Diferencia entre revisiones de «CBGF2016T09: Recopilación visual - observación, fundamento y propuesta»

De Casiopea
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Línea continua que recopila fotografías y dibujos en torno a las tramas de la fruta más su observación y propuesta final.
<Línea continua que recopila fotografías y dibujos en torno a las tramas de la fruta más su observación y propuesta final.>


''El traspaso del color a través del vacío lumínico''


¿Qué es la apetencia? por significado universal, ‘‘es la tendencia natural a desear una cosa’’; y el ‘‘desear’’, es el querer o aspirar a algo con vehemencia y anhelo, añadiendo también, que ésta nace en base a  experiencias pasadas, que son traídas del recuerdo. Se comienza primero con una previa lectura analítica de lo que se mira, produciendo aceptación o rechazo a este alimento. Entonces, la apetencia puede ser provocada mediante cualquier rasgo que sea parte del elemento, siendo su fin el ‘‘placer’’.
=''El traspaso del color a través del vacío lumínico''=
¿Qué es la apetencia? por significado universal, ‘‘es la tendencia natural a desear una cosa’’; y el ‘‘desear’’, es el querer o aspirar a algo con vehemencia y anhelo, añadiendo también, que ésta nace en base a  experiencias pasadas que son traídas por el recuerdo.  
Se comienza primero con una previa lectura analítica de lo que se mira, produciendo aceptación o rechazo a este alimento. Entonces, la apetencia puede ser provocada mediante cualquier rasgo que sea parte reconocible del elemento, siendo su fin el ‘‘placer’’.
 
La escencia de cada fruta al ser fragmentada, por ejemplo, puede dar pie a este deseo, ya que da indicios de su sabor a través de su aspecto visual, todo gracias al recuerdo.
La escencia de cada fruta al ser fragmentada, por ejemplo, puede dar pie a este deseo, ya que da indicios de su sabor a través de su aspecto visual, todo gracias al recuerdo.
Entonces en una primera etapa, podemos decir que este apetito nace desde una mirada que contempla el elemento. Esta mirada en primera instancia, es quien juzga el alimento, el cual decide si es apetecible o no.
Entonces en una primera etapa, podemos decir que este apetito nace desde una mirada que contempla el elemento. Esta mirada en primera instancia, es quien juzga, el cual decide si es apetecible o no.
==Unidad==
Partiendo por una mirada global; todos bien sabemos que al momento de querer ingerir algo, miramos si está bien conformado o no, es decir, si es una unidad o está en partes; siendo más deseable aquella ‘‘unidad’’ que logra una conformación en sí misma que lo hace apetitosa, que una división inexacta y poco integrada de ésta.
Partiendo por una mirada global; todos bien sabemos que al momento de querer ingerir algo, miramos si está bien conformado o no, es decir, si es una unidad o está en partes; siendo más deseable aquella ‘‘unidad’’ que logra una conformación en sí misma que lo hace apetitosa, que una división inexacta y poco integrada de ésta.
Esta unidad puede presentar muchas geometrías, pero en el mundo de las frutas, se tiende a lo circular, a lo esférico, a una ‘‘línea continua’’ que conforma o crea esta totalidad.
 
Entonces, ya teniendo esta unidad con tendencia a lo circular;  continuaremos con los puntos claves que son también a través de la mirada exterior del alimento. ‘‘Color, textura y luminosidad’’, son puntos claves al momento de llamar  al apetito; comenzando con el color, estos tienden a lo intenso y fuerte, como el rojo y anaranjado; y a lo fresco, como el amarillo y verde, siempre con una gran intensidad y saturación; la textura ‘‘exterior’’ es poroza, estos poros pudiendo ser grandes, que al tacto pueden sentirse; o lisos, que pasan a la suavidad. Lo brillante o luminoso, también da indicios a que si va a satisfacer este deseo de ingerir o no, ya que al ser brillante, da indicios a su buen estado y conservación, al contrario si mantiene un color y luz opaca, el cual se produce un rechazo automático. Estos tres puntos son los principales activadores de la apetencia, ya que da cuenta de lo ‘‘vivo’’ que puede estar esa fruta. Pero no entra en juego solo el aspecto visual, si no que también el tacto y el olfato; el tacto en función del estado del alimento, si es que está en plena maduración o frescura, o ya en etapa de pudrición. El olfato, también inclinándose por los olores vivos y prendidos, y no al olor muerto. ‘‘Todos estos aspectos universales, son los principales activadores de la apetencia’’, pero aquel que también entra en juego, es el tiempo, el tiempo como medio de inicio y fin, comenzando desde la forma de ingerir (cáscara o sin cáscara), con el acto mismo del comer hasta su completa desaparición, quedando solo sus desechos, condicionado totalmente por la durabilidad de la fruta sin llegar a la oxidación.
Esta unidad puede presentar muchas geometrías, pero en el mundo de las frutas, se tiende a lo circular, a lo esférico, a una ‘‘línea continua’’ que conforma o crea esta totalidad equilibrada y perfecta.
‘‘El traspaso del color a través del vacío lumínico’’, nace desde la observación del borde y traspaso del vacío que se encuentra de ‘‘forma transparente’’ en las capas de la fruta, siendo no solo un vacío físico, si no visual. La construcción de este vacío se basa principalmente en una unidad de capas ramificadas, las cuales están creadas en secciones concretas donde hay diferentes grosores; esta leve y sensible abertura visual, permite este traspaso de luz que denota el acto contemplativo de la fruta.  Pero, ¿qué tiene esto de apetitoso? Al observar la naturaleza, existen patrones que siendo perfectos o imperfectos logran capturar nuestra atención llegando a que contemplemos de una forma admirativa; en este caso la ‘‘geometría’’ tiende a ser repetitiva u homogénea; en cuanto a textura, continua una misma profundidad o superficie que va por capas, que en su exterior tiende a la leve difuminación. Tambien tienen un fondo, que prevalece logrando contrastar en color y geometría con su centro.
Entonces, ya teniendo esta unidad con tendencia a lo circular;  continuaremos con los puntos claves que son también a través de la mirada exterior del alimento.  
==Color, textura y luminosidad==
Son puntos claves al momento de llamar  al apetito; comenzando con el color, estos tienden a lo intenso y fuerte, como el rojo y anaranjado; y a lo fresco, como el amarillo y verde, siempre con una gran intensidad y saturación; la textura ‘‘exterior’’ es poroza, estos poros pudiendo ser grandes, que al tacto pueden sentirse; o lisos, que pasan a la suavidad. Lo brillante o luminoso, también da indicios a que si va a satisfacer este deseo de ingerir o no, ya que al ser brillante, da indicios de su buen estado y conservación, al contrario si mantiene un color y luz opaca, el cual se produce un rechazo automático. Estos tres puntos son los principales activadores de la apetencia, ya que da cuenta de lo ‘‘vivo’’ que puede estar esa fruta.  
 
Pero no entra en juego solo el aspecto visual, si no que también el tacto y el olfato; el tacto en función del estado del alimento, si es que está en plena maduración o frescura, o ya en etapa de pudrición. El olfato, también inclinándose por los olores vivos y prendidos, y no al olor muerto.
 
Todos estos aspectos universales, son los principales activadores de la apetencia, pero aquel que también entra en juego, es el tiempo, el tiempo como medio de inicio y fin, comenzando desde la forma de ingerir (cáscara o sin cáscara), con el acto mismo del comer hasta su completa desaparición, quedando solo sus desechos, condicionado totalmente por la durabilidad de la fruta sin llegar a la oxidación.
==El traspaso del color a través del vacío lumínico==
Nace desde la observación del borde y traspaso del vacío que se encuentra de ‘‘forma transparente’’ en las capas de la fruta, siendo no solo un vacío físico, si no visual. La construcción de este vacío se basa principalmente en una unidad de capas ramificadas, las cuales están creadas en secciones concretas donde hay diferentes grosores; esta leve y sensible abertura visual, permite este traspaso de luz que denota el acto contemplativo de la fruta.  Pero, ¿qué tiene esto de apetitoso? Al observar la naturaleza, existen patrones que siendo perfectos o imperfectos logran capturar nuestra atención llegando a que contemplemos de una forma admirativa; en este caso la ‘‘geometría’’ tiende a ser repetitiva u homogénea; en cuanto a textura, continua una misma profundidad o superficie que va por capas, que en su exterior tiende a la leve difuminación.  
Tambien tienen un fondo, que prevalece logrando contrastar en color y geometría con su centro.
 
El juego de luces toma un rol muy importante, ya que logra dar protagonismo a rasgos que no son fáciles de ver a simple vista; crea distinción, obteniendo  aumentar ‘‘la atención’’ en el lector. Esta luz revela este centro que logra ser curioso por su ‘intensidad.  El juego de profundidades homogéneas existentes en la capa externa, crea un cierto espesor que le otorga volumen al elemento; trayendo una imagen real del poder obtenerlo.
El juego de luces toma un rol muy importante, ya que logra dar protagonismo a rasgos que no son fáciles de ver a simple vista; crea distinción, obteniendo  aumentar ‘‘la atención’’ en el lector. Esta luz revela este centro que logra ser curioso por su ‘intensidad.  El juego de profundidades homogéneas existentes en la capa externa, crea un cierto espesor que le otorga volumen al elemento; trayendo una imagen real del poder obtenerlo.
Este juego de profundidad, espesor, color y luz, van creando esta imagen mental de un alimento que va siendo guiada por sus cualidades. Este apetito como mencionamos en un inicio, parte primero por lo visual continuando con el deseo del tacto y olor, concluyendo en su sabor, ‘‘probar’’. Entonces, podemos decir que cada valor, logra conformar esta apetencia que nace desde una mirada finalizando en el consumo, llevada por el deseo para satisfacer la necesidad para producir la sensación de  placer.
 
Este juego de profundidad, espesor, color y luz, van creando esta imagen mental de un alimento que va siendo guiada por sus cualidades.  
 
Este apetito como mencionamos en un inicio, parte primero por lo visual continuando con el deseo del tacto y olor, concluyendo en su sabor, ‘‘probar’’. Entonces, podemos decir que cada valor, logra conformar esta apetencia que nace desde una mirada finalizando en el consumo, llevada por el deseo para satisfacer la necesidad para producir la sensación de  placer.
==Espera==
Añadiendo el ítem de espera, este tiempo de ansiedad provoca y alimenta más el deseo, el deseo e intriga de saber que es con lo que se encuentrrá y que es lo que  consumirá (que puede saber o no su sabor, ya que puede traer a tiempo el recuerdo o puede ser el provar lo nuevo), esta espera puede ser creada por el retiro de cáscara o por un proceso de corte del alimento, es decir, todas las acciones previas al consumo puro de la fruta conforman esta ansiedad que crea más apetito y el querer consumir esta fruta y saciar el deseo.
==Transparencia==
Para finalizar, daremos realce a lo transparente, por su capacidad y facilidad de poder otorgar al lector una vista previa de aquello que en su interior contiene, para así dar seguridad y conocimiento de lo que se va a consumir; esta transparencia no siendo del todo traspasada a través de la mirada, ya que esta lectura debe dar solo ‘‘indicios’’ y no revelar del TODO lo que contiene, ya que aquel factor sorpresa no aparecería.
 
Es por eso, que entra en cancha lo opaco, ya que ambos crean este juego de translucidez en ciertos puntos y no traspaso visual en otros, para crear cierta intriga y curiosidad, todo aquello acumulado en la ansiedad y ese querer del comer.


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Revisión del 20:01 11 abr 2016



TítuloPropuesta final trama
AsignaturaTaller Acto y Celebración 2016
Del CursoActo y celebración
CarrerasDiseño Industrial"Diseño Industrial" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property.
9
Alumno(s)CarolinaGonzález

<Línea continua que recopila fotografías y dibujos en torno a las tramas de la fruta más su observación y propuesta final.>


El traspaso del color a través del vacío lumínico

¿Qué es la apetencia? por significado universal, ‘‘es la tendencia natural a desear una cosa’’; y el ‘‘desear’’, es el querer o aspirar a algo con vehemencia y anhelo, añadiendo también, que ésta nace en base a experiencias pasadas que son traídas por el recuerdo. Se comienza primero con una previa lectura analítica de lo que se mira, produciendo aceptación o rechazo a este alimento. Entonces, la apetencia puede ser provocada mediante cualquier rasgo que sea parte reconocible del elemento, siendo su fin el ‘‘placer’’.

La escencia de cada fruta al ser fragmentada, por ejemplo, puede dar pie a este deseo, ya que da indicios de su sabor a través de su aspecto visual, todo gracias al recuerdo. Entonces en una primera etapa, podemos decir que este apetito nace desde una mirada que contempla el elemento. Esta mirada en primera instancia, es quien juzga, el cual decide si es apetecible o no.

Unidad

Partiendo por una mirada global; todos bien sabemos que al momento de querer ingerir algo, miramos si está bien conformado o no, es decir, si es una unidad o está en partes; siendo más deseable aquella ‘‘unidad’’ que logra una conformación en sí misma que lo hace apetitosa, que una división inexacta y poco integrada de ésta.

Esta unidad puede presentar muchas geometrías, pero en el mundo de las frutas, se tiende a lo circular, a lo esférico, a una ‘‘línea continua’’ que conforma o crea esta totalidad equilibrada y perfecta. Entonces, ya teniendo esta unidad con tendencia a lo circular; continuaremos con los puntos claves que son también a través de la mirada exterior del alimento.

Color, textura y luminosidad

Son puntos claves al momento de llamar al apetito; comenzando con el color, estos tienden a lo intenso y fuerte, como el rojo y anaranjado; y a lo fresco, como el amarillo y verde, siempre con una gran intensidad y saturación; la textura ‘‘exterior’’ es poroza, estos poros pudiendo ser grandes, que al tacto pueden sentirse; o lisos, que pasan a la suavidad. Lo brillante o luminoso, también da indicios a que si va a satisfacer este deseo de ingerir o no, ya que al ser brillante, da indicios de su buen estado y conservación, al contrario si mantiene un color y luz opaca, el cual se produce un rechazo automático. Estos tres puntos son los principales activadores de la apetencia, ya que da cuenta de lo ‘‘vivo’’ que puede estar esa fruta.

Pero no entra en juego solo el aspecto visual, si no que también el tacto y el olfato; el tacto en función del estado del alimento, si es que está en plena maduración o frescura, o ya en etapa de pudrición. El olfato, también inclinándose por los olores vivos y prendidos, y no al olor muerto.

Todos estos aspectos universales, son los principales activadores de la apetencia, pero aquel que también entra en juego, es el tiempo, el tiempo como medio de inicio y fin, comenzando desde la forma de ingerir (cáscara o sin cáscara), con el acto mismo del comer hasta su completa desaparición, quedando solo sus desechos, condicionado totalmente por la durabilidad de la fruta sin llegar a la oxidación.

El traspaso del color a través del vacío lumínico

Nace desde la observación del borde y traspaso del vacío que se encuentra de ‘‘forma transparente’’ en las capas de la fruta, siendo no solo un vacío físico, si no visual. La construcción de este vacío se basa principalmente en una unidad de capas ramificadas, las cuales están creadas en secciones concretas donde hay diferentes grosores; esta leve y sensible abertura visual, permite este traspaso de luz que denota el acto contemplativo de la fruta. Pero, ¿qué tiene esto de apetitoso? Al observar la naturaleza, existen patrones que siendo perfectos o imperfectos logran capturar nuestra atención llegando a que contemplemos de una forma admirativa; en este caso la ‘‘geometría’’ tiende a ser repetitiva u homogénea; en cuanto a textura, continua una misma profundidad o superficie que va por capas, que en su exterior tiende a la leve difuminación. Tambien tienen un fondo, que prevalece logrando contrastar en color y geometría con su centro.

El juego de luces toma un rol muy importante, ya que logra dar protagonismo a rasgos que no son fáciles de ver a simple vista; crea distinción, obteniendo aumentar ‘‘la atención’’ en el lector. Esta luz revela este centro que logra ser curioso por su ‘intensidad. El juego de profundidades homogéneas existentes en la capa externa, crea un cierto espesor que le otorga volumen al elemento; trayendo una imagen real del poder obtenerlo.

Este juego de profundidad, espesor, color y luz, van creando esta imagen mental de un alimento que va siendo guiada por sus cualidades.

Este apetito como mencionamos en un inicio, parte primero por lo visual continuando con el deseo del tacto y olor, concluyendo en su sabor, ‘‘probar’’. Entonces, podemos decir que cada valor, logra conformar esta apetencia que nace desde una mirada finalizando en el consumo, llevada por el deseo para satisfacer la necesidad para producir la sensación de placer.

Espera

Añadiendo el ítem de espera, este tiempo de ansiedad provoca y alimenta más el deseo, el deseo e intriga de saber que es con lo que se encuentrrá y que es lo que consumirá (que puede saber o no su sabor, ya que puede traer a tiempo el recuerdo o puede ser el provar lo nuevo), esta espera puede ser creada por el retiro de cáscara o por un proceso de corte del alimento, es decir, todas las acciones previas al consumo puro de la fruta conforman esta ansiedad que crea más apetito y el querer consumir esta fruta y saciar el deseo.

Transparencia

Para finalizar, daremos realce a lo transparente, por su capacidad y facilidad de poder otorgar al lector una vista previa de aquello que en su interior contiene, para así dar seguridad y conocimiento de lo que se va a consumir; esta transparencia no siendo del todo traspasada a través de la mirada, ya que esta lectura debe dar solo ‘‘indicios’’ y no revelar del TODO lo que contiene, ya que aquel factor sorpresa no aparecería.

Es por eso, que entra en cancha lo opaco, ya que ambos crean este juego de translucidez en ciertos puntos y no traspaso visual en otros, para crear cierta intriga y curiosidad, todo aquello acumulado en la ansiedad y ese querer del comer.