Estudio de Conceptos - Paula Báez

De Casiopea



TítuloEstudio de Conceptos - Paula Báez
AsignaturaTaller de Título: Tecnología y Sociedad
Del CursoTaller de Título: Tecnología y Sociedad
CarrerasDiseño, Diseño Industrial"Diseño Industrial" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property., Interacción y Servicios"Interacción y Servicios" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property.
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Alumno(s)Paula Báez Aravena

Glosario

  • Obsolescencia: Producto o objeto que ha cumplido su tiempo programado para su funcionamiento
  • Ciclo biogeoquímico:Un ciclo biogeoquímico es el movimiento de nitrógeno, oxígeno, hidrógeno, calcio, sodio, azufre, fósforo, potasio, carbono y otros elementos entre los seres vivos y el ambiente mediante una serie de procesos: producción y descomposición.

Conceptos

Antropoceno

Del griego anthropos, por humano, y cene, que significa nuevo o reciente, se considera necesario que el nombre de la época en que vivimos refleje lo que está ocurriendo en el planeta, principalmente porque la Tierra está cambiando aceleradamente por la actividad humana.

El concepto de Antropoceno fue acuñado en el año 2000 por el premio nobel de química holandés[1]Paul Crutzen

Paul Jozef Crutzen químico holandés, ganador del premio Nobel de química en 1995 por sus investigaciones sobre la química de la atmósfera, especialmente sobre la formación y descomposición del ozono. [2]

En la década de 1970, Crutzen descubrió que ciertas sustancias causan daños a la capa de ozono. Hizo campaña por una prohibición mundial de todas las sustancias peligrosas para la atmósfera que protegen la Tierra. El Protocolo de Montreal, el tratado ambiental internacional más exitoso hasta la fecha, también es en gran parte el resultado de sus esfuerzos.

En una conferencia en México en 2000, Crutzen acuñó el término "Antropoceno"; La idea ha estado estrechamente asociada con su nombre desde entonces.[3]>


El debate sobre el Antropoceno como un término geológico es mucho más antiguo. Se remonta a finales del siglo XVIII, precisamente el periodo propuesto por Crutzen y Stoermer como la fecha de comienzo de la nueva época. Seguramente no es casualidad que la idea sea tan antigua como el fenómeno que describe. A medida que la industrialización dejó una marca visible en el mundo, los científicos empezaron a prestar atención.[1].

  • En 1775, el naturalista francés Georges-Louis Leclerc, conde de Buffon, distinguió entre la naturaleza original y la naturaleza civilizada por el ser humano y observó que “toda la faz de la tierra lleva la huella del poder humano”
  • En 1864, George P. Marsh describió el poder transformador de los seres humanos, en particular nuestra influencia en la morfología de la superficie de la Tierra
  • George P. Marsh describió el poder transformador de los seres humanos, en particular nuestra influencia en la morfología de la superficie de la Tierra.
  • El sacerdote y geólogo italiano Antonio Stoppani sugirió algo muy cercano a la palabra actual cuando escribió acerca de un “antropozoico” en 1873, para subrayar que la era moderna fue dominada por la humanidad. A principios del aceleró, estos comentarios se hicieron más frecuentes.
  • En 1913, Vladimir I. Vernadsky (2006) subrayó el papel de los seres humanos como una “fuerza geológica significativa” y su profesor A. P. Pavlov habló de una “era antropogénica”.2 Sólo dos años después, un joven científico alemán,
  • Ernst Fischer (1915), publicó el artículo “Der Mensch als geologischer Faktor”, y en 1922, Robert L. Sherwood
(...)el hombre es también un objeto de las ciencias naturales y especialmente en la medida en que lo es a través de su organización, luego como víctima o como una persona activa con el medio ambiente. Está estrechamente vinculado. Cómo nuestras ciencias enteras deben su origen y mantenimiento no solo a un orden ordenado, sino en gran medida a su desarrollo o han sido influenciados o influenciados por las influencias de apoyo e inhibitorias de la práctica (compárese, por ejemplo, la anatomía de humanos y animales) , esto también se aplica a la exploración del hombre como un factor en el curso de los procesos naturales influenciados por él.[2].

El Antropoceno es indudablemente un concepto-diagnostico, que instala la idea de “umbral” crítico frente a problemáticas como el calentamiento global y la pérdida de biodiversidad; un concepto que pone de manifiesto los límites de la naturaleza, y cuestiona las estrategias de desarrollo dominantes así como el paradigma cultural de la modernidad.[3].

Factores

  • Calentamiento Global
Producto del aumento de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero. En la actualidad, en relación a 1750, la atmósfera contiene más de un 150 % de gas metano y más del 45 % de dióxido de carbono, producto de emisiones humanas.
Aumento de temperatura gradualmente desde el siglo XXI
  • Perdida de Biodiversidad
Destrucción de la vida del tejido de la vida y de los ecosistemas. Se trata de un proceso de carácter recursivo, ya que la pérdida de biodiversidad también es acelerada por el cambio climático.
Especies amenazadas y un aumento de las extinciones de las especies, también con constancia del cambio climático y catástrofes naturales del ecosistema.
Donna Haraway, citando a la bióloga Anna Tsing, sostiene que el Holoceno fue un largo período en el cual todavía eran abundantes las áreas de refugio en las cuales los distintos organismos podían vivir en condiciones desfavorables, para luego volver, y desarrollar lentamente una estrategia de repoblamiento.


  • Cambios en los ciclos Biogeoquimicos
  • Modelo de Consumo

Cohabitar

Rizoma

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  1. El Antropoceno, ¿un concepto geológico o cultural, o ambos?. HELMUTH TRISCHLER, Desacatos 54, mayo-agosto 2017, pp. 40-57
  2. El hombre como factor geológico..Fischer, Ernst, Revista de la Sociedad Geológica Alemana Volumen 67 (1915) , pp. 106-148
  3. Antropoceno Lecturas globales desde el Sur. Maristella Svampa,Editor Responsable: La Sofía cartonera, septiembre de 2019, pp.5