Como el último poema
Título | Como el último poema |
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Autor | Godofredo Iommi |
Páginas | 27 |
Imágenes | 27 |
Ancho | 21 cms. |
Alto | 27 cms. |
Fecha | 1954 |
Colección | Poesía |
Fondo | Iommi-Amunátegui |
Conjunto | Carpeta Celeste |
Número de Ingreso | 024 |
Nota | Versión original mecanografiado. Poema perteneciente al conjunto editado con el título Fuese (Escuela de Arquitectura UCV, Viña del Mar 198). En la primera página se lee manuscrito «1954». |
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p. 1
No tengo tiempo la perifrasis
– Pero fuera de las burlas
es cierto
se debe escribir sin Sara
– Vaya que llamarse Tristán y Sara –
y tantas caras que salen de Ia tierra comenzaron literarias.
Me
( no quise indicar otra cosa )
Bueno, es esto: “hay que escribir sin salvarse”
( pero para que, para que llamarlo ? )
al menos en la edad que lleva hasta aquí
( no escribí “hasta esta línea, renglón
o verso” porque Ia palabra “aquí”
tiene otro sentido sin resonancias )
Ven, ven a las ciudades, a las literaturas
a la presión múltiple
p. 2
ellos recogen más que los propósitos
pujantes
empecinados
y los nudos
donde faltan y faltan colores
Si pues escribir concluye en teorías
sin salvarse es demasiado justo
como una adoración
con todo el secreto humano
y el acto
de bailarín
que necesita el trato
ciego trapecio verdadero
para juzgar
y desaparecer real
realmente
vacío
en las puntas del halo
para nunca mostrarse en los
mutis
Y hay tantas preguntas heroicas que aspiran a ser comunes
p. 3
Pero difícil fue confiar
afirmarnos
– cara de cara –
con las imágenes que se van sacando
una de otra
y son palabras del gran sombrero
y como aI caso decir fácilmente “sombrero” al final de una estrofa
para atraer al malabarista. Ah no.
(me acuerdo me a
cuerdo
pero sigo
porque yo tengo en los labios el fin de los dedos)
Quiero otro abismo como un bis
Me expongo Soltar las plumas Pasar Ia ropa del pájaro
Contar en Ia voz
que no tiña
ni dibuje en Ia blancura
el espejo y Ia sombra
Ir consigo. Ir consigo. Cada vez.
Porque Ia llama que alumbra tiene su fuego confuso
y nadie puede describir con exactitud
el dinero que sube y baja
o descender descender de Ia espuma
que secreta el mar
p. 4
el cuidado es una geografía
y no nos perdemos en ella
Creo que hay un solo viajero
para Ia ruta que se sale del prospecto
tan elaborado ya
en multiplicandos y analogías
como una facción
A tiempo A tiempo
– la “a” mayúscula trata
de unirme a su geometría
al álgebra invocada como un verso
antes
antes era antes era No
la palabra “aun”
( que se entienda en este extremo
la significación siguiente: a) no todavía Ia palabra
b) “aun” es mas y es menos que todas las vías
c) la erección que descubre una ausencia
y tantas cosas guardadas
que salen a pasear distrayéndonos )
Escribir sin tachas no oculta el arrepentimiento
y la pureza se entiende mejor que la moral.
p. 5
Pero ser un buen epígono
meterse de cuchara en Ia fuente
en el vientre noble y confuso
desde donde, bien que mal, hemos Ilegado a las manos
a clavos brillantes
al adorno cierto
al coraje de ser sentimental
cuyo animal mueve el aliento
no tiene cola ni cara
turbios que agitan sus pañuelos
para disimular bajo Ia alegría
el fin de sí mismos
pero no el mío – caramba –
Conviene enojarse a Ia manera de los perros que sacuden aguas y pulgas para quedar
en limpiedad
En el jardín vecino, el mantel abre su mesa
la limpieza y la piedad.
p. 6
La intimidad no tiene aparecidos
Palmas y dorsos
con fiar es reaparecernos – patinas y ensueños –
La literatura es un modo de estar en la puerta
inevitable
y la hermosa
ella también
como el consigo del ir consigo.
Pero otra cosa es ir.
El desbande de los humanitarios
atrae los muros
los soñadores de un sueño
y deja la poesía a pasto
libre en los tejados
para el matrimonio del rocío
devuelta a Ia prima donna natural
que es donde caemos los amantes
para encontrarnos sin querer
en medio de Ia perfección de nuestro fracaso
mano de mano
como la “ll”
o una ópera que se da vuelta.
p. 7
Una fidelidad me baja del árbol
y me pone al seco
solitario y desnudo disfraz
del nuevo tacto
que está en Ia voz
( Prólogos, prólogos
para levantarse contra Ia más bella literatura de los poemas que se escriben
También el levantamiento de los pueblos
es igualmente espeso
sabe a sucio
a argamasa de heroísmos
de himnos banales que llegan al alma. Un buen testimonio
para lavársela y afanes.
No traigamos al plato
la carne culpada
Es un asunto a Ia francesa
sacarse la gorra
la gorra del cornudo
con toda Ia melancolía del cornudo
que descubre
cuanto al engañarlo
se echa todo a perder. Todos a perder
con Ia cabeza lo suficientemente baja
para que pase el viento
y el frío retarde una nuca )
p. 8
Cuenta sacarse cuentas
con los trabajos más puros de Ia tribu
– Pero ¿ no ha remontado Ud. nunca un volantín ? –
el hilo que tira a los vientos
desde el viento que lo hace subir
hasta límites de lucro
donde duran los colores
desde los que
será preciso deshacernos
Y sin embargo cualquiera percibe los trucos
con que ellos concluyen sus frases,
Ia impotencia del gesto en su abandono,
su gramática de reposos
un trayecto el trayecto
La cuenta del sacacuentas
contra la de-
cadencia
cuando no hay nada que hacer
porque es triste y razonable
que las cosas sean las cosas
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Reaparecidos.
Es abril este año
y les dije a los alumnos :
“ Hubo un buen y un mal amor de las diferencias
La rebelión exigía el poema
para salirse de Ia tierra y los poetas morían
extraordinariamente jóvenes. Treinta años
era una edad aventurada.
Venía la fiesta
pero Ia música no se entrega simultáneamente
Ahora comienza para cada uno de nosotros
un lugar distinto y de ellos no podrá saberse nada
La cara quiere vivir más
y ustedes traen un abandono más atlético
que apurado
y una pérdida de vivacidad cautivante
en los ojos
y en el braceo
Alguien estudia
acostado en una desmesurada apariencia. Reaparecidos
como seminaristas
tratando familiarmente las virtudes cardinales.
No
ningún espíritu reaccionario tenía tiempo
y otros
se recogieron en las camas viejas
p. 10
del partido
o de los monasterios
Durante Ia guerra se hablaba de ciencia
porque toda escritura es ya disimulo.
– Pájaros, pájaros del simulacro –
Pero ustedes
mis desguarnecidos
desnudémonos todos
con peligro de perversión pero desnudémonos
Paso paso a esta pobreza
Aquí saco el silencio y mato.
Quod scripsi scripsi
y agreguemos
“ todos los comunistas son del siglo diez y nueve ”
No no no no no
de nuevo el poeta
es uno que dice “no”
Me sacudo Ia cabeza
para no estar equivocado
p. 11
No estemos contra la tormenta
que es estar contra el mar.
Soy de nuevo el marinero que aprende a hacer
raros nudos
la cavidad
sin indicar
Expliquémonos desnudos
con una palma de mano que se retira
como quien tira al aire un huevo y lo recoge
acompañándolo en su caída
fieles
p. 12
pero como no voy a entender
que las aguas bajas
casan sus melodías
los estampidos coloreados
a Ia dame de pique
historia de corazones – trulala –
con la fuerza de los que se marchan
como a las áfricas áfricas
desde que el niño
aprende a ver lejos con un dedo
Por cierto que entiendo
y amo
las siete suelas pillas
de la imaginería
adorable
donde termina el aire
en secreto
p. 13
y no desconozco pero no amo
los péndulos sexuales
de casas apatiadas que se arrastran
como babas unientes
de país en país
como una foca encantadora
husmea el sol
y distribuye gracias
cuando se mueve
arenosas
espada
Ellos, ellos también pronuncian
nos saludan
pero oculto sus nombres personales
para ser desagradecido
sin nombre
y retomar los dones
para que este
este
( Para qué, para qué llamarlo ? )
porque en lo que hay que decir
y nunca en lo decidido
estaba la fuerza de habitar. ”
p. 14
abre el vidrio
como el sol tempera e sugella
el universo
que descubre durante
alighieri
– y me complace el uso doble
de la supuesta rima interna
que cometo
ante
su apellido.-
En medio de otra altura – no simplemente los juegos. Y ser capaces de interrumpir
para lo que llegado de encima seque y cuelgue en Ia quebradura. La maldita irri-
tación de unir, de unir siempre, alcanza para traicionarnos
el humo une
cuando deshace.
No, no hay que encerrar el tiempo que se inventa. Igual a las pompas de jabón
trabajan los hombres. Si las palabras se fijan son espejos de si mismas. Y la
poesía huye ante estas cosas, ante el significado de estas mismas frases – redu-
cido a sentido en el poema bajo el espejuelo de un comportamiento.
la pompa de jabón ulula uluIa
amor mío.
p. 15
Dr., ¿me permite?
el tren parte en pocos minutos
las caras desaparecen y se cambian como turnos
irregulares
sonrientes
oyentes
de una sola conversación
– Vamos, vamos
nadie tiene tiempo que perder
y nadie tiene nunca un lugar
porque el lugar nunca es uno solo
– me permite, me permite? –
Quien dice abre las puertas
las recámaras
y es verdad Dr.
semejamos una pierna
sin saberlo
y perdones de collares
perdones de bocas
de sabores
y de manos
gestos que alumbran cuanto duran
la auténtica danza que nada puede contra su propio secreto
p. 16
– perdónanos señor
perdónanos con tambores
con cintas y hojas
y el aire lleno
del mar que saca sus olores de paseo
– Alto. Quién vive ? –
es necesario que las palabras repitan su sonido
indiquen la voluntad de quedarnos en un punto
en este muelle pobre
inedificable para la historia
– Alto. Quién vive ? –
el sentido, sentido solo, es Ia voz del centinela
y los unos a los otros
espiándonos apenas por los visillos
del tren
– La maleta, la maleta –
Pero aun así Dr., da igual
Dónde, dónde nos hemos quedado ? Dónde ?
p. 17
porque hay un olor irresistible
a carne consumida
ácido
y agradable
que levanta Ia humedad de Ia tierra
como antiguas fogatas extinguiéndose
y un solitario en los páramos
Ud. desde tan lejos
y nosotros en Ia costa gris como un año
bajos y pacíficos
dándonos codazos
como en las grandes ciudades
Pero para no perderlo nadie lleva tiempo consigo
y ha sobrevenido la difícil artesanía de los músicos
con su nuevo rey de naipes
anaranjados
sublimes.
Quiebro.
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La lengua elabora su boca
hay que tener miedos de grandes colores que ensanchan el pecho;
callar.
cuando uno pronuncia
el pájaro invisible nace
Hay una especie menor en Ia voz
y gracias a esos silencios vivo.
Oh mis dedos cobardes, rojos, escaldados
un perfume intenso toca Ia orina consagrada y sonora
bajo Ia capa
con calor de aliento
y de interior de lluvias
nombres queridos que guardan en el aire las estaciones
corriendo
tras el templado
y hasta los fines parecen naturales
hundidos en las plantas olorosas del mediterráneo
y los olivos recomienzan la historia más antigua
de vuestros huesos
p. 19
o el cálido carnívoro que se huele
en el regazo
protegido por la vergüenza
el renunciamiento
llamando a los tímpanos azules del agua
con esa comida justa, completa y amigable
Todos en derrota
suaves como un adiós de barco.
Oh franquicia reverberante
vuelve los ojos entre las manos
bolas encantadas
que giran el mundo y dicen vuestras casas
con Ia delicadeza de un olvido
y arbustos salinos
entre aguas amplias que se devuelven presurosas al estero.
Una hora bien tejida en el acecho sensual de las conversaciones
en ronda
en largas campanadas de provincia
parpadeando aI compás de los años
desapercibidos hasta Ia desaparición
el himno de murmullos ablanda las penumbras
sudorosas de estos mobiliarios
tan
tan heredados
y me acuerdo súbitamente de una pájara de vidrio
p. 20
metiéndose con las dos patas
huevos en el vientre. Uno rosa, otro verde claro y el tercero
invisible
atroz
La noche se va de visita y empuja otro olor
de estar haciéndose
haciéndose
haciéndose
también vírgenes mías
ellos también sin pertrechos en la cabaña.
Solo palabras indefensas
bolsillos claros, translúcidos
el aire humano tira, para cumplirse,
sus caballos alados. No.
« Mira las hojas » – me decías – « son las huellas de sus cascos ». – No. No.
Sigue. Pero sigue.
p. 21
mis mejores encuentros son saludos al borde
de un género blanco
del blanco del ojo
del filo blanco de las cartas
que nos echamos los unos adversos, los otros consentidos
una cita que solo puede cumplir el reloj
solitario y tuerto
en media de las sombras y los ruidos de Ia devolución
con que nos intrigan las salas
o ciertas plazas
a alto mediodía.
Estemos juntos donde nadie se reconoce
La familia entra apretada con capas sacerdotales
rubios y felinos expulsando Ia sangre humosa del aire
enjugando los vientos de este invierno
cuya mansedumbre toca las sandalias del errante
y las cabezas de turco flotando en el blanco
en el blanco grande colgado de Ia horca.
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pues sin saber, sin saber las cosas de este mundo
somos dulces compatriotas de un domingo
y queda fijo un estandarte
más fuerte que Ia calle perdida, que Ia caída indetenible
del día
aun en el salón de té
aun en el negocio cerrado de composturas finas
y los clavos de los buques
que cabecean en el muelle sin que nadie
nadie
de las ciudades queridas
logre despertarlos. Un estandarte
rojo y violeta con letras doradas
y yo me descubro Ia cabeza con las dos manos
Es tiempo. Todas las casas se llaman por teléfono;
ha comenzado a llover.
..... porque me alejo y me acerco
del sujeto
semejante a la luna en Ia cama
semejante al vino del almuerzo lleno de buen lugar.
Pero es justo que el hueco aparecido
es justo quo deje de ser palabra o signo
y declare lo que parece.
( Pero soy yo, soy yo quien habla. )
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y esos que dan vueltas por el mundo y salen de abajo de los
zapatos matutinos
fugaces como medias en las manos
con un sonido más claro y desafinado
en el diurno martilleo del mecánico
y hacen tropezar el mercader que cae
y extiende con horrible júbilo los panes, las frutas
las verduras
en la calle mojada, relumbrante
preparada
por el amo
esos que pasan de Ia mañana al crepúsculo
por detrás
mostrándonos una raya que toca el mar
los márgenes del pino
y las ( preguntaré a Fabio el nombre de estas matas
porque él las ve como yo )
y enseñan cuanto se oculta
en el mantel de Ia comida
y provocan Ia falta, Ia falta
en las fiestas vacantes de Ia ciudad.
Donde Ia cara de un hombre se entrega
a la voz que no ocultan mis palabras
y con rigor de asta
de cristal
me hace callan y enlazarme al tintineo de los vidrios
que recogen el rápido
exacto
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cortes
del mediodía
y así ponerme a volar entre cerros y casas
a pesar de oír, de oír
más de lo que se pueda creer
mis amigos.
Pero no puedo escribir sin modulaciones que gobiernen las piedras
( más lejos la zapatera joven y generosa
atraviesa a su marido con una lezna
llena de pelos delicados y verdes, criados bajo el aliento
de un placer
de un gato
de una honda que descubre
el gran sombrero severo
y entrega el culo al aire
para un primero
un primer )
Quiero portarme con entereza
y desdecir sorbiendo todos los vasos que escapan a Ia intención, sin ejercicios ni
prebendas. Es necesario que por fin Ia escritura se arme de sí misma y se entierre
su último poema –
sacrificada aI regalo
a la vivacidad de un contorno
– mis voces –
que labre el acceso a esta casa
de amparo al ebrio
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a la cálida garganta sin sentido
Toda elección pierde indicios
para reproducir la vivacidad que cae desde un poeta
“ Puedo olvidarte ” – repites –
Pero entre
entre
es ahora la poesía
( un “entre” que en estos momentos del poema podemos tomar con los dedos y mirarlo
a gusto
sin peligros
como una brasa dormida )
y en cada sentido un juego
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Cuando escribir no sea más que el testimonio
de como se escribe lo que se escribe . . . . .
Entonces canto.
( amor mío, fronteras, gradual de pampas, de nómades – la travesía
volantín en peregrinaje
desarrollando colores en la quebrada
en el humo figurativo del cielo.
Aparecen las montañas.
Nuestra misma raza humana
un erupto
que desvela en la fiesta
la otra soledad.
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Fondo Iommi-Amunátegui / Carpeta Celeste:
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