T1 Poética MCyT 2015 CM

De Casiopea




TítuloT1 Poética MCyT 2015 CM
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Alumno(s)carolina mosconi

Eros y territorialidad.

‘El Pacífico es un mar erótico’, decía Godofredo Iommi (1984) repasando la lectura de la Phalène de la abertura de los terrenos de Ciudad Abierta. Y aunque no precisa la noción de Eros -de hecho convoca a pensarla colectivamente- sí deja evocada una idea que vincula destino con deseo, según mi lectura. Esta interpretación ha sido fundamental en mi recorrido por los temas propios de nuestra América, planteados en nuestro espacio académico.

Iommi nombra al Pacífico como un ‘mar del Eros’ aludiendo a los momentos de apertura de los terrenos de la Ciudad Abierta, como antes mencionaba, en la necesidad de construir un lugar, en tanto origen, destino y sentido. Se mira el Pacífico en los intentos de otorgarle mundialidad a América, esto responde a un deseo.

Digamos que según los deseos se erige el Eros, y será este quien, entonces, trace los destinos. El Eros es máquina de acción. Entonces, el Eros no es uno, sino más bien hay tantos Eros como individuos -si lo pensamos a escala sujeto- y tantos Eros como momentos o épocas. Eros tampoco es una cosa -ni un ente- sino más bien una pulsión, una fuerza, es energía y dirección.

En otros ensayos respecto de los momentos previos a la llegada del hombre europeo a América, yo he pensado primero lo oculto o lo maravilloso como formas del Eros, luego el mismo Atlántico. Para Colón el Atlántico fue un océano erótico y el Eros en él y los hombres que continuaron con su misión de conquista se fue reformulando y desplazando tanto como sus búsquedas. El Eros como motor, en estos casos, configura territorialidad y al ser, esencialmente, origen y sentido; deja marcada una huella como eje, que en el caso americano será el cordón umbilical que condiciona y habilita este nuevo continente; donde origen será por momentos destino, en constante viceversa.

Territorialidad asume un vínculo íntimo del sujeto con una parte e identifica, en esa misma dinámica, una parte otra. Esta otra parte no siempre pertenece al mapa de los deseos, no siempre es objeto de Eros. Cambiando de escala, interesa pensar las partes unas y otras en la ciudad e identificar qué puentes -ejes- vinculan los distintos Eros. Así queda identificada una posible problemática.

Interesa identificar, Primero. Las partes de la ciudad -lo uno y lo otro- de esta forma podemos decir que la ciudad posee derecho y revés: ‘posee la forma del desierto al que se opone’ (Italo Calvino, 1972), pues entonces, esta forma dependerá de la parte desde donde se la mire. En este caso, estos ejes ‘eróticos’, como atravesamientos, son la posibilidad de configurar, desconfigurar y reconfigurar una y otra vez esas partes otras. Segundo. Los posibles puentes -ejes- propios de las pulsiones eróticas podrían ser propios de un ciudad practicada o también de la ciudad concebida, es decir, ¿la planificación urbana podría construir ejes ‘eróticos’ como vínculos entre las partes, especialmente aquellas partes otras -periféricas- que quedaran aisladas y así vulnerables?.

Rápidamente puedo plantear casos de estudio: la construcción de excusas -de Eros- en los centros de las favelas pensados por Jáuregui en Río, Brasil; o los grandes Eros erigidos en la periferia de Medellín, como seductores del habitante de las otras partes de ciudad.

Sin embargo, para poder superar estas instancias, pretendo no olvidar a Deleuze y Guattari en ‘Antiedipo’, donde plantean que el deseo no es un objeto sino, más bien, un conjunto. Deleuze plantea una pregunta fundamental ‘¿cual es la naturaleza de las relaciones entre los elementos para que haya deseo, para que se vuelvan deseables?’, respecto a esto cita a Proust quien va a decir ‘no deseo una mujer, deseo a su vez un paisaje que está envuelto en esa mujer’.