Pablo Arteche: El instinto de la pregunta en la complejidad de la construcción conocimiento.

De Casiopea







TítuloEl instinto de la pregunta en la complejidad de la construcción conocimiento.
Año2011
AutorPablo Arteche
Tipo de PublicaciónEnsayo, Inédito
CiudadCiudad Abierta
Palabras Claveconocimiento, instinto, complejidad, pregunta, paradoja
Carreras RelacionadasArquitectura, Ciudad y Territorio"Ciudad y Territorio" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property.


La pregunta, la respuesta.

“La noche de mi llegada a Nueva York en letra gruesa y encima de mi fotografía que el magnesio había tornado caricaturesca, el New York Herald publicó:

Finds American skyscrapers much to small, skyscrapers not big enough. Says Le Corbusier at first sight. Thinks they should be huge an a lot farther apart.

Pregunta cardinal formulada a todo viajero en el momento del desembarco: ¿Qué piensa usted de Nueva York?

Fríamente conteste: Los rascacielos son demasiado pequeños.”[1]

Le Corbusier, el maestro de la arquitectura moderna europea de principios del siglo XX, visita la ciudad de Nueva York ante la expectación de cuál será su opinión con respecto a esta gran metrópolis construida en América con sus grandes rascacielos como gran proeza de la arquitectura y la ingeniería, a lo que el responde que no son los suficientemente grandes, respuesta completamente inesperada y polémica; pero completamente intencionada y determinada de antemano. Más allá de la anécdota, el trasfondo al que quisiera referirme es aquel plantea la siguiente dinámica en esta situación, la pregunta y la respuesta.

El hombre se pregunta por aquellos que lo rodea, nace así el hallazgo que conlleva posteriormente la racionalización de lo hallado. Pero una vez concretado el hallazgo y su racionalización se es dueño de aquella experiencia, habiendo adquirido un conocimiento pudiendo compartirlo, discutirlo, expandirlo, profundizarlo e incluso olvidarlo. Luego la experticia a propósito de un conocimiento en particular lleva a su respectivo reconocimiento, donde la pregunta ya no es “sobre” sino “hacia”, si quiero saber acerca de algo entonces cuestiono a quien ya tiene ese conocimiento. La pregunta introspectiva lleva al conocimiento propio, pero es una abertura que no se completa hasta lograr el encuentro con la comunidad, donde la ratificación viene en la forma de la validación de la pregunta hecha, y la formulación de una respuesta o nuevas preguntas a partir de ello, estableciendo un dialogo. Lo que concierne a uno, concierne a la comunidad, estableciendo así la colectividad como una agrupación en la conformación de un conocimiento y su desarrollo en común.

La situación de Le Corbusier en Nueva York contiene en si una encrucijada, la presencia de un maestro experto en la materia de la arquitectura al cual se le cuestiona acerca de una situación específica a la cual debe responder, lo cual hace, casi a flor de labios, pero estableciendo con su respuesta una nueva situación de cuestionamiento implícita con respecto a la situación inicial de la cual se le preguntaba, pero para hacer aparecer sus propios preceptos con respectos a las temáticas cuestionadas. Luego de la “pregunta y respuesta” aparece la complejidad del establecimiento de un dialogo como el discurrir colectivo del conocimiento.

Nueva York en la epoca de la visita de Le Corbusier
Rascacielo cartesiano propuesto por Le Corbusier para París

El dialogo.

“¿De donde hemos sacado esta ciencia, este conocimiento? ¿ No es de las cosas de que acabamos de hablar; es decir, que viendo arboles iguales, piedras iguales y otras muchas cosas de esta naturaleza, nos hemos formado la idea de esta igualdad que no es ni estos árboles ni estas piedras sino que es una cosa enteramente diferente? ¿No te parece diferente? Atiende a esto: las piedras, los árboles, que muchas veces son los mismos, ¿no nos parecen por comparación tan pronto iguales como desiguales?”[2]

La colectividad del conocimiento conlleva la necesidad de instauración de un marco, un contexto, las reglas del juego sobre las cuales se discute, un lenguaje. El establecimiento de un lenguaje sobre y desde el cual se desarrolla el dialogo y la posibilidad de la construcción de una plataforma donde la individualidad pasa a conformarse como un eslabón del proceso colectivo en el establecimiento de un discurso ya no solo individual sino entre muchos. “¿De dónde hemos sacado esta ciencia, este conocimiento?”. El dialogo no es más que la complejización del estado de la pregunta, la posibilidad del encuentro con la colectividad del conocimiento, con otros, pero además de la pregunta sobre el conocimiento mismo, la filosofía de la ciencia.

Una conversación frente al espejo, al modo de un reflejo que muestra una imagen igualada pero girada, inversa, como en la historia del pitufo número 100, donde el reflejo con la caída de un rayo sobre el espejo se vuelve real. La paradoja de lo igual pero diferente, “¿no nos parecen por comparación tan pronto iguales como desiguales?”, otro estado de complejidad, la pregunta sobre la pregunta, donde aparecen necesariamente las contradicciones.

Comic "Pitufo reflejo" o "numero 100"- dibujante belga Peyo

La paradoja.

“Ese es el espíritu de la arquitectura que dice que la arquitectura no existe… eso dice el espíritu. No sabe de estilos o métodos. Está preparado para cualquier cosa.”[3]

Seguimos en el estado de la pregunta, pero al nivel donde ella se cuestiona sobre sí misma, y la respuesta puede llegar a conformarse como una contradicción, por comparación, por negación, etc. Al modo como el antropólogo francés Marc Auge entrega su definición de los “no lugares”, a través de la negación de la previa definición de “lugar”.[4] La incertidumbre requiere de armas para abordar su propia complejidad, así como decíamos el dialogo requiere del lenguaje. De esta manera entramos en el campo del arte[5], el cual es la capacidad de la invención de un camino que lleva desde la experiencia siempre una nueva posibilidad de recrear el campo del conocimiento, “el espíritu” del que habla el arquitecto norteamericano Louis Kahn[6], donde la complejidad y la contradicción pueden llegar a ser una vía como propone Robert Venturi [7] en su mirada al fenómeno arquitectónico postmoderno[8], o como la sentencia con que cierra su texto el poema de Amereida, “el camino no es el camino”.[9]

El instinto.

“Los métodos arquitectónicos se parecen algunas veces a los científicos, y un proceso de investigación como el que la ciencia emplea puede ser también adoptado por la arquitectura. La investigación arquitectónica puede ser cada vez más metódica, pero su esencia nunca puede ser exclusivamente analítica. Siempre habrá más de instinto y de arte en la investigación arquitectónica.”[10]

Diseño experimental de habitacion para el hospital antituberculoso de Paimio, Finlandia - Alvar Aalto.

La pregunta desde la cual nos abrimos paso al hallazgo que luego se conformará en conocimiento, estableciendo la necesidad del encuentro con otros a través dialogo que requiere de un lenguaje, desde el cual se genera un pensamiento colectivo y por ende complejo, lleva inevitablemente a posibles contraposiciones y contradicciones, donde la complejizacion que vuelve sobre sí misma, requiere de la invención del arte para volver a ser abordada como un hecho nuevo de estudio, evitando un “cul-de-sac” [11] en el camino del acceso, creación y co-creacion del conocimiento.

En este decurso, que busca exponer una reflexión con respecto a la complejidad de la construcción conocimiento, quisiera reforzar el valor de la pregunta, y es por eso que inicio haciendo referencia a ella, como el punto de partida esencial de un desarrollo investigativo, pero a la vez como el detonante catalizador del “instinto” del que hace referencia Alvar Aalto[12], como aquel instante inicial,incierto, imprevisible, iluminado en el cual nos hacemos cargo de la construcción del mundo pero a través del su cuestionamiento, de su hallazgo cada vez, con las armas del arte en su expresión más amplia, como la virtud, disposición y habilidad para hacer algo.[13]

Referencias

  1. Cuando las catedrales eran blancas. Le Corbusier. 1936.
  2. Dialogos – Fedón. Platón.
  3. Conversaciones con estudiantes. Louis Kahn.
  4. "Si un lugar puede definirse como lugar de identidad, relacional e historico, un espacio que no puede definirse ni como espacio de identidad, ni como relacional ni como historico, definirá un no lugar". Marc Auge
  5. Arte: 1. amb. Virtud, disposición y habilidad para hacer algo.(RAE)
  6. Louis Kahn, 20 de febrero de 1901-17 de marzo de 1974, arquitecto estadounidense
  7. Robert Venturi, 25 de junio de 1925, arquitecto estadounidense, Premio Pritzker 1991
  8. “Me gusta la complejidad y la contradicción en arquitectura. Pero me desagrada la incoherencia y la arbitrariedad de la arquitectura incompetente y las complicaciones rebuscadas del pintoresquismo o el expresionismo. En su lugar hablo de un arquitectura compleja y contradictoria basada en la riqueza y ambigüedad de la experiencia moderna, incluyendo la experiencia que es intrínseca al arte (…) Doy la bienvenida a los problemas y exploto las incertidumbres. Al aceptar la contradicción y la complejidad, defiendo tanto la vitalidad como la validez.” Complejidad y la contradicción en arquitectura. Robert Venturi. 1972.
  9. Amereida. Pag. 189
  10. La humanización de la arquitectura. Alvar Aalto. 1940.
  11. Cul-de-sac es una expresión de origen catalán también usada en francés y en occitano que, traducida literalmente, signfica culo de bolsa. Sin embargo, el término se emplea para designar a una carretera sin salida, punto muerto o callejón sin salida en general. (Wikipedia)
  12. Alvar Aalto, 3 de febrero de 1898 - 11 de mayo de 1976, arquitecto y diseñador finlandés.
  13. RAE