Diferencia entre revisiones de «Dadaísmo como impulsor de la contracultura - Marcos Benavides Rodríguez»

De Casiopea
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|Alumnos=Marcos Benavides
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Revisión del 00:46 22 sep 2020



TítuloEnsayo 1-2oS 2020
AsignaturaPresentación de las Vanguardias a la Contemporaneidad
Del CursoPresentación de las Vanguardias a la Contemporaneidad 2020 - Andrés Garcés
CarrerasArquitectura
1
Alumno(s)Marcos Benavides

Dadaísmo como impulsor de la contracultura

Caricaturas en Viñetas burlándose de la situación política Nacional en Rumanía. Exposición organizada con motivo del Centenario de la Gran Unión.

Rumania Antes de la Guerra

Desde el 14 de agosto de 1916, el Reino rumano entraba en guerra tras dos años de neutralidad (1914-1916). La firma, el 4 de agosto de 1916, del Tratado de alianza con Rusia, Francia, Reino Unido e Italia fue acogida favorablemente por gran parte de la opinión pública de Rumanía y, de acuerdo con la Convención militar anexa al Tratado, Rumanía declaró la guerra a Austria-Hungría. El Rey Ferdinand I de Hohenzollern-Sigmaringen, alemán, decidió que “la dinastía seguirá el destino del país, vencedora con él, o vencida con él”[1] y, junto al gobierno dirigido por Ion I. C. Brătianu, tomó la decisión de entrar en guerra, consciente de que era un paso decisivo en el camino hacia la unificación nacional del Estado rumano, independientemente de los peligros.

El Reino de España tomó la decisión de permanecer neutral durante toda la Primera Guerra Mundial, por un Real Decreto del 7 de agosto de 1914, siendo el más importante estado neutral de la guerra.

Evitando situarse de parte de las Grandes Potencias o de la Entente, España se implicó en la ayuda humanitaria a los prisioneros de ambos bandos, enviando médicos españoles para trabajar en los equipos de la Cruz Roja Internacional. Los oficiales médicos de la misión española destacaron por su profesionalidad y valentía, operando heridos, luchando contra la epidemia de tifus que estalló durante la guerra, salvando miles de vidas con sus intervenciones.


Generación Dadaísta

Durante la Primera Guerra Mundial, Suiza, a diferencia de Rumania, continuó actuando como un país neutro, razón por la cual muchas personas vieron en ese país un refugio privilegiado. Entre esas personas se contaban artistas, músicos y escritores venidos de todas partes de Europa.

Aquella joven generación de creadores estaba en contra del caos bélico producido por la guerra de trincheras, a la que interpretaron como un signo de la decadencia de Occidente. En efecto, lo que lucía como una promesa de desarrollo y progreso durante la segunda revolución industrial (signada por el matrimonio entre ciencia y tecnología), pronto se convirtió en muerte masiva.

Dadaismo.Mb.2020.vanguar.en1.02.png

Obra por Marcel Duchamp. Sus expresiones irrumpen en lo lógico y el medio de la razón, exponiendo obras nunca antes vistas en museos y exposiciones.

Animados por sus valores antibelicistas y su profundo sentido crítico social[2], un grupo de artistas y escritores fundó un movimiento literario y artístico que expresaba su desacuerdo y decepción frente a la incapacidad demostrada por los discursos oficiales como la ciencia-tecnología, la religión, la filosofía (el idealismo) y las ciencias sociales (el positivismo) para evitar la destrucción de Europa.

En este conexto, nace un nuevo movimiento cultural, un movimiento que se define en su antítesis, en lo que no es. El dadaísmo es un movimiento artístico y cultural que surgió en 1916 en el Cabaret Voltaire en Zúrich, Suiza. Fue propuesto por Hugo Ball, escritor de los primeros textos dadá; posteriormente, se unió Tristan Tzara (Rumano) que llegaría a ser el emblema, y uno de los más reconocidos del dadaísmo[3]. Una característica fundamental del dadaísmo es la oposición al Positivismo imperante en la época y a su concepto de razón. En sus jugadas artísticas, contaban con pintores, músicos, escultores y poetas.

El Dadá se caracterizó por rebelarse en contra de las convenciones literarias y artísticas y, especialmente, por burlarse del artista burgués y de su arte. Su actividad se extiende a gran variedad de manifestaciones artísticas, desde la poesía a la escultura pasando por la pintura o la música. Y es ahí donde se concentra, la máxima de las antítesis dadaístas; el ejercicio de manifestación, es mostrarse en contra.

Si bien, muchos de los integrantes del movimiento venían de otras ramas artísticas (Duchamp venía desde el cubismo, Jean Arp desde el surrealismo), su rigor de sátira y manifestarse en contra de lo establecido, los posicionó como contrarios al modernismo, e incluso a las demás vanguardias: el expresionismo, el cubismo, el futurismo y el abstraccionismo, acusándolos, en última instancia, de ser sucedáneos de movimientos y recursos ya utilizados “sucedáneos de lo que ha sido destruido o está a punto de serlo”. La estética dadá niega la razón, el sentido, la construcción del consciente. Sus formas expresivas son el gesto, el escándalo, la provocación. Para dadá la poesía está en la acción y las fronteras entre arte y vida deben ser abolidas.


Aunque la discusión sobre el origen y el significado de la palabra dadá son amplios, no hay un conocimiento legítimo sobre lo que significa la palabra dadá. Las explicaciones de los mismos dadaístas varían tanto que es imposible señalar una y llamarla correcta. Hans Arp, miembro del grupo en 1921, declara lo siguiente en una revista del movimiento: "Declaro que Tristan Tzara encontró la palabra Dadá el 8 de febrero de 1916 a las seis de la tarde. Desde un viejo diccionario”. Otros autores señalan que el nombre del movimiento provino de la onomatopeya del balbuceo infantil. Esto resultó sumamente apropiado para sus creadores, ya que era una palabra absurda y elegida al azar, sin un significado concreto, lo cual obedecía a sus intereses por romper con los sentidos racionales y abrazar lo ilógico, lo lúdico, volver a la infancia.

No queda claro el significado de la expresión dadá. En el manifiesto dadaísta escrito por Tristán Tzara en 1918 se sostiene que:

Dada no significa nada. Si alguien lo considera inútil, si alguien no quiere perder tiempo por una palabra que no significa nada… El primer pensamiento que se agita en estas cabezas es de orden bacteriológico…, hallar su origen etimológico, histórico o psicológico por lo menos. Por los periódicos sabemos que los negros Kru llaman al rabo de la vaca sagrada: DADA. El cubo y la madre en una cierta comarca de Italia reciben el nombre de DADA. Un caballo de madera, la nodriza, la doble afirmación en ruso y en rumano DADA. Sabios periodistas ven en todo ello un arte para niños, otros santones Jesús habla a los niños, el retorno a un primitivismo seco y estrepitoso, estrepitoso y monótono. No es posible construir la sensibilidad sobre una palabra. Todo sistema converge hacia una aburrida perfección, estancada idea de una ciénaga dorada, relativo producto humano. La obra de arte no debe ser la belleza en sí misma porque la belleza ha muerto… (Tzara)[4]

El dadaísmo abrazó lo ilógico y lo absurdo como vías de exploración artística, desdeñando las convenciones de la época y llegando a plantear esta búsqueda como mucho más que una tendencia artística: como una forma de vivir.


Manifiesto Dadaísta por Tristan Tzara. Se presenta la visión contracultural del movimiento.


Así, muchas de las grandes expresiones dadaístas serán posteriormente tomadas y rescatadas por el surrealismo, movimiento que emprenderá la exploración de lo onírico como vía de escape a los horrores engendrados por la razón humana y por el arte “burgués”. De esta forma, el dadaísmo se consagra como uno de los primeros movimientos púramente vanguardistas, sirviendo de inicio y generando bases para representaciones posteriores. El dadaismo se posiciona dentro de las expresiones artísticas más disruptivas, disparando contra la lógica, contra las convenciones estéticas o sociales, contra el sentido común (“Yo destruyo los cajones del cerebro y de la organización social“, decía Tzara). Frente a ello, propugna liberar la fantasía de cada individuo, la superación de todas las inhibiciones y la creación de un lenguaje incoherente..[5]

Referencias

  1. Madrid. (2017). RUMANÍA EN LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL. Instituto Cultural Rumano.
  2. Máxima, J. (2019). Dadaismo. Caracteristicas.co. https://www.caracteristicas.co/dadaismo/#ixzz6YL01NULY
  3. Nuñez, N. (2015). Tristan Tzara: poeta, crítico y coleccionista del antiarte. ElPais. https://elpais.com/cultura/2015/11/13/actualidad/1447411624_602483.html
  4. Calvo Santos, M. (2013). Dadaísmo. Historia del Arte. https://historia-arte.com/movimientos/dadaismo
  5. Farago. (2016). El dadaísmo en tiempos de desorden político y saturación mediática. The New York Times. https://www.nytimes.com/es/2016/06/26/espanol/cultura/el-moma-recuerda-el-dadaismo-y-sus-intentos-de-expansion-mundial.html