Carla Stipo, Etapa VIII, III Arq, Taller de Amereida

De Casiopea
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TítuloEl camino no es el camino
AsignaturaTaller Amereida VIII
Del CursoTaller Amereida 2014
CarrerasArquitectura
Alumno(s)Carla Stipo

EL CAMINO NO ES EL CAMINO

   Taller de Amereida 

TRAVESIAS, EL RECORRER AMÉRICA

Las travesías en la escuela se iniciaron en 1984, en total serían 30 travesías seguidas que han ido variando con el tiempo desde aquel entonces en que los fundadores hicieron su primera travesía para comprender el quehacer de América. Nota 23: “¿Cuantas veces el gratuito juego poético podrá sobreponerse al ánimo de una travesía sin objeto? Creemos que tal sin objeto desvela realmente el continente, su inalcanzable norte, el que todos llevamos dentro, continente y norte”. Pregunta: ¿Qué significa “sin objeto”? Que es hacer algo sin objeto, o al menos que es lo contrario del objeto. Es lo contrario de un objetivo, es una travesía sin objetivo. Cuando uno parte en travesía, se piensa en el por qué, porque se visita tal lugar en específico, que obra se realizara, cual será nuestra labor en ese punto específico de América. Sobre todo cuando uno parte de travesía, realiza un trabajo de días en colaboración con los compañeros, se levanta una obra y al volver de esta experiencia, uno viene a enterarse de que tal obra fue desmoronada, sacada, dejada de lado por los habitantes del lugar que no le ven el “objetivo”. Y uno empieza a tener ideas, o cuestionarse: “de que sirvió todo el esfuerzo, de que sirvió gastar plata, materiales y tiempo en la construcción, el levantamiento de esa obra si a los pocos días fue opacada, destruida.” Y bueno, es ahí donde entra el sin objetivo de la travesía, el ir sin objetivo en un viaje en comunidad nos revela, desvela una visión de nuestro continente que no se tiene en la ciudad, ya que uno sale a recorrer, a tener nuevas experiencias, a conocer. Uno aprende haciendo con las manos en el momento de construir la obra, el finalizarla es solo un paso más en medio del aprendizaje. Es ahí donde el gratuito juego poético se sobrepone al sin objeto, sin objetivo de las travesías. No hace falta tener un objetivo al momento de viajar, porque uno se nutre con el viaje mismo, con la visión de nuevos horizontes. Sin embargo, los viajes que uno realiza en el año son limitados debido a las responsabilidades que dominan nuestras vidas, y para ello es que se necesita un objetivo que nos lleve en el día a día a seguir. ¿Cuáles son nuestros objetivos básicos? Desde que nacemos está el aprender, pasar de curso, licenciarse, obtener una carrera todo esto con el fin de que algún día en que quedemos desamparados, sin el amparo del compañerismo de estudiante, podamos mantenernos y vivir, el simple objetivo de vivir y poder sobrevivir cuando estemos solos. Sin embargo esos son los objetivos “básicos” los para sustentarse, después están los objetivos que ven “más allá”, cuando uno aspira a superarse a sí mismo, a ser reconocido a ser alguien en el mundo.

¿Cuándo uno hace las cosas sin objetivo?

Cuando uno hace las cosas por gusto, por interés, por querer, por placer, por obligación, y más adelante, por dinero. Sin embargo, todas estas cosas son para satisfacer el cuerpo, por satisfacción personal, cuando uno hace obras Gratuitas, sin cobrar, es cuando uno quiere entregar parte de uno al resto, contribuir con los otros. Como en el caso de los poetas, literarios, artistas, movidos por la gratuidad y no por el interés. Otro caso que estuvo muy presente en la quinta región durante la época de farándula fue el gran incendio de Valparaíso, en que el nivel de voluntarios movidos solo con la intención de ayudar de manera gratuita a la reconstrucción de casas, conmovió a los habitantes de los cerros y las víctimas de esta catástrofe. “Obrando en la gratuidad surge la posibilidad de los inesperado, lo que nunca pudo preverse, lo incalculable, lo imprevisto”. La verdadera ciencia y el verdadero arte ocurren, surgen cuando las personas operan bajo la gratuidad. Obrar en la gratuidad permite que surja el regalo, el presente, el regalo que es el presente. Y es por eso que uno va en travesía sin objeto, de forma gratuita, para que se revele y surja el regalo que es América. América, región por región, país por país es un mundo de colores, de matices distintos, lleno de sorpresas en cada esquina, nada puede ser predecible, cada recoveco contiene algo que develar, desde las pequeñas pinturas hasta los enormes paisajes que se extienden en el horizonte.

BITACORAS: EL RELATO DEL RECORRER DE AMÉRICA

(Notas de la primera travesía) “La hermosura cuenta menos que la ruta, la ruta es seguir partiendo siempre, mantener el rumbo abierto. La ruta es un comienzo sin fin que se inicia desde que nacemos y nunca termina. Yo creo que la ruta y la hermosura van de la mano ya que la ruta desvela la hermosura, una surge a partir de la otra. Sin embargo, al decir que la ruta vale más que la hermosura, se refiere a que el camino para llegar a la belleza vale más que la belleza misma. Como mencionaba anteriormente, en el sin objeto, es mas importante lo que uno aprende en el camino, las experiencias nuevas que en la conclusión de una obra palpable, visible, ya que es el camino el que nos hace ricos en conocimientos y nos llena el alma. Uno en la travesía se dedica a la obra en su totalidad, pero no es esto lo que nos hace ir de travesía. Antiguamente, los artistas de distintas épocas buscaban la belleza, la armonía de la hermosura como objetivo, el lograr la perfección y algunos murieron intentando alcanzarla (pintores, arquitectos, etc.); sin embargo, la modernidad cambio la armonía como objetivo por el desconocido como horizonte. El Horizonte en sentido literal se considera eso que esta más allá, solo alcanzable por la vista, negado al tacto. El tener un horizonte en la vida, es tener una ruta, un camino que seguir. A través del obrar es que sale a la luz nuestro modo de ser. Iniciar una ruta, es como el amor, ya que no tiene fin, uno nunca sabe cuánto va a durar, y si se sabe es porque no hay amor realmente, y en el momento en que se cumple, es porque ha acabado, pero cada final trae un nuevo comienzo, cada ruta terminada abre la posibilidad de una nueva ruta. El camino no es el camino, es en el azar que uno encuentra su destino.

EL TEMPLE

¿Qué es el temple? Según su significado textual, el temple es la capacidad de una persona de enfrentarse con serenidad a situaciones difíciles o peligrosas. También se dice que es lo que define el carácter de una persona. Como se adquiere el temple, como uno puede adquirir el coraje para mantener la calma y poder hacer frente a tales situaciones que afectan a nuestra persona de forma negativa. Se lleva a cabo una contradicción al ser la persona pacifica la que contenga los problemas a la vez que apacigua la situación. Esto crea paradojas, y la vida está llena de paradojas, como el que mientras más difícil sea un obstáculo, mayor será el beneficio y la belleza de los resultados y es que con las paradojas es como se construye el mundo, es la complementación, cada cosa tiene su contrario y así se mantiene un equilibrio. El temple puede decirse que es saber equilibrar las emociones del interior para poder enfrentarse a distintas situaciones manteniendo la calma. Las lenguas también tienen temple, un temple propio y único, como la lengua inglesa, a partir de esa lengua surge todo un universo, ya que su utilización en el mundo hace que esa parte del mundo sea propia de esa lengua, a partir de la comunicación que produce la lengua es que se construye el mundo. La lengua encierra palabras capaces de construir un mundo a partir de la escritura, nos lleva a lugares desconocidas, nos ayuda a visualizar horizontes jamás cursados. Ya que “Los poetas son los que enseñan a ver aquello que nos circunda y que ha de ser lo propio. Nuestro propio campo. Nuestra heredad.” Antiguamente, antes de que las leyes fueran tantas y dominaran todo, los indígenas y las personas poseían la tierra por medio de la vista, allí hasta donde se extendía la vista era propiedad de los indígenas, ya que a través del ver se apropiaban de las cosas. La poesía nos enseña a ver con otras perspectiva, con una segunda, tercera, cuarta vista lo que nos rodea y a hacerlo propio.

AMAR LO ADVERSO

Uno en su casa, en su lugar de asentamiento cuenta con todas las comodidades que carecen las travesías, cuando uno se va de travesía, se encuentra con lo adverso, un cambio brusco de lo que es la rutina. Esta el clima, ausencia, la lejanía del hogar, el frio de dormir en carpas, el tener que compartir volviendo lo privado del hogar en algo público. Pero uno ama esa adversidad, porque es un quiebre del quehacer diario, es una experiencia nueva. Las comodidades del hogar nos hacen débiles al momento de enfrentar la vida, lo que se encuentra más allá de las paredes, al momento de estar en la intemperie no sabemos cómo reaccionar. El cuerpo se va degradando en este encierro que nos “protege” del mundo exterior, pero que sin embargo nos limita a observar lo que sucede fuera de nuestras ventanas y no a participar en ese acontecer. Pero es ahí, en la naturaleza, en lo adverso donde al parecer se oculta la profunda libertad de nuestro ser, del cuerpo y del alma. Muchos libros y películas hablan del desprendimiento de los bienes, cuando uno se desprende de todos los bienes materiales, cuando no se acapara nada cuando no se tiene nada y uno no se apega a nada es cuando realmente se encuentra la libertad, libertad de poder ir sin tener ataduras a lo que nos rodea, libertad para recorrer la ruta que nos depara el destino y que el camino invisible de la vida nos guie en lo desconocido. Pero para aventurarse en lo desconocido y desprenderse de los bienes hay que tomar riesgos, y son estos riesgos los que dan origen a la generosidad. Estos riesgos surgen de una corazonada, de no tener nada asegurado, nada planificado. En las travesías surgen estos riesgos de ir rumbo a tierras desconocidas a llevar a cabo por medio del sin objeto una obra que al estar finita será un regalo para todos. También está el riesgo del idioma, la lengua, en el viaje mismo. Pero es a través de las obras que logramos la unificación de América, dejando nuestros regalos dispersos por el mundo pero unidos por la poesía.

Hölderlin: “Ven a lo abierto amigo, para que encontremos lo propio, por distante que esté”. 

Incluso Ritoque, Ciudad abierta fue fundado en la libertad de estar expuesta a la extensión que es lo abierto, América nos ofrece esa condición de encontrar lo abierto a dentro de nuestras mismas ciudad o entornos, no todo está construido. Las dunas de arena son parte de la tierra misma, el viento las trajo y el viento se las llevara un día, pero siempre estuvieron aquí, todo es tan milenario que el que podamos dimensionar su enormidad en el trascurso del tiempo nos es difícil por no decir imposible. Y al llegar la noche se nos presenta un espectáculo de estrellas en el firmamento que están ahí desde el origen de los tiempos y seguirán ahí después de que nuestras vidas se extingan, y lo más increíble de todo es que muchas de esas estrellas llevan miles de años apagadas, pero su luz nos sigue llegando con una estela de lo que alguna vez fue.

LA CARENCIA DE AMERICA

La travesía ha perdurado por años y años, y esto se debe a una carencia en América que nos llama a seguir viajando y seguir recorriendo, seguir alzando obras. Es un llamado para los constructores de América en todos los oficios, arquitectos, diseñadores, poetas. Falta la unificación de América por medio de nuestras Obras. Para construir América se requiere de la técnica la gran técnica, que se funda en la levedad de las obras que nosotros construimos hoy en día. Y así es como aprendimos, que el camino no es el camino.