Arauco Fluvial; sociedades de agua

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TítuloArauco Fluvial; sociedades de agua
AsignaturaPoética de las Aguas
Del CursoCiudades de aguas 2013
CarrerasNáutico y Marítimo"Náutico y Marítimo" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property.
Alumno(s)Willy Muñoz


Introducción

Es muy probable que, para muchos de nosotros, el dar por sentada la afirmación de que los mapuches fueron un pueblo navegante nos parecería ajeno o por decirlo de alguna manera, insólito. La imagen que nos ha entregada desde nuestros comienzos la literatura escolar, nos muestra principalmente a los mapuches como protagonistas durante la Guerra de Arauco, ya dominando algunas especies equinas introducidas por las campañas de la conquista española, mas no nos muestra su actividad social, ni de cómo se trasladaban previo a la llegada de los españoles.

área territorial del análisis

Entenderemos a la tierra de Arauco, como el territorio comprendido al sur del rio Bio Bio, aquel limite histórico obtenido por los mapuches desde la invasión Inca, pasando por la conquista Española, hasta nuestros días. El límite sur no resulta ser tan claro pues existe literatura que habla de los mapuches habitando los fiordos y canales al sur de Puerto Montt, territorio sobre el cual existe una gran cantidad de documentación que nos muestran claramente la cultura navegante de los pueblos de este sector, es por esto que fijaremos nuestra frontera sur entre la cuenca del lago Rango y el Rio Bueno, con el fin de indagar en este sector como ruta navegable de los mapuches, desde tiempos previos a la conquista hasta nuestros días.


De esta manera, quisiéramos demostrar en esta breve investigación, como es que el agua ha sido parte de la cultura de este pueblo ancestral, partiendo desde su propia génesis como habitantes de la tierra, hasta su estructura social y de transporte. Y de cómo un pueblo llegó a dominar en sus canoas los cauces fluviales de las riveras que habitaron.

Para comenzar a entender cuál era la relevancia que tenían las aguas en la cultura y la sociedad mapuche, se hace necesaria la tarea de abrir la mente e impregnarse de sus propias creencias y cosmovisión, pues gran parte del hacer de este pueblo, se desencadena por convicciones profundas referente a su propia concepción en el mundo, además de su visión frente a la naturaleza y la tierra, siendo ellos parte de un equilibrio perfecto dentro del mundo y las fuerzas universales.


El Agua como génesis de la humanidad

Los primeros habitantes de la tierra.

Según las tradiciones Mapuches transmitidas de generación en generación, Chao Kalfu, el Señor Azul correspondía a lo que ellos consideraban el Padre del cielo, quien resguardaba la tierra, siempre al lado de espíritus que denominaban pillanes. Fueron estos espíritus o parientes del cielo quienes al ver la tierra y no encontrar vida, amasaron innumerables formas distintas que construyeron con el material de las nubes, que no es más que pequeñas gotas de agua en suspensión en la atmosfera. Estos seres “blancos” fueron los encargados de bajar a la tierra y poblarla, y una vez cumplida su misión volvieron a las alturas para ser guías de sus descendencias ya no como nubes sino que como estrellas en el firmamento (Bengoa, 2001).

La limpieza de la humanidad.

Pintura del diluvio universal según la creencia de la Iglesia católica.

Luego de dar explicación al poblamiento de la tierra, se da origen a otro de los mitos que se pueden encontrar en la tradición mapuche, y guarda cierta similitud con el conocido diluvio universal que la religión católica registra en su libro sagrado, la Biblia.


“…y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches”. (génesis 7:12).

Y las aguas subieron mucho sobre la tierra; y todos los montes altos que había debajo de todos los cielos, fueron cubiertos. Quince codos más alto subieron las aguas, después que fueron cubiertos los montes” (Génesis 7:19-20).


“Allá en el mar, en lo más profundo vivía una gran culebra que se llamaba Kai Kai, un weza newen, o fuerza negativa, del desequilibrio y el caos. Los mares obedecían las órdenes del culebrón y un día comenzaron a cubrir toda la tierra. Había otra culebra tan poderosa como la anterior, pero que vivía en la tierra. Se llamaba Tren Tren y aconsejó a los mapuches que subieran a los cerros cuando las aguas comenzaran a subir. Así como los mares cubrían la tierra, los cerros comenzaron a crecer. Cuando Kai Kai ya no tuvo más agua disponible, la batalla entre ambas fuerzas terminó. Muchos mapuches no lograron subir a los cerros y murieron transformándose en shumpall (sirenas y tritones). Los que se salvaron, repoblaron la tierra cuando las aguas finalmente se retiraron y el equilibrio fue restablecido”. (relato recogido de Rogelio Marihuán, comunero del sector de Piedra Alta, en la comuna de Tirúa. Bengoa, 2004).

Según la creencia ancestral mapuche, transcurrido los años del poblamiento del mundo, estos descendientes de los pillanes que habitaban la tierra, desviaron su rumbo y su contacto con la naturaleza, inclusive olvidaron el lenguaje que les fue entregado con el cual se comunicaban con los demás seres que habitaban a su lado, animales, plantas, ríos, etc. Esto generó un gran desequilibrio entre el Huenu o mundo espiritual y el Mapu, mundo terrenal. Motivo por el cual fue necesario el sacrificio de muchas almas para restablecer los equilibrios cósmicos. Es en este punto de inflexión donde vuelve a aparecer el agua, esta vez como fuente de limpieza de la humanidad, la fuerza del agua como el renacimiento del pueblo mapuche. Un hecho que les otorgó un respeto profundo con este elemento.


Caso idéntico ocurre en las festividades del We Tripantu, o año nuevo mapuche, en donde las primeras horas del dia 24 de Junio los mapuches concurren a su río más cercano para bañarse en sus aguas como fuente de limpieza y purificación para partir el nuevo ciclo solar, para dar término al tiempo de las cosechas y dar inicio al periodo de la siembra.

Cosmovisión, el rio de la tierra y el rio del cosmos.

Para los araucanos el agua ha sido eje y motor de cada una de sus creencias y cosmovisión, tal como se explica en el párrafo anterior, Los mapuches tenían la convicción de que sus ancestros creadores habitaban en el firmamento en donde debía existir un perfecto equilibrio. Estos dos mundos fueron denominados como Mapu, correspondiente a la Tierra, el lugar que ellos como seres mundanos habitaban, y por otro lado estaba Huenu, que correspondía a la comarca de los espíritus y las almas, era indispensable que estos dos mundos coexistieran un perfecto equilibrio.

“Estos antepasados de los araucanos de hoy tienen como coto de caza la inmensa Calle de los Cuentos, ‘Repu Mapu’ a la cual también llaman Huenu Leufu, Río del Cielo, donde se da caza a las veloces avestruces, choiques, escapados de los cazadores terrestres que se han refugiado en el firmamento. Aún puede verse las huellas de la pata de la avestruz en el cielo, en la Penon Choike, o como dicen los blancos, la Cruz del Sur…” (Bengoa 2003)

Como se sabe y se tiene registro, los mapuches habitaron desde un principio en los bordes de los ríos, en donde el río Bio Bio se configuró como el gran río de la tierra, lugar en el que innumerables familias construyeron su sociedad en torno a sus cientos de brazos. Este río, fuente de vida y organización social, no podía ser parte del mundo terrenal (mapu) sin que existiera su símil en el mundo espiritual, recordemos que el equilibrio ente estos dos mundo es indispensable en la cosmovisión mapuche. De esta forma “El gran río de la tierra, Futa Leufú, tenía su equivalente en el gran río del cielo, Huenu Leufú, la vía láctea, así denominada por nosotros” (Bengoa, 2007). En este plano espiritual, y en este “río galáctico", es donde vivían aquellos antepasados que poblaron la tierra en los orígenes de esta.

La muerte según los Mapuches.

La última arista, antes de abandonar el tema de la cosmovisión mapuche, es el término del ciclo de la vida en la tierra, el paso a la otra vida, a la comarca de los pillanes. Tanto la concepción de la vida y la vida misma de este pueblo gira en torno a las aguas, mas como no puede haber vida sin el equilibrio de la muerte, este misterio tampoco podía estar ajeno a la interpretación que le otorgaron a las aguas y la navegación.

“Funeral mapuche con caja mortuoria llamada wampo. En su origen, es una canoa indígena de tipo monóxila o de una sola pieza. El ritual funerario indígena refería el paso del alma del difunto por las oscuras aguas de la muerte, las que debía surcar en una canoa o wampo. El wampo, a la vez de ser su última mortaja, era el transporte material simbólico del alma del difunto desde la tierra hasta la residencia de sus antepasados en el Wenumapu o cielo mapuche.” (texto: Marco Aguilera Oliva)

Para comprender la importancia de la navegación en la vida de los mapuches, debemos conocer, sin mayores detalles por ahora, el medio de transporte que utilizaron para desplazarse por los ríos. Este medio de transporte lo denominaron wampo. Lo curioso para nosotros es que este esta palabra para los mapuches posee doble significado, canoa y ataud a la vez. Y esto por dos creencias fundamentalmente. Los pueblos ribereños o costeros tenían la convicción de que la persona que moría debía atravesar un largo viaje, es por esto que según el registro de algunos historiadores nos muestran que los cuerpos inertes eran depositados dentro de sus propias canoas, dentro de la cual también colocaban sus pertenecías, armas, comida y agua, esto con el fin de contar con el apero suficiente para emprender el largo viaje que le esperaba hasta llegar a la comarca de los espíritus, atravesando el gran río del cosmos, el Huenuleufu. En otros casos, principalmente en los asentamientos costeros cercanos a Tirúa, los cuerpos eran entregados al mar a las Trempulcawe, guardianas de los espíritus, que se transformaban en ballenas para acompañar las almas de los difuntos hacia la isla de occidente, Ngill chenmaywe (lugar donde se reúne la gente), conocida por nosotros como isla Mocha. (Mocha Dick, Ortega y Martinez 2012).

La sociedad Ribereña

Ya conocida la cosmovisión y la interpretación de la vida y la muerte del pueblo mapuche, podemos indagar con todo este contexto como respaldo, en la organización que prevaleció dentro de este pueblo, confirmando en qué territorios se establecieron y descubrir cómo se desplazaron a lo largo de todos los ríos de la región. Para muchos historiadores y arqueólogos, los mapuches mas allá de ser gente de la tierra, eran gente de los ríos, leufuches, las innumerables familias se asentaron a orillas de las aguas, y los ríos se trasformaron en ejes estructuradores en primera instancia como fuente inagotable de recursos y en segunda instancia como vía de conexión con el resto de las familias. Existen relatos que hablan de la relación de este pueblo con sus aguas, en el ámbito de la higiene que no podemos pasar por alto. Los mapuches eran eximios nadadores y hay crónicas que avalan esta afirmación, nunca dejaban de bañarse en los ríos o lagos, incluso en invierno, donde ya no era por motivos recreacionales sino que por motivos netamente higiénicos, bien es sabido el juicio personal que registraron los conquistadores al referirse a los mapuches como un pueblo sucio, al ver la necesidad que estos tenían de bañarse tan seguido, tres veces al día en algunos casos, esto entendiendo que gran parte de los soldados conquistadores provenían de sectores de España donde el recurso hídrico era más bien escaso, como Castilla y León. A su vez personas como el Padre Martín Gusinde, uno de los antropólogos más importantes que ha trabajado en Chile, quedó impresionado con el cuidado en la higiene que tenían los mapuches, lo que lo motivó a escribir una etnografía en esta materia llamada “Medicina e higiene de los antiguos araucanos” (Bengoa, 2007).

De esta manera previo a la llegada de los caballos los ríos organizaron el territorio mapuche, se establecieron límites y dividieron predios, dotando este territorio de vida y movimiento. Este movimiento es el punto que nos interesa demostrar y que dejamos de manifiesto en el origen de este escrito. La imagen que se nos viene a la mente es la que algunos historiadores como el Padre Gabriel Guarda ha construido con sus estudios e investigaciones referentes a la ciudad de Valdivia. Lugar que dota en sus relatos como punto central de encuentro para los distintos pueblos que habitaron en la cuenca del río Calle Calle. Según estos textos en este lugar se llevaban a cabo el Alihuen, que era una festividad donde llegaban todas las familias en sus canoas cargadas de productos, como verduras frutas, peces y artesanías, las cuales comercializaban mediante el trueque con sus pares, es además en estos lugares donde se celebraban acuerdos y matrimonios. Este hecho específico nos muestra la necesidad, intrínseca en los mapuches, de dominar las aguas mediante la navegación. Bengoa también nos cuenta la realidad de las mujeres mapuches que visitaban a sus padres, luego del matrimonio, llevándoles distintos productos en sus canoas, lo que demuestra que este era un medio absolutamente democrático y sin un solo uso, pues como se ha dicho anteriormente en este texto, no es extraño afirmar que cada individuo poseía su propio medio de trasporte, su propia canoa, ya que en ella residía su natural manera de sociabilizar, punto central en la interacción y organización política de este pueblo, que poseía una organización horizontal basado en la organización jerárquica de cada familia, sin ninguna figura similar a la de un estado que los regulara. Este motivo fue uno de los más relevante a la hora de constituir esta Sociedad Ribereña, incomprensible para los españoles, ya que consideraban estas constantes reuniones como flojera y borracheras. La alianza de los linajes va “pasando el agua”, dicen los textos, esto es, cruzando los ríos y lagunas, y convidando a la ceremonia a uno y otro jefe de las colectividades que se encuentran en torno a las agua. (Bengoa, 2007).

Tanto Pedro de Valdivia como jerónimo de Quiroga coinciden en sus crónicas con Mariño de Lobera, de quien podríamos desprender cierta objetividad a la hora de describir los asentamientos indígenas de la época, debido a que sus textos no necesitabas deslumbrar a ningún rey como era el caso de Pedro de Valdivia. En estas crónicas se relatan en qué consistían los alihuenes y de cómo se asentaban estos a la orillas de los ríos para dar una mayor conectividad a todas las comunidades que allí se reunían.

“Entonces el jefe Quilche hacia correr la voz, enviaba un hombre entendido que sabia parlamentar. Este traía la nueva. Llegaba la noticia a Malalhue, de ahí el jefe, el de Malalhue, pasaba el mensaje a otra parte. Llegó la noticia a Coreltuwe. Procediendo de ahí llegaba a Trinkel. Salió de allí y venia a Comohue. Ahora pasó la noticia el agua, llegando a Panguipulli… la recibió el “ulmén” de Cod Cod, ahora pasaba el agua para Kayumapu, llegaba allí pasaba a Tralkapulli, de Tralkapullis procedió en la misma dirección, fue a Pullenki, de Pullenki pasó a Koñaripe, así llegó hasta Llukuñe (Liquiñe), de esta manera sabia la noticia toda esta fila de tierras. Bajaba hacia Purulom (Pucón¿?)con procedencia de Quilche.

Siguió camino en la misma dirección, llegaba hasta San José (de la Mariquina), también iba hacia Coihue y a Furihuincul en otra dirección” (Bengoa 2007).

Cuenca valdivia.jpg

Mediante este relato podemos crearnos una idea de cómo la red de mensajeros de los mapuches eran capaces de atravesar el territorio de cordillera a mar, desde las alturas de Liquñe, hasta Cayu Mapu, sector ubicado a pocos kilómetros de la ciudad de Valdivia. Esta información la podemos contrastar con algunos textos que hablan de las rutas canoeras de la cuenca del Rio Valdivia. Lo que nos permite entender de mejor manera como es que lograron, estos pueblos, dominar los cauces fluviales de la región, en toda su extensión.

Técnicas Constructivas de los Wampos.

Las canoas de que se sirven los indios, son de una sola pieza y toscamente trabajadas al hacha. Las hay de inmensas proporciones. Tuvimos ocasión de ver una donde cabían cómodamente tres a cuatro animales vacunos y seis a ocho personas.” (Señoret 1877).

Monoxila mapuche2.jpg Monoxila mapuche.jpg


Debido al exterminio de los wampos, existen pocas personas que en la actualidad nos puedan describir las tipologías y medios para la construcción de estas embarcaciones. La mayor información descriptiva se encuentra en los cronistas y sacerdotes misioneros de la época de la colonia, quienes pudieron identificar dos tipologías distintas de canoas monóxilas, aquellas con popa recta y punta aguzada y aquellas que tenían ambos extremos aguzados. Las monóxilas de proa aguzada y popa recta han sido registradas también en Colombia, Ecuador y Tierra del Fuego además de la Araucanía. Este tipo de canoas mantiene la forma original del tronco en que fueron hechas, la popa es cortada en forma recta y la proa es toscamente modelada en forma redondeada y aguda. Las bordas son rectas y paralelas. Las canoas monóxilas de bordes aguzados, se encontrarían desde Cabo de Hornos al Ecuador y tendrían forma de luna creciente (Nicolás Lira, 2007).

Por otro lado las canoas monóxilas han sido descritas en la etnohistoria y en la etnografía como un recurso adaptativo no especializado y caracterizadas por su versatilidad ya que se utilizarían para la navegación tanto en contextos marítimos como lacustres, fluviales y palustres” (Carabias. 2007).

Dibujo de Thomas Harriot. Metodo de construcción vernacular que utilizaron los antiguos indigenas para la confección de sus canoas monóxilas.

Y cavan un árbol muy grueso con fuego y con unas conchas del mar le van rayendo, aplicando el fuego moderadamente alrededor del árbol… y con el mismo trabajo y perfección abren el buque quemando a pausas el corazón del árbol y raspando con las conchas lo que labra el fuego; y aunque tarde y espaciosamente vienen a sacar su embarcación tan bien labrada como si tuvieran los instrumentos necesarios. Con estas, aunque débiles canoas, se arrojan al mar a pescar, como lo hacen los de la Imperial en la pesca de la corvina, que es muy copiosa y también a dar asalto a sus enemigos.” (Padre Rosales, 1877).


La construcción de estas embarcaciones y las herramientas utilizadas pueden quedar más claramente definidas mediante el siguiente registro fotográfico realizado para la tesis de título del arqueólogo sub-acuático Nicolás Lira, quien se ha dedicado al estudio de una serie de wampos rescatados desde la VII a la X región, donde 5 de 6 se habrían rescatado en la región que nosotros analizamos.

La madera predominante en estos hallazgos arqueológicos es la de laurel y se supone el uso de este tipo de madera por su fácil trabajo y la significancia que posee este árbol para los mapuches, considerando que el altar donde la machi entraba en trance con los pillanes era de este mismo tronco (Lira. 2007) Para entender de mejor manera la construcción de los wampos, se encargo la construcción de una batea tipo, por medio del artesano don Ernesto Marifilo. Será necesario guardar todo tipo de proporciones respecto a las herramientas a utilizar, ya que como queda de manifiesto anteriormente por algunos cronistas o misioneros de la época de la Conquista y colonia, los mapuches desbastaban el corazón del árbol con el filo de algunas conchas y quemandolo controladamente.


hacha y azuela / hacha de mano / cuña / gubia
faena de corte del tronco mediante cuñas y combo
cortes transversales del tronco con hacha
cortes longitudinales del tronco con azuela
Archivo:Azuela pequeña.jpg
trabajo de desvaste con azuela de mano
resultado final de la batea

Procedimiento

En cuanto a las herramientas a utilizar se encuentra básicamente la cuña con el combo para realizar el trabajo de partir el tronco a lo largo, para luego con el hacha y la azuela ir gastando el corazón de éste. Para los trabajos más finos se utilizarían la azuela de mano y la gubia.

Para llevar a cabo la batea se cortó, mediante motosierra, un tronco de dimensiones mucho menores a la eslora de los wampos que construyeran los antiguos mapuches. Lo importante entonces será elegir un tronco grueso, del diámetro deseado y que esté sano.

La madera utilizada en este caso es el pellín, que corresponde a la edad del roble en su etapa adulta, caracterizado por su color rojizo y resistencia mecánica.

Como se ha dicho anteriormente, el laurel sería la madera más adecuada a trabajar, ya que fue este árbol el que se utilizó mayormente en la construcción de los wampos rescatados por el equipo de arqueologos.

Una vez cortado este tronco, se parte en la zona del viento, una rajadura natural que tiene en el centro, con dos cuñas metálicas golpeadas con un combo hasta lograr que la pieza quede dividida en dos mitades. La mitad más gruesa se usará para confeccionar la batea.

Se nivela la superficie interior y se rebaja la corteza por los costados con el hacha. Se hacen sacados transversales golpeando en un ángulo de 45°, para este procedimiento se utilizó el hacha de mano, con el fin de dar mas precisión a los cortes sin dañar el futuro rebaje de las paredes laterales de la batea.

Luego se va tallando longitudinalmente entre los dos sacados transversales, rajando la madera en el sentido de la veta, trabajo que es mucho mas simple, pues la veta de la madera favorece el desbaste.

Si el tronco está verde la batea se parte, por lo que sera necesario mantenerla con agua en su interior. En caso contrario, si el tronco está muy seco, es muy duro para trabajarlo. No puede estar muy seco ni muy verde, pues la savia produciría que se partiera, por eso hay que tener sumo ciudado al momento de derribar el arbol, ya que ésta no puede estar brotando al ser cortado.

El hacha se usa para rebajar todas las paredes, y la azuela se utiliza para emparejar el fondo. Con la azuela y hacha de mano pequeña se realiza el retoque final, aplicándola tanto en los costados como en el fondo y en la juntura o ángulo entre ellos. Don Ernesto planteó la posibilidad de que en tiempos antiguos, cuando no existían las herramientas de metal, se hayan utilizado árboles muertos que se van ahuecando de forma natural, y que igualmente pueden se usados ya que conservarían sus propiedades. (Lira, 2007)

Es necesario aclarar que los wampos no son una embarcación de velocidad, de aquí se desprende que su proa es redondeada, lo que demuestra el tipo de vida y la filosofía que es propia de la cultura mapuche, en donde no existe la necesidad de vivir apurado, y se respeta el profundo equilibrio con los plazos que la propia naturaleza les permite.

Los Wampos y su destrucción masiva

Existe pues una interrogante que no deja de manifestarse, ¿Qué pasó entonces con estos pueblos navegantes?, ¿Por qué este pueblo que logró desarrollar la navegación fluvial como parte fundamental de su organización social, dejo de serlo?. Los textos coinciden en que esta figura transmuto con la llegada de la conquista y los caballos a territorio mapuche. Este hecho histórico habría desencadenado el abandonar el transporte fluvial por el trasporte terrestre, por otro lado en la guerra de Arauco el caballo sería fundamental para los ataques sorpresa planificados por los mapuches hacia el ejercito conquistador.

Aun así, y considerando la entrada del caballo a la idiosincrasia mapuche, existen hechos históricos que erradicarían por completo la navegación, de la vida de estos pueblos. Estos hechos fueron registrados por Aurelio Diaz Meza, periodista del diario Ilustrado, quien fue convidado por Fray Sigifredo de Franenhands, misionero capuchino, a asistir a un parlamento Mapuche a celebrarse en Enero del año 1907 en la localidad de Panguipulli. Este parlamento tenía la función de reunir a todos los caciques de la región con el fin de parlamentar y tomar decisiones en conjunto sobre una serie de hechos que venían ocurriendo durante el periodo posterior a la pacificación de la Araucanía. Estos hechos dieron origen a un libro, publicado por este joven periodista, llamado “Parlamento de Coz Coz”.

En el capitulo “Audiencia de Horrores” del libro de Aurelio Diaz podemos encontrar un testimonio detallado sobre cómo fue que la Compañía Industrial y Ganadera General San Martín llega al lago Panguipulli para establecer sus operaciones mercantiles, operaciones que realizaban los indígenas en ese tiempo a través de sus wampos. Considerando la gran envergadura del lago y al no existir un camino de circunvalación alrededor de este, debido a que los mapuches tenias sus rucas en la ribera lacustre, los wampos se transformaron en el único medio de locomoción para los habitantes de Panguipulli. (Diaz Meza, 1907).

La Compañía San Martín, para poner en práctica sus propósitos comerciales, transportó desde Valdivia una barca a vapor la cual fue armada en Panguipulli. “El vapor «O’Higgins», capitán Ricardo Lange, surcó el lago con banderas, gallardetes, salvas y hurras. Los indios, admirados también, escoltaron la embarcación con sus canoas llenos de inocente regocijo, sin sospechar que la llegada de esa canoa más grande que la de ellos iba a ser la ruina de todos.”(Días Meza 1907).

A los pocos días de funcionamiento de la barcaza a vapor, se hizo saber a todos los indios de la localidad, que quedaba absolutamente prohibida toda la navegación de canoas en el lago sin la autorización de la Compañía, y que bajo tales fines, el capitán del vapor tenía orden de apresar y destruir toda embarcación que sorprendiera a flote. Bien se hizo saber esta medida, los mapuches siguieron navegando en el lago y fueron 3 wampos los que en un comienzo fueron destruidos por el capitán Lange. Este hecho hizo reaccionar a los indígenas quienes se dirigieron a manifestar su indignación y demandas de justica a don Fernando Caminos, gerente de la compañía. Para el lamento de toda la comunidad mapuche de la zona, lejos de escuchar las demandas, el 20 de Mayo de 1906, Caminos puso en marcha la pesquisa y destrucción de toda canoa que se encontrara a flote, mientras que por tierra se envió una comitiva que destruyera aquellas que se encontraran amarradas en las riveras del lago (Diaz Meza, 1907).

Historia similar ocurrió en Lago Ranco, uno de los más grandes del sur luego del lago Llanquihue. En este lago hasta hace pocas décadas los wampos eran parte característica del paisaje, tantos sus islas como sus orillas estaban habitadas por los indígenas que se trasladaban a todo su ancho. Estas barcas no podían atravesar el lago en días de temporales, pero no tenían inconveniente en atravesar largos kilómetros desde los faldeos cordilleranos hasta el mar. En base a estos hechos y según diversos testimonios, recogidos por los años treinta, se habrían mandado a quemar más de trescientos wampos al ponerse a funcionar el sistema de vapores en el lago. (Bengoa, 2007).

Conclusiones

Procesos territoriales en el siglo XVI
Procesos territoriales en el siglo XVII
Procesos territoriales en el siglo XVIII
Procesos territoriales en el siglo IX

En resumen, podemos redescubrir la historia en cuanto al desarraigo que sufrió la caracteristica navegante que tuvo el pueblo mapuche, quienes en un primer período habitaron los ríos de la parte baja del territorio, en las cuencas que permitian la navegabilidad, y luego en un segundo período en los lagos de los faldeos cordilleranos, con motivo de la pacificación de la araucania a fines del siglo pasado, donde fueron replegados hacia las zonas altas, lugar donde siguieron haciendo su vida en base al transporte fluvial. Fue este sitio entonces, el testigo del exterminio total de esta sociedad de aguas, con la llegada de los vapores.

En el ultimo tiempo, todo indica que se volverá a rescatar la historia y cultura de los mapuches como pueblo navegante, pues se han generado iniciativas patrocinadas por el estado en donde se han establecido las rutas navegables del segundo período de desarrollo fluvial [1]. Lugares como Panguipulli han creado "la ruta del wampo", proyecto que ha logrado reconstruir tres canoas mapuches y cuyo objetivo final es rescatar la navegabilidad de los lagos por parte de los mapuches, volviendo a construir el paisaje que fue arrabtado de manera violenta en los primeros años del siglo XX.[2]

Esta iniciativa sólo nos permite traer al presente, con cierto grado de nostalgia, un hecho histórico carente de contexto, pues la sociedad de agua construida por los mapuches ya no está y pareciera ser que la construccion de estos wampos no es más que un viaje romántico a un tiempo y una dinámica que no volverán, una postal, una ruca al lado de una feria artesanal que sólo nos permite inmortalizar una foto e imaginar cómo es que un pueblo logró construir su sociedad en base al trasnporte fluvial.

Nunca lograremos saber, que habría pasado con nuestra cultura navegante, ni si estos wampos habrían llegado a desarrollar la tecnología suficiente como para transformarnos en un país donde el trasporte fluvial fuera parte de nuestra idiosincrasia. Sólo nos queda redecubrir cuanto de esta historia sigue corriendo por nuestras venas, para poder hacernos cargo de la oportunidad que tenemos como país, en base a nuestra cultura ancestral, para volver a utilizar nuestro mar interior como parte de nuestra vida y sociedad.

Bibliografía

1.- Historia de Los Antiguos Mapuches Del Sur. José Bengoa.

2.- Historia del pueblo mapuche: Siglo XIX y XX. José Bengoa. [3]

3.- Canoas monóxilas en el centro-sur de Chile; navegando sobre los arboles. Nicolás Lira.[4]

4.- Procesos territoriales y bosques en la cuenca del río Valdivia (siglos XVI-XIX). Solari, Cueto, Hernández, Rojas y Camus.[5]

5.- Historia de Valdivia, 1552-1952. Fernando Guarda Geywitz.[6]

6.- Parlamento de Coz Coz. Aurelio Diaz Meza. [7]