ENCARGO2: CIUDAD MEDIEVAL

De Casiopea
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ENCARGO2: CIUDAD MEDIEVAL

El legado en las ciudades

El legado clásico de la ciudad medieval

La civilización occidental está basada en el legado de las civilizaciones clásicas, griega y romana, y una de las mayores herencias es el modelo de hábitat urbano: las ciudades. Las primitivas ciudades griegas no manifestaron un orden regular en su trazado urbano, y su lugar preferente la acrópolis, que al igual que las ciudades orientales destinaba su parte principal y de esplendor a los dioses. Pero más tarde Grecia incorporo un elemento nuevo a la ciudad de los hombres (en contraposición a la ciudad de los dioses): el ágora, lugar de encuentro social, político y cultural de los ciudadanos. No solo fue un lugar, sino una estructura urbanística reflejo de la nueva forma de organización política y social. El plano ortogonal aparece, mas tarde, en las ciudades coloniales. Este trazado regular de calles cortadas perpendicularmente dando origen a manzanas regulares se expandió por el mediterráneo en las fundaciones griegas del periodo helenístico. Los romanos, herederos del pueblo etrusco y conocedores de los modelos urbanos helenísticos, plasman en el diseño de sus ciudades un trazado regular ortogonal, e incorporaron el foro como elemento singular, con funciones de centro cívico, Con esta base parten las ciudades medievales. La red de ciudades de origen griego y romano perdura en el tiempo y se incorporan parcialmente, en una proporción importante, a la red urbana medieval aportando la racionalidad del plano y estructura urbanística.

El legado de la ciudad medieval en la red urbana actual

La sociedad actual es consciente del legado urbanístico de la ciudad romana y sus pervivencias en la ciudad actual, pero con ser este importante, mayor ha sido la influencia de la ciudad medieval en la red urbana europea actual. Tras un largo periodo de inestabilidad que siguió a la descomposición del imperio romano, la forma de vida urbana sufrió un repliegue, volviendo sus habitantes a una vida rural, que garantizaba de forma más eficaz la subsistencia y estaba menos expuesta a los ataques depredadores de bandas dedicadas al pillaje. Entorno a los siglos IX y X se genera un nuevo modelo de incipiente vida “urbana” en torno a los centros de poder que garantizaban ciertas protecciones y seguridad: los castillos y monasterios. Sobrepasado el año mil, mejoran las condiciones de seguridad, hay poderes más fuertes que pueden garantizar un cierto grado de paz y comienza el renacer urbano con una fuerza y una difusión, por toda Europa, inimaginable. La ciudad se desprende del castillo o monasterio. El modelo urbano medieval, cuando pervive sobre un soporte físico romano, se trasforma aportando nuevas construcciones propias que alteran, en parte, el diseño urbanístico. Cuando se genera en torno a los centros de protección como castillos o monasterios, su forma se acopla a la estructura de los centros generadores y se extiende en torno a dichos centros generando calles sinuosas, concéntricas o en pendiente que han generado el modelo de ciudad medieval, con calles estrechas y tortuosas. Pero este modelo solo afecta a una parte de la red urbana medieval. Debemos tener en cuenta el otro modelo urbano que se genera en la edad media, el de las ciudades nuevas. Ciudades concebidas según un plan diseñado, siguiendo modelos racionales con lógica geométrica parecidas a las del mundo clásico. Por toda Europa se construyen ciudades y villas con el modelo de las “bastidas”, de plano ortogonal, ciudades de planta regular o cuadrada, según la superficie en la que se asientan, con un trazado vario en cuadricula.

Ref. Bibliografica

“Historia urbana medieval.” Beatriz arizaga – Javier Añibarro Rodriguez. Pag 6-7-8

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