Taller de Amereida 2021

De Casiopea



Asignatura(s)Taller de Amereida
Año2021
Tipo de CursoRamo Lectivo
TalleresARQ 1º, ARQ 2º, ARQ 3º, DIS 1º, DG 2º, DG 3º, DO 2º, DO 3º
ProfesoresIsabel Margarita Reyes, Carlos Covarrubias, Jaime Reyes, Manuel Sanfuentes
EstudiantesFrancisca Silva Piña, Matilde Croxatto Ullrich, Catalina Muñoz Castro, Cristobal reitze, Catalina López, Danae Pirce Badillo, Josefa Herreros Cárdenas, Sofía Carrasco, Paulina Zuñiga, Romina Flores, Delia Madrid, Catalina Riveros, Rocío Vásquez, Franco Giunta, Pilar Flores Alballay, Gabriel Mella Ugarte, Gabriela Alliendes, Marcos Arredondo, Renata Calquín, Martín Ignacio Hidalgo Retamales, Maria Francisca Varela Herrera, Matias Vivanco Nilo, Constanza Gallardo Castillo, Constanza Catalina Jaime Vergara, Nicolás Andrés Cárdenas Salas, Patricia Alejandra Cuevas Zúñiga, Elías Muñoz Cárdenas, Laura Aguirre Naretto, David Silva Bernales, Montserrat Leonor Miranda Baez, Javiera Muñoz Barrios, Joel Henríquez, Consuelo Lizana, Dominique Lebuy Contreras, Matias Benjamin Mondaca Varas, Valentina Ojeda, Vania Rojo, Li Ann Montenegro, Esteban Rejas, Daniel Zepeda, León Cruz, Florencia Vargas Díaz, Constanza Toro, Claudio Acuña, Matías Morales Jiménez, Liliana González Hernández, Catalina López Campos, Antonia Alexandra Valdenegro Acuña, Michelle Julien Hahn, Fernanda Montaño Pastén, Savcka Vlahovic Salazar, Felipe Agüero, Fabiola Farías Aravena, Pablo Murúa, Paulina Alfaro Pinilla, Catalina España Veas, Fernanda Bernales, Solange Osorio, Angélica Villegas Asencio, Nicolás Andrés Benítez Muñoz, Alondra Constanza Hernández Aranda, Catalina Andre Ubilla Lagos, Nicolas Ramirez Moya, Catalina Valenzuela Osorio, Dominique Ávila, Diego Cortes, Pía González, Martin Osses Pasten, Dilan Rodríguez, Nohemi Valdés, Fernanda Méndez, Arturo Céspedes, Paula Retamal Ardiles, Antonella Pascualetti, Jimena Olguín, Natalia Sepúlveda Gutiérrez, Tania Cartes, Anais Rodríguez, Katalina Gajardo, Josefa Antris, Catalina Manzo, Rodrigo Parra Ortiz, Nicole Luco, Michelle De los Ríos, Valeria Martinez Saavedra, Vicente Del Río, Daniela Miranda, Cecilia Pérez, José Domingo Flores Mendoza, Karla Alvarado Jofré, Crystal Mardones, Rosario Negrete Molina, Marina Cabezas, Benjamin Malebrán Cortés, Bastián Ríos Cerón, Antonia Reyes Puig, Benjamín Galindo Soto, Zara Arjel Vera, Daniela López M., Francisca ñancucheo, Anaís Arancibia, Josefina Pozzo, Diego Torres, Lukas Ulloa, Lia Brown Campos, Itay Rojas, Aylin Elisabet Ivani Ortega, Elder Torres Herrera, Barbara Inés Suazo Cubillos, Tomás Gómez Salas, Daniela Nuñez Toledo, Rayén Lillo Castillo, María José Mery, Javiera Castro, Raimundo Hervia Salinas, Mateo Avila Hidalgo, Paola González, Isidora Rogaler Wilson, Fernanda Farías, Catalina López Guerra, Nicolas rios hidalgo, Constanza Ramírez Monsalves, Williams Olivares, Nicolás Alejandro Isla Díaz, Matias Cordova Arce, Bárbara Arriaza Araya, Danae Anais Miranda Abarca, Gabriela Gatica, Constanza Cortes Madrid, Catalina vera leiva, Daniel Altamirano, Mathias Gutierrez Duran, María de la Luz Fernández, Alfonso Fuentes, Catherine Pinto Barraza, Renato Millán Morales, María José Lineros, Catalina González, Daniela Cabezas, Scarleth Valentina Oviedo Williams, Isadora Zamora Figueroa, Dafne Oyarzún Maureira, Enrique Vergara Ponce, Carla Bejares, Pia Espinoza Schmith, Nicolás Díaz, Benjamín Cortés, María josé Lefiman brito, Victoria Araya Costa, Jimena Olguín, Felipe Miranda Orrego, Fiorella Collante Jara, Rut Guyman Puello, Sofía Fernanda Tobar Mori, Montserrat Muñoz Videla, Josefa Carvajal, Yamil Jadue, Fernanda Murillo, Maximiliano Yañez Cisternas, Nicolás Ignacio Núñez Aguilera, Débora Aravena, Martin Toledo Saurines, Nicolás González Neira, Vicente Quezada Salfate, Emilia Sporman, Omar Avaria, Trinidad Ramos Alvarez, Camila Escobar, Benjamín Torres Navarro, Ignacio Leal Celedón, Michell Diaz, Loreto arancibia ávila, Diego Garmendia, Rafaella Osorio Corvetto, Daniela Jesús Machuca León, Nicolás Flores Martínez, Antonia González, Javier Leiva, Sebastian Perucci, Sebastián Rubilar Gutiérrez, Valentina Acuña Loyola, Emilia Sporman, Trinidad Escobar, Tomás José Herrera Bustos, Renata Gomez, Vicente Godoy Aros, Carla Gómez Guerra, Danae Weinstein, Catalina Valenzuela Osorio, Alfonso Fuentes, Felipe Gandolfo Álvarez, Maria Alejandra Pérez, Matilde de Jesús Baier Contreras, Maite Aranda, Gabriela Márquez Alamos, Ingela Retamal, Franchesca Salgado, Anaís Céspedes, Javier Parraguez, Martín Valenzuela Celedón, María Paz Quiroz, Tomás Guillermo Schleyer Thiers, Sebastián Perucci, Kiara Hernández, Javiera Reyes Rubilar, Victoria Norambuena Muñoz, Catalina Morales Zuñiga, Alejandro Jiménez Amín, Vicente Cabrera, Vicente Quezada Salfate, Anaís Johnson, Angelica Andueza, Gonzalo Urrutia, Amanda Javiera Páez Berlien, Constanza Zapata, Francisca Kemp, Kathia Cofre, Bárbara Vera, Diego Tapia Soto, Loreto arancibia ávila, DéboraAravena, Robinson Araya
Palabras Claveamereida, américa, poesía, oficio
Carreras RelacionadasArquitectura, Diseño

Estudiantes



Primer Semestre 2021 Taller de Amereida

Carpeta del Taller

Hoja Carta y zonas de trabajo.

Características de la Entrega: Cada clase es registrada en, al menos, dos hojas de papel blanco, formato carta, en vertical; en la cual la mitad superior está reservada para el dibujo, y la inferior para el escrito. Se trabaja a mano sobre el tiro de la página, es decir, solo sobre una cara; se escribe y dibuja con lápiz de tinta.

En la zona central de la página, entre la parte superior del dibujo y la inferior de la escritura, se producirá una zona de tensión entre ambos pulsos de la mano; esta zona debe entenderse no cómo un limite sino como un umbral permeable entre ritmos distintos de un mismo trazo.

Sobre la escritura: Con letra manuscrita, tomar notas de cada clase llevando el pulso del taller y su continuidad; al modo de una bitácora de viaje que da cuenta a diario de la aventura en que se va. Se entiende que lo expuesto en el Taller debe ser cotejado con las reflexiones y preguntas que en cada uno surgen; un real aprendizaje es poner junto a lo que se recibe, lo que se trae consigo. Esto quiere decir que la transcripción entonces no es literal, no es una copia; se trata pues de recrear la palabra expuesta.

Sobre el dibujo: Junto a los dibujos que el Taller expone, las observaciones que se llevan en el cotidiano debe venir a la carpeta como complemento de lo que se señala; así como la escritura anota, el dibujo nos muestra lo que vemos, distinto a la lectura, nos ilustra. De hecho, a los dibujos del Taller se le adscriben lo que estamos observando con nuestros propios ojos.

La entrega consiste en digitalizar la carpeta de apuntes en un archivo PDF que se envía al correo amereida@ead.cl (Se ruega considerar el peso del archivo, de modo que pueda enviarse por correo y evitar compartirlo a través de drive u otros). La fecha límite es el viernes 25 de junio de 2021.

Semana 1 Miércoles 17 de marzo

Primera Parte: Video del Acto de Recepción del Primer Año: "Del canto a la superficie"

Jaime Reyes G.

La semana anterior hicimos un acto de recepción para los alumnos de primer año de diseño y de arquitectura. Casi todos los años, desde que me puedo acordar, hacemos este acto de recepción dedicado a quienes ingresan por primera vez a nuestra comunidad. Los hemos hecho en la montaña, en el mar, en las arenas de la Ciudad Abierta o en las dunas costeras, en medio de las ciudades, en pleno día, de noche, al alba. Nunca lo habíamos hecho en una pantalla.

Ya el año pasado estuvimos reunidos a través de la red por ejemplo para Acto del momento simultáneo, o las celebración de egresados, etc. Y eso sin contar las miles de reuniones y clases a través de las pantallas. Pero hacer un acto poético, en donde la participación lo es todo, ¿cómo es posible? Tal vez no lo es y todo lo que hicimos para nuestros alumnos nuevos sea una especie de ilusión. Yo mismo estaba dentro del juego, escribiendo las palabras que nos llegaban por un chat, junto a otros dos profesores en nuestro nuevo edificio en Matta 79. No podía ver a nadie más. Y tal vez se refuerza la ilusión porque había otro grupo de profesores en la Ciudad Abierta haciendo unos dibujos en las arenas. Un acto poético con acción simultánea en dos lugares distintos y distantes y participantes repartidos por todo Chile. Todo al mismo tiempo, y transmitido en vivo. Tal vez esa sea la clave para desvanecer la ilusión: es que a pesar de todo estábamos “en vivo”.

Nuestro Taller de Amereida que desde hace ya bastante tiempo se realiza en las arenas de la Ciudad Abierta por lo menos al inicio de este primer semestre volverá a ser en internet, en nuestra Wiki Casiopea, igual que el año pasado. Esperamos y contamos con el ánimo de todos hasta que podamos reencontrarnos en persona nuevamente.

Compartimos entonces nuestro acto de recepción al primer año con todo el Taller de Amereida. Las imágenes provienen de la grabación de la transmisión en vivo y de tomas realizadas con dron por el profesor I. Ivelic.

Segunda Parte: Video del poeta Carlos Covarrubias

Carta 1, p. 1.
Carta 1, p. 2.
Carta 1, p. 3.
Carta 1, p. 4.

Tercera Parte: Acto de recoger un Acto

Isabel Margarita Reyes N.

Dice así: Estadio Sausalito.
La espera sentados, cual si la espera fuese una situación permanente, asentada. Pero la espera es en tensión hacia... Aquí quedamos hacia el estadio, su estructura inferior, desde fuera y desde abajo de él. Cual si se accediera por atrás y el frente quedara oculto.


Recoger el "Acto de Bienvenida" a los alumnos de 1er Año para dar inicio al Taller de Amereida supone haber estado en presencia de... cual preparación a... con postura del cuerpo y con todo a la mano para mantener el ojo atento a lo que tiene delante y, así, oír la palabra. Pues, recogerlo supone reunir la palabra, esa palabra dicha por todos los estudiantes, con nosotros, profesores que las oíamos tanto desde la Escuela como desde la Ciudad Abierta. Para oírlas las repetíamos haciéndolas resonar. Una resonancia a viva voz. Desde el escrito a la voz nuestra: una traslación. Que nos transporta a una ejecución. En la Escuela los poetas unen las palabras dichas mediante otras, unas conectivas, y, así, dicen el poema. Los arquitectos y diseñadores –los de los oficios– en la duna, sobre la arena, realizan un trazado. Estas líneas se hacen sin decir su regla de ejecución. Ocultándola. Ésta viene del poema "Vocales" de Arthur Rimbaud. Él queda en secreto, guardado. Así como los nombres de los colores, en el poema, que corresponden a cada vocal no contienen esa vocal a la cual pertenecen:

A negro,
   E blanco,
      I rojo,
        U verde,
           O azul :

Tal acto.

Salimos, después, a observar aquello que queda oculto.

Cuarta Parte: de canto y en la superficie

Manuel F. Sanfuentes Vio

Viride / #40826d Hex Color Code.
Verde, verdesciente –naturaleza verdosa; la espuma verdisca de las olas.


Antes de la pandemia recibíamos a los alumnos nuevos a inicios de marzo junto a los más grandes y a los profesores, en un acto de toda la Escuela; y como todo, a partir del 2020, este acto se transformó en una realidad virtual que abrió o cubrió la ausencia con un tiempo como suplantando el lugar.

Pese a todo, recibir "en acto", actúa en el tiempo como un signo de hospitalidad. La presencia inmaterial pero inminente de ese "todos/todas" parecía no deshacer el espíritu y el fundamento del Acto de Bienvenida: la simultaneidad del espacio de la Escuela en Recreo, y la Ciudad Abierta, en Ritoque; canto y contracanto de un mismo acto –como un espejismo del lugar. Puede decirse así: del canto a la superficie; suponiendo o aventurando –casi una pregunta–, que la poesía es canto, y el oficio opera en las superficies. Sobre el patio de Matta 79, un suelo negro donde los poetas escriben el canto de la palabra; en la duna los arquitectos y diseñadores preparaban el campo para un dibujo de gran tamaño.

A las 10 am. Michèle Wilkomirsky y Juan Carlos Jeldes nos dan la bienvenida desde la Escuela; seguidamente en Ritoque, Igor Fracalossi lee un fragmento de Matéria de Poesia de Manoel de Barros[1]; por su parte, Carlos Covarrubias desde Ovalle, en Punitaqui, nos envía una carta manuscrita que se lee más arriba. Sigo después de Carlos para invitar a los alumnos a construir y hacer una "poesía hecha por todos" –remítase a Lautréamont–; les pido una palabra que pueden enviar via mensaje en la plataforma que nos reunía. Acto seguido, desde las escaleras del tercer piso, Michèle va pronunciando una a una las palabras que se reciben; con esto, las alumnas y alumnos nuevos, abrían su camino en la universidad con un acto de palabra que conduce al hacer; rimando así la poesía y la acción en un acto simultáneo.

Junto a Jaime Reyes, al oír las palabras volvíamos a pronunciarlas a viva voz al tiempo que las escribíamos en el largo paño negro que tendimos en el suelo; al momento, Alejandro Garretón tomó también las tizas y comenzó a trazar sueltos achurados sobre el espacio de las palabras.

Desde Ritoque, sobre el Ágora del Fuego, hacia el norte, Isabel Margarita Reyes, María José Iglesias, Patricio Cáraves, David Jolly, David Luza, Andrés Garcés, Marcelo Araya, Igor Fracalossi, Leonardo Aravena, Jorge Ferrada, Iván Ivelic y Óscar Andrade, volvían a repetir las palabras para dar inicio al dibujo sobre la duna; de a dos, portando una pica, cuerda y tierras de color, partían a trazar un arco sobre la superficie lisa de una arena homogénea. El poema "Vocales", de Rimbaud, había orientado la selección cromática para el dibujo: negro, A; blanco, E; rojo, I; verde, U; azul, O. [2] Grandes fragmentos de circunferencias cubrieron la duna en toda su extensión.

La palabra tenía su contracanto en el dibujo en la arena; el acto reposaba en otro lugar, también aquí, pero más lejos; cuando fue dicha la última palabra todo quedó mudo, el dibujo en la duna hablaba solo, y la escritura achurada sobre el suelo se había ya detenido; desde un extremo y del otro, Jaime y yo, demorando el camino del poema, iniciamos una lectura nueva de las palabras para convertirlas por arte de magia en un poema total que toma todo lo dicho y lo descubre con nuevos bríos.

La redacción que aquí se lee difiere de esa primera factura, el poema está abierto; compuse esta vez más detenidamente, a solas y atendiendo más a una labor de componedor de sentido –no sé bien si con éxito; las palabras solas parecen carecer incluso de significación, y solo alcanzan su valor ante la disyuntiva de su «prójima» que la conjuga. Sin ser una escritura definitiva, expone lo que está en juego:

En la forma del reencuentro
la expectativa iguala emoción y resiliencia,
percepción por catarsis.

Pero la convicción no se entrega el éxito del empeño;
con vigor, la perseverancia anhela.

Potencial equilibrio cuidando de la fuerza,
la sola importancia y autenticidad de la decisión
disciplina la trascendencia del logro.

En el ser cordura el compromiso,
el avance del equipo y su persistencia;
y en el ingenio de transformar,
en libertad innova
– en la adaptación no hay progreso.

Así encuentro el sacrificio como un norte,
un redescubrimiento:
observación sí, en expresivo camino,
en continua organización y vocación de comienzo,
aprendizaje y constancia.

Muchosidad del temple,
equidad para el crecimiento,
oportunidades para re atreverse con diligencia,
determinación y solidaridad;
sentir cómo lucha la otredad por la disposición.

Disfrutar con astucia
la gratitud y el compañerismo,
el reto y respeto;
motivación para una experiencia de la contemplación,
dedicación a lo nuevo,
a la realización y resistencia
del caos sin riesgo.

La conciencia aun
en apoyo del sueño
que va a despertar en su sabiduría.

Firmezas y esperanzas en equilibrio,
responsabilidades donde la humildad,
dichosa del reformador,
inicia al cero las expectativas.

Todo esfuerzo y superación
en el vacío.

Movimientos del alma,
devoción,
empatía con talento;
paciencia de la admiración,
el entorno
o el espíritu social de la delicadeza.

Casi una incertidumbre,
la ilusión perenne
de la autonomía de la pasión.

La creatividad es la renovación
del carácter fijo del amor;
el edén donde fe y renacer
aprenden con valentía
la propia felicidad.

---

P.D. Si acaso alguien del primer año haya bien o no encontrar su palabra entre los versos, puesto que puede haber yerro en el oído, quizás al transcribirlas, no vaya alguna de ellas a quedarse en el olvido. Así, si nota falta, pueda pronto remitirla a los poetas que encontrarán cordialmente un lugar justo en el poema para que su palabra resuene también en el concierto de todas juntas.

Semana 2 Miércoles 24 de marzo

Primera Parte: Video del poeta Carlos Covarrubias

Carta 2, p. 1.

Siguiendo con lo propuesto, abordar el presente
desde todos sus rostros que nos resulten posibles
podríamos mirarlo en principio con toda sencillez....
Una primera mirada nos lleva de inmediato.. Al
tiempo cronológico A esa manera que distingue
pasado presente y futuro. Esta manera tiene
la peculiaridad de situarnos al punto que muchas
veces podamos decir "estoy atrasado" "no tengo
tiempo" "se me acabó el tiempo"... Es el reino
que en la antigua Grecia regía el terrible dios Kronos
y que hoy está medido por el reloj y el calendario.
Hace medio siglo tener un reloj de pulsera no
era cualquier cosa y más atrás que una ciudad tuviera
su gran reloj que diera la hora, la misma, a todos
sus ciudadanos era todo un asunto.... Bien, aquí se
inserta el mito de Kronos, el dios devorador y también
"la agenda" que trae el verbo agendar y el dicho:
"déjame revisar mi agenda".

Otra mirada nos lleva a ver el presente como
una actitud en y ante el devenir. Esta nos lleva
al acto, a aquel acto que es "estar presente" y estar
en cuerpo y alma, también en espíritu, estar íntegro....
Creo que de aquí nace la hospitalidad, poner toda la
atención en el otro, oirlo, permitir que comparezca
con toda su posibilidad..... Intentar la plenitud de
un encuentro en
el tiempo y el
espacio

Carta 2, p. 2.

Hay otra mirada que trae al presente
como un real regalo.....¿Cómo decirlo?
El presente siempre está nunca falla
basta con abrir los ojos abrirse a el
al modo como cuando niños abríamos un regalo
En palabras de C S Lewis, el autor
de las Crónicas de Narnia, el presente es el
tiempo que más se asemeja a la eternidad...
A mi parecer es cierto.... Esté donde esté
a la hora que sea, sea como sea lo que es, ahí
estará el presente con toda su novedad y
frescura ~

Hoy nos toca oir con mucha frecuencia la
palabra "presencialidad" nos toca oir "volver
a la presencialidad" puesto que estamos
sujetos a la "virtualidad" en el modo que nos
toca relacionarnos. Queremos pensar que se
trata de un tiempo extraordinario pero hemos
vivido ya un año sin poder estar de cuerpo presente
También ha aparecido la palabra "presencia"
Creo que es vital dilucidar juntos
sobre ella......
Saludos
a
todos


Segunda Parte: Ubicándonos para abrir

Isabel Margarita Reyes N.

Siguiendo con el Acto de Bienvenida, reparamos en que éste nos entrega ubicaciones.

Dibujo 1

En la Escuela, sobre la horizontal del patio de Matta 59, unas largas láminas negras en cuyos cantos se escriben las palabras enviadas por los estudiantes que llegan. Estas, transmitidas a la Ciudad Abierta, en cuyas arenas, desde 5 puntos-estaca que corresponden a las 5 vocales de Rimbaud, se trazan los arcos que corresponden a las vocales contenidas en esas palabras.

Dibujo 2

La casa de la Escuela en Recreo, Viña del Mar, se ubica en un borde acantilado ante el Océano Pacífico en una -digamos- simetral entre Valparaíso y Viña del Mar pues las deja cual suertes iguales.

Una vez por semana dejábamos la casa de la Escuela para dirigirnos, a unos 20km. hacia el Norte, a la Ciudad Abierta. Una extensión de casi 300 ha. donde se realizaba Cultura del Cuerpo y Taller de América. También ante el océano Pacífico, la Ciudad Abierta dispone la extensión de sus terrenos desde el borde del mar hasta arriba del cerro y desde aquí hasta allá, al otro lado de un estero.

Tanto la casa de la Escuela como los terrenos de la Ciudad Abierta, dentro de la rada de Valparaíso.

Dibujo 3

Nos encontramos en Chile, una orilla del continente americano, larga y angosta faja de tierra, nos decimos, un borde entre el Océano Pacífico y el Mar Interior americano. Ese Mar Interior sobre el que se ha bajado la Cruz del Sur, constelación que ha renombrado ahí, poéticamente, sus 4 estrellas:

  1. al N, origen
  2. al S, ancla
  3. al E, luz
  4. al 0, aventura.


Hacia ese Mar Interior partíamos todos los años en travesías por el continente.

Dibujo 4

Hoy se nos abre una nueva tarea, una nueva abertura.

desde elcano
            - que por américa acabó mundo-
             así permanecemos
          
                           Amereida, p.18

...

¿y no concluye acaso
     el advenimiento
                         americano
el mar de aguas en el mundo?

                          Amereida, p. 19

América se nos extiende en su secante Alaska-Cabo de Hornos.

Único continente en el globo terráqueo que va de polo a polo.

Desde la traducción de Amereida al inglés, tarea en curso, iniciada el año pasado, se nos abre esa nueva extensión.

      así irrumpió américa y entró en trance
este es su origen
                -estar en trance
estar en trance no de un antes a un después
             no de una barbarie a una civilización
sino en trance presente
presente sólo está lo que tiene un destino
destino sólo es una fidelidad al origen
américa tiene destino cuando tiene presente su irrupción y su emergencia

                         Amereida, p. 163

Desde los oficios, nos corresponde, cual Taller, pedirles una tarea:

Dibujar, en sus carpetas, sus ubicaciones actuales acompañadas de un croquis de observación del lugar en que se encuentran que muestre hacia dónde o dóndes se abre ese lugar.

Tercera Parte: Materia de poesía

Manuel F. Sanfuentes Vio

Dibujo, Georges Braque.
Edición de "El día y la noche, Georges Braque", vol. 2; Memoria de título de Diseño Gráfico de Cristián Frederick; Taller de Investigaciones Gráficas, Escuela de Arquitectura UCV; Viña del Mar 1980.

Retomo la lectura del fragmento de Matéria de poesia de Manoel de Barros (1916 - 2014) leído por el profesor Igor Fracalossi en el acto de inicio y Bienvenida a Primer Año. Bien, más allá de la delicia portuguesa de la lengua, su lectura resuena como una advertencia sobre el lugar que ocupa la poesía y cuáles son los elementos que toma para sus propósitos.

La cuestión inicial se trata de la "materia" de la poesía; así como para el artista, el arquitecto o el diseñador, la materia siempre corresponde a elementos y artificios exteriores de los que se sirve para llevar a cabo su obra, para la poesía la materia no es más que ella misma –sino el lenguaje, quiero decir, su palabra, su interioridad. Un poeta observa y se nutre evidentemente de lo que "está afuera" –toda observación es inmaterial–, sin embargo su interioridad es la que da forma al poema y hace que la “materia” se despliegue a merced del sentido propuesto o aventurado; a decir: “Las cosas sin importancia son bienes de la poesía”, “las cosas que llevan a nada / tienen gran importancia”; el sentido aquí está en “cosa ninguna”.

El vacío insondable de la nada surge aquí como “materia”, como elemento que erige el sentido; y no importando qué sujeto, la poesía se transforma en su propia materia. ¿Será este carácter propio de la poesía vanguardista del siglo XX, de un dadaismo criollo y latinoamericano que recurre a su “cosa ordinaria” para levantarse más allá de su singularidad y exponerse naturalmente como un árbol, un pájaro, quizá una piedra, el agua? Sí, estamos ante una entidad renovada de la antigua cadencia, tras el quiebre o ruptura con el arte decimonónico que ahora abraza la disparidad. Se puede advertir esto en la mención en el poema del pintor Georges Braque (“la tetera sin boca”) –junto a Picasso, creador del cubismo y por tanto del reconocimiento de una “belleza nueva” (“senté a la belleza en mis rodillas y la sentí amarga”, Rimbaud)–.

Sí, se trata de una poesía que nos “arroja fuera” y, como las “piedras que huelen”, transforma la virtud en paradoja: “zapatos, adjetivos”... alquimia del verbo, vuelta al natural espacio propio de nuestras tierras, en busca de una pertenencia o identidad que trate con lo más propio. Como “el vino de plátano” de José Martí[3] convertido en “nuestro vino”.

Volver al punto de partida, como volver al acto de inicio, es tener presente el origen, y probablemente es éste el que construye nuestro presente: esto de ir en acto, oír a la poesía y darle forma a las cosas del mundo.

Materia de poesía[4]

Manoel de Barros

A Antônio Houaiss

Todas las cosas cuyos valores pueden ser
disputados en el escupitajo a distancia
sirven para la poesía

El hombre que posee un peine
y un árbol
sirve para la poesía

Terreno de 10 x 20, sucio de matas – los que
en él gorjean: desperdicios movientes, latas
sirven para la poesía

Un chevrolet pegajoso
Colección de escarabajos abstemios
La tetera de Braque sin boca
son buenos para la poesía

Las cosas que llevan a nada
tienen gran importancia

Cada cosa ordinaria es un elemento de estima

Cada cosa sin propósito
tiene su lugar
en la poesía o en la galucha

Lo que se encuentra en un nido de joão-ferreira:
trozo de vidrio, grapas,
retratos de graduación,
sirven demasiado para la poesía

Las cosas que no pretenden, como
por ejemplo, piedras que huelen
agua, hombres
que atraviesan tiempos de árbol,
se prestan para la poesía

Todo aquello que nos lleva a cosa ninguna
y que usted no puede vender en el mercado
como, por ejemplo, el corazón verde
de los pájaros,
sirve para la poesía

Las cosas que los líquenes comen
    - zapatos, adjetivos -
tienen mucha importancia para los pulmones
de la poesía

Todo aquello que nuestra
civilización rechaza, pisa y mea encima,
sirve para la poesía

Los locos de agua y estandarte
sirven demasiado
El traste es óptimo
El pobre diablo es un coloso

Todo lo que explique
    el alicate cremoso
    y el lodo de las estrellas
sirven más de la cuenta

Personas sin importancia
dan para la poesía
cualquier persona o escalera

Todo lo que explique
    la lagartija de trotadora
    y la laminación de zorzal
es muy importante para la poesía

Lo que es bueno para la basura es bueno para la poesía

Importante sobremanera es la palabra repositorio;
la palabra repositorio la conozco bien:
    tiene muchas repercusiones
como una funda llena de silencio
    sabe a destrozos

Las cosas arrojadas fuera
tienen gran importancia
— como un hombre arrojado fuera

De hecho es también objeto de poesía
saber cuál es el tiempo medio
que un hombre arrojado fuera
puede permanecer en la tierra sin que
nazcan en su boca las raíces de la escoria

Las cosas sin importancia son bienes de la poesía

Pues es así que un chevrolet pegajoso llega
al poema, y las golondrinas de junio.

Semana 3 Miércoles 31 de marzo

Primera Parte: Un cuento

Jaime Reyes G. video

El vídeo fue filmado en el fondo de una de las quebradas[5] de la Ciudad Abierta.

Tener Lugar

Este año se cumplen 50 años desde que un grupo de profesores de nuestra Escuela decidieron llevar a la práctica una serie de indicaciones e ideas poéticas surgidas de la reforma universitaria de 1967 y de muchos años de experiencias y obras. Entonces crearon la Ciudad Abierta. Desde entonces se ha escrito y hablado mucho sobre este lugar; y desde entonces esta, como cualquier comunidad humana, ha vivido, trabajado y estudiado atravesando alegrías, vicisitudes, dramas, miserias, fiestas, etc.

Esas indicaciones e ideas poéticas originarias siguen en nuestros horizontes y la Ciudad Abierta aquí está hoy.

Una de las cuestiones esenciales o imprescindibles para que exista ese aquí y ahora es un lugar. Tener lugar. Ha lugar, decimos también. Pero ¿qué es un lugar, tener lugar o el ha lugar? Voy a considerar, para hablar sobre esta pregunta, aquellos detalles que pensaron nuestros maestros en el origen. También voy a agregar algunas ideas o indicaciones poéticas que ellos no tuvieron o que fueron apenas esbozadas. Sobretodo considerando que lo dicho por ellos fue hace 50 años y desde entonces el mundo ha cambiado; la Tierra ha cambiado y nosotros hemos cambiado. Es vital que a la luz de las mismas preguntas debatamos si queremos mantenerlas y sostenerlas, o desecharlas o agregar otras nuevas preguntas. Esta es la única forma de que exista un aquí y ahora, un presente poético; un regalo.

Hoy, para comenzar, les quiero contar un cuento.

El Gigante Egoista

Oscar Wilde (1888)[6]

Todas las tardes, a la salida de la escuela, los niños se habían acostumbrado a ir a jugar al jardín del gigante. Era un jardín grande y hermoso, cubierto de verde y suave césped. Dispersas sobre la hierba brillaban bellas flores como estrellas, y había una docena de melocotones que, en primavera, se cubrían de delicados capullos rosados, y en otoño daban sabroso fruto.

Los pájaros se posaban en los árboles y cantaban tan deliciosamente que los niños interrumpían sus juegos para escucharlos. -¡Qué felices somos aquí!- se gritaban unos a otros.

Un día el gigante regresó. Había ido a visitar a su amigo, el ogro de Cornualles, y permaneció con él durante siete años. Transcurridos los siete años, había dicho todo lo que tenía que decir, pues su conversación era limitada, y decidió volver a su castillo. Al llegar vio a los niños jugando en el jardín.

-¿Qué estáis haciendo aquí?- les gritó con voz agria. Y los niños salieron corriendo.

-Mi jardín es mi jardín- dijo el gigante. -Ya es hora de que lo entendáis, y no voy a permitir que nadie mas que yo juegue en él. Entonces construyó un alto muro alrededor y puso este cartel: Prohibida la entrada. Los transgresores serán procesados judicialmente. Era un gigante muy egoísta.

Los pobres niños no tenían ahora donde jugar.

Trataron de hacerlo en la carretera, pero la carretera estaba llena de polvo y agudas piedras, y no les gustó. Se acostumbraron a vagar, una vez terminadas sus lecciones, alrededor del alto muro, para hablar del hermoso jardín que había al otro lado.

-¡Que felices éramos allí!- se decían unos a otros.

Entonces llegó la primavera y todo el país se llenó de capullos y pajaritos. Solo en el jardín del gigante egoísta continuaba el invierno.

Los pájaros no se preocupaban de cantar en él desde que no había niños, y los árboles se olvidaban de florecer. Solo una bonita flor levantó su cabeza entre el césped, pero cuando vio el cartel se entristeció tanto, pensando en los niños, que se dejó caer otra vez en tierra y se echó a dormir.

Los únicos complacidos eran la Nieve y el Hielo.

-La primavera se ha olvidado de este jardín- gritaban. -Podremos vivir aquí durante todo el año.

La Nieve cubrió todo el césped con su manto blanco y el Hielo pintó de plata todos los árboles. Entonces invitaron al viento del Norte a pasar una temporada con ellos, y el Viento aceptó.

Llegó envuelto en pieles y aullaba todo el día por el jardín, derribando los capuchones de la chimeneas.

-Este es un sitio delicioso- decía. -Tendremos que invitar al Granizo a visitarnos.

Y llegó el Granizo. Cada día durante tres horas tocaba el tambor sobre el tejado del castillo, hasta que rompió la mayoría de las pizarras, y entonces se puso a dar vueltas alrededor del jardín corriendo lo más veloz que pudo. Vestía de gris y su aliento era como el hielo.

-No puedo comprender como la primavera tarda tanto en llegar- decía el gigante egoísta, al asomarse a la ventana y ver su jardín blanco y frío. -¡Espero que este tiempo cambiará!

Pero la primavera no llegó, y el verano tampoco. El otoño dio dorados frutos a todos los jardines, pero al jardín del gigante no le dio ninguno.

-Es demasiado egoísta- se dijo.

Así pues, siempre era invierno en casa del gigante, y el Viento del Norte, el Hielo, el Granizo y la Nieve danzaban entre los árboles.

Una mañana el gigante yacía despierto en su cama, cuando oyó una música deliciosa. Sonaba tan dulcemente en sus oídos que creyó sería los músicos del rey que pasaban por allí. En realidad solo era un jilguerillo que cantaba ante su ventana, pero hacía tanto tiempo que no oía cantar un pájaro en su jardín, que le pareció la música más bella del mundo. Entonces el Granizo dejó de bailar sobre su cabeza, el Viento del Norte dejó de rugir, y un delicado perfume llegó hasta él, a través de la ventana abierta.

-Creo que, por fin, ha llegado la primavera- dijo el gigante; y saltando de la cama miró el exterior. ¿Qué es lo que vio? Vio un espectáculo maravilloso. Por una brecha abierta en el muro los niños habían penetrado en el jardín, habían subido a los árboles y estaban sentados en sus ramas. En todos los árboles que estaban al alcance de su vista, había un niño. Y los árboles se sentían tan dichosos de volver a tener consigo a los niños, que se habían cubierto de capullos y agitaban suavemente sus brazos sobre las cabezas de los pequeños.

Los pájaros revoloteaban y parloteaban con deleite, y las flores reían irguiendo sus cabezas sobre el césped. Era una escena encantadora. Sólo en un rincón continuaba siendo invierno. Era el rincón más apartado del jardín, y allí se encontraba un niño muy pequeño. Tan pequeño era, no podía alcanzar las ramas del árbol, y daba vueltas a su alrededor llorando amargamente. El pobre árbol seguía aún cubierto de hielo y nieve, y el Viento del Norte soplaba y rugía en torno a él.

-¡Sube, pequeño!- decía el árbol, y le tendía sus ramas tan bajo como podía; pero el niño era demasiado pequeño. El corazón del gigante se enterneció al contemplar ese espectáculo.

-¡Qué egoísta he sido- se dijo. -Ahora comprendo por qué la primavera no ha venido hasta aquí. Voy a colocar al pobre pequeño sobre la copa del árbol, derribaré el muro y mi jardín será el parque de recreo de los niños para siempre. Estaba verdaderamente apenado por lo que había hecho.

Se precipitó escaleras abajo, abrió la puerta principal con toda suavidad y salió al jardín.

Pero los niños quedaron tan asustados cuando lo vieron, que huyeron corriendo, y en el jardín volvió a ser invierno.

Sólo el niño pequeño no corrió, pues sus ojos estaban tan llenos de lágrimas, que no vio acercarse al gigante. Y el gigante se deslizó por su espalda, lo cogió cariñosamente en su mano y lo colocó sobre el árbol. El árbol floreció inmediatamente, los pájaros fueron a cantar en él, y el niño extendió sus bracitos, rodeó con ellos el cuello del gigante y le besó.

Cuando los otros niños vieron que el gigante ya no era malo, volvieron corriendo y la primavera volvió con ellos.

-Desde ahora, este es vuestro jardín, queridos niños- dijo el gigante, y cogiendo una gran hacha derribó el muro. Y cuando al mediodía pasó la gente, yendo al mercado, encontraron al gigante jugando con los niños en el más hermoso de los jardines que jamás habían visto.

Hasta aquí el cuento. La próxima semana voy a hablarles más sobre la Ciudad Abierta, y el lugar. Hasta entonces.

Segunda Parte: Video del poeta Carlos Covarrubias

Hoja 1 original

~tercer taller de amereida~

Considerando que hoy en día es un lujo poder estar
de
cuerpo presente

Claro, que no sea estar allí donde se encuentra uno (y)
que es un verdadero lujo poder estar donde uno crea
que le corresponda, a la hora que sea y con quien uno quiera
(asunto, sea dicho de paso, en estos tiempos, de fácil verificación),
pareciera,
que todo nos indica que no nos va quedando otra opción que
intentar estar haciendo aparecer todas aquellas otras posibles
manifestaciones del ser..... Hacer aparecer, por ejemplo
la mente en su estado despierto y ecuánime, el espíritu
en su modo libre y lúdico, el alma siempre creativa, entusiasta,
el corazón valiente y dispuesto..... En fin, traer a presencia
todo lo que nos parece constituyente del ser dentro de lo
"posible"

En este juego, entre ser y estar, construir "una presencia".....
Una que respondería, creo yo, al llamado de Arthur Rimbaud
"hay que ser absolutamente moderno".... Una presencia tal que
respondiera - también - a esa profunda inquietud de Rimbaud
con respecto a la palabra y la acción, a su posible rima.....

Cuántas veces hemos estado en la encrucijada entre
lo que decimos y lo que hacemos, cuántas veces nos preguntamos
por lo que está en el cuerpo y lo que está en el alma
tal vez cabe aquí traer una pregunta hecha por una persona
de oficio, por un arquitecto, "¿es que siempre hay un
presente?"

Hoja 2 original

Claro
si "siempre hay un presente", un regalo del ser,
debiéramos confiar en la respuesta que solo
puede nacer, originarse, de tal ahora y aquí.....
El presente es la máxima cabida de lo humano
en cuanto y tanto es el tiempo que habilita a los
otros tiempos........

Claro
estos son asuntos a tratar. A dilucidar en taller
donde concurren poesía y oficio, donde resulta
posible
afirmar
que América es un regalo
o
preguntarse por dicha afirmación

Saludos
a
todos

Tercera Parte: Estar en trance

Isabel Margarita Reyes N.

La vez anterior se nos dijo:

"........................................así irrumpió américa y
           entró en trance
......................................."
                          Amereida, p. 163

Pero, ¿qué es estar en trance?

Salimos a observar.

Dibujo 1. Dice así: El muelle Vergara, una saliente de la tierra al mar para quedar dentro, en el agua, y, a la vez, fuera de la tierra firme, en el viento helado de la intemperie.

Se produce, aquí, un indefinible: ¿dónde es adentro?, ¿ dónde es afuera? Se está dentro estando fuera, dentro del muelle a la intemperie.

Situaciones como ésta las hemos experimentado al ir en el aire cuando hemos dado un gran salto, un brinco, lanzándonos de piquero al agua. Por un instante, en el aire, reparamos en el envión y, a la vez, esperamos la caída. Es un instante en que no sabemos cómo saldremos del salto, cómo será la caída. Podríamos decir, ¿un instante en blanco?, ¿en un paso?, ¿detenidos en ese paso?, ¿a punto de...?

Estar en trance entre origen y destino, nos dice Amereida, en trance presente. Aquí y allá. En esa tensión.

Una situación semejante, también la vivimos, al salir a observar. Uno va recorriendo con los pies y la mirada sin saber qué dibujar. Y se detiene en algo. Ahí toma el lápiz y dibuja. Ese momento en que se es detenido al vislumbrar algo sin saber aún qué. Pero, poniéndose en faena se dibuja, con mil ideas en la cabeza que, finalmente, se balbucean apenas en una frase que se anota. En cuanto a América, ¿estamos aún en ese balbucear?, ¿en cuánto a su emergencia?

........................................
  así permanecemos
........................................

Pues, tenemos que aceptar que el origen, en cuanto continente americano, es un hecho histórico. Así, emergió América. Así, se acabó mundo...Pero, ¿ cuál es su destino, hoy, desde su secante Alaska-Cabo de Hornos?, ¿cómo extendernos a ese allá?, en cuanto situación en común. ¿Es ésta otra forma de colonizar?, ¿o es abertura? Abrir es lo que nos toca.

Salgamos a observar. Observar un paso. Ya sea al cruzar la calle, al atravesar por una puerta o un zaguán, al embocar un emboque...

Dibujo 2. Una acción, un acontecer, que se da a la vez en el tiempo y en el espacio.

Pues tal es nuestra condición humana.

Cuarta Parte: Estar fuera de sí

Manuel F. Sanfuentes Vio

"Venus", Cy Twombly 1975.
La palabra en el arte toma el lugar del blanco –lugar de partida–, que es el umbral desde el cual la pintura atraviesa para exponernos su quehacer. Pese a la representatividad o abstracción que presenta, la obra de arte llama con la palabra al más allá de la poesía.

Junto con celebrar, el "Acto" nos señala algo, nos indica no un lugar sino una orientación. Para el caso del acto inicial de este año, creo advertir el llamado: De partida el acto se da en dos lugares en simultaneidad, por tanto puede entenderse su despliegue en una doble dinámica donde él acontece en un allí y en un acá. El ha-lugar en el que la poesía se nos presenta tiene su paridad no en un "aquí" si no en la dispersión del lugar. Por otra parte, que la poesía cante en ese aquí y tenga su reflejo en el allá, nos advierte que la distancia entre ambos –digamos, palabra y acción–, es por un lado semántica pero también significativa. El acto abre así un "trecho", deja al espacio y al tiempo suspendido hasta que el acontecimiento exponga la realidad compleja de lo simultáneo. El trecho reconoce la distancia como sustancial; se trata de un umbral en el que se transita para advertir el espesor que se atraviesa.

El umbral es palabra poética; si arquitectónicamente tiene posición, en su dimensión de palabra, ubica al que oye en el tránsito, en el ir yendo de un aquí a un allá. La experiencia del acto es habitar ese umbral, ni traspasarlo ni detenerse en él, sino que demorar el tiempo para morar en él... por un instante.

La experiencia poética no es un movimiento del cuerpo si no del espíritu que lo anima, su ánima, su élan, su capacidad de trascenderse a sí mismo. La poesía si toca el presente lo hace en la dualidad que nos lanza desde un aquí hacia un más allá. Nos saca fuera.

El éxtasis es un desplazamiento, un estar fuera de sí; nos saca de un interior para llevarnos al exterior, fuera de nosotros, para encontrarnos con nosotros mismos; uno no se reconoce en su interioridad sino hasta cuando está "fuera de sí"; eso es el acto, salir-se para ver-se.

Semana 4 Miércoles 7 de abril

Primera Parte: Un cuento de Amereida

Jaime Reyes G.

Parte 1. Territorio

La Ciudad Abierta es un territorio de 277 hectáreas ubicado a 4 kms. al norte de la desembocadura del río Aconcagua. Sus terrenos comprenden un extenso campo dunario, humedales con una extraordinaria diversidad de flora y fauna, quebradas, bosque, campo y un largo borde de playa. Aquí habita una comunidad de personas desde hace más de cincuenta años. ¿Cómo habitamos? Somos arquitectos, diseñadores, maestros, naturalistas, artistas, músicos y muchos oficios más. Cada disciplina tiene un lenguaje mediante el cual se relaciona con el habitar; y por lo tanto habrá tantas ideas de Ciudad Abierta como habitantes. Sin embargo hay algo que nos es común a todos, incluso a los que no viven aquí. Estoy hablando de lo que me gusta llamar la vastedad; también le decimos la extensión o más sencillamente el lugar. Desde una voz poética vastedad, lugar y extensión son también voces poéticas que, como todo nombre, llevan cuentos y cantos a su alrededor. Y esas tres voces coinciden en un sólo conjunto: la naturaleza.

Se constituyen aquí distintos ecosistemas: costas de playa, médanos, dunas libres, acantilados muertos, quebradas de bosque esclerófilo, praderas con matorral mediterráneo y gran parte del Humedal de Mantagua. En este clima mediterráneo costero las estaciones son marcadas y la complejidad biofísica del entorno convierten a la Ciudad Abierta en un espacio privilegiado para la vida de numerosas especies. Uno de los fenómenos naturales más importantes es la acogida de especies migratorias que visitan sus ecosistemas y que sitúan a la Ciudad Abierta en un punto estratégico en la costa pacífica.

Actualmente los terrenos se encuentran bajo la categoría de Parque de Recreación Urbana (lo nombramos Parque Costero, Cultural y de Recreación Amereida) e incorporados al contexto de ordenamiento territorial de la Provincia de Valparaíso como Seccional Amereida. La semana pasada les conté el Gigante Egoísta desde el fondo de una de las quebradas de la Ciudad Abierta. Espero que puedan ir imaginado por qué viene a cuento ahora y aquí el Gigante Egoísta.

Parte 2. Humedal Mantagua

Hoy he venido a un punto cualquiera del Humedal Mantagua.

Un humedal es una superficie terrestre que, debido a factores naturales o artificiales, se inunda de manera temporal o permanente. Este fenómeno genera condiciones propicias para la vida de múltiples especies animales y vegetales.

El humedal Mantagua es un sistema integrado por el estero Quintero y la laguna Mantagua que a su vez pertenece a una red de humedales a nivel nacional. Dentro de este espacio conviven 78 tipos de aves entre residentes y migratorias. Existen, además, un total de 183 especies de vertebrados, de las cuales 24 son endémicas y 41 de ellos se encuentran en alguna categoría de conservación. A estas se suman 132 especies vegetales colectadas hasta la fecha.

Los terrenos de la parte norte de la Ciudad Abierta, contienen una gran porción del Humedal Mantagua, siendo parte de los Sitios Prioritarios de Chile, identificado como el N° 26 de los 53 Sitios Prioritarios de la V Región.

Está constituido por el meandro del estero Quintero, la laguna formada en la desembocadura del estero Quintero, una albufera al norponiente llamada laguna Mantagua y el complejo dunar denominado dunas de Ritoque.

La comunidad del humedal se denomina a través de sus dos especies dominantes; la totora (Typha angustifolia) y los juncos (Schoenoplectus californicus), ya que ellas marcan el momento más alto en la sucesión ecológica del cuerpo de agua. Dentro de esta comunidad se pueden distinguir según su fisionomía 3 espacios dinámicos que nos hablan de la comunidad en diferentes estadios.

Estos son respectivamente:

Cuerpo de agua Con su flora palustre que corresponde a las especies estrictamente acuáticas que se desarrollan en la laguna y su afluente. Presenta especies sumergidas conocidas como Elodea (Elodea potamogeton) y la Vinagrilla (Myriophyllum quitense), flotantes libres como la gambarusa (Alternanthera phylloxeroides), el helechito de agua (Azolla filiculoides), la lenteja de agua (Lemna gibba), la guata de sapo (Limnobium laevigatum) y emergentes como el llantén de agua (Alisma plantago-aquatica), la Saeta de Montevideo (Sagittaria montevidensis), la Veronica (anagallis-aquatica) y el tangue amarillo (Ludwigia peploides).

Totorales Totoral: dominado por la totora (Typha angustifolia), que llega a formar poblaciones muy densas de hasta 3 m de alto. Se desarrolla en el sustratos inundado, es decir dentro de la laguna, canales y en las orillas. Su mayor expresión se encuentra en los bordes del último tercio del cuerpo de agua. Otras especies que están presentes son el carrizo (Phragmites communis), el paragüitas (Hydrocotyle ranunculoides y el chascón (Scirpus cernuus).

Pajonales y Vegas inundables Vega: también se puede llamar “lecho fluvial” dominada por un tipo de totora llamada “tome” (Schoenoplectus americanus) y por la estoquilla (Schoenplectus californicus), que pueden formar poblaciones muy densas, de 1 m de alto en promedio. Se desarrollan en suelos saturados de agua adyacentes a las lagunas. Otras especies presentes son la hierba del platero (Equisetum bogotense), y ranúnculos como el caústico de vega (Ranunculus muricatus) y Ranunculus aquatilis.

He venido hasta aquí para referirme a un tipo de relación poética que nuestros oficios podrían llegar a mantener con la naturaleza. Debe haber un modo en que nuestros oficios puedan esplender no sólo sin dañar a la naturaleza, sino que co construyendo con ella. Y para poder vislumbrar algo de ese modo voy a contarles un cuento.

Parte 3. El cuento

Había una vez un pueblo de montañas que había adquirido por larga práctica una maestría casi entera sobre todo lo que tenía que ver con el fuego. Alimentaban en sus cavernas braseros inmensos a los que sacrificaban hasta niños chicos. La altura de las llamas era tan grande que devoraban todo. Los amos del fuego hasta vertían, por burla, grandes cantidades de agua sobre las llamas y se reían al ver cómo desaparecía, en un momento, todo en vapor.

Ahora bien, un día vinieron de la llanura unos mensajeros para pedir socorro. Anunciaron que el Diluvio había comenzado y que el mar invadía sus tierras. Los amos del fuego respondieron: ¿Por qué tienen miedo? ¿No saben que el Fuego es amo de todo? Les ordenaron a los extranjeros que construyeran unos carros enormes para que en ellos se pusiera el fuego para bajarlo a la llanura. - Allí - agregaron - opondremos nuestro fuego al mar y el agua será reducida a vapor.

Pronto estuvieron prestos los carros. Se pusieron en camino.

Mientras tanto Noé trabajaba en el Arca.

Hasta aquí el cuento de hoy, que por cierto, aparece en el volumen segundo de Amereida. Hasta la próxima.

(La información científica así como series de imágenes del vídeo sobre la Extensión de la Ciudad Abierta se pueden encontrar en el sitio web de la Corpración Cultural Amereida)

Segunda Parte

Carlos Covarrubias F.

Hoja 1 original

miércoles 7 - 1 - abril 2021

~cuarto taller de amereida~

¿América es un hallazgo?
¿Es América un regalo?
o
¿América es un presente?
¿Un
presente?

Recojo ahora las palabras de un antiguo
poema........


Solo
del presente
nace el ser
el silencio
la saliva del alma
la palabra jugueteando en los labios


Recojo aquí esta afirmación encontrada
en el libro "Aquellas inapariencias" y
en el mismo libro hallo estas otras palabras
que dicen del tiempo y sus maneras.....

Hoja 2 original

2


Esa leve
instancia
en la estadía
donde
el deseo
cumple sus promesas
y
la brisa nos acaricia
sin dejar huellas

Ahí aparece
cuando el tiempo
se queda
y
amable florece


Un saludo
a
todos

Tercera Parte: Ubicación y orientación

Isabel Margarita Reyes N.

Cuando vemos las ubicaciones de cada uno de nosotros, ellas nos muestran dispersos, dispersos a corto trecho o a largo trecho entre nosotros. En una dispersión.

Pero al ubicarnos en el lugar donde nos encontramos, sobre los horizontes que nos cierran la lejanía, vemos el cielo. Se nos abre el cielo. A través de ese cielo podemos imaginar, si conocemos la ubicación del sol, hacia dónde se encuentra la Escuela. Nos orientamos.

Las ubicaciones nuestras son de cada uno, particulares a cada cual. Pero, podemos tener una orientación en común a través del cielo.

Los navegantes se orientan, en el cielo nocturno, por las estrellas. Acá, en el hemisferio sur, por la Cruz del Sur. Ella, proyectada sobre el continente y, arriba, en el cielo nos indica nuestro propio norte. Recibe este otro nombre para orientarnos, también, a nosotros.

Pero,

                    ¿ dónde se nos dio a nombres
                el hallazgo
                       americano?
                        
                       Amereida, p. 133.

Veamos un nombrar:

Dibujo 1. Dice así: Los perfiles de este navío tras el enrrejado de cuerdas, un sinfín de líneas, se muestran sólo en la precisión de las curvas limpias cuando las cuerdas se vuelven "aparejo", es decir cuando se encuentra el orden que las extiende y las cierra. Las cuerdas, pura presencia, retrasan el barco, pero, al volverse aparejo, representan. Presencia y representación a la vez.

Es así como este nombre nos orienta pues se refiere a lo mayor: el orden que reúne. Si las ubicaciones son singulares, lo menor, la orientación reúne en lo mayor.

En sus carpetas dibujar observaciones que nombren. Encontrar esos nombres que, a través de lo mayor, pudieran reunirnos, aún a distancia.

Cuarta Parte: Un dibujo para la palabra

Manuel F. Sanfuentes Vio

Lámina negra, Acto de Bienvenida 2021: Ritmo de trazos y achurados al compás de las palabras escritas.


De manera abierta y sin remitirse a la significación de las palabras, el profesor y diseñador Alejandro Garretón, realiza una serie de trazos y achurados en simultaneidad con la escrituras de las palabras que los alumnos y alumnas nos enviaron en el Acto de Bienvenida a inicio de marzo.

Sobre el paño negro, dejando legible a las palabras, Alejando acompaña y viste a ellas de unas resonancias que a solas no tendrían; la palabra se ilumina por un ritmo de la mano que "grafica" explícitamente una manera de ir oyendo a la poesía al son de un pulso que dibuja el sentidos que ellas pudieran alcanzar en el poema. Esta hermandad de la escritura con el dibujo incita una manera de abordar el oficio del diseño en cuanto remisión a un trazo único que reúne tanto a la letra como a la línea en el dibujo.

Paradójico es que el dibujo, sin representar, pueda por su parte construir una mirada y una luz para el texto. La abstracción del achurado, su ritmo y cadencias diagonales, los espacios que abre, y la consistencia misma de su trazo, metamorfosean el significado de la palabra y la arrojan al ámbito del sentido que pretende al menos exponer su propósito; aquél de una "poesía hecha por todos".

Dicho todos contiene pues así a la palabra de los alumnos, la escritura de los poetas, el dibujo del diseñador, el poema que aúna todo, y el tiempo donde ello acontece –demás está decir aquella parte importante del todos, ya expuesta anteriormente, y que fue la construcción del dibujo en colores en las dunas de la Ciudad Abierta–. Sin embargo, en la parte de acá del Acto, lo realizado en la sede de la Escuela en Recreo, contiene en sí la potencia del total del acto entero: reunión de oficio y poesía.

Debo advertir que dicho movimiento no fue algo premeditado; veíamos con Jaime que nuestra escritura iba solo a tener su correlato en la ciudad Abierta, pero en la escuela quedaría a solas en el inmenso campo negro en el que escribíamos. Alejando, de motu proprio, tal vez incitado por Jaime, tomó también las tizas para acompañar el gesto nuestro. Se conformaba así, un acto dentro del acto del acto, prodigando ese modo de ronda que quisiéramos acompañe siempre nuestro quehacer, y que va desde la escueta minucia de la escritura de una letra, la nobleza de un trazo hasta la monumentalidad del gran dibujo de la duna.

En nosotros la poesía se abandona al hacer de los oficios; pero sin que ella oficie, su acto –ya sea de escritura o pronunciamiento–, se comprende solo cuando los arquitectos y diseñadores dan forma a su palabra, la vuelven cuerpo y realización, forma y finalmente Acto.

Es posible que este nimio gesto de Alejandro esa mañana ya pasada, dé bien cuenta de la ronda que se pretende, quizá sin propósito de ir acompañados en la búsqueda de un sentido. Pese a la soledad del poeta, a su íntima fruición poética, a su abandono y zozobra, la Escuela, a través de sus arquitectos y diseñadores, dan ritmo a su palabra, la vuelven carne, verbo y obra. No obstante la poesía en sí, sola, ya se constituye como hecho poético y puede decirse no requiere nada más; se basta a sí misma. Pero la construcción de un "nosotros", en el decir de Alberto Cruz, tiende al acto unísono, donde no hay abandono –sin eliminar el riesgo que el hecho constituye–, sino cobijo que nos reúne en pos de una obra múltiple, compleja y abierta, donde cada cual es parte de su realización y por tanto de su sentido.

Semana 5 Miércoles 14 de abril

Primera Parte: Cartografías y Cohabitantes

Jaime Reyes G.

Parte 1. La moraleja

El cuento de los amos del fuego de la semana pasada todos sabemos cómo termina; Noé logra subir a todos los animales de la creación a su arca, salvándolos de las aguas y los amos del fuego mueren ahogados junto con todas las demás naciones y poblaciones. ¿Por qué se salvó Noé y no los amos del fuego? Uno podría argumentar que Noé tenía buenas intenciones y era bondadoso porque deseaba salvar a todos los animales de la extinción y los amos del fuego sólo pretendían mantener su poder de dominio sobre los elementos. También se podría argumentar que Noé tuvo la suerte de que dios se hallaba de su parte. Pero ni la bondad humana ni la aquiescencia divina bastan en este caso; la clave está en los carros de fuego y en el arca. Es un problema técnico.

¿Cuál es la diferencia, desde el punto de vista de la técnica, entre el Arca y los carros del fuego? El Arca aprovecha las fuerzas de la naturaleza. Los carros del fuego combaten contra la naturaleza. La diferencia es radical.

Como el Arca, toda embarcación es un objeto técnico, los carros de fuego también. Sin embargo entre ambos existe una diferencia simple pero esencial. Los carros de fuego son el uso de la fuerza bruta contra la fuerza bruta; son el intento de dominar, por la fuerza, a los poderes de la naturaleza; el intento de someter a la Tierra, mediante el ejercicio de la guerra, a las empresas humanas. Esto es lo mismo que sucede hoy día con las más sofisticadas naves espaciales, que deben vencer a la fuerza de la gravedad con carros de fuego: toneladas de combustible que se queman para que estos cohetes puedan abandonar la atmósfera. Una vez en el espacio, estas naves ya se comportan de un modo diferente; como un barco. Un barco existe de otra manera, porque no navega con el afán de vencer a la naturaleza sino traduciéndola creativamente. La flotabilidad[7]. es una capacidad de los cuerpos, que en el caso de objetos artificiales usa ingeniosamente la presión, que es la fuerza residente en los mares (y en todos los fluidos), de modo que esta no deba ser derrotada sino al contrario, que sea precisamente aquello que hace flotar al barco.

Se trata entonces de que nuestros oficios jueguen sus obras en el favor de la naturaleza y no hacia su dominio. Se necesita buena técnica. Todos los oficios tienen una profunda relación con la técnica.

¿Qué podemos hacer en tanto que diseñadores y arquitectos para construir este juego entre obra y naturaleza, entre técnica y poesía? Voy a proponerles un rumbo en donde hay mucho que hacer. Por una parte a través de los magníficos dibujos del proyecto “Cartografías de la Naturaleza” de Angélica Geisse y Claudia Ortiz, del profesor Alejandro Garretón y por otra con los distingos del proyecto Arquitectura en Cohabitación: La construcción formal del diálogo entre el ser humano y la naturaleza de la diseñadora Eloísa Pizzagali, el arquitecto Bruno Marambio y el biólogo naturalista Sergio Elórtegui. Ambos proyectos sitúan sus estudios aquí en la Ciudad Abierta y su naturaleza.

Parte 2. El nido y la conciencia.

Primeramente recojo palabras de Alberto Cruz, quien en 1985 escribió en Ciudad Abierta / Amereida:

El hombre sólo puede construir gratuitamente su casa. Porque habitar es construir lo gratuito. No como el pájaro que sólo puede edificar su único nido.

Han pasado casi cuarenta años de esta sentencia y me parece justo revisarla. Por eso he venido hasta el Humedal Mantagua, porque aquí viven una gran cantidad de especies de aves durante todo el año, es un lugar muy importante para recibir a otra gran cantidad de especies visitantes y otras migratorias que vienen desde lejísimos hasta aquí.

Hoy sabemos (gracias a estudios sobre densidad neuronal y estructura cerebral) que algunas aves, por ejemplo los cuervos, son profundamente inteligentes, hasta compararse con los chimpancés. Aprenden, usan herramientas resolviendo problemas, y tienen una gran memoria. Es decir tienen capacidades cognitivas complejas y a sus interacciones las podríamos llamar perfectamente cultura. Por ejemplo son capaces “de comunicar a otros individuos información sobre objetos o sucesos que están lejanos en el tiempo o en el espacio”. Además sospechamos que juegan; esto es que realizan acciones simplemente por diversión y eso es hacer algo gratuitamente. Sin embargo lo más relevante es que sabemos que poseen experiencias subjetivas y que son capaces de percibir conscientemente la información sensorial. Es decir tienen conciencia. Un tipo de conciencia que hasta ahora sólo atribuíamos a los humanos y a algunos primates.

Carl Sagan y Ann Druyan nos explican [8]:

Los chimpancés son capaces de crear categorías, que razonan por analogía y por inferencia transitiva, los bonobos habladores y los macacos culturalmente innovadores nos recuerdan que también otros animales razonan; desde luego no tan bien como los grandes filósofos occidentales, pero los filósofos no creían en una diferencia de grado, sino en una diferencia radical de naturaleza.

Todo esto implica que nosotros los humanos debemos reconfigurar nuestra relación con los otros animales. La humanidad no está en la cúspide de la creación ni somos tan importantes si atendemos a la escala del universo; somos apenas un soplo ínfimo sobre un punto azul pálido en el espacio. Nuestro planeta existe desde mucho antes de nuestra aparición como especie y seguirá existiendo muy largamente después de nuestra extinción.

Carl Sagan continúa:

la tentación de dividir a hombres y a otras especies en un número pequeño de categorías estereotipadas, en lugar de reconocer diferencias y juzgar a los individuos uno por uno, sigue estando muy arraigada en nosotros. El racismo, el sexismo y un cóctel tóxico de xenofobias aún influyen poderosamente en la acción y la inacción.

Los filósofos de civilizaciones merodeadoras de alta tecnología han asegurado a menudo que los hombres merecen una categoría distinta de los demás animales y superior a ellos.[*] No es suficiente que los hombres tengan un surtido diferente de las cualidades evidentes en los demás animales, con más de algunos rasgos y menos de otros. El hombre necesita, anhela, busca una diferencia radical de tipo y no una diferencia de grado de contornos borrosos.

La mayoría de filósofos considerados grandes en la historia del pensamiento occidental sostuvieron que los hombres son fundamentalmente diferentes de los demás animales. Platón, Aristóteles, Marco Aurelio, Epicteto, Agustín, Tomás de Aquino, Descartes, Spinoza, Pascal, Locke, Leibniz, Rousseau, Kant y Hegel sostuvieron siempre «la idea de que el hombre era de un tipo radicalmente diferente de [todas] las demás cosas»; con excepción de Rousseau, todos ellos consideraron que la distinción esencial humana era “nuestra razón, intelecto, pensamiento o comprensión”.

Sólo unos pocos de los grandes filósofos de Occidente –David Hume, por ejemplo– afirmaron, como hizo Darwin, que las diferencias entre nosotros y las demás especies son únicamente de grado.

Si insistimos en diferencias absolutas y no relativas, no descubrimos ninguna característica distintiva de nuestra especie, por lo menos hasta ahora. ¿No cabría esperar que las diferencias fueran de grado y no de índole, especialmente con nuestros parientes más próximos? ¿No es ésta la lección de la evolución?

Parte 3. El cohabitar

No es que Alberto Cruz estuviese equivocado; no se trata de visiones erróneas o acertadas. Se trata de que las herencias y los fundamentos que recibimos debemos –hablo de un deber– alimentarlos, debatirlos, ponerlos en juego de modo que puedan iluminar nuestro rumbo. Sólo así hallaremos lo nuevo y estaremos en la senda de lo desconocido, lo asombroso, la maravilla.

En este lugar, en el humedal, los cuerpos de agua y en general en toda la extensión y lugar en la Ciudad Abierta tenemos el privilegio de estudiar, vivir y trabajar en función de estos hechos. Aunque obviamente esto mismo acontece en cualquier lugar del mundo en el que ustedes presten atención, observen, estudien, en fin; cualquier lugar y campo son adecuados para el ejercicio de lo gratuito a través de la curiosidad.

Desde hace un tiempo Sergio Elórtegui, Biólogo-Naturalista, Bruno Marambio, Arquitecto y Eloísa Pizzagalli, Diseñadora Industrial han estado desarrollando un proyecto multidisciplinario aquí en la Ciudad Abierta. Se llama Arquitectura en Cohabitación: La construcción formal del diálogo entre el ser humano y la naturaleza. Dicen los autores:

Cuando un ave construye y elige un lugar para su nido, no lo hace como una máquina genéticamente prediseñada. Toma decisiones sobre esta ramita o aquella, "mide sin matemáticas", comete errores y aciertos, resuelve problemas, se estresa en la conquista de una pareja o se desespera si sus pollos están en peligro. El ave desarrolla apego con su lugar y puede volver al año siguiente. No hay un nido igual a otro, así como no hay un ave igual a otra, aunque sean de la misma especie. Así como nosotros pre visualizamos el lugar, el ave por ejemplo lo hace con su cuerpo. La sofisticación de su comportamiento no requiere del "pensar humano" o equivalente para que su nido sea un lugar habitado. El atender a otras formas de habitar no humanas nos pone en equivalencia con el resto de los seres vivientes, y más importante aún, nos enfrenta al problema de cómo darle forma al habitar juntos, cohabitar.

Este problema de dar forma al habitar juntos es el que diseñadora, arquitecto y naturalista abordaron. Observaron y estudiaron durante meses, experimentaron y construyeron un interior que reciba el oficio del naturalista. Dentro de él puede habitar un par de investigadores por algunas semanas. Es un espacio destinado a recibir a botánicos, entomólogos, ornitólogos, geólogos y artistas cuyo trabajo sea profundizar en el conocimiento de los fenómenos naturales de la costa mediterránea de Chile central. Dentro de él se encuentra el “Herbario de Ciudad Abierta” que preserva las muestras botánicas de todas las especies de plantas de la Costa de Ritoque y archivos cartográficos de la zona.

Se llama el Gabinete del Naturalista y está junto a la Cubícula Locanda en las arenas de la Ciudad Abierta. Estos son primeros pasos de una nueva experiencia para nuestros oficios.

Segunda Parte

Carlos Covarrubias F.

Hoja 1 original
Hoja 2 original

Miércoles 15 - 1 - Abril 2021

Quinto taller de Amereida

Volviendo retomando recapitulando, intentando
volver a no saber
con respecto al presente
al tema propuesto y a las múltiples formas
en las que puede desenvolverse,
propongo ampararnos en Mnemósine la madre
de las musas, las válidas encantadoras de la vida
humana. Ella es la personificación de la memoria
que nos abre la puerta para que entre en el pasado,
y lo que sí sucedió y sí aconteció......

Es cierto que con respecto al pasado, a lo que pasó,
hay y habrán múltiples versiones Lo que claramente
trae una intrincada trama de los sucesos en los cuales
nos sustentamos en vistas de ññegar o encontrar
la solidez de un punto de partida, punto que nos gusta
llamarlo origen...... Toda la memoria de la humanidad entera
está empeñada en la búsqueda de un origen irrebatible,
indiscutible, capaz de fundar un consenso, una unanimidad....
Algo que nos permita reposar, que nos deje en paz,
en la plena aceptación, en la concordia, acordes
con el todo en fin plenamente satisfechos con
el nuevo sabor del saber, a ciencia cierta, de dónde
venimos y, por ende, a dónde vamos..... Aquí memoria e
imaginación se encuentran, se funden para intentar
acceder al gran misterio: aquel que guarda la
más profunda intimidad de nuestra condición humana y su
soberana unidad.....

--

miércoles 15 - 2 - abril 2021

"pero"
si es cierto que sin presente no hay pasado
ni posible futuro, queda quedarnos en el filo
sutil que nos equilibra..... Como si el presente
fuera el leve cuerpo de una magnífica mariposa
revoloteando entre los árboles y las flores de un
jardín..... Y, el pasado fuera el ala izquierda y el
futuro el ala derecha. "pero" el destino, el sentido del
vuelo lo va discurriendo el cuerpo, el guía y las alas
armonizan.....

Saludos
a
todos

Tercera Parte: Observar aproximándonos a la palabra poética

Isabel Margarita Reyes N.

Cada vez que nos reunimos en este Taller de Amereida los poetas nos hablan. Esta vez nos preguntamos: ¿cómo oírlos?,¿cómo acercarnos a sus palabras?,¿cómo reunirlos con nosotros, los de los oficios?

Como siempre la observación nos ayuda.

Pues, ella es, como dice Ernesto Grassi –filósofo italiano amigo de los fundadores de la Escuela– "lo inmediatamente eficaz", aquello que se da al mirar directamente la realidad que se presenta ante nuestros ojos.

Así, en Playa Ancha:

Dice: La costa abrupta: rocas negras del borde junto al blanco de la espuma del mar. Se juntan los extremos, ahí.
Ante el horizonte del mar, que apenas se distingue, la inclinación del cerro, pronunciada, y del camino en pendiente continua.
Ahí, en el borde, a la par, declive en continuidad y declive abrupto, blanco y negro.

En el borde se reúnen los extremos, lo distinto. De partida tierra y mar. El negro es de la tierra pero son rocas mojadas por el mar.

El blanco es del mar, pero es agua golpeando contra las rocas de la tierra.

Entre ambos, rocas y agua, tierra y mar, lo distinto reuniéndose para remarcar ese distinto de otra manera.

Los poetas hablan en poemas en los actos. Los actos en una plenitud, pues son una plenitud. Por ello, nosotros, los de los oficios, retornamos a ellos permanentemente y al quedar sorprendidos, admirados o curiosos por lo que en ellos se nos muestra, detenidos ahí, ¿cómo avanzamos, damos un paso?

Nos decimos, siguiendo a Grassi, lo "inmediatamente eficaz" de la observación ¿ será cual esto que nos dice Carlos?

Esa leve instancia en la estadía ...........................
........................................
             amable florece

Nosotros, en la Escuela, enseñamos mostrando, pues eso nos dice la palabra "enseñar". Al mostrar no podemos repetirnos pues en nuestros oficios artísticos todo se nos da de una vez en plenitud. Cual los actos. Cual el arca de Noé en el cuento que nos relataba Jaime Reyes. Pero, nuestros estudiantes, yendo en pos del oficio a la espera de ese "amable florece", lleven en sus carpetas aquello que nos dice Manuel Sanfuentes: "una hermandad de la escritura con el dibujo", del blanco de la página con el negror de los trazos, cual construcción de un espacio "en declive" que nos hable como tal.

Cuarta Parte: "Borde de los oficios"

Manuel F. Sanfuentes Vio

Acto de inicio 2017, dibujo de Andrés Garcés; partida documenta 14 "Amereida Phalène Latin South América". Ref: https://www.documenta14.de/en/artists/13574/ciudad-abierta

"En el borde se reúnen los extremos, lo distinto"; esa es la plenitud también de la observación; plenitud que se da siempre en el acto; esta vez en el acto de oírse, que no es más que atender al presente, al vuelo anhelante del tiempo, al transcurso, al camino que llevamos.

En dicho "borde, donde se reúne lo distinto", acontece la poesía, y tiene lugar el acto, donde lo que esplende es el oficio: el trazo aquí (Escuela) y el dibujo allá (Ciudad Abierta). Todo acto así nos plantea un límite que abre camino, da curso a una distancia.

En palabras de Godofredo Iommi, la poesía es "dar curso", y no una expresión de la palabra, puesto que el lenguaje en sí no explica la realidad; el sentido está en otra parte: si no en ese ha-lugar que abre la poesía, al menos en la intangible esperanza de tener/ser presente.

Una ronda da curso al juego que nos entre-tiene y suspende lo distinto, lo unifica, vuelve al todos, uno. Si hay un espíritu para el acto, es ese, el de la reunión, el encuentro, en aquello que nos es impropio: la libertad misma. La ronda es circular, sus extremos se juntan, son una misma cosa.

La hospitalidad es la única vía para oír a la poesía, fuera de aquella, no hay acto; ser huésped es habitar el espacio del sentido, no de la cosa misma, sino el de su ausencias, por eso, impropio. La poesía habita la impropiedad del presente, quizá carece de él, no observa el tiempo sino el transcurso.

La regla de un juego es solo su cumplimiento, su realidad, su manifestación, acotada (acto) en el tiempo. El juego desviste hasta la zozobra pero no nos quiebra, nos lleva a un extremo, pone límites, dibuja una cancha, y lo que allí se da curso tiene un caracter único y a la vez primordial, que lo saca del tiempo –como el éxtasis.

La conciencia de lo "en sí mismo" tiende a valorar el sentido del acto para la edificación de un espíritu poético, cuyo umbral es el ser humano en la aventura de su vida natural. La poesía del mundo prehistórico cantaba en el silencio del manantial, no había palabras, no había nombres. La historia también tiene límites y extremos, propios de su humanidad.

El distingo entre civilización y barbarie, también es un juego que se muerde la cola, es irreductible; un modo de pensar el mundo y no la existencia. El arquetipo es el monumento y no los grandes tamaños –o las minucias. La paradoja del ser humano, tanto como la de América, yace en el binominal modo de situarse en el tiempo y en el espacio, donde toma posesión y se hace presente; acto que a su vez, los determina.

Tal vez por esa carencia, el huésped no se ubica en la historia, no tiene posesión; él pasa, va en un camino, que además, que no es el suyo, porque no lo tiene; le basta un destino que sabe más allá, no aquí. Su andar y su palabra son lo único que tiene, y si fuese mudo, su silencio hablaría. Su aparición y presencia parecen un espejismo en el tiempo, un huésped es pura memoria, borde y límite de lo verdadero, juego de vida.

Semana 6 Miércoles 28 de abril

Primera Parte. Plantas

Jaime Reyes G. Vídeo de la Clase

Presentación

Muy buenos días. Bienvenidos a esta sexta clase de nuestro Taller de Amereida.

La semana pasada les hablaba sobre el humedal Managua y algunos de sus cohabitantes; las aves. Volveré sobre las aves más adelante. Hoy quisiera referirme a otro grupo de cohabitantes; uno silencioso pero mucho más abundante, prolífico y próspero: las plantas. Hoy me encuentro en la parte alta de los terrenos de la Ciudad Abierta. Aquí estamos comenzando un proyecto de recuperación del bosque nativo de la Ciudad Abierta. Algunos de nosotros han pasado varios meses aprendiendo y recorriendo estos lugares, identificando y hallando especies, estableciendo y midiendo sus poblaciones, reconociendo a tantas que ya no están presentes, especialmente por la agricultura, los animales de pastoreo o o bien porque otras plantas colonizaron sus hábitats. Especies que fueron abundantes aquí y que desaparecieron o bien hace siglos o bien hace unas pocas décadas. Entonces se colectaron semillas y ahora estamos construyendo un vivero donde podremos reproducirlas y luego plantarlas aquí mismo, en estos alrededores.

Sesgos cognitivos ancestrales

Por sesgos cognitivos ancestrales nuestra atención se dirige con más vigor a los animales, por ejemplo en un paisaje de floresta lleno de plantas ante nuestros ojos atendemos más al animal, pues representa un posible depredador. Stefano Mancuso, botánico italiano, nos dice[9]:

"Lo que sabemos sobre las plantas es poco y, con frecuencia, erróneo. Estamos convencidos de que no perciben el entorno que las rodea, cuando lo cierto es lo contrario: son más sensibles que los animales. Creemos que el suyo es un mundo silencioso, carente de comunicación, cuando en verdad las plantas son grandes comunicadoras. Pensamos que no mantienen ningún tipo de relación social, pero la realidad es que son organismos auténticamente sociales. Sobre todo –y en este punto nos mostramos inflexibles–, estamos seguros de que las plantas son seres inmóviles: basta con observarlas para ver que no se mueven. ¿Acaso no es precisamente esta la gran diferencia entre los organismos animales (es decir, animados, dotados de movimiento) y los vegetales? Pues también en esto andamos equivocados: las plantas no son en absoluto seres inmóviles. Se mueven mucho, solo que se toman su tiempo. Lo que las plantas no pueden hacer no es moverse, sino desplazarse, al menos mientras viven."

Nosotros estamos en la universidad y nos toca el estudio. Entonces es necesario que encontremos las maneras o las formas de saber más. Si la Ciudad Abierta pretende ser el Parque Costero y de Recreación Amereida, si pretende no ser el jardín del gigante egoísta, si desea actuar como un constructor de arcas y no como los amos del fuego entonces debe encontrarse y dar lugar –ha lugar– a las obras y a los los oficios que nos ayuden a aprender de las plantas. Podríamos esgrimir razones pragmáticas, por ejemplo para detener erosiones, para tener mejores cosechas libres de plagas, para recuperar suelos para la vida. Podríamos exponer motivos medioambientales, como la lucha contra los gases de efecto invernadero, la necesidad de mantener saludables los ecosistemas naturales, pues al cabo nuestra propia vida depende de ello. Todo esto va de suyo, está comprendido en nuestros razonables deberes y casi es suficiente. Todo esto es útil y cierto, pero también podríamos acceder desde otro punto de vista. Y tiene que ver con nuestra concepción de lo individual y lo colectivo; lo en común. Para que como dice la Amereida:

"nuestro trabajo se acerque más a una perfección real y sea temperado por otra fidelidad, para que el persistir de nuestros trabajos no sea el persistir en lo único sino que en lo múltiple, porque así no quedaremos aislados en la extensión de las grandes o pequeñas distancias pues no requeriremos de una magnitud clave para vencer el aislamiento."

Veamos.

Cuerpo único compuesto de numerosas unidades

Mancuso [10]: "Los animales tienen un centro de mando; las plantas son multicéntricas. Los animales tienen órganos simples o dobles; las plantas tienen órganos difusos. Los animales son individuos (en el sentido de indivisibles); las plantas no, se asemejan más bien a una colonia. Resumiendo: podríamos decir que los animales hacen hincapié en lo singular y las plantas en lo plural. En el caso de los animales, lo que cuenta es el individuo; en el de las plantas, lo importante es el grupo. Tanto es así que algunas plantas poseen lo masculino y lo femenino al mismo tiempo y en la misma flor, tanto hermafroditas como unisexuales se llaman polígamas; o pensemos en los “grandes organismos clonales, como Pando, un bosque de álamos temblones de 43 hectáreas situado en el estado de Utah, que se compone de un único individuo genético que se propaga desde hace ochenta mil años, siempre igual a sí mismo”.

Nosotros los humanos estamos acostumbrados a considerar civilizaciones, sociedades, tribus, comunidades, o grupos desde una perspectiva animal; y nombramos bandadas, manadas, cardúmenes, enjambres, piaras, jaurías, etc., compuestas siempre por individuos, una cierta cantidad de individuos. Lo individual es aquello indivisible, que no se puede dividir so pena de morir. Un individuo entonces no se lo puede dividir. Esta definición es absurda si se aplica en el mundo de las plantas, puesto que una planta cuando se divide no sólo no muere, sino que se multiplica (desde un punto de vista social son más modernas que cualquiera de nuestras legislaciones al respecto).

Si las plantas no son individuos ¿entonces? Mancuso propone, especialmente para los bosques, “verdaderas colonias formadas por unidades arquitectónicas repetidas”. La palabra colonia hoy nos suena mal, pero aquí no estamos hablando de un grupo de árboles extranjeros que domina y administra un territorio, sino más bien de una forma de cuerpo único compuesto de numerosas unidades unidas entre sí. Enjambre de individuos unidos los unos a los otros». Oyendo a Mancuso casi no puedo dejar de pensar en las analogías de las definiciones de comunidad humana, y acaso esta misma de la Ciudad Abierta, que supuestamente se sostiene en la hospitalidad. Por esto mismo es más necesario que nunca comprender la “igualdad intrínseca de todos los oficios”, porque necesitamos oír a quienes nos quieren mostrar aquello que no vemos.

Según Mancuso parecido ocurre con los árboles: la unidad arquitectónica de base tiene una vida breve, pero, hipotéticamente, la colonia (el árbol) podría vivir para siempre:

"Cada raíz dispone de su propio centro de mando autónomo que controla su dirección y que, como en las colonias de verdad, colabora con el resto de ápices radicales para resolver los problemas relativos a la vida de la planta en su conjunto. El hecho de que hayan desarrollado una inteligencia distribuida –es decir, un sistema sencillo y funcional que les permite responder con eficacia a los retos del entorno en el que viven– atestigua hasta qué punto han evolucionado las plantas. Cuando un organismo es tan distinto de nosotros, debemos observarlo desde la óptica de la comprensión, no de la diferencia. Son una forma de vida diferente, ni más simple ni menos desarrollada que las formas de vida animales."

Nos toca aprender de configuraciones para la vida. Nosotros no somos plantas ni pertenecemos al reino vegetal. Pero la distancia que nos separa en cuanto a seres u organismos vivos no es mucha si atendemos a las escalas de la vida. Las plantas nacieron primero y permitieron, gracias a la generación de oxigeno, el nacimiento de los animales. Sea como sea que lo consideremos y miremos en la dirección que miremos, con las plantas poseemos un ancestro común; tenemos exactamente el mismo origen. Si hay seres vivos sobre este planeta que desde siempre se han organizado para la sobrevivencia y la evolución, con pleno éxito, se lo debemos en primer lugar a las plantas. Y es posible que podamos aprender algo de ellas. Por ejemplo saber que los grupos son más inteligentes que el más inteligente de los individuos que los componen[11]. Esta es una lección de comunidad, de humildad y de comportamiento; de hospitalidad.

Segunda Parte

Carlos Covarrubias F.

Vídeo de la clase

Hoja 1 original

Miércoles 28 de abril a las 12 30 pm - Primer semestre ~ año 2021

Sexto Taller de Amereida

Veamos:
¿Será cierto que "el presente no existe"? Y
que una persona no puede vivir su condición humana
si no logra liberarse del presente? Y que, le es solo
posible hacerlo a partir del "lenguaje" cuya aptitud permite
que el futuro no quede sujeto a repetir el pasado?

¿Será cierto que la aparición del lenguaje modifica
la índole de la memoria? Y que desde que la
memoria aparece en el mundo viviente, lo percibido
permite "evocar"?

He tomado todo "esto" de un libro, "El encantamiento
del mundo", de Boris Cirulnik uno de los fundadores
de la etología humana, que es el estudio del
carácter y modos del comportamiento del ser humano.

Pero
aunque el tema siga siendo el presente que
siempre se presenta con toda su carga enigmática
cuando se trata de describirlo, explicarlo o
presentarlo, cabe señalar como (es que) termina
el libro antes citado ......."Pues el hombre es el único
animal capaz de escapar a la condición animal"......
querámoslo o no, somos animales, nos guste o no nos guste
reconocerlo ..... Y ¿Será cierto que logramos escapar
de la animalidad, humanizando el mundo con un
lenguaje capaz de extender los límites adentrándose
en el futuro o
remitiéndose al
pasado?

Hoja 2 original

2

Veamos
¿Será cierto que la angustia o ansiedad
que puede producirnos la noción del "tiempo"
extendido, hasta más no poder, en su
trilogía sublime, ~ pasado ~ presente ~ futuro ~
sea digna de elogio cuando la convertimos
en fuente de creación? (sigo con Cyrulnik)

Veamos
¿Será cierto que sin angustia y sin ansiedad
la vida perdería su único sabor? Y que,
a sabiendas que el pasado es el tiempo en el cual
las cosas pueden perdurar, y por esto, es probable que
las memorias nos traigan una buena cuota de sufrimiento;
Y que......
El solo hecho de traer al presente un futuro, el cual
-si o si- es por naturaleza imaginario pueda llegar a
angustiarnos al anticipar algo que puede o no puede
ocurrir? Y por dar un paso.....
¿Será cierto que consciencia significa presencia?
¿Que; estar consciente es estar presente?
Y por dar otro paso..... (junto a Cirulnik, lo sigo casi textual)
¿Será "estar presente", inventar su propia odisea
adivinar el futuro, y, leer la suerte que se le ha
destinado?
¿Será que estar presente es poner en juego la expectativa
de actuar sobre las cosas, mediante gestos y palabras,
de aprender a leer el mundo para influir sobre él,
modificar su curso y echarle otra suerte, esta vez
humana?
Un saludo
a
todos

Tercera Parte: Lo lejano con lo próximo

Isabel Margarita Reyes N.

La semana pasada se celebró en la Escuela y en la Universidad una semana dedicada a los alumnos que ingresan. Todos los años nuestros estudiantes eligen alguna figura, algún personaje, algún motivo para ser representado en la farándula. Toda la semana se dedica a su preparación que se cierra el último día. Allí se reúne la celebración, la fiesta con el estudio propio de nuestros oficios.

En estos dos años de aislamiento ella no ha podido realizarse como antes, con carros que recorrían la ciudad. Sin embargo, algo se mantuvo y, esta vez, se recurrió a la figura del colibrí de una leyenda maya. En ella el colibrí es el mensajero, un intermediario, nosotros diríamos, un aproximador. Pues nuestros oficios de la arquitectura y los diseños trabajan desde una concepción del espacio constructible donde las ideas no calzan con las materialidades. Se requiere, así, de suples, aproximadores que cubran ese margen. Pero, también, y de otra manera, nuestros trabajos quisieran salirse del dibujo en la hoja de papel para alcanzar otra dimensión. Por ello es que, tantas veces, plegamos el papel para que, al desplegarlo, aparezca esa tercera dimensión que permanecía oculta. Son esas "pájaras de papel" que realizaron los estudiantes y que, tantas veces, nos acompañan cuando realizamos los regalos: a la Misión, a los estudiantes que egresan y, también, en actos poéticos.

Así, la figura del colibrí nos hace ver cuánto requerimos de aproximar. No sólo entre nosotros, en estos tiempos de distanciamiento sino, también, en nuestros distintos quehaceres cuando, desde la observación, avanzamos a la obra.

Como aquí, en Valparaíso, en el Ascensor Reina Victoria, vemos una vertical que aflora en la pendiente.

Dice así: Ese anhelo que permanece en nosotros, ese instinto de aflorar: ubicados en alguna parte, aflorar hacia lo alto para orientarse. Subir a encontrarse con la altura en esa altitud que nos trae el allá con el aquí.

Recordamos a un poeta, Hölderlin, en "El Archipiélago" donde dice:

y los dioses también le amaban,
como al poeta
pues conciliaba
los buenos dones de la tierra
y unía
lo lejano con lo próximo

Por ello es que vivimos, estudiamos y trabajamos con poetas. Pues nuestros oficios se hacen obra desde la palabra. Aquella que nos habla de esa profunda condición humana a la cual le damos cabida en nuestras obras. Ellos, los poetas, nos la revelan.

Como siempre, un pequeño trabajo a realizar. Esta vez una maquette de un posible trabajo del espacio que pudiéramos plegar dentro de nuestra carpeta y que, al desplegarse, mostrara y le trajera otra luminosidad.

Cuarta Parte: Los aproximadores

Manuel F. Sanfuentes Vio

The Soul Hovering over the Body Reluctantly Parting with Life, William Blake c.1805. Graphite on paper. N05300 TATE.


El acto poético es la casa del ser, no su morada; el presente de aquel acto primero, reside en la memoria y permanece en nosotros y en el mundo como un don. La casa es pasajera, transitoria, perecedera; el sueño del hogar se concilia con una poesía sin residencia, impropia, hecha y dicha ahí en un acto común que conmemora el tiempo y lo trasciende.

El silencio de la creación es el momento del alma, donde cantan las aves con nuestras palabras. Y en el cielo resuenan los ecos vivos de un origen sin lugar. Las artes de dar forma con las manos y la voz preceden nuestra naturaleza, la transforman.

El espíritu se demora, la pureza no es obstáculo para el esplendor del acto; la perfección tachada no desmiente el hecho consumado. Allí nacen las esperanzas y las frustraciones; también el coraje de percibirlo, sentirlo como un paso del sosiego, llanamente caminado.

La potestad de cada mano, la mirada de sus ojos dibujando su más lejano parpadeo, y no sabiendo su propósito, sin logros, lo hacen todo; abren el mundo a la proximidad de asirlo. La observación nos pone al frente del acto, del acto del mundo; todo aquello que acontece, tiene lugar y se hace presente.

El ser del acto, el ser mismo, el acto mismo, se observan con los ojos del espíritu, con aquello que no es cuerpo, que no es materia. La poesía goza ahí del fuego que consume permanentemente su hogar, y en esa acto de zozobra su palabra surge para nombrar su andar. Vuelta nada, su silencio, el acto poético, marca sobre nuestros cuerpos puros.

Semana 7 Miércoles 5 de mayo

Primera Parte. Fragmentos de una Carta y otras preguntas

Jaime Reyes G.


Ellos, estos hombres de aquí, en el fondo aman cuanto parece ad- verso, como si lo adverso fuera el modo de esconderse púdicamente. ¿Esconder qué? Esconder la profunda libertad en cuerpo y alma que ellos tienen. Ellos conocen y saben del riesgo y por lo tanto de la ge- nerosidad. El saludo es aquel gesto de todas las rutas. Ellos aman no tener fronteras ni países, aman el aire siempre abierto e impalpable que quieran o no es implacable a su vez y que hace al ser humano siempre más sapiente. 
Amereida vol. II. Nota 26.

La mayor parte de este texto son fragmentos de "Carta de Alemania" de 2010[12], que hoy se revisan con nuevas luces.

Hölderlin

Durante la historia humana incontables poetas se han referido en sus canciones a la naturaleza, y acaso muchos más han dedicado su cantar a los hombres y sus empresas. Hubo un poeta alemán hace doscientos años que en particular penetró profundamente en la relación entre la humanidad y la naturaleza. A veces, al leerlo, uno tiene la impresión de que siempre a Hölderlin le faltan los dioses; en su admiración por la naturaleza ve siempre lo divino. Es cierto, para Hölderlin la divinidad habla o se expresa o aparece en lo natural. Por otra parte

“Hölderlin ya había comprendido que el rol de la poesía no es la representación estética de bienes culturales, sino conformar la interacción de un pueblo consigo mismo, con su presente y con su propia historia[13]. Entendiendo Geschichte además como los cuentos y acaso también los cantos. Esa realidad lingüística abierta por los poetas es la atmósfera donde se halla no tanto la identidad ya instaurada y definitiva de cada pueblo, sino más bien la aptitud de esa identidad para rehacerse a sí misma constantemente. A veces puede parecernos que Hölderlin tenía una añoranza por la civilización griega; que sentía nostalgia al considerar perdidos y extraviados los valores de lo griego y que esto lo paralizaba para cantar lo alemán. Pero Hölderlin comprendía la misión del poeta entre los suyos y nunca pretendió convertir a su pueblo en nuevos griegos ni tampoco llevarlos hacia ese ideal prejuiciado e impenetrable. Incluso advierte el peligro de traer hasta la actualidad de su época las reglas artísticas del genio griego como única medida o regla del trabajo creativo. Sólo lo más elevado debe traerse. Y lo más elevado está presente tanto en la Grecia clásica como en la Alemania que le tocó vivir, porque pertenece a la condición del ser humano y no es privativo de una civilización específica. Proponía que es posible aprender lo propio a través de parecerse a los griegos, pero sólo en el intento de hacer que florezca la plenitud de esa condición humana. Por eso los griegos no le son imprescindibles, y aunque sabía que en lo propio nunca llegaría a alcanzarles, propugnaba la ocupación o quehacer soberano de lo propio. Y esto es hacer desaparecer al fantasma de la imitación. La originalidad consiste en expresar como comunitaria la fuente original donde beben todas las civilizaciones: Lo que debe imitarse no son las obras griegas, sino la forma de crearlas.

El poema recoge a Hölderlin con un verso de su poema Andenken[14]: Was bleibet aber, stiften die Dichter.

Lo Abierto

(Amereida, pág. 182):

stiften no es fundar ¡carajo! es poner la estancia en su propio ritmo
es dar el marco luego el primer golpe de la puesta en marcha dar dinero es una manera de fundar —

¿de qué será donadora amereida?

Ya no se trata solamente de una fundación, al menos no como la entendemos corrientemente, sino de poner una “estancia en su propio ritmo”. Una ‘estancia’ es al unísono un lugar y su tiempo; es la reunión de una dimensión espacial con una temporal. Es por esto que Iommi concibió la poética americana como la Palabra del “Ha Lugar”; tiempo-espacio fundados y fundidos por la palabra de la poesía. Una estancia puesta en su propio ritmo, donde el ritmo es, en palabras de Octavio Paz[15]:

“algo más que medida, algo más que tiempo dividido en porciones... El ritmo proporciona una expectación, suscita un anhelar... El ritmo engendra en nosotros una disposición de ánimo que sólo podrá calmarse cuando sobrevenga “algo”. Nos coloca en actitud de espera. Sentimos que el ritmo es un ir hacia algo, aunque no sepamos qué pueda ser ese algo. Todo ritmo es sentido de algo, aunque no sepamos qué pue- da ser ese algo. Así pues, el ritmo no es exclusivamente una medida vacía de contenido, sino tiempo original.”

Después de la cita del verso was bleibet aber stiften die dichter, con el que concluye el poema Andenken (Recuerdos o En Memoria), y que es la primera aparición de Hölderlin en el poema, Amereida va a preguntarse a sí misma “¿de qué será donadora Amereida?” Nosotros convertimos esa pregunta: ¿Cuál estancia es la que ha sido puesta en su propio ritmo por Amereida? ¿Cuál el marco, su primer golpe? ¿Qué es lo que ha puesto en marcha?

Bien, lo que se ha puesto en marcha, lo que Amereida ha puesto en su propio ritmo es lo ‘abierto’. El nombre mismo de la Ciudad Abierta ya lo indica sin más y por eso el acto de fun- dación de este lugar se llama ‘la apertura de los terrenos’. El primer golpe, el marco, es la aparición de lo abierto. Pero ¿qué es lo abierto?

Desde y hacia la naturaleza

Podríamos ir a buscar esta pregunta en varios hilos. Por ejemplo: Lo abierto es una reacción a la cerrazón de las propuestas de la reforma universitaria, en el sentido de que las proposiciones del movimiento M15 iniciado en nuestra Escuela en 1967 ya en 1970 no se estaban concretando y entonces los profesores deciden llevarlas adelante de todas formas y así crean la Ciudad Abierta.

Podemos también atender al propio Hölderlin:

Komm! ins Offene, Freund!” “¡Ven a lo Abierto, amigo!” es la invitación con que Hölderlin comienza Ida al Campo, una de sus grandes elegías, dedicada a su amigo Landauer. Este fue el poema leído en los actos de apertura de los terrenos de la Ciudad Abierta porque esa primera invitación es el tono fundamental del ritmo del nuevo habitar que se instaura. En su elegía Brot und Wein, Hölderlin vuelve a reafirmar su afán de estar o ir a lo abierto. Dice el poeta; “¡Entonces Ven! Salgamos al aire abierto, vayamos a buscar lo propio, por lejos que esté”.

Lo abierto es el ámbito de la apertura que sucede desde y hacia la naturaleza y está configurado primeramente como una estancia a través de la que hay que ir o salir. Allí hallaremos lo propio y la vida.

Este ámbito es “el aire siempre abierto” y ocurre en la naturaleza, pero de suerte que no se trata de una ‘excursión al campo’ literal, como a veces se traduce el título del poema Der Gang Aufs Land. ¿Cómo saber lo que es la naturaleza, más allá de la cuenta ordenada de todos los componentes del universo?, ¿se parecerá al jardín del paraíso? Allí vivíamos la perfección de lo creado y, al nacer, de allí fuimos separados. ¿Será la naturaleza una invitación a construir, por nuestros propios medios y libremente, un nuevo y hermoso jardín? Uno propio, en donde sea posible expresar esa misma unidad primigenia. Ya no tendrá la misma figura, pero allí florecerá también el comunitario fundamento originario. Si no pretendemos –porque no podremos– construirlo igual al divino ¿cómo será su cuidado, su cultivo? Una estancia en donde los humanos no sean sometidos por el imperio de la necesidad, y así liberados puedan favorecer a la infinitud del todo; donde la interioridad del yo ceda ante la intimidad en lo común. Esto es abandonar el ego, la conciencia y la individualidad para extrañarse en los otros; llegar a ser “flor de la naturaleza” desligándose de uno mismo. Y sobretodo, comprendiendo que no se trata de concluir el jardín. Ni ahora ni nunca.

O tal vez no se trata de esto sino de que nuestros medios se dediquen no a construir un nuevo y fabuloso jardín en imitación al del paraíso, sino a permitir que el juego de la naturaleza, con sus fuerzas contradictorias y monumentales, con su fragilidad evidente y su maravilla única, propia y sin un sentido, aparezca, brille, inaugure. En otra palabra, que se abra.

La hospitalidad

La hospitalidad, hemos interpretado tanto tiempo, es el modo de hacer, construir, realizar lo abierto. La hospitalidad que siempre hemos entendido sea para el otro, los otros, los huéspedes. Pero también hemos considerado al otro como persona; las otras personas, humanas. Y yo mismo he dicho tantas veces que la hospitalidad que existía ya en las antiguas rutas de peregrinos y mercaderes se funda en la conversación y en la mesa. Y es cierto, esa es la hospitalidad para con las personas.

Pero hoy no basta.

Podríamos precisamente prestar oídos más finos al mismo Hölderlin.

El primero es que Der Gang aufs Land no es una excursión al campo, ni una ‘salida a terreno’. Es la Tierra abierta y disponible a nuestro obrar, pero a su vez augurándonos sus advertencias. La humanidad es apenas un soplo minúsculo en la vasta historia de la naturaleza y sean cuales sean nuestras acciones ella seguirá su curso. Con o sin nosotros. Así ha sucedido desde la noche de los tiempos y así continuará allende la eternidad. Tal humildad ajusta nuestros proyectos y nos propone una Tierra lábil con cuyas transformaciones podemos unirnos en un acuerdo breve, lúcido y potente. En ese acuerdo aceptamos que todos nuestros esmeros convertirán a la Tierra en jardín o permitirán su manifestación propia y peculiar, como si el proceso de evolución sea el requiere de nuestros respetos y admiración. El gigante egoísta sabe que la Tierra no sólo niega sus dones a quien no es capaz de ofrecerla en plena hospitalidad, sino que lo castiga con su esterilidad y con la fuerza desgarradora de lo inhóspito. ¿Son entonces, los terrenos de la Ciudad Abierta, ese jardín posible? Lo hemos cultivado, sin duda, durante tantos años, pero ¿lo hemos abierto enteramente al juego de todos los niños, a la llegada de los otros?

Pero ¿dónde se funda esa hospitalidad con quienes no son personas y aún así cohabitan con nosotros íntimamente? ¿Cómo construir lo abierto considerando a los demás animales y a las plantas?

Además de Hölderlin ¿Habrá que volver a leer y a percibir a nuestro poeta-patrono San Francisco para asimilar sus hondas y extraordinarias hermandades?

Segunda Parte

Carlos Covarrubias F.

Vídeo de la clase

Carta 7.

Miércoles 5 de mayo a las 12.00 pm - 2021

Séptimo Taller de Amereida

Tal vez, quizás,observando el pasar
del tiempo, y que ya hemos recorrido seis
talleres de amereida de los 24 que nos
corresponden este 2021, tal vez resulte
lúcido darle un giro a la palabra presente
no vaya a resultar que por su reiteración comience
a ahuecarse y a resonar vacía.... A mi parecer
una buena opción se nos presenta de inmediato:
esta es mirar al presente bajo la forma y en el
sentido de un real "regalo". Es imposible
dejar de recordar cuando hablamos de regalo todo el
mundo fresco de la niñez..... Como nos sorprendíamos,
nos emocionábamos, nos inquietábamos ante la presencia
de un regalo...... Él, el regalo, nos trae, de regalo
el mundo de lo insospechado y también, de alguna
manera u otra, el ámbito del desconocido......

¿De dónde vendrá la costumbre de envolver, de
ocultar, de encubrir los regalos de modo que estos
mantengan hasta el último instante su condición
de sorpresa? ¿No ocurre algo similar cuando
amanece? ¿No se gira la noche en día?
¿No se descubre y aparece la luz? ¿No son
estos giros, estos cambios, este pasar, este devenir,
magníficos regalos que verifican a la misma vida?
Imagínense por un instante la emoción vivida
siendo niña o siendo niño al abrir un regalo o
viendo un amanecer
ahora.

Saludos
a
todos

Tercera Parte: Complacencia y desapego

Isabel Margarita Reyes N.

Cuando salimos a observar a la ciudad vamos recorriendo sus calles buscando aquello que nos pide la tarea. Pero, a veces, algo distinto nos detiene y nos ponemos a dibujar por el puro gusto de trazar líneas. Es éste un dibujo de complacencia ante algo que nos llama a ser dibujado.

Allí, en ese silencio en que nos deja la mirada fija en lo que vemos y la mano suelta, libre, dibujando, se nos vienen a la mente palabras para decir y decirse lo que se está viendo. Esas palabras se dan sobre ese silencio anterior: "lo silencioso" de lo cual nos hablaba Jaime. Allí, entonces, "sin propósito ni logro", decía Florencio, comparece algo, se nos presenta algo. Como aquí, dibujando un árbol que nos ha detenido por lo desplegado de sus ramas en un gran tamaño:

A la izquierda dice así:
Un centro luminoso y, en torno a él, un enmarcamiento de los troncos negros a contraluz. Este árbol es una suerte de recipiente de luz en que el sol baja por el centro, el centro de luz rebotante, reflejada y resbalante por los bordes que deja en sombras.

A la derecha, otro árbol, se dice:
El perfilamiento del negro, conformante. El follaje, una suerte de centros borrosos. Ante el negro interrumpido por esos centros de luz.

Nosotros nos fuimos a ese lugar de la Ciudad Abierta por el océano Pacífico, ese desconocido abierto ante nosotros. Pero, son las arenas las que nos hablan del "volver a no saber". Esa gratuidad, cual regalo que puede traernos lo nuevo, lo insospechado, cual ese calce entre centro y luminosidad en los árboles vistos junto al Estero de Viña.

Pero, ¿es siempre un centro lo luminoso? o, ¿pueden serlo, también, los bordes?

Para contestarnos esto salgan a observar árboles, reparando en que el álamo es distinto a un pino o una palmera, pero, dejándose llevar por una mano suelta que no tiene que dar cuenta de nada, ni seguir reglas, ni representar exactamente lo que ve, pero sí, complacerse en el trazo cual esos

                     ¡oh desapegos que uno mismo ignora
                                            Amereida, p. 6

¿Es esto una "evocación" de Amereida?, ¿ o es " memoria?

Cuarta Parte: Aufkommen

Manuel F. Sanfuentes Vio

Paul Cézanne Sketchbook, ca. 1875–85; Folio 36 recto. The Morgan Library & Museum. En línea: https://www.themorgan.org/collection/paul-cezanne/sketchbook


El 2 de diciembre de 1802, Friedrich Hölderlin escribe a su amigo Casimir Böhlendor, venía de Francia esos días y ya estaba en casa de sus padres; toda la correspondencia de ese tiempo expone una revelación importante para el poeta, experiencia que en Amereida se convierte en una sentencia: "Hölderlin comprende Grecia en Francia, en Bordeaux". Inmediatamente precedente a este verso, parece definirse el ámbito de "la latinidad como estatuto específico entre griego y hespérico", es decir, toda Europa, el occidente de Grecia. Hölderlin reconoce allí una luz del espíritu antiguo que acaso percibe que su tiempo no observa:

"El elemento, en su potencia, el fuego del cielo, y la calma de sus gentes, sus vidas en la naturaleza, y su pobreza y satisfacción, me han ocupado constantemente, y como tenemos un trato con los héroes, bien puedo decir que Apolo me ha golpeado.

La naturaleza atlética de la gente del sur, entre las ruinas del espíritu antiguo, me ha entregado el ser propio de los griegos aún más familiar; he aprendido a conocer su naturaleza y sabiduría, sus cuerpos, la manera cómo crecieron en su clima, y la regla con la cual protegieron el genio, su exceso, frente a lo poderoso del elemento. Aquí está lo que ha determinado su carácter de pueblo, su arte de acoger naturalezas extranjeras y comunicarse con ellas, es por eso que ellos tienen su individualidad propia que resplandece como vida, en la medida donde el entendimiento más alto, es, bajo su forma griega, fuerza de reflexión, y se nos vuelve comprensible cuando comprendemos el cuerpo heroico de los griegos; este carácter en los griegos es ternura, como nuestra popularidad (es sobriedad)."

Bajo el influjo de esa misma tradición, el poema de Amereida advierte que en el período que siguió a la independencia en América, se vivió una época heroica, donde "destino y progreso parecían identificarse"[16]. El heroísmo en la América del siglo XIX, que funda las naciones actuales, viene del espíritu griego y sus relación con las hespérides, Italia, después España, y finalmente, atravesando las columnas de Hércules, América; nosotros somos su occidente, su límite.

A Hölderlin no le llama la atención la idea de América, él busca sí en las fuentes de Europa, de cierta manera, modela en parte su idea y deja, da, una palabra poética que toca y canta su propia constitución; un espíritu poético, un proceder, quizá un comportamiento. No obstante, para Amereida, ese modo de fundarse y fundar en la palabra, convierten al poeta alemán, su poesía, en un crisol que guarda los destinos de hombres y mujeres sobre la faz de la tierra; es una poesía del lugar, como la pintura de Cézanne; puede hablarse del "genio del lugar"; y los distingos del pueblo griego, su potencia y su ternura, van a florecen en América para dar curso a nuestras independencias, y en el siglo XX a una mirada poética sobre el incidente en el que incurre y se despliega esa tradición de occidente en América.

"Muy querido; pienso que no haremos más comentarios sobre los poetas hasta nuestro tiempo, solo decir que el modo del canto va a tomar otro total carácter, y si no nos atraviesa, es porque, desde los griegos, somos nosotros quienes comenzamos a cantar de nuevo de manera nativa y sin artificios, desde el fondo de nuestra propia fuente".

El poeta está atravesado por ese "otro total carácter" y no por su propia fuente; y ese otro "caracter" no es griego, sino temporal, posterior (por eso Hölderlin habla de la "medida"); sobre lo antiguo del tiempo, edifica su morada, reside en el lugar de sus días presentes, allí funda, y da con su palabra, lo que queda y permanece. Quiere decir que si no somos "perforados" (perçons / aufkommen, en alemán) por aquello "otro total", recaemos siempre en el problema vital de nosotros mismos; bajo esta mirada, la poesía debe ser artificio, un carácter renovado. El final de la carta nos lleva de la amistad al pensamiento; Hölderlin siente una especie de "saudade" que busca su fuente en la relación del ser humano, la naturaleza y el mundo:

"A la espera de tus novedades. Tengo necesidad de tu voz y de su pureza. La psiquis ente amigos, la génesis del pensamiento en el diálogo a viva voz y por escrito, son necesarios para los artistas. Salvo eso, no tenemos ningún pensamiento por nosotros mismo; él pertenece a la constelación sagrada a la cual damos figura."

Para traer al español estos fragmentos, he tenido a la vista la traducción al francés que François Fédier preparada para la edición bilingüe de Hölderlin : Remarques sur Œdipe, Remarques sur Antigone, Union Générale d'Éditions, París 1965, en particular las "Lettres". Hace pocos días, el 28 del mes pasado, murió Fédier en Francia, en ese mismo lugar, en el mismo "pays" que Hölderlin observara con devoción y nostalgia; entonces creo también sentir un poco de saudade de él, de su espíritu filosófico y su mirada austera sobre la condición poética; nostalgia del mundo antiguo que preludia el nuestro; la experiencia tanto griega, hespérica y posteriormente americana, son para Fédier, gesta de occidente, que en América se invierte para pensar a partir de « un tout autre caractère ». En su memoria, estas anotaciones:

        esto es ver un nuevo sol
                  es decir un no-apolo
                        Amereida p. 178.

Semana 8 Miércoles 12 de mayo

Primera Parte: Lo abierto

Jaime Reyes G. Vídeo de la Clase

Presentación

Buenas días para todos ustedes en este nuevo Taller de Amereida.

En clases anteriores les he traído algunas ideas del botánico italiano Stefano Mancuso y también al poeta alemán Friedrich Hölderlin. ¿Qué relación podrían llegar a tener un científico contemporáneo que experimenta con plantas en el espacio y el primer poeta casi moderno que escribió sus versos hace más de 200 años?

En su libro “El futuro es vegetal”[17] Mancuso nos invita a crear sociedades que sean “estructuras y organizaciones distribuidas, como las del mundo vegetal” que a través de una “inteligencia colectiva” podamos conseguir “resultados superiores a los que podrían obtenerse mediante decisiones individuales”. Hölderlin, en una de sus grandes elegías, “Ida al Campo”[18], inicia invitando: “Komm! ins Offene, Freund!” “¡Ven a lo Abierto, amigo!”.

Voy a agregar una tercera parte a la relación. Nuestro poema de Amereida se hace una pregunta extraña sobre sí mismo: ¿de qué será donadora amereida?

¿de qué será donadora amereida?

No es que vayamos a dilucidar ahora una respuesta; esta pregunta lleva con nosotros medio siglo. Pero he aquí una proposición. ¿Cuál estancia es la que ha sido puesta en su propio ritmo por Amereida? ¿Cuál el marco, su primer golpe? ¿Qué es lo que ha puesto en marcha?

Bien, lo que se ha puesto en marcha, lo que Amereida ha puesto en su propio ritmo es lo ‘abierto’. El nombre mismo de la Ciudad Abierta ya lo indica sin más y por eso el acto de fundación de este lugar se llama ‘la apertura de los terrenos’. El primer golpe, el marco, es la aparición de lo abierto. Pero ¿qué es lo abierto? “¡Ven a lo Abierto, amigo!” es la invitación que durante cincuenta años una comunidad de personas que ha habitado este lugar ha intentado sostener.

Lo abierto

Lo abierto es algo que no existía en el mundo hasta que la palabra poética lo nombra, aquí y ahora. Durante mucho tiempo hemos intentado construir lo abierto mediante el ejercicio de la hospitalidad, considerando que nosotros y todos somos aquí sólo huéspedes.

Durante también mucho tiempo hemos intentado organizarnos como comunidad de acuerdo a ciertas reglas y leyes. Algunas que manifiestan nuestra presencia en el concierto institucional legal del país y otras que se juegan sólo en los ámbitos poéticos. Y tal como sucede en cualquier organización o comunidad humana, así como se expresan y revelan plenitudes, también surgen contradicciones, problemas, miserias.

Hay una práctica de lo abierto que debemos rescatar en virtud de dar más y nuevos pasos en lo abierto y su extensión. Se trata de la costumbre o el hábito de lo en común. Las obras hechas en común, la vida en común, el destino común, sin renunciar a lo propio, al origen, a la maravilla que cada cual representa y puede aportar. Lo en común, que es obviamente el fundamento de una comunidad, muchas veces es cooptado por el carácter del sistema organizacional que la propia comunidad mantiene. Los sistemas jerárquicamente estructurados tienden a volverse inflexibles y no alcanzan a responder a los cambios planteados por el entorno. Sucede con las sociedades y con los organismos animales. Si no hay mutaciones y el ambiente sí se modifica, no hay evolución y entonces sobreviene la extinción. La velocidad sorprendente con que el mundo hoy cambia pide ideas extremadamente originales y para eso es mucho mejor el concurso de muchos que las decisiones de unos pocos. Lo en común exige un sistema organizado horizontalmente, donde el planteamiento y la resolución de desafíos quede en manos de varios cuerpos o entidades que contribuyan al total. Muchos colaboradores en vez de pocos dirigentes.

Estructuras y organizaciones

Mancuso, junto con toda la evidencia científica actual, advierte que:

Nos gusta creer que analizamos lógicamente los hechos antes de tomar decisiones, que somos atentos, reflexivos y analíticos, y que respondemos a los problemas de manera ponderada, pero en realidad no es así: gran parte de nuestras acciones son inconscientes y tienen su origen en procesos totalmente ajenos a cualquier tipo de racionalidad.

Por eso propone “estructuras y organizaciones distribuidas, como las del mundo vegetal” porque “toda organización cuya jerarquía confía a unos pocos la misión de decidir en nombre de muchos está irremediablemente destinada al fracaso, y más en un mundo que lo que requiere son, ante todo, soluciones diferentes e innovadoras”. El botánico boga por “modelos que renuncien al control vertical de los procesos de decisión y en los que todas las funciones, incluso las de corte empresarial, así como los derechos de propiedad, estén cada vez más distribuidos” y llega incluso a sugerir un tipo de organización o sistema, que de hecho existen hace mucho tiempo:

se llaman cooperativas. Se trata de organizaciones no jerárquicas que dependen de la labor social; su propiedad obra en manos de los socios, cada uno de ellos tiene derecho a un voto independientemente de cualquier otra consideración, cualquiera puede convertirse en socio, etc. De modo, pues, que además de imitar la estructura descentralizada de las plantas para aumentar la creatividad y la resistencia de nuestras organizaciones, tendremos que imaginar nuevas formas de propiedad difusa.

Esto lo escribió el botánico italiano en 2017.

En 1971 el modo en que la Ciudad Abierta comenzó a organizarse, su primera figura legal, fue una cooperativa (de servicios profesionales). Esta figura cambió luego al de una corporación cultural sin fines de lucro para resolver definitivamente uno de los principales problemas de cualquier comunidad humana: la propiedad. Y no sólo imaginamos una forma de propiedad difusa, sino que hoy nadie tiene propiedad privada en la Ciudad Abierta, gracias a que hemos mantenido, con coraje, una persona jurídica coherente con los principios esenciales de lo en común. Esto es radical y el mundo occidental en general apenas puede planteárselo.

Unanimidad y Consentimiento

Pero la Ciudad Abierta ha ido más lejos aún, para bien o para mal. En palabras de Mancuso, “para aumentar la creatividad y la resistencia de nuestras organizaciones”, para dar testimonio en lo abierto la autoridad y el gobierno de la Ciudad Abierta ha reposado en una figura de reunión que llamamos el Ágora, no en la asamblea. En estas ágoras nos reunimos todos y todas a conversar, debatir, proponer, hablar y oír. Es en estas ágoras donde se aparece el horizonte común. Y en estas Ágoras no hay votaciones; la mayoría no se impone sobre la minoría. Las decisiones se toman por unanimidad; lo que requiere, de cada cual, consentir. Por supuesto que aquí se disputa, no son reuniones necesariamente armoniosas y así como se producen bellos consentimientos y de hecho la Ciudad Abierta sí se ha construido, también hay discrepancias, discusiones y disentimiento. Como en cualquier comunidad humana. Pero no debemos temer al debate, la deliberación y poder discutir rostro a rostro. El consentimiento entonces es muy duro y difícil para la naturaleza humana; ya hablaré de esto más adelante.

Pero al final es desde esta reunión, es de esta “persona poética” donde se debate (se permanece abierto) que emanan las decisiones totales y los mandatos hacia la persona jurídica. Ambas personas se mezclan y se confunden, es cierto, pero al cabo son diferentes (a veces es un caso clínico de doble personalidad). Pero el hecho es que el ágora es una instancia poética no restringida más que por sus propias ideas y posibilidades. Es, así, el ejercicio de la libertad. Sin esa libertad para decir, hablar, exponer, debatir, acordar o no acordar, queda poco de lo en común.

Ambas personas, la poética y la jurídica, se complementan y crecen juntas. Tal vez la Ciudad Abierta no pueda existir si una de ellas falla o se enferma. Si seguimos confiando plenamente en el manto flexible que nos abriga a todos por igual, sin jerarquías, en un ágora y si sostenemos y renovamos nuestra persona jurídica para que se mueva acorde al presente, entonces la Ciudad Abierta tal vez pueda seguir invitando: Ven a lo abierto, amigo. Para que encontremos algo propio, por distante que esté.

Segunda Parte

Carlos Covarrubias F.

Vídeo de la clase

Carta 8, hoja 1 original

Miercoles 12 de mayo - 1 - 2021

Octavo Taller de Amereida - "Cierta Inocencia"

Tal vez plantear o proponer, una cierta inocencia
para tan solo mirar aquello que está ocurriendo
aconteciendo o apenas pasando y así recibir
dejando aparecer lo que está tal como está
o, lo que es tal como es .......... Es que
pasada cierta edad pareciera que "sabemos" y sin darnos
cuenta nos vamos llenando de supuestos de
expectativas, de exigencias y de muchos prejuicios
Entonces, como "volver a no saber" de modo que
vuelva a aparecer el gusto primigenio, original,
aquel que es siempre por primera vez.......
Y que no se repite.... Como lo son tantas cosas, y entre
ellas, como lo es el alba...... El amanecer,
que se recrea a sí mismo siempre distinto,
siempre nuevo, siempre único........ Si es que
lo "vemos" con lo mismos ojos que guardamos desde
que éramos niños, digo "que guardamos" porque sí están
en nosotros a la espera de que los dejemos ver,
asombrarse, e iluminarse con la luz de lo
visto, de lo mirado, de lo observado, aún de lo
"tan solo" entre visto.... Que los dejemos recrearse
como cuando niños nos dejaban salir a "recreo", a jugar,
a pasarlo bien. A reír y a conversar a destajo....

Carta 8, hoja 2 original

12 de mayo - 2 - 2021

A conversar a destajo ~

Es que conversar es una instancia gratuita
donde lo único que se quiere es conversar
y, lo único que se requiere, es la absoluta
aceptación del otro ....... Mientras más
aceptamos, mejor es el diálogo, más rico
en distingos, más entre-tenido......

Hay cierta inagotabilidad en ciertos asuntos
que nos hacen más humanos.... Nos gusta conversar,
jugar, hacer el amor, reflexionar
dibujar, cantar..... ¿Será cierto que uno no
se cansa de ver, de oír, de sentir? ¿Será
cierto que "a pesar de" (a pesar de todo lo que
creemos que pesa) hay una abundancia que
en su levedad no pesa? ¿Pesa el aire que
respiramos? ¿Pesan los crepúsculos? ¿Pesa la
amistad? ¿La luz? ¿La alegría? ¿Es que pesa
el mundo visto en su extrema realidad? Es que
nos pesa el regalo que es el presente en cuanto
es y está lo justo y necesario para que desde
nuestra "condición" podamos recibirlo en toda
plenitud?...... Y aquí, me detengo para traer
a Humberto Maturana quien nos elogia al
invitarnos a vaciarnos de tantos prejuicios, de las
muchas exigencias y demandas con las que sometemos
a las relaciones, y a los múltiples supuestos con los que
cargamos al acontecer antes de que acontezca.....

Un
saludo a
todos

Tercera Parte: Poner la estancia en su propio ritmo

Isabel Margarita Reyes N.

                               poner la estancia
          en su propio ritmo

   
                           Amereida, p. 182

Esta vez partiremos desde la observación:

Dice así: múltiples ocasos durante el ocaso hasta que el sol aparece por última vez hasta ponerse: 6.

Esta situación se da ante el horizonte atravesado por las nubes. Uno permanece quieto con la mirada fija hasta llegar al instante último. En la variación de las nubes este último instante final se demora. Cada paso pareciera ser el último mientras el sol se esconde y reaparece.

El ocaso demora en llegar. ¿Son intentos de ocaso? Tal vez. Pero el sol se mantiene impertérrito en este recorrido que avanza también, sin dudar.

En esta espera se permanece contemplando esa "identidad que se rehace a sí misma". Rehacer no es lo mismo que reiterar pues, cada vez, el lugar y el instante han cambiado, son otros.

Así, también, nosotros permanecemos siempre en lo mismo: la apertura del continente americano. Apertura que es abrirse paso, ganar terreno, cual esos claros en la espesura de un bosque. Que se abren para ser habitados, permaneciendo en ellos, para guardarlos, cuidarlos. Con esa levedad de aquellos que esperan por esos momentos en que aquello que viene se cumpla.

Permanecer estando, habitando, quedándose en esa excentricidad que pide la observación: la mirada puesta ante lo que se tiene delante. Pero, que pide de una estancia en lo que allí se muestra, desde dentro. Ante y dentro a la vez.

Así, durante esta semana, observen estancias. Estancias son aquellos lugares donde uno se queda y permanece estando. Tal acto.

Allí, unos verán qué es lo que permite quedarse estando. Otros, qué le da sustento a esa estancia. Y, otros, cómo se ordenan los llenos y vacíos de una tal estancia.

Cuarta Parte: Momento y memoria

Manuel F. Sanfuentes Vio

De noche perpendicular, lámina 0, poema del acto de inicio, marzo 2009.

En el dominio de lo real, el acto poético acontece de hecho, pero en un ámbito donde el acontecimiento tiene lugar en un más allá de lo fáctico; las acciones humanas tienden a reforzar el presente y sus proyecciones, pueden incluso mirar lejos, pero no vislumbran el carácter transitorio, temporal, de su proceder. No sin esmero, la poesía atiende a su tiempo sin poder reternerlo; se puede decir que trata con él, lo ausculta, pero no lo contiene, tampoco lo sobrepasa; sin embargo, lo convierte en transcurso, en un camino que debe recorrerse para, sin necesariamente comprenderlo, atenderlo. Mirado con escepticismo, el tiempo se demora, no tiene presencia sino que se nos revela en los hechos que acontecen.

Un acto poético tiene lugar pero actúa en ese tiempo que el hecho mismo revela. Y el acto no se da para revelar algo determinado al modo de un oráculo o de ciertas advertencias; así, la poesía, tanto en su palabra, como en sus actos, lo que hace aparecer es el momento, que es el instante que doblega al tiempo y lo hace posible. Como una marca, tal acto, cicatriza y se queda con nosotros como una seña de ese momento, que el hecho mismo, transforma en infinito. Y lo que se recuerda, lo que viene a la memoria, no es el acto en sí, sino su marca, lo que ha quedado en nosotros como imborrable.

Este modo de oír a la poesía, característico también de nuestra Escuela, es a su vez, también patrimonio de la humanidad entera; de una forma u otra, lo ingobernable de la naturaleza humana está en su ser "poietico", en su modo de hacer aparecer aquello que no tenía realidad hasta ese "momento". El misterio de la creación, se revela en momentos inatrapables, en instantes infinitos que no se pueden ubicar en la historia, puesto que permanecen como inmutables, fuera de sí, fuera de nosotros pero con nosotros.

¿Cómo recordaremos este primer acto poético con el que hemos iniciado este año en la universidad? Aún más, si nos preguntamos por su sentido, ¿cuál sería? ¿Qué queda de ese primer momento? Su mera significación es elogiar el hecho, levantarlo, llevarlo adelante y darle forma; no significa nada más. Entonces ¿dónde se ubica entonces el sentido? Y finalmente ¿sabe la poesía lo que "hace"?

Ni cada uno de nosotros, ni los propios poetas podrán responder estos cuestionamientos, porque lo que allí en el acto acontece no es "una" cosa, sino el espejismo de algo que aún no ha tenido lugar por que se cultiva con el tiempo, nutre la memoria, y edifica para nosotros un estatuto humano donde la Palabra es un don y no un privilegio. Es ella la que se nos revela a través de su llamado; como un eco resonando desde aquí, desde el acto, hasta la eternidad; incluso más allá de nuestras propias vidas.

La trascendencia es una cualidad que va más allá de los límites naturales; sin embargo, y sin enaltecer el trabajo poético o sublimarlo, podemos decir que la poesía, cantando y elogiando nuestras vidas, va a depositarse más allá en un momento siempre nuevo que todavía no llega, pero que a través de sus acto podemos vislumbrar, incluso percibirlo en la mirada de aquellos que a su vez han participado también del acto en su momento.

Sin embargo, mortal también, la palabra del poeta se acalla para asistir al silencio que queda, al vacío que deja y que no puede adscribirse a un conocimiento que muy bien iremos a adquirir. La muerte del poeta es ese momento, es la constatación de la finitud; es significante, pero su sentido quedará con nosotros, no parte, puesto que ha cultivando ese espíritu que en vida no hemos podido retener, solo vislumbrar; porque sabemos que ha sido cierto, no verosímil, sino verdadero, pues ha tenido lugar ahí en medio de nosotros como luz que pasa.

Semana 9 Miércoles 19 de mayo

Primera Parte: Naturalezas

Jaime Reyes G. Vídeo de la Clase

Presentación

Muy bienvenidos a este Taller de Amereida de otoño del año 2021. La poesía, la palabra de la poesía ha de cantar, a cada cual, sus dones, sus regalos, sus maravillas. Los seres humanos existimos sólo en la naturaleza; y de esto se sigue que poseemos una naturaleza humana. Veamos.

La naturaleza

Hoy, aún para las mentes más lúcidas y poderosas, es difícil sintetizar que es la naturaleza, como sí pudo hacerlo por ejemplo el “gran naturalista Alexander von Humboldt en el siglo XIX, abarcando el estudio de toda la naturaleza tras toda una vida de viajes e investigación científica en una gran visión sintética del universo, compendiando todo lo que había visto y pensado en una obra final, Cosmos.”

Teniendo en cuenta esta imposibilidad quisiera aproximarme entonces desde un hecho que sí tenemos a la mano, directamente: La Ciudad Abierta.

El doctor Oliver Sacks, neurólogo y magnífico escritor británico (cuyos libros por supuesto recomiendo) cuenta que “en cuarenta años de práctica médica, solo he encontrado dos tipos de terapia «no farmacéutica» realmente importante para los pacientes que padecen enfermedades neurológicas crónicas: la música y los jardines.”[19]

Supone el doctor que los seres humanos a nivel primario amamos la naturaleza y a las cosas vivas; que además nos mueve un deseo, desde nuestros orígenes, por interactuar con la naturaleza, y acaso también por manejarla y paternalmente atenderla. El doctor Sacks hizo su carrera médica en ciudades como Nueva York y comprendió muy bien [20]

El papel que desempeña la naturaleza en la salud y la curación es todavía más vital en el caso de personas que trabajan largas jornadas en oficinas sin ventanas, o para aquellos que viven en barrios sin acceso a espacios verdes, para los niños de las escuelas urbanas o para aquellos que residen en instituciones como puede ser una residencia de ancianos. Los efectos de la naturaleza sobre la salud no son solo espirituales y emocionales, sino también físicos y neurológicos. No me cabe duda de que reflejan profundos cambios en la fisiología del cerebro, y quizá incluso en su estructura.

Imaginemos entonces lo que puede hacer un lugar como la Ciudad Abierta para las personas de una comunidad local, una región, una nación. Y esto vale no sólo para este lugar, sino para tantos espacios, sectores, zonas, sitios que por desgracia se van haciendo escasos, deteriorados, agredidos.

Y después de imaginarlo debemos considerar el rol de nuestros oficios en la creación de estos lugares. La poesía, que por ejemplo en Hölderlin, era la voz de la conversación entre la naturaleza y los seres humanos, mediada por la presencia (o ausencia) de los dioses, puede continuar proponiendo las indicaciones que nos lleven andando y haciendo obras a estos lugares. Y esas obras, las de nuestros oficios, hoy deben oír a detalles, particularidades y complejidades que ni Humboldt ni Hölderlin imaginaron siquiera. El doctor Sacks decía que “Aunque venero la buena literatura, el arte y la música, me parece que solo la ciencia, ayudada por la decencia humana, el sentido común, la amplitud de miras y la atención a los desfavorecidos y los pobres, supone una esperanza para el mundo”. Quisiera poder decirle al buen doctor que las artes, en tanto creativas, pueden unirse con la ciencia en pos de esa esperanza suya. ¿Cómo hacerlo? Me parece que debemos adentrarnos en la naturaleza humana.

NaturalezaS

En una exposición de hace 50 años, en unos pizarrones escritos en el Museo Nacional de Bellas Artes, nuestra Escuela propuso un parecer[21]: “Nos parece que la condición humana es poética, vale decir que por ella el hombre vive libremente y sin cesar en la vigilia y coraje de hacer un mundo.” Luego desde hace tiempo afirmo que “Este parecer implica que existe una naturaleza humana, universal, común a todos los seres humanos existentes, a los que han existido y a los que existirán. No es un parecer inocente; significa que los seres humanos no somos enteramente moldeados por ninguna clase de ambiente, ni por la familia, ni por la educación, ni por el lugar en que nos ha tocado en suerte nacer.” Pero la verdad es que la implicancia es inversa: porque existe una naturaleza humana es que puede haber entonces una condición humana.

El profesor Edward Osborne Wilson, de quien he hablado e otras clases, nos dice que [22]

La naturaleza humana son las regularidades heredadas del desarrollo mental común a nuestra especie. Son las «reglas epigenéticas», que evolucionaron por la interacción de la evolución genética y cultural que tuvo lugar a lo largo de un prolongado período en la prehistoria profunda…

Se puede decir que la epigenética es el conjunto de reacciones químicas y demás procesos que modifican la actividad del ADN pero sin alterar su secuencia…

Los comportamientos creados por reglas epigenéticas no son innatos como los reflejos. En cambio, son las reglas epigenéticas las que son innatas, y por ello componen el verdadero núcleo de la naturaleza humana. Estos comportamientos son aprendidos, pero el proceso es lo que los psicólogos denominan «preparado». En el aprendizaje preparado, estamos predispuestos de manera innata a aprender y, por lo tanto, reforzar una opción sobre otra…

Sin embargo estas simples constataciones de Wilson y de muchos otros científicos de muy distintas disciplinas, basadas en una abundante evidencia, durante mucho tiempo fueron expresa y violentamente rechazadas y descartadas por las ciencias sociales occidentales. Estas consideraron que el cerebro humano era una Tabula Rasa, es decir, una página en blanco en la cual las circunstancias y los contextos culturales, sociales, políticos, etc., podían imprimir el carácter total del individuo. Esto quiere decir que es la sociedad quien escribe el modo de ser de las personas. Significa que el ser humano nace con una mente vacía, sin nada innato y que todo lo que somos es producto del aprendizaje y de las coacciones de cada sociedad. Esto además provoca que un régimen político, diseñado desde arriba hacia abajo, puede crear una sociedad con personas siempre honestas, siempre nobles, siempre felices. Sabemos que estas pretensiones conducen a totalitarismos y dictaduras, tanto en la política como también en los ámbitos académicos e intelectuales.

Lo cierto es que todos los seres humanos poseemos cuestiones en común, sin importar dónde nacimos, quiénes fueron nuestros padres o qué idioma hablamos. Y estas cosas en común son biológicas; las tenemos todos por el sólo hecho de nacer y son producto de una larga marcha evolutiva. Lentamente, a través de eones, la vida en este planeta ha venido evolucionando para adaptarse y nuestra especie es un eslabón más dentro de una diversidad inmensa y maravillosa. Y es muy importante comprender la naturaleza humana como el producto de esta trayectoria evolutiva porque así se nos revelan las causas últimas de nuestras sensaciones y nuestros pensamientos. Poner juntas las causas próximas y últimas es la clave para el conocimiento de sí mismo.

Si comprendemos nuestro origen podremos plantearnos qué hacer con nuestro presente y nuestro destino.

La condición

Lo primero es entonces comprender que sí existe una naturaleza humana íntimamente relacionada con la naturaleza del universo; incluso podemos decir que son prácticamente lo mismo, o partes de un mismo total.

Luego podemos reflexionar a propósito de una condición humana; que es precisamente el pensamiento que tenemos sobre la experiencia de nuestra naturaleza. Los seres humanos podemos pensar sobre nosotros mismos; somos conscientes de nosotros mismos. Y el modo en que podemos hacer esto es a través de la creatividad de nuestros oficios de la arquitectura, el diseño, las artes. Y estos junto a la poesía. Entonces volvemos a nuestro parecer: un parecer: “Nos parece que la condición humana es poética, vale decir que por ella el hombre vive libremente y sin cesar en la vigilia y coraje de hacer un mundo.”

Aquí se juega nuestra creatividad; en “hacer un mundo”. Es el arte el va a poder mostrar el proceso de indagación personal e interno de la persona. Pero es una cuestión importante comprender que en nuestras obras y creatividad nuestro pensamiento “nos dice muy poco acerca de cómo pensamos de la manera en que lo hacemos, y mucho menos de por qué se originaron las artes creativas”. Luego debemos considerar nuestra naturaleza y a las disciplinas que hoy las estudian y las desentrañan. Nos aproximamos al misterio de la consciencia desde la biología, la sicología, etc. Y nuestras obras, creativas y artísticas, tienen mucho que decir junto a las ciencias y las humanidades.

Desde la poesía es posible afirmar que pase lo que pase, la naturaleza humana seguirá encerrando misterios y enigmas, y cada vez que nuestro conocimiento se aproxime o los desvele, surgirán otros nuevos y mayores preguntas. Si la condición humana es poética y por ella hacemos mundo, entonces por ella sabemos que inagotablemente estaremos preguntándonos por nuestra propia naturaleza.

Segunda Parte

Carlos Covarrubias F.

Vídeo de la clase

Carta 9, hoja 1 original

Miercoles 19 de mayo - hoja 1 - 2021

Noveno Taller de Amereida

Quisiera en este noveno taller de amereida traernos
una palabra dicha en el taller anterior. Esta es
el elogio con su verbo elogiar ........ Habría de
antemano que reconocer que se da poco.... Que las más
de las veces estamos inmersos en la crítica, en el
cuestionamiento de aquello que ocurre.... Al parecer
nuestra condición humana, al menos por ahora, está más
propensa al reclamo que al elogio.... ¿Qué será
aquello que se oculta y nos lleva a las zonas donde
aparecen culpables, asuntos mal hechos, oscuridades
que no permiten ver, malos entendidos, errores que
cobran proporciones des-proporcionadas, en fin tantas cosas
que andan pululando en los pasillos de la existencia
sin cobrar la forma necesaria para que podamos verlas
y establecer con ellas una relación "cara a cara".....
Y podíamos continuar, una relación abierta, fundada en
la paz creativa, en, como decía en el taller anterior,
en una "cierta inocencia" que permite estar "a gusto"
sin defensas, sin tensiones y sin pretensiones?.....

Mejor, mucho mejor, volver al "elogio". Hago lo
que casi todos hacemos... Ir a la "compu: Elogio: Reconocimiento
de las cualidades o los méritos de una persona o de una cosa"
Y
lo hacemos
"mediante expresiones o discursos favorables"....
Y aquí hay algo.... Se trata de expresar "cariño",
"un buen elogio es un buen regalo" y lo digo así,
porque a nosotros, aquellos que en los años sesenta teníamos
20 años nos tocó tener maestros que cantaban "el elogio" y
lo sobreponían a "la crítica"
como una actitud
de vida......

Carta 9, hoja 2 original

19 de mayo - hoja 2 - 2021

Una actitud de vida

Me encuentro, recordando los actos que celebran
el día de San Francisco patrono de nuestra escuela
tantos actos singulares en los que prima la alabanza
.....Se aparecen casi por arte de magia los verbos
alabar elogiar loar celebrar. Todos ellos
constituyen una actitud de vida, una presencia
tal que no puede sino conformar un acto de vida.....

Descubrir, hacer aparecer la vida aquella que
pareciera esconderse tímida ante el fragor de las
circunstancias y que hubiera que llamarla para que
saliera a la luz.... Hermanas hermanos
creo que la herencia que recibimos de los maestros
que fundaron la escuela fue optar..... Elegir
entre la alabanza y la crítica..... escoger la alabanza
"Alabado seas mi Señor por el hermano Sol" por
la hermana luna las estrellas por todas las creaturas.....

En el parto, elogiar la vida del crío que nace
por sobre la sangre que está en todo nacimiento,
eso sí, claro está, sin desconocerla......

La alabanza y el elogio parecieran ser
las voces que afloran de lo más íntimo, pare~
cieran ser las voces del mismo silencio,
de todo aquello que no se deja atrapar ni reducir
sino que le es propio quedarse en el misterio
que lo sustenta y aflorar de tanto en tanto
bajo la forma de un canto que canta cantando.

Saludos
a
todos

Tercera Parte: Una nueva dimensión para abrir

Isabel Margarita Reyes N.

Desde el hallazgo América recibió la cultura occidental. Aún cuando nos encontramos en otro continente y en otro hemisferio, fue tan bien recibida, que se transformó en un modelo a imitar.

                   entre simulacros y fantasmas las gentes de américa sólo imitamos
                         Amereida, p. 11.

Pero nosotros, desde nuestros oficios artísticos y creativos, debemos encontrar nuevos caminos propios. Es lo que nos advierte Amereida cuando nos pide "abrir mundo".

Un signo de ello es la Cruz del Sur bajada sobre el continente que nos entrega el "Propio Norte" cual una nueva orientación, aquella que nos permita volvernos hacia lo propio.

"El propio norte"

Casi en una súplica se nos dice, después,

           que llegue el hueco el hueco apenas.

Y agrega:

       perdámosnos en pos de nuestros propios pasos
                           Amereida, p. 12.

Siempre hay un camino abierto por más dificultoso que sea encontrarlo cuando estamos con la mente en blanco sin saber qué hacer. Por ello, salimos a observar:

Dice así: Volverse para remirar el recorrido desde el inicio. En el plano ambos lugares aparecen a la misma altura y distantes pero, aquí, directamente, lo anterior se eleva y mientras más distante –los cerros detrás del ascensor que no aparecen–, más altos.

El aquí y el allá se dan al unísono porque están a distinto nivel. La altura agrega una nueva dimensión. Así, en lo apretado de la ocupación del cerro cada lugar adquiere su propio aire que se extiende a lo que lo rodea.

Aún, al mirar atrás, siempre hay algo nuevo, inesperado, no previsto.

Así, devuélvanse a sus carpetas, a lo hecho en ellas, y a cada página agréguenle un color, libremente, ya sea a lápiz o a pincel. Quiérase que al remirar las páginas se les aparezca una nueva dimensión tal como a los poetas, atendiendo al acto hecho, se les viene la palabra cual "un eco resonando".

Cuarta Parte: Remirar libremente

Manuel F. Sanfuentes Vio

Cuaderno de Madrid, p. 34; Marcelo Araya 2006.

Sobre todo aquello que hemos hablado, pensado y practicado, cabe remirarlo como una peregrinación que va desde el acto a la forma. Toda palabra, antes que nada, es luz, sobre aquello no palpado aún; la palabra ilumina el mundo porque lo va nombrando; cosas, cualidades y acciones, toman el nombre que la palabra señala.

Volver a mirar, distinto a la palabra, es un acto en sí del oficio, per se, si se quiere; volver sobre lo que se está haciendo, como en un juego o en un baile, constituye la clave del caminar: no hay línea recta; todo lenguaje llega de forma oblicua. Aún así, el camino de Santiago llega a un lugar supuesto, Homero es un autor improbable, y el camino del Inca lleva a todas partes.

La historia de un semestre también es un acto vivo capaz de volver sobre ella para reiluminar su propio afán, ese es el "ángel de la historia". La proposición de Isabel de volver sobre las páginas de la carpeta que llevamos sobre el Taller, y sobre ella "agregarle color libremente" constituye una lectura iluminada sobre una escritura que busca sus claridades; como aquellos artistas de la ilustración que recibían las páginas impresas para terminar ellos las capitales, iluminar la entrada de los párrafos y dibujar el espacio de la página que no ha sido tocado en proceso productivo del libro. Libremente, el color puede otorgar la luz que el escrito requiere para aparecer en definitiva, como cierre de un acto inicial que se completa con esta revisión. Sin prever un resultado, el mero desafío propone de suyo un nuevo orden no previsto.

Tomar las artes plásticas para "pintar" el espacio del diseño y la arquitectura, opera como el límite que nos propone la poesía para nuestros oficios: ante el cierre, vuelta atrás para acabar lo que el acto ha abierto en nosotros. Así, el finiquito de la obra hecha, incluye el ojo de la historia que es la memoria; desde atrás edifica el presente en el que se haya y abre su camino, peregrina en esa libertad.

Semana 10 Miércoles 26 de mayo

Primera Parte: un fragmento

Jaime Reyes G.

Fragmento de “las Catacumbas” del poema “La Nave de los Ángeles”, de Jaime Reyes.

Ángeles de Papel (la nave de los ángeles).jpg

Nos escondimos en el sueño del mar. Ningún otro alivio puede más que éste y su gracia líquida bañaba también el fondo de las tumbas de la poesía. Como si la voz de voces fuese un cuerpo desnudo y acariciado quedamente en medio de las olas; nadar en un mundo de vientos razantes y de aguas heladas. El mundo Pacífico recibiendo a sus seres.

Levemente sorprendimos al reflejo de todos los astros brillando sobre las ondas cautivas; el rostro estelar configurado como la espuma pisando el ritmo de las playas. Allí donde las arenas mudas rigen los testimonios terrestres; el beso como el mayor de los festejos. Andando sinuosos sobre el filo de la marea despreciando todo poder; incluso aquel legítimo que entregó la leyenda. Inocentes; como una buena ofrenda.

Entonces los fantasmas nuevamente asomaron y dominaron la faz de la existencia con los vestigios parlantes de las naves que se habían posado en cada siglo virgen. Emblemas gozosos y tembladores para esparcir por el mundo. La figura de la distancia trocada en el fantasma ambiguo de la lejanía. Pero seguíamos ocultos, y finalmente los seres humanos anhelamos la unidad de la especie en un mar que aún pliega el heroísmo fabuloso de semejante empresa. Mar infinito como la vastedad del reino de la palabra. Por eso las naves abundan sobre derroteros y no sobre caminos; una derrota de aguas es el rumbo que no conduce a lugares; es el rumbo por el rumbo, partir por partir, perderse en pos de los propios pasos.

Los fantasmas nos rondaban dominando sobre las terrenas escenas de la luz que se abatían sobre la llovizna, delirando sus propios nombres. Sobre los senderos y sobre orillas indecisas, incursionando también en pequeños esteros, en los riachos intermitentes. Nos buscaban sabiendo que allí los recodos se vuelven más secretos, más voluptuosos y más sagrados. Igual que ellos nosotros también nos hicimos vagabundos en el aroma de las playas, el viento definitivamente frío, las arenas; las virtuosas y desconsoladas arenas. Aguardábamos de pie con la frente incrustada en el horizonte.

Luego el daño fue sumido en las cuevas ancianas mientras la tormenta marcaba los territorios humanos. Aún así viajábamos; acometiendo las partidas a través del eco magistral que rebotaba cantando desde los remotos confines. Por eso la andada prefería las canciones para orientarse, para cultivar sus extravíos, para entronar sus sendas. Pura lengua adosada en el equipaje, pura lengua prendida en los mares. Intentamos una conversación con aquellas personas milenarias que no fueron hallados por los fantasmas, los que aún hoy transitan venciendo al silencio que cubre nuestras costas secretas y estremecidas. Ellos nos contaron de las cruces en la violencia como ráfagas submarinas que de tan invisibles no hablan, pero que de todas formas afloran sus marcas en la faz de la roca, partiendo cristales para servir los centelleos que alimentan a los ocasos. Por eso la vista nublada penetró más allá de los azules lisos y fue acariciada por un manto salobre cuando la brisa arrasó el fondo de los continentes. Incluso la nieve tuvo a sus hijos oyendo al aire de los volcanes cuando el fuego nadaba en las profundidades del océano en penumbra. Aquella clausura libre de las lluvias comprendió sus alturas mientras algunos fantasmas que no respiraban dominaban el mundo. Aquel mundo de superficies tensadas por tormentas eternas. En cambio aquí todo era marino, todo.

Mares de la luz en noches cerradas por los cubrimientos coagulados de la lejanía donde perecen los horizontes. Mares sólo de vistas entregados como espumarajos sobre los pies que andan las playas. Aún hoy existen esos reyes gobernantes del borde, alucinados con el dominio feble de una palabra, con la inclemencia terrorífica del inmundo. Pero nosotros ya nos habíamos transformado en peregrinos de la orilla, habituados sólo a ver, no a navegar.

Segunda Parte

Carlos Covarrubias F.

Vídeo de la Clase

Carta 10, hoja 1

Miércoles 26 de mayo - hoja 1 - 2021

Décimo Taller de Amereida

Siendo este el último taller de Amereida del primer
semestre de "este" 2021 y habiendo tratado de
sostener "el presente" como único tema, creo
que no debiera dejar alfuera al tan mentado
~ahora y aquí~

Ahora ~ tiempo, aquí ~ espacio, una rara encrucijada,
tan rara como puede ser aquella que señala al cuerpo
por un lado y al espíritu por otro.... Y lo curioso es que
hablamos de ellas (las encrucijadas) como .....agua va....
Separando los términos con palabras y definiciones (de los mismos)
que los distinguen y singularizan..... Me pregunto, así como así,
al correr de la pluma, si es que es posible que ande un
cuerpo por ahi solo sin su espíritu o un espíritu sin su
cuerpo ó si es posible que ocurra el tiempo
sin su espacio o un espacio sin su tiempo.......

Han habido momentos en la épica que llevamos entre todos
en los que "ahora y aquí" se traen al acontecer como una sola
palabra, creo que ha ocurrido así ante la imposibilidad
de señalar un aquí sin su ahora o un ahora aislado de
su aquí..... Recuerdo hace ya algunos años que
estando un grupo de diseñadores arquitectos pintores
escultores y poetas (grupo conformado por mujeres y
hombres), estando frente al estero de Mantagua
en la Ciudad Abierta, tratábamos de dilucidar el
"como" el "cuando" y el "donde" de una obra que queríamos
hacer para salvar la distancia que había entre una ribera y
la otra.......

Carta 10, hoja 2

miércoles 26 mayo - hoja 2 - 2021

El estero también llamado hoy en día el humedal
interrumpía la continuidad de los terrenos
separando un lado norte de un lado sur...... Y,
desde hace ya 50 años, momento en que esas tierras
conformadas en gran parte por arenas, comenzaron
su destino, y a constituirse en una Ciudad Abierta capaz
de acoger vida trabajo y estudio , a la vez que cobijar
la condición poética que acompaña a la condición humana
~en las buenas y en las malas~ ...... Bueno, volviendo
al momento en que nos encontrábamos, frente al estero,
de repente uno de nosotros enérgicamente
irrumpe en la conversación y dice: "esto se
resuelve, "ahora y aquí" y señala un punto
que daría comienzo, mejor aún, que dio comienzo
en el acto, una obra destinada a unir ambas
riberas...... "Ahora y aquí" como si quisiera
fijar, anclar un presente absoluto en un
lugar absoluto de una vez para siempre......
Entonces, con las palas que llevábamos comenzamos
a cavar, a dibujar con zanjas el borde de
la ribera sur..... Y desde ese entonces
hemos intentado de múltiples maneras unir
ambos lados que están resguardados por un
mismo nombre y que des lindan mansamente
con el oceano Pacífico hacia el Poniente y,
con el mar interior que se extiende por
América, por el oriente.......

Un
saludo
a
todos

Tercera Parte: El rumbo de una destinación

Isabel Margarita Reyes N.

En este último encuentro del Taller de Amereida en este primer semestre, veamos qué nos advierte la poesía antes de entrar en el tiempo de los exámenes de Talleres.

El poema Amereida termina diciendo:

             el camino no es el camino

¿Qué se nos quiere decir?

La palabra poética tiene un inagotable que ninguna interpretación abarca por entero. Sin embargo, tracémosnos un camino a través del poema, una ruta, un derrotero, un rumbo, una singladura, como dicen los navegantes, desde:

¿no buscó el paso su abertura
tanteando en la costa
como en la noche el ojo su aventura?

                          Amereida, p. 5

Este fue un camino nuevo, no abierto aún para el mundo, que va al encuentro de un desconocido. Un rumbo que se extiende por "tanteos", precisamente porque va tras la abertura de un posible paso. Así, no directo, no lineal, nos decimos, como tantas veces, tampoco lo son nuestros caminos creativos.

Estando en faena durante la travesía en la playa de Pichidangui:

Dice así: un "entonnoir". La mayor profundidad hacia el NE: una abertura luminosa, asoleada, tierra adentro. Es la lejanía que nos trae el mar interior. La Silla del Gobernador hacia el SW aquí, próxima, al frente, sin lejanía. Vinimos aquí y la luminosidad nos lanza más allá.

Cual un embudo, entonnoir en francés, la extensión natural nos enseña, nos muestra un rumbo. Nos encontramos, entonces, con un pivote de giro, aquél que nos propone el nombre. Desde ello y allí, en ese lugar, se nos une la obra de travesía, junto y en la orilla del océano Pacífico, al Mar Interior.

¿dónde se nos dio a nombres
el hallazgo americano?
¿qué cuenca los
                         alumbra?

                      Amereida, p. 133

Alberto Cruz en la "Capilla Los Pajaritos" pone un nombre: "forma de la ausencia". Y se pregunta respondiéndose enseguida: "¿por qué llamarlas, por qué poner nombres? Porque las palabras nos señalan una tarea. Ellas están al comienzo y al fin de la obra: son ellas las que juzgan lo realizado."

Aún cuando,

     cada nombre contiene su desconocido

                        Amereida, p. 128

ya sé qué es lo que busco. Por ello ponemos nombres. Ellos construyen el fundamento de la obra y las obras se conforman en cuanto persiguen esas palabras, ya no poéticas, sino "vocablos" del oficio. Más allá de los logros ahí se inicia la "aventura". Esa que nos hace continuar lo no hecho aquí, más tarde, en otra obra. Conformándose, así, "la obra" de cada cual, en esa multiplicidad.

Pero,

que también para nosotros
el destino despierte mansamente

                     Amereida, p. 4

Trabajar en paz, en la confianza de que ya encontramos nuestra "tarea". No se trata, así de mandatos ni de instrucciones poéticas sino de disposición gratuita, en plena libertad. En el grado más alto de libertad, "libertad sin opción", nos hemos dicho, aquella que permite que tanto las obras como nosotros encontremos nuestra destinación.

Cuarta Parte: "de tanto inaudible"

Manuel F. Sanfuentes Vio

Godofredo Iommi, inéditos; poemas para el Taller de Amereida, lunes 28 de septiembre 1998.

No acaba de terminar también con estas palabras mi entendimiento sobre el sentido de lo impropio en América; este continente no halla su hora solo en los acontecimientos en la historia de la tradición. La impropiedad es una disputa sobre la pertenencia, distinto a la propiedad, incluso respecto a la cultura. O su "hora" es un misterio, o hay algo subyacente que permanece desconocido, se nos oculta; por ejemplo, cuando Amereida señala que "del todo por saber está la relación de lo que está allí introducido y de lo que allí continúa subterráneamente", ¿no aventura una continuidad sobre lo que ha sido o separado, perdido, robado en América? Parafraseando a Amereida, América... la nueva robada.

El mito antiguo parece encararnos ese misterio de lo ausente, pero que se hace presente en el "entonnoir", como un cono perforado donde la realidad reduce la existencia: la vuelve impropia, pero con dignidad, la sirve delicadamente. Como la voz de un coro al entonar –entonner– el canto de todos. Así vistas, la propiedad, pertinencia o pertenencia, son un espejismo del tiempo, de la memoria y del presente de América.

Me digo también que la palabra en sí es impropia, pero tiene lugar, cuando se dice, cuando se anota, cuando se escribe, cuando se graba sobre una piedra; si se quiere, solo cuando es pronunciada, pero tiene lugar ahí, aquí, volviendo audible el espacio de la nada. Tener lugar es cuando el vacío y el silencio toman la forma de un instante; eso es lo que llamamos el acto; acto poético que marca –a-nota– sobre la tradición de la ausencia lo que no habíamos visto y que ahora vemos surgir como chispa de luz.

El ser americano se interroga siempre sobre lo nuevo, incluso su estatuto más antiguo es una nueva forma de vida, de lenguaje, de pertinencia y encuentro con lo otro y con lo desconocido; ahí está su virtud y a la vez su desengaño. Para "el navegante ciego" el nuevo mundo es una trampa. Lo nuevo es avasallado por la tradición, la identidad no tiene una forma, tiene momentos, un tiempo que siempre es presente.

Y el presente del Taller de Amereida es ahora usted aquí ausente, palpando este silencio para dar término a un semestre impropio; por ello entiendo la carpeta como un refugio ante la pérdida de realidad en la que estamos viviendo. Porque serán la palabra y el dibujo los que darán temple a la soledad y privación de nuestros días. Esta experiencia última, límite, debe ser también marca y signo sobre la brecha abierta entre cada cual y los actos humanos; hoy día un coro sería imposible, por lo que la voz de todos parece reunirse en un lugar que no es este, pero que vamos a recuperar cuando la ausencia sea superada.


Segundo Semestre 2021 Taller de Amereida

Entrega 2º semestre 2021

El trabajo final de este segundo semestre es en los mismos términos que la del primer semestre y debe entregarse hasta el viernes 12 de noviembre.

Las instrucciones están aquí: Carpeta del Taller

Semana 1 Miércoles 10 de agosto

Primera parte

Jaime Reyes G.

Relato en audio

El origen de la libertad

Bienvenidos a la primera clase de nuestro Taller de Amereida de este segundo semestre de 2021. Este semestre quisiéramos invitarlos a viajar, aunque no podamos ir todavía. Vamos a intentar traer mundos lejanos que sin embargo son profundamente americanos.

Hay un mapa en nuestro poema de Amereida por todos bien conocido; la bajada de la estrella de la Cruz del Sur sobre el continente sudamericano. Una de las puntas de la estrella, nombrada como origen, cae sobre las costas del Mar Caribe. Nuestras viajes de Travesía, a pesar de haber recorrido durante casi cuarenta años el ancho y largo de Sudamérica, nunca han llegado hasta allí. Desde allí entonces se extiende una América que, desde nuestra poética, conocemos poco. Si queremos hacernos la pregunta por el ser americanos necesitamos, debemos, ir hasta allí. Los invitamos entonces a recorrer América oyendo los cantos, los cuentos, las historias de la América Latina del Caribe.

La Cruz del Sur proyectada sobre América del Sur

El Origen de la Libertad

En general el Caribe es un mar al que es fácil entrar (viniendo de Europa claro está) pero difícil de salir. Las islas de las grandes y pequeñas Antillas protegen los flancos septentrional y oriental de la cuenca del Caribe y los alisios del nordeste soplan, sin un orden mensual preciso, con una velocidad constante de 15 a 25 nudos sin variar prácticamente su dirección. Navegar hacia el Este con estos vientos en contra es, al menos, dificultoso. Las corrientes oceánica apoyan estos vientos. El agua del Atlántico pasa por encima del borde de coral y volcánico de la plataforma de las Antillas y avanza al oeste a una velocidad constante de 2 o 3 nudos hasta llegar a la costa de América central. Luego vira al norte para atravesar el canal entre Cuba y Yucatán y desembocar en el golfo de México. Allí, calentadas por el sol tropical y alimentadas por las afluencias de la gran cuenca entre las montañas Rocosas y las Apalaches, las corrientes marchan por la costa cubana y penetran por el estrecho de 90 millas entre Florida y Cuba, alimentando la gran Corriente del Golfo de México a lo largo de la costa norteamericana de vuelta hacia Europa. Esta corriente puede alcanzar velocidades de hasta 5 nudos. 


Colón ha llegado a América en 1492. No es esta la ocasión para consignar el cambio que este hallazgo significó para el mundo en absolutamente todos los aspectos. Baste decir que el hallazgo de América es uno de los dos o tres hechos más trascendentes en la historia de la humanidad. La concepción del mundo en términos geográficos e incluso filosóficos y teológicos cambia. América es la ‘completitud’ del mundo. Sobra decir que política y económicamente comienza una nueva era. Sobre todo para España, Inglaterra, Francia, Holanda y Portugal. Y claro está, para los pueblos originarios que habitan estos lugares.
Los españoles, a su llegada al Caribe se encontraron con tribus o grupos indígenas como los arawacos, los Caribes y los Ciboney. Los más numerosos eran los Arawacos, o Taínos, que habitaban las Antillas Mayores, las Bahamas y las Islas de Sotavento.
Los Arawacos practicaban la agricultura y eran navegantes. Los Caribes también practicaban la agricultura y eran navegantes pero, a diferencia de los Arawacos, eran guerreros. Los Ciboney eran pescadores y, cuando estaban alejados de las zonas costeras, además eran cazadores y recolectores. 
 Colón estableció el primer asentamiento europeo permanente en las Indias Occidentales en 1493 en la isla de La Española, y la conquista y colonización española se extendió a las otras islas de las Antillas Mayores a principios del siglo XVI. 
El principal interés de los españoles era la minería de oro y otros metales preciosos pero encontraron que los Arawacos no eran apropiados para el duro trabajo continuo que trataron de imponerles. Esencialmente, la población indígena fue destruida. Dice Hernando Colón que acometieron tan vigorosamente al ejército de indios hostiles que "todos, siguiendo y matando, hicieron tal estrago, que en breve fue Dios servido tuviesen los nuestros tal victoria, que siendo muchos muertos, y otros presos y destruidos". Seguidamente, Colón quiso anular a Caonabo, el cacique de Maguana, a quien se suponía instigador de la matanza de La Navidad. Mediante un ardid, Alonso de Hojeda consiguió apresar al cacique y lo llevó en triunfo a Isabela, donde Caonabo permaneció encadenado casi un año, antes de ser enviado a Castilla. Aunque todavía hubo escaramuzas en diversos lugares de las islas, el Almirante no tuvo mayores dificultades.
Con ese tipo de paz, impuso a los indios onerosos tributos en oro. Incapaces de reunir las cantidades exigidas y obligados a descuidar sus cultivos, muchos taínos murieron de hambre; otros se suicidaron para escapar al acoso. Un tercio de la población indígena de La Española pereció entre 1494 y 1496. 
Se necesitaba una mano de obra barata que permitiese la explotación de los nuevos productos agrícolas. Los negros del África demostraron ser más resistentes al clima y al contacto con los europeos que los indígenas y el comercio de esclavos constituye un real éxodo desde África hacia América (alcanzando su máximo entre 1675 y 1730). La población negra se repartirá por todos los rincones del Caribe y de América.

El primer cimarrón fue un esclavo africano que llegó a La Española en 1502 con la expedición colonizadora de Nicolás Ovando y que huyó al interior montañoso a los pocos diás de poner pie en el nuevo mundo. Otros no tardaron en seguirlo y establecieron poblados en los bosques que rodeaban las plantaciones de Santo Domingo. En 1570 los españoles calculaban que había más de 7.000 cimarrones merodeando por las montañas de La Española, con otros 3.000 en las selvas de Panamá y miles más en el follaje de Cuba y en las colinas de piedra caliza llenas de cuevas de Jamaica. Otras comunidades se extendieron a lo largo del litoral septentrional de Sudamérica y con posterioridad lo hicieron en Surinam y en Brasil[23]

En las Antillas se va a producir la inmigración inglesa (alcanzando su máximo entre 1625 y 1694), holandesa (alcanzando su máximo entre 1628 y 1640) y francesa (alcanzando su máximo entre 1625 y 1650). Ahora bien, todas estas inmigraciones son de diversos orígenes y estuvieron estimuladas también por variadas motivaciones.

Las nuevas colonias son de una riqueza cuya fama va a trascender todas las fronteras y todos los tiempos. No se trata sólo del oro y la plata (Se calcula que las colonias españolas enviaron a la madre patria alrededor de 16.800 toneladas de plata 181.300 toneladas de oro entre 1503 y 1660) sino de muchísimas otras mercancías y materias primas y comida.

Uno de los más importantes fue la introducción en Europa de la papa, que produce más calorías por hectárea que cualquiera otro de fácil cultivo; se adapta a muchos suelos y climas y tiene una variabilidad admirable servido a la mesa. También el azúcar de caña, al ser importado en grandes cantidades, estuvo al alcance de más bolsillos... el cacao, el té, el café, el algodón, etc.

Los nuevos productos generaron nuevas industrias, nuevos hábitos y nuevas instituciones sociales. España pretende que todas estas fabulosas riquezas provenientes del nuevo mundo pasen sólo por sus manos y por sus arcas. Las colonias no pueden comerciar sino con la península. Todas las exportaciones e importaciones deben provenir y partir para y desde España. En un principio las demás potencias europeas se quedarán sin participación directa en este comercio, pero a través de varios sistemas indirectos irán afianzando sus posiciones hasta consolidar sus propias colonias en el nuevo continente. Aparte de España, tanto Inglaterra, Francia y Holanda van tener en algún momento, a partir del siglo XVI, importantes rutas comerciales hacia y desde América. Por ejemplo, el comercio exterior inglés se dobló desde la década de 1701-1710 a la década de 1731-1740 y volvió a doblarse hacia la década 1761-1770. Además tendrán incluso colonias propias y se organizarán en estos y otros países europeos numerosas ‘Compañías de Indias’ para establecer tanto las nuevas colonias como el comercio con ellas. 
El centro neurálgico de todo este comercio es un mar. Un mar americano: El Caribe. Aquí están todos los puertos importantes, todas las ciudades capitales, todos los comerciantes de América.

Sobre este mar comenzamos así nuestro Taller de Amereida. Hasta la próxima.


Segunda parte

Carlos Covarrubias F.

Carta 1, hoja 1

1

Primer Taller de Amereida Segundo Semestre 2021

Hemos convenido ocuparnos este segundo semestre del 2021
de aquella parte de América que ha sido llamada
América Central

Una angosta cintura que une a las Américas: la del "norte"
y la del "sur"; a la vez que, aunque separando los grandes
oceanos ~ el Atlántico y el Pacífico ~, su angostura
permitió la primera ruta que hizo posible el
intercambio entre Asia y Europa por la ruta más corta
y más conveniente. Se trata ~ una vez más ~ de esa primera visión
de los europeos de una enorme extensión de tierra
que corre de polo a polo y que interrumpió los deseos
de encontrar una vía más expedita que las descubiertas
inicialmente por Marco Polo....... Una vía que hiciera
posible, a los europeos, acceder a las riquezas orientales
vislumbradas ya desde los primeros viajes al oriente.

Tenemos que admitir que estamos mirando desde el ojo
europeo: Marco Polo Colon Balboa Magallanes
Vespucio en fin una larga mirada que termina
por resolverse, en parte con dos construcciones fruto del
ingenio del hombre: el canal de Panamá y
el canal de Suez. El canal de Panamá unió
dos oceanos y el canal de Suez, dos mares,
el mar Mediterráneo con el mar Rojo, permitiendo
acceder al
oceano Índico y de ahí
al Pacífico

Carta 1, hoja 2

2

Bien
Tendríamos ~ entonces ~ en estos primeros
intentos por unir y reunir nuestra tierra
y nuestro mundo, dos modos de travesías
una "constructiva" y otra "aventurera"......
¡Cuántos intentos por enontrar "el paso" ~ tanto
por el "sur" como por el "norte"! Pensemos
en Magallanes, en Vitus Bering, en James Cook
en Roald Amundsen, en Semion Dezhniov..... Y
tantos otros......... Pero
ante todo
es esta sed y este espíritu, que constituyen
nuestra condición humana y nos llevan a adentrarnos
y a alejarnos, a conocer y saber, a construir y
aventurar, a cimas y abismos..... A lo que tantas
veces ~ a través de los siglos ~ ha señalado la poesía
como "aquel desconocido cuyo sentido guarda y protege
"permanecer desconocido", de una manera tal, que
siempre este presente acompañandonos
en esta rara y única aventura que es llevar
a la humanidad entera a su culminación,
a saciar su sed de plenitud, de eternidad, y de gracia.

Hoy
la historia continúa con novedades inesperadas
con respecto a la esfera terrestre

Carta 1, hoja 3

3

Durante el siglo 21 llevando ya cumplidos 21 años
el "paso del nordeste" se está abriendo cada
día más.... Ya es posible recorrerlo durante el
verano boreal. Este "paso" por el ártico
viene a acortar las distancias entre oriente
y occidente en una cuarta parte aproximadamente
a lo que resulta hacerlo por Panamá o por Suez.

Se está abriendo como resultado del calentamiento
producido por el cambio climático......
A la vez que pone en cuestión el famoso
"derecho del mar".... Derecho que haría posible
el libre navegar por los maresy oceanos de este mundo.

Estamos en un siglo donde navegar nos es propio
la navegación aérea actual era algo impensable
sólo unas pocas décadas atrás..... El avión
dejando su estela blanca larga recta como si fuera
un ángeldesplegando su cabellera. Es de
no creer que lleva en su vientre un ciento
de personas "vivitas y coleando" de todas las entidades
géneros, colores... Van llenos de ilusiones,
de sueños, de esperanzas, cavilando, pensando,
esperando llegar.... Hoy, nuestro cielo es
surcado por naves inspiradas en los mitos
Ícaro y Dédalo o el carro alado de Afrodita ó
el Pegaso ó lo
que podamos
imaginar


Carta 1, hoja 4

4

Nuestro siglo tiene por signo y seña
la navegación..... Navegamos más que nunca
ahora horas enteras todo un mundo creado
por "el hombre"..... Redes, nube, satelital
inalámbrico; mágico diría un antiguo.......
Tesla y Amundsen deben estar riéndose
(riéndose y no burlándose) de todo lo que
está aconteciendo...... Como se hace
presente una unidad tan buscada desde
los albores de "la humanidad".

Pensar que los griegos hace dos y medio milenios
creían que la Tierra era el centro mismo
de la creación y hoy creemos que es sólo
parte de una de las miles de millones de galaxias
que conforman lo que llamamos "universo".

Pero
hay que volver
a la Amereida
a intentar una visión poética de América
de estas tierras que aparecieron por primera vez
al ojo europeo como un impedimento y que
desde hace un medio siglo intentamos hacerlas
aparecer como el presente que son, como el
magnífico regalo que ido des~cubriéndose y que
es ~ nada menos y nada más ~ que la cuarta parte de
la tierra que habitamos y que todavía guarda en sus
entrañas miles de secretos
y sorpresas para el
deleite y re-
creación.~

Un
saludo
a
todos

Tercera parte: Destino poético

Isabel Margarita Reyes N.

Dibujo 1

Hoy, primer encuentro de este segundo semestre, estamos ante un tiempo de los estudios habitualmente dedicado a las Travesías. Travesías que no pudieron realizarse el año pasado y éste, es probable que, tampoco.

Nosotros, los de los oficios, recibimos, desde la poesía, destinaciones poéticas. Son destinaciones, es decir, un allá que se vuelve un horizonte.

Así, esta vez, los poetas nos entregan una destinación: el Caribe.

En aquella primera vez en que una voz poética indica un tiempo de Travesías, Godofredo Iommi nos entrega 5 destinaciones, una para cada Taller. Ellas fueron:

  • a los grandes ríos
  • al Océano Pacífico
  • a los extremos de la Cruz del Sur
  • a la primera travesía 1965
  • a la capital poética de américa
Dibujo 2

Cada Taller, desde esas destinaciones, determinó los lugares a dónde ir: sus ubicaciones. Y las travesías se realizaron. Partieron.

Destino poético y ubicación del oficio.

Esta vez nos encontramos en una circunstancia distinta. El año pasado no pudimos partir de Travesía por los hechos de todos conocidos. Este año, probablemente, tampoco. Sin embargo, los oficios no nos quedamos sin palabra.

Tenemos ese destino poético, el Mar Caribe, destino irrealizable. Al cual nunca hemos podido llegar. Más aún, en las circunstancias actuales. Pues, los oficios requieren de un tiempo, de unas disponibilidades de recursos, de una capacidad de realización. Se encuentran, así, con lo posible. En esos años de Travesías se recorrió el continente americano hasta dónde los medios con que contábamos nos permitían. Esta vez, pareciera ser que todo se nos vuelve en contra. Sin embargo, podemos inventar que vamos de travesía a un lugar a un lugar al que ni siquiera pudimos llegar en tiempos normales. Un lugar lejano, imposible para nosotros pero, que nos permite pensar. Los talleres deberían recoger esto.

Cual pregunta sobre el origen de América: la Travesía de la Cruz del Sur.

Cual pregunta sobre el Mar Interior: la Travesía del Océano Pacífico.

Cual pregunta sobre las entradas al continente: los grandes ríos.

Cual pregunta sobre el Propio Norte: la primera travesía de Amereida.

Cual pregunta sobre el centro que tiñe sus bordes: la Travesía a la capital poética de América.

El Caribe es, así, una destinación poética pero, no es aún una ubicación a la que debamos ir. Está en trance. En el de esa secante que va desde el Cabo de Hornos a Alaska. Cual virtualidad. En estos tiempos en que lo virtual es aquello que nos permite reunirnos. Pensemos, entonces, en esta travesía imposible para realizar aquello que los talleres se permitan y puedan.

Dibujo 3

Otra cosa:

Como siempre, este Taller de Amereida pide de sus estudiantes la realización de tareas. Estas son los apuntes dibujados de las clases en sus carpetas. Carpetas hechas no para otros sino para cada uno. Para sí mismos. Pues contiene aquello que a cada cual le abre un rumbo. Así son corregidas y la nota es puesta por esa dedicación que otorga la devoción que se da al estudio.

Semana 2 Miércoles 18 de agosto

Primera parte

Jaime Reyes G.

Relato en audio

Bienvenidos a la segunda clase de nuestro Taller de Amereida de este segundo semestre de 2021. Para hablar de este mar Caribe, hay que ir hasta los Archipiélagos de la Palabra

Archipiélagos en las Palabra

La nota 16 de la bitácora de la primera travesía de amereida dice:


Christos Barnabas, moribundo, buscando en vano las orillas perdidas para volver a tocarse a sí mismo. Ese vivo desierto de la aventura y el emigrante que jamás se cancela. Pero Clifton, sin embargo, tiene consigo además un raro temple. ¿Cuál? Todos convendremos más tarde, cuando reflexionemos sobre el punto, que él lo lleva en la lengua que habla, en el inglés de los imperios que retrae a sus propios sonidos y en sus propios significados todas las lejanías.

Según uno de los poetas franceses de que viajaba en la primera travesía, la poesía francesa no tiene raíces, como sí la tiene la italiana o la inglesa, ¿qué quiere decir esto? ¿Cuál es ese raro temple que lleva Clifton, el inglés de 70 años que es más joven que su propio hijo? ¿qué es un temple?
Primero es una idiosincracia, se dice de quien tiene fibra de bravura, agallas en el corazón. Es el talante del coraje. Pero al mismo tiempo el que templa es el que modera y tempera, el que apacigua y contiene. ¿Es posible esta contradicción en los significados? por ahora convengamos en que la lengua, al igual que la vida, además de contradicciones presenta también paradojas. Y una paradoja es, por ejemplo, algo que es dos cosas aparentemente contradictorias al mismo tiempo. Por ejemplo cuando aquello que consideramos un obstáculo en la vida, es a su vez aquello que enriquece y embellece la vida.
Pero volviendo a nuestra pregunta: Un temple que se lleva en la lengua, en el inglés ¿todas las lenguas lo llevan? ¿lo habrá tenido el turco otomano cuando dominaba el mundo conocido? ¿sería una característica del latín de Augusto, cuando manda a escribir la Eneida para que se complete la gloria del imperio? ¿lo llevaría Alejandro Magno en su avance interminable hacia el oriente? Tal vez Amereida se refiera a las lenguas imperiales. Pero ¿qué significa o qué hace un temple llevado en la lengua? ¿Qué significa que pueda retraer a sus propios sonidos y en sus propios significados todas las lejanías? Significa nada menos que el mundo, todo, -el universo si se quiere- se vuelve casa, es decir un lugar plenamente habitable, donde concebir hijos, dominios, artes. Significa que al inglés el mundo entero se le vuelve lo propio.
Cualquiera que haya leído Moby Dick comprenderá esto perfectamente, cuando en inglés, incluso el mar, que es aquello inhabitable por excelencia, aquello vedado al hombre, es concebido como la máxima de las aventuras, donde prosperan los cuentos y surgen los nuevos mitos, donde el miedo al desconocido se convierte justamente en el motor esencial que mueve al los hombres. El monstruo abominable, lo absolutamente imposible sí existe, sí es cierto. Después de que Ahab atraviesa el globo tras la ballena blanca, los mares son un lugar habitable para el resto de los mortales. ¿Moby Dick? es un libro, son palabras. ¿Qué quiere decir esto? “Que son los poetas son los que enseñan a ver aquello que nos circunda y que ha de ser lo propio. Nuestro propio campo. Nuestra heredad”.
¿Sucede lo mismo con el castellano? Nosotros también tuvimos nuestro imperio, y fue acaso mucho más vasto que el inglés, ¿Cuál es la diferencia?

Desde el Griego

Podríamos interrogar a los grandes poemas griegos para dilucidar algunas de sus concepciones acerca del mar. La Ilíada, si bien es la épica de una guerra, contiene innumerables referencias y pasajes marítimos, en los que se manifiesta la visión griega sobre el mar. El poema, ya en el canto primero describe al mar como un ser divino: Ahora, ea, echemos una negra nave al mar divino, reunamos los convenientes remeros, embarquemos víctimas para una hecatombe y a la misma Criseide, la de hermosas mejillas, y sea capitán cualquiera de los jefes: Ayante, Idomeneo, el divino Ulises o tú, Pélida, el más portentoso de todos los hombres, para que nos aplaques con sacrificios al que hiere de lejos. Homero. La Ilíada. Canto I 
En varios pasajes los guerreros le rinden sacrificios y homenajes y se purifican en sus aguas. La misma madre de Aquiles es hija del anciano del mar. Poseidón es un dios poderoso, el que ciñe y “bate la tierra”, osa desafiar al invencible Zeus y a menudo decide el resultado de las batallas al favorecer a unos u otros guerreros con sus poderes de aguas o simplemente arengándolos en secreto, como se lee en el canto XIII:


Mas Posidón, que ciñe y bate la tierra, asemejándose a Calcante en el cuerpo y en la voz infatigable, incitaba a los argivos desde que salió del profundo mar, y dijo a los Ayantes, que ya estaban deseosos de combatir: ¡Ayantes! Vosotros salvaréis a los aqueos si os acordáis de vuestro valor y no de la fuga horrenda…

Más aún La Odisea contiene al mar como el elemento esencial sobre el que soporta toda la aventura y desventura de lo héroes protagonistas. El mar es prácticamente la forma del destino de los hombres, contra el cual nadie puede rebelarse. Así se lamenta Odiseo en el canto VII:


¡desdichado de mí!, pues aún había de verme envuelto en la incesante aflición que me proporcionó Poseidón, el que sacude la tierra, quien impulsando los vientos me cerró el camino, sacudió el mar infinito y el oleaje no permitía que yo, mientras gemía incesantemente, avanzara en mi balsa; después la destruyó la tempestad.

Segunda parte

Carlos Covarrubias F.

Carta 2, hoja 1

Miercoles 18 - hoja 1 - Agosto 2021

Segundo Taller de Amereida 2do semestre

Visualizando el mar caribe como una de las componente
de lo que posteriormente se llamó "las Américas" y
entendiendo de que mucho depende del ojo desde el cual
estemos mirando........ Debo decir que desde la visión
que propone Amereida Aquella que América es
~una invención a la vez que un hallazgo~ esta
es tarea de nunca acabar, puesto que nos encontramos inmersos
en la esfera que acoge a la imaginación y a la palabra....

Ante ellas, las historias que tratan de revelar el "sino"
de estas tierras y que dependen en buena parte de quién y
cómo las cuenta, nos van dejando sin otra opción que
arriesgar y escoger una senda o sendero por donde
adentrarnos hacia la intimidad de ellas..... Y aquí,
no puedo dejar de recordar las palabras de Amereida:

Porque sin lenguaje todas las rutas hacia nuestra
intimidad
aunque se adueñen deforman y engañan
¿un lenguaje?

¿Acaso este
el que ya escucha las olas sordas del mar americano
golpear tras toda imitación
y arrepentimiento
el que urge continente
y nos abraza con su constelación
para que haya suelos?

Carta 2, hoja 2

segundo taller de amereida - hoja 2 - segundo semestre 2021

Sí, se requiere de un lenguaje que ilumine.....
Y tal lenguaje puede ser ~ esta vez ~ el que "ya escucha
las olas sordas del mar americano".....
Y nos propone escuchar del mar americano
-esta vez - "Las olas sordas del mar caribe" uno de los cinco
mares que conforman el mar americano como nos lo
señala Jaime Reyes: el Pacífico, el Atlántico, el Mar Interior
el Mar del Sur y el Mar Caribe. Cada uno indicado con su palabra
poética como nos muestra Isabel Margarita Reyes: la aventura
en el Pacífico la luz en el Atlántico la capital poética en el
Mar Interior el ancla en el Mar del Sur y el origen en
el mar Caribe......

Entonces parece lícito afirmar que tenemos un lenguaje
guardado entre el cielo y la tierra para que
podamos adentrarnos y vislumbrar a las tierras como un
suelo que consuela y los cielos como un techo que
alumbra y protege pudiendo así sentir que poéticamente
habitamos en el fastuoso desconocido que en permanencia
se abre ante nosotros.....

Sí, creo que estamos ante la posibilidad poética de iniciar
esta aventura hacia el origen que nos lleva hacia el
Caribe, hacia las Antillas hacia Costa Rica, Guatemala Bélice
Honduras, El Salvador, Nicaragua, Panamá y Cuba, Haití
Jamaica, República Dominicana y Puerto Rico..... También
México..... Tenemos 13 países llenos de leyendas, de cuentos,
de mitos y historias......
Saludos
a
todos

Tercera parte: Lo vario

Isabel Margarita Reyes N.

Travesía al Caribe... Ese mar al Norte nuestro. Un mar donde las corrientes, como oímos en Jaime Reyes, desembocan en el Golfo de México y, desde ahí, se devuelven al Atlántico. Un mar conformado por varios mares con distintos nombres. Lo vario.

El origen de América se da en un mar de lo vario, múltiple, innumerable: las islas, los idiomas, países, las gentes llegadas desde todo el mundo. Se da allí esa multiplicidad. En el origen el hallazgo de América cierra el globo terráqueo para nuestro conocimiento y también lo cierra acogiendo a los habitantes de todos los continentes.

Un mar, no un océano. Pues se cierra entre las costas de Sudamérica, Centroamérica y Norteamérica. Un mar americano. Donde se une América. Reuniendo allí todas las culturas.

Podríamos avanzar, entonces, una teoría: si allí se da lo vario, lo múltiple, todos sus lugares, ¿serán, entonces, únicos?

"mas hojas y floraciones como se constituye lo distinto dentro de lo igual nos sentimos encarcelados aun en la primavera misma cuando los follajes se distancian entre sí con gran perfección por eso amamos el pino junto a la palmera y al sauce la reunión de árboles de lugares distintos de climas diversos allí junto a ellos pareciera que ya no hay encarcelamiento sin embargo no es así pues continuamos en él continuamos en la cárcel de esa prolija ecuación de lo distinto que aporta la reunión de árboles diferentes y ese lenguaje que obra en nosotros viene precisamente a destruir estos dos encarcelamientos sucesivos y él puede obrar porque es un lenguaje en que paisaje y acontecer comparecen en el mismo rango lo mismo no puede ser imaginado como magnitudes paralelas o perpendiculares como las dos caras de una moneda éste lo mismo se asemeja a ese momento del crepúsculo en que el día y nuestra propia jornada se van y este lenguaje de lo múltiple debe hablar en américa él nos lleva a que mañana emprendamos el comienzo de un viaje que atraviese sus tierras".

                                          Amereida p. 124

Cuando salimos de Travesía vamos a lugares únicos, irrepetibles, ese y no otro. Ubicaciones únicas para allí develar su destino a través de una obra, también, única.

Pero nos encontramos con lo siguiente:

Travesía a Peine en el Salar de Atacama.

Dice así: La plaza de Peine ante la iglesia es y corresponde a lo que debe ser una plaza: una explanada con sus veredas ortogonales y diagonales, con sus jardines encerrados y cuidados. Es una representación de una plaza. La representación manifiesta una carencia: la carencia de vida pública a la intemperie. Que es el anhelo de ciudad de un pueblo. Pues un pueblo se da en lo unitario. Esto es, su única calle de subida con su explanada horizontal arriba. Que muestra la polaridad de la vida: vida espiritual en la iglesia y vida corporal en unas piscinas-estanques. Como dos mundos extremos. Ambos en interiores ante el clima no templado del salar.

Vamos de Travesía a emplazarnos. Darnos plaza. Pues ubicar es dar lugar. Allí, pese a las representaciones, la obra se erige para abrir. Abrir mundo. Desde lo público.

Salgan a buscar, donde se encuentren, un lugar único. En la diversidad todos los lugares son únicos. Pero, al observarlos en su espacio y acontecer decirse dónde o en qué está eso único del lugar. Pues, al decírselo, como dice Amereida:

"ese lenguaje que obra en nosotros

este lenguaje de lo múltiple debe hablar en américa".

Cuarta parte: En el seno del hallazgo

Manuel Sanfuentes Vio

Carta de Colón anunciando el descubrimiento, Ed. Johann Bergmann de Olpe, Basilea 1494.

El arribo de Cristóbal Colón a la isla de Guanahani, se produce el 12 de octubre de 1492; bautizada inmediatamente como San Salvador, se ubica actualmente en las Bahamas, y al parecer no podría identificarse con exactitud a cuál de las islas corresponde. Habitada por el pueblo lucayo (taínos), quienes dieron noticia sobre una isla mayor llamada Cuba, se constituye como el primerísimo lugar al que los españoles arribaron a América, sin saber en esos momento dónde realmente estaban:

"A la primera que yo hallé puse nombre San Salvador a conmemoración de Su Alta Majestad, el cual maravillosamente todo esto ha dado; los Indios la llaman Guanahaní; a la segunda puse nombre la isla de Santa María de Concepción; a la tercera Fernandina; a la cuarta la Isabela ; a la quinta la isla Juana, y así a cada una nombre nuevo. Cuando yo llegué a la Juana, seguí yo la costa de ella al poniente, y la fallé tan grande que pensé que sería tierra firme, la provincia de Catayo."[24]

Pues bien, aquí denota Colón, en su carta anunciando el descubrimiento, publicada en Barcelona en 1943, su idea de que estaba próximo a las costas de oriente, es decir, en las verdaderas Indias, y próximo a Catay, nombre que había dado Marco Polo a las tierras que hoy denominan a China. Efectivamente, de puro desconocimiento, Paolo Toscanelli había escrito una carta a Fernando Martíns de Roriz en 1474, cercano al rey de Portugal, Alfonso V, en la que expresaba su convicción de llegar a las islas de las especias viajando hacia el oeste; ruta a las Indias que tomó Colón convencido –también iluminado– de que esa era la ruta más corta hacia el oriente.

Sin desmerecer el arrojo y empresa de Colón de aventurarse hacia el oeste –ruta jamás por nadie abordada–, se puede vislumbrar el empecinado carácter del genovés que más que atender a lo que adelante de sus ojos tenía, eludiendo cálculos y certezas, se remite y concentra en su idea preconcebida de que si es que había encontrado tierra tras su paso por el Atlántico, siguiendo la tesis de Toscanelli, estaba sin duda ya en oriente; por tanto, cumplía su promesa de llegar a las Indias contra toda realidad.

Este equívoco es crucial para entender el advenimiento del continente americano bajo la omisión que se hace de su existencia. Por este entendimiento iluso, ambiguo y a la vez errado, es que el poema de Amereida aborda desde sus primeras líneas el modo con que América en su origen se nos presenta:

"¿no fue el hallazgo ajeno a los descubrimientos (...)?"

América central, particularmente el mar Caribe y su infinidad de islas, es el lugar de origen de América y al mismo tiempo su propio equívoco; lo que abre la rareza de entender y entenderse en la paradoja de surgir a partir de un mal entendido. Así, Amereida prefiere hablar del hallazgo de América, admitiendo que el "descubrimiento" es ajeno a la realidad de su aparición.

¿Qué significa esto para nosotros americanos, y en general para una idea de mundo, hoy, cuando aún hablamos en el mismo lenguaje equívoco de Colón? ¿No se habla todavía aquí en América, norte y sur? de los indios, persistiendo en el equívoco ya más de 500 años del suceso? No parece inocente el lenguaje, tampoco nuestro desdén hacia los pueblos originarios de América, y menos la sensación civilizada que nos ubica del lado dominante de un carácter colonial que no puede dar nombre propio a lo que no tiene lugar en su comprensión de la diferencia y su desconocido.

Este equívoco dibuja una cicatriz justo ahí en el origen de una idea de América que dará pie a un brutal paternalismo que transformará a los pueblos precolombinos en súbditos de esta u otra monarquía europea, que no tiene lugar aquí, sino a través de la conversión del estatuto natural americano a una ideología cuyo rol es absorber hacia una epistemología que se erige en la dominación y no en el reconocimiento; probablemente rasgos propio de todo colonialismo.

¿Qué cambia en nosotros la corrección que hace Amereida del descubrimiento por el hallazgo? Admitiendo la ceguera de los navegantes, ¿qué puede surgir de esta palabra poética, el hallazgo, que observa favorablemente el encuentro como un arte sociológico que recibe en América la cultura de occidente?

No es fácil responder estas preguntas, y menos tomar una postura frente a la civilización o la barbarie. Puede que el equívoco habita aún hoy con nosotros; la noción de América Latina es incluso más equívoca que el origen cuestionado de América. Sin embargo, nuestro espíritu y alma, divididas y selladas por la latinidad, buscan su propio carácter entre el advenimiento del mundo conocido y las fuentes ancestrales que olvidadas y omitidas dibujan el rostro de nuestros pueblos hasta hoy día. Nuestras respuestas no pueden ser definitivas; hay algo perdido que puede surgir aún de nosotros mismos, de nuestra mixtura, de nuestra virtudes y nuestras tragedia; América no deja de resistir a todos los estereotipos. Quizá, aguardar aún lo que no hemos visto, lo que aún no hemos encontrado; quizá el hallazgo todavía no se nos revela en su completitud, quizá es un estatuto permanente. Atendiendo a esto, Amereida deja abierta la posibilidad de una relación a la que todavía no asistimos:

"del todo por saber está la relación de lo que está allí introducido y de lo que allí continúa subterráneamente".

Semana 3 Miércoles 25 de agosto

Primera parte

Jaime Reyes G.

Relato en audio

Bienvenidos a la tercera clase de nuestro Taller de Amereida de este segundo semestre de 2021. Antes de llegar al Caribe, quisiera traerles algo más de los archipiélagos en las palabara

Archipiélagos en la Palabra II

Si bien la Ilíada y la Odisea son fuentes extraordinarias para conocer el mar de los griegos, hay otro poema que canta no sólo esto, sino además nos acerca ese mar hasta nuestro tiempo.
El gran Hölderlin escribe su poema Der Archipelagus alrededor del 1800 y a través de este alcanza la perfección en el afán que lo ocupó toda su vida lúcido; traer Grecia. Traerla siempre y en toda circunstancia, para satisfacer el ansia de hacerlo, para responder a su mandato o misión que es revelar a su pueblo -Alemania- su propio origen, para concederle a ese mismo pueblo -que ama profundamente- la claridad respecto a su propia identidad y sobretodo respecto a su propio destino. Es decir, Hölderlin escribe Der Archipelagus creyendo que el poema va abrir nuevos y extraordinarios horizontes para su propia nación. Horizontes duros y difíciles pero verdaderos.

Los griegos sabían que habitaban en un archipiélago y lo pensaban como un compuesto de mares y no de tierras. Significa que concebían el propio espacio en el que vivían de una manera distinta a cómo lo hacemos quienes respondemos con islas. Nosotros tenemos la idea de que lo propio del hombre es habitar en territorios. Nuestra vocación es pensar que lo adecuado y lo correcto para lo humano es la tierra, lo terrestre. Hölderlin ubica, por cierto, a sus personajes humanos en islas, pero siempre condiciona lo que dice en un personaje mayor; el “poderoso” y “divino”: el mar.

A través del mar el poeta alemán sabe que puede traerle lo griego a su Alemania.
El mar para Hölderlin es el padre y las islas son sus hijas dilectas y madres de los héroes. El mar es quien transmite a los hombres los dones de los dioses y le están sometidos además las aguas de los ríos, de los arroyos y las de beber. El mar unifica lo distante y lo lejano y permite el contacto entre las razas y los comercios y los oficios humanos. Todas las ciudades florecen siempre en honor del mar y por sus rumbos y profundidades se juega el resultado de las guerras. La victoria o la derrota flotas y ejércitos depende de su aquiescencia y de los homenajes que recibe. Sólo los pueblos amantes del mar, acogidos en los brazos paternos de éste, pueden estar humanamente felices y poseer un mismo espíritu común a todos.
Pero el elogio que hace el poeta no es sólo al mar de los griegos antiguos, no pretende meramente evocar melancólicamente las virtudes de una edad de oro ya inalcanzable o extinguida. Aún cuando ya los himnos griegos no festejen al mar como antaño, las olas le traen el lenguaje de los dioses y le hacen oír específicamente “el cambio y el acontecer”. Esto significa que a través del mar puede comprender y aprehender el ‘tiempo’, hasta que le sea concedido “recordar el silencio de tus profundidades”.

Voy a saltar un gran capítulo; el que cuenta de lo latino, para llegar directamente hasta América.

¿Y lo Americano?

Entonces podemos pensar en América, nuestra América, y preguntarnos en qué nos va a nosotros ese conducto por el cual nos llega lo griego y lo latino. Es decir aquello que heredamos directamente. Ya sabemos que no habitamos el mar, como sí lo hicieran los vikingos, los yámanas y tantos otros pueblos. Tenemos en cambio, por ejemplo, la democracia, el modo de organización político y social es heredero directo del modo griego. Obviamente filtrado a través del tamiz de miles de batallas y guerras, revoluciones, etc., pero no mantenemos dictaduras ni imperios, al menos no quisiéramos; nuestro ideal es aquello que llamamos democracia, y ésta nos viene sin más directamente desde Atenas. Por lo tanto, para poder sostenernos aunque sea un instante en nuestra propia organización política y social, debiésemos saber de la democracia griega.

Hay otras herencias, incluso aún más directas que tenemos en nuestras ciudades de América. Me refiero a las plazas. La plaza es una heredad directa que tenemos en castellano. En inglés existe una square, que significa otra cosa. Además en inglés son bastante distintas; cualquiera que haya estado en Times Square de Nueva York, comprenderá lo que digo. Trafalgar Square en Londres es una explanada dura y seca. En América, en cada pueblecito perdido hay una plaza. Era una ley real fundar así las ciudades; así comenzaba la fundación de las ciudades. Por eso nuestro Valparaíso no tiene Plaza de Armas porque no fue fundado oficialmente, porque fue siempre el puerto de Santiago y no tuvo, durante la colonia, el estatuto de ciudad. Así también se fue construyendo sin las ordenanzas ni el damero que rigió para el resto de las ciudades americanas. Parte de aquello que Hölderlin quiere traerle a los alemanes, nosotros lo tenemos por hablar el castellano de nuestros colonizadores españoles. El hecho de vivir en ciudades llenas de plazas nos permite una comunicación directa con nuestro origen. Si nos ocupamos por un instante de hacer ciudad, debemos comprender lo que significa y de donde viene y de qué se trata una plaza.

El ejercicio de la poesía es inmiscuirse en lo principal, en los orígenes para tener un presente, para saber ‘donde estamos parados’, de suerte que pararse en una plaza cualquiera sea una vivencia entera y colmada de sentido. Entonces hay que saber de nuestros orígenes no por la acumulación de conocimiento ni por la erudición ni mucho menos por tener herramientas de comprensión. Se trata de una cuestión vivencial, en la cual el oficio se juega la vida. Pero esas son heredades terrestres y a nos interesan la marinas. El mismo Ignacio Balcells se quejaba amargamente de que a pesar de que sí poseemos una tradición marítima, la poesía en castellano ha abandonado al mar, dedicándose a la tierra: “Parafraseando a Bolívar diría que cantar el mar en castellano es ararlo. Sí: hace mucho tiempo, hace siglos que el castellano y sus poetas vienen optando por la tierra y negándose el mar”. ¿Tendremos que seguir poniendo los oídos a la lengua inglesa de América y comparándonos para hacer sus canciones en castellano?

Segunda parte

Carlos Covarrubias F.

Carta 3, hoja 1.

Miercoles 25 hoja 1 - 1 - Agosto 2021 segundo semestre

Tercer Taller de Amereida

¿Por qué no intentar comenzar una travesía,
en estos días irrealizable al modo como han
sido llevadas a cabo las travesías desde que
poéticamente fueron propuestas a la conjunción
poesía y oficio? Pero realizable si la concebimos
en un ir a recorrer América paso a paso
uno primero y otro después tal como caminamos
tal como los días ocurren, uno tras otro...... Y así
van transcurriendo..... Así, una travesía convenida que
parte y comienza este alo y que bien puede ser en la
Ciudad Abierta.....


Una travesía convenida por todos cuyo destino sea encontrarse con.....
Traer a presencia aquella peculiar parte de América
conformada por islas y una pequeña franja de tierra que
vincula las otras dos Américas. Las vincula pero todavía
no es posible el paso expedito terrestre dado lo intrincado
de su naturaleza <y el tapón de Darien> pero, ahí se encuentra el Caribe
y el Mar de las Antillas, dando pie, este conjunto, creo yo,
a que fuera nombrado poéticamente, tras la proyección
de la Cruz del Sur, "Origen"~~~~~

Me parece tarea de este Taller encauzar "la mirada
de la Escuela" a la travesía y a la Ciudad Abierta

Carta 3, hoja 2.

2

Las travesías y la Ciudad Abierta, nombrada también como
el "Jalón de América" son las señas más certeras
de la fusión de la palabra y el oficio. Es en ellas
que la relación esplende, en ellas la poesía y la acción
encuentran una posible plenitud, es en ellas que
se han unido buscando rimar, el acuerdo entre
el decir y el hacer....

¿Por qué no atreverse a dar un primer paso
a la Ciudad Abierta, a sus arenas que se escapan de la
mano, a su incesante volver a no saber?
¿Por qué no comenzar "la travesía al origen"
primero que todo consintiéndola? Por supuesto que se trata
de preguntas al seno de la Escuela y a sus talleres.

América está llena de sueños: hace unos 90 años
se creyó posible construir una ruta que hiciera
posible recorrer América de punta a cabo,
13 países acordaron construirla unos 80 años atrás.
Hoy la interrumpe el famoso tapón de Darien
de unos 100 kilómetros de largo. Ahí, se involucran
Colombia y Panamá; no ha sido posible construir
dicho tramo y eso que poco más al norte
el "puente de las Américas" cruza glorioso
el Canal de Panamá permitiendo acceder
a los 12500 kilómetros
que llegan a
Alaska

Carta 3, hoja 3.

3

Está claro que queremos unir nuestra tierra
y transformarla en un suelo que consuele.....
Se han construido 30.000 kilómetros de
una ruta que lleva de Alaska al Estrecho de Magallanes
verdaderas travesías constructivas: "la carretera
Panamericana, el Canal de Panamá,
el Puente de las Américas.....

Pero
a nosotros, los que conformamos la Escuela y la
Ciudad ABierta, nos tocan las travesías
donde la poesía y los oficios se aunan y nos
toca aquella parte de nuestra tierra llamada
América.... Esta América de Alaska a Cabo de Hornos
que va de polo a polo, que está entre los grandes
oceanos y que "por ahi" a unos 12.500 km de Alaska
y a unos 17500 km de Punta Arenas (estas son aproximaciones)
hay un trasfondo que mirar con esa mirada
que se construye con el ojo de la poesía y
el ojo del oficio a la vez. Y tal vez sea este
año el propicio para mirar hacia ese raro centro
que poéticamente denominamos Origen, que se encuentra
Centroamérica y su entorno.......

Y desde otro punto de vista muy distinto ¿Haití no nos
dice algo hoy a nosotros que vivimos en esta tierra
que llamamos Chile? ¿La cotidiana presencia de su
gente
aquí?

Un
saludo
a
todos

Tercera parte: Partir y no llegar

Isabel Margarita Reyes N.

Partíamos en Travesía. Al Mar Interior de América. Esta vez, allá, a lo lejos, al Mar Caribe. Un mar, como todo mar, móvil. Pero éste, con enormes tempestades y huracanes. Pero no sólo el mar móvil. También, las islas. En tiempos antiguos y remotos Píndaro, el poeta griego, imaginaba las islas surgiendo del mar (Olímpicas). También, móviles. Tan distinto a lo que llamamos "tierra firme", la de nuestros continentes.

Cuando llegamos a la Ciudad Abierta nos encontramos con "las arenas":

De este acto poético ellas, las arenas, comparecen propias. No son firmes, están a merced del viento, no son tierra, no son mar y por lo tanto ya nunca playas. Reciben las huellas hundiéndose con ellas y borrándolas después. Recogen la luz con una homogeneidad indivisa y multiplicada en infinitos matices a la vez, siempre cambiantes en la inmovilidad. Así las arenas en pura disponibilidad, en fianza ilimitada para recibir cuerpos, elementos, casi rechazando todo lo que le impida ser eso mismo –tal vez por eso se las dice estériles– abriendo la vigilia con su genuina intemperie y reclamando desde sí mismas la orientación. El trance del desaparecimiento y no por cierto la desaparición lata (real contrapartida de la aparición), es decir, la suspensión misma.

Así las arenas se nos muestran como el incesante volver a no saber, que no es la ignorancia respecto a una sabiduría. En vez de la estabilidad de cualquier saber adquirido, este mero trance del desaparecimiento nos dice un continuo volver a no saber, que excluye radicarse en un conocimiento adquirido respecto de lo que aún está por saberse y, en consecuencia, no es tampoco un conocimiento a conquistarse.

           Agora 7.1.1971, Ciudad Abierta 1971.

El "incesante volver a no saber": una vez al año nos encontrábamos juntos, en las travesías, en ese "no saber". ¿Por qué?

Amereida nos orienta poéticamente a nuestro Propio Norte. Lo cual pide encontrar una nueva orientación para no vivir según los estándares conocidos del mundo.

y más que sur
             ¿no es ella nuestro norte
y su extremo
             cumbre
                    aparecida
                             a quiénes
por primera vez la remontaron?

                            Amereida, p. 41

Así, mirando a lo propio, a nuestro Propio Norte, el continente se nos gira a una América invertida. Pues se trata de, desde aquí, encontrar un "original". Origen y original. Lo nuevo, "por primera vez".

¿Cómo pensar esto?

Salimos a observar:

Dice así: Paseo Yugoeslavo. La sombra del árbol y las barandas en proximidad para retirar y adelantarse a la lejanía. Esa es la libertad de un paseo. La ida a Europa no es un paseo en esa libertad pues, a la par, en un paseo hay que estar adelantado y retirado. El dibujo mismo es con mirada que adelanta y retira.

La travesía, ¿será un viaje en cumplimiento o cual un paseo que, al cumplirse, guarda su adelantarse y retirarse a la vez?

Así, imaginemos esta travesía al Mar Caribe para que, al partir, hagamos lo que hagamos, si nos resulta, logrado o no, a dónde nos parezca, nos encontremos, –cual un horizonte, allá, al cual no llegaremos– con lo "por primera vez" en ese "aquí".

Cuarta parte: Aquí y allá

Manuel Sanfuentes Vio

Mapa de Juan de la Cosa, 1500; quien acompañó el primer viaje de Colón en 1492.

Admitiendo la imposibilidad de la travesía, podemos pensar una en la cual la realidad de ella fuese una utopía; aún más, cuando su ha-lugar, es el lugar de origen de América –se entiende en cuanto Occidente arriba primeramente a las islas del Caribe y todo su entorno.

En el marco de la Travesía de Amereida, Santa Cruz de la Sierra fue su ha-lugar; sabido es que el grupo llegó hasta el sur de Bolivia en Tarija y no pudo avanzar más hacia el norte; es el momento de declaración de la capital poética de América y a la vez cierre de la Travesía.

Digamos que Santa Cruz viene a ser parte de la Travesía en tanto palabra, se le trae llamándolo para quedar dentro de Amereida. Tanto es así, que muchas veces se piensa que dicha travesía va desde Tierra del Fuego hasta Santa Cruz de la Sierra.

En este tramo no realizado se encuentra el sentido profundo de la travesía. Se trata de un llamado; constituyéndose en una manera de obrar y hacer, junto al llamado; tendiendo con ello a estrechar los lazos entre los oficios y la poesía: un modo de proceder en conjunto a la luz de una palabra poética que no está aquí, pero que va a tener lugar.

Para plantearse hoy una Travesía, en las condiciones sanitarias y cierre de fronteras, no cabe más que atender a esa voz que llama al lugar que no está aquí, pero puede orientar nuestro quehacer, nutriéndolo de un espacio imposible pero factible de traer y tener presente.

El Caribe, en tanto lugar de origen de América, y punto señalado en Amereida por la Cruz del Sur sobre el continente, no ha abandonado la multiplicidad que lo caracterizó desde el arribo de Colón en 1492; multiplicidad de gentes, islas, mares, lenguas, etc. Tenemos ahí un crisol cultural que nutre la diversidad advertida en América entera: mezcla de lo introducido y lo que allí nace subterráneamente.

Ir de este modo es acudir al llamado, a la voz primera que en América pronunció su lugar y más tarde su nombre. La distancia insalvable, la ocupa la observación de esa distancia, la medida de lo imposible, y la realidad de lo irrealizable. Ir así, es ir con la poesía al lugar del pronunciamiento que sólo acontece en el sentido de lo que está afuera. El oficio es el arte de la reunión de lo de afuera y lo de dentro; exterior e interior se unen para darle sentido a un aquí inevitable.

Semana 4 Miércoles 1 de Septiembre

Primera parte

Jaime Reyes G.

Relato en audio

El Mar es la Historia

Derek Walcott, que habla en el inglés del Caribe, escribió y cantó como ninguno el mar, su Caribe natal, y nos o indica que el “mar es la historia” (Walcott, 1997)[25]:

¿Dónde están sus monumentos, sus batallas, sus mártires? 

¿Dónde su memoria tribal? Señores,

en esa bóveda gris. El mar. El mar
los ha aprisionado. El mar es la Historia.

Primero fue el aceite palpitante,

pesado como el caos;

luego , como una luz al final de un túnel,
la linterna de una carabela, 
y
ése fue el Génesis.

Después fueron los gritos atestados, 

la mierda, el lamento:

el Éxodo.


No vamos a extraer significados desde el poema, sino a oir. Y sus voces nos indican que el mar mantiene una bóveda o caja fuerte con todo lo que normalmente consideramos parte de la historia. Los monumentos y edificios, los hechos y acontecimientos, el pasado entero está aprisionado bajo las aguas del Caribe. Todo lo sucedido no está ante los ojos, no puede intervenir sobre el presente, no existe en sus islas un testimonio que fuerce la tradición. Todo es susceptible de comenzar de nuevo. El suyo es un pueblo sin ruinas que no necesita de la tierra para iniciarse. Es un modo de construir el presente a partir de la novedad, sin las ataduras del pasado. Pero el poema no reniega de ese pasado, no quiere negarlo en el sentido de desmentir su existencia, sino que lo sitúa como inofensivo. Se trata de de rever las tradiciones que el colonialismo ha dejado en las islas, para poder elaborar de nuevo los mitos y las leyendas. El poema ‘cuenta’ de nuevo la historia desde una mirada original y propia. Y la obra de Walcott es ese intento. Su obra Omeros relata la vida de un pescador pobre llamado Ulises, y el resto de los nombres de ese poema impresionante se llaman todos como los personajes homéricos. Es el modo de traer la historia -toda la historia- de nuevo, vista ahora desde una perspectiva americana y Caribeña, en donde confluyen occidente y África y América. Es generar raíces con los mismos elementos, pero mezclándolos y erigiéndolos con una matriz nueva. Sólo así es posible levantar un presente adecuado que pueda funcionar como generador de futuro. Es el clamor del último verso del primer poema de amereida “donde con gracia comenzar otro pasado”.
 Como lo contara Baudelaire cuando relata lo sucedido a la Caribeña y extraña Savannha la Mar (Baudelaire, 1998)[26]:

Dios ha herido a Savannah-la-Mar y, en una noche, la ha hecho descender con todos sus monumentos aún en pie y su población dormida, desde los sólidos cimientos de la ribera al lecho de coral del océano. Dios dice: “He enterrado y amortajado a Pompeya y la he ocultado a los ojos de los hombres durante diecisiete siglos; enterraré esta ciudad, mas no la amortajaré. Será para los hombres un monumento de mi cólera misteriosa, fijado durante las generaciones venideras en una luz azulada; pues la engastaré en el domo cristalino de mis mares tropicales.


El poeta francés escoge este pasaje, lo sucedido a Savannah la Mar no para hablar del mar sino para explicar el fenómeno del tiempo presente:


Y luego, volviéndose hacia mi, decía: he aquí algo melancólico y lamentable; pero una calamidad menor no habría bastado para los designios de Dios. Comprende bien esto… el tiempo presente se reduce a un punto matemático, y hasta ese punto matemático perece mil veces antes de que hayamos podido afirmar su nacimiento. En el presente todo es finito, y ese mismo finito es infinito en la velocidad de su huida hacia la muerte. Pero en Dios no hay nada finito; en Dios no hay nada transitorio; en Dios no hay nada que tienda hacia la muerte. De ello se sigue que, para Dios, el presente no existe. 
Para Él, el presente es el futuro, y con vistas al futuro sacrifica el presente del hombre. Por ello opera mediante el temblor de tierra. Por ello trabaja a partir del dolor. ¡Oh! ¡Cuán profunda es la labor del temblor de tierra! ¡Oh! ¡Cuán profundo (y aquí su voz se henchía como un sanctus que se eleva desde el coro de una catedral), cuán profundo es el trabajo del dolor! Pero no menos que esto se necesita para la agricultura de Dios.


Es lo que comprende perfectamente el demonio Orugario cuando le escribe cartas a su aprendiz sobrino enseñándole como tentar al humano que le ha sido asignado (Lewis, 1993)[27]:


Y
Los humanos viven en el tiempo, pero nuestro Enemigo [Dios] les destina a la Eternidad. Él quiere, por tanto, creo yo, que atiendan principalmente a dos cosas: a la eternidad misma y a ese punto del tiempo que llaman el presente. Porque el presente es el punto en el que el tiempo coincide con la eternidad. Del momento presente, y sólo de él, los humanos tienen una experiencia análoga a la que nuestro Enemigo tiene de la realidad como un todo; sólo en el presente la libertad y la realidad les son ofrecidas. En consecuencia, Él les tendría continuamente preocupados por la eternidad (lo que equivale a preocupados por Él) o por el presente; o meditando acerca su perpetua unión con, o separación de, Él, o si obedeciendo la presente voz de la conciencia, soportando la cruz presente, recibiendo la gracia presente, gracias por el placer presente.


Tal vez el ser isleño considere un cierto desprecio por la tierra, como si no participasen del mito del diluvio, que le otorga a los hombres el hecho y el nombre de la tierra firme como única salvación.
Al parecer el ser isleño es como lo observa Balcells en Pascua, cuando dice que “el pueblo rapa nui no erigió la isla como un accidente terrestre, sino como una meta marina”.
El poema de Walcott agrega aún otra indicación sobre estos asuntos. El mar es incluso la única vía posible para comunicarse con el pasado, el principio de todo presente y por ende la posibilidad de poseer destino. El mar es el depositario del pasado, el medio a través del cual este pasado nos es revelado y así constituye el presente. Finalmente el mar es el hacedor del tiempo, su ‘sin lugar’ inabarcable le permite recibir y acoger la medida de todos los tiempos. Por eso la historia de los humanos puede tener allí residencia.

Segunda parte

Carlos Covarrubias

Hoja 1 original

Miercoles 1ero de septiembre - hoja 1 - 2do semestre 2021

Cuarto Taller de Amereida


Traer a presencia crear las condiciones
propicias que hagan posible el aparecer
escoger, tal indicación, entre tanta,
tal como el sembrador decide cada vez
sembrar tal semilla y no otra y la siembra......
Y en la siembra la semilla se oculta, desaparece
a los ojos y comienza con el riego un proceso
que no vemos hasta que una buena mañana
de mínimas hojitas ~ en su conjunto ~ hacen verdear
la tierra.... Las semillas están brotando y comenzando
a transformarse en plantas: raíztallohojasflores
y más tarde ya terminando el ciclo, aparecen los frutos....

En esta época del año las flores comienzan a mostrar
colores y a entregar oloresLuego, con el cambio
de estación, vendrán los frutos con sus sabores, colores
y aromas....... Aparecen las manzanas, las peras, las naranjas.



Traer a presencia como por ejemplo Boticelli
trae, hace aparecer en sus pinturas la primavera ~
de Venus, su nacimiento, su rostro y pudor ~ y la Gracia
en las tres Gracias enlazadas.....



Nos hemos empeñado, tal como la poesía, al parecer, puede
hacerlo, en señalar, en indicar y em traer, de la lontananza
del tiempo y del espacio, a Centroamérica, cuya primera
apreciación es estar "entre" las grandes Américas y
"entre" los grandes oceanos..... Pero a la vez, parece
construirle el borde poniente a la cuencua del
Mar Caribe.Siendo las islas las que le conforman
el borde oriente. A este borde lelgaron los primeros
navegantes creyendo haber alcanzado las indias
creando un fantástico
error.

Hoja 2 original

hoja 2

Y pensar que tal error le dejó de herencia a
toda la América la denominación de "indios" a
sus pueblos originarios.....

Bien
estamos poniendo el ojo, más bien, la mirada
en el Caribe pues él como mar baña costas
pertenecientes a las 3 américas....
Y
estaríamos comenzando a aceptar la proposición
poética de nombrar esta cuenca de este mar
con la palabra "origen"..... Otra vez aquí se nos
aparecen los europeos con la llegada de Colón
a esta isla que se le cruzaba en su ruta a las
Indias Colón la llamó la Española.....

Corresponde, creo yo, desentrañar, desvelar, hacer
hablar a dicha palabra..... Qué es aquello que
quiere indicarnos, qué lugar ocupa en la aventura
que queremos emprender...
Y pensar que el único levantamiento de esclavos
que triunfó, en la larga historia de la esclavitud
en el mundo fue justamente en esa isla, en Haití;
acontecimiento que trajo a la humanidad la
primera "abolición de la esclavitud" proclamada
en nuestra tierra.....
Y pensar que hoy en día, distintos acontecimientos
tienen a Haití sumido en la extrema pobreza....
Creo que hay que seguir preguntándose por "qué es
esto de ser americanos", por el "origen" primero
y por las palabras que desde la poesía lo acompañan......

Un
saludo a todos

Tercera parte: Borde entre adentro y afuera

Isabel Margarita Reyes N.

La travesía se da en un tiempo extraordinario, fuera de los tiempos habituales, pues ella es un acto. Un tiempo en acto. Partimos, así, a otro lugar. Saliendo para entrar al Mar Interior de América, a su desconocido.

travesía
              en cuya suerte
la amenaza de lo oculto
        se dé a luz de canto
........................................

                 Amereida p.26

Pero, ¿dónde?

Allí, en la obra de travesía. En ella ha de reunirse acontecer y espacio, palabra y posición, acto y forma: en la travesía, ese tiempo en acto con ese lugar en el mar interior de América.

Pero, ¿cómo?

Salimos a observar aquello que está 'entre' dos situaciones distintas.

Dice así: los alabeados pórticos del griego. Caleta Portales: acantilado sobre la Avda. España. Un borde vertiginoso que deja ante, sobre y por atrás de la avenida con el cuerpo alabeado en esa tensión.
Dice así: Capuchinos: calzada estrecha al borde del cerro bajando por un filo que nos va introduciendo por una rasante.

Aquí, en Valparaíso, estos bordes entre arriba y abajo nos traen a existencia lo que está " entre....". Partimos en travesía a encontrar esos lugares que cual enclaves singulares nos permiten trazar sus rasantes, "pórticos alabeados" dice Platón, aquellos que reúnen lo que nos entrega el lugar con aquello que nos abre la palabra poética. Entre u aquí y un allá. Entre adentro y afuera.

Tantas veces, en travesía, nos hemos encontrado con aquello que no da paso. Un "tapón" dice Carlos. Cual "distancia insalvable" dice Florencio. Pero, si el Mar Interior es un "archipiélago o conjunto de mares", dice Jaime, entonces tracemos, aún a distancia, aquellas rasantes que reúnen un aquí con un allá. En el Agora de Tronquoy, en la Ciudad Abierta, en su explanada se trazó –entre el pavimento y la arena– la dirección a Santa Cruz de la Sierra, capital poética de América, cual orientación.

Ahora, una tarea:

En sus carpetas copien, cuidadosamente a mano, la primera estrofa del primer poema de Amereida, p. 3.

Cuarta parte: Téchne mimeîtai phúsin

Manuel Sanfuentes Vio

Error al crear miniatura: Archivo más grande que 25 MP
Planisferio de Cantino; anonymous portuguese (1502) - Biblioteca Estense Universitaria, Modena, Italy.

Si "el arte imita a la naturaleza" –Aristóteles–, la poesía puede calcar la realidad con su palabra, trayendo a presencia lo que no está aquí; la imaginación poética va al desconocido y nos lo enseña, y como aquello que no hemos visto, surge de nuevo, renovada, la naturaleza misma.

Copiar cuidadosamente, nos pide Isabel, la poesía de Amereida; copiar hasta que la mano sabe de memoria los versos y la boca pueda pronunciar la voz que llama en el poema: "esa claridad sin nombre con que la tarde premia y destruye la apariencia".

Estamos en el Caribe, hasta principios del siglo XV no había nombre aún para estos lugares. La poética del ha-lugar, planteada por Godofredo Iommi para América y consecuentemente para la Ciudad Abierta, se ajusta –se origina– en ese momento "sin nombre". Claridad de lo nuevo que da a luz el vocablo.

América es premio y destrucción a la vez; y su apariencia, palpándose, se nos revela hasta hoy renovadamente; no hay una apariencia, sino infinitas maneras de aparecimiento. Ahí está el "don para mostrarse", como se verá en la copia, para "equivocar la esperanza" de lo que pueda surgir de todo ello.

Y Europa copia en América su propia naturaleza, su propia esperanza equivocada; ir a cualquier punto del Caribe es asistir al ciernes de lo sin nombre (como una manera de llamar al origen –que tampoco es un punto sino un momento, por tanto: tiempo).

Encargo: Elegir un lugar en el Caribe, islas, o tierra firma. Tendrá ahí entonces, un primer nombre; por último, un destino.


Semana 5 Miércoles 8 de Septiembre

Primera parte

Jaime Reyes G.

Relato en audio

La Cofradía de los Hermanos de la Costa

La Cofradía de los Hermanos de la Costa puede considerarse como una asociación de piratas o ladrones del mar que realizó sus acciones en términos muy similares al resto de sus congéneres no sólo del Caribe sino de todas las latitudes y todos los tiempos. Las similitudes comprenden una amplia gama de factores tanto de orden económico, material, militar, etc. Sin embargo hay una cuestión que diferencia a los piratas y corsarios de la Cofradía: ésta última se organizó en un determinado momento y lugar como una sociedad. Es evidente que una definición completa de lo que significa esta palabra es materia de un trabajo mucho más extenso que el posible en el presente trabajo, pero aquí se trata, en parte, precisamente de esto. Es decir, intentar aproximarse a resolver si la Cofradía de los Hermanos de la Costa fue o no una sociedad. Si la historia de la sociedad es como dice Eric Hobsbawm [28] “la de unidades específicas de personas que vivan juntas y sean definibles en términos sociológicos” podríamos sugerir que nuestro caso se presta para un estudio de esta naturaleza. 
Es posible estudiar los aspectos de esta sociedad: los factores que la ayudaron a mantenerse, aún cuando prácticamente toda la bibliografía que existe al respecto tienda a destacar a las personalidades o a los nombres de los filibusteros más importantes junto con sus hazañas o fracasos. Más difícil resulta estudiar las motivaciones que influyeron en su fundación y sobretodo las consecuencias e influencias que una sociedad como ésta pudo tener en acontecimientos sociales posteriores. Esto es el intento por conocer a una sociedad muy diferente a las que se desarrollan durante el mismo período en el mundo.


Hay un comercio en especial que es el origen primero del filibusterismo. Toda esta ralea de inmigrantes que acabamos de mencionar no podía establecerse en las plazas oficiales de España, por lo que sus asentamientos eran en islas más o menos abandonadas pero que tenían posibilidades de contacto con barcos en general. Muchos de estos hombres adquirieron una vida bastante primitiva, aunque comían mejor que muchos hombres ricos de las grandes ciudades de Europa. “Los bucaneros asaban carne con una parrilla de maderas verdes. Carne de ganado cimarrón: toros, vacas, jabalíes y caballos. Cazaban dicho ganado, lo descuartizaban y luego cortaban la carne en tiras largas y finas que asaban lentamente”[29]. Estos hombres son los llamados ‘bucaneros’ por su comercio: la carne ‘bucan’ (palabra arawak) que vendían, junto con frutas y algunos otros suministros, a los barcos corsarios o piratas que rondaban los alrededores. La vida de un bucanero transcurre en chozas con cobertizos de paja cuando están cerca de la costa, pero la mayor parte del tiempo la pasan cazando en el monte, vestidos en extremo sencillamente y entregados así a una actividad comercial que con el paso de algún tiempo los hubiese asimilado a los colonos[30]. Pero la política comercial de España va a provocar el giro radical en esta historia. En 1620 los españoles atacan a los bucaneros de la Española. Estos se refugian en la Tortuga y desde este momento van a constituir un grupo medianamente organizado en un comienzo, para dar paso a la Cofradía de los Hermanos de la Costa.
El ataque español ha provocado una reorganización; ya no se mantendrán como individuos aislados sino que permanecerán agrupados para proporcionarse una mejor defensa. Pero sucede otro cambio más importante aún: se convierten en filibusteros. Ya no son ganaderos o cazadores terrestres sino marinos que se dedicarán a la piratería. J. y F. Gall explica este cambio como un proceder natural del hombre: “Su reacción es la de todo hombre acosado... van a convertirse en lobos”. Es posible aceptar esta premisa como una de las razones del cambio de las actividades de los bucaneros, pero no puede quedar como única, sobretodo sin estudiar las posibilidades sicológicas y culturales que tiene un hombre del S. XVII de acometer esta transformación en estos términos. El autor agrega que, además, un fuerte sentimiento de libertad los movió incluso antes a la aventura que al botín, pero es más probable que ese sentimiento o vocación libertaria los provocara justamente a la inversa. Es decir, primero hacia el oro. Los hombres de la Tortuga pronto comprendieron que era más fácil ganarse la vida pirateando y comerciando los abalorios obtenidos del pillaje, que trabajando duro en los montes. Esta nueva vida cuenta con un elemento fundamental del que si bien los bucaneros eran dependientes en forma indirecta, ahora se transforma en medio principal: el barco.
Decíamos que estos hombres ahora marinos, son un cuerpo o corpus mayor que se ordena bajo una suerte de constitución cuyas leyes y reglas jamás fueron escritas en documento alguno. Se mantenían vivas en la voz:

  1. Se vive en La Tortuga sin prejuicio de religión ni de nacionalidad (en tiempos que en Europa existen profundas divisiones).
  2. No existe la propiedad privada ni individual. En la isla jamás se dividió la tierra en lotes y los barcos eran de uso común; cualquiera puede tomar el que desee para llevar acabo una expedición. (En tiempos no tan diferentes a los actuales, en los que la propiedad, sobretodo la de la tierra, es sinónimo de estatus y de poder).
  3. La Cofradía no interviene en la libertad de cada cual, no hay impuestos ni policía. Los problemas entre los individuos se arreglan hombre a hombre.
  4. Nadie está obligado a combatir en las expediciones. Se abandona a la Hermandad en cualquier instante y no hay persecuciones ni por traición o abandono o venganza.
  5. No se admiten mujeres (de raza blanca).

Segunda parte

Carlos Covarrubias

Carta 5, hoja 1.

Miercoles 8 de septiembre- hoja 1- Segundo semestre del año 2021

Quinto Taller de Amereida

 Haciendo memoria de cuál fue la primera vez que se
nos apareció el Mar Caribe en el contexto de la
Escuela y de la Ciudad Abierta fue cuando supimos que
el avión en que viajaba Henri Tronquoy de vuelta
a Francia había caído en pleno Mar Caribe perdiéndose
en sus profundidades con todos sus tripulantes y pasajeros....

Henri Tronquoy
fue uno de los nueve que hicieron la primera Travesía de
Amereida
está dicho en Amereida así:
partida mañana a las siete ante meridiano desde santiago
escalas del avión santiago puerto montt punta arenas
los nueve están - jonathan boulting alberto cruz fabio cruz
michel degui françois fédier claudio girola godofredo iommi
jorge pérez román edison simons - henri tronquoy
nos alcanzará en medio de la patagonia
en algún lugar

A los pocos años de su desaparición en el mar la Ciudad Abierta
decidió construir un cenotafio, una tumba de cuerpo ausente
pero este cenotafio vendría a traernos una obra que
nos iniciaría en una única manera de gobernarnos y esta
sería por consentimiento y unanimidad..... Así el cenotafio
de Tronquoy fue tomando la forma de un ágora, lugar
que conocemos como el Ágora de Tronquoy. Aquí cabe
recordar un pequeño cuadro de mármol blanco de no más
de un pie por un pie (1ft) levemente inclinado ubicado
en uno de los bordes del ágora, el borde norte, que decía

de harto conser
y
de convivir

Carta 5, hoja 2.

8 de septiembre - hoja 2 - 2021

Repito
decía:

de harto conser
y
de convivir
acerca de la cosa misma
súbito
chispa de luz
ella misma a sí misma
ya alimenta
Platón VII carta

A este texto escrito y tallado en el mármol
de la pequeña lápida, le faltó una frase
por error del tallador lo que trajo un conjunto
de fraces difíciles de comprender..... Muchas
veces nos dijimos que repararíamos dicho texto
que fue el primer escrito puesto en el terreno
de la Ciudad Abierta.... Nunca lo hicimos y mucho lo
hablamos.... En la construcción del ágora de Tronquoy
participaron varios oficios: habían dos esculturas señeras;
dos suelos distintos, propicios para estar en ágora
una "vestal" bella con una proporción justa, una suerte
de puente a un par de metros de altura paralelo al
mar.... En los suelos, habían un par de troncos
de eucaliptos puestos en los bordes: yo recuerdo
que estos troncos estaban orientados hacia el mar Caribe....
Otras personas recuerdan que el ágora estaba orientada
hacia Santa Cruz de la Sierra: la capital poética de
América... Habían también un par de muros con algo
de laberinto.... en fin, una
verdadera fiesta
de los oficios

Carta 5, hoja 3.

8 de septiembre - hoja 3 - 2021

Diseños arquitectura escultura pintura
junto a la poesía y a la filosofía
en cuanto al texto de la lápida atribuido
a Platón (espero no estar equivocado: Platón carta VII...)
una fiesta, una ronda, una poesía hecha por todos,
así comienza la Ciudad Abierta que cumple ahora
cincuenta años: la ciudad que comienza por
el ágora.... La ciudad consentida......

Vuelvo a insistir ¿por qué no atrevernos a reanudar
las travesías comenzando esta vez por dar un primer
paso a la Ciudad Abierta, a su primera ágora,
a esas primeras palabras escritas en su suelo?

de harto conser
y
de convivir
acerca de la cosa misma
súbito
chispa de luz
ella misma a sí misma
ya alimenta

Se entiende que se trata de una invitación poética
a reencontrarnos con el "origen" de la Ciudad Abierta
de la Escuela de las Travesías; de América mirada desde
la Amereida, la Eneida de América.... Mirada
- una vez más - desde la máxima gratuidad y con aquel
desprendimiento capaz de encender esa mínima "chispa de luz"
que invita a contemplar, a observar, a emprender una obra
y, a salir de travesía.....

Un
saludo
a
todos

Tercera parte: Re-creación en un "a la par"

Isabel Margarita Reyes N.

Una dimensión del Caribe en la que tenemos que reparar es que ha sido y es un lugar de hospitalidad. Después del hallazgo de Colón se recibió allí a personas de todos los continentes lo cual continúa hasta hoy. Pues, actualmente, el Caribe es un lugar de recreación. Esta palabra, "re-creación", nos devuelve a la Ciudad Abierta. Ella cobra existencia pública en el país cual "Parque Cultural y de Recreación Amereida". Los nombres, en nosotros, no son colocativos, es decir, puestos sin razón. Sino que provienen de un profundo sentido poético. Así, en "re- creación", el re- ¿querrá decir repetir, reiterar, o retroceder, volver atrás, retornar? Ambas a la vez. Pues vamos a la ciudad y ahí vemos:


Dice así: Cerro Bellavista. Una equivalencia entre frontalidad y "a lo largo". O coincidencia entre ir a lo largo y ver la profundidad con lo que tenemos delante y de frente. Esa equivalencia es la de la ciudad española cual expresión de estancia e interior. Lejanía y proximidad no se separan como en los miradores sino que se las tiene a la vez, en la misma dirección.
Dice así: Cerro Florida. La sombra de los aleros y de los patios interiores -salientes y entrantes- se aúnan en el trazo. El dibujo cobra así su fidelidad al ojo. Lo distante y lo distinto comparecen o aparecen en relación de lo "a la par".

Lo "a la par" en la creación que ejercemos en los oficios del diseño y de la arquitectura se nos da por esa equivalencia entre volver atrás a los fundamentos y avanzar a la proposición. Así, el Caribe, allá, nos devuelve a acá, a re-crear aquello que, en su extensión, se nos vuelve inatrapable. Del mismo modo en que confinados a nuestras habitaciones durante tanto tiempo pudimos encontrarnos de otra manera y encontrar aquello que nos lanza a algo nuevo, único, por primera vez.

                               bajo su luz
la carencia se muda en
                                riesgo
de otro significado
     o vuelo de un sentido
........................................
                                      
                           Amereida, p. 46.

Cuarta parte: Mar afuera y mar adentro

Manuel F. Sanfuentes Vio

Error al crear miniatura: Archivo más grande que 25 MP
Universalis cosmographia secundum Ptholomaei traditionem et Americi Vespucii alioru[m]que lustrationes; Waldseemüller, Martin. Strasbourg 1507. Library of Congress Geography and Map Division Washington, D.C.: https://www.loc.gov/resource/g3200.ct000725C/

La poesía tiene lugar en la re-creación del mundo; pero para abordarlo se habla desde las particularidades; al ámbito general del mundo se le entiende desde las miradas regionales o continentales desde donde se visualiza un lugar y una posición. Para el caso nuestro, la pregunta por el ser americano, consecuentemente se interroga por su lugar en el mundo. A este minuto de la historia no se pueden pensar los continentes como unidades aisladas, sino asociados a una idea de totalidad.

La clave del mar Caribe, su posición y su "aparición" en la historia de Occidente, está en la encrucijada en que se encuentran precisamente ideas de mundo dispares; por eso se ha hablado de traslape cultural, de colonialismo, de indios y mundos nuevos. En este lugar de mares, islas y archipiélagos, surge la re-creación de un mundo concluso que da paso a una "abertura sin nombre", en un comienzo, y posteriormente, a una nueva continentalidad que permite, finalmente, hablar de "un mundo".

América surge en la historia desde su centro geográfico; de hecho, desde su parte más fina, más delgada. Por el golfo del Darien, entrando a tierra firme, Vasco Núñez de Balboa cruza la actual Panamá y descubre el Mar del Sur en 1513; adscribiendo a los contornos del nuevo mundo un mar propio que más tarde Magallanes llamará Pacífico, viniendo desde el extremo sur, después de cruzar el estrecho hasta el cabo deseado.

Se puede desprender de ello que lo que se entiende por América lleva con sigo un mar; y a modo de re-creación posterior, Amereida introduce la idea de un mar interior de América, que corresponde a lo desconocido que hay adentro. Así: Mar Pacífico, América y Mar interior, conforman una unidad que se recrea con el tiempo a través de las proposiciones que aquí se despliegan; sean estas culturales, políticas, artísticas o poéticas.

El cartógrafo alemán, Martin Waldseemüller, participa de la edición de la Universalis Cosmographia, impresa en Estrasburgo en 1507, y toma para las tierras nuevas descubiertas hacia el oeste, el nombre de pila de Vespucci, Americo; y por primera vez se lee en un mapa la palabra América; tiene entonces, desde ahí, nombre la tierra, el continente. Esta proposición, discutida por siglos, no toca en absoluto su nominación, equívoca si se quiere, su nombre abrirá un nuevo capítulo en la historia de Occidente donde América juega un rol crucial a costa de su propia existencia.

Amereida se nutren tanto de la Universalis, como de la experiencia "sin nombre"; la aparición de América es de aquellos momentos notables de la humanidad donde lo antiguo y lo nuevo se reúnen involuntariamente. Sin consentimiento, el encuentro es el arte mayor del cambio: la re-creación, como el arte, no puede ser sino arbitraria; bajo esta perspectiva, la modernidad nace allí cuando América "equivoca la esperanza", y vuelve inasible el origen porque ya no tiene lugar; se ha desplazado.

Semana 6 Miércoles 22 de Septiembre

Primera parte

Jaime Reyes G.

Registro en audio

La Concepción de Destino

En esta constitución de la Cofradía de los Hermanos de la Costa no existe ni un solo deber para con la comunidad. Es una sociedad masculina y no se preocupa de los más desprotegidos. Funciona siempre la ley de la eliminación natural: el más fuerte vence sobre el más débil. Aquí se autoriza todo lo que cada uno quiere hacer y se prohibe lo que a nadie interesa.


Nombraban a un ‘gobernador’ que era en verdad un jefe militar que en tiempos de paz poca autoridad o poder poseía. Y he aquí un asunto extraordinario; el gobernador era elegido, lo que resulta ser una situación democrática completamente revolucionaria para tiempos en que el poder es depositado directamente por Dios en reyes y príncipes.
Esta es una sociedad anarquista y utópica que tuvo lugar y momento. Una sociedad que extravió a propósito los puentes que la unían con otras sociedades para condenarse a un extrañamiento imposible e infecundo. No le interesa si el mundo la considera dentro o fuera de sus leyes, sólo cuenta que sus hombres sean y permanezcan libres.
Pueden entonces hacerse las primeras preguntas: ¿por qué los transgresores de la ley en tierra no corren esta misma suerte?, ¿por qué no hay una sociedad semejante entre los bandidos terrestres?


Estando a bordo de un barco se es libre (salvo a bordo de un buque militar, sobre todo uno inglés del S. XVII) porque sólo se responde ante el capitán. Por el contrario, al desembarcar se pierde esa libertad absoluta del mar porque en tierra se debe responder ante las complejas y múltiples leyes, ante la siempre inquisidora policía y ante los severos y parciales jueces. En tierra se deben rendir cuentas y pagar tributos e impuestos. Los hombres del siglo XVII habitantes de la isla Tortuga no sólo estaban incómodos ante tales órdenes sino que renegaban del mundo y en ello sus modos y posibilidades de establecer una otra manera de vida. Sin embargo hay una trampa sutil pero grave en semejante utopía: En la Tortuga nadie podía tener realmente un verdadero anhelo puesto que todo cuanto necesitaban o deseaban ya estaba allí, al alcance de la mano. Nadie podía pensar en el progreso social o en la evolución técnica (no construían barcos; era más fácil robarlos) o filosófica. No había que mejorar las cosas. Todo ya está y una sociedad así, siendo ‘perfecta’, no puede continuar ni continuarse. Es una sociedad siempre presa de su circunstancia, de los hechos políticos, económicos y sociales externos que la sostienen en su independencia, que entonces es sólo aparente. Una sociedad que no puede hacer mundo puesto que está fuera de él. Una sociedad que no puede perdurar más allá ni resiste la más simple pregunta: ¿Cómo es el presente? Es esta una pregunta carente de cualquier sentido en la isla Tortuga, puesto que el presente para ellos no existe en cuanto a situación temporal. No hay presente porque no hay tarea ni deberes ni esfuerzo para alcanzar algo. El tiempo para ellos no es el constante fluir de la realidad sino más bien una dimensión estática, inútil y siempre homogénea. Se deduce que para estos filibusteros no hay tiempo, no hay trascendencia, no hay la idea de la perpetuación de nada.
Por esto es que no se admitían mujeres (y aún hasta hace muy poco no se las admitía tradicionalmente sobre los barcos, especialmente los militares).


La mujer es parte esencial en una sociedad con temporalidad. Una sociedad en la que aparece el domingo, que no es otra cosa que el presente puro cuidado por su prodigio extraordinario (en la Tortuga todos los días eran ordinariamente domingo). Aparece la muerte como un traspaso y no sólo como la consumación de la valentía. Los niños son la trascendencia antes de la muerte. Es por ellos que se vive el presente. 
 Una sociedad con hombres y mujeres y niños que viven dentro del tiempo requieren del esfuerzo, del sacrificio y del trabajo para que sus anhelos, más que cumplirse y acabar, permanezcan siempre como tales.
En 1655 comienza el ocaso de los habitantes de la isla Tortuga. Bertrand D`Ogeron - que está mandado por Luis XIV - es electo gobernador por los piratas, que ya en otras ocasiones habían elegido al enviado del rey, pero siempre había sucedido que en lugar de ponerlos en orden, estos gobernadores ‘oficiales’ acabaron sumándose a la vida filibustera. Anteriormente, Levasseur y De Fontenay se habían hecho nombrar también gobernadores, asimilándose ellos al filibusterismo y traicionando a su rey. Francia sabe entonces que no conseguirá doblegar a la isla mediante la fuerza militar ni con la creación de lealtades. Lo ha intentado antes y siempre obtuvo fracasos. D`Ogeron contrata (en realidad obliga) a cien mujeres para que vayan a pasar el resto de sus días a la isla. Desembarcan todas juntas. Son prostitutas, huérfanas, presidiarias. No importan en absoluto tales orígenes, que por lo demás son los mismos que aquellos de los filibusteros. El efecto es el deseado. Los hombres se emparejan, algunos tienen hijos, la ropa recién lavada cuelga secándose al viento afuera de las chozas, los guisos y las sopas calientes aguardan sobre las mesas. Los bucaneros son ahora soldados, burgueses que –sin saberlo– sirven a los intereses de Luis XIV. Combaten siempre con fiereza y crueldad, pero ahora responden ante una sociedad como cualquiera otra del mundo.
Pero en el fondo lo que llega a la isla es algo más profundo aún que este nuevo orden. Lo que realmente llega es la redención. Tiene ahora sentido la palabra volver. Ahora los hombres de mar que tienen familia siempre volverán a la isla Tortuga después de las expediciones. Ha aparecido el Destino.


Entonces ¿es ésta una condición de todo mar; ser una zona sin tiempo, intrascendente e inhabitable? La Cofradía de los Hermanos de la Costa ¿constituyó verdaderamente una sociedad? ¿Cuál es la conexión entre estas ideas (si es que alguna vez se plantearon como tales) y hechos muy posteriores que sí son estudiadas directamente como profundos cambios sociales como la independencia de EEUU, o la revolución francesa, o la independencia de América que comienza en Haití? Las preguntas precedentes son en el fondo la continuidad de un estudio que pretendiese comparar esos hechos con los aquí citados para comprender mejor su real importancia. Una respuesta aventurada es que la Cofradía de los Hermanos de la Costa sí fue una sociedad y que sí tiene una influencia, aunque sea indirecta, en muchos acontecimientos posteriores en donde la libertad tenga un papel preponderante para el desarrollo social.

Segunda parte

Carlos Covarrubias

Carta 6, hoja 1.
Carta 6, hoja 2.

Tercera parte: Un acto de espera

Isabel Margarita Reyes N.

Hemos oído a los poetas indicarnos una Travesía al Caribe. Es ésta una travesía de la palabra. Nosotros, de los oficios, que oímos esa palabra, quedamos tendidos hacia ella pero, desde aquí.

........................................
     ¿don de dónde estoy?
                              anota
en esta fecha calle de cloitresaint merry a tales efectos y por cuales motivos llegaron al seno cavado del caribe
       al gran río marino
   donde vuelan tornados y en
cada
       ciclo
             una isla
                     como una axila

sus navegantes
                            mi vigía
........................................
      entre el mensaje involuntario y su destinación ucrónica
........................................
                Amereida p.73 - 74.

Tendidos hacia esa destinación sin tiempo. ¿Sin cumplimiento? No lo sabemos. Estamos, así, a la espera. Cual ese acto de espera que se da al interior, al exterior, en silencio reflexivo o en conversaciones que nos sacan de aquello que esperamos. Pero, sí, en una dirección "hacia...".

Dice: Sala de Música. Donde nos reunimos para "ir" al ágora. Un tiempo de espera, en silencio, en esta sala dispuesta para ello. Cada uno consigo mismo pero, los reflejos en los vidrios de la lucarna sacan de ese ensimismamiento.
Dice: Recostados, apoyados en los bordes de la explanada de arena. Con respaldo. Esta es una primera instancia de ocupación.
Esperando estacionados en una calle cualquiera donde todo parece seguir su dirección vertiginosa. Detenidos, pero, en esa tensión que marca una dirección.

Cual las palabras que denominan a los corsarios, bucaneros, del francés bucanier, filibusteros, del inglés freebooter, pirata, del latín "pirata", denominaciones distintas para ¿lo mismo?

Así como la palabra nombra nosotros ejecutamos libremente en lo distinto. ¿Existe, entre nosotros, un proyecto igual a otro?, ¿provenientes de una misma palabra? Así, también, hoy. En esa destinación utópica y ucrónica.

Cuarta parte: Tiempo de incunables

Manuel F. Sanfuentes Vio

Occidentalis Americae partis ... Johann Feyerabend, Theodor de Bry; Frankfurt am Main 1594. The John Carter Brown Library, JCB Map Collection 09887: https://jcb.lunaimaging.com/luna/servlet/detail/JCBMAPS~1~1~1709~103230002:Occidentalis-Americae-partis----

A partir de la invención de los tipos móviles y la imprenta por parte de Gutenberg en 1455 y el descubrimiento de Colón en 1492, la historia moderna cierra el siglo XV como momento fundacional del estatuto sucesivo que Occidente ostentará hasta el XX. Se puede hablar de un tiempo en ciernes donde todo lo que vendrá tendrá su origen en esos momentos originales. A las ediciones impresas, desde la Biblia de 42 líneas de Gutenberg, hasta el 1500, se les llama incunables (Incunabula typographiæ); cuna del libro que alcanza algunos años.

Hasta 1503, las noticias del Mundus Novus no hablaban todavía de América, hasta la carta de Vespucio y, en particular, en el mapa de Waldseemüller de 1507; allí hay más de 10 años en ciernes; el origen «sin nombre» del que hemos hablado. Lo incunable de América es ese tiempo de reconocimiento hasta que es llamada por un nombre. Como el libro impreso, América surgió para transformar el mundo en su significación; ambos, germinan en silencio sus propias historias, también sus propias fuentes y antigüedad. El tipo que imprime Gutenberg es una textura gótica, dibujada y tallada, a partir del reconocimiento de las letras en los manuscritos de la época –una mirada pasajera sobre sus páginas no hallaría la diferencia. La misma que no halló Colón ni los suyos.

El origen es ciego, no se ve, no se puede ver –no digamos, del origen de la vida–; porque se está originando, no hay observación posible, es pura acción. Para los incunables, tanto como para el «momento sin nombre» de América, el surgimiento de sus realidades tiene que ver con un proceso de invención que re-crea, por un lado el manuscrito, y por otro, lo desconocido para el mundo.

Ambos acontecimientos, sin embargo, pese a la distancia, han tenido lugar a la luz del mundo; en un taller de Maguncia, en las íslas esporádicas del Caribe y Tierra Firme. El sistema de reproducción con la prensa, y el proceso de conquista de América, marcarán el tono de la historia hasta el siglo XX, puesto que ambos procesos en la actualidad están reorientados a pensarse no como un origen sino como un tránsito. En este sentido, la modernidad caduca cuando se desplaza su origen, más lejos todavía del acontecimiento histórico; quizá no hay hecho histórico, sino hazañas humanas.

El origen es un momento en el tiempo que no está aquí, pero acontece, antes, ahora, y no todavía; la inminencia que todo origen abriga nutre las acciones del presente para que aquel momento original tenga lugar.

Semana 7 Miércoles 29 de Septiembre

Primera parte

Jaime Reyes G.

Registro en audio

Los tres oros

El Océano Atlántico es el espacio por donde fluyen y circulan los tres oros de América. Los tres oros son las mercancías y productos más preciados desde los tiempos de Colón hasta prácticamente nuestros días. Me refiero al oro índigena, el oro animal y el oro negro. Este último tiene una especial trascendencia para el caribe hasta hoy mismo.

El Oro Indígena

Significa toda la riqueza extraída de las civilizaciones naturales de América, como las de los imperios Inca y Azteca y posteriormente desde las minas. El movimiento de este oro comienza ya con el primer viaje de Colón.
El ‘Siglo de Oro’ español es literal en cuanto al tráfico del oro y la plata desde los más recónditos rincones del continente.

El Oro Animal Significa toda la riqueza extraída la caza de toda clase de ballenas, no sólo ya en el Atlántico, sino alrededor de los mares del mundo. Ésta épica marina la dejaremos para otra ocasión.


El Oro Negro

Significa toda la riqueza obtenida a través del comercio de esclavos, durante los siglos XV al XIX. Para África este comercio representa un ‘éxodo’ por el cual millones de africanos fueron a parar a las costas americanas. Los portugueses iniciaron este comercio, pero los más grandes comerciantes de esclavos fueron ingleses y holandeses.


El comercio de esclavos tuvo un rol importante en la historia del Caribe. Las potencias europeas conquistan grandes territorios en las Américas en los siglos XVI y XVII, y necesitan explotarlos en la agricultura, la minería y otros, pero no tienen la fuerza de trabajo que se requiere. En consecuencia, recurrieron a una variedad de sistemas coercitivos de trabajo para satisfacer sus necesidades. Los nativos americanos fueron dominados a través de la esclavitud y el sistema español de encomienda. Los trabajadores europeos llegaron como sirvientes o fueron transportados como criminales. Los trabajadores africanos fueron importados a través del Atlántico y con el comercio de esclavos fueron utilizados ampliamente en todo Norteamérica y Sudamérica.

En New England, la migración masiva de Puritanos de la primera mitad del siglo XVII crea una gran mano de obra libre y por lo tanto evita la necesidad de utilizar mano de obra esclava a gran escala. El sistema colonial de New England se hace dependiente de la mano de obra de hombres libres, mujeres y niños, organizada en cada uno de los hogares agrícolas, lo que se llama el sistema de mano de obra familiar. 
 La colonia francesa de Santo Domingo (República Dominicana) fue uno de los primeros países de América en poner fin a la esclavitud, en 1794, cuando un negro esclavo, Toussaint-Louverture, derrota a los ejércitos de los dos más grandes imperios del momento y convierte a Haití en el primer país libre de la América Latina. Brasil fue la última nación en el hemisferio occidental en poner fin a la esclavitud, en 1888. 
 El número de personas esclavizadas procedentes de África varía, según distintas estimaciones entre los 10 y los 28 millones de personas (podrían ser hasta 60 millones). Hasta 1850, al menos 13 millones fueron a parar a las colonias de América, especialmente Norteamérica y el Caribe. Además el investigador Enrique Peregalli, calcula que habría que añadir un 25% de muertos durante las capturas y otro 25% durante el viaje por el Atlántico. También se calcula que unos 17 millones fueron vendidos en el Índico, Oriente Medio y el norte de África.
Las principales potencias esclavistas que estuvieron implicadas en el comercio del secuestro y transporte de personas esclavizadas procedentes de África en la Trata Atlántica, serían según estimaciones:

  • EEUU/Norteamérica Británica 1.775.000 en el norte y 3.950.000 en las colonias del sur.
  • Portugal/Brasil 4.650.000
  • Gran Bretaña 2.600.000

  • España 1.600.000

  • Francia 1.250.000
  • Países Bajos 500.000

  • Dinamarca 50.000

El movimiento abolicionista es encabezado por Gran Bretaña cuando se da cuenta de que es más barato remunerar miserablemente a los trabajadores de la India que pagar esclavos. Las plantaciones en Haití y en los nacientes Estados Unidos, trabajadas por esclavos, representan una severa competencia para sus intereses imperiales, por lo que comienzan a perseguir a los barcos negreros.
Sólo una fracción de los esclavizados africanos traídos al Nuevo Mundo terminó en Norteamérica británica, quizás un 5%. La gran mayoría de los esclavos transportados al otro lado del Atlántico fueron enviados a las colonias de azúcar del Caribe, Brasil, o la América española. A lo largo de las Américas, pero especialmente en el Caribe, las enfermedades tropicales fueron especialmente desastrosas en la población esclava y requirieron un gran número de sustituciones. Muchos africanos tuvieron una limitada inmunidad natural a la fiebre amarilla y la malaria, pero la desnutrición, las malas condiciones de vivienda y la insuficiencia de prendas de vestir y de la sobrecarga en el trabajo también contribuyeron a una elevada tasa de mortalidad. De la pequeña población de los bebés nacidos para esclavos en el Caribe, sólo aproximadamente 1/4 sobrevivió a las miserables condiciones en una plantación de azúcar. 
No sólo fueron las principales potencias coloniales de Europa, como Francia, España, Inglaterra, Holanda o Portugal las que participaron en el comercio esclavista transatlántico. Los pequeños países, como Suecia o Dinamarca, entraron pronto en este lucrativo negocio.
Braudel dice sobre la esclavitud americana[31]: 


Las atrocidades no deben ser atribuídas sólo a los dueños de las plantaciones o de las minas, o a los traficantes del consulado de Ciudad de México o de cualquiera otra ciudad, ni a los duros oficiales de la Corona española, ni a los traficantes de esclavos, ni a los capitanes de los buques negreros. Todos estos fueron esencialmente intermediarios, agentes de otras personas… En realidad la raíz del mal yace más atrás, a través del Atlántico, en Madrid, Sevilla, Lisboa, Bordeaux, Nantes o Génova, y sin cuestionamientos en Bristol y más tarde en Liverpool, Londres y Amsterdam”. 
(traducción del autor).

Segunda parte

Carlos Covarrubias

Carta 7, hoja 1.


Septiembre - hoja 1 - 2do semestre 2021

Séptimo Taller de Amereida

Estamos queriendo, tratando, buscando, cómo abordar hoy
"las travesías", a las que tuvimos, por un tiempo de suyo
consistente, como algo dado, como arte y parte
sustancial de "la escuela" y, como algo que habría,
por su naturaleza, de perdurar y mantenerse
vigente en el largo plazo a pesar de los
vaivenes que le son propios a cualesquier voluntad o periodo
que queramos imaginar, sean estos los que sean.....

Sin duda es lícito, y muy humano, querer que aquello
que consideramos bueno y favorable permanezca.....
Hay una frase escrita en el anfiteatro de la
Ciudad Abierta, - una de las pocas frases escritas - que dice:
~"Queremos que aquello que una vez nos vino
permanezca como viniendo"~

Sí, queremos que las travesías que una vez nos vinieron
permanezcan como viniendo..... Tan así como un buen
día la Ciudad Abierta nos cayó en suerte, tal como
cae un meteorito, nos cayó como una "pica en Flandes",
como un "jalón", que no es otra cosa que una estaca
que señala, de una vez, (tal vez para siempre) la destinación
de un lugar..... Sí, así queremos sostener y sostenernos
en lo que hemos llamado con plena libertad "una visión
poética de América".... Pero, ya sabemos que una visión
poética sólo se muestra y revela cuando se emprende
cuando se desea
ardientemente
que ilumine

Carta 7, hoja 2.

séptima clase - hoja 2 - segundo semestre 2021

Es e"vidente" que hoy en día con los fastuosos
telescopios y microscopios el concepto de "visión" e "iluminación" nos
conduce a otras esferas distintas por ejemplo
la visión de América que hoy podemos tener
a partir de las fotos satelitales nos
revelan una evidencia de la forma continental
de estas tierras fotos magníficas e inimaginables
por nuestros pueblos originarios o por los pueblos
europeos, que "sabían navegar"..... Pero
(otra vez este incómodo "pero") nosotros, desde hace
un buen medio siglo insistimos en sostener una
visión poética de América, queriendo con esto ver
con cierta claridad (y esta es solo una manera de decirlo)
qué es "esto de ser americanos", en el entendido
que preguntarse por quién uno es, es, desde
Sócrates, al menos, una buena pregunta.....
Al menos, buena, si la comparamos con otras que
nos hacemos o nos surgen espontáneamente ante lo mismo

Ahora ~ al parecer ~es tiempo de respuestas...... Y, como
esto que hacemos tiene por nombre "taller de Amereida"
busco en "Amereida" alguna luz..... y leo: "y es así
como la amereida se hace desviándose de su aguja"....
(página 185) Luego, en la página siguiente la 186 vemos el trazado
de la 1era travesía de la América del sur, y luego viene solo
el puro trazado: una línea quebrada y anhelante..... Que
pareciera no tener principio ni
fin, todo esto está en la
página 187

Carta 7, hoja 3.

Séptima clase - hoja 3 - Segundo semestre 2021

Y en la página 188 ~ una página en blanco ~ inescrita
disponible...... para pasar, al final, a un escrito
que anuncia......
           el camino no es el camino

Y nuevamente una página en blanco la 190........
y aquí se termina la amereida volumen primero
quiero entender que toda la amereida en su volumen primero
es una clara y precisa invitación a:
partir para comenzar a recorrer América
y hay en ella ciertas afirmaciones que entusiasman:
"esto hoy no (lo sabemos) lo podemos saber pero sí
que un obrar se dará pues la búsqueda de la real palabra
la real palabra que permite obrar se da en el obrar
(página 93); y, en lo que a mí me toca, por lo que tiene
de presente, de levedad, y, de partir; leo, en la página 96
~ para palpar el presente de lo leve es que mañana partimos
a lo largo y ancho de américa~

~Para palpar el presente de lo leve~

¿No resulta invitante, en el camino del "obrar", como
aquello que le es propio a los oficios, una palabra
que nos libere de los pesos o pesadumbre de los
múltiples encargos, tantas veces vanos, que, nos van llenando
de un peso, de una sombra, de una obligación, innecesaria
con respecto a aquello que sí podemos, no solo llevar
sino también sobrellevar, con gusto, con ánimo y perseverancia?
Sí, tal vez, esta vez, "palpar el presente de lo leve"
sencillo, simple, un acto
a lo mejor
iluminante

Un abrazo
a
todos

Carta 7, hoja 4.

taller de amereida septiembre - hoja 4 séptimo taller - segundo semestre 2021

Recapitulando, entendiendo, que esta es la séptima clase
del segundo semestre del año 2021; clase del Taller de Amereida
creo, me parece necesario, introducirnos en la amereida escrita
estamos, en el entendido que todos conocen y tienen la
amereida libro; al menos, volumen primero. A la vez,
que todos pueden acceder a la Eneida de Virgilio....
Digo esto, porque afirmar que la Amereida es la
Eneida de América no tiene sentido alguno si no conocemos
al menos los dos libros: la "amereida" y "la Eneida".
Aclaro, de inmediato, que son libros a leer libres de
todo prejuicio; digo "libro libre" puesto que hay una base,
un sustrato, que nos es del todo necesario para que las cosas
se nos den en libertad..... Con esa levedad que habilita,
que hace posible, lo humano propiamente tal.....

Cuando hablamos de lo americano de lo humano de lo que uno es
estamos queriendo "adentrarnos"; y este movimientos es del
todo similar a "salr a recorrer".... Hay algo, difícil de
explicar, de racionalizar, con "este" menester abrir
el camino
"es menester abrir el camino"
es menester
abrir
el camino
Son sin duda alguna palabras poéticas y que sólo indican
pero
es menester abrir el camino

"Es que mañana partimos a recorrer América"
es que
es que este es que quiere decirnos algo; quiere decirnos
es que
quiere señalar nos
       indicar nos
un sentido
una seña
una partida
una una

Un
saludo
a
todos

Tercera parte: Origen y Destino

Isabel Margarita Reyes N.

Oigamos a la poesía:

Tenemos un "origen" distante e inalcanzable: la estrella de la Cruz del Sur proyectada al Norte del continente sudamericano. Al Oriente la "luz" que con su reflejo nos permite retornar. Algunos de los primeros en llegar a América lo hicieron y volvieron a Europa. Otros atravesaron el continente llegando al Pacífico para continuar la "aventura": esa es la estrella al Poniente. Pero, hubo otros que permanecieron y se establecieron aquí: "ancla". Realizaron, así, un acto "ancla", un acto "aventura", un acto "luz". Cual destinación.

Entonces, ¿será que, desde el "origen" las otras estrellas renombradas nos señalan un destino?

Hoy nos toca a nosotros permanecer aquí. Siguiendo a esa estrella que es nuestra "ancla". Al Sur, nuestro Propio Norte.

La Cruz del Sur nos orienta. Desde el cielo, arriba, desde "lo mayor". Que así llamaban, en las Leyes de Indias, a la plaza principal, Plaza Mayor. Pues ella les permitía orientarse dentro de la ciudad cual referencia a los cuatro puntos cardinales, en esa ciudad regular que allí se concebía. Hoy nos orientamos por mapas o satélites que son vistas aéreas. O, encaramándonos hasta lo más alto para, desde allí, verlo todo. Así:

Valparaíso, lanzado a... lanzado hacia... desde aquí en plena naturaleza con los ruidos de la ciudad, abajo. En una profundidad de vértigo pues acerca y trae acá lo lejano y abajo: el molo. Donde los barcos a la gira, suspendidos en el aire, sin horizonte. Así, lo lejano no se cierra y apenas se vislumbran los tamaños. Estos inabarcables, distanciados al máximo, alrededor de los cuales se extiende extensamente la profundidad abierta del círculo.

Nos orientamos por lo mayor pero, desde aquí. Ese "aquí" que nos permite estar próximos pero, a la vez, distantes pues es sin encaramiento:

Plaza Echaurren. Lado del sol. Lado de la sombra. No equivalentes pero, sí, igualmente, frente a frente. A través del agua de la fuente los ojos ya no tienen o no se les ve el cruce con los propios. No se cuida la mirada. Un gran salón de los que no se conocen.

Afianzados en el "aquí", lo pequeño y cercano que nos toca para, desde ello, acoger lo diferente, el regalo de lo otro, anclados en lo que somos y en dónde estamos pero con los ojos extendidos hacia lo inabarcable, lo mayor, aquello que nos atrae hacia una plenitud. Esa que nos permite retornar a lo propio para renovar y recrear ese "origen" que no se ve:

este mar
        que enceguece al navegante
para levantarle la cara a
                       las estrellas

                 Amereida p. 31

Cuarta parte: Acto de luz

Manuel F. Sanfuentes Vio

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Americae sive qvartae orbis partis nova et exactissima descriptio, Diego Gutiérrez y Jerónimo Cock 1562. The Rosenwald Collection, Library of Congress, no. 1303. https://memory.loc.gov/intldl/eshtml/es-1/es-1-2-5-1.html

Habrá que tomar lo más bello observado, allí donde lo verdadero se nos muestra intacto, sin estilo, crudo; pasando por lo más refinado, la belleza toma el lugar del presente a través de nuestros sentidos, que también son su provocador y su factura.

La luz es la primera manifestación de la belleza y a su vez es portadora de vida; podríamos decir que los seres humanos estamos atrapados en esa luz, disparados en un momento original que va a darse "a luz" en cada uno de nosotros en algún momento del tiempo.

Bajo estos términos, nacemos en un momento del tiempo, y el ser americano, es también un momento en el tiempo; digamos, la historia, la tradición... la mirada del mundo, modernidad y colonialismo. Sin embargo, la idea de América y la mirada de Amereida están dislocadas con respecto al "lugar" que ocupan, tanto en su humanidad como en su territorio.

Sucede entonces, que el propio norte invierte el concepto de identidad y mira al sur transgrediendo todo el continente; la Cruz del Sur juega ahí el lugar del ancla polar, desde donde gira todo nuestro tiempo.

Otra forma de belleza trae este momento, otro sentido del cuerpo, otra luz sobre el rostro. Otro camino que no se había recorrido; no hay más historia, son las huellas de la humanidad haciendo algo que tiene lugar.

La belleza es un acto primordial, como la luz, le otorga dignidad a nuestras carencias, participa de nuestras tristezas y júbilos; y nos acompaña siempre en la realización de sus formas, sus lenguajes y su materialidad. Junto a ella, el camino que lleva a la travesía, se vuelve a su manera, primordial, digno y perentorio.

Y paradojalmente, tampoco hay camino, y sólo se abre en el paso que se lleva dando en el acto del pasaje. ¿Se puede aquí hablar de belleza de la extensión, el paisaje, el territorio, el lugar? O la belleza da forma al camino en busca de su propia luz cuyo origen desconoce.

Semana 8 Miércoles 6 de octubre

Primera parte

Jaime Reyes G.

Registro en audio

Hay un lugar en América

(del libro de Germán Arciniégas Biografía del Caribe[32])

Voy a contarles una historia que no muchos en América conocen y que muchos otros quisieran desconocer. Es la historia de una isla que nos toca ahora muy de cerca, porque sus hijos e hijas hoy quisieran venir a vivir con nosotros, y nosotros no estamos dándoles la hospitalidad que se merecen.

Hay un lugar en América que va a convertirse en la punta de lanza, a golpes de sangre y pases de magia negra, para la liberación de un grupo humano en todo el mundo. Una pequeña isla del Caribe va a ser el primer golpe de una lucha que perdura hasta nuestros días: Haití.

Ésta era el centro álgido de las pretensiones colonialistas de Francia. El comercio es fabuloso, incomparable con la Jamaica inglesa o la Cuba española. Aquí llegan 1.500 barcos al año, muchos más que a Nantes, Marsella y Burdeos juntos. En esta última ciudad hay 16 fábricas refinadoras de azúcar isleña y otro centenar de destilerías que exportan brandy. Hay 24.000 marinos empleados exclusivamente para el comercio con la isla. Todo el chocolate de Francia es cacao de Haití y qué decir del café o del algodón. Y todo esto lo trabajan los negros desde la punta del látigo. Lo mismo es invertir en telares, en barcos, en fábricas, en negros.

En Haití reboza la prosperidad, incluso hay mulatos, cuyos padres aún son esclavos, que gozan de riqueza y que viven a la europea. Llegan los teatros, las óperas, las orquestas desde París, las ciudades como Santo Domingo o Puerto Príncipe crecen límpidas entre el lodo y los campos. Relatar aquí las crueldades, la tortura, el infinito abuso, los espantosos crímenes cometidos en contra de los negros, no tiene mayor sentido. Creo que todos sabemos que son cuestiones inenarrables y que superan a la más sádica de las imaginaciones.

Ciudades hay de 20.000 habitantes de los cuales 10.000 son negros esclavos que jamás siquiera han soñado una revuelta a pesar de la independencia norteamericana, la revolución francesa, la ilustración y todo el cuento de los europeos libres ellos y nadie más. Sin embargo todo se complica cuando los colonos más ricos deciden que merecen representación en los Estados Generales en París. Exigen 24 puestos considerando el total de la población colonial (que para estos efectos sí considera a los negros). En París responden que entonces ellos contabilizarán a las mulas y a los caballos en cada distrito. Pretender participar en los Estados Generales significa abrir el debate en torno a la situación de los esclavos. De hecho ya existen en Francia sociedades y círculos en pro de la liberación de los esclavos. Están inspirados en ideas inglesas que proponen la abolición de la esclavitud. Los ingleses han descubierto que fue una bendición perder las colonias en Norteamérica porque en la India se produce todo mucho más barato, descubren que es mejor tener trabajadores libres a un penique diario que esclavos caros en América y que el florecimiento de Haití viene a perjudicar los intereses del imperio puesto que ahora la idea es traer el azúcar desde el oriente y no ya desde el caribe. Así nace la Abolitionist Society, que tan humanitarios panfletos y proclamas reparte por el mundo.

De pronto los mulatos consiguen llegar a la Asamblea General en París; el odio entre estos y los blancos de la isla finalmente se desata y Oge, uno de los representantes mulatos en la Asamblea se levanta en armas y se viste de revolución para su campaña en Haití. Es derrotado y su cabeza es expuesta en el camino que va a su pueblo natal después de haber sido muerto mediante horribles y públicas torturas.

Tal vez haya sido esta una llave o posiblemente existieron otros muchos signos anteriores, pero el hecho sólido y lábil es que en la profundidad verde de los montes y en el entorno húmedo de los campos ha comenzado una canción extraña que ningún blanco entiende ni sospecha. Una canción antigua y nueva que sí escuchan atentos el cochero que maneja los carruajes, el mozo que tiende los manteles, los trabajadores que cuidan los campos. Incluso la oyen los que son nada de nada: esclavos de un negro. Escuchan y ríen mientras los grupos de sombras se esparcen fugaces e imperceptibles por toda la comarca con la canción del vodú; “¡mejor morir que vivir esclavos!” es lo que dice la voz. Durante una noche casi casual marchan decididos hacia el altar mágico y los pocos y desprevenidos blancos que les han visto venir pensaron que tal vez habían unos casamientos. Pero los agitados tambores llaman a juicio y a venganza. En el altar de piedras y fogatas se baila con frenesí, se sacrifican animales y se pinta todo con su sangre. Hay emoción y tensión “¡mejor morir que vivir esclavos!”. Es la noche del gran vodú, la noche inolvidable del 14 de Agosto de 1791. Cuando despunta el alba, desde Cap. Francois hasta los montes sólo se ven hogueras creciendo furiosas y apenas se oyen ya los gritos de horror blancos y mulatos decayendo en la devastación. La marea o lava negra avanza incontenible a punta de machete entre el campo y la ciudad atravesando blancos con crueldad aprendida y violencia nacida. Durante tres semanas el humo y la sangre igualan la noche con el día.

Hay represalia; los amos han de cobrarse. Los negros han convertido 280 haciendas en pura ceniza, han quemado millones de dólares en siembras y han matado a 200 blancos. Ahora todo el camino a Cap. Francois tiene a 10.000 negros colgando de sus árboles. Dos meses ha durado este comienzo.

La continuación viene por parte de un cochero de 40 años. Su padre era cacique en África, fue cazado por los blancos y traído hasta Haití. En francés se llama Toussaint.

Segunda parte

Carlos Covarrubias

Carta 8, hoja 1.
Carta 8, hoja 2.
Carta 8, hoja 3.
Carta 8, hoja 4.

Tercera parte: San Francisco mediador

Isabel Margarita Reyes N.

Esta semana nos toca celebrarnos en la persona de San Francisco de Asís, patrono de nuestra Escuela. El patrono es aquél que intercede por nosotros ante lo más alto, el Creador.

Esta es una visión religiosa que se funda en lo que hacemos aquellos que habitamos este mundo. Pero es, también, una visión poética pues, en San Francisco, se reúnen el santo y el poeta a través de su Cántico de las creaturas:

Altísimo, omnipotente, buen Señor,
tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.

A ti solo, Altísimo, corresponden,
y ningún hombre es digno de hacer de ti mención.

Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas,
especialmente el señor hermano sol,
el cual es día, y por el cual nos alumbras.

Y él es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.

Loado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las has formado luminosas y preciosas y bellas.

Loado seas, mi Señor, por el hermano viento,
y por el aire y el nublado y el sereno y todo tiempo,
por el cual a tus criaturas das sustento.

Loado seas, mi Señor, por la hermana agua,
la cual es muy útil y humilde y preciosa y casta.

Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual alumbras la noche,
y él es bello y alegre y robusto y fuerte.

Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la madre tierra,
la cual nos sustenta y gobierna,
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba.

Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor,
y soportan enfermedad y tribulación.

Bienaventurados aquellos que las soporten en paz,
porque por ti, Altísimo, coronados serán.

Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.

¡Ay de aquellos que mueran en pecado mortal!:
bienaventurados aquellos a quienes encuentre en tu santísima voluntad,
porque la muerte segunda no les hará mal.

Load y bendecid a mi Señor,
y dadle gracias y servidle con gran humildad.

Poema escrito originalmente en italiano -el primero- en una época en que éste era un idioma sólo hablado y no escrito pues la lengua culta era el latín.

¿Qué hacemos los que habitamos este mundo?

Nos ubicamos y nos orientamos. Cuando se supo que la tierra era redonda se la regló, trazando sobre la esfera una trama de paralelos y meridianos que, hasta hoy, nos sirven para ubicarnos a través de la referencia de cualquier punto sobre la tierra, a la latitud y a la longitud. También, nos orientamos con el sol que, para todos, nace al Oriente y se pone al Poniente. El sol transcurre así para nosotros. Es lo que percibimos. Pero, en realidad, es la tierra la que gira y se traslada. Gira en torno a un eje, inclinado con respecto a su trayectoria, que va de polo a polo.

Los navegantes, que se guían por el cielo, repararon en que había estrellas que se movían menos que otras: en el hemisferio Norte, la Estrella Polar, que los orientaba. Cuando se descubrió América, que así se llama por Américo Vespucio, éste, cual navegante, buscaba orientarse por algo fijo en el cielo. Así, encontró la Cruz del Sur.

porque anoté
                cuatro estrellas

                        enfiguradas
como una almendra

que tenían poco
                    movimiento

                 Amereida p. 34

Después de la muerte de San Francisco, aún en plena Edad Media, la basílica de Asís fue pintada con frescos que relataban su vida. Uno de ellos es éste:

Francisco recibiendo los estigmas.

Reparemos en que de las manos, pies y costado de Cristo salen rayos que llegan directamente a las manos, pies y costado de San Francisco. Rayos rectos de una proyección directa. Así mismo, en este plano de Amereida, la proyección recta de la Cruz del Sur sobre el continente americano:

Son éstas proyecciones que, desde el cielo, bajan a la tierra cual un símbolo, en San Francisco, y un signo, en América, de intermediación.

qué signo todo el espacio en cruz ese amplio balizaje de la tierra organizado en favor de qué vista desde lo alto qué semáforo la tierra en favor de una vista más alta aún que toda vista aérea qué signos

                  Amereida p. 74

Tal es el signo. San Francisco cual mediador nuestro entre la Palabra y la palabra poética, entre ésta y el oficio... palabra que nos lleva desde aquí, desde esta precisa ubicación en que nos encontramos al continente americano, que es aquí y allá, a la Cruz del Sur, allá,

Cuarta parte: Canto y Creación

Manuel F. Sanfuentes Vio

Hondius, Jodocus, H Picart, and Jean Boisseau. America Noviter Delineata. [Paris: Jean Boisseau, ?, 1640]
Map. https://www.loc.gov/item/87690704/.
Library of Congress, Geography and Map Division.

Lunes 4 de octubre, el mundo entero, más allá de la cristiandad, celebra el día de San Francisco; el santo de los animales, el guardián de la naturaleza, el hermano bueno que le canta a la Creación.

San Francisco surge en la Escuela pocos años después de Amereida, tal vez al inicio de la Ciudad Abierta, presentado como el poeta de lo creado; su voz espiritual reposa también en una palabra poética que peregrina hacia lo más alto de la naturaleza humana, que sería su Creador. Y en tanto creaturas, oficios y oficiantes, la Escuela tomó al santo como su patrono, su protector.

Creación y palabra van de la mano; «en el principio era el verbo», nos dice Juan. También en el principio estaba el canto y la memoria. Tanto Ignacio de Loyola, San Francisco y Godofredo Iommi, despreciaron en su momento cualquier escritura –al modo de Jesús, preferían trazar sobre la arena un lenguaje intraducible–; sin embargo, los caminos altos doblegaron sus vanidades, como dice el Eclesiastés, y en su tiempo Miguel Eyquem con sus alas libres y ligeras, y escribieron, cada uno a su modo, las reglas de un espíritu poético en el que nos abandonamos con ellos.

La Travesía, por su parte, es el abandono del interior para tomar partido por lo abierto en América. Montañas, pampas, glaciares, sierras y desiertos habitan en nosotros como sus gentes cultivadas en lo más transparente del vasto aire americano donde pasa el espíritu y la palabra en un mismo respiro. La unidad en América es otra forma de la reunión y el encuentro; tampoco es el silencio, sino una manera de hacerla propia sin tenerla. No somos americanos en el sentido de hijos de América, sino en relación a una condición impropia que tiene que ver inevitablemente con el lugar pero no con la propiedad y pertenencia.

Las Travesías de Amereida van ahí donde hay lugar, para levantar el canto que hermana nuestra condición americana, y elevarlo hacia lo más alto. Y donde hay lugar hay siempre un origen, porque se abre un camino, se atraviesa un umbral que va a dar a la fuente, donde principia la palabra dándole curso a la creación del mundo.

Semana 9 Miércoles 13 de octubre

Primera parte

Jaime Reyes G.

Registro en audio

Toussaint Loverture

Toussaint creció callado pero resuelto, es el mejor jinete de la región, fue bautizado y aprendió a leer. Sabe que los negros deben ser libres, pero es católico y no gusta de incendios ni de masacres. La hacienda de su amo fue respetada porque él ordenó paz a sus negros, pero cuando la ola de venganza blanca arrasa con saña en todos lados por igual se esfuma de su frente para siempre toda neutralidad. Ayuda a que la familia de su amo huya a Estados Unidos y se incorpora a los rebeldes. Al poco tiempo es jefe indiscutido; sabe hablar bien gracias a la lectura, cura enfermos gracias a las hierbas, sabe combatir gracias a la paciencia de los años en silencio.

Los mulatos y los blancos se unen, superando anteriores diferencias, ante la amenaza de Toussaint, que ahora comanda un ejército de 10.000 decididos a seguirlo hasta la muerte. Este ejército pelea contra la burguesía adinerada que pretendía poder en detrimento del Rey y por eso los negros enarbolan la bandera de la monarquía; para ir contra sus opresores directos. Sin embrago en Francia la revolución le baja la cabeza a Luis XVI. Nadie puede creerlo, nunca se vio atrevimiento semejante: ¡decapitar a un Rey! Toussaint necesita un rey; se pasa a Santo Domingo y allí se declara súbdito de Carlos V. Los españoles, que están en guerra con Francia, reciben a los negros reconociéndoles todos los títulos de generales y brigadieres además de declarar libre a cualquier esclavo que pise territorio español. Toussaint se eleva y su nombre reluce a la vista y al oído y se esparce así de rápido y de poderoso. Cabalga más que ninguno, se presenta siempre en el frente del peligro. En cada lugar se le unen cientos encantados por sus arengas y por sus victorias. Ahora tiene un nombre de batalla: Toussaint L’Overture. Hace una campaña relámpago y vence con un ejército disciplinado que no comete excesos. Los blancos acaban huyendo a Estados Unidos e implorando asilo a los ingleses de Jamaica. Si los negros son ahora súbditos de España, pues ahora los mulatos lo serán de Inglaterra, que cuando de dinero y de tierras se trata, pierde todo pudor libertario. El imperio británico comienza a mandar tropas al caribe justificándose vergonzosamente por cargar ahora contra sus recientemente defendidos los mulatos. Mientras tanto, en Francia, la revolución progresa y en un clima de emoción política la Convención de ciudadanos declara la abolición de la esclavitud en una jornada que el mundo recordará siempre. La consecuencia directa es que Toussaint puede ahora pelear bajo los estandartes de la República francesa y que España pierde a su mejor aliado en el caribe. El negro prodigio va luchar contra Inglaterra, contra España, contra los blancos y siempre resultará vencedor. Haití es una isla de negros y muchas veces a Toussaint le basta una carta para acabar con una batalla antes de haberla comenzado y con tres mil hombres que se pasan de su lado.

Decíamos que la Convención de ciudadanos de Francia está aboliendo la esclavitud y que este acontecimiento provoca que Toussaint luche ahora bajo los colores de la bandera de la república francesa abandonando el alero de Carlos IV de España. El negro tiene tacto y olfato diplomáticos; consigue que los comisionados franceses enviados desde Europa por el gobierno sean elegidos representantes de la isla y los devuelve hacia la Asamblea en París quedando él solo para gobernar, solo para derrotar a los ingleses que se hacen con plazas y poblados en varios puntos de la isla mientras ofrecen ayuda, condonación de deudas, restituciones y otras regalías a los colonos blancos que presten obediencia a Gran Bretaña. Lo propio hace el gobernador de Santo Domingo para obtener nuevos súbditos para Carlos IV. Pero entre Toussaint y la fiebre amarilla, Inglaterra va a sufrir una derrota que no tiene parecido en toda su historia militar y naval hasta la primera guerra mundial. Una derrota que va a ocultarse por más de cien años por historiadores y gobernantes; 80.000 ingleses mueren sólo en 1796 en la campaña de Haití. Finalmente el general Mitland ha de firmar la capitulación no sin antes formar a su ejército con uniformes de desfile para que un cochero negro le pase revista. Luego cenan con servicios de plata y se celebra el tratado; enseguida los ingleses le tientan al negro para que se erija como Rey del lugar bajo protección británica. Toussaint rehusa con firmeza pero sin violencia.

En Francia se levanta la reacción; hay discursos y proclamas que dan al negro como un rebelde usurpador, casi un bandido que ha robado haciendas, tierras, dinero y que celebra tratados por cuenta propia irrespetando a la autoridad central. Envían al general Hédoville, uno de los más distinguidos y hábiles de toda la república, con el mandato de usar primero la maña y la diplomacia y luego la fuerza para doblegar al negro. Pero Toussaint es más hábil aún; busca pretextos y excusas para no reunirse con el general, se escabulle y espera. Hédoville finalmente se equivoca, no conoce las costumbres del país y reemplaza a uno de los generales negros por uno francés. Se levanta el alboroto y el tumulto; Toussaint ataca y al francés no le queda otra que huir con lo puesto de regreso a Francia.

Luego viene la guerra contra los mulatos. Antes de huir, Hedouville ha dejado plenos poderes a Rigaud, un general mulato adversario de Toussaint. La guerra es implacable y extremadamente violenta, pero finalmente los negros vencen. Es entonces el turno de los españoles, que mantienen un mercado de esclavos en Santo Domingo y que se niegan a cerrarlo ante las exigencias de Toussaint. Esta vez la victoria es fácil porque España no mantiene un gran contingente en la ciudad. Toussaint gobierna ahora toda la isla. Comienza la reconstrucción después de 10 años de guerras que han sembrado muchas cenizas y brazos de devastación entre las victorias y liberaciones. Se incluye el trabajo de un grupo que ha de redactar una constitución; sólo los blancos saben leer y son hombres ilustrados. Toussaint los invita y llegan desde todo el caribe gustosos de participar en la justa. Florece la libertad y el libre pensamiento bajo los estandartes del negro que se pasea por ciudades y campos con su guardia de 1.500 jinetes.

Segunda parte

Carlos Covarrubias

Carta 9, hoja 1.

Miércoles 13 de octubre - hoja 1 - segundo semestre 2021

Noveno Taller de Amereida

~Para palpar el presente de lo leve~página 95 amereida volumen primero

¿Cuántas veces el gratuito juego poético
podrá sobreponerse al ánimo
de una traesía "sin objeto"?
Creemos que tal "sin objeto"
desvela realmente el continente,
su inalcanzable norte
el que todos llevamos dentro,
continente y norte
nota 23 amereida volumen II 1986

La travesía consigue su cielo como los ojos
página 45 amereida volumen primero

Creo que "estamos con una piedra en una mano
y con un puñado de arena en la otra mano"
palabras de Manuel Sanfuentes 28 septiembre 2021

"Atentos a la obra"
como nos indicó Jaime Reyes

¿Estamos en una tierra en que el obrar es leve?
página 95 amereida volumen primero

La amereida fue de hecho, pensada y emprendida
teniendo constantemente en la memoria dos palabras
de Hölderlin: "Poéticamente habita el hombre
esta tierra"
y
amereida la invención de un mar pagian 56

Carta 9, hoja 2.

Miércoles 13 octubre - hoja 2 - 2021

Recojo todo esto pensando en "la andada"
llevando en un pie el presente
y
en el otro lo leve.
En una mano la piedra del oficio y en la otra
las arenas de la poesía......
En un ojo el cielo y en el otro la tierra
y así podríamos seguir: en un oído....... y en otro.......

Si nos dirigimos hacia el norte convencional
tendremos a nuestra izquierda el mar Pacífico,
y la aventura y a nuestra derecha, el mar interior
y la luz. Así también mirando al norte
tendremos el origen y al sur, también llamado
nuestro propio norte, tendremos el ancla.
Creo que un signo cierto de la andada es
el equilibrio, la justa repartición de la carga:
en un barco, babor y estribor han de ser
equivalentes..... En una mula, las alforjas
han de llevar el mismo peso.......

La andada ha de andar bien estibada:
con su cuota de acción, de obra, de oficio
y su cuota de palabra, de tiempo, de poesía
En el profundo entendido que poesía es aquello
que
tiene lugar
tuvo lugar y
tendrá lugar
página 62 amereida la invención de un mar amereida|François Fédier

Carta 9, hoja 3.

13 octubre - hoja 3 - 2021

Y, en el entendido que el oficio pone en obra
la posibilidad <una vez más>
que el mundo juegue otra vez su antigua fábula, y
que los vientos acudan para volver a jugar como
no lo habían hecho hace tiempo......
página 73 amereida la invención de un mar Michel Deguy visión de amereida

Quizá nos "sirva" para aquello que queramos
emprender ~ahora~ algunas afirmaciones
de quienes hicieron la primera travesía

  1. "los que fuimos a la amereida quizás formábamos un "nosotros".....

  2. La travesía tenía este carácter precario siempre

  3. ¿Cómo desde lo mínimo puede salir un máximo,
    un óptimo? Esa era la esperanza.....

  4. Esta puesta en marcha de la travesía no fue nada
    heroico, era simplemente ponerse en ruta.....

  5. El carácter épico de amereida no parece
    tan evidente al..........

  6. La aparición posterior del libro en 1967, no podía
    ser de otra manera ya que se trataba de la
    amereida-eneida......


En fin, estas son las primeras frases de extractos
de una conversación con Michel Deguy, París, marzo 2015

¿Qué podría entonces tener la andada
de singular, algo que la distinguiera.....?
Podría ser aquella manera de percibir con claridad
tanto el regalo que es el tiempo presente como
el regalo que es la levedad, cuando de la obra se trata....

Carta 9, hoja 4.

13 de octubre - hoja 4 - 2021

Este andar por las encrucijadas poéticas de
amereida sólo tiene como fin volver
a "celebrar las bodas del lugar y de la fórmula"
volver a "casar a la tierra con el nombre"
volver a "la poesía como acto y al oficio como obra"
volver a intentar, (aunque cueste) "volver a no saber",
volver a preguntarse por ese "incesante
volver a no saber"... Ese no saber que abre
e invita.... Que festeja que celebra
y que juega.... Reconociendo al desconocido
como a un real hermano ~un don real~
página 178 amereida la invención de un mar
 

Fiesta ineludible
don
más que guerra
pagina 86 amereida volumen primero

Sin duda amereida es una invitación abierta
es por esto que en lo escrito nos dice
el camino no es el camino
una suerte de enigma que nos abre a lo más propiode nuestra condición humana al origen y al destino
hechos uno..... ¿Nacer y morir? ¿Un solo misterio?
Recojo lo que nos dice Isabel Margarita Reyes
"Estamos llamados a construir aquello que, en el espacio,
tiene forma. Forma que da cabida al acontecer.
Ese acontecer al que damos el nombre de un acto."
taller de amereida 9

Un saludo
a
todos

Tercera parte: Traslado y traslape

Isabel Margarita Reyes N.

Nosotros, los que aprendemos un oficio, habitamos un mundo en movimiento: tal es el acontecer. Lo que acontece se da en el tiempo, tiempo que transcurre. Pero, a la vez, en el espacio que es aquello que permanece. Habitamos, así en ciudades o pueblos, aún en el campo, en casas, habitaciones, en interiores. Rodeados de objetos. Ellos templan lo que transcurre. De cierta manera, lo detienen. Pero, permanecen bañados o inscritos en los fenómenos de la naturaleza. Fenómenos visibles, como la luz, perceptibles como el sonido, el calor, el viento, los olores, la gravedad... Vivimos, así, rodeados de construcciones y de aire. Nuestro entorno es, a la vez, espacio y tiempo. Espacio fijo y tiempo que transcurre. Queremos atrapar en la observación tales aconteceres.

El canto brillando en el blanco de luz. Pero, el perfil es apenas perceptible pues carece de sombra. Hay un distingo entre perfil y canto.
Las hojas son repetibles. No importa su ubicación. Puedo dibujar ésta aquí o allá. Porque se trata de lo mismo. No, así, el tronco que dibuja su desarrollo en la lineatura de su corteza.
Pero, en una palmera lo igual que se repite se distingue en la luz: contra el cielo el negro, sólo líneas negras. Abajo, ya iluminado con espesor de la superficie verde o las irregularidades de las hojas quebradas al centro.
Llay Llay. En la última luz del crepúsculo la negrura de los árboles deja ver luminosidades que se adelantan.
Troncos negros a contraluz.

La naturaleza es sin término tanto al fondo, allá, como en frontalidad, acá. Sin cierre. El parque es sin cierre de lo natural cual extensión. Sí, cada árbol solo.

Así, nuestra condición humana nos pide de fijar. Atrapar lo que transcurre, aquello que se nos escapa para, simplemente, estar. Cuando salíamos de travesía nos trasladábamos a otros lugares para, allí, marcar el lugar con la obra. Entonces, retornábamos. Al fijar el lugar le ponemos nombres. Los nombres fijan. Para siempre una palmera será una palmera. Contenida en su nombre. ¿Es esto un traslape?

¿dónde se nos dio a nombres
                             el hallazgo americano  ?
 

¿qué cuenca los alumbra  ?
                               por avidez
                                       en sangres
                                                los intentos
 
   transparente
               un mar
                       tiene llamado

                         Amereida p. 133

Estamos llamados a construir aquello que, en el espacio, tiene forma. Forma que da cabida al acontecer. Ese acontecer al que damos el nombre de un acto.

Cuarta parte: Lugar y palabra

Manuel F. Sanfuentes Vio

Error al crear miniatura: Archivo más grande que 25 MP
Amerique Meridionale, du Sauzet, Henri; Sanson, N.. Chez Henri du Sauzet. Amsterdam 1734. David Rumsey Historical Map Collection: https://www.davidrumsey.com/luna/servlet/s/l9vlwv

El camino de la travesía está trazado primeramente por la palabra, por una voz que traslapa la Eneida y América en un solo nombre, único: Amereida. Desde 1964 esta palabra rondaba ya los actos que la escuela realizaba fuera de sus dependencias; ya sea en la calle, en la plaza o en la playa, Amereida indicaba un camino que va a tener lugar un año después con la realización de la Travesía. Aquí bien se entiende a partir de estos hechos, que la palabra anticipa, con su nombre, aquello que va a tener lugar. Sin embargo, si ella no alcanza su cumplimiento, quedará en la memoria del lenguaje pero sin lugar. Las más de las veces, nuestras palabras construyen la memoria pero no conducen a una realización; las palabras parecen así estar más cerca de una intimidad que se guarda a sí misma para cultivarse en el refugio de nosotros mismos.

Pese a todo, Amereida tiene lugar en nosotros como nombre, pero también como camino que va a encontrarse con esa intimidad que no es de uno sino del continente entero. Esto es muy significativo, por cuanto ella llama a cada uno pero en su realidad americana; así, la problemática de la identidad tiende a tocar una totalidad amplia y también particular. Por tanto, nuestra posición en la poética de Amereida nos toca en tanto actores del presente con nuestras cualidades, y por otro lado testigos del tiempo y realidad americana que ha tenido lugar aquí; la historia particular de cada cual está así ligada al devenir de América en tanto lugar que permite nuestra existencia.

Cuando Amereida acaba con «el camino no es el camino», quizás quiere señalar que nuestro andar no es necesariamente el andar pertinente que cierra el curso. Nuestras pequeñas historias son el testimonio de diversos caminos que no se cierran en el recorrido, ni tampoco resuelven la aventura, sino que abren una posibilidad de lugar para una palabra que llama a ir y recorrer lo que esa palabra anuncia. En efecto, toda palabra anuncia, señala, indica algo que en cada cual se desenvuelve y surge de modos distintos; ahí no hay camino, no hay un cómo.

Si hemos pensado inicialmente para este año una travesía «irrealizable», no es para ocultar propósitos ni plantear imposibles, sino más bien para abrir el ámbito donde ella puede o no tener lugar. Pese a todo, la imposibilidad no niega el ámbito de la travesía o el modo de andar con ella sin andar. Este horizonte lejano, extraño, ingenuo si se quiere, nos lleva en la palabra donde no hemos ido; sin embargo allí es donde se cultiva el origen de toda travesía: el no saber cómo, ni dónde, pero que va a tener lugar un día.

Nuestras esperanzas no están en el otro mundo, sino aquí donde habitamos bajo el signo de un continente en constante disputa tanto con su origen como con su destino. Situamos allí nuestro presente, en la disputa de las posibilidades con las esperanzas. La palabra y su realización es una cuestión humana y no poética, puesto que se trata de habérselas con aquello que los oficios pueden llevar a cabo. La poesía ha estado y estará siempre en otro lugar, no aquí. Poe eso es que ella llama al lugar donde no hemos ido, y tal vez nunca iremos. Pero esa voz sitúa al mismo tiempo a las realizaciones en la realidad de sus actos, que lejos de tocar a la poesía, la oyen como testimonio de lo que puede tener lugar.

Pensar ahora una «andada», viene a cuajar esas esperanzas con la posibilidad del encuentro, donde tenga lugar nuestra realidad en miras de advertir cuánto del continente toca nuestro obrar. A partir de Amereida, nuestro obrar y salir, no pueden ser indiferentes a la cuestión americana. América está ya dibujada en nuestra memoria, y cualquier realización que llevemos adelante toca nuestro ser americano en tanto condición humana (lugar) y poética (palabra).

... «faltan palabras para la forma de nombrar la andada», falta todo. Pero estamos advertidos ya de estas carencia, por lo tanto, todas nuestras acciones irán, sino a compensar la falta, a hacer presente que para llegar a la palabra hay que tomar ese camino, que pese ha haber sido recorrido, no arroja luces aún sobre el horizonte que nos plantea; nos deja así, en una situación abierta que debe ser acogida en sus carencias para poder llegar a tener una palabra que nos señale las luces ocultas de la aventura.

Semana 10 Miércoles 20 de octubre

Primera parte

Jaime Reyes G.

Registro en audio

Una América nueva

Habíamos dejado Haití como la isla donde florece la libertad y el libre pensamiento bajo los estandartes del negro Toussaint que se pasea por ciudades y campos con su guardia de 1.500 jinetes.

Hasta que aparece Napoleón. No es detalle menor mencionar a Josefina, porque es protagonista junto al emperador y genio militar de una buena parte de la historia del mundo occidental. Ella enviuda, a los 16 años, con dos hijos. Hasta ese momento sólo ha conocido el sol abrazador y perfecto del caribe. Ha nacido, crecido y se ha criado en las Antillas, mimada por esclavas negras, bebiendo leche al pie de las vacas con carne de coco y yuca. Napoleón no quiere a los negros, no son más dignos que un animal, como un bueno y fiel perro. Que vivan bien y sin que se cometan demasiadas atrocidades en su contra es una cosa, pero de ahí a que manden es asunto diferente. Al general Dumas, padre del autor del inmortal “Los tres Mosqueteros”, lo releva de su comando por el sólo hecho de ser hijo de una negra de Haití. Envía comisionados a la isla con órdenes de inscribir proclamas y de no hacer la guerra contra los españoles que ahora no están en guerra contra él.

Toussaint no inscribe las proclamas, hace la guerra venciendo a los españoles para dominar toda la isla y encima devuelve a los comisionados con una copia de su nueva y flamante constitución. El emperador monta en cólera. Se organiza la más grande campaña militar que Napoleón haya emprendido jamás. Las tropas llegan desde Egipto, Italia, Alemania, además sus aliados España Y Holanda aportan su contingente. 10.000 hombres al mando del general Leclerc, cuñado de Napoleón zarpan hacia el caribe. Mientras tanto los hijos de Toussaint, que habían sido enviados a Francia para su educación, son retenidos en los palacios imperiales al cuidado de Josefina. Ellos son la carta que Francia prepara contra el más grande héroe que el mar caribe haya conocido.

Al mando de la campaña que ha de vencer a Toussaint para establecer el señorío de Francia sobre Haití viene el general Leclerc, que además de ser un notable militar europeo está casado con Paulina Bonaparte, la hermana del emperador, quien navega junto a su marido hacia el caribe soñando con un reino americano. Viene con ellos también Jerónimo, el hermano menor de Napoleón, quien además ha enviado a los hijos de Toussaint como señal de buena voluntad y signo de amistad. Los manuscritos, de puño y letra del emperador, que traía Leclerc con instrucciones secretas aún se conservan en el Archivo de París. Primero; hacer al negro las más amables promesas y confirmar las jerarquías militares y políticas de todos los haitianos. Segundo; perseguir a muerte a todos los rebeldes que no se acojan a estos términos. Tercero; embarcar a Francia a Toussaint, a Dessalines y a todo el estado mayor. Sin embargo el antiguo esclavo que era lacayo sabe como tratar a los europeos. Mientras recibe cartas desde Francia alabándolo y celebrando su constitución, compra armas por todas las vecindades y se prepara para una siguiente guerra que ve aproximarse sin remedio. Llega la expedición gigantesca; Leclerc desembarca en múltiples puntos de la isla y en todas partes se encuentra con que los gobernadores respectivos tratan a sus delegados con extremas atenciones pero se excusan de aceptar términos ningunos hasta no recibir instrucciones de Toussaint. Piden algunos días de espera siempre adulando como sólo sabe hacerlo quien ha sido esclavo o siervo. Leclerc ordena a sus adelantados actuar sin dilaciones pero cuando éstos - y él mismo - entran por la fuerza en las ciudades sólo encuentran cenizas y humos con todos los habitantes repartidos por el monte.

Leclerc es un profesional y se precipita la guerra estrechando el cerco sobre Toussaint. Los rebeldes se defienden heroicamente en la selva hasta que se encuentran seriamente rodeados. Entonces fingen un ataque concentrado sobre un punto, los franceses corren a defenderlo y los negros huyen en brillante retirada por donde ha quedado más débil. Las jornadas se extienden, los meses se acumulan y las tropas de Napoleón comienzan a comprender que esta no es una guerra europea, que de nada sirven las modernas armas ni impresionan los reluciente uniformes, ni resultan las estrategias estudiadas para campos de batalla suavizados por la campiña y apenas interrumpidos por la mansedumbre de algunos ríos. El monte y la fiebre amarilla son enemigos desconocidos y atroces. Leclerc pide con urgencia más tropas mientras logra establecer contacto epistolar con Toussaint. Le envía una carta en la que el propio Napoleón ofrece sus más sinceros respetos y unas excelentes y productivas amistades. El negro responde mandándolo al diablo a él y a todo su ejército portador de tan buenas intenciones. Leclerc opta entonces por la única estrategia que mejor saben usar los imperios para sostenerse a cualquier costo: la traición. Comienza a negociar por separado con los generales de Toussaint prometiéndoles increíbles condiciones para establecer la ansiada paz, la que traiga finalmente una prosperidad para todos los hermanos e hijos de la gloria de Francia. Los generales se van entregando hasta que Toussaint no manda ya sobre su estado mayor; debe acabar la guerra. Ese es un día recordado en el caribe. El pueblo sale a vitorearlo por las calles, las campanas redoblan sus saludos, los soldados fieros lloran. Se organizan banquetes y desfiles para agasajar al negro que va a entrevistarse con Leclerc para establecer la paz.

La única condición que Toussaint determina es su propio retiro de la vida pública; desea volver al campo con su mujer y sus hijos. Los años de guerras cabalgando incansablemente han hecho sus trabajos demoledores sobre el cuerpo del libertador. Leclerc acepta encantado; eso le da tiempo de tender su última trampa.

Se organizan unas conferencias casi enteramente civiles para parlamentar sobre diversos asuntos concernientes a los destinos del pueblo de Haití. Lo invitan cariñosamente como a un padre sabio para que opine y aporte lo que sabe y Toussaint no puede negarse. El general Brunet va a buscarlo a su casa con una comitiva, se vienen juntos hasta llegar a la casa de la conferencia y entran conversando cordialmente a un salón vacío. Brunet se excusa por un instante saliendo a una oficina contigua. Por todas las puertas entran los soldados, lo arrestan y lo envían encadenado a Francia. Napoleón ha preparado el castillo más seguro de Europa como prisión, donde Toussaint va morir en menos de un año debido a las atenciones de sus carceleros.

Atrapado por traición muere un hombre que venció a España, a Francia, a Inglaterra y a Napoleón. 60.000 hombres murieron por el lado francés, 150.000 por los isleños. Un hombre único en la historia de los hombres; historia que cuenta con sólo cuatro rebeliones notables de esclavos. Tres de ellas surgieron contra el imperio romano, incluyendo la del famoso Espartaco, y sucedieron condensadas en 70 años, entre el 140 y el 70 antes de nuestra era. Las tres fueron sangrientamente aplastadas y en breve tiempo. La de los negros de Toussaint es la única que no sólo tuvo éxito en liberar a los esclavos, sino que además significó la vergüenza de las más poderosas naciones e imperios de la época, significó un ejemplo nítido y rotundo para los sueños de la independencia, una señal de libertad para otros hombres como De Miranda o Bolívar. Toussaint demostró que esos grandes imperios y sus ejércitos no eran invencibles y que la naturaleza ayuda a los naturales sobre todo en América. Demostró que la esclavitud es una institución completamente inhumana y que todos los hombres merecen la libertad.

Pero por sobre todas las cosas creó e inventó la posibilidad de pensar una nación, un pueblo, gentes que miren en lo propio para constituirse en un presente; la posibilidad de establecer un rumbo propio y original liberado de las huellas hondas y sangrientas que marcan los imperios sobre el resto del mundo. Toussaint L’Overture fue el primero en presentar una América nueva, latina y sola, virgen y disponible. El origen de esta posibilidad sí nació en el caribe; en una isla que, como todas, es siempre reflejo de su mar, y desde allí es que se regó por el resto del continente.

Segunda parte

Carlos Covarrubias

Carta 10, hoja 1.
Carta 10, hoja 2.
Carta 10, hoja 3.

Tercera parte: Acto y Signo

Isabel Margarita Reyes N.

En los actos poéticos, también los oficios se hacen presentes, en el mismo instante del acto, al construir signos que dejan marcado el lugar. Signos leves que no pretenden asentarse para permanecer. Pues, la palabra dicha se sostiene sólo en su decirse, a viva voz. Palabra y signo anticipan, anuncian aquello que ha de venir a abrir el lugar.

¿ el viaje ?
acaso hay que venir a celebrar en el lugar mismo ver marcar
inscribir las cosas sólo permanecen cerca de nosotros cuando
hemos dado el primer paso el de ir a ellas entonces el rap-
to del poema que devuelve la gloria a europa por ejemplo es
diferente de una ensoñación en la radio de río gallegos yo
había evocado ese rapto por el poeta de un espacio de un silen-
cio de un lugar de una mesura de un cielo que él consigue me-
ter en redoma como el genio de los cuentos persas y que la recita-
ción conveniente ha de liberar otra vez en cualquier otro lugar

                   Amereida p. 80.

Nosotros hemos heredado esta levedad de los actos en las obras. Ellas se han levantado en las Travesías, como también en la Ciudad Abierta, desde sus carencias. Cuando se edificaron las primeras hospederías ellas fueron erigidas sin planos de construcción trazándolas en tres dimensiones en verdadera magnitud en el lugar mismo. Más tarde las torres de la Plaza fueron levantadas a partir de unos "arabescos" cual líneas, que sin la orientación que exige la gravedad, se trazan siguiendo sus propios giros. En Granada, la Alhambra:


Sala de los Reyes. Galería en una sucesión de claridades distintas alternándose. Tramas sobre las paredes. Trama de la cúpula de estalactitas que, por ser tridimensional, pasa de la recta de la trama a la curva de las bóvedas y bovedillas.
Sala de los Embajadores. Los motivos de la ventana se repiten en los arcos y en la decoración.
Patio de los Arrayanes. Los arabescos contenidos dentro de un enmarcamiento -así, también, el agua y los arbustos-. Todo esto cuida lo liso.

Los arabescos, en nosotros, son signos que anticipan la obra que ha de venir. También en las Travesías se han erigido obras que, cual signos, quedan libradas a su consecución o desaparición. Porque...

porque así como el trabajo encubre
la mano que se arriesga
                               la seña
la verdadera seña miente como el día
para salvar de otros usos
la noche regalada

                   Amereida p. 5.

Debemos, entonces distinguir entre aquellas obras que abren de aquellas que fundan. Pues la fundación requiere de afianzarse en su establecimiento. Pero, no así, la abertura.

Cuarta parte: Arabescos americanos

Manuel F. Sanfuentes Vio

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America, Arrowsmith, Aaron Jr.. London, Published Jany. 4.1825 by A. & S. Arrowsmith, No.10 Soho Square. David Rumsey Historical Map Collection: https://www.davidrumsey.com/luna/servlet/s/c7ii0x

En términos de la poesía, la palabra no tiene lugar; pese a la mención de ciudades, cualidades geográficas, ámbitos, continentes, etc., la realidad del lugar acontece en sus formas, también en su lenguaje, pero no en la poesía. Se puede decir que es ella la que no tiene lugar, que la poesía no acontece, y que no es más que al fin, su propia palabra.

La insistencia de las formas, como el arabesco que nos enseña Isabel, acontece como un follaje que solo se percibe junto al silencio, se le puede ver por que se calla ante él. El follaje en la arquitectura es el espacio del diseño, y el diseño en sí, es una forma de arabesco. Espacios donde el arte se pliega y se repliega como cumpliendo una función, la de sobre escribir el sueño de una razón sobre otra.

Sin razones, la poesía sería la travesía de la palabra para iluminar las sombras que producen las formas del follaje. No hay razón, hay luz sobre los cuerpos dibujados del arabesco que refresca las fachadas, bóvedas y bovedillas de una arquitectura insistida en sus minucias hasta el misticismo.

Lo que puede establecer la razón es un acto de observación, que da forma al arabesco, al follaje; a lo construido y a lo natural. Entre estas dos formas de lo creado, la poesía encuentra una lengua, su palabra que calla sobre las formas pronunciando el catálogo de las cosas que hay y de las que no. Fuera del límite de la razón, la poesía rompe el silencio sin lugar de lo que aún no hemos observado.

El mar Caribe como lugar de origen para América y Amereida da inicio y abre, no a través de la poesía sino con las nuevas formas de navegación, la aventura de un continente que es nuestro en tanto modernidad del siglo XV; sin embargo, el espacio del nosotros americano tiene lugar desde sus primeras formas primitivas y ancestrales hasta las últimas expresiones descolonizadoras. Ya no se puede hablar más de los "quinientos años", estas son formas monárquicas de las cifras, o una manera de encerrar la historia a partir de un acontecimiento. En estos términos, el poeta más colonial de los nuestros escribió la epopeya de Arauco; La Araucana de Alonso de Ercilla abre la historia de Chile mucho antes de su independencia, bajo las formas de una memoria, que va incluso más atrás de la idea de América; Ercilla también llega hasta los griegos para dibujar las formas de su arabesco –el follaje somos nosotros: «imperio del paisaje» en palabras de Amereida.

Si es que allí hay un origen, hay también un destino que se desprende de la forma de ese origen, de su modo de tener lugar. El destino también es un arabesco silencioso y obedece a las formas que lo dieron a luz. Y también sabemos que el origen de América tampoco está ahí, en un lugar, más bien se desplaza hacia adelante y hacia atrás sin hallar lugar para su emergencia, sino en el equívoco de su conquista. Así, nos conquista la historia para sus propósitos, porque nosotros los perdimos en la poesía que no tiene lugar, o está en todos –La Araucana vio la luz en la ciudad de Madrid en 1574.

Pero tienen lugar las formas, incluso la palabra, el follaje natural y nuestro propio cuerpo; la forma de la andada que va junto a la travesía, el camino que se toma o no, es de suyo un arabesco donde luz y sombras son equivalentes en un instante en cada día; cobra forma, se dice, toma cuerpo, se dibuja solo... tiene lugar. Es otra forma de nombrar la andada.

Semana 11 Miércoles 27 de octubre

Primera parte

Jaime Reyes G.

Sobre "Biografía del Caribe", de Germán Arciniégas.

Registro en audio

Para construir un mundo, desde los mares partimos

Ahora es el momento de volver y volvernos sobre nosotros mismos para precisamente ver otra vez a todo mar y especialmente a éste que nos ocupa; el Caribe.

Hablamos antes de piratas y bucaneros, de Carlos V, de Toussaint, algo de los poetas y de la poesía caribeña y de otras cifras como del comercio de esclavos. De todo esto hemos hablado recogiendo, por ejemplo, de la historia, de la geografía y sin embargo nada de lo puesto en oídos es una clase ni de historia ni de geografía ni de nada. La materia poética no dicta clases, está en todas partes porque la poesía es la posibilidad preciosa de que los oficios posean y se conformen así con una propia materia. La poesía en su ser nada más que dar curso a las cosas, permite que exista lo propio de cada oficio. Por eso puedo ir hablando por la historia, la geografía, la literatura; trayendo hasta acá algún indicio siempre recuperado, vuelto a ver, que deslumbre con una nueva referencia no siempre tan directa ni explícita. Es Amereida la que se rodea de todos estos asuntos para cantar con una clara y firme realidad, la belleza al continente.

El siglo XVI fue tiempo de hazañas extraordinarias que exceden los cálculos posibles y que suponen un modo, una forma en el ser del hombre que las realizaba. La conquista es la manera de esos hombres que se aventuraron a América; siempre violenta, derramando sangre, derrochando maldiciones y cobrando bendiciones con la exaltación de la espada y la devastación del fuego. España mataba indios lo mismo que franceses o ingleses piratas. Inglaterra y Francia se mataban entre sí lo mismo que a los indios o que a los imperialistas españoles.

El Dorado hizo venir a pueblos completos que abandonaban Europa (incluso desde Prusia y Dinamarca) encantados tras la hipnótica riqueza de las palabras y de los cuentos. Hombres bien dispuestos, armados de toda la fantasía que pueda caber en un alma tras el oro más fantasma de toda la historia. En la selva murieron de a miles por flechas, fiebres y desamparos sin haber hallado siquiera una remota pista. Incluso nosotros hemos visto, gracias al cine, a Lope de Aguirre y tantos otros vagando desquiciados a mitad de la nada.

Los reyes de Escocia, de Inglaterra, de Francia, enviaron expediciones tan abastecidas y adecuadas a los establecimientos europeos que eran derechamente colonias plenas de esperanza llegadas a fundarse en lo que allá conocían de oídas como “los Jardines del Darién”. Acaso sea esta una de las selvas más crueles del mundo. Colonias que fueron diezmadas teniendo que regresar sus escasos sobrevivientes vistiendo andrajos, navegando balsas primitivas y hambrientos hasta la miseria.

El siglo XVI hizo esto mismo en el Missisippi, en la Florida, en el Amazonas. Siempre tras otro México, otro El Perú. Durante esta época vinieron pocas mujeres a América y las que llegaron eran violentas como sus compañeros de la tropa. Comparada con el virrey don Diego de Colón, María de Toledo su mujer, era un ser formidable. Panamá tuvo su gobernadora; Pedrarías Dávila. La mujer de Pánfilo de Narvaez defendió con más inteligencia y mejor fuerza su hacienda de Cuba que el propio don Pánfilo. La mujer de Hernando de Soto fue llamada brava cuando se defendió mientras su marido andaba a la conquista de La Florida. A Beatriza de la Cueva la vencieron sólo el terremoto, la inundación y la muerte; que mientras tuvo sólo hombres enfrente, los vio doblegarse débiles ante el menor gesto de su enorme voluntad. Y estas eran las gobernadoras, de la mujer de la pura tropa ni hablar porque no se puede con la altura de los heroísmos.

Sucede que el siglo XVII es de otras maneras. Ya no es la conquista sino la colonia. Ya no se mata a los indios, se los incorpora – como esclavos, por supuesto -. Ahora va suceder una luz extraordinaria que no sucedió en la América del Norte ni en África ni en la India ni en ninguna otra colonia de naciones europeas: va aparecer el mestizo. Es un alma diferente porque es nueva, es otra sangre y no se debe descuidar esta consideración. No es liviano decir conformemos un nuevo mundo reconociéndonos primero. El Caribe es entonces el campo propicio donde además surgen mulatos, zambos y todas las combinaciones. Lo habitan miles de indígenas, los españoles, algunos otros europeos y miles y miles de negros. Estos nuevos habitantes que son resultado de la mezcla no odian a muerte a los conquistadores porque son sus padres, no reniegan de los indígenas porque son sus madres y así queda que no van a resolver sus diferencias esenciales con reyertas ni rebeliones a gran escala.

Es tiempo de reposar, fundar y meditar. El mestizaje es el origen de América, allí está cifrada una buena cuota de nuestro pasado y por lo tanto de nuestro destino. En el mestizaje nace la población de teja de barro, de iglesia con torre blanca, de campanas a la hora de la oración y a la hora de la alerta. El sentido religioso de América no se forma exprimiendo la imaginación en la celda del monasterio sino echándose a andar por amplios caminos, anchos ríos, aires siempre abiertos, en un mundo florestal, virgen, voluptuoso hasta los extremos abisales de la naturaleza.

Hay mujeres de gran vuelo espiritual como la patrona de los oficios; Santa Rosa de Lima. Está sor Juana Inés en México, la de las rimas inolvidables. Podrá decirse que el S.XVI fue de genio, este es de ingenio. Se lee mucho en América. Al año de publicarse el Quijote ya circulan por estos lares 1.500 ejemplares. Don Quijote y Sancho pasan a ser personajes populares: en Lima y en México se hacen mascaradas en las plazas, que todo el mundo comprende, reconoce y aplaude.

La colonia funda su imperio en la montaña, sobre la cima de los Andes, a donde no llegan las tentaciones del mar. El conquistador era castellano de la tierra adentro. Incluso los piratas quieren reposar, tener sus campamentos, sus islas La Tortuga. En vez de hacer como Drake un viaje alrededor del mundo, Morgan lo hace dando vueltas al Caribe y en vez de zarpar desde Plymouth lo hace desde Jamaica. Para conocer el mundo una isla basta y sobra. Para construir un mundo, desde los mares partimos.

Segunda parte

Carlos Covarrubias

Carta 11, hoja 1.
Carta 11, hoja 2.
Carta 11, hoja 3.
Carta 11, hoja 4.

Tercera parte: Adelantarse para retener

Isabel Margarita Reyes N.

Hoy, en este último encuentro en el Taller de Amereida, nos preguntamos finalmente: ¿qué nos quiere decir el poema Amereida?

Indagando en ello es que realizaremos un acto: "la andada". Al cual iremos cual un "pueblo de palomas", como decía Rimbaud. Pero, ¿somos ese pueblo? ¿Aquél que, cual otros en América, quiere tomar "un rumbo propio y original"? ¿O cual un pueblo de estorninos? Que así nos llamó Godofredo Iommi reuniendo a Rimbaud con Lautréamont. ¿Somos ese pueblo?

Pues,

            sobre un borde
comedido
y aún en lo indígena o seguro
                           imitamos

                  Amereida p. 24

Desde los inicios esta Escuela tomó un rumbo propio. Desde la observación, esa que nos pide detenernos a dibujar lo que tenemos delante de los ojos, aquello que se nos presenta tal cual es. En el Proyecto para una Capilla en el Fundo Los Pajaritos, Alberto Cruz reparó en cuánto se adelanta la Iglesia de San Francisco sobre la Alameda en Santiago y que, al adelantarse, ella retiene a los que pasan por ahí. Por ello es que, en ese proyecto, adelanta la entrada sobre el camino. Para retener. No adelanta la capilla, su masa, sino un nicho a la entrada. Pues, se trata del acto de retener. Dice, entonces: "Espacialidad no nacida de las interpenetraciones del ver, del espectáculo, sino del actuar, del venir, del ir por los caminos, del ser retenido, del estar en la luz del orar. Todo el ir, el ir de nuestro vivir, adquiriendo sus matices al ir atravesando diferentes actos." Alberto Cruz.

Iremos en "la andada" para encontrar algún "follaje" en el que seamos retenidos.

Los árboles separan la calle en dos: arriba y abajo. Bajo los árboles el movimiento y el ruido separado de lo que está sobre ellos.

Pero, ¿será este retener cual un imperativo o, más bien, este otro:

Basílica La Merced. Comparece poco a poco demorándose en la penumbra que se va dibujando o levantándose (como una neblina).

En esa demora del ojo adaptándose a la luz se repara en que adelantarse es contrario a retener. ¿Es esto una paradoja? Pues el poema termina con

          el camino no es el camino

Cuarta parte: La nueva hora

Manuel F. Sanfuentes Vio

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World Geo-graphic Atlas, A Composite of Man's Environment. Geography, Geology, Demography, Astronomy, Climatology, Economics. Privately printed for Container Corporation of America, 1953; Chicago, edited and designed by Herbert Bayer.
David Rumsey Historical Map Collection: https://www.davidrumsey.com/luna/servlet/s/838clj

«La palabra poética es una palabra cuyo destino es desaparecer para que aparezca aquello que nombra». Vuelvo a anotar aquí estas palabras de Carlos más arriba. La poesía nombra un acto que aún no ha tenido lugar: La andada. Ocurre que en el tránsito de lo nombrado hacia su acto, surge todo como abertura inminente para dar curso a su realización. Ahí está la promesa del todos, las esperanzas, la libertad; contrariando la norma, el camino sí es el camino. Carlos nos sugiere aun más cuando nos pide mirar al cielo, Isabel nos retiene para adelantarnos... el sendero que lleva a la observación del follaje anticipa un misterio. Lo desconocido, en el acto, se vuelve presente como un arabesco, una paradoja de lo intangible.

Probablemente ese camino entre la palabra y el acto vuelve tangible el sentido de la poesía y los oficios; en la materialización de la idea es donde yace el misterio del hacer y el actuar; como Toussaint L’Overture (Louverture), y la «apertura» de la idea de independencia en América, fines del siglo XVIII. El acto de América, nos dice Jaime, camina por esas rebeliones de vanguardia, y también en sus causales; lo que se abre en aquella derrota es la emergencia de América a través de sus pueblos y el espíritu que los emancipa.

¿Somos ese pueblo? se pregunta Isabel, tal vez interrogando a los valores comunes de reconocimiento, pertenencia y cultura; a la identidad que el lugar propone, las formas que exhibe, sus palabras; todo edifica un ser en su esplendor. No podríamos entonces hablar de Toussaint como un apogeo, sino finalmente como un martirio. ¿Qué es entonces? Se trata de la emancipación, los momentos que liberan la cautividad del presente, que viene de nuestro pasado; en principio el castigo, la emancipación radica en la libertad de acción.

La andada nace de la libertad de palabra que atraviesa diferentes actos para llegar a ella. Si tomamos el francés l'ouverture como la apertura, esta última clase del Taller cierra y abra lo que viene; así, el acto deja de yacer en las palabras para tomar lugar afuera; hasta ese momento, como dijimos, todo. Como el resplandor de la Travesía, la andada es el horizonte del oficio y la poesía, no hay nada mas, no hay menos. «Sí, la nueva hora es al menos muy severa... no tengo nada detrás mío más que este horrible arbusto», es el Adios[33] de Rimbaud, el vuelo de los estorninos, el pueblo de palomas, es el alba del próximo minuto.



Notas

  1. Matéria de Poesia, Manoel de Barros (fragmentos):

    Todas as coisas cujos valores podem ser
    disputados no cuspe à distância
    servem para poesia.

    O homem que possui um pente
    e uma árvore serve para a poesia.

    Terreno de 10 por 20, sujo de mato, e os detritos que nele gorjeiam, como, por exemplo, latas, servem para poesia.

    As coisas que levam a nada têm grande importância. Cada coisa ordinária é um elemento de estima; cada coisa sem préstimo tem seu lugar na poesia.

    As coisas que não pretendem, como, por exemplo, pedras que cheiram água, homens que atravessam períodos de árvore, se prestam para poesia. Tudo aquilo que nos leva a coisa nenhuma e que você não pode vender no mercado, como, por exemplo, o coração verde dos pássaros, serve para poesia.

    Os loucos de água e estandarte servem demais para a poesia.

    O traste é ótimo, o pobre-diabo é colosso. As pessoas desimportantes dão para a poesia.

    Qualquer pessoa ou escada, o que é bom para o lixo é bom para a poesia. As coisas jogadas fora têm grande importância. Um homem jogado fora também é objeto de poesia. Aliás, saber qual o período médio que um homem jogado fora pode permanecer na terra sem nascerem em sua boca as raízes da escória também dá poesia!

    Tudo aquilo que a nossa civilização rejeita, pisa e mija em cima, serve para poesia.

  2. Cabe recoger lo advertido por Isabel Margarita Reyes sobre el hecho de que las palabras de los cinco colores, incluso en su traducción al español, no contienen la letra con que se les designa; esta aparente arbitrariedad agrega a cada color un valor vocálico del que carece la palabra que lo nombra. « A noir, E blanc, I rouge, U vert, O bleu : voyelles » / "A negro, E blanco, I rojo, U verde, O azul: vocales".

    A negra, E blanca, I roja, U verde, O azul: vocales,
    algún día yo diré vuestros nacimientos latentes:
    A, negro corsé velludo de moscas resplandecientes
    que zumban alrededor de crueles pestilencias,

    golfos de sombras; E, candor de los vapores y las tiendas,
    lanzas de fieros glaciares, reyes blancos, estremecimientos de umbelas;
    I, púrpuras, sangre escupida, reír de los bellos labios
    en la cólera o las embriagueces penitentes,

    U, ciclos, vibraciones divinas de los mares viridios,
    paz de los pastizales sembrados de animales, paz de las arrugas
    que la alquimia imprime en las grandes frentes estudiosas;

    O, supremo Clarín, lleno de extrañas estridencias,
    Silencios atravesados de Mundos y Ángeles;
    – O, la Omega, rayo violeta de Sus Ojos!

    Voyelles, Arthur Rimbaud 1883; en línea: https://fr.wikipedia.org/wiki/Voyelles_(sonnet)

    A propósito de los colores en el dibujo en la Ciudad Abierta, se notará sin duda la falta del Verde, que optamos por eludir ante lo elevado del precio de tierra de color verde; nos quedamos con los 4 restantes con la esperanza de que los elementos en relación, palabra, dibujo y color, mantuvieran aún un ritmo para el acto.

  3. "El vino, de plátano; y si sale agrio, ¡es nuestro vino!". Nos referimos al ensayo de José Martí "Nuestra América", publicado en 1891. Se puede leer en línea aquí: https://es.wikisource.org/wiki/Nuestra_Am%C3%A9rica
  4. Traducción de Manuel F. Sanfuentes e Igor Fracalossi. Para la composición y puntuación del poema, nos remitimos a la edición Matéria de poesia, Barros, Manoel. Alfaguara, p. 15-19. Rio de Janeiro 2019; originalmente publicado en 1974.
  5. Quebrada esclerófila costera.La Ciudad Abierta alberga diversas quebradas sin curso de agua permanente que desembocan en el acantilado muerto. Todas ellas mantienen uno de los ecosistemas más biodiverso de la zona costera mediterránea. El bosque esclerófilo de Peumos, Boldos, Molles y Litres domina junto a una corte de especies arbustivas y herbáceas. La quebrada principal cruza la parte alta de la Ciudad Abierta. Aloja tres espacios públicos de la ciudad: el Cementerio, la Capilla y el Anfiteatro. Los temporales esporádicos que generan grandes flujos de agua han sido materia de la arquitectura y el diseño y han permitido calcular el caudal máximo de agua y proponer los elementos hidráulicos para conducirlo. El control hidráulico de la quebrada se basa en la consolidación de la superficie, evitando que ésta sea erosionada y se constituya de tal forma que drene el agua interna de las napas. En el fondo de la quebrada se construye un canal de hormigón que recoge el agua de los bordes y del total de las obras de la quebrada. La quebrada posee una alta cobertura, lo que le da un aspecto con un dosel continuo y cerrado; sobre los árboles crecen varias lianas y en el piso algunos helechos del género Adiantum. Como especies arbóreas dominantes están el peumo (Cryptocarya alba), molle (Schinus latifolius), boldo (Peumus boldus) y corcolén (Azara celastrina); entre los arbustos se destacan el mayú (Sophora macrocarpa) y lechón (Adenopeltis serrata). Voquicillo (Diplolepis menziesii) y voqui negro (Cissus striata), son lianas comunes en este bosque. Las trepadoras soldadillo (Tropaeolum tricolor) y huanquí (Dioscorea bryoniifolia) destacan en primavera.(obtenido en http://amereida.cl/Extensión#Quebrada_escler.C3.B3fila_costera
  6. Recuperado de https://web.archive.org/web/20180413043240/https://www.todoslosautores.com/oscar-wilde/cuentos/el-gigante-egoista
  7. Principio de Arquímedes: Un cuerpo total o parcialmente sumergido en un fluido en reposo, recibe un empuje de abajo hacia arriba igual al peso del volumen del fluido que desplaza. Esta fuerza recibe el nombre de empuje hidrostático o de Arquímedes, y se mide en newtons
  8. Sagan, Carl., Druyan, Ann(1993). Sombras De Antepasados Olvidados: Las Respuestas De La Ciencia a Quiénes Somos, De Dónde Venimos Y Cuál Puede Ser Nuestro Destino, Planeta.
  9. Mancuso, S. (2019). El increíble viaje de las plantas. Planeta.
  10. Mancuso, S., & López, D. P. (2017). El futuro es vegetal. Galaxia Gutenberg.
  11. Por eso está bien rendir honores, ritos y gracias a aquellas personas que nos iniciaron, que inventaron tantas cosas de las que hoy nosotros usufructuamos. Pero nunca debemos convertir esos agradecimientos y reconocimientos en un culto a las personalidades, pues así nuestros fundadores se convierten en caudillos elevados a dimensiones casi religiosas o sagradas; y sus escritos y palabras se convierten en dogmas incuestionables. Es el totalitarismo. Es imprescindible el debate de las tradiciones, las dudas sobre el conocimiento, y las preguntas que cuestionen las bases fundamentales de nuestras creencias.
  12. Reyes, J. (2010). Carta de Alemania. Valparaíso: Taller de Investigaciones Graficas e[ad].
  13. Hölderlin, F., Gabaudan, H. C., & Coello, A. L. (1990). Correspondencia Completa. Madrid: Hiperión.
  14. Hölderlin, F. (1995). Hölderlin, Poesía Completa (edición bilingüe). Barcelona: Ediciones 29.
  15. Octavio Paz, El Arco y la Lira, pág. 88.
  16. Toda la remisión de Amereida a Hölderlin, en una suerte de clave, se lee al final del "volumen primero", particularmente en las páginas 181 a 184 del poema.
  17. Mancuso, S., & López, D. P. (2017). El futuro es vegetal. Galaxia Gutenberg.
  18. Hölderlin, F. (1995). Hölderlin, Poesía Completa (edición bilingüe). Barcelona: Ediciones 29.
  19. (Sacks, O. (2020). Todo en su sitio: Primeros amores y últimos escritos)
  20. Ibid
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  23. (Wood, Peter (1996) La Aventura del Mar. El Mar de las Antillas. Barcelona. ediciones Folio)
  24. Carta a Luis de Santángel, Cristóbal Colón, Barcelona 1493.
  25. Walcott, D. (1997). El Reino del Caimito. Madrid: Norma editorial.
  26. Baudelaire, C. (1998). Pequeños poemas en prosa / paraísos artificiales. Madrid: Cátedra.
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  33. «Adiós», Una temporada en el infierno​, Arthur Rimbaud. Bruselas 1873.