Encargo 02 Epistemología - La Luz y el Sonido como Partida / Mabel Núñez

De Casiopea
Revisión del 18:10 23 ago 2020 de Mabel (discusión | contribs.)
(difs.) ← Revisión anterior | Revisión actual (difs.) | Revisión siguiente → (difs.)


TítuloEncargo 02 Epistemología - La Luz y el Sonido como partida / Mabel Núñez
AsignaturaPresentación: Epistemología en Arquitectura y Diseño
Del CursoPresentación: Epistemología en Arquitectura y Diseño 2020
CarrerasDiseño
02
Alumno(s)Mabel Núñez
PDFArchivo:Encargo 02 Epistemología - La Luz y el Sonido como Partida - Mabel Núñez Tobar.pdf

La Luz y el Sonido como Partida

  • Inicio del relato:

Sobresaltada despierto de mi duermevela con un grito atrapado en la garganta, las bestias rugen fuera de mis aposentos, la contienda no parece dar tregua sus rugidos parecen desplazarse por el espacio invisible a mi, finito es el tiempo que transcurren los ruidos hacia el silencio, la penumbra me rodea espesa como almíbar, los bordes de los objetos que me rodean se disuelven en la oscuridad de la umbra, así que busco bajo las ropas de mi lecho, mi mano se cierra por los bordes helados de una caja delgada y negra, mi pulgar busca una incisión en su lisa superficie hasta que la encuentra, el resultado de la acción es una explosión de luz que me obliga a entrecerrar los ojos, hasta que ellos se acostumbran, lo que veo no me sorprende, nuevamente condenada por los números inscritos, cierro los ojos, dejo caer la caja negra entre los ropajes y espero en el silencio otorgado por la oscuridad, a que los dioses traigan descanso al cuerpo cansado.

Nuevamente una bestia me despierta del sueño regalado, su llanto insistente resuena con la blanquecina luz que se filtra por la translúcida tela. Resignada me levanto y tomo en mis brazos a la bestia inquieta, salgo por el umbral de mis aposentos y un espacio delgado y extendido me recibe, umbrales ocultos hay a mi izquierda y derecha hasta llegar a una salón iluminado en volúmenes tenues y distantes; giro a mi derecha y me encuentro con un umbral oculto por madera; hay un ritual para salir por el cada mañana, aun con la bestia en brazos, busco con mi mirada una caja negra con una marca redonda y translúcida con signos inscritos en ella, la presiono con mi pulgar y rápidamente,(antes que termine de sonar el último de los tres pitidos consecutivos) busco y giro la barra metálica, tirándola hacia mi cuerpo, doy pasos hacia atrás, porque la cubierta de madera se desplaza hacia el interior del salón, suelto la barra metálica y salgo por el umbral develado ante mi. El exterior en su claridad opaca, me saluda con aire fresco y helado, así que suelto a la bestia para que recorra el paraje verde, sigo con la mirada los bordes que nos retienen, horizontes sucesivos en los que descansa mi mirada, el silencio otorga cierta paz antes de empezar el día, una vez terminado el recorrido la bestia regresa al umbral del que salimos, esperando ser recogida. Una vez más, con la bestia en mis brazos, empujo la madera para entrar al salón, una vez en el interior, vuelvo a empujarla a su posición original y espero el pitido y la luz de la marca redonda y translúcida, que me anuncia el fin del ritual. Regreso por el mismo camino a mis aposentos y dejo a la bestia en su interior; me muevo hacia el marco de tela por donde se filtra la luz blanquecina, y tomo de uno de sus costados una cuerda incrustada en pequeñas esferas, tiro de ella y la tela se desplaza hacia arriba enrollándose sobre sí misma hasta que mi vista se enmarca en el horizonte exterior , un caos de innumerables objetos es lo que veo, así que le doy la espalda y veo lo que la luz ilumina en el interior, montes y valles de ropaje, la caja delgada y negra se asoma entre ellos, así que la tomo y presiono la hendidura, la superficie plana se ilumina y los números me saludan sin condenación. Escucho tenues voces, los demás habitantes también despiertan del sueño.


  • Pequeña Reflexión:

En relación al relato anterior nos referimos a la luz y el sonido como partida, como sensaciones del acto de despertar, y este despertar, como acontecimiento primigenio, como un acto que se repite cada día, como una acción divina que se espera se vuelva a repetir (Hübner,1996). Entonces el arjé, se nos muestra por los sentidos, lo que pensamos y “que logramos nombrar pareciera cobrar existencia y sale del mundo homogéneo de las posibilidades (del caos).”(Cruz, 2003).