Fundamento
Convergencia en extensión acoplada
Se entiende convergencia como el acto en el que dos o más elementos se encuentran. Al hablar de extensión se hace referencia a toda prolongación de objeto o cosa. Lo acoplado corresponde a la unión de elementos de manera que se ajustan perfectamente, haciendo que parte de uno entre en otro.
Durante el diálogo, las personas se relacionan entre sí mediante la visión y el tacto. Sin embargo, existe también una complicidad en la que los cuerpos se enfrentan y se adaptan al espacio cuando están en el acto de dialogar, buscando la forma física para coincidir. Se crea un espacio interior (centro o núcleo), los cuerpos se mueven alrededor de éste y buscan acoplarse unos a otros, dejando tras ellos (a sus espaldas) el espacio vacío exterior.
La tensión se entiende como una fuerza o estado de oposición u hostilidad latente entre las personas. Ésta aparece en diversas situaciones de diálogo y condiciona corporalmente la postura que adoptan los cuerpos cuando actúan y se enfrentan. Sin embargo, cuando no hay tensión, el cuerpo se relaja. Es en ese momento cuando existe el encuentro, el espacio interior o núcleo no existe y los cuerpos se juntan en una sola forma. Se extienden uno en el otro y calzan.
Observación y croquis
En el diálogo, los cuerpos se adaptan al lugar que ocupan para reposar. Se busca el contacto visual.
El contacto visual es el factor determinante para la postura que adopta el cuerpo al conversar. Existe un reposo, pero con cierta atención (expectación).
Durante la conversación, se crea entre la distancia de los cuerpos un interior (centro, núcleo) que encapsula la tensión y se mantiene mientras haya contacto físico o visual.
Al sentarse en bancas y hablar, se busca que el contacto visual cree este interior invisible para la conversación.
La tensión en una conversación hace que los cuerpos se acerquen o se alejen. Esto determina que tan grande o pequeño es el interior construido.
Cuando la tensión en la conversación es mayor, mayor es el espacio que encapsula a los cuerpos, casi no hay contacto de los cuerpos.
El cuerpo, al estar sentado en el suelo, busca moldearse y hallar un equilibrio, por esto, se curva y relaja.
El cuerpo se dobla, curva y cambia de postura para dar paso al contacto físico en el diálogo.
El horizonte del contacto visual es dado por quien habla, los que escuchan se adaptan a este horizonte, moldeando su postura.
El cuerpo se acopla al otro. El contacto visual es nulo, pero al tener cercanía con oídos y boca, el diálogo permanece y se adapta a la nueva situación.
El cuerpo de cada interlocutor se acopla al otro, se entrelazan, se unen en una sola forma. Existe un encuentro, una convergencia.
El cuerpo está adaptado al lugar en el que reposa y se extiende en otro cuerpo durante la conversación.
El encuentro de los cuerpos hace que el espacio interior no exista. Da paso a una sola forma común.
Ya no son cuerpos individuales si no que una es parte de la otra. Se acoplan, se enredan, se cruzan.
La unión o conexión sólo es por medio de una extremidad. La tensión en la conversación es poca, al igual que el núcleo.
El encuentro de muchos cuerpos crea una gran masa alrededor del centro. Se turnan para conectarse visualmente. La tensión es nula por la cercanía de los cuerpos. Aparece lo colectivo y en común.
Reflexión