Entrega final VIII Consuelo Miranda Barroso

De Casiopea
Revisión del 20:54 4 sep 2014 de Chicho (discusión | contribs.) (Página creada con «{{Tarea |Título=La magnitud de mirar por la ventana |Asignaturas Relacionadas=Taller de Amereida 2014, |Carreras Relacionadas=Arquitectura |Alumnos=Consuelo Miranda, |Im...»)
(difs.) ← Revisión anterior | Revisión actual (difs.) | Revisión siguiente → (difs.)



TítuloLa magnitud de mirar por la ventana
AsignaturaTaller de Amereida 2014
CarrerasArquitectura
Alumno(s)Consuelo Miranda

La magnitud de mirar por la ventana

Si bien mirar por la ventana es un acto cotidiano que toda persona hace en algún momento del día, existe el prejuicio o la tendencia a desaprobar dicho acto. Es asumido por la sociedad que deberíamos ocupar nuestra mirada en trabajar, estudiar o descifrar algo de provecho. Se supone que la mirada debiese ser utilizada para resolver cosas, por lo que al mirar por la ventana se esta “supuestamente” perdiendo el tiempo.

Este paradójico acto que ocurre en el día a día, no es para ver lo que ocurre en el mundo de afuera, sino al contrario, una practica que ayuda a descubrirnos, a descubrir los contenidos de nuestra propia mente. “No siempre es fácil notar la diferencia entre pensar y mirar por la ventana” – Wallace Stevens.

Dicho lo anterior puedo mencionar lo dicho en clases, “la poesía nos deja frente a nosotros mismos”, para así hacer una relación con el acto de mirar por la ventana que si bien se tiene considerado como un acto de procastinación, en su verdadera magnitud nos deja también frente a nosotros mismos.

“La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar al mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo; crea otro… Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre; ya lo llevaba dentro” – Octavio Paz.

¿Porque entonces la poesía y mirar por la ventana nos dejan frente a nosotros mismos?

Según el concepto de poesía de Jorge Luis Borges, la poesía es algo íntimo, algo tan esencial que no puede ser definido sin diluirse, sería como tratar de definir un color, el amor o la caída de las hojas en el otoño. Seria como tratar de definir la esencia de algo. La única definición posible seria la de Platón precisamente porque no es una definición, sino porque es un hecho poético. Cuando Platón se refiere a la poesía dice: “esa cosa es liviana, alada y sagrada”. Esa seria en cierta forma una definición de la poesía, ya que no la define de un modo rígido, sino que ofrece a la imaginación esa imagen de un ángel o de un pájaro, es por esto que la poesía nos deja frente a nosotros mismo, porque nos deja en un cierto grado de libertad, y al estar frente a uno se esta en libertad, se está en la esencia. Por otra parte no lejana, el acto de mirar por la ventana y no reparar en lo que se ve, trae una forma de melancolía ya que se esta pensando en uno mismo, recordando o esperando, y no viendo las cosas del mundo, se esta entonces frente a uno mismo.

Entonces

¿qué es realmente estar frente a uno mismo?

“Caminas adentro de ti mismo y el tenue reflejo serpeante que te conduce no es la última mirada de tus ojos al cerrarse ni es el sol tímido golpeando tus párpados: es un arroyo secreto, no de agua sino de latidos: llamadas, respuestas, llamadas, hilo de claridades entre las altas yerbas y las bestias agazapadas de la conciencia a obscuras. Sigues el rumor de tu sangre por el país desconocido que inventan tus ojos y subes por una escalera de vidrio y agua hasta una terraza. Hecha de la misma materia impalpable de los ecos y los tintineos, la terraza, suspendida en el aire, es un cuadrilátero de luz, un ring magnético que se enrolla en sí mismo, se levanta, anda y se planta en el circo del ojo, géiser lunar, tallo de vapor, follaje de chispas, gran árbol que se enciende y apaga y enciende: estás en el interior de los reflejos, estás en la casa de la mirada, has cerrado los ojos y entras y sales de ti mismo a ti mismo por un puente de latidos: el corazón es un ojo.” – Octavio Paz.

Entonces estar frente a uno mismo se podría definir como la capacidad o la cualidad a veces olvidada o ignorada del ser humano de sentirse, es el acto pleno de reencontrarse con uno mismo, ser capaces de reconocerse en un abismo, un abismo que se da de manera fugaz pero que permite la permanencia en uno mismo. Es por esto mismo que uno nunca esta solo, pues siempre se esta con uno mismo y tanto así la poesía como mirar por la ventana ayudan a reencontrarnos y permanecer con nosotros en nosotros, pues nada que no sea observado puede permanecer cerca ni entenderse, es entonces que el quedar frente a uno trae consigo también una dimensión de reflexión y entendimiento personal que queda de manera transcendental en nosotros mismos. Se produce entonces una rebelión pacífica contra el mundo automatizado, y tanto la poesía como las ventanas son espejos de aire libre por donde podemos mirarnos sin asfixia y permitir que la creatividad vuele, es un acontecimiento para el espíritu. “Quien conoce a los demás es inteligente. Quien se conoce a sí mismo tiene visión interna. Quien conquista a los demás tiene fuerza; quien se conquista a sí mismo es realmente poderoso” . Tao Te King

Volviendo al enjuiciado acto de mirar por la ventana, se desprende de él también la detención, una pausa en la rutina del día que regala el dialogo con uno mismo a través de la mirada al abismo.

“Las cosas grandes del mundo sólo pueden realizarse prestando atención a sus comienzos pequeños” – Lao Tsé Es por esto que encontrarse con uno mismo, quedar frente a uno es la esencia de todo ser, es la necesidad básica del vivir con la cual se logra la armonía en el existir. Por otra parte, creo que el poder estar frente a uno mismo comenzó como un acto casi impuesto por la cultura, era algo tan internalizado que no daba extrañeza alguna por ejemplo mirar por la ventana. Para entender lo que es cultura (del latin cultum = cultivar) lo que tenemos que hacer precisamente es mirar lo que somos nosotros, los seres humanos. Seres en constante movimiento, creación, desarrollo, etc. La cultura son todas aquellas expresiones, que hemos ido incorporando en la naturaleza, como el arte, pensamientos, literatura, en fin, toda creación humana es cultura. Mencionado esto, viendo lo anterior del lado del oficio, la arquitectura regala en las aberturas (ventana) algo mucho mas profundo que la ventilación e iluminación. La ventana enciende, permite el encuentro con la luz, como también al dejarnos frente a nosotros mismos permite despertar conciencia de manera introspectiva, ya que no se observa el horizonte que se presenta ante el ojo, se observa el espejo de ese horizonte que esta tras los ojos, esta dentro de uno.

Hago referencia a una exposición de fotografía, “verse a sí mismo”, en la que Jerzy Olek dijo, “Uno no puede verse a si mismo que no sea un reflejo en el espejo. No obstante, es posible expresar nuestro “yo” mediante otras personas, a través del ambiente que nos rodea o con objetos especiales. También es posible mostrar a si mismo de otra manera, es decir, podemos poetizar nuestra persona: borramos la realidad evidente de nuestra figura, nos escondemos en un mundo ficticio, provocando. Podemos presentarnos absolutamente cambiados o, simplemente, muy sinceros.”

¿Cómo me veo? ¿quién soy? ¿qué me caracteriza y que es típico para mi? Son las preguntas que se presentaban en la exposición. Estas preguntas nos llevan a la reflexión, y automáticamente al dialogo con uno mismo, en este caso a través de la fotografía, pero si lo extrapolamos a la poesía, o bien a mirar por la ventana, nos daremos cuenta también que en el conocerse y verse a si mismo se origina la aceptación y conocimiento tanto propio como de otras personas, ya sea a través de la palabra poética o del abismo que se presenta frente a nuestros ojos.

Demasiadas personas gastan su tiempo, es decir su vida, en hacer cosas que no les llenan, en llamar la atención y satisfacer a personas que no les aportan ni verdaderamente les importan. Nada les proporciona un gran placer y la única solución que encuentran es encadenar múltiples y veloces placeres, plenamente sustituibles. Buscamos aprobación y soluciones externas cuando tenemos que encontrarlas dentro de nosotros mismos. Encontrarse con uno mismo significa, aceptarse plenamente, ponerse en valor, tener confianza, conectar con nuestro propósito vital, y tener la conciencia de estar en el camino. Con esto no pretendo dar a entender que la poesía y mirar por la ventana son métodos de autoayuda ni mucho menos, es solo hacer una leve referencia a que al estar frente a uno mismo, y saber reconocerse, nos deja de lleno en la armonía cotidiana, ya que al saber detenerse en uno, logramos escapar de la rutina y así poder ver la belleza del día a día, entonces cuando logramos detenernos la rutina se vuelve bella y deja de ser un tormento. Y entonces con este punto de partida, se va desencadenando lo desconocido; pues habiéndose reencontrado con uno, habiéndose reconocido nos sentimos seguros, estamos en libertad, y esa seguridad en libertad hace que lo desconocido se vuelva algo grato, pues lo desconocido tiende a darnos miedo por ser algo no vivenciado.

Se podría concluir entonces, que el estar frente a uno mismo nace de la nada, de la esencia de todo ser humano.


bibliografía

http://www.poesi.as/Octavio_Paz.htm http://www.samaelgnosis.net/frases/sagrados.htm http://www.fotomedium.pl/ http://www.poets.org/poetsorg/poet/wallace-stevens