Almendral y los ejes sostenedores de sub-barrios

De Casiopea

INTRODUCCION

Dentro del marco de estudio del taller, se plantea como materia el reconocimiento del barrio Almendral desde sus límites y su posibilidad de constituirse a partir de sub-barrios. Es aquí donde se da partida a un replanteamiento personal con respecto a estos casos, llegando de esta manera a construir una teoría sobre el Almendral. Una manera de abordar cómo se construye y define el Almendral es en la observación de su trazado urbano actual, relacionado con la proyección de ejes que posibilitan no sólo la circulación, sino que el barrio mismo se sostenga. Pero lo que nos compete es que es posible a su vez dirigir esto del trazado urbano a una escala más minuciosa, a una escala sub-barrial, tomando en cuenta que los ejes son capaces de sostener algo más determinado como es el caso del sub-barrio, y que, particularmente en este planteamiento, crean vínculos con otros sub-barrios y también con otras “unidades de territorio”; por lo que nos veremos enfocados en la zona de av. Colón hacia los cerros.

BREVE RESEÑA

Durante los siglos XVI y XVII en el Almendral se produce un incipiente poblamiento de carácter rural. Con el pasar del tiempo en Valparaíso se acentúa el comercio, por lo que la demanda de espacios para edificación crece rápidamente, por lo que ya en la primera mitad del siglo XIX el Almendral pierde esa identidad rural que poseía. Ya en 1896 el valor del terreno se duplicaba, y se alojaban industrias de capitales extranjeros hasta que en 1906 el terremoto arrasa con el Almendral. El barrio logra en cierto grado revitalizarse como espacio comercial, pero sin alcanzar el nivel con el que contaba antes.

EL ALMENDRAL Y LOS EJES

Desde sus antecedentes, podemos dar cuenta que el Almendral pasó de ser “hogar de Valparaíso” (en un principio un poblado rural que luego fue creciendo vertiginosamente debido al incremento de comercio) a ser un “espacio de tránsito” (aunque aún se esfuerza por conservar algunas formas de vida y hábitos tradicionales). Este espacio de tránsito surge como consecuencia de la proliferación de servicios y comercio, diversificado y especializado a su vez. Este aspecto se ve reflejado en la circulación del barrio, donde la convergencia de personas se dirige hacia los servicios, comercio, etc. Esta circulación es sostenida predominantemente (a una escala barrial) por ciertos ejes determinados, donde están considerados Av. Pedro Montt, Av. Argentina, Av. Francia y, el eje que nos concierne, Av. Colón, debido a la diversidad territorial con la que cuenta. Así se afirma entonces que son los ejes los que sostienen la circulación de este “espacio de tránsito”, habiendo entonces una dependencia en los ejes de parte de barrio Almendral. Es de aquí que nace la idea de considerar el eje como sujetador de barrio, pero enfocado hacia una escala de sub-barrio, como un “aparato” que además identifica. Entrando en materia más específica, damos paso a la observación entre la av. Colón y el pie de cerro para identificar los sub-barrios desde sus ejes, además de las interacciones y/o vínculos entre estos mismos.

LOS EJES EN LA PARTICULARIDAD DEL SUB-BARRIO

SUB-BARRIOS Y PIE DE CERRO: EJES DE INTEGRACIÓN Y SEGREGACIÓN

La calle da cuenta en tanto a la vertical de un “límite falso” entre el plan y el cerro, construyendo un momento de separación que da cuenta del cerro como un atrás que llega al plan desde la escalera

En una primera instancia nos encontramos con la particularidad de la integración del cerro con el Almendral por medio de ejes de sub-barrio. En esta instancia identificamos dos sub-barrios; uno en Colón con Las Heras y el otro en Colón con Las Monjas. Ambos sub-barrios se vinculan entre sí con calle Lastra, eje que en un principio separa el cerro con la planicie, desde un carácter geográfico, debido a su estrechez y la vertical; pero que vincula los ejes de Las Heras y Las Monjas, donde ambas integran el plan con el cerro: la primera, un eje que se intercepta con una confluencia de calles provenientes de Colón (Carrera, Buenos Aires) como del cerro (Vicuña Mackenna) que forman un centro que sustenta a este barrio, y le da una posibilidad de encuentro en su abertura, a modo de plaza (como medio de circulación), en donde el encuentro es fortuito, sin interferir en el espacio de tránsito; la segunda, un eje continuo, lineal, que se proyecta desde Colón hacia el cerro, constituyéndose con Las Monjas y que continua con Buffon (en una recta) hasta Baquedano (donde ya se está en el cerro), de manera paulatina, en un “estrechando” paulatino dado por sus tres sub-segmentos (Las Monjas, Buffon y Buffon como escalera al cerro). De esto se desprende la posibilidad del eje como límite de relieve por su espacialidad, pero que vincula dos ejes que construyen sub-barrios que debido a este vínculo se integran entre sí y que a su vez cada uno integra el pie de cerro desde un acto, o sea, una integración desde una escala urbana.

SUB-BARRIOS BINOMIOS EN UN EJE

El contraste entre lo abandonado y lo utilizado. La calzada de circulación es dejada a la deriva en tanto pasa por la capilla, mientras que la calzada olvidada de adoquines es utilizada como lugar de permanencia. Lo abandonado se hace ajeno en tanto no se habita
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Como una segunda instancia en materia, nos ubicamos en Hontaneda, identificando los sub-barrios de Parque el Litre con la facultad de medicina de la UV, y la Capilla de la Providencia. Ambos son construidos a partir de eje de Hontaneda, a partir de dos “momentos” que esta calle posee. El primero, el parque con la facultad, hace de Hontaneda como un umbral hacia dichas dependencias (así como a otras) y se suma Uruguay como un eje secundario, que actúa como otro espesor de circulación. En Hontaneda el peatón atraviesa en espesor de calle, alejándose así de la dimensión longitudinal de ésta. Este momento acaba en la calle Pocuro, dando partida al sub-barrio de la Capilla de la Providencia, donde en la misma Hontaneda se distinguen las dos calzadas, una pavimentada y otra cubierta de adoquines, la segunda más profunda que la otra. El sub-barrio se caracteriza por ser sector de trabajo de los mecánicos, quienes se apoderan de la calzada “deteriorada” (la de adoquines), haciendo de este tramo de Hontaneda un patio de trabajo que “revitaliza” la calzada en tanto se usa, dejando a la otra como el “atrás” de este patio junto con el deterioro de la Capilla.

De todo lo anterior desprendemos que a una escala sub-barrial, una "escala minuciosa", se sostiene desde un eje en particular, sin embargo el eje no se vale por sí mismo como un trazo geometrico para sostener un sub-barrio, sino que ha de apoyarse en un "elemento" presente. Entendamos como elemento un concepto acuñado para referirse no sólo al elemento arquitectónico que incide en el acto, sino tambien del acto que construye al elemento. Así entendemos que el eje en un sub-barrio se hace espacio de tránsito, siendo este último relativamente capaz de interconectar los núcleos residenciales al integrar sub-barrios con otras unidades territoriales, sean estas otro sub-barrio, el pie de cerro, etc; todo esto debido a la presencia del elemento, sea este arquitectónico o un meramente un acto, en otras palabras, tangible o evidenciable.