulado persiguiendo la voz del poeta para sostener en el presente nuestro oficio. ¿Por qué debe existir esta relación entre el poema y la arquitectura? ¿Qué nos enseña la poesia en esencia?


Palabras claves: Obra de arquitectura, dimensión poética, acto de fundación, poesía, origen.


Desarrollo

La obra de arquitectura aparece en la ciudad desde su emplazamiento, de tal manera que permita acceder a ella en el recorrido de cada habitante. Este atravesar -ir por la ciudad- involucra estar en contacto con un conjunto de obras que en su totalidad van construyendo la ciudad en las multiples posibilidades que esta ofrece.

Ademas de las complejidades del espacio urbano como conjunto de obras (inmóvil) que dan cabida a los quehaceres humanos, el espacio-lugar sobre el cual se construye una obra esconde la esencia poética que revela en sus actos la leyenda del lugar. Respecto a esta visión de la arquitectura, Germán del sol, aquitecto chileno, dice lo siguiente:


“La arquitectura no es la materia que uno puede tocar, sino lo que ella evoca en uno. Es un ir y volver entre la realidad y la esperanza, entre la vida cotidiana y los mejores sueños.”


Memoria y devenir

Como arquitectos/as podemos distinguir las leyes fisicas que condicionan el espacio, el mundo reconocible por todos. Pero ¿como abarcamos las leyes metafísicas que deben aparecer en una obra?

Partimos de la premisa que señala Amereida, poema fundacional de la escuela de arquitectura de la PUCV, donde dice que la obra ha de ser un regalo para sus habitantes, un regalo que nace en la gratitud hacia quienes la habitan, de tal manera que esta pueda ser recreada en tiempo presente a partir del sinfín de posibilidades que caben dentro de ella. En esto recae la apertura poética, y el rol del poeta en la obra. Señala sobre este punto Godofredo Iommi en la Carta del Errante:


“(…) más allá de toda significación la poesía sublima el instante, el acto por el cual y en el cual el hombre se reconoce originariamente. Ella hace surgir del pavor donde el hombre se encuentra, la posibilidad forzada que él es. De un trazo, en un rayo inextinguible. La poesía se encuentra en la raíz de la libertad; en su doble giro de reconocimiento del caos de donde brota el hombre y de la luz con la cual un mundo puede ser ordenado.”


La poesía devela esta dimensión espiritual del ser humano y la trae a la realidad para ser recogida por arquitectas/os en sus obras, ya que en ellas se encuentra el futuro de la ciudad. Por esto la palabra poetica se vuelve necesaria, porque ella nos revela el origen del lugar. Para escalrecer mas este punto German del sol dice lo siguiente:


“Porque la plaza no sirve sólo para que los niños jueguen y los viejos tomemos sol, sino para que entre las casas y edificios haya un lugar vacío que no está construido y que somos capaces de dejar intocado para ensanchar el espíritu.”


Y también escribe Adolfo Vásquez Rocca en “el habitar poético del hombre en el mundo”


“El habla es pues, un acontecer que funda, que coloca un mundo, que “pone” el ser del hombre. Este ser, es un ser dialogante, un ser que porta la existencia como diálogo porque éste es la unidad del ser histórico, que reúne lo que permanece con lo que se ha ido. Existir en el tiempo es pues sentir nostalgia; una gran nostalgia, no sólo del pasado sino también del futuro. Es así como el poeta no es el que escribe poesía, sino el que habita poéticamente el mundo. El morar fundante del poeta consagra un modo de vida ya ido, pero que el reproduce y recrea constantemente, todo esto en la esperanza de que algún día seremos leyenda.”


Ambos autores recogen esta dimensión espiritual del habitar humano que es revelado en la palabra poética, creando este vínculo que parece inseparable entre poesía y espacio arquitectónico. El arquitecto entonces funda la obra con una premisa poética que surge de lo desconocido, el lugar donde habita la memoria y el devenir de la ciudad. Iommi se refiere a esta relación con las siguientes palabras:


“Su relación con lo desconocido - el más allá de un mundo admitido - es esencial puesto que de su acto se desprende la posibilidad de crear y de hacer allí un mundo”


“La poesía en acto surge y se inserta verdaderamente en la realidad. Desvela la posibilidad que funda toda existencia efectiva y al mismo tiempo se hace acto en el mundo.”


La presencia del surrealismo

La creación del poema no tiene que ver con una construcción estética ni con un lineamiento político que pretenda normar la vida de las personas, mas bien tiene relación con un acto irracional de dejar fluir los pensamientos o las palabras que surgen del inconsciente, de esta manera el poema puede ser hecho por todos en la medida que la mente abandona la lógica racional y se encuentra con la naturaleza de lo efímero. Por esto Godofredo Iommi rescata del movimiento surrealista el automatismo psíquico a partir del cual surgen sus expresiones artísticas, y que se ponen de manifiesto hasta el día de hoy en los actos poéticos realizados al interior de la escuela.

André Bretón, fundador de este movimiento, define al surrealismo de la siguiente manera:


“Surrealismo: sustantivo, masculino. Automatismo psíquico puro por cuyo medio se intenta expresar, verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento. Es un dictado del pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral.”


Del primer manifiesto surrealista podemos inferir que el autor experimentó y revalidó la existencia de un fluir poético nacido desde una capa mas profunda de la psique humana, y que los elementos poéticos que afloran a la superficie son capaces de ordenar nuestra realidad ordinaria porque en ellos esta oculto el sentir auténtico del alma humana. Tomar en cuenta este fluir del inconsciente sería la misión del/la arquitecto/a para construir obras que rescaten y den cabida a este valor inmaterial del habitar del ser. Agrega sobre este punto German del Sol:


“La arquitectura no es controlar la vida. Es darle lugar. Y darle lugar en la vida a las cosas que hoy día pensamos que no tienen valor como, por ejemplo, que los nombres se borren, que la felicidad o el dolor no se acumulen, que la oscuridad es a veces mejor que la luz, el silencio mejor que la música, la lluvia tan buena como el sol, la compañía y la riqueza tan buenas como la soledad y la pobreza elegidas… Y ¿quién te abre esa puerta, quién te explica que eso tiene valor? Eso es lo que te enseña la poesía.”


Entonces el surrealismo, y especialmente lo que se refiere a la escritura automática sería el medio que tiene la/el arquitecta/o para acercarse al poema y encontrarse con la posibilidad de crear un mundo. Con esto la obra se ofrece como un don para el habitante, entregando la posibilidad de habitarla con sus actos, su memoria y su imaginación.


Consideraciones finales

A modo de conclusión queda recalcar un principio que Iommi advierte en la carta del errante y Bretón junto a los otros surrealistas lo adoptaron como estilo de vida, y es que el arte y la vida no pueden estar disociados y como ejemplo de esto el poeta Arthur Rimbaud decía que “para cambiar el mundo hay que cambiar de vida”. Asumir esta premisa es el desafío para entender en la experiencia cual es el rol de la poesía en la obra de arquitectura, hasta llegar a hacer aparecer desde la tierra el poema convertido en obra.


Bibliografía

• Bretón, André. Primer manifiesto en “Manifestes du surréalisme” . Traducido por: Aldo Pellegrini. (Buenos Aires: Argonauta, julio 2001).

• Iommi M., Godofredo. “Carta del Errante”. (Valparaíso: Escuela de Arquitectura ucv,1976)

• Cruz C., Alberto. “El Acto Arquitectónico” (Valparaiso: Ediciones e[ad], Julio 2010) Pág.

• García H., Francisco. “Prototipos en el territorio”. (Santiago; Ediciones ARQ, Noviembre 2008) Pág.

• Vásquez R., Adolfo. “La arquitectura de la memoria. Espacio e Identidad” Revista A Parte Rei. Pág 1-8. Disponible en A

• Del Sol, Germán. “La literatura de la arquitectura” Entrevista. Disponible en B

• Balcells, Ignacio. “Poesía y arquitectura”. Conferencia realizada en 2004. Disponible en C