Phalène del Golpe de Dados

De Casiopea
Vancouver portada web.jpg






TítuloPhalène del Golpe de Dados
Año1969
AutorVarios Autores
Tipo de PublicaciónArtículo en Revista de Divulgación
RevistaAmereida
EdiciónEn colaboración con la Revue de Poésie. Paris
ColecciónPoética
CiudadViña del Mar
Palabras Clavephalène, poética, constel
PDFArchivo:POE 1969 Phalene Golpe Dados.pdf

La “PHALENE” se denomina el juego poético o ronda abierta a la voz y figura de todos, por aquello de Lautreamont “La Poésie doit etre fair par tous et non par un”. Ronda iniciada en Valparaíso en el año 1953, cumplida a través de toda Francia, Irlanda, Inglaterra, en Delfos, Cuma, Istambul, Munich. Y en América, desde Tierra del Fuego hasta Villamontes en Bolivia; desde Santiago de Chile hasta Vancouver en Canadá. Publicamos el relato de la última realizada en Francia el 25 de Junio 1969, por un grupo de poetas, pintores, filósofos y estudiantes.


Phaléne del Golpe de Dados

A las 8h. menos 5 minutos llegan ante la casa de Mallarmé, en el número 89, de la calle de Roma, Deguy y Claude Dupont. Poco después, Bárbara Bassin y Fédier; luego, Patrick Lévy y Alain Monzón; luego, Pérez Román y Jacques, Tronquoy y Juana Prat-Gay.

Son casi las 8h. 10. Nos preguntamos si se comienza. Pérez Román fija el límite a las 8h. 30.

Hacia las 8h. 25 se ve de muy lejos llegar corriendo a Juan Pablo Iommi –corre como en un grabado del siglo pasado–, con todo el cuerpo echado hacia delante, posándose en la punta de un dedo gordo y con la ropa flotante. Corre sin duda como Mallarmé –sólo que rehaciendo el camino inverso.

A las 8h. 29, con mucha calma llega Alain Huraut.

Se hace la ronda, y Fédier lee sucesivamente:

“Las constelaciones se inician en brillar: cómo querría yo que entre la oscuridad que corro sobre el ciego tropel, puntas también de claridad, tal pensamiento de ahora mismo, se fijaran, a pesar de estos ojos sellados, que no las distinguen –para el hecho, para la exactitud, para que dicho sea.”
(Mallarmé: Conflictos Pl. p. 359).

“La maravilla de un alto poema como aquí me parece que, nazcan las condiciones que autoricen su despliegue visible y su interpretación, a ello en primer lugar se prestará e ingenuamente, si necesario es, no a todo reemplaza salvo falta de todo. Imagino que la causa de reunirse, en adelante, en vista de fiestas inscritas en el programa humano, no será el teatro corto o incapaz por sí solo de responder a muy sutiles instintos, ni la música, por lo demás de sobra huidiza para no deludir al gentío; sino consigo fundiendo lo que esos dos aíslan entre lo vago y lo brutal, la Oda, dramatizada o cortada sabiamente; escenas heroicas éstas una oda en varias voces.”
(Mallarmé: Apuntado en el teatro, Pl. 3)

En pocas palabras, en un acto en que el azar está en juego, es siempre el azar quien cumple su propia Idea, afirmándose o negándose. Ante su existencia la negación y afirmación se varan. El contiene el Absurdo –lo implica–, pero en estado latente y lo impide existir: lo cual le permite al Infinito ser.
Le Cornet est la Corne de licorne –d’Unicorne. Pero el acto se cumple”.
(Mallarmé: El Golpe de Dados)

Nos distribuimos en los 5 autos (Jacques terminará por perderse). Partimos en dirección de Ponthierry, punto de encuentro después del puente sobre el Sena.

Fédier y Deguy llegan juntos. Ellos han cruzado el Sena en auto. Fédier se estaciona del otro lado del Sena. Deguy vuelve a partir, re-cruza en auto para ir a tomarse un café del lado de la ciudad (con Bárbara Bassin, Jorge Pérez Román y Juan Pablo Iommi).

Juana Prat-Gay y Fédier dejando el auto cruzan a pie el puente. Llegan en auto Lévy, Monzin y Dupont que van a estacionarlo y se incorporan a Fédier y Juana Prat-Gay. Finalmente llega Tronquoy, con Huraut –del otro lado, pero que cruza el puente y lo recruza. A la corriente la combate el viento que da la impresión de que el río fluye, al revés.

A fuerza de cruzar y recruzar el puente –a pie y en auto–, Deguy lo hace 5 veces, Tronquoy 4 y Fédier 3.

Bien. Hay dos grupos: Deguy, Pérez Román, Bárbara Bassin, Juan Pablo Iommi que han ido a tomar un café, y Tronquoy, Juan Prat-Gay, Fédier Dupont, Patrick Lévy y Monzin que van en su busca.

Finalmente todo el mundo se encuentra al comienzo del puente, a pie, con todos los autos en la otra orilla.

Fédier propone cruzar el puente cada uno, pensando una frase –Tronquoy añade: “Para que, llegados a la otra orilla, estemos todos juntos”.

Lo cual se hace. Del otro lado está el cobertizo del autobús cuyo interior comienza a pintar Pérez Román. Distribución de cuadernillos y de lápices. Cada uno escribe.

Huraut, al borde del Sena, abajo, haya el primer rastro de la Phalène: un fuego apagado, cenizas, pero cuando nos acercamos está aún caliente.

Se juntan todas las hojas. Juana Prat-Gay las hace sacar al azar:

Ca donne
L’arche dérive
Quel orient, le vent, meme, tombé?
Planté comme des épingles pour guérir notre mal au centre
Destinée, et l’autre, non visible
Le flanc usé marque le destin du saut
J’ai cru voir un allemand sur le pont
Eperdu de perdurant passage
Suspendu entre deux Bords
Poumons partout
Quatorze passants (la destinée croisant) a laisée Je
pauvre de rien –autre que l’yse du sonnet d’autre bord
Blanc

Habiendo leído cada uno la frase sacada, posa el papel en la ceniza –donde poco a poco se consume.

Son casi las 11 h. 30. Decidimos ir donde Mallarmé.

Huraut sube al auto de Tronquoy, auto de cabeza para mostrar la ruta. En cierto momento se equivoca (¿?), refranqueamos el Sena, y vamos por caminos imposibles.

Llegamos así, por un camino de barro, a lo largo de un gran depósito de basura, al linde del bosque. Nos detenemos. A unos 100 metros aparece un hombre, titubeante, que comienza a andar hacia los 3 autos (se dejó el de Patrick Lévy junto al puente de Ponthierry).

El hombre agita los brazos. Cae completamente hacia delante en el barro (se le cubren las manos y los ante-brazos). No se sabe si está furioso.

Deguy abre el techo-corredizo de su auto. Como al salir de un cráneo. Bárbara Bassin aparece de pie. El hombre: “¡Bueno días, Majestad!”

Tronquoy desaparece en el bosque donde va a dar la vuelta, y regresar. Deguy hace su maniobra. Durante todo este tiempo el hombre habla, habla (no sé de qué). Monzin y Fédier van a estrecharle la mano. Los autos ejecutan sus maniobras y vuelven a partir en sentido inverso. Por un camino de tierra cruzamos el bosque hasta una ruta, que nos hace recruzar el Sena.

Llegamos a Valvins hacia las 12h 30. Ante la casa.

Retomamos los autos, hasta el cementerio de Samoreau, hasta la tumba de ahí. Fédier saca la copia del “Golpe de dado”, en tantas tintas como personajes, y se sortean las voces: Bárbara Bassin, Huraut, Patrick Lévy, Tronquoy, Juan Pablo Iommi, Jorge Pérez Román, Deguy.

Estamos todos al pie de la tumba, agachados o inclinados, mientras Fédier pasa las páginas posadas sobre la piedra. EL GOLPE DE DADO es leído así; una vez terminada la lectura Jorge Pérez Román coloca las hojas en un ornamento de la tumba.

La phalène susurrada, muy dulce –como para re-tomar contacto con alguien no visto desde hace tiempo.