Diferencia entre revisiones de «Encargo 05 Epistemología - Conceptos / Marina Cabezas»

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=Referencias=
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*Rosental- Iudin  
*Rosental- Iudin https://www.une.edu.pe/formacion-docente/wp-content/uploads/2020/09/Diccionario-Filosofico.pdf
https://www.une.edu.pe/formacion-docente/wp-content/uploads/2020/09/Diccionario-Filos
ofico.pdf
*Cruz,A. 2001. Don Arquitectura. Libro I. Santiago: Editorial ARQ.
*Cruz,A. 2001. Don Arquitectura. Libro I. Santiago: Editorial ARQ.
*Cruz, A. 2005. El acto arquitectónico. Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso
*Cruz, A. 2005. El acto arquitectónico. Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso

Revisión actual - 10:20 27 sep 2022



TítuloEncargo 05 Epistemología - Conceptos / Marina Cabezas
AsignaturaPresentación: Epistemología en Arquitectura y Diseño
Del CursoPresentación: Epistemología en Arquitectura y Diseño 2022
CarrerasDiseño
5
Alumno(s)Marina Cabezas

Observación

““Observar” sería entonces esa actividad del espíritu (y del cuerpo) que nos permite acceder, una y otra vez, a una nueva, inédita, visión de la realidad. Observar, en el sentido que lo estamos considerando, se convierte en una verdadera abertura. Se trata de algo profundamente artístico y por ende poético. (...) A través de la Observación nosotros esperamos tener una suerte de “videncia” (como diría Rimbaud) de algún o algunos aspectos de la realidad. Se trata evidentemente de algo que no se puede garantizar, de un regalo o don; no es un procedimiento, un método, que conduzca necesariamente al éxito. (...) Es una suerte de mirada penetrante y casi misteriosa que nos permite acceder cada vez, en cada caso a una nueva realidad. Por la Observación lo aparentemente conocido, lo ordinario, lo trivial, lo cotidiano, sale de lo neutro y homogéneo y cobra sentido, vale decir cobra un sentido. Y comparece así como algo nuevo, inédito, que nos sorprende.” (Fabio Cruz)


Acto

“El acto primeramente presenta. En su presentar es concluso, no así en su representar. Por tanto ese entendido antedicho de ir en lo concluso, lo es con el acompañamiento de la representación inconclusa (...) Es el reposo del acto, que corona su conclusividad. Pero el reposo no solo se da al término del acto, sino que también en su comienzo, pues es la base en que se apoya, en que reposa el acometer y consumar. Entonces el acto viene de un reposo y va a un reposo. Este es su pulso. (...) en el acto se tiene que ese traer lo aún cubierto es abrir. Y que tratar que lo abierto se genere, es fundar. Le dan así dos faenas o labores dentro del pulso creativo. Así el acto abre y funda lo que entendemos por la forma. (...) el acto se ubica en la inconclusividad de la representación. De donde esas disposiciones naturales educadas inherentes al oficio van acompañadas con la educación de las disposiciones naturales del ubicarse. La que discierne origen y generación, abertura y fundación. O sea, con forma. Repárese que se dijo antes que el acto abre y funda la forma; por tanto se trata de un mutuo originarse y generarse de la forma con el abrir y fundar.” (Alberto Cruz)

“Nombra genéricamente un modo de habitar” (Fabio Cruz)

Forma

“Esta es presencia y representación.” (Alberto Cruz)

La forma es entendida a veces como la causa formal, a diferencia de la causa material; esta contraposición entre los dos tipos de causa es paralela a la más general que existe entre la causa formal y la materia. La materia es aquello con lo cual se hace algo; la forma es aquello que determina la materia para ser algo, esto es, aquello por lo cual algo es lo que es. (Aristóteles)


Espíritu

(del latín “spiritus”, literalmente: soplo, aire finísimo, hálito, aliento, olor). Concepto que, en el amplio sentido de la palabra, es idéntico a los conceptos de lo ideal, de la conciencia como forma suprema de la actividad psíquica; en el sentido estricto del término, es equivalente al concepto de pensamiento. En la historia de la filosofía se diferencian el espíritu subjetivo (sujeto, personalidad, individuo) —cuya absolutización lleva al idealismo subjetivo— y el espíritu objetivo (conciencia social, objetivación de las facultades humanas) que conduce —si se sostiene su carácter primario— al idealismo objetivo. La filosofía grecorromana de la Antigüedad concebía el espíritu como actividad teórica (para Aristóteles, por ejemplo, la forma superior de la actividad del espíritu es el pensar sobre el pensamiento, el placer de teorizar). Sin embargo, también se entiende el espíritu como principio suprarracional cognoscible inmediata e intuitivamente (Plotino). Este punto de vista entronca con la religión, según la cual el espíritu es Dios, una esencia sobrenatural, susceptible de ser únicamente objeto de la fe. La filosofía clásica alemana subrayaba el carácter activo del espíritu, lo veía como actividad de la autoconciencia. Así, Hegel concebía el espíritu como unidad de la autoconciencia y de la conciencia, unidad que se realizaba en la razón; como unidad entre la actividad práctica y la teórica del espíritu sobre la base de la práctica: el ser del espíritu es su hacer aunque esta hacer es interpretado sólo como conocimiento. El espíritu, según Hegel, supera lo natural y se eleva hasta sí mismo en el proceso del autoconocimiento. La filosofía materialista considera al espíritu como lo secundario respecto a la naturaleza. Para los materialistas de la antigüedad, el espíritu es la parte más racional del alma, derramada por todo el cuerpo. Los materialistas de los siglos XVII-XVIII (Hobbes, Locke, La Mettrie) concebían el espíritu sólo como una variedad del conocimiento sensorial. El materialismo dialéctico no reduce lo espiritual a la simple suma de sensaciones y rechaza la representación del espíritu como de algo que existe con independencia de la materia. Lo espiritual es función de la materia altamente organizada, es resultado de la actividad práctica material, histórico-social de los hombres. La vida espiritual de la sociedad —conciencia social— aparece como reflejo del ser social. Al mismo tiempo, influye de manera activa sobre éste, sobre la actividad práctica de la humanidad. El concepto de espíritu también se emplea en el sentido metafórico como sinónimo de esencia: espíritu de la época, espíritu del tiempo.

Elogio

Elogio procede en su etimología del latín elogium, que significaba inscripción sobre una tumba, sobre un exvoto o sobre una escultura. También designaba a notas o cláusulas de un testamento y a sumarios de una causa o registros, pero de su primer valor es de donde se deriva nuestro significado actual de alabanza, pues los epitafios sobre tumbas o inscripciones sobre imágenes se hacían para alabar al difunto o personaje. De ahí también el verbo elogiar.

Se piensa que el vocablo latino elogium es seguramente un préstamo deformado por etimología popular del griego elegeíon, de manera que se asoció a logos (palabra) o al verbo latino loqui (hablar). La raíz de esta palabra es la misma que la del verbo griego legein (expresar, hablar) y del vocablo Aóyoc (palabra, discurso, tratado), de donde tenemos vocablos como léxico, dislexia, lógica, analogía, epílogo, etc. Se detecta en ellas la raíz indoeuropea “leg” (recoger, colectar y hablar), a la que también se vincula el verbo latino legere (escoger, recoger, leer).

Un elogio es, en la actualidad, toda alabanza que se hace de algo o de alguien, destacando sus méritos, características, formas, belleza, conducta, dotes intelectuales o físicas, etcétera. Se elogian las virtudes.

Referencias