Travesía de la S(c)ima - Pangue - Colliguay

De Casiopea
Cargando el mapa…
Travesía de la S(c)ima, 2022
2022/11/23 - 2022/11/25
DestinoPangue
ObraErmita de San Cristobal
ProfesoresJorge Ferrada
AyudantesEnrique Rivadeneira Barrios
AlumnosTania Barrios, Nina Kaelbel, Hannah Klammeck, Lena-Marie Janke, Louise Ferrari, Maia Alva M Garrido, Antonia González, Cristian Barrera, Benjamín Pinto Santander, Gabriela Muñoz, Julieta Victoria Díaz Guthrie, Yaquelinne Morales Gutierrez, Aylin Elisabet Ivani Ortega
TalleresTaller Marginalidad Borde Costero y Ciudad Puerto 2022 S2
TalleresARQ 3º, ARQ 4º

Se trataba en un principio de una travesía que iba a los altos de Colliguay, lugar que a pesar de estar a 57 km se hizo inaccesible, tanto por el lado de Santiago como por el lado de Colliguay. Los terrenos que dan a los altos por ambos lados están cerrados, con portones de mineras y propiedad privada. Se dice que esto es para la custodia de la flora y fauna del lugar, pero después de varios intentos y muchos kilómetros recorridos, la verdad del vendaje tiene que ver con que los altos se ocupan para el tráfico de drogas... Entonces, “el camino no es el camino”, nos encontramos con algo inverso: si la cima de los cerros de la cordillera de la costa son inaccesibles, un bajo, una inversión de lo de arriba que sí nos permite el paso. Así, al borde del camino, en su margen, una ruina, unos muros de adobe de lo que se presume podría haber sido una casa, un sitio sin demarcaciones, sin cercos, sin acceso, allí entre los matorrales, abandonada e invisible.

Se toma este partido, y se construye en los tiempo de pre travesía unos elementos verticales, que llamamos columnas de luz. Estos elementos se piensan al modo de unos kit prearmados, para ser alzados y vinculados en tres días, armando un lugar marginal, y nuevo. Por otro lado, aquellos que se quedaron, construyeron una cartografía espacial que permita dar cuenta del lugar de la travesía y sus incidencias. Cartografía realizada con la tutela de David Jolly.

La travesía se trató de una ermita, abierta permanentemente al público, en su propio retiro. Una ermita dedicada a San Cristóbal, santo patrono de los caminos y los caminantes, como lo nombramos. Un lugar, entonces, que se sostiene en la custodia de la imagen del Santo, pero que de suyo tiene este hecho de estar en un despoblado, a las afueras... En donde no suele haber culto permanente. Allí entonces edificamos la Obra, desde aquella ruina hacia la luz de lo alto, aquello que se nos mostraba desde un recóndito abajo.

Luego vimos que el lugar y sus equidistancias nos mostraban una referencia, se trataba de que el paseo Altamirano de Valparaíso a cota cero, y en línea recta, pasando por la Obra de travesía, iba a dar a la plaza de Armas de Santiago, y desde allí al poblado de Lo Valdés en el interior del Cajón del Maipo, y desde allí a San Rafael (Argentina) en la Pampa. Un lugar en donde existen muchas ruinas de edificaciones abandonadas. En donde el tiempo, como lo señala Augé, que no es el tiempo que nos hablan los manuales de historia o del que tratan de resucitar las restauraciones, es un tiempo puro... Un tiempo perdido cuya recuperación compete al arte. Entonces, con la ruina y sus anuncios, con lo alto y sus bajos, con la extensión del Pacifico y la Pampa, este trazo de marginalidades, nos trae nuevas señas al tiempo de travesía.