Valparaíso ante el eje Este-Oeste
Título | Valparaíso ante el eje Este-Oeste |
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Año | 2017 |
Autor | Bruno Marambio Márquez |
Tipo de Publicación | Artículo en Revista Académica |
Revista | Acto & Forma |
Editorial | Ediciones EAD |
Colección | Ciudad y Territorio |
Páginas | 30-35 |
Palabras Clave | Valparaíso, Ciudad portuaria, Conectividad territorial, Amereida |
Línea | Ciudad y Extensión |
URL | https://issuu.com/ead-pucv/docs/acto forma n 3 |
Carreras Relacionadas | Ciudad y Territorio"Ciudad y Territorio" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property. |
Valparaíso ante el eje Este-Oeste
Resumen
Chile por la naturalidad de su geografía, se despliega de manera longitudinal, mientras que la transversalidad está dada por la conexión entre mar interior (amereida, 1967) y océano pacífico, para encontrarse con la dimensión de lo global. valparaíso no ha sido fundada por una planificación española de cuadras, sino desde el acto de habitar que se origina con la actividad portuaria. por lo tanto, mirar al mar es mirar al origen, es no desarraigarse de lo que nos ha entregado todo. el mar nos ha regalado la tierra. con la expansión del puerto la ciudad ha perdido la orilla y valparaíso ha crecido encaramándose hacia los cerros en búsqueda de su destino, el mar. es así como entonces la ciudad-puerto se convierte en un recordatorio al país completo para revelarnos que somos un borde de américa, por lo tanto nuestro destino es marítimo y que la condición poética del hombre es lo que le hace subir a contemplar el mar para encontrar su origen y destino.
Artículo
En América Latina la plaza es el elemento ordenador que se establece como punto fundacional de las ciudades (Márquez, 2013). En el caso de Valparaíso la ciudad no ha sido fundada, surge en la búsqueda de un mar cobijado que permitiera las maniobras navieras a los barcos (Cobos, 1999). Es decir, desde del acto de habitar que se origina con la actividad del puerto. Así, Valparaíso se enclava en el borde. Borde que significa el vínculo con el mundo, desde donde venían las noticias y lo avances tecnológicos, el progreso llegaba con los barcos (Purcell, 2014). Por eso la importancia y cercanía con el mar, por la posibilidad de poder mirar al horizonte y encontrarse con la orilla lo antes posible cuando aparecía un barco en la lejanía. Hay una intencionalidad de llegar a la orilla, ese es el destino. Con la expansión del puerto se pierde la orilla tangible con el cuerpo, ya no es posible descubrir “el misterio de la unión del agua con la tierra” (Cruz, 1953), y el ser en su condición humana busca develar estos secretos, por lo que se encarama hacia los cerros para encontrarse con el borde y dar cuenta con la vista de su existencia. En esta renuncia hubo un paso a buscar la altura de los cerros que implicó el esfuerzo de subir, pero que trajo consigo la lejanía como regalo (Purcell, 2014). Es en ese acto desesperado de encaramarse que no se renuncia al destino y se sigue mirando al mar con anhelo. A medida que Valparaíso va creciendo hacia los cerros para seguir en contacto con el mar, reinicia o reafirma su temple, siendo así un recordatorio que le revela el destino al país completo, que somos un borde de América y por eso Valparaíso debe cuidar la orilla del mar con su puerto, como Viña del Mar lo hace desde sus playas (Purcell, 2014). En este sentido, Valparaíso refleja ese contacto con la orilla, para colocar a Chile y América frente a su destino (Purcell, 2014). América está rodeada de los grandes océanos y Valparaíso le hace frente al mar, lo enfrenta de cara. El puerto reafirma que Valparaíso se enfrenta al Pacífico, ya que no se encuentra en aguas completamente resguardadas, se afronta al horizonte y a la lejanía.
“Es imprescindible considerar atentamente la fisionomía de nuestro país: esta peculiar y estrecha franja de tierra de casi 5000 km. de largo por un ancho promedio de 180. Piénsese por un momento, que esta figura extremadamente larga y esbelta, la acota, por el Norte, un enorme desierto de una aridez portentosa. Imagínese que por el Sur, a través de un mar proceloso, se clava en la Antártica, polo helado que abre y dificulta a la vez el paso del Levante al Ocaso. Observemos que por el Este un enorme muro de altura mítica y de un ancho igual o mayor al del país, le cierra el paso en toda su extensión. Y finalmente veamos que por el Oeste, paralizada por la orilla, la mirada se extiende sin interrupción hasta la brumosa ilusión del horizonte.” (Balcells, 2009, p.19)
En este encuentro abisal hacia el Pacífico es que Chile no puede mirar la lejanía del mar interior, la cordillera irrumpe y lleva la vista hacia una lejanía forzada en lo alto. Nuestro país se encuentra atrapado entre el Pacífico y la cordillera, la vista se nos escapa hacia la lejanía del océano y el cuerpo queda direccionado con los Andes como gran respaldo que no nos permite mirar hacia el interior. Entonces, en Valparaíso mirar al mar es mirar al origen, es no desarraigarse de lo que nos ha entregado todo, el mar nos ha regalado la tierra. Y esta relación va más allá de la estética, se agranda el anfiteatro de Valparaíso, hace aparecer el territorio, que va con lo intangible, con la condición poética del hombre que le hace subir a contemplar el mar para encontrar su origen y destino.
Chile se conforma físicamente como una franja frente al mar, es decir, nuestro destino es marítimo (Purcell, 2014). El eje Norte-Sur nos trae a presencia la longitud del país, mientras que el eje transversal Este-Oeste contiene una dimensión mayor, atravesar el continente o cruzar el Pacífico para tener una conectividad global (Purcell, 2014). Es tal esta complejidad de ciudad-puerto que Valparaíso se desborda de sí mismo, y hay una relación hacia las dimensiones mayores de conectividad del territorio. El Aconcagua aparece como monumento del continente americano.
Valparaíso es un embudo de grandes flujos entre el mar y los corredores bioceánicos, por lo que actualmente está en una situación de doble borde hacia ambos frentes: el Océano Pacífico y el Mar Interior. La ciudad-puerto queda en una condición de punto de inflexión entre el agua y la tierra, donde se hace máspresente la dimensión de globalización al ser una ciudad de doble frente. Sin embargo, Valparaíso sigue teniendo un borde que no contiene, que separa al agua de la tierra. ¿Cómo la ciudad logra encontrarse con la ola y el mar? Hay una importancia en la orilla que abre la posibilidad de encontrarse con la naturaleza para recrearse, congregando a la gente a los bordes, cerro y mar, para mirarlo y percibirlo con el cuerpo, pero, ¿qué dimensión le regala a la ciudad estos espacios para poder recrearse? América se descubre desde el mar, y ahora América se abre hacia el mundo a través del mar, por lo que el borde nos regala la abertura para acceder y contemplar (Purcell, 2014).
Habitante del borde,
En una ciudad que mira al borde,
Borde que conecta ciudades
Para traer a presencia el destino del país,
Que a su vez es orilla del continente
Y frontera de lo global con lo propio, el mar interior.
Podemos ver que ante lo acotado de nuestro país, y la situación en la que nos encontramos, de estar acorralados y colgando ante el abismal Océano Pacífico, se nos hace necesario abrir el borde para relacionarnos hacia el exterior. Eso es Valparaíso, una gran abertura entre mar y tierra. Abertura para que en un borde circulable se pueda dar continuidad a la realidad natural de lo longitudinal en nuestro país, y un borde de permanencia con el cual encontrarse ante mar y océano para abrir Valparaíso en el eje transversal Este-Oeste. Lo longitudinal es lo inevitable, y lo transversal es lo ganado. La Cruz del Sur en Amereida propone la cardinalidad del continente que traza sus ejes. Al Sur está el Norte; que ya no se llama Norte ni Sur. La Cruz del Sur se llama Ancla Polar. El Atlántico aporta su luz. El Pacífico es la aventura. Mientras que el trópico y las Antillas son el origen: entonces 1 ancla, 2 luz, 3 origen, 4 aventura. (Amereida volumen segundo, 1986).
Norte-Sur, donde Norte representa el Origen, la llegada de Cristóbal Colón a las Antillas, y Sur que se vuelca en nuestro propio norte, por eso es Ancla. En el eje Este-Oeste, Este trae la Luz proveniente de Europa, la inspiración de los originales que atraviesa América y se proyecta hacia el Oeste, lo desconocido y por lo tanto, la Aventura. Para que Valparaíso pueda recuperar su renombre como ciudad-puerto de la cuenca del Pacífico, deberá abrirse transversalmente considerando estas dimensiones en las cuales está contenido y atravesado, traer la Luz del Este y lanzarse a la Aventura.
Bibliografía
Amereida. (1967). Amereida. Santiago de Chile: Editorial Cooperativa Lambda.
Amereida volumen II. (1986). Valparaíso: Talleres de investigaciones Gráficas de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso.
Balcells, J. (2009). Trece cachalotes o la dimensión poética de un país. Valparaíso: Taller de investigaciones gráficas de la Escuela de Arquitectura y Diseño PUCV.
Cobos, M., et al. (1999). Cartografía histórica de Valparaíso. Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso.
Cruz, A. (1956). Estudio urbanístico para una población obrera en Achupallas. Anales de la Universidad Católica de Valparaíso nº1. Año 1954. 243-315
Cruz, A., et al. (1971). Fundamentos de la Escuela de Arquitectura Universidad Católica de Valparaíso 1971. Santiago de Chile: Escuela de Arquitectura UCV.
Márquez, J. (2013). Senderos en el bosque urbano. Santiago de Chile: ARQ ediciones
Purcell, J. (2014). Visión de Valparaíso: 1953-2011. Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso.