M2: Encargo 12 TDH 2020 - Prolongada Permanencia - Entrega 4 / Nicolás Dragaš

De Casiopea



TítuloM2: Encargo 12 TDH 2020 - Prolongada Permanencia - Entrega 4 / Nicolás Dragaš
AsignaturaTaller de la Diversión del Hábito 2020
Del CursoTaller de la Diversión del Hábito 2020
CarrerasDiseño, Diseño Gráfico"Diseño Gráfico" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property., Diseño Industrial"Diseño Industrial" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property.
12
Alumno(s)Nicolás Dragaš

La ausencia en las Cosas

Relato en el encierro

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Nos asumimos encerrados, buscando seguridad un día de marzo salir afuera se volvió un peligro por causa de un mortal virus, quédate en casa si quieres cuidar a tus familiares y a ti mismo. Van 6 meses y 20 días desde el primer llamado a iniciar la cuarentena y dentro de todo ese tiempo no he salido de mi casa. Los días empiezan quedándose acostado mirando el celu de vez en cuando para no caer en un sueño profundo, haciéndole el quite a encender el computador otra vez, encenderlo y sentarse ahí a las 10 de la mañana para no salir hasta muy tarde en la noche, todo está ahí, la universidad, el trabajo, los amigos, y el ocio. Es muy difícil dejarlo, escucho a otras personas que toman pausas y salen al patio, mis pausas son escuchar música y nuevamente debo caer en el computador, el día ya no empieza al levantarse para ir a algún lugar pero empieza cuando en el botón de encendido de la pc hace ese pequeño puente eléctrico una vez al día y no se apaga hasta la hora de dormir.


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En los casi 2 metros que separan mi cama de mi escritorio tengo mis libros, mis fotos, mis objetos. Están a la vista, están en exhibición, no tanto para quien venga pues ya nadie viene, pero para mí, fotos con gente que ya no está, objetos de épocas pasadas, regalos y en general cosas que acompañan, pero traen a presencia situaciones de hace tiempo atrás son como portales de relatos que al verlos a la hora que sea imagino que alguien podría sentir curiosidad de porque están ahí a la vista donde están y no en otro lugar. Durante estos meses siempre voy rotando entre un pantalón de buzo y unos jeans holgados, las mismas zapatillas y poleras que puedan cumplir la función de pijama por si así lo quiero en, el momento, la ropa siempre queda encima de la cama, las idas al closet pasaron de ser una actividad matutina a una actividad nocturna para despertar con la ropa lista y a mano cada día.


En mi casa somos 3 y siempre esperamos al último en despertar para tomar un desayuno todos juntos, con las clases online hemos perdido ese todos juntos para comer algo durante la clase y luego de eso juntarnos con las tazas ya vacías para dejarlas en el lavaplatos o repetir el café o té. El café de grano es una costumbre que nos dejó un amigo de mi papá, compañero del liceo y de locuras en Villa Alemana, mi papá fue radioaficionado desde los 13 años más o menos, durante su época escolar en el liceo Juan XXIII tenía un grupo de amigos, que a mí me acompañaron toda mi vida como “los amigos del Marcelo”. Solían salir a subir los cerros con equipos de radio a veces llevaban una antena de varios metros desde la casa de mi abuelo hasta Colliguay también carpa e instrumentos de campamento por si se hacía muy tarde acampaban, entre ellos muy memorable, por lo práctico e insólito que fue una vez que se quedaron en la noche muertos de frio cuando uno propone hacer un té usando su calcetín como bolsa, de más está decir que solamente él se atrevió a consumir dicho brebaje. A mí nunca me gustó tomar té de niño, me daba bastante asco la verdad, hasta el día que lo probé sin azúcar, el amargo de las bebidas calientes empezó a atraerme después de eso, con el café instantáneo que era el que teníamos en mi casa me pasaba que me descomponía demasiado, la acidez terminaba regularmente en dolores de cabeza, hasta que un día este amigo de mi papá vino de visita con una cafetera y una bolsa de café de grano, “hoy van a probar el café de grano” dijo.

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Sabía que mi abuelo tenía el hábito de salir a eso de las 5 a tomarse un expreso al centro en el Da Cate, frente a la estación, y al lado del Cíngaro el bar donde iba a tomarse un vaso de whisky luego de salir del trabajo. Mi abuelo, un croata que nació durante el bombardeo de su ciudad, su familia se componía de sus padres y sus hermanos mayores Jordana y Dusan en ese entonces, llegaron a unas cuevas en las afueras del puerto de Split donde ahí nació mi abuelo. Terminó llegando a Chile con cerca de 23 años, luego de haber crecido en Venezuela habiendo pasado únicamente 2 años en su país natal, mecánico de profesión y experto en refrigeración. Mucho de lo que es la cocina de mi casa viene de él, incontables son las veces que llamaba a su hermana que hasta el día de hoy vive en Perú para preguntarle por alguna receta de cocina que luego reproducía a la perfección, vivimos mucho tiempo con él y muchas cosas quedaron, de hecho, cada vez que armamos una pizza nos acordamos de cómo lo hacia él por ser una de sus comidas favoritas para hacer en familia. Alguna vez le regalé un café de grano extranjero sin saber el sabor ni la calidad que tenia, hasta que lo probé yo mismo y nunca más volví al café instantáneo.

El café del desayuno o medio día tiene estas historias asociadas como un superpoder, la historia del descubrimiento y la del recuerdo que evoca de mi abuelo por ser consumidor habitual, lo mismo pasa cada vez que tengo que encender el micrófono cuya procedencia exacta desconozco pero sé que estaba en la casa de mi abuelo por lo menos la carcasa de aluminio que es la parte externa, hace casi un año le conté a mi tío de la necesidad de tener un micrófono para el computador, pese a que en en ese momento no lo usaba como ahora, desarmamos un micrófono que no estaba funcionando bien y lo metimos dentro de esa carcasa antigua que juntaba polvo en el cuarto de abajo de la casa, como el micrófono necesita voltaje para funcionar lo conecto a una mesa de mezclas que usaba mi papá para grabar su voz en cassettes y de ahí finalmente llevar mi voz al computador. Antes de esta pandemia la mesa encendía dos luces para indicar que estaba encendida, ahora con muchas alzas y bajas de voltaje sumado al uso diario de la mesa ambas ampolletas se quemaron, ausentándose ya la presencia con excepción del zumbido eléctrico de la fuente de poder que esta tiene. Cuando terminan las clases suelo dar tiempo para trabajos que me han encargado, caratulas de discos y promociones para los mismos, la banda se llama PKNT o picante se compone de 4 integrantes y por lo general son imágenes una vez a la semana cuando hay algún lanzamiento, eso es si es que la clase termina temprano porque cuando se extiende mucho, paso directo a almorzar.

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El almuerzo en mi casa desde que están servidos los platos puede durar entre 1 hora y 1 y 45 minutos sin contar el tiempo en que se cocina la comida, esto es porque en el invierno mi casa recibe muy poco sol y el primer piso, donde está la mesa del comedor pasa a ser el más frio de todos por lo que rápidamente lo abandonamos luego del comer, pero cuando empieza el calor empezamos a recuperar todos esos ratos en que arrancamos del frio para hacer siempre una sobremesa del tema que se nos ocurra. Luego de eso una hora de descanso en la que organizo el resto del día, muchas veces escuchando música desde la cama, el equipo de música es un pioneer que tiene 21 años, compraron en la zofri, antes de que yo naciera mi papá se transportó hasta allá por trabajo los parlantes son los originales pero además cuento con un par más que eran de mi tía, específicamente de su casa de Rancagua esos parlantes son los que hacen de velador sin embargo están sobrecargados de libros dejando apenas espacio para el celular siendo lo esencial en el despertar, no solo por la alarma sino que por las notificaciones del correo donde guardo los links de las clases.

Tengo muchas cosas que me acompañan ya sean objetos o hábitos, cada dia al verlos, usarlos o hacerlos traen consigo recuerdos, a veces guardan personas ya sea por ser antiguos propietarios de ellos, por ser quienes los regalaron sn ser dueños o porque en algun momento alguien estuvo junto a mi con ellos de por medio, pero en particular para mi los objetos en el contexto en que nos encontramos guardan la ausencia o traen consigo el recuerdo de la falta de algo, para mi el ejemplo más claro que he presenciado en este tiempo es el cargador del celular, cuando lo dejo enchufado en la noche el ruido eléctrico no me deja quedarme dormido, es tanto el silencio afuera que lo que no me deja dormir es el casi imperceptible ruido del circuito del cargador del celular, antes escuchaba pasar el metro desde cualquier parte de mi casa y ahora debe ser tan poca la gente que lo ocupa que viaja mucho más liviano, ya no es el sonido fuerte de antes al pasar sobre los bajo-niveles y ya no soy capaz de escucharlo en todo el día, porque hay menos gente afuera, en las noches me trajo a presencia el recuerdo de las carreras que hacen en la avenida o el ruido de locomoción constante que otra vez no esta más en lo que llamamos prolongada permanencia.