Diferencia entre revisiones de «Carla Stipo Tarea 3 - Módulo de Investigación T1 2017»

De Casiopea
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Revisión del 21:54 25 abr 2017



TítuloCarla Stipo T3 - Módulo investigación T1 2017
AsignaturaMódulo Investigación T1 2017
Del CursoMódulo Investigación T1 2017
CarrerasArquitectura
Alumno(s)Carla Stipo




== Fichas de lectura ==

Ficha 1

Valparaiso y su borde costero: oportunidad o espejismo

Alejandro Echeverri, Alberto Texido, Pedro Donoso, Tomás Elizalde, Macarena Carroza . (2016). Valparaiso y su borde costero: oportunidad o espejismo. Santiago de Chile: Sa Cabana.

La dimensión política del paisaje: las vocaciones de una ciudad puerto. (macarena carroza)

El desarrollo de Valparaiso como ciudad puerto alberga una complejidad (o virtud) mayor debido a que esta declarada como patrimonio de la humanidad por la Unesco. Debido a esto su desarrollo portuario no debe desvincularse del paisaje cultural y de su identidad, para que no se vulnere el derecho que tienen los habitantes sobre su patrimonio. Cualquier industria que tenga como fin activar la ciudad solo será virtuoso en la medida que sepan integrar las vocaciones de su territorio. En el caso de Valparaiso reconocer su paisaje significa mirar las posibles formas de vivir en la ciudad, bajo su condición marítima y urbana, convocando un liderazgo que acoja la condición política de ese paisaje y tutele su valor de conjunto.

1.“Saber reconocer la naturaleza del momento que enfrentamos es vital. Y todos los signos indican que la ciudad de Valparaiso se encuentra ahora mismo en ese delicado trance histórico, una instancia que decidirá su renacer o su definitivo hundimiento.” (Pág. 9)

2. “Desde hace décadas, Valparaiso es una ciudad enferma de nostalgia por un pasado glorioso mientras ve como los índices de pobreza, desempleo y abandono no dejan de agravarse. El diagnóstico es consensuado: Valparaiso no repunta.” (Pág. 10)

3. “Sin el mar, Valparaiso sería un lugar imposible o el delirio trágico de un navegante que soñó que existía… cuando se tergiversa la vida en pos de un bien particular y no de un bienestar colectivo, ocurre lo indeseado por una razón previsible: todo aquello que se separa de su contexto original deja de ser lo que es. Ese es el cuadro que ofrece una ciudad marítima sin su borde costero: una cultura desarraigada de su expresión primigenia y que, de modo inexorable, conlleva una decadencia del entorno perceptible y de los valores inmateriales propios del lugar.” (Pág. 20)

4. “Los procesos de cualquier industria que tengan como fin activar la ciudad, solo serán virtuosos en la medida que sepan integrar las diversas vacaciones de su territorio. En el caso de Valparaiso, reconocer su paisaje significa mirar las posibles formas de vivir en la ciudad, bajo su condición marítima y urbana, convocando un liderazgo que acoja la condición política de ese paisaje y tutele su valor de conjunto.” (Pág. 25)

5. “Cuando la identidad natural y cultural de una ciudad y región logra desarrollarse a través de un relato basado en su historia propia e incorporando el paisaje cultural al proyecto de ciudad, entonces se pueden reconocer las vocaciones del territorio por las industrias que la desarrollan (…) En otras palabras, es fundamental destacar que las ciudades que se aferran a su vocación identitaria, no lo hacen a través de declarativas, sino que deben tener economías asociada.” (Pág. 28- 29)

6. “El término “paisaje” deriva de país, en referencia a la región o territorio. Sin embargo, se distingue de la referencia geográfica en la medida que da origen a una visualización abstracta de esa realidad concreta que es el país. El país se puede asimilar al contenido, mientras el paisaje correspondería a la expresión sensible de esas relaciones entre el hombre y el medio que conforman su cultura.” Pág. 29

7. “El paisaje está en continua evolución. Ante ello, se debe tutelar la trayectoria de su transformación de la forma más armónica y autentica con respecto a su identidad. Como sostiene el geógrafo español Eduardo Martinez de Pison: “paisajes armónicos son resultado de a integración de elementos físicos y antrópicos, cuando estos últimos responden a criterios de planificación que articulen el territorio con posibilidades de futuro: la desarmonía en el paisaje aparece cuando las acciones surgen como irrupción agresiva en los usos del suelo.” (Pág. 30)


Ficha 2

Gonzalo Caceres, Francisco Sabatini. (2002). Para entender la urbanización del litoral: el balneario en la conformación del Gran Valparaíso (siglos XIX y XX). Eure, 50, 51, 52.

Palabras clave: Urbanismo – Chile, historia del urbanismo, balnearios, Valparaíso, Viña del Mar, ciudad jardín.

1. “Provistos de instalaciones las más de las veces provisorias, un ramillete de balnearios se ubicó en varios puntos de la línea de costa, compitiendo estacionalmente por localizaciones antes dominadas por las faenas portuarias, el quehacer de los pescadores y, más tarde, el febril trajín ferroviario. Superiores en número a lo que imaginaríamos y seguramente demandados por una diversidad de grupos sociales, hacia 1880 la lista de lo que un autor recientemente ha dado en llamar “sectores de playa”, era relativamente extensa: La Cabritería, baños de La Caleta (la prolongación hasta la costa de la Avenida Argentina), baños de Pacífico Álvarez (actual estación Bellavista), baños de la calle del Cabo (proximidades de la Plaza Echaurren), baños de los Almacenes Fiscales y playa San Mateo.” (Pag 52)

2. “En claro contraste con el panorama industrial dominante, el borde de costa también registró para el centenario de la República la presencia de dos balnearios: Miramar y Recreo. Provistos de playa y equipamientos especialmente acondicionados para los bañistas (usualmente niños y ocasionalmente mujeres), Miramar y Recreo se erigieron en lugares de exhibición para los conspicuos visitantes que en verano buscaban diversión y ocio. Preferidos por los segmentos más pudientes de la sociedad local, ambos recintos fueron incorporados al itinerario social seguido por numerosas familias porteñas, santiaguinas y también mendocinas. Del mismo modo, ambos terminaron convirtiéndose en escenarios apropiados para la localización adyacente de amplios chalets y conocidas mansiones.” (Pag. 52)

3. “Si bien la explosión inmobiliaria generada con el loteo de Viña del Mar (1874) no se proyectó originalmente hacia el borde marítimo, la actividad balnearia terminó atrayendo a veraneantes y paseantes. Especialmente importante en dicho proceso, Miramar es un ejemplo claro de cómo las estructuras balnearias pueden orientar el desarrollo urbano y modificar las preferencias culturales de los habitantes. Precisamente, mientras sin su presencia hubiese sido difícil romper la orientación mediterránea de Viña del Mar –dominada por usos industriales–, su dinamismo permitió convertir el solaz visual que brinda la contemplación del mar abierto, en un activo suficientemente poderoso como para redefinir el proyecto urbano de una ciudad completa a favor de su potencial balneario, tal y como se vería ratificado con la construcción del Casino en 1930.” (Pag. 52)


Ficha 3

Macarena Cortes. (2002). Un nuevo espacio de veraneo El Cap Ducal en la génesis de la modernidad1. Eure, 53, 54, 55.

Palabras clave: Arquitectura – Chile, Roberto Dávila, Cap Ducal, Viña del Mar, balnearios – Chile.

1. “Según Giorgio Triani, la cultura balnearia contemporánea se configura a partir de un elemento fundamental: la infantilización del hombre. Con la pérdida del miedo al mar y la pérdida del pudor, la playa se transforma en un modo de inmersión en la naturaleza, y por lo tanto, en un placer.” (Pág. 53)

2. “Dos conceptos básicos planteados por la modernidad están implícitos en esto. Por un lado, la comprensión que las obras de arquitectura no sólo por su utilidad (o programa), sino que también por su representatividad, podrían desencadenar transformaciones urbanas. Por otro lado, la declarada renovación del estilo de vida de la sociedad chilena, que incorpora en sus rutinas la vida al aire libre, las vacaciones, el deporte y el encuentro social, en particular durante los meses de verano. A las tres obras descritas habría que agregar la creación de las piscinas de 8 Norte (1929) y de Recreo (1930), así como la habilitación de diversos balnearios: Recreo (1924), Las Salinas (1929), Caleta Abarca y Cochoa (1935). Estas obras acogieron las nuevas relaciones con la playa, el mar y el sol, convirtiendo a la ciudad de Viña en “expresión de la problemática y modificación del gusto que experimentaba nuestra sociedad”6 , llevándola a una cierta liberalización de sus costumbres.” Pág. 55

3. “Otro de los factores que influyó en el nacimiento del balneario moderno es la evolución de diversos medios de transporte (como el tren y el automóvil) que facilitan progresivamente la colonización de la costa y el acceso a las playas.” (Pág. 55)