Estructura del «campo espacial» en el pensamiento del arquitecto Miguel Eyquem Astorga

De Casiopea
Revisión del 17:16 6 ago 2022 de Hspencer (discusión | contribs.)
(difs.) ← Revisión anterior | Revisión actual (difs.) | Revisión siguiente → (difs.)


Estructura del «campo espacial» en el pensamiento del arquitecto Miguel Eyquem Astorga



TítuloEstructura del «campo espacial» en el pensamiento del arquitecto Miguel Eyquem Astorga
Palabras ClaveEyquem, campo espacial, arquitectura
Carreras RelacionadasMagíster
Período2021-
Área Forma, Cultura y Tecnología
LíneaFormación y Oficio
ModalidadIndividual
Investigador ResponsableClaudio Leiva Araos
CoinvestigadoresJuan Carlos Jeldes

Resumen de la Investigación

Una obra de arquitectura permite diseñar un horizonte, y en ello comparece una perspectiva desde la cual mirarla a la luz del coraje y la virtud de la condición humana, y cuyo espíritu se acoge en una sentencia poética de Hölderlin contenida en «In Lieblicher Bläue», que los fundadores de la Escuela de Arquitectura & Diseño de la PUCV (en adelante «la Escuela») tomaron como propósito e invitación a su oficio de arquitectos :

«¿Es desconocido Dios? ¿Es manifiesto como el cielo? Esto creo, más bien. Del hombre es la medida. Colmado de méritos, pero poéticamente, habita el hombre sobre esta tierra»[1]

«La Escuela» fundó su pensamiento fenomenológico en la ontología de Heidegger sobre el fundamento del ser, iluminado por la tradición clásico romántica del poeta alemán. Desde allí, «tal aparición abre un campo desde cual se configuran los oficios y las artes humanos, y la arquitectura muestra, de suyo, el campo, la apertura donde aquellos son posibles. En la Arquitectura resplandece, antes que nada y en cuanto tal, la virtud poética de la condición humana cuando da albergue y no excluye a cualquier oficio o arte humanos. Así entendida la arquitectura es la extensión orientada que da cabida» ¿Pero da cabida a qué? «A lo propio de la condición humana, que es ser libre, y pide desde lo más propio de sí mismo, ser manifestada con coraje creador.» [2] Ese «campo» es lo que los antiguos griegos «llamaron» λóγος (en adelante logos),

A fines de los años 70, el entomólogo Luis Peña Guzmán le encarga a su entrañable amigo, el arquitecto Miguel Eyquem - uno de los fundadores de «la Escuela» -, el diseño y construcción de su casa en el Portezuelo de Colina. Durante el proceso el edificio se transformó en el Instituto Juan Ignacio Molina. El diseño de Eyquem se orientó en el aire, en la levedad, en la simultaneidad de los fenómenos invisibles, y él mismo ejecuta la materialización de la obra. Eyquem se inserta en la tradición de los arquitectos “ingenieros”, interesados en las matemáticas, en la física, la astronomía, el diseño y la construcción. La modelación y maridaje entre los elementos de la «naturaleza» y la «obra» está en relación a los principios de San Francisco de Asís, principios que explotan las fuerzas naturales a favor de la obra en perfecta armonía[3], es decir, la relación de la «naturaleza» con la «obra» por mera Economía. La noción de «campo», en Eyquem, implica pensar en términos objetivos y subjetivos las relaciones físicas y biológicas – con sus nomos subyacentes – del mundo, cuyo despliegue es en el «espacio», donde el punto de vista hilemórfico es superado por “la existencia de un sistema en estado de equilibrio metaestable que puede individuarse”[4], la forma no es solo el resultado del proceso, sino que, parte de la materia e implica a todos los agentes del fenómeno : molde, artesano e instrumento.

La presente investigación tiene como objetivo intuir, descubrir y establecer relaciones entre los elementos constitutivos de la estructura del «campo espacial» del pensamiento arquitectónico de Miguel Eyquem. A través del estudio de la obra señalada, - complementado con otras obras de Eyquem -, la metodología de investigación ocupará fuentes primarias (entrevistas y registros elaborados por el investigador, escritos originales inéditos registrados en sus cuadernos personales de trabajo de Eyquem, documentos de las obras, bibliografía original), así como fuentes secundarias que contienen información organizada, elaborada, producto de análisis, extracción o reorganización que refiere a documentos originales (antologías, libros o artículos que interpretan otros trabajos o investigaciones que contrastan la hipótesis). Este análisis se desarrollará, a partir de tres conceptos : la «Economía del Universo»; la convergencia de sus fenómenos invisibles; y el paradigma de pensar con las manos. Estos conceptos, serán relacionados desde los puntos de vista fenomenológicos de la física y la metafísica, en un posible diálogo entre las ideas que representan la ontoteología y el espíritu filosófico conceptual de occidente con la tradición espiritual de Oriente, conformando un sentido de completitud.

Fundamento teórico conceptual y estado del arte

Procedemos a una exposición mezclada de los fundamentos de la investigación y del estado del arte que la sustenta:

Planteamiento

La noción (del latín notio, idea) de logos tiene su origen en la filosofía de Heráclito de Éfeso, quien es el primero en pensar utilizando esta palabra, tomándolo como unidad de la realidad, vinculado al concepto de cambio Πάντα ῥεῖ (panta rei, «Τodo fluye») y la armonía de los contrarios. Dice Heráclito:

«No a mí, sino al logos escuchando es sabio condecir [con el logos] que todo es uno»[5]

Heráclito pide que escuchemos el discurso de la realidad, en lugar de escuchar los discursos de los hombres que se basan en apariencias. Escuchar el logos de la naturaleza. El «ser» entendido como logos, es la «comprensión» que dirige, ordena y da armonía al devenir que genera la existencia misma. Se trata de una inteligencia sustancial, presente en todas las cosas. Cuando un «ente» pierde el sentido de su existencia se aparta del logos, en cuanto este pertenece al nivel estructural del cosmos. ¿No es entonces - este logos de Heráclito - el origen de «la obra»? Preguntarse por su sentido, es intentar respondernos qué entendemos por realidad. Si escuchamos al logos quizás podemos imaginar la obra como aquella «realidad intermedia», espejo e imagen entre ser y mundo, que aparece como la verdadera dimensión colimadora de la realidad, que posibilita que exista el mundo y que éste se manifieste al ser humano.

El principio heurístico del logos, se despliega no solo en el pensamiento filosófico, sino también es posible de hallar sus vestigios en la física quántica, donde la función de onda es la imagen completa de la realidad y nuestra medición de ella es solo una fracción, la parte con la cual interactuamos como sujeto en superposición. Esta relación fragmentaria con la realidad, que rompe el determinismo de la función de onda del Universo, - donde subyace su verdadera economía y misterio -, es un modo de la generalización de los seres humanos. “Hoy la materia es quántica y el espacio es relativista lo que nos confiere una valoración como centro de observación para ver el espacio cósmico y la materia, o bien, el espacio en sí mismo como «campo» y también la transformación del «concepto de campo»”[6], lo que implica pensar la forma que se despliega en un campo espacial como un sistema en estado de equilibrio metaestable.

La doctrina de la «unidad de los opuestos» nos recuerda el principio indicado por el filósofo chino Lǎozĭ - quizás contemporáneo de Heráclito - en el Dào Dé Jīng («El libro del camino y la virtud»), acerca de la realidad del dào («el camino»), principio de unidad absoluta y a la vez mutable. Principio que también está reflejado en la hermenéutica experiencial de Zhuāngzǐ, heredero del pensamiento de Lǎozĭ.

La presente investigación está centrada en descubrir y establecer relaciones entre los elementos constitutivos de la estructura del campo espacial del pensamiento arquitectónico de Miguel Eyquem a través del estudio de sus obras y en las lecturas de sus escritos personales registrados en sus cuadernos de trabajo. Decimos “en las obras” porque si bien el estudio tomará como eje central la Obra de Colina, en cada concepto hay más de una. Decimos “en las lecturas” porque las distintas aproximaciones de Eyquem a su obra a son también la ocasión de un diálogo y de una discusión en torno al rol que cumple la fenomenología en el planteamiento de la pregunta ontológica fundamental. Para Eyquem crear obras es crear seres.

Heidegger, uno de los pensadores que influyó en el pensamiento de Eyquem, afirma sin dudar que «la ontología solo es posible como fenomenología»[7]. Esta afirmación nos coloca sin duda en el horizonte la hermenéutica experiencial de la tradición de Oriente. El dào es lo más originario, es previo al mundo, una realidad inefable, inmutada, inmanifestada, anterior al Universo y origen del «ser» mismo.

Eyquem entiende la obra como un «ser», cuyo resultado es una forma de la experiencia. La experiencia, vista así, es un elemento de mediación del ser humano con la naturaleza, con la cual se encuentra en armonía y perfecta integración, nunca en un enfrentamiento de dominio. Por lo tanto, la experiencia no es un saber vital, encaminado a obtener una sabiduría que separe lo humano de lo natural. La obra de arquitectura, es decir, en su más alto nivel de parecido, es un conjunto simultaneo de fenómenos invisibles convergentes en una forma, cuyo tamaño es la figura de los actos que acoge, y en la cual, su esencia es la función de la apariencia Esta investigación es una aproximación al logos – dào, de la experiencia pensante de una obra.

Este análisis se desarrollará, a partir de tres conceptos : la «Economía del Universo»; la convergencia de sus fenómenos invisibles, - en el que las partes tienen una existencia con autonomía relativa, al tiempo que reconocen la existencia de una totalidad que se pliega y se despliega -; y el paradigma de pensar con las manos.

La «Economía» del Universo

La expresión «Μηδὲν ἄγαν» (“¡ nada en exceso !”) – por lo tanto, fuera de lo necesario – de la que los antiguos Griegos hicieron el corazón de su sabiduría[8], ha sido olvidada. En aquella expresión queda de manifiesto un principio fundamental de la armonía del Universo : la «Economía». La reclamada templanza de la realidad del mundo cual es : hacer de la mesura de las cosas nuestra medida como base de referencia para todas acciones del ser humano, y no sólo aquellas concernientes al ser humano. Para aproximarnos a esta sentencia, lo que hay que hacer es – reflexionando – prestar atención a lo simple. Durante sus últimos años de vida Eyquem trabajó entre otras cosas, estudiando y reflexionando sobre la «proeza» [derivado del vocablo provenzal «prouesse», “a favor de“] técnica, de construir hacia fines de los ’70, el edificio de un Instituto, con los recursos económicos de una modesta casa. Al oír, 40 años después, las conclusiones de Eyquem acerca de la riqueza a la que dio lugar la carencia de recursos para ejecutar el edificio, le otorga a la naturaleza del diseño y construcción del mismo, una connotación al significado de «carencia» a la cual manifiestamente, no le falta cosa alguna, salvo la «nada» capaz de eliminar el exceso. [9] Como en la naturaleza, en esta obra no hay elemento ocioso. Todo es activo. La observación amorosa de la naturaleza, la música de la naturaleza, conocer nuestro entorno físico, el ambiente que nos envuelve. Es a la luz de los principios de San Francisco de Asís, que se puede entender la oración franciscana: «hermano viento trabajemos juntos a favor de las leyes naturales como yo mismo realizo con el planeador»[10]. Ese principio genera la Economía. Es la concepción del modelo del Universo.

El filósofo de la antigua China Zhuāng zǐ , señala que prácticamente todo esfuerzo artificial y toda convención, son estorbos para los procesos naturales que deben dejarse desarrollar en búsqueda de su perfección y, cuyo principio esencial es el wu wei («no acción»), un modo de actuar que no deja trazas en la naturaleza, invisible, armonioso y que no se delata a sí mismo, una forma de fluir sin influir, de vivir sin interrumpir y de favorecer sin impedir. Todas las interpretaciones del logos y el dào muestran su monismo dialéctico, al cual podemos acceder en su sentido de completitud, a través del wu (mu, "ninguno", "sin", “vacío”), que es la puerta de la libertad absoluta : la plenitud del dào del pensamiento chino, el espíritu absoluto del logos en el pensamiento griego o la iluminación en el satori del budismo zen. Zhuāng zǐ en su Libro II de la Unidad de los Seres dice así: «Una noche Zhuang Zhou soñó que era una mariposa: una mariposa que revoloteaba, que iba de un lugar a otro contenta consigo misma, ignorante por completo de ser Zhou. Despertóse a deshora y vio, asombrado, que era Zhou. Mas, ¿Zhou había soñado que era una mariposa? ¿O era una mariposa la que estaba ahora soñando que era Zhou? Entre Zhou y la mariposa había sin duda una diferencia. A esto llaman «mutación de las cosas»[11]. Es la comprensión de la experiencia vital la forma el que la filosofía taoísta se enfrenta al enigma de la experiencia, y sólo tiene sentido en cuanto tal, cuando otorga la medida del ser humano con la naturaleza. Eyquem inspirado por el espíritu de San Francisco de Asís, «recoge su poesía, su espíritu artístico, su mirada diáfana con la naturaleza. Asociarse con ella, no vencerla como lo propuso Descartes. Esta forma holística de ver el mundo nos revela las leyes profundas de la economía sustentando el equilibrio armónico que hace posible su existencia»[12]. Eliminar el exceso es lo abierto, de ese modo despejado, es decir la libertad.

La convergencia de los fenómenos invisibles

Allí donde Sartre, ve la angustiosa nada, y Heidegger con su postulado sobre la angustia, crea una relación con la nada como anulación de todo ser, un Taoísta presiente la plenitud. En las doctrinas filosóficas orientales llaman alcanzar el satori (“la iluminación”) a través del Wu. Ese sonido monosilábico que los budistas la llaman Mu es la esencia del lenguaje, es una palabra que toscamente puede ser traducida por “ninguno” o “sin”. Roland Barthes en su libro «El Imperio de los Signos» la asoció con el “vació”. El satoi es el momento en que se devela que solo existe el presente, donde nace el pasado y el futuro creándose y disolviéndose en el mismo instante. Es la presencia del vacío. El intersticio fragmentario de la experiencia pensante.

Tal esencia la encontramos innumerables veces en el Dào Dé Jing :

Se modela la arcilla

para hacer la vasija

pero de su vacío

depende el uso de ella (…)

en el Ser centramos nuestro interés

pero en el No-Ser existe su función[13]

La esencia es la función de la apariencia nos dice el dào (camino) que conlleva a una reflexión que revela su origen a través de múltiples destellos, donde «lo esencial es invisible a los ojos» como decía Antoine de Saint-Exupéry, un conocedor del aire, un explorador, como Eyquem.

Destellos ensamblados. Al mismo tiempo. Un todo junto. Pero donde «jamás el todo puede aparecer enteramente al descubierto»[14], es decir, el todo es la simultaneidad de aquello que vemos y lo que no vemos, con sus secretos. En la Obra de Colina, el “todo junto”, ensamblado con su carácter fragmentario es el que revela, y en su revelar, pone de manifiesto la epifanía de la Economía del Universo y del pensar. A este concierto de fenómenos invisibles convergentes simultáneamente en una «Obra», Eyquem lo llamaba «Arquitectura».

Ocurre que al oír las conclusiones de Eyquem, respecto de la simultaneidad, es posible pensar en las palabras que Alberto Cruz dijo con ocasión de la inauguración del Aula Neumática, hace 40 años, diría, dichas en una simultaneidad histórica con la Obra de Colina:

«El hombre (…), que no es ángel, incapaz de pensarse a sí mismo como ángel, (…), sino que se piensa a través de asuntos tales como la necesidad y la gratuidad, y la arquitectura da cuenta de esta situación. (…) Lo que tiene de hermoso una obra, es que ofrecen una simultaneidad de puntos de vista y podemos acceder a través de ellos, a esa condición humana del hombre de pensarse a sí mismo desde puntos de vista múltiples que se cumple de un modo simultaneo. Ese es el sentido y la significación de la Obra en el hombre. ¿Qué significa que el hombre pueda pensar lo gratuito como punto de vista? ¿Qué significa que el hombre pueda pensar la necesidad como punto de vista? ¿ Y qué las pueda reunir en una obra que hacen sus manos, para hacérsela a sí mismo?»[15]

No es fácil acceder a los distintos puntos de vista, limitados por una perspectiva, pues no es del todo fácil definir la palabra perspectiva como la existencia de puntos de vista, sin dejar abierta la posibilidad de perspectivas que no son vistas por nadie, “pero como Maturana insiste en recordárnoslo, solo podemos hacer lo que nuestra biología nos permite”[16] Para encontrar algún camino es necesario tomar posición y para comprenderlo se necesitará de algún principio que no se derive de la psicología ni del espacio, ese principio es el tiempo y su concepto de simultaneidad[17].

La condición del ser humano pensarse a sí mismo, que nos señalaba Alberto Cruz, produce la apertura hacia el dasein que es pura posibilidad especular. Especular proviene del latín speculari que significa observar desde una atalaya. Contemplar. Pero no es un mero contemplar. También está relacionada con speculum (espejo). Reflexión. Luego podemos hablar de un contemplar en reflexión, el thaumazein de los griegos está asociado primero con un “no-comprender”, con la aceptación de un misterio y una apertura al «ser».

Esa condición «specular» de pensarse a sí mismo, deviene de la naturaleza del logos, que separa, escoge y reúne lo que se copertenece, donde el primer paso en la reflexión sobre el comienzo del pensar debe consistir en develar el páthos del asombro para permanecer en él.

La modernidad está construida sobre la idea de la invención del individuo como ser autónomo, que es capaz de autodeterminar su libertad. Lo moderno es el intento por hacer del sujeto fundamento de lo real. Sin embargo, está inmerso en lo que llamamos “sociedad” Para Heidegger – uno de los filósofos que influyeron en el pensamiento de la «Escuela» - lo inquietante de la modernidad (hasta hoy), es que el ser humano aún no es capaz de pensar en aquello que se dona al pensar y que se manifiesta en el repliegue del ser.

El filósofo alemán utilizó los términos das Man y dasein. El primero puede ser traducido como el “uno”, pero - resignificando su sentido en el lenguaje - puede ser entendido como los “otros”, la esfera o la sociedad. El segundo, es el gerundio ablativo que utiliza para comprender la existencia humana, el ser en el mundo, el ser uno mismo. Es la conciencia que determina al ser a través de la continuidad en el tiempo y en el espacio. En alemán se combinan las palabras «ser» (sein) y «ahí» (da), significando «existencia», la cual aún no está determinada por una esencia. En las filosofías orientales es el ichinen, o sea, i de sujeto chi de energía y nen de fusión; el sujeto que se fusiona con la energía cósmica. El ser humano existe siempre en el mundo y con los otros (es un ser-con), por tanto, este das Man acaba definiendo lo que el individuo es de una manera particular:

«El uno [das Man, el ellos] despliega una auténtica dictadura. (…) El uno, que no es nadie determinado y que son todos, prescribe el modo de ser de la cotidianidad»[18]

Aquello que no es “nadie determinado”, es una abstracción – la “sociedad”– es reificada, literalmente «convertir en» o «hacer cosa» y se vuelve en Imago Dei, centro y referente de toda verdad, la “medida de las cosas”. Pensarse a sí mismo, en la simultaneidad de los puntos de vista, junto a los fenómenos invisibles que conforman la experiencia de habitar, es un sentido de completitud.

Pensar es una operación de la mano

El concepto fundamental que definió el trabajo de Miguel Eyquem, fue el de homo faber. Para él pensar era un «oficio» de la mano. Esta idea la toma de Heidegger, a través del filósofo francés François Fédier.

« (...)pensar es obrar en lo que tiene de más propio, si obrar (handeln) significa brindar la mano a la esencia del ser, esto es: preparar (construir) para la esencia del ser en medio de lo ente el dominio donde el ser se presenta y presenta su esencia al lenguaje. Sólo el lenguaje ofrece senda y pasaje a toda voluntad de pensar»[19].

La palabra mano (Hand) se volvió para Heidegger algo esencial para acercar el pensamiento mismo, puesto que «pensar es un Hand-Werk»[20] ¿Qué quiere decir Hand-Werk? Handwerk es el trabajo noble, es un trabajo manual que no se rige, como cualquier otra profesión, conforme a la utilidad pública o a los fines de lucro. Para Eyquem, el oficio.

Por otra parte, en español, «oficio» viene del latin officium (servicio, función), derivado de opifex, opificis ‘artesano’, formado este a su vez de opus, operis = ‘obra’ y facere = ‘hacer’, más el sufijo – io (acción y efecto). Opus es también “operar, operario” el que opera un servicio. Esto tiene una connotación evidentemente religiosa,

En francés el oficio significa «métier» viene de la raíz min(us)- menos, y luego de “ministerium” en el sentido de “servicio”, y que se ha convertido en mysterium «ceremonia religiosa para iniciados» vinculada al ministerio, al servicio de Dios, por lo tanto, también al oficio (de ahí su «oficio») durante el cual este ministerio sirve a Dios para completar su Obra. Solo tardíamente el vocablo adoptó el significado de cosa secreta. Así, tanto ministerio y misterio, derivan de la palabra μύστης (iniciado) que deriva del verbo μύω («myo», cerrar los ojos, aunque en origen es cerrar los labios) que se vincula con la raíz indoeuropea mu (sonido hecho con los labios cerrados). Esto nos abre otro camino: ¿qué vínculos tiene el «mu indoeuropeo» con el Mu del budismo zen? Por el momento no tomaremos el desvío y escuchemos a Saramago.

«Verdaderamente son pocos los que saben de la existencia de un pequeño cerebro en cada uno de los dedos de la mano (…) Nótese que, cuando nacemos, los dedos todavía no tienen cerebros, se van formando poco a poco con el paso del tiempo y el auxilio de lo que los ojos ven. El auxilio de los ojos es importante, tanto como el auxilio de lo que es visto por ellos. Por eso lo que los dedos siempre han hecho mejor es precisamente revelar lo oculto. Lo que en el cerebro pueda ser percibido como conocimiento infuso, mágico o sobrenatural, signifique lo que signifique sobrenatural, mágico e infuso, son los dedos y sus pequeños cerebros quienes lo enseñan. (…) e incluso en estos tiempos (…), todavía son los dedos quienes tienen que explicar las investigaciones del tacto, el estremecimiento de la epidermis al tocar el barro, la dilaceración aguda del cincel, la mordedura del ácido en la chapa, la vibración sutil de una hoja de papel extendida, la orografía de las texturas, el entramado de las fibras, el abecedario en relieve del mundo. Y los colores.»[21]

Sin duda a Heidegger no le hubiera gustado la palabra métier, palabra francesa, demasiado francesa, o la palabra oficio, ambas demasiado latinas, donde se pierde la mano. Más aun, Heidegger nos coloca en alerta contra del paso del artesanado a la producción industrial. Sea del carpintero, el pensador o el poeta, o del arquitecto, como en la Obra de Colina. Todos corren el riesgo de ver su trabajo de la mano - y con la mano -, en peligro por la mecanización. Corren el riesgo de perder la mano, y con ello el pensar.

Cuando caracteriza el pensamiento - por lo tanto, el habla - como un Handwerk, Heidegger lo interpreta en el sentido de «trabajo manual», el trabajo que con la mano produce obras, en otras palabras, en el sentido de «trabajo de la mano». Podríamos decir «operación de la mano», si escuchamos «opus» en «operación». Pensar es un oficio de la mano. Donde dice oficio, digo operación. Donde dice operación, digo logos. Donde digo logos, digo dao. Así tal experiencia, es una operación de la mano. El taoísmo nos muestra otras claves para poder interpretar la experiencia de la mano, entendida como lo infinitamente cercano. Es posible pensar entonces que una idea sea un modelo mental que a través de una experiencia deviene en «arte-facto» (del latin ars, arte; factus, hacer; “hecho con arte”) que cumple con las características de objeto fabricado con cierta técnica para desempeñar alguna función específica, y que, en cuanto dominio de la técnica se vuelve disciplina, oficio que torna el factus en «Arte».

La «objetualidad», de todo fenómeno y acto fenomenizante, tiene que ver con su carácter de «artefacto» y la relación de su imagen (esquema) con lo invisible de sus funciones internas : los vectores que actúan en su estructura, sus relaciones, los componentes que mantienen su inercia, su estabilidad, y finalmente el campo gravitatorio en el que se inserta y los fenómenos que se implican. Finalmente, entender una obra ( de arquitectura) como «artefacto» es convertir en clave los elementos de los cuales se compone una idea arquitectónica van a dar cuenta de los fenómenos invisibles, el aire, la luz, la energía, las fuerzas gravitatorias, que convergen simultáneamente, y comprender como lo fenomenológico del pensamiento de Eyquem comparece por la técnica, y la relación arte-ciencia. Cuando ello ocurre, la obra se revela en la transducción de un esquema operatorio, aquello que tiene la posibilidad de ser acto. Utilizando una dramaturgia simondoniana se diría, la identidad de la potencia de la emoción y del acto que la consuma: la «plenitud ontológica»

Así el problema de la obra - su dificultad -, no está en encontrar la solución, sino en reconocer que la solución ya está contenida en la premisa de la materia y su forma, y que Eyquem hace suya en el verso de Arquíloco: Aprende a conocer cuál es esta «articulación»; que sostiene y hace sostenerse (construirse) al ser.[22].

Pregunta de investigación

¿Es posible a través del análisis de un conjunto de obras - teniendo como eje el Edificio del Portezuelo de Colina - inferir la estructura del campo espacial del pensamiento «arquitectónico» de Miguel Eyquem? De ser así, ¿Cuáles son los componentes físicos y metafísicos esenciales que estructuran su concepto de arquitectura y Economía?

Hipótesis

El «campo espacial» del pensamiento de Miguel Eyquem conforma un concepto en el cual la «arquitectura» es el «Ser» que en ella se pliega y despliega intangible, y que crea, en tanto «común origen», el parentesco con todos los seres del mundo creado, es decir, con la «naturaleza» en su sentido secular, lo que incluye al «hombre y sus producciones» en perfecta armonía por mera «Economía». Este campo permite establecer un diálogo entre la ontoteología y el «pensamiento filosófico conceptual» de occidente con la «tradición espiritual» de Oriente.

Objetivos

Objetivo General

Investigar la completitud de la estructura del campo espacial en el pensamiento arquitectónico de Miguel Eyquem, a partir de tres conceptos : la «Economía del Universo»; la convergencia de sus fenómenos invisibles; y el paradigma de pensar con las manos, desde sus perspectivas físicas y metafísicas.

Objetivos Específicos

1. Conocer y describir la indagación y la observación como herramienta de investigación experimental en relación a problemáticas planteadas por el desarrollo de nuevas técnicas y la tecnología, a través del pensar con las manos en la ejecución de la obra que hoy aplican la producción de sus imágenes a través de «arte-factos».

2. Caracterizar y comprender el concepto de Economía y su relación con los principios de inercia y gravedad en la naturaleza de los fenómenos físicos a la luz del análisis de la obra Edificio del Portezuelo de Colina y otras obras.

3. Difundir los aportes de esta investigación en los ámbitos de la arquitectura y el urbanismo, en el diseño constructivo de objetos, edificios, aeronaves y los sistemas de fabricación experimental asociados a ellos, entre la comunidad de profesores, estudiantes y profesionales afines a la diciplina de la arquitectura y el diseño en Chile.

Impacto potencial o novedad científica

La presente investigación tiene tres aspectos que marcan su relevancia científica con diversos niveles de impacto: Un primer nivel de relevancia científica y de impacto es de carácter disciplinar y circunscrito a los campos específicos de la arquitectura y el diseño: el estado del arte tanto en el campo de los estudios de Eyquem no ha visto un trabajo de investigación que articule y confronte la contribución de Eyquem al pensamiento contemporáneo de la arquitectura y el diseño en Chile. Y esto es así no obstante muchas publicaciones reconocer la importancia de su conexión.

Un segundo nivel de relevancia científica y de impacto podría tener lugar en el amplio y diferenciado campo de la fenomenología contemporánea y su relación con el pensamiento arquitectónico: de un lado, en el seno de la filosofía tradicional de occidente, toda vez que este estudio pretende consignar la existencia de una cierta tradición en el pensamiento de la llamada Escuela de Valparaíso y con ello en el pensamiento de Eyquem; y por otro lado, podría llegar a ser de alto interés para la tradición espiritual del diseño basado en el pensamiento oriental.

Un tercer nivel de relevancia científica y de impacto potencial es sin duda más amplio: esta investigación, con sus partes y sus ejes temáticos se concentra sobre la relación entre pensamiento arquitectónico y obra de arquitectura como un artefacto que permite habitar, y en eso consiste también este inestimable trabajo de Miguel Eyquem, qué puede significar que no estén dadas las condiciones de objetividad para la sustentabilidad del ser humano y la naturaleza, lo que podría ser una buena pregunta en el tiempo en que la tecnología aparece como una doble apariencia de la técnica contemporánea, como amenaza y como esperanza.


Referencias Bibliográficas

  1. Hölderlin, F. (1823) In lieblicher Bläue • Stuttgart Verlag por Friedrich Franckh • https://www.hs-augsburg.de/
  2. Escuela de Arquitectura de la UCV. (1972). Exposición 20 años MNBA
  3. Leiva, X. (2020) In Lieblicher Bläue / En el amable azul – Conversaciones con Miguel Eyquem • dereojo comunicaciones • https://vimeo.com/447640635/0626e82a31
  4. Simondon, G. (2015) La Individuación a la luz de las Nociones de Forma y de Información• Editorial Cactus
  5. Rivera, J. E. (2006) Heráclito, El esplendente • (1a Ed.). Brickle Ediciones
  6. Eyquem, M. (1992) Apuntes de astrofísica de las estrellas • [manuscrito]
  7. Heidegger, M. (2018) Ser y Tiempo • Ed. Universitaria
  8. Schild, A. (2020) Para saludar, en compañía de Ramuz, a Miguel Eyquem • [manuscrito inédito]
  9. Schild, A. (2020) Op. Cit.
  10. Eyquem, M. (2021) El proyecto de la obra: de la gravedad a la levedad. Complemento teórico: la problemática de cada obra • Ediciones ARQ & EUV
  11. Zhuang zi. (1996) Maestro Chuang Tsé • Ed. Kairos
  12. Eyquem, M. (2021) Op. Cit.
  13. Lǎozĭ, Dào Dé Jing, verso 11.
  14. Fédier, F. (2004) Prólogo. In Don Arquitectura • (1a Ed, p. 770) Ed. Corporación Cultural Amereida
  15. Cruz Covarrubias, A. (1984) Discurso Inaugural de Aula Neumática
  16. Echeverría, R. (2009) El Observador y su Mundo • Editorial Granica
  17. Russell, B. (1951) Misticismo y lógica • Editorial Paidos
  18. Heidegger, 2018, Op. Cit.p. 145
  19. Heidegger, M. (2017). Questions III & IV. Editorial Gallimard
  20. Derrida, J. (2012) La mano de Heidegger (Geschlecht II) • Revista de Filosofía UNC, XXI(26), 7–50. https://revistas.unc.edu.ar/index.php/nombres/article/view/4750
  21. Saramago, J. (2012) La caverna • Editorial Alfaguara
  22. Eyquem, 2021 Op.Cit