Elizabeth Cárcamo González /Observación acto reverente

De Casiopea
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A C T O r e v e r e n t e

Domingo de resurrección, Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Quilpué.


La gran convocatoria que reúne a cientos de fieles en cada una de las misas ofrecidas por la iglesia, genera un gran flujo que conlleva no solo a ocupar los asientos dispuestos sino que también a estar de pie. La capacidad que alberga el espacio en sus asientos se ve totalmente superada y se empieza a mirar hacia los espacios remanentes entre los fieles.

Esta condición se ve reflejada en la aglomeración de sus naves laterales y sus entradas. Se produce un cambio de ritmo que conlleva a una detención. ¿La misa necesita por obligación una conexión visual entre los fieles y el altar?, al parecer no, ya que este es un proceso introspectivo, de ensimismarse, a momentos cerrar los ojos y encontrarse con el recogimiento, con la reflexión. Es por esto la importancia acústica en estos lugares religiosos, los fieles vamos a escuchar la palabra de Dios, a cantar, a orar y no necesariamente ver al padre o el altar.

Es de esta forma como se reconoce que el acto religioso es con el oído, no necesariamente un acto visual, pero debe tener direccion. El espectáculo es el recogimiento de cada uno y como se recibe la palabra de Dios.