San Francisco 2019

De Casiopea



TítuloActo de San Francisco 2019
Palabras ClaveSan Francisco, acto, elementos, criaturas
AutorEscuela de Arquitectura y Diseño PUCV
Año2019
Fecha2019/10/05
ModoActo Poético
LugarCampo dunar y vega, parte baja de los terrenos, Ciudad Abierta de Amereida.
Cargando el mapa…

Cielo-de-san-francisco-2019.jpg

Preparativos

Los talleres proponen constituir el acto por medio de un recorrido por 5 estaciones ubicadas en la extensión de la vega, marcadas por una torre cada una. Cada torre celebra y trae a presencia a una "hermana criatura" cantada por San Francisco en su cántico.

Inicio

Gráfica: Katherine Exss, Michele Wilkomirsky, Herbert Spencer

San-francisco-2019-grafica-01.jpg San-francisco-2019-grafica-02.jpg

Cántico de las criaturas

San Francisco de Asís

Leído por Carlos Covarrubias para dar inicio al acto del día de San Francisco; Ciudad Abierta, sábado 5 de octubre 2019.


Altísimo, omnipotente, buen Señor, tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición. A ti solo, Altísimo, corresponden y ningún hombre es digno de hacer de ti mención.

Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas, especialmente el señor hermano Sol, el cual es día y por el cual nos alumbras. Y él es bello y radiante con gran esplendor: de ti, Altísimo, lleva significación.

Loado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas: en el cielo las has formado luminosas, preciosas y bellas

Loado seas, mi Señor, por el hermano viento, y por el aire, y el nublado, y el sereno, y todo tiempo, por el cual a tus criaturas das sustento.

Loado seas, mi Señor, por la hermana agua, la cual es muy útil, y humilde, y preciosa, y casta.

Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego, por el cual alumbras la noche: y él es bello, y alegre, y robusto, y fuerte.

Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la madre tierra, la cual nos sustenta y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.

Loado seas, mi Señor, porqué aquellos que perdonan por tu amor y soportan enfermedad y tribulación. Bienaventurados aquellos que las sufren en paz, pues por ti, Altísimo, coronados serán.

Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal, de la cual ningún hombre viviente puede escapar. ¡Ay de aquellos que mueran en pecado mortal! Bienaventurados aquellos a quienes encontrará en tu santísima voluntad, pues la muerte segunda no les hará mal.

Load y bendecid a mi Señor y dadle gracias y servidle con gran humildad. </poem>


San-francisco-2019-rosetones-01.jpg San-francisco-2019-rosetones-02.jpg

La hermana Agua

San-francisco-2019-torre-del-agua-01.jpg San-francisco-2019-torre-del-agua-02.jpg San-francisco-2019-torre-del-agua-03.jpg Talleres a cargo: David Jolly, Felipe Igualt


El hermano Sol

San-francisco-2019-torre-del-sol-01.jpg San-francisco-2019-torre-del-sol-02.jpg Talleres a cargo: Rodrigo Saavedra, David Luza, Andrés Garcés

De la verdadera y perfecta alegría

Escrito de las «Florecillas», leído por Manuel Sanfuentes en la estancia «Sol» del día de San Francisco; Ciudad Abierta, sábado 5 de octubre 2019.

1El mismo fray Leonardo refirió allí mismo que cierto día el bienaventurado Francisco, en Santa María, llamó a fray León y le dijo: «Hermano León, escribe». 2El cual respondió: «Heme aquí preparado». 3«Escribe –dijo– cuál es la verdadera alegría. 4Viene un mensajero y dice que todos los maestros de París han ingresado en la Orden. Escribe: No es la verdadera alegría. 5Y que también, todos los prelados ultramontanos, arzobispos y obispos; y que también, el rey de Francia y el rey de Inglaterra. Escribe: No es la verdadera alegría. 6También, que mis frailes se fueron a los infieles y los convirtieron a todos a la fe; también, que tengo tanta gracia de Dios que sanó a los enfermos y hago muchos milagros: Te digo que en todas estas cosas no está la verdadera alegría. 7Pero ¿cuál es la verdadera alegría? 8Vuelvo de Perusa y en una noche profunda llegó acá, y es el tiempo de un invierno de lodos y tan frío, que se forman canelones del agua fría congelada en las extremidades de la túnica, y hieren continuamente las piernas, y mana sangre de tales heridas. 9Y todo envuelto en lodo y frío y hielo, llego a la puerta, y, después de haber golpeado y llamado por largo tiempo, viene el hermano y pregunta: ¿Quién es? Yo respondo: El hermano Francisco. 10Y él dice: Vete; no es hora decente de andar de camino; no entrarás. 11E insistiendo yo de nuevo, me responde: Vete, tú eres un simple y un ignorante; ya no vienes con nosotros; nosotros somos tantos y tales, que no te necesitamos. 12Y yo de nuevo estoy de pie en la puerta y digo: Por amor de Dios recogedme esta noche. 13Y él responde: No lo haré. 14Vete al lugar de los Crucíferos y pide allí. 15Te digo que si hubiere tenido paciencia y no me hubiere alterado, que en esto está la verdadera alegría y la verdadera virtud y la salvación del alma.»

El hermano Viento

San-francisco-2019-torre-del-viento-01.jpg

Tocar el aire

Poema leído por Manuel Sanfuentes en la estancia «Viento» del día de San Francisco; Ciudad Abierta, sábado 5 de octubre 2019.

Se disipa el tiempo,
la eternidad guía mis pasos
hacia el infinito.

Su mano escurre la niebla
con un gesto que saluda.

El aire corre,
las ramas se mecen
contra el cielo.

Sus voces vuelan,
las aves criando
cantan su historia.

Las dunar riegan el paisaje,
la memoria cada día reinicia.

¿Dónde estoy?

De alegrías envuelto,
el hermano hace su trabajo
para ver.

Si no la luz,
los astros que mueren
sobre su mano.

Signo de lo invisible,
panorama donde nada toca.

Pero pasa,
sobre su costado
levanta el paño
de sus heridas.

El silencio
interrumpe su cuerpo;
respira el dios de la mañana,
sus sábanas levanta.

Entre los dedos
la hora se disculpa.

Todo transcurre afuera,
como el sentido
a pasos dando.

En la mirada del animal,
observando,
las caricias del viento,
entre sus labios húmedos.

Un suelo preparando
su destino.

Una página doblegada,
al atardecer, se distrae.

Lava su parecer con la ignorancia,
desnuda del deseo,
sus pies descalza.

Suspende su presencia,
y resuena un eco
entre las estrellas y la noche.

Ante la falta, pone su hambre,
la sed de todos.

El fuego sin privilegios,
el medio día,
el sol,
entre las nube venciendo.

Resplandores sin sombra.

Un caudal de aguas
donde las aves
moran con nosotros.

El porvenir de este momento
exacto e impreciso.

– ruta de la palabra –

Dulce brote primaveral
por naturaleza.

El fruto más bello de la creación
y la imperfecta virtud
de desconocerlo.

Todo reúne
cuanto se ha perdido;
la razón del sufrimiento
soy yo mismo.

Cambio casa
por horizonte.

Mar del náufrago
y el regreso,
para no volver
como cuando ido.

Su rostro sonríe
en la finitud del ocaso.

El fin del día
desaparece como la última vez,
otra vez.

Y en la quietud del término,
nada se movía de su sitio.

Por un instante,
todo pereció rotundamente,
para volver
vívidos inmortales.

Hospitalidad de las bestias.

Brillante manifiesto
del obstáculo.

Totalmente consagrado,
el cántico trova
la altitud de las cosas pocas.

Encuentra a su hermano
como un símbolo.

Clave de la abertura,
pase
y ha lugar,
curso.

Y entonces, al unísono,
mancha y purifica
el universo.

Los árboles
le enseñan el camino.

palpando y viendo
va adelante.

Talleres a cargo: Iván Ivelic, Jorge Ferrada, Miguel Eyquem

La hermana Madre Tierra

San-francisco-2019-torre-de-la-tierra-01.jpg San-francisco-2019-torre-de-la-tierra-02.jpg San-francisco-2019-torre-de-la-tierra-03.jpg San-francisco-2019-torre-de-la-tierra-04.jpg Talleres a cargo: Alfred Thiers, Vanessa Siviero

El hermano Fuego

San-francisco-2019-torre-del-fuego-01.jpg San-francisco-2019-torre-del-fuego-02.jpg

Oración franciscana por la paz

Oración leído por Carlos Covarrubias al fin de la estancia «Fuego» del día de San Francisco, dando paso al momento del ágape; Ciudad Abierta, sábado 5 de octubre 2019.


¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz!
Que allí donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad;
donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza;
donde haya tinieblas, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.

¡Oh, Maestro!, que no busque yo tanto
ser consolado como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.

Porque dando es como se recibe;
olvidando, como se encuentra;
perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a la vida eterna.

Talleres a cargo: Úrsula Exss, Patricio Cáraves, Alejandro Garretón

El Ágape

San-francisco-2019-agape-01.jpg San-francisco-2019-agape-02.jpg Talleres a cargo: Ricardo Lang, Sylvia Arriagada, Marcelo Araya