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¿no fue el hallazgo ajeno<br> a los descubrimientos – oh marinos<br> sus pájaras salvajes<br> el mar incierto<br> las gentes desnudas entre sus dioses! –<br> porque el don para mostrarse<br> equivoca la esperanza? ¿no dejó así<br> la primera pasión del oro<br> al navegante ciego<br> por esa claridad sin nombre<br> con que la tarde premia y destruye<br> la apariencia? ¿y ni día ni noche<br> la tercera jornada no llegó como una isla<br> y suavemente sin violentar engaños<br> para que el aire humano recibiera sus orillas? que también para nosotros<br> el destino despierte mansamente desde aquella gratuidad del yerro<br> se abren todavía<br> los grandes ríos crueles de anchas complacencias<br> las montañas solas sobre las lluvias<br> los árboles difíciles dejando frutos<br> en la casa abandonada y aún con otros<br> ¿no buscó el paso su abertura<br> tanteando en la costa<br> como en la noche<br> el ojo su aventura? ¿y no entregó el viento<br> en torno al primer barco<br> su saludo más vasto<br> su inconsolable inocencia<br> sobre las pampas<br> y la dulzura de otro mar blanco inexistente<br> cuya sorpresa guarda la mirada<br> cuando la tierra púdica se entrega? porque así como el trabajo encubre<br> la mano que se arriesga<br> la seña<br> la verdadera seña miente como el día<br> para salvar de otros usos<br> la noche regalada y sin embargo<br> escucharon esos extraños<br> la útil y sola melodía del cordaje<br> responder bajo la luz vacía que aún nos llama porque allí el tiempo nace de la guardia ¡oh desapegos que uno mismo ignora<br> antiguas gentes nocturnas<br> a quienes el peligro abre sus ofrendas<br> y la primera tumba inútil<br> donde con gracia<br> comenzar otro pasado! ''(poema inicial de [[Amereida]])'' ===Nota=== La épica americana está escrita y como el nuevo mundo fue oculto en el arribo a las Indias, va escondido bajo las relaciones de descubridores y cronistas. Si el ojo histórico pudo y puede recorrer esos textos faltó en América quien pudiera abarcarlos en una visión poética calculada para traer a la luz de poema épico el oro que arrastran consigo. Tarea importante del Instituto de Arte de la Universidad Católica, fundado principalmente en una visión de América cantada en Amereida (Editorial Cooperativa Lambda, 1967) fue iniciar y penetrar esa exploración. Esta pequeña edición príncipe que abre e indica el campo y el camino, obra de Godofredo Iommi y Claudio Girola, realizada con los cursos superiores de la Escuela de Arquitectura de la UCV y a requerimiento de la misma, conjuga al mismo tiempo un fundamento poético que se recoge en las carpetas de cada alumno y colaborador. Los textos elegidos se tomaron, en lo posible, de ediciones que están al alcance de todos para evitar la rareza del encuentro con el cronista respectivo y con el fin de despertar a muchos a una “lectura” nueva; palabra ésta que bajo un fuerte rigor filosófico François Fédier tradujo de Logos. Esta pequeña y modesta selección sólo pretende advertir y abrir una medida. Ojalá estos textos contribuyan a serenarnos y medirnos en el epos que nos tocó. Los textos corresponden a las crónicas de las siguientes ediciones: '''Historia natural y moral de las Indias'''<br> P. Joseph de Acosta. Fondo Cultura Económica – México, 1940. '''Noticias de la Nueva Tierra'''<br> Editorial Universitaria de Buenos Aires – 1964. '''El Descubrimiento del Océano Pacífico'''<br> D. Toribio Medina. Imprenta Universitaria, Tomo 1 – Santiago de Chile, 1914. '''Relación del nuevo descubrimiento del famoso Río Grande de las Amazonas'''<br> Fray Gaspar de Carvajal. Fondo Cultura Económica – México, Buenos Aires, 1955. '''Historia General de el Reino de Chile, Flandes Indiano<'''br> P. Diego de Rosales. Editorial Universitaria S.A. – Santiago de Chile. '''Viaje a Chile Gabriel Lafond de Luncy'''<br> Editorial Universitaria S.A. – Santiago de Chile 1970. '''[[Amereida]]'''<br> Fragmentos cartas de Vespucci y relato de Pigafetta<br> Editorial Cooperativa Lambda – Santiago de Chile, 1967. Y un texto de '''Coronado'''. ==SÉNECA: PROFECÍA== Tras luengos años vendrá<br> un siglo nuevo y dichoso<br> que el Océano anchuroso<br> sus límites pasará Descubrirán grande tierra<br> verán otro Nuevo Mundo<br> navegando el gran profundo<br> que agóra el paso nos cierra La Thule tan afamada<br> como del mundo postrera,<br> quedará en esta carrera<br> por muy cercana contada Más agóra es otro tiempo<br> y el mar de fuerza o de grado<br> ha de dar paso al osado<br> y el pasarle es pasatiempo Al alto mar proceloso<br> ya cualquier barca se atreve<br> todo viaje es ya breve<br> al navegante curioso No hay tierra por saber;<br> no ha Reyno por conquistar<br> nuevos muros ha de allar<br> quién se piensa defender Todo anda ya transtornado<br> sin lejos cosa en su asiento<br> el mundo claro y esento;<br> no hay ya en él rincón cerrado. -“que se me da el cielo pensemos cuál bola<br> que en sí encierre toda parte de la tierra estando<br> cuál ella en el fiel, en medio del mundo<br> o como grande plato encima estando”- tan lejos de pensar anduvieron los antiguos<br> que hubiesen gentes en este Mundo Nuevo<br> que de ellos no quisieron creer<br> que tierra había en esta parte y más<br> que es de maravillar<br> quién negase haber acá este cielo<br> que vemos la fábrica de este mundo imaginando<br> a manera de casa que cubre el techo<br> y por lo alto sólo la rodea<br> y no por todas partes la cerca<br> que de otra suerte<br> estuviera la tierra colgada en medio del aire<br> y este gran edificio de mundo<br> a una parte encima todo estará el cielo<br> y a otra toda la tierra diferente abajo ==SU TESTIGO CELESTE== “¿Quién hechó los cordeles para la fábrica<br> de la tierra? – Dime si lo has pensado<br> ¿o en qué cimientos están aseguradas<br> sus basas?” Pues que se acabase de entender la traza<br> de este del mundo maravilloso edificio<br> David, cantor de Dios dice así: “Tú que fundaste<br> la tierra sobre su estabilidad misma y firmeza<br> sin que se bambolée ni trastorne<br> para siempre jamás”, para que en sí misma<br> susténtese sin haber menester otros apoyos<br> ni estribos... tienen las obras del arte divina<br> un no sé qué de gracia y primor<br> como escondido y secreto<br> con que una y otra y muchas veces miradas<br> gusto nuevo causan siempre<br> al revés de las humanas que aunque<br> con mucho artificio fabricadas<br> en haciendo costumbre de mirarse<br> apenas hay poner los ojos con atención. Más<br> la mar si la miráis u ojos ponéis en alto peñasco<br> que sale acullá con extrañeza o el campo cuando<br> vestido está de su natural verdura y flores<br> o el raudal bramando su combate<br> causan siempre nueva recreación y<br> jamás la vista enfada. más bastar como testigo fiel en el cielo<br> la Luna debe<br> pues entonces solamente se oscurece<br> y padece<br> eclipse cuando acaece<br> ponérsele la redondez de la tierra<br> en medio del mundo<br> rodeada de todos los orbes celestes<br> también que la noche veremos<br> ninguna otra ser<br> sino la oscuridad causada<br> de la sombra de la tierra<br> or pasársele el sol<br> a otra banda que mismos son los cielos que se mueven<br> y en ellos andan entorno las estrellas<br> alegar podemos con los ojos<br> y de partes y enteras regiones de cielo<br> no sólo las lúcidas y resplandecientes<br> como la que llama Vía Láctea y nuestro vulgar<br> dice Camino de Santiago<br> sino mucho más digo por otras partes oscuras<br> y negras que en el cielo hay que sin discrepar<br> se menean con el mismo compás que las estrellas cuanto a ser el cielo todo<br> figura redonda<br> es tanta verdad puntualmente<br> que con ojos nuestros vemos los que vivimos en Pirú<br> para saber que el cielo todo redondo ciñe<br> y rodea la tierra<br> basta de este hemisferio mirar la aquella parte<br> región del cielo que da vuelta la tierra<br> que jamás los antiguos vieron,<br> basta haber notado y visto ambos dos polos<br> en que el cielo revuélvese como en sus quicios<br> digo en el ártico y el antártico<br> cuando pasada la línea equinoccial trocamos<br> norte con sur<br> acá en el Pirú ¿Quién dirá que la nao Victoria<br> no ganó y triunfó la redondez<br> de la tierra<br> pues dio al mundo vuelta<br> la inmensidad del océano?<br> ¿A quien no le parecerá que toda la grandez de la tierra<br> por mayor que se pinte sujeta está a los pies de un hombre<br> pues la pudo medir? ==CUYA ANDANZA DOMINADA== Reprende Lucano la curiosidad de César<br> —“¿Qué tienes tú romano, que ponerte a inquerir<br> del Nilo el nacimiento?”—<br> y al propio Nilo dice: “Pues tu nacimiento es<br> tan oculto que ignora<br> el mundo todo cuya seas” más Sophonias conforme a escrituras<br> del Evangelio la vocación hablando:<br> "De más allá de los ríos de Etiopía<br> traeránme los hijos de mí esparcidos" y el filósofo: "No hay duda sino que<br> en todo ha de proceder el otro mundo<br> como este de acá<br> en todas las demás cosas y especialmente<br> en el nacimiento y orden de los vientos" Más Aristóteles siente que la tierra<br> de este polo sur es habitable según<br> grandísima longitud de oriente a poniente<br> y según latitud de polo sur a equinoccial<br> cortísima ser Tan de revés es esto de la verdad<br> que cuasi la habitación todo en esta banda<br> de polo a línea es según la latitud –"son en la tierra iguales las regiones<br> a las del cielo<br> y de estas cinco, aquella que está<br> en medio<br> no tiene poblaciones por el bravo calor"– los antiguos veían que en tanto<br> una era región más caliente era cuanto<br> se acercaba al mediodía e inferían<br> que la que se allegase a tanto<br> que el sol tuviese sobre cabeza<br> perpetuo y necesario habrían de sentir<br> excesivo calor, razón que venció a los antiguos por no habitable la tórrida zona<br> y que por vistas de ojos aún hoy<br> dijiéramos todos razón matemática y concluyente<br> cuán flaco es nuestro entendimiento para alcanzar<br> estas naturales cosas<br> más ya<br> podemos a dicha de siglos nuestros decir<br> le cupo alcanzar los dos maravillas grandes:<br> navegarse el mar océano y gozar<br> hombres en tórrida zona<br> de lindísimo temple<br> que nunca los antiguos pudieron persuadir –"la nao corta el agua y sus ondas<br> sin dejar rastro do pasa<br> ni senda hacer en onda"– dijo el sabio<br> más con fuerza de piedra imán<br> el océano todo grande a camino descubierto abre<br> que virtud tal comunicó el Creador<br> que sólo el hierro al tocarla<br> queda de mira y movimiento a norte<br> sin desfallecer en parte alguna del mundo Otros disputen e inquieran causas de no sé qué simpatía<br> más gusto me da a mí alabar al Hacedor:<br> –"Oh Padre cuya<br> providencia gobierna a un palo camino dando<br> muy cierto por la mar y senda segura entre las fieras ondas<br> justamente mostrando<br> que todo librar pudieras aunque fuese yendo sin nao por mar,<br> más porque tus obras no carezcan sabiduría<br> por esto confían los hombres sus vidas a un madero<br> y pequeño y atravesando mar<br> en un barco se han escapado"– dijo Salomón<br> Y –"Que los que bajan a la mar en naos son los que han visto<br> las obras del Señor y maravillas en lo profundo"–<br> No es de las menores maravillas divinas<br> que fuerza de pequeña pedrezuela mande en el mar<br> y obligue al abismo inmenso a obedecer<br> y estar a su orden In nomine Domini Nostri Jhesu Christi<br> Rey y Reina de las Españas y de las islas de la mar<br> después Vustras Altezas haber dado fin a guerra de moros<br> y acabádola en la muy grande ciudad de Granada<br> a donde vide poner las banderas reales<br> en torres de Alfambra y vide salir<br> al Rey Moro a puertas de la ciudad y besar<br> y de aquel presente mes habiendo yo dado<br> información de tierras de Indias<br> y de un gran Príncipe llamado Gran Can<br> que en romance dice Rey de Reyes<br> como muchas veces el y antecesores a Roma<br> doctores pidieron y nunca el Sancto Padre proveyera<br> y tantos pueblos se perdían en idolatrías<br> altezas vuestros católicos cripstianos y enemigos<br> de la secta de mahoma, idolatría y herejías<br> a mi pensaron enviar, Cristóbal Colón, a las dichas partidas<br> para la conversión dellas a la santa fé Y ordenaron no fuese por tierra al oriente<br> por donde se acostumbre andar<br> salvo por camino de occidente por donde<br> hasta hoy no sabemos haya nadie pasado. Así que<br> echados fuera a todos los judíos de vuestros reinos<br> mandaron a mi que con armada suficiente me fuese<br> a las dichas partidas de Yndias...<br> y partí yo a doce días del mes de mayo<br> de Granada del mesmo año de 1492 en sábado<br> y a villa de Palos vine puerto de mar donde<br> tres navíos para semejante fecho aptos armé<br> y abastecido mucho y de mucha gente de la mar<br> del dicho puerto partí antes de la salida del sol<br> con media hora, en viernes a tres del mes de agosto<br> del año dicho y llevé el camino de las islas<br> de Canaria de Vuestras Altezas que son en la mar océana<br> do allí tomar mi derrota y navegar<br> tanto que llegase a Yndias ==ABRE SU ILUSION SU REALIDAD== Entre día y noche<br> once leguas o doce<br> navegó al guesudeste y andarían<br> y a ratos que parece<br> en la noche anduvieron a quince millas<br> por hora<br> si no está mentirosa la letra<br> "Gracias a Dios, dice el Almirante,<br> los aires muy dulces<br> como en abril en Sevilla que placer<br> estar a ellos, tan olorosos son”. Pareció<br> muy fresca la yerba, muchos pajarillos de campo<br> grajaos y ánades y un alcatraz<br> Mudóse el viento y corrió el gueste<br> cuarta al noroeste<br> a cuatro leguas anduvo y once de día<br> y la noche veinte –contó la gente diez y siete– Toda la noche oyeron<br> Pasar de pájaros. Navegó al guesudeste a diez<br> por hora y doce a ratos y a ratos siete<br> entre día y noche. Contó a la gente 44 no más.<br> Aquí la gente no lo podía sufrir<br> quejábase del largo del viaje. Los esforzó<br> mejor que pudo, buenas esperanzas dándoles y añadía<br> que por demás era quejarse pues había venido a Yndias<br> y así proseguir lo había hasta hallarlas<br> con la ayuda del Señor mucha mar tuvieron más que toda<br> la tenida en viaje, vieron<br> pardelas y junco verde y lo de la Pinta<br> caña y palo y otro palillo labrado<br> a hierro parecía y yerba que nace en tierra<br> y una tablilla aún. También los de la Niña<br> vieron señales de tierra y un palillo<br> descaramojos cargado. Respiraron y alegráronse<br> A sol puesto camino al gueste y porque la<br> Pinta era más velera iba delante del Almirante<br> halló tierra<br> y hizo las señas que el Almirante había mandado Vido primero, que se decía un marinero Rodrigo<br> de Triana<br> puesto el Almirante en las diez de la noche<br> estando<br> vido lumbre del castillo de popa<br> llamó a Pero Gutiérrez repostero destrados<br> del Rey y que mirase, y así lo hizo y vídola<br> Díjolo a Rodrigo Sánchez de Segovia, quel Rey y<br> Reina enviaban por veedor en la armada, el cual<br> nada vido porque no estaba en lugar que pudiese.<br> Se vido una vez o dos como candelilla de<br> cera era que alzaba y levantaba. ==EL HALLAZGO NO ES EL ENCUENTRO== Las velas todas amainaron y quedaron<br> con el tréo o vela grande sin bonetas<br> y a la corda pusiéronse temporizando<br> hasta el día viernes que a una isleta<br> de Lucayos llegaron que en india lengua<br> dícese Guanahaní. Luego vieron gentes desnudas<br> y el Almirante salió en barca armada<br> “Yo, porque nos tuviesen mucha amistad<br> porque cognoscí era gente que se libraría<br> y convertiría a nuestra sancta fé con amor que no<br> por fuerza<br> dí a ellos bonetes colorados, cuentas de vidrio<br> que se ponían al pescuezo<br> con que hobieron placer<br> y tanto quedaron nuestros que era maravilla. Cuáles después venían a barcas de las naos<br> nadando y trayendo papagayos, hilo de algodón<br> en ovillo y azagayas trocándonosla por cascabeles<br> y cuentas que dabamos. Andan todos desnudos<br> como su madre los parió; y también las mujeres<br> aunque no vide más que un farto moza. Todos<br> que vi mancebos<br> muy bien hechos, de muy fermosos cuerpos y<br> muy buenas<br> caras, cabellos gruesos cuasi como sedas de cola<br> de caballo e cortos, salvo unos pocos detrás que<br> jamas cortan. Dellos de prieto se pintan y son,<br> de la color de los Canarios, ni negros ni blancos<br> y dellos de colorado y de blanco se pintan y dellos<br> de lo que fallan y las caras y todo el cuerpo y<br> dellos<br> sólo los ojos y dellos sólo la nariz”... Estuvimos en un templo de los caníbales<br> estatuas semejantes a la Pietá encontramos<br> Oímos decir... el hijo va al templo dice<br> al ídolo que está enfermo el padre y pregunta<br> si ha de curarse o no<br> allí hasta que le responda queda. Si le dice “no”<br> toma a su casa corta la cabeza paterna<br> la cuecen y al estar blanca la colocan en el templo<br> Seyti se llama el ídolo y de él hace un hombre<br> considerado santo, con túnica de algodón vestido jamás habla. Por la mañana se coloca en el centro<br> del templo y posée<br> a la primera mujer que entre; luego el resto de<br> mujeres la besan – ocsa dignísima, pués dignado<br> usarla había el santo. Viven realmente como animales<br> cuando hambre comen, cuando deseos hacen coito<br> y salvo entre hermanos, todos viven en común.<br> Más a mi parecer son gente fría, poco libidinosa<br> acaso porque se alimentan mal... son grandes<br> sodomitas aunque creo no saben si eso está bien<br> o está mal. En pocos días encontramos muchas islas<br> no bajamos a tierra, islas tan unidas<br> que el Almirante llamó de Las Once Mil<br> Vírgenes. Uno de esos días, echado el<br> ancla, venir vimos desde un cabo una canoa<br> con tres o cuatro caníbales dos mujeres y dos<br> cautivos a los cuales, cual siempre hacen<br> cuando apresan acababánle de cortar el mienbro<br> generativo al ras del vientre<br> que aún estaban dolientes... Apresamos<br> la canoa; junto con esclavos otros caníbales fueron enviados a España. Yo estando en batel<br> apresé bellísima caníbal y el Señor Almirante<br> me regaló. La tenía en mi camarote y desnuda<br> estando según su costumbre, deseos de solazarme<br> con ella me vinieron. Cuando quise ella se opuso<br> y atacó con la uñas en tal forma que no hubiera<br> querido empezar. Más así las cosas, para contaros<br> todo, tomé soga y la azoté tan bien que gritos<br> inauditos lanzó hasta que no creyeredes.<br> Finalmente<br> nos pusimos en tal forma de acuerdo que baste decir<br> parecía amaestrada en escuela de rameras. Arboles hay de algodón, infinidad de higueras<br> uno de fruto lleno de gránulos como el higo<br> color rojo escarlata, a nuestro gusto demasiado<br> bueno– con estos se tiñen de rojo y negro.<br> Unos arbustos cual alcachofas cuatro veces, empero<br> más altos con fruto cual piña pero doble en grande<br> fruto magnífico que a corte de cuchilla<br> como un rábano. Y otros muy grandes y altos<br> ya como con hueso dentro cual huevo, dividido<br> en tres bueno de comer e inmediato digerir, otros<br> producen mirobálanos, uno espinoso como erizo<br> da un huevo lleno de lana de color frailuno. Hay<br> además en las islas los que dan fruto como granada<br> que acercándole fuego enciéndense como yesca<br> y de muy bella luz. Rajándolos dan buena<br> trementina<br> con que remediábamos heridos, otros<br> incidiéndolos<br> dan leche que se hace cera y arde como cera y<br> arbustos parecidos al rosal de largo fruto cual<br> canuto de gránulos picantes como pimienta<br> quellos<br> comen como una manzana. Hierbas en manojos,<br> altas<br> cual esparto, que majan, curten e hilan y redes<br> hacen. Raíces como rábanos que rallan cual queso<br> nosotros, y sobre piedra al fuego, amplia, ponen<br> y hacen hogaza que como pan dura hasta quince<br> días, Y tantas veces nos sacó de apuros. Es siguiendo así la costa encontramos<br> una isla bellísima que comenzaba en cabo<br> y fui el primero en descubrir. Una vuelta tiene<br> de veinticinco leguas y también por amor a mí<br> el señor Almirante le llamó “La Bella Savonesa”<br> y me la regaló. De acuerdo a formas y modos conveniente<br> della tomé posesión, tal como hacía el Señor Almirante<br> con las otras a nombre de Su Majestad El Rey, o sea yo<br> en virtud de notarial instrumento, sobre dicha isla<br> arranqué hierbas, corté árboles, planté la cruz<br> y también la horca, y en nombre de Dios la bauticé<br> con el nombre de la Bella Savonesa, y bella<br> realmente<br> puédesela llamar pues hay más de treinta y siete<br> caseríos con treinta mil almas al menos. Todo esto<br> anotó también el Señor Almirante en su libro. partió el Almirante iba a la vela con poco viento<br> vino el cacique con tres canoas y alcanzó al Almirante<br> tan concertado venía que no es dejar de escribir<br> forma<br> de su estado. La una canoa era muy grande como<br> una grande fusta y muy pintada; allí veía su<br> persona e<br> la mujer e dos hijas, la una de fasta diez y ocho años<br> muy fermosa, desnuda del todo, muy honesta;<br> la otra era<br> menor y dos niños mochachos sus fijos y cinco hermanos<br> y otros criados y los otros todos debían ser criados<br> y vasallos. Traía él su canoa a un hombre como alférez;<br> este sólo venía en pie en la canoa a la proa con sayo<br> de plumas coloradas, de hechura cota de armas<br> y en la<br> cabeza grande plumaje que tan bien parecía<br> y en la<br> mano traía una bandera blanca sin señal alguna;<br> dos o tres<br> hombres venían con las caras pintadas colores de<br> mesma manera y cual celada traía cada uno plumaje<br> y en la frente una tableta redonda grande<br> cual plato<br> pintadas así la una como la otra de misma obra y color<br> e traían estos en la mano un juguete tañían. Dos<br> traían en otra forma pintados dos trompetas de palo<br> muy labrados de pájaros y otras sutilezas; el leño<br> en que eran muy negro y fino y cada uno un<br> sombrero de<br> plumas verdes muy sotil, seis con plumas blancas<br> y todos<br> en guarda de las cosas del cacique El cacique de un isla Guanique traía al pescuezo<br> una joya de arambre muy fino y tanto que parece<br> oro diez y ocho quilates, de henchura como flor de liz<br> tamaña como un plato: traía al pescuezo con sartal<br> de gordas cuentas de mármol que ellos tienen<br> en gran<br> precio y en la cabeza<br> guirnaldas de piedras verdes, menudas y<br> coloradas en<br> orden puestas y entremedias blancas mayores<br> y más<br> una joya grande colgada sobre la frente y a las orejas<br> dos grandes tabletas de oro le colgaban con sartillas<br> de verdes, menudas cuentas; un cinto traía<br> aunque andaba<br> desnudo, ceñido de la misma obra de la guirnalda<br> y todo<br> lo otro de cuerpo al descubierto y así su mujer venía adornada, desnuda,<br> descubierta<br> salvo un solo lugar de su miembro que de una cosilla<br> al tamaño de naranjo de algodón cubría.<br> Traía en los brazos, debajo el sobaco, bulto de<br> algodón al modo de brahónes de jubones<br> antiguos franceses;<br> otros dos traía y más grande como ahorcas en<br> cada pierna el suyo debajo las rodillas. La hija mayor<br> y más hermosa toda andaba desnuda, un solo<br> cordón de<br> piedras muy negras y menudas traía solamente ceñido<br> del cual colgaban cosa de hechura de hoja de yedra<br> de piedras verdes y coloradas pegadas sobre<br> algodón tejido La grande canoa venía entre las dos y luego como<br> llegó al navío, a dar comenzó a los maestros y gente<br> cosas de su comarca. Era de mañana y el<br> Almirante estaba<br> rezando y no vido ahína las dádivas y<br> determinación<br> de la venida y cuando el Almirante salió ya tenía<br> enviados a los vasallos volviesen a las canoas<br> e iban ya lejos<br> y luego que le vido al Almirante se fue a él con cara<br> muy alegre diciendo: “Amigo, tengo determinado dejar<br> la tierra e irme contigo a ver el Rey, la Reina y<br> Príncipe su hijo, los mayores señores del mundo,<br> cuyo<br> el poder ha sojuzgado acá tantas tierras por ti, que los obedeces y vas por sus mandato todo este<br> mundo sojuzgando. Yo sé que en todas las islas de<br> esta comarca de infinito número de gente y gran mundo,<br> te temen y han gran miedo; pues antes que tomes<br> mi tierra y señorío quiero ir contigo con mi casa en<br> tus navíos a ver los grandes Rey Reina, tus señores,<br> ver la tierra más abundosa y rica del mundo,<br> ver las<br> maravillas de Castilla que son muchas, según tu indio<br> me ha dicho. “Y el Almirante habiendo<br> compasión de él<br> y de su fija y de sus fijos y de su mujer, se lo<br> estorbó viendo su inocencia y sana voluntad y dijo<br> que él lo recibía por vasallo del Rey de España y<br> de la Reina y que se quedase... e ficieron amistad navegué al luengo de la costa<br> desde tierra hacia el poniente y cuanto<br> más andaba hallaba el agua de la mar<br> más dulce y más sabrosa. Y andando<br> llegué a un lugar donde me parecían las tierras<br> labradas y surgí y envié las barcas a tierra<br> y como fuese esta sierra, más allá del poniente<br> eran más llanas. Mandé levantar anclas<br> corrí costa fasta el cabo desta sierra<br> y allí a un rio surgí... allende una punta<br> que llamé de l’Aguja hallé más tierras<br> las más hermosas del mundo y muy pobladas.<br> Esta gente es muy mucha e de buen parecer<br> la nuestra que fue a tierra los hallaron<br> convenibles y recibiéronle honradamente ... dos personas principales vinieron con<br> todo el pueblo, Creen el uno padre el otro hijo<br> y a una casa muy grande hecha a dos aguas<br> y no redonda como tienda de campo<br> Tenían muchas sillas e ficieronle asentar<br> traer pan y de muchas maneras frutas<br> e vino de muchas maneras blanco e tinto<br> más no de uva... y así mismo el maíz<br> que es simiente que hace espiga como una mazorca<br> de que yo llevé allá y hay mucho en Castilla ya.<br> Los hombres todos estaban juntos a un cabo<br> de la casa, y las mujeres en otro.<br> Recibieron ambas las partes gran pena<br> por qué no se entendían, ellos para preguntar<br> a los otros de nuestra patria y los nuestros<br> por saber de la suya... luego levanté anclas<br> Esta gente de muy linda estatura<br> altos de cuerpos y lindos gestos<br> cabellos muy largos e llanos y<br> traen las cabezas atadas con pañuelos labrados,<br> hermosos, de lejos seda parecen y almaizares.<br> La color de esta gente es más blanca que otra<br> qué haya en Yndias visto.<br> Todos traían al pescuezo y a los brazos algo<br> a la guisa destas tierras y muchas<br> piezas traían de oro bajo colgando al pescuezo.<br> Dellos las canoas son grandes y de mejor hechura<br> que no son estas otras<br> y más livianas<br> y en el medio de cada una tienen<br> un apartamiento como cámara<br> en que ví que andaban los principales<br> con sus mujeres. Llame allí a este tugar Jardines<br> porque así se conformaba por el nombre.<br> Al día siguiente hallé que había sinon tres brazos<br> de fondo con creencia que éste sería isla<br> y podía yo salir al norte. Ansí anduve mucho<br> camino hasta un golfo muy grande y del uno<br> salía un rio grandísimo. Fui yo muy descontento della<br> cuando ví que no podía salir al norte<br> ni andar al austro ni al poniente<br> porque cercado estaba por todas partes<br> ... en estas bocas con rugir fuerte era pelea<br> del agua dulce con la salada. La dulce empujaba<br> a la otra que no entrase y la salada porque la otra<br> no salíase. ==LA PUERTA== Cuándo llegaron el día veintitrés a pueblo<br> de aquél cacique y a algún oro y perlas y noticias<br> aún más precisas del mar que buscaban<br> Balboa dejó allí a quiénes estaban dolientes<br> y tras unas horas el veinticuatro continuaba su marcha<br> con los setenta que le quedaban ese día mismo<br> pasó tierras de otro cacique ausentado<br> y sin cuidarse pasó adelante. A las diez<br> matutinas, monte raso arriba, los guías dijeron<br> que desde la cumbre se podía divisar el mar<br> ordenó que se detuvieran y sólo adelantándose llegó a lo alto y pudo<br> desde allí el primero contemplar el mar<br> que a lo lejos se extendía<br> hasta perderse sus aguas en el horizonte.<br> Postrándose en tierra, hincado de rodillas<br> y alzando al cielo las manos, saludó<br> al Mar Austral y dio infinitas gracias a Dios<br> y a Todos los santos del cielo<br> que la palma de una empresa tán grande<br> a él habíanle guardado, que no era hombre<br> de gran ingenio, ni de letras, ni de la nobleza.<br> Hechas las oraciones a su modo de soldado<br> llamó a sus camaradas y con mano derecha<br> señalando, les hizo ver el deseado mar. tomó consigo, el veintinueve, veintiséis<br> de los más alentados que a su lado estaban<br> con propósito de andar la media legua que<br> aún distaba la mar, llegó a la ribera “a la hora<br> de vísperas”, a unos grandes ancones<br> que llamó golfo de San Migue, por ser ese su día,<br> a tiempo de la menguante, lleno de árboles que<br> impedían penetrar por la mucha lama en el mar.<br> Sentaron en espera de la creciente y a su tiempo<br> “el capitán Vasco Núñez en nombre<br> del muy Serenísimo é Católico Rey<br> don Fernándo, quinto de tal nombre, et de la Reina Serenísima y Católica doña Jhoana, su hija, é<br> por corona a ceptro de Castilla tomó<br> en la mano una bandera y perdón real<br> de Sus Altezas, en que estaba pintada una imagen<br> de la Virgen Santa María, Nuestra Señora<br> con su precioso Hijo, Nuestro Redentor Jesu-Cripsto<br> en brazos y al pié de la imagen las armas reales<br> de Castilla y de León pintados; y con una espada<br> desnuda y una rodéla en las manos<br> entró en él agua de la mar salada,<br> hasta que le dio á las rodillas, e comenzóse<br> á pasear diciendo: “Vivan los muy altos é muy poderosos<br> Reyes don Fernando e doña Jhoana, Reyes<br> ¿de Castilla é de León é de Aragón etc. ¿en cuyo<br> nombre e por lá corona real de Castilla<br> tomó é apehendó la posesión real é corporal<br> é actualmente de estas mares é tierras é costas<br> é puertos é islas australes. Con todos sus anexos<br> é reinos é provincias que les pertenecen,<br> é pertenecer pueden en cualquier manera<br> é por cualquier razón é título que sea o ser pueda<br> antiguo o moderno é del tiempo pasado é presente<br> ó por venir, sin contradicción alguna.<br> E si algún otro príncipe ó capitán,<br> chripstiano ó infiel ó de cualquier ley ó secta<br> ó condición que sea pretende algún derecho<br> á estas tierras é mares Yo estoy presto é aparejado<br> de se lo contradecir ó defender en nombre<br> de los Reyes de Castilla, presentes o por venir<br> cuyo es aqueste imperio e señorío de aquestas Indias<br> islas é Tierra Firme septentrional é austral<br> con sus mares así en el polo ártico<br> como en el antártico, en la una y en la otra parte<br> de la línea equinoccial, dentro o fuera de los trópicos<br> de Cáncer é Capricornio segúnd que más<br> cumplidamente a sus Majestades é subcesores.<br> Todo ello é cada cósa é parte dello compete é pertenece,<br> ó como más largamente por escripto protesto que se dirá<br> ó se pueda decir é alegar a favor de su real<br> patrimonio, é agóra é en todo tiempo<br> en tanto quel mundo turare hasta el universal final<br> juicio de los mortales Y hechos sus autos é protestaciones convinientes<br> obligándose a lo defender, en el dicho nombre<br> con la espada en la mano así en el mar como en la tierra<br> contra todas o cualquier pidiólo por testimonio. E todos los que allí se hallaron respondieron<br> el capitán Vasco Núñez de Balboa, quellos eran<br> como él,<br> servidores de los Reyes de Castilla é de León<br> y eran sus naturales vasallos<br> estaban prestos é aparexados para defender<br> lo mismo que su capitán decía, é morir<br> si conviniese sobre ello, contra todos los reyes<br> é príncipe é personas del mundo,<br> é pidiéronlo por testimonio. E los que allí se hallaron<br> son los siguientes: el capitán Vasco Núñez de Balboa<br> Andrés de Vera, clérigo; Pizarro Francisco<br> Bernardino de Morales; Albitez Diego;<br> Rodrigo de Velázquez, Perez Fabián<br> Francisco Valdenebro; Gonzalez de Guadalcama Francisco<br> Sebastián e Grijalba; Muñoz Hernando<br> Hernando Hidalgo; de Bolaños Alvaro<br> Ortuño de Baracaldo; vizcaíno, de Lucena Francisco<br> Bernardino de Cienfuegos, asturiano; Ruyz Martín<br> Diego de Texerina, Daza Cripstobal<br> Johan de Espinoza; Rubio de Malapartida Pascual<br> Francisco Pesado de Malapartida; de Portillo Johan<br> Johan Gutierrez de Toledo; Martín Francisco<br> Johan de Beao. Estos veinte é seis y el escribano Andrés de Valderrábano<br> fueron los primeros cripstíanos que los pies<br> pusieron en la Mar del Sur<br> y con sus manos todos ellos probaron el agua nueva<br> por ver si era salada<br> como la destotra Mar del Norte:<br> é viendo que era salada é considerando é teniendo<br> respecto á donde estaban, dieron infinitas Gracias a Dios<br> por ello ... E allí haciendo Vasco Núñez sus autos<br> hizo con un puñal que traía en la cinta<br> una cruz en un árbol en que batía el agua de la mar<br> por señal la posesión que aprendió así.<br> E hizo otras dos cruces en otros dos árboles<br> para que fuesen tres en referencia<br> de la Santísima Trinidad, Padre E hijo<br> y Espíritu Santo... E luego todos los que allí estában<br> hiciéron muchas cruces en otros árboles<br> é cortaron algunos con las espadas<br> continuando la posesión. ==EL ENCUENTRO ES EL HALLAZGO== ... en los pasados días ampliamente te escribí<br> de mi retornada de aquellos países<br> los cuales<br> con la armada y a expensas y por mandato<br> de este serenísimo rey de Portugal<br> hemos buscado y encontrado los cuales NUEVO MUNDO<br> es lícito llamar por la torridazona tanto navegamos<br> que nos encontramos estar bajo la línea<br> equinoccial y tener el uno y otro polo al fin<br> de nuestro horizonte y lo pasamos del todo...<br> perdimos la estrella tramontana<br> y como deseoso de ser autor que señalase<br> la estrella del firmamento del otro polo<br> perdí muchas veces el sueño en contemplar<br> el movimiento de las estrellas del otro polo para señalar cuántas dellas tuviesen menor<br> movimiento y fuesen más cerca del firmamento<br> y no pude con cuantas noches hube con cuantos<br> instrumentos usé que fue el cuadrante y el astrolabio<br> no señalé estrella que tuviese menos de diez grados<br> de movimiento alrededor del movimiento<br> y en esto estando recordé un dicho de nuestro poeta<br> Dante del cual hace mención en el primer capítulo<br> del purgatorio cuando finge salir de este hemisferio<br> y encontrarse en el otro queriendo describir el polo dice: “me volví hacia la derecha y puse mente<br> al otro polo y ví cuatro estrellas<br> nunca vistas sino por la primera gente<br> gozar parecía el cielo con sus llamas<br> de septentrional viudo sitio<br> que privado estás de mirar a aquellas”<br> que según me parece el poeta de estos versos<br> describir quiera por las cuatro estrellas el polo<br> porque anoté cuatro estrellas enfiguradas como<br> una almendra<br> que tenían poco movimiento ==DEL MUNDO EN SU ESPEJO== después de los cincuenta y dos grados del mismo rumbo<br> encontramos en el día de las once mil vírgenes<br> un estrecho<br> cuyo cabo denominamos de las once mil vírgenes<br> por un milagro grandísimo si no fuese por el<br> captán general Magallanes nunca habríamos navegado<br> aquel estrecho porque pensábamos y decíamos<br> que todo<br> se nos cerraba alrededor, pero el capitán general sabía<br> tener que seguir su derrota según viera antes por<br> un estrecho muy justo – en mapa hecho por hombre<br> excelentísimo<br> Martín de Bohemia. Destacó dos naves para ver<br> que había en el fondo de la oquedad. Sobrevino aquella noche una fuerte virazón tal<br> que fue forzoso levar anclas y dejar que nuestras<br> caravelas bailasen por la bahía cuanto cupo A las otras dos en marcha les iba resultar imposible<br> doblar un cabo que se les abría al fondo de<br> aquella garganta<br> ni volver hasta nosotros con lo que sin la menor duda<br> su fin era el choque violento con algún bajío. Ya cerquísima del fondo del embudo<br> y dándose por cadáveres todos avistaron una<br> minúscula boca<br> que ni boca parece sino esquina y hacia allí se<br> abandonaron<br> los abandonados de la esperanza<br> con lo que descubrieron el estrecho a su pesar<br> nosotros andábamos en el empeño de explorar<br> la de garbino<br> recorriendo el estrecho detenidamente...<br> enviamos una lancha bien acondicionada para que otase el cabo<br> del otro mar –volvió anocheciendo el tercer día y<br> explicándonos<br> que habían encontrado el cabo<br> sí y el ancho mar también– el capitán general lloró<br> de alegría designando a aquel cabo deseado<br> porque lo deseamos todos tanto tiempo ==COMO EL AIRE AUN SIN SUELO== En esto estando una cosa nos acaeció de maravillas<br> y se puso sobre un roble un ave<br> la cual nunca vimos<br> y comenzó a decir a muy gran priesa<br> “huid”<br> y esto muchas veces dijo y tan claro<br> decíalo y distintamente como de nosotros<br> uno lo podía decir. Más de mil leguas<br> nos siguió esta ave y con nosotros vino<br> y cuando de poblado cerca estábamos,<br> cuando queríamos comenzar a caminar, en amaneciendo<br> nos lo manifestaba diciendo “buhio”<br> que “casas” quiere decir, y tan cierta era<br> quera maravillosa cosa y que mucha parte fue<br> para que no nos hiciesen daño porque<br> sobre aviso íbamos. Aquí en este asiento<br> que no la oímos nunca más<br> nos dejó esta avecita. Hay en el Pirú gran relación de unos gigantes<br> que vinieron en aquellas partes que en proporción<br> habían de ser aquellos hombres más que tres tanto<br> mayores que los indios de agora Dicen que aquellos gigantes vinieron por mar<br> hicieron guerra a los de tierra<br> edificaron edificios soberbios<br> y muestran hoy su pozo hecho de piedras de gran valor<br> mas que haciendo pecados y especial usando<br> contra natura<br> fueron abrazados y consumidos con fuego que<br> vino del cielo. Cuentan también lo de Yca y Arica que solían<br> antiguamente navegar a unas islas al Poniente,<br> muy lejos,<br> y la navegación era en unos cueros de lobo marino<br> hinchado. De manera que no faltan indicios<br> que se haya navegado al mar del Sur antes<br> que españoles vinieran a ella. Las cosas de gran importancia de naturaleza se han<br> hallado acaso sin pretenderse las más de las<br> yerbas saludables, de piedras, plantas, metales<br> perlas, oro, imán, ambar, el diamante sus propiedades<br> y provechos se han venido a saber por casuales conocimiento<br> que no por arte e industria. La Tórrida Zona es habitable y copiosisimamente<br> se habita cuanto quiera los antiguos lo tengan<br> por imposible. Mas la otra Zona<br> región que cae en la Tórrida y la Polar, al Sur<br> aunque por su sitio comoda sea para la vida humana<br> pocos habitan en ella, pues apenas se sabe de otra<br> del reino de Chile<br> y un pedazo cerca del Cabo de buena Esperanza. Aunque muchos hay de opinión y de mi<br> confieso no estoy lejos de su parecer<br> que hay mucha más tierra que no está descubierta<br> y que esta firme tierra opuesta a la tierra de Chile<br> que vaya corriendo al Sur pasando<br> el círculo o trópico del Capricornio<br> y si la hay<br> es tierra sin duda de excelente condición<br> por estar en medio de los extremos<br> y en el mismo puesto que lo mejor de Europa. Mucho traté e conocí al general Jerónimo<br> Castilla, antiguo poblador del Cuzco<br> al cual faltaban tres o cuatro dedos de los pies<br> que pasando por aquel despoblado<br> a Chile se le cayeron<br> porque penetrados por aquel airecillo<br> cuando los fue a mirar estaban muertos<br> y como se cae una manzana anublada<br> del árbol cayeron mismos sin dolor ni pesadumbre. Refería que un buen ejército que había pasado<br> los años antes después de descubierto<br> aquel reino por Almagro<br> gran parte quedó allí muerta y vió los<br> cuerpos tendidos sin mal olor ni corrupción<br> y añadía aún: que hallaron vivo un muchacho<br> y preguntando como había vivido<br> dijo que escondiéndose en no sé que chocilla<br> de donde salía a cortar a cuchillejo carne de<br> un rocin muerto, y así se había sustentado<br> largo tiempo... la misma relación oí a otros<br> y entre ellos uno que era de la Compañía<br> y siendo seglar había pasado por allí. Cosa maravillosa es la cualidad de<br> aquel aire, frío, para matar, y justamente<br> para conservar los cuerpos muertos sin corrupción. ... que lo había él visto pasando<br> aquellos despoblados y que siéndole forzoso<br> hacer allí noche para ampararse del vientecillo<br> que dijo corre aquel paraje tan mortal<br> no hallando otra cosa a manos<br> juntó cantidad de aquellos cuerpos muertos<br> que había alrededor, e hizo dellos una como<br> paredilla por cabecera de su cama<br> y así durmió<br> dándole la vida los muertos. Pués estas cosas eran tan notables y algo nunca visto<br> en partes otras, me atrevo a escribir dellas porque<br> vivos están los hombres, muchos, que la vieron,<br> que darán<br> fé de mi relación pués quien creyera que mil caballos<br> y quinientas de nuestras vacas y más de cinco mil carneros<br> y ovejas y más de mil quinientos indios amigos y sirvientes<br> al viajar por aquellas llanuras no dejaban más huella<br> por donde pasaban que si nada fuera allí nada<br> así que necesario era hacer pilar de huesos e bostas<br> de vez en vez para que la retaguardia pudiera<br> seguir el ejército<br> nunca dejaba la hierba de enderezarse tras que la hollaban<br> y aunque corta era tan fresca y enhiesta como antes<br> tan raso pais que los hombres se pierden cuando se apartan<br> media lengua un jinete se perdió que nunca<br> vieron más<br> y dos caballos con sillas y bridas que vieron más<br> si rastro quedó por donde haberse ido y por tal razón<br> necesario era el camino señalar con bosta para<br> regresar ahí ya que ni piedras había<br> ni nada más. ==PERO YA QUIENES== indios de Chile le llaman pingueda<br> el cuerpecillo apenas iguala con<br> la cigarra. Está de sutiles plumas,<br> de otros hermosos colores lucidos,<br> bien vestida, naranjadas, doradas,<br> el pico largo y tanto es delgado<br> como una aguja de coser, con el cual<br> recoge el rocío para su alimento<br> y jugo de flores. La cola arqueada,<br> exceden la medida de su cuerpo<br> de más dilatadas plumas pobladas<br> pero constante y continuado vuelo<br> pués aunque no es sublime, más sin fijar<br> el pie muy de paso; la voz y canto<br> tan armonioso si suave aunque no tan como el ruiseñor, lleno y reforzado.<br> En ya del todo las flores marchitas<br> las primeras asperezas sintiendo<br> oh cosa singular, se retira a las<br> concavidades de los árboles con<br> (que en ellas se adormece y sepulta)<br> tan grande suspensión de los sentidos que para muerto y que nada vital<br> ningún movimiento lo percibe, no<br> hasta que la primavera con nuevas<br> yerbas y flores adornan los campos<br> entonces y despierta y resucita<br> y de vida su vigor cobra nuevo,<br> tiende el vuelo por las floridas selvas<br> con su dulce canto alegrando a cuantos así le oyen que de suave y mayor el es más<br> de lo que la pequeñez de su cuerpo<br> promete. Es tan admirable la ave esta<br> que porque muere y renace, que si no<br> muere, la de sus sentidos es rara<br> suspensión, que movimientos en todo<br> el invierno nunca tienen ninguno<br> con alguna más curiosidad las mujeres echando papas<br> y otros adherentes guisan<br> la carne y este potaje llaman<br> locro; de palo platos y cucharas<br> de los mismos sírvenla<br> que mujeres comer no han<br> costumbre establecida<br> mucha tienen, con cuchara Solamente los hombres, más<br> por qué no se les igualan<br> y penetrados están<br> que el que con dedos coman<br> los tuétanos se chupan<br> y se consume y quita<br> –envejece– las fuerzas<br> No ha de comer el hombre por esa causa con dedos que<br> poco importa coman las mujeres<br> que aunque tuétanos se<br> chupen, enflaquezcan y debiliten<br> por los dedos importa poco porque<br> soldados no han de ser<br> y no hace que envejezcan<br> el caso porque hay muchas El silencio del valle, su agradable frescura<br> ese pequeño grupo de bonitas mujeres reunidas<br> en este oasis<br> todo hacía recordar las escenas de Ossian<br> mientras algunas damas recogían frutas<br> las guitarras estaban ya<br> afinadas<br> y lánguidas canciones inspiraban dulce melancolía.<br> Se nos trajo leche excelente<br> ¿y los chilenos<br> se extrañaron cuando nos vieron mezclarles fresas<br> la leche decían con ácida fruta no podía dejar de hacer mal. Con pán, galletas, azúcar, leche<br> y fresas hicimos deliciosa colación<br> Vinieron después los aires alegres de las danzas<br> acordes vivos de fandango, cachicha y otros pasos<br> del país –los ojos de las mujeres brillaban<br> alegremente y el baile principió– todos son de carácter<br> los gestos, los movimientos más que el paso<br> forman el secreto de su encanto<br> la danza sirve a las chilenas para lucir<br> gracias tan seductoras que disponen en su favor<br> los espíritus más preocupados Entonces principiaron a circular<br> en la punta de los tenedores los pequeños trozos<br> escogidos de las viandas que las damas enviaban<br> a los hombres como una manifestació<br> íntima de preferencia y amistad.<br> Contestaba el favorecido de la misma manera<br> ¿con estupefacción del recientemente<br> desembarcado.<br> Otra costumbre familiar chilena es la de rogar<br> a una dama que endulce el licor de nuestro vaso bebiendo primero; de cambiar de vaso enlazando<br> los brazos y vaciándolo.<br> El desembarcado abría ojos tamaños<br> encontrando demasiado expresivas tales demostraciones<br> sin embargo las damas no les daban mayor<br> importancia y todas esas libertades<br> no eran sino demostraciones de afecto<br> un poco vivas que no envolvían ningún<br> pensamiento reprensible. 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