Diferencia entre revisiones de «Andrés Morales Villarroel - Aspecto fundacional de la obra de arte en relación al espacio arquitectónico»

De Casiopea
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Roberto Matta es un pintor chileno  pionero en el  “surrealismo abstracto”, rama que expresa un mundo onírico dentro del cual se inventan universos propios de la esencia del ser, dejando de lado toda representación figurativa en las obras realizadas. Luego de estudiar arquitectura en Santiago  y tras una crisis en el país, Matta emigra en  1933 hacia Europa, donde comienza a dedicarse de lleno al arte y la pintura. Conoce a grandes personajes como Picasso, Dalí y André Bretón. Es este último personaje quien inserta a Matta en el mundo del surrealismo, entendiendo este último concepto como  “la realidad modificada, en donde no existe intervención reguladora de la razón, siendo ajeno a toda preocupación estética o moral”(1).  
Roberto Matta es un pintor chileno  pionero en el  “surrealismo abstracto”, rama que expresa un mundo onírico dentro del cual se inventan universos propios de la esencia del ser, dejando de lado toda representación figurativa en las obras realizadas. Luego de estudiar arquitectura en Santiago  y tras una crisis en el país, Matta emigra en  1933 hacia Europa, donde comienza a dedicarse de lleno al arte y la pintura. Conoce a grandes personajes como Picasso, Dalí y André Bretón. Es este último personaje quien inserta a Matta en el mundo del surrealismo, entendiendo este último concepto como  “la realidad modificada, en donde no existe intervención reguladora de la razón, siendo ajeno a toda preocupación estética o moral”(1).  
A finales de 1970, y tras una larga carrera tanto en Europa como en USA, Matta regresa a Chile invitado por el presidente Salvador Allende para realizar murales colectivos con la Brigada Ramona Parra. Matta encuentra en el gobierno de Allende un escenario público importante que le permitirá plasmar las ideas de libertad y poesía desde su particular expresión, siendo  “el primer gol del pueblo chileno” una de sus obras más reconocidas y un claro ejemplo de esto.  
A finales de 1970, y tras una larga carrera tanto en Europa como en USA, Matta regresa a Chile invitado por el presidente Salvador Allende para realizar murales colectivos con la Brigada Ramona Parra. Matta encuentra en el gobierno de Allende un escenario público importante que le permitirá plasmar las ideas de libertad y poesía desde su particular expresión, siendo  “el primer gol del pueblo chileno” una de sus obras más reconocidas y un claro ejemplo de esto.  
Dicho mural se ubica en la piscina olímpica de  la comuna de la Granja,  sector emblemático en la lucha de las clases más vulnerables del país, siendo pintado en 1971 junto a la Brigada Ramona Parra y a pobladores de la zona. Roberto Matta logra plasmar en el mural el primer año de gobierno de Salvador Allende, expresando un partido entre la derecha y la izquierda de dichos años, entremezclando en su obra lo más propio de si con el trabajo colectivo, plasmando un tema popular al alcance de todos quienes allí habitan y abriendo una estrecha relación entre arte y arquitectura al poner en valor el uso del espacio público, volviéndose el mural un ícono importante para los pobladores de La Granja.  
Dicho mural se ubica en la piscina olímpica de  la comuna de la Granja,  sector emblemático en la lucha de las clases más vulnerables del país, siendo pintado en 1971 junto a la Brigada Ramona Parra y a pobladores de la zona.  
 
Roberto Matta logra plasmar en el mural el primer año de gobierno de Salvador Allende, expresando un partido entre la derecha y la izquierda de dichos años, entremezclando en su obra lo más propio de si con el trabajo colectivo, plasmando un tema popular al alcance de todos quienes allí habitan y abriendo una estrecha relación entre arte y arquitectura al poner en valor el uso del espacio público, volviéndose el mural un ícono importante para los pobladores de La Granja.  
 
Años más tarde, tras el golpe de estado,  el mural es cubierto con pintura al ser símbolo del gobierno de izquierda, y es en el año 2008 cuando reaparece tras un arduo trabajo de recuperación.
Años más tarde, tras el golpe de estado,  el mural es cubierto con pintura al ser símbolo del gobierno de izquierda, y es en el año 2008 cuando reaparece tras un arduo trabajo de recuperación.
El mural recuperado logra potenciar nuevamente el  lugar, tras lo cual, la municipalidad decide construir en torno a éste lo que hoy se conoce como “Centro Cultural Espacio Matta”. El artista logra así vincular su obra con los habitantes, conformando un hito fundacional al situarlo en un espacio puramente público, siendo fiel a su concepto de surrealismo, el cual lo entiende como un “movimiento filosófico social con aspectos artísticos que le sirven de expresión natural” (2).
El mural recuperado logra potenciar nuevamente el  lugar, tras lo cual, la municipalidad decide construir en torno a éste lo que hoy se conoce como “Centro Cultural Espacio Matta”. El artista logra así vincular su obra con los habitantes, conformando un hito fundacional al situarlo en un espacio puramente público, siendo fiel a su concepto de surrealismo, el cual lo entiende como un “movimiento filosófico social con aspectos artísticos que le sirven de expresión natural” (2).


''Escultura y travesía, relación con el espacio público''
''Escultura y travesía, relación con el espacio público''
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El año 2009 en la travesía a Bahía Murta construimos junto a Jose Ballcels una de estas esculturas. La obra a erigir está planeada y estudiada con anterioridad, por lo que no fue necesario conocer el territorio donde sería construida para poder llegar a su forma final.   
El año 2009 en la travesía a Bahía Murta construimos junto a Jose Ballcels una de estas esculturas. La obra a erigir está planeada y estudiada con anterioridad, por lo que no fue necesario conocer el territorio donde sería construida para poder llegar a su forma final.   
La escultura guarda en su composición ciertas reglas y dimensiones definidas por quien la crea, manteniendo un lenguaje y una idea propia de su escultor que no responde necesariamente a aquello que el territorio le presenta, quedando muchas veces en un modo abstracto que puede ser interpretado de diversas maneras por quien la contempla, guardando en ella también un carácter libre al ser comparado con la obra arquitectónica, la cual es siempre fiel a la observación del lugar, respondiendo a aquello que el territorio va develando, y procurando siempre contribuir al habitar propio de su emplazamiento.
La escultura guarda en su composición ciertas reglas y dimensiones definidas por quien la crea, manteniendo un lenguaje y una idea propia de su escultor que no responde necesariamente a aquello que el territorio le presenta, quedando muchas veces en un modo abstracto que puede ser interpretado de diversas maneras por quien la contempla, guardando en ella también un carácter libre al ser comparado con la obra arquitectónica, la cual es siempre fiel a la observación del lugar, respondiendo a aquello que el territorio va develando, y procurando siempre contribuir al habitar propio de su emplazamiento.
En el caso de las travesías de primer año, la obra arquitectónica guarda siempre un espacio importante para la escultura, la cual aparece como Hito de aquello que se está construyendo. Se abre así una relación entre escultura y arquitectura que permite darle valor a estos dos oficios, los cuales, a pesar de tener diferencias claras logran comunicarse y construir en conjunto una obra final.
En el caso de las travesías de primer año, la obra arquitectónica guarda siempre un espacio importante para la escultura, la cual aparece como Hito de aquello que se está construyendo. Se abre así una relación entre escultura y arquitectura que permite darle valor a estos dos oficios, los cuales, a pesar de tener diferencias claras logran comunicarse y construir en conjunto una obra final.


Tanto el mural del pintor Roberto Matta como la escultura en las travesías, logran abrir un vínculo con lo público desde su propia esencia, tomando ambas obras un carácter fundacional que logra poner en valor un determinado espacio que concluirá en la construcción final de un espacio arquitectónico.
Tanto el mural del pintor Roberto Matta como la escultura en las travesías, logran abrir un vínculo con lo público desde su propia esencia, tomando ambas obras un carácter fundacional que logra poner en valor un determinado espacio que concluirá en la construcción final de un espacio arquitectónico.

Revisión del 23:59 1 jun 2014

Aspecto fundacional de la obra de arte en relación al espacio arquitectónico

El siguiente ensayo pretende poner en valor el aspecto fundacional de las obras arquitectónicas a partir de dos casos que guardan en si ciertas similitudes. Uno de ellos corresponde a la obra del artista chileno Roberto Matta “el primer gol del pueblo chileno”, mientras que el segundo hace referencia a la escultura de Jose Balcells erigida en la travesía del año 2009 en Bahía Murta, región de Aysén.

Roberto Matta y “el primer gol del pueblo chileno”

Roberto Matta es un pintor chileno pionero en el “surrealismo abstracto”, rama que expresa un mundo onírico dentro del cual se inventan universos propios de la esencia del ser, dejando de lado toda representación figurativa en las obras realizadas. Luego de estudiar arquitectura en Santiago y tras una crisis en el país, Matta emigra en 1933 hacia Europa, donde comienza a dedicarse de lleno al arte y la pintura. Conoce a grandes personajes como Picasso, Dalí y André Bretón. Es este último personaje quien inserta a Matta en el mundo del surrealismo, entendiendo este último concepto como “la realidad modificada, en donde no existe intervención reguladora de la razón, siendo ajeno a toda preocupación estética o moral”(1).

A finales de 1970, y tras una larga carrera tanto en Europa como en USA, Matta regresa a Chile invitado por el presidente Salvador Allende para realizar murales colectivos con la Brigada Ramona Parra. Matta encuentra en el gobierno de Allende un escenario público importante que le permitirá plasmar las ideas de libertad y poesía desde su particular expresión, siendo “el primer gol del pueblo chileno” una de sus obras más reconocidas y un claro ejemplo de esto. Dicho mural se ubica en la piscina olímpica de la comuna de la Granja, sector emblemático en la lucha de las clases más vulnerables del país, siendo pintado en 1971 junto a la Brigada Ramona Parra y a pobladores de la zona.

Roberto Matta logra plasmar en el mural el primer año de gobierno de Salvador Allende, expresando un partido entre la derecha y la izquierda de dichos años, entremezclando en su obra lo más propio de si con el trabajo colectivo, plasmando un tema popular al alcance de todos quienes allí habitan y abriendo una estrecha relación entre arte y arquitectura al poner en valor el uso del espacio público, volviéndose el mural un ícono importante para los pobladores de La Granja.

Años más tarde, tras el golpe de estado, el mural es cubierto con pintura al ser símbolo del gobierno de izquierda, y es en el año 2008 cuando reaparece tras un arduo trabajo de recuperación. El mural recuperado logra potenciar nuevamente el lugar, tras lo cual, la municipalidad decide construir en torno a éste lo que hoy se conoce como “Centro Cultural Espacio Matta”. El artista logra así vincular su obra con los habitantes, conformando un hito fundacional al situarlo en un espacio puramente público, siendo fiel a su concepto de surrealismo, el cual lo entiende como un “movimiento filosófico social con aspectos artísticos que le sirven de expresión natural” (2).


Escultura y travesía, relación con el espacio público

El ejemplo anterior tiene gran similitud con el carácter fundacional de las esculturas erigidas en las travesías de primer año de la Ead, las cuales se conjugan con el espacio, abriéndose así un vínculo entre escultura y obra arquitectónica. El año 2009 en la travesía a Bahía Murta construimos junto a Jose Ballcels una de estas esculturas. La obra a erigir está planeada y estudiada con anterioridad, por lo que no fue necesario conocer el territorio donde sería construida para poder llegar a su forma final. La escultura guarda en su composición ciertas reglas y dimensiones definidas por quien la crea, manteniendo un lenguaje y una idea propia de su escultor que no responde necesariamente a aquello que el territorio le presenta, quedando muchas veces en un modo abstracto que puede ser interpretado de diversas maneras por quien la contempla, guardando en ella también un carácter libre al ser comparado con la obra arquitectónica, la cual es siempre fiel a la observación del lugar, respondiendo a aquello que el territorio va develando, y procurando siempre contribuir al habitar propio de su emplazamiento.

En el caso de las travesías de primer año, la obra arquitectónica guarda siempre un espacio importante para la escultura, la cual aparece como Hito de aquello que se está construyendo. Se abre así una relación entre escultura y arquitectura que permite darle valor a estos dos oficios, los cuales, a pesar de tener diferencias claras logran comunicarse y construir en conjunto una obra final.

Tanto el mural del pintor Roberto Matta como la escultura en las travesías, logran abrir un vínculo con lo público desde su propia esencia, tomando ambas obras un carácter fundacional que logra poner en valor un determinado espacio que concluirá en la construcción final de un espacio arquitectónico.