Lo oculto en el intersticio - Camila González Ossa
Título | Lo oculto en el intersticio - Camila González Ossa |
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Asignatura | Taller de Personas y Territorios |
Del Curso | Taller de personas y territorios 2022 |
Carreras | Diseño |
Nº | 3 |
Alumno(s) | Camila González Ossa |
Lo Oculto en el Intersticio
Deriva C° Merced
Se realiza una deriva por el Cerro Merced, la cual inicia a las 10:15am desde la Galería Worm, se sube la pendiente por calle Linares, recorrido en que las curvas toman gran protagonismo por esconder la continuación del cerro, lo que provoca sorpresa en cada aparecer de este "seguir avanzando". La ruta continúa por calle Pajonal donde se comienza a percibir a un otro, no por las personas que transitaban en el lugar específicamente, sino por la ornamentación socio-cultural que se apropiaba del lugar, en este caso, instrumentos públicos coloreados en afinidad al equipo de futbol porteño: Santiago Wanderers.
Se continúa por esta calle hasta llegar al Parque Merced a las 10:40am, lugar donde se hace una pausa para reflexionar sobre los cerros y quebradas de Valparaíso, se habla del lugar en sí y se nombra a Mary Graham, investigadora inglesa que relata sensiblemente qué ocurría en 1820 en estas quebradas. a las 10:54am entramos al Fundo Pajonal en busca de tierra para hacer arcilla, avanzamos sobre caminos de tierra, rodeados de Eucaliptus, Aromos y Palmas Chilenas, alrededor de 20 minutos hasta encontrar tierra útil, esta debía ser tierra roja y amasable al tacto.
Finalmente volvimos al Parque fuera del Fundo, se entregan las indicaciones para trabajar adecuadamente la tierra recolectada e iniciamos el recorrido de vuelta, el cual no fue el mismo realizado anteriormente, puesto que bajamos por la primera escalera que encontramos a mano izquierda del camino (no se logró encontrar el nombre de esta escalera, pero fue parte de la reconstrucción de obras públicas del Cerro Merced tras el incendio de Valparaíso en el año 2014) la cual nos llevó a un arenal(?) del que salimos en medio de una curva por calle Alessandri, al continuar el recorrido, siempre hacia abajo, nos topamos con otra escalera que nos llevaba al pasaje Anticlea del cual salimos al medio de otra curva en calle Pocuro y ahí continuamos en bajado hasta llegar al Plan de Valparaíso donde nos dispersamos, finalizando allí la deriva.
Registro de Observaciones
Recorrido
Fundo Pajonal
María Graham
Como se mencionó anteriormente, María Graham fue una viajera y escritora inglesa que en 1822 vino a Chile y recorrió, entre otros lugares, los cerros de Valparaíso. Relatando e ilustrando la esencial del sector en cuanto a espacio, personas y costumbres. Se toman como referencia algunos fragmentos del Diario de su residencia en Chile (1822):
9 de Mayo de 1822.- Tomo posesión de mi casita de Valparaíso y siento un indescriptible placer al encontrarme sola y en medio de un gran silencio.
Teniendo que ir y volver dos veces de mi casa á la de la señora Campbell, he visto todo lo que hay que verle por fuera á la ciudad de Valparaíso. Es un lugar que se extiende a lo largo, construido al pie de áridos cerros que dominan el mar y se avanzan tanto hacia él en algunas partes que apenas dejan trecho para una angosta callejuela, y se abren en otras hasta permitir dos plazas regulares, una de las cuales sirve de mercado, y tiene a un costado la casa del gobernador, que se halla espaldeada por una pequeña fortaleza que corona una colina. La otra plaza se ve honrada por la iglesia matriz, que como aquí no hay obispado, hace las veces de catedral.
De estas plazas arrancan varias quebradas, llenas de casas, que albergan a la mayor parte de la población, la cual se me ha dicho que llega a 15.000 almas, Un poco más lejos se halla el arsenal, que contiene algunos elementos para la construcción de botes y la reparación de buques, y que ofrece una pobrísima apariencia, y más lejos todavía, el fuerte, que termina el puerto por ese lado. (Graham. M, 1822, p. 156)
Viernes 31 de Mayo.- Hoy me he dado un paseo, que proyectaba desde varios días, por una obscura porción del Almendral llamada la Rinconada, supongo que a causa de encontrarse en un ángulo que forman dos cerros. Mi objeto al ir allí era ver la manufactura de alfarería que suponía que existiera en ese punto, porque me habían dicho que ahí era donde se fabricaban las ollas para la cocina y los cántaros para acarrear agua, las lámparas y los braseros de greda.
Pasada la calle derecha del Almendral, un poco más allá del estero que la separa de mi cerro, entré en una callejuela por el medio de la cual corre un estero que baja de los cerros de detrás de la Rinconada y que después de ser subdividido é internado en diversos jardines y chacras llega muy mermado a su cauce de los arenales del Almendral, donde se pierde.
Siguiendo por esa dirección, encontré la Rinconada, que está á alguna distancia de unas murallas ruinosas que se extienden desde el pie de los cerros hasta el mar y que en otro tiempo estuvieron destinadas á la defensa del puerto por ese lado: ahora no sirven para nada. En vano miré á mi alrededor tratando de descubrir alguna construcción bastante grande que sirviera de fábrica ó bien que contuviera los hornos necesarios para cocer loza; con todo, pasé por delante de varias chozas en cuyas puertas había en venta fuentes y cántaros, por lo que deduje que serían las viviendas de los trabajadores de clase inferior. Sin embargo, adelantándome un poco más lejos, me convencí que no había esperanzas de encontrar ninguna manufactura regular, nada de división del trabajo ni de maquinaria, ni siquiera la rueda del alfarero; nada, en fin, de los auxilios de la industria que me parecían casi indispensables para un trabajo tan artificial como la preparación de la loza de barro.
A la puerta de uno de los ranchos más pobres, hecho únicamente de ramas y cubierto con totora, y que tenía un cuero a guisa de puerta, estaba sentada una familia de loceros. Trabajaban sentados en unos cueros de carnero, extendidos bajo la sombra de una pequeña enramada verde. Delante tenían una masa de arcilla recién compuesta, y cada cual, según sus años y su capacidad, iba haciendo cántaros, platos y fuentes. Solo las mujeres hacen estos trabajos pequeños, y según me parece, ningún hombre consentiría en hacerlos; ellos hacen las grandes tinajas de Melipilla para el vino, etc.
Como el medio más corto para aprender algo es mezclarse desde luego con las personas cuyo oficio deseamos aprender, me senté en uno de los cueros y comencé a trabajar con empeño, imitando como podía á una muchacha que estaba haciendo una fuentecita sencilla.
La vieja que parecía hacer de directora me contempló con gravedad, y en seguida tomó mi trabajo y me enseñó a hacerlo de nuevo y a trabajar con esmero en darle forma. Lo que es esto, seguramente, no me habría costado gran cosa; pero el secreto que yo necesitaba conocer era el arte de pulir la greda, porque el brillo que tiene no se lo dan por ninguno de los procedimientos para vidriar que yo he visto; así, pues, esperé con paciencia y trabajé en mi fuente hasta que estuvo concluida.
Entonces la vieja metió la mano en un saco de cuero que llevaba delante y sacó una conchuela pulida, con la cual le formó de nuevo los bordes y en seguida comenzó a rasparlo, primero suavemente y con más fuerza a medida que la arcilla iba endureciéndose, humedeciendo de vez en cuando la concha de agua, hasta que se produjo un pulido perfecto; después se puso a secar el tiesto a la sombra.
A veces se cuece la loza así preparada en grandes hornos construidos para el objeto; pero la mayor parte de las veces sirven para este fin los hoyos que quedan en los cerros donde se ha excavado la arcilla, ó más bien donde se la ha escarbado a mano.
La leña que se usa principalmente para estos sencillos hornos es la espinela, arbusto distinto del espino, que es la leña común del país, y cuyas flores son sumamente aromáticas. La espinela tiene más bien la apariencia de una coronilla espinosa, y se dice que de las maderas del país es la que da el fuego más ardiente.
La alfarería de aquí produce sólo utensilios muy ordinarios; pero he visto algunos jarros de Melipilla y de Penco, que por su forma y su acabado trabajo podrían pasar por etruscos, que se venden a veces a precios tan elevados como el de 50 pesos y que se usan para guardar agua. Los adornan con listas y varios dibujos blancos y rojos donde el terreno es negro, y donde la tierra es roja o café los adornan con blanco y negro. (Graham. M, 1822, p. 183)
Estudio del Material
Bastidor
- Se hace un bastidor de madera con pino cepillado de 1"x2". Las dimensiones de este son 26cm x 38cm (ancho x alto)
- Se estira la tela Muselina y se engrapa al bastidor.
Tierra
El proceso consiste en 5 pasos:
- Dejar secar la tierra para liberar el exceso de humedad, este paso es esencial para poder
- Moler la tierra con un mortero, ya que si se muele con humedad, se comienza a pegar y hacer pelotones de tierra.
- Tamizar la tierra para evitar piedras, ramitas, etc.
- Agregar agua poco a poco y amasar hasta conseguir una consistencia similar a la masa de pan.
- Formar y dejar secar.
**Mojar cada cierto tiempo con un poco de agua para evitar que se seque por completo
La tierra recolectada se trabajó de 2 maneras:
Secándola al Sol: (considerar días con alta sensación de humedad)
- Tierra bruta: 2276gr
- Tierra procesada: 1146gr
- Tierra perdida: 1130gr
- Agua añadida: 200cc
Secándola en el horno eléctrico: (a temperatura de 250°C durante 40 minutos)
- Tierra bruta: 1947gr
- Tierra procesada: 1309gr
- Tierra perdida: 667gr
- Agua añadida: 250cc
Diferencias y Material conseguido
Estudio de Manos
Se hace un estudio de las manos según el gesto de beber agua con ellas, se procede a realizar una abstracción geométrica de dicho gesto para una posterior proyección de un objeto.
Proyección y Realización de Cuenco
Se realiza la proyección de un objeto, proveniente de la abstracción geométrica del gesto de beber agua con las manos. Esta proyección se realiza en el programa Blender.
Luego, nos reunimos por grupo en la Galería Worm (en mi caso a las 11:20am), y comenzamos a trabajar con la arcilla que cada uno hizo en casa. Algunos pasos de este trabajo fueron:
- Amasar la arcilla
- Espolvorear con cuarzo y (????)
- Seguir amasando hasta conseguir una textura no porosa. Hay que hacer un lulo con la greda, si esta no se rompe al doblar ese lulo, es porque está lista para trabajar.
- Comenzar a armar con cuidado, utilizando herramientas para emparejar, cuñas y cuchillas. Utilizar agua mientras se trabaja para evitar que se vaya secando la greda y quitar excesos con mayor facilidad.
- Una vez listo el objeto, se deja secar.
- Finalmente se pinta y se mete al horno a una Temperatura de (?)°C durante (?)tiempo.
Lámina Final